Ética para periodistas: En el campo de la información son los periodistas los encargados de promover la ética y los buenos valores comunicativos dentro de los medios, guiándose por los principios y las reglas de la comunicación visual, auditiva y escrita como es el manejo de las noticias y de las audiencias. Asimismo es imprescindible que los ciudadanos como parte de la sociedad que consume a diario la información, contribuyan de alguna manera en la transformación de la ética de los periodistas, buscando que todo lo que se transmite en los medios tenga un alto contenido de responsabilidad y de la verdad que se requiere en una buena información. Pero antes de buscar un cambio debemos preguntarnos como seria esto posible en una época en la cual la modernidad y su alta tecnología lo domina todo. “Una de las cuestiones que debiéramos de plantearnos al reflexionar sobre la llamada sociedad de la información, es si realmente las nuevas tecnologías y la expansión de los medios escritos y audiovisuales nos ofrecen condiciones para ser más libres y más demócratas” Victoria camps (opinión publica, libertad de expresión y derecho a la información) Esta es una de las incógnitas mas enunciadas en los últimos tiempos tanto por los especialistas de los medios como por algunos ciudadanos que se interesan en el futuro y los contenidos de lo que a diario consumen en los medios estas personas de todas las edades y todas las clases sociales. Pues en esta era de la información masiva las tecnologías permiten que el ser humano se ausente de su mundo para asistir en segundos a cualquier parte del globo pudiendo inclusive penetrar hasta en la intimidad de las personas y sus hogares pues bien se sabe que mucho de la tecnología militar utilizado para el espionaje durante la guerra fría hoy esta en manos de muchos gobiernos de países latinoamericanos para vulnerar la privacidad de las personas. De ahí proviene en gran parte la falta de responsabilidad de muchos periodistas que gracias a la tecnología pueden acudir a cualquier fuente para informarse sin corroborar si el asunto es verdadero, siendo este un aspecto importante que muchos medios deberían aclarar “la fiabilidad de sus fuentes, pues en muchos informativos lo único que se hace es bajar información del Internet sin cambiar nada o transmitir las imágenes y entrevistas que suministran oficinas de prensa y que están acomodadas a su propia conveniencia. Entonces, así como los destinatarios y los productores tienen un papel importante en los contenidos, es innegable el jugado por el profesional, es decir el comunicador que se ha preparado para el manejo de los medios, es el quien tiene la gran responsabilidad de controlar de alguna manera las actividades comunicativas y los efectos que estas producen en todas las audiencias. Es este profesional, el que conoce la historia de los medios en su contexto y el efecto que estos han producido en su país a través del uso de la propaganda política o social y las transformaciones sociales que esto ha traído, así como los efectos de la violencia televisiva sobretodo en las audiencias infantiles y juveniles. Pero no todo consiste en los medios, debemos hablar también de la conciencia para informar, por que, por una parte los periodistas consideran la libertad de expresión como un derecho fundamental de una nación y por otra estos mismos se aprovechan de ese derecho para abusar de la privacidad y la moral de las personas, es por eso que el periodista como eje central de los medios informativos debe conocer el valor de la información. Por otro lado se encuentra el valor o derecho de la intimidad que últimamente es vulnerado gracias a los numerosos avances tecnológicos en las telecomunicaciones satelitales utilizados por los sectores de seguridad estatales y medios de comunicación con los cuales pueden invadir lo más intimo de la vida privada de las personas Y no solamente se desvirtúa el derecho a la privacidad en la gente de los sectores sociales bajos también en los sectores poderosos sus representantes permanecen bajo el lente de fuego de los medios, que pretenden hacer de su vida un espectáculo al que todos podamos acceder en cientos de lugares pues estamos dispuestos a consumir si consideración alguna. Sin embargo, tanto la libertad de expresión y el derecho a la información no solo son quebrantados por las autoridades militares o los sectores gubernamentales y sus leyes, también existe el poder de las grandes multinacionales de la información dueñas en su gran mayoría de las empresas más importantes de la comunicación en muchos países de Latinoamérica y que dominan totalmente el mercado periodístico. Por eso frente a presiones de toda índole el periodista ético debe ejercer su derecho a informar sin tener en cuenta las limitaciones políticas, esta es una afirmación primordial para la ética periodística pero ¿puede esto aplicarse en algunos países latinoamericanos en donde grupos armados de toda índole amenazan la vida del periodista en todo momento? ¡Es evidente que no! pues lo que prima en nuestros países es el miedo a informar, por lo tanto la ética periodística es de alguna manera ilusoria, pues tanto en gobiernos que siempre han sido de carácter democrático o en los nuevos de tendencias socialistas, el dominio de los medios es fundamental para conseguir que la comunidad internacional vea una imagen de supuesto respeto a los derechos humanos y una prosperidad que realmente no existe. Entonces para que los medios logren ejercer con la ética que necesitamos deben primero alejarse de los intereses infringidos por las conveniencias políticas y económicas, cuestión que talvez posea un rasgo de utopía, aunque pueda de alguna manera hacerse realidad bajo el criterio de algunos periodistas, que si creen en la verdad de la información sin importar la corriente de donde provenga. Por otra parte la responsabilidad del destinatario esta comprometida en cuanto a la forma en que usa los medios por ejemplo para Gerhard schulze existe El síndrome de kaspar hauser que consiste en que “el usuario pasivo comienza a tomar el carácter del individuo totalmente aislado: únicamente se encuentra con el mismo y, si después de un tiempo continúa cómodamente sentado en la tibieza de su propio yo (gerhard schulze), encontrara pocos motivos para cambiar esa situación y difícilmente le resulte atractiva la idea de mirar mas allá de su nariz” Extractado de Wolfgang bergsdorf, “la gran responsabilidad de los medios en la sociedad informatica Entonces el usuario debe comprender que la sociedad de la multi-información en la cual vivimos, debe y puede ser transformada desde la sala de su casa, sitio donde confluyen la radio, la televisión,la prensa escrita y la Internet, cada una informando a su manera. Otra cuestión es la de la confiabilidad de las fuentes utilizadas por los periodistas que en su gran mayoría se atienen solo a la información proveniente de estas sin explorar más allá como dice Teun Van Dijk “los medios no son un espejo de la realidad, no son un mediador neutral, al cual pueda criticársele por su distorsión o cobertura neutral y equilibrada de una realidad objetiva. Más bien son reproductores de ideologías de las fuentes cubiertas” (Van dijk, la noticia como discurso, Paidos Barcelona, 1996, p.28) De esta manera y según lo afirmado por Van Dijk se pude decir que los periodistas solo reproducen lo que les llega a primera mano sin ver más allá de sus narices, siendo esta una cuestión de inadmisible pereza informativa y de falta de investigación y solo por la confiabilidad o la conveniencia que se le da acierto tipo de fuentes, ya sea por que pertenecen a sectores poderosos o por pertenecer a medios noticiosos que dominan el mercado de la información dentro de una nación. ¿Como catalogar a los medios de comunicación dentro de una sociedad? Los medios deben tomar el papel de educadores de las masas pues todas las personas recurren a ellos para informarse, por lo tanto se debe tomar conciencia del papel de formar audiencias responsables que se alejen del sensacionalismo que caracteriza a nuestra cultura, que encuentra en los periódicos amarillistas un gran atractivo disfrutando de las fotografías cargadas de violencia y las imágenes morbosas colgadas en primera plana en los puestos de revistas o en la televisión que a diario muestra imágenes cargadas de violencia y de llanto exhibiendo el terrible conflicto que se vive en muchos países del mundo. Es imprescindible que las pautas éticas de la comunicación se fortalezcan en los medios gracias a la gestión de los periodistas que deben tener ante todo una preparación de carácter teórico, es evidente que para poner esto en practica primero debe existir algo de conciencia moral y el interés que en muchos estudiantes de periodismo o comunicación social esta ausente por completo , por lo tanto es deber del educador del periodismo comenzar a despertar desde la escuela superior la conciencia necesaria para que cuando llegue el momento del ejercicio profesional , el nuevo periodista desarrolle su labor con una gran responsabilidad ética y moral . Lamentablemente se puede observar que para muchos periodistas es mas importante mostrar la crueldad de la guerra en las noticias que la búsqueda de soluciones para el conflicto, es decir, se informa sobre hechos sangrientos y crueles, pero no se da la oportunidad al destinatario para discernir sobre las consecuencias y los orígenes del problema. Para el campo del cubrimiento de conflictos en cualquier lugar del mundo, existen los arriesgados reporteros de guerra, que se encuentran en todos los campos de batalla informando incluso a riesgo de su propia vida por ejemplo, uno con gran trayectoria es el periodista polaco Ryszard kapuscinski, quien ha cubierto numerosas guerras a lo largo de su vida periodística y para el manejo de este tipo de noticias sugiere lo siguiente: "La guerra no puede cubrirse objetivamente porque es hecha por los hombres y ellos son sus responsables, la guerra no es algo abstracto; para mi es un horror y yo no puedo pasar como objetivo ante el horror, La guerra es una tragedia humana en la que nunca gana alguien. Todos pierden" (Kapuscinski, 2001:37). Publicado en: “La ética y la pasión de la guerra en los medios de comunicación” Por Gladys Daza Hernández,Directora de CEDAL - Comunicación Educativa Este reportero aconseja a los periodistas saber manejar el tema de la guerra teniendo en cuenta el origen del conflicto y las fuerzas implícitas en el, también se debe conocer la posición de los bandos, cuidándose de formar parte directa del conflicto por juicios que inconcientemente estén incluidos dentro de la información, de esta manera se le da a la audiencia ideas para generar opinión frente a los hechos. De igual manera le presentación de cadáveres es aberrante para las audiencias, por un parte agrede la sensibilidad del espectador y por otra se esta lesionando la integridad moral tanto de las victimas, como de sus familiares, transformando el dolor en espectáculo. Frente a los hechos que a diario acontecen en el mundo entero se debe tener en cuenta que en los últimos tiempos las personas tiene un mayor acceso de la información y que muchas de las cosas que el periodista informa el espectado ya la sabia con anterioridad o puede tener entrada directa a otras fuentes ya sea por medio de la radio la televisión o el Internet , por lo tanto el periodista debe cuidarse de elaborar una mala información pues en el afán de protagonismo se puede perder la buena imagen como periodista y quedar al descubierto la falta de ética profesional. De esta manera queda al descubierto que el periodista así como tiene el derecho de informar también tiene el deber de respetar a las audiencias, utilizando su libertad de expresión par informar con la verdad y sin sensacionalismos para aumentar el rating además la responsabilidad del periodista es la de buscar la verdad y contribuir de manera positiva en la búsqueda de salidas para los conflictos de una nación y ¡no! como hacen muchos que con sus noticias lo único que hacen es empeorar las situaciones e incluso pierden su propia vida. A estas razones también se une la mentalidad de nuestro tiempo. Así, la tendencia –que, como rasgo típico de nuestras sociedades, es prácticamente común a todas las profesiones– a valorar por encima de todo las reglas de tipo técnico y las habilidades y conocimientos de carácter tecnológico. Muchos estudiantes –en correspondencia con esta mentalidad de la sociedad a la que tratan de incorporarse– consideran que para ejercer una determinada profesión es suficiente con este tipo de conocimientos técnicos. Por el contrario, los contenidos de carácter más general o humanísticos, e incluso hasta los aspectos normativos y valorativos de su propia actividad suelen ser vistos como algo poco útil o relevante en su formación1. Si falta este interés y esta motivación, entonces la lectura y la asimilación de un documento ético sobre su actividad tiene muy difícil competir con, por ejemplo, la presentación de un nuevo programa de ordenador, un nuevo tipo de cámara o una novedad de Internet. Por último, a todo esto se suma que muchos de los estudiantes de las Facultades de Comunicación a mitad de sus estudios ya han realizado prácticas en empresas y medios de comunicación de todo tipo. Con ello adquieren una temprana referencia de la forma en la que se trabaja y actúa en los medios. De este modo, el estudiante recibe mensajes contradictorios entre el aula de la Universidad, por una parte, y las conductas y las rutinas que observa en las redacciones, por otra. Y puestos a elegir, es lo que se afirma en el aula lo que parece poco práctico o necesario para trabajar en la redacción como periodista. Con ello, se produce una singular inversión del punto de vista de los estudiantes de las Facultades de Comunicación: en vez de aprender en las aulas cómo deben ser los medios y tratar de cambiarlos, los estudiantes aprenden cómo se actúa en los medios y entonces cuestionan lo que se les enseña en las aulas. Olvidan entonces que quiénes han elaborado y realizado tales documentos son también periodistas, profesionales en activo con experiencia, dedicación y entrega hacia su actividad, e interés por estas cuestiones; y no los docentes de las Facultades, que nos limitamos a transmitirlos y ponerlos en su conocimiento. Todo lo dicho contribuye en definitiva a que la receptividad hacia estos documentos y sus propuestas no sea todo lo buena que cabría esperar entre los estudiantes y los profesionales del periodismo. Afortunadamente sin embargo, las cosas están cambiando. Se reconoce así cada vez más que los aspectos éticos y normativos del ejercicio profesional son fundamentales para la actividad comunicativa; incluso a la hora de vertebrar efectivamente la profesión periodística y garantizarle el estatus y el reconocimiento que merece. A partir de este cambio de actitud se reconoce entonces la importancia de considerar estos aspectos como una parte esencial más de la formación y el bagaje de todo profesional de la comunicación. Algo que ya quedó claramente apuntado en su día con la aprobación, en 1992, del primer código ético del periodismo español, el del Colegio de Periodistas de Cataluña, en cuya Introducción se lee: En su condición de actores principales del ejercicio de un derecho fundamental, del que son depositarios todos los ciudadanos, los profesionales de la información deben desarrollar su función atendiendo al doble compromiso de la responsabilidad derivada de su importante tarea y del mandato de su propia conciencia, de acuerdo con el ordenamiento constitucional y los principios deontológicos de la profesión periodística. (v. código completo en Aznar, 1999: 189 y ss.) Compromiso profesional y efectividad de los códigos La responsabilidad de los profesionales es en este sentido singular y de especial relevancia. El profesional de cualquier actividad tiene la exigencia moral de prepararse adecuadamente para ejercer su actividad, así como de mantener al día esta preparación mediante su reciclaje continuo. Es precisamente esto lo que le cualifica para ejercer como tal profesional. Ahora bien, esta cualificación no deriva exclusivamente del conocimiento de los aspectos técnicos o tecnológicos de su actividad. Una parte más de ella es su conocimiento de los aspectos normativos que son de aplicación en su actividad. Su cualificación le exige por tanto conocer la existencia y sobre todo el contenido concreto de aquellos documentos que recogen las exigencias éticas y normativas de su actividad. Y siempre, es evidente, con el objetivo último de tratar de hacer efectivas sus recomendaciones en la práctica. Obviamente, este nivel de exigencia varía: es máxima cuando se trata del conocimiento de las normas jurídicas que regulan su actividad y de los códigos deontológicos fundamentales de su profesión, aquellos que, como decíamos, recogen las obligaciones esenciales del periodismo. También es fundamental que conozca los documentos de autorregulación vigentes en su medio o que éste haya podido suscribir. Y finalmente está la exigencia de conocer y poner en práctica las recomendaciones que vayan dirigidos a mejorar el ejercicio de su actividad en cualesquiera aspectos éticos relevantes y sobre cualesquiera tópicos informativos a los que el profesional pueda verse enfrentado en su práctica diaria. Esta exigencia se hace especialmente efectiva durante el período académico de preparación para el ejercicio profesional, de manera que familiarizarse con el contenido de estos documentos éticos debe ser parte esencial del currículo académico de los futuros profesionales. De ahí la importancia de contar en los Planes de Estudio de CC. de la Comunicación con una materia específicamente dedicada a estas cuestiones éticas, además de la propiamente jurídica. Ciertamente, los Planes de estudios de comunicación de la mayoría de las universidades españolas cuentan con una asignatura específica de ética y deontología de la comunicación. Sin embargo, incomprensiblemente si tenemos en cuenta todo lo dicho hasta ahora y todos los documentos recogidos en estas páginas y en otras recopilaciones, hay Universidades que no recogen esta materia en su Plan de estudios o que le conceden un lugar muy secundario, de manera que los estudiantes de estos Centros salen si haber tenido noticia ni conocimiento de ninguno de los códigos éticos de su profesión, ni de los códigos generales ni de los especializados. En todo caso esta exigencia de conocimiento y aplicación de los códigos se hace efectiva –y con mayor fuerza perentoriedad– durante el ejercicio profesional mismo, ya que es en ese momento cuando el profesional debe aplicar en su actividad las recomendaciones contenidas en estos documentos. En este sentido, es fundamental que el profesional mantenga contacto con las organizaciones colectivas de su profesión, ya que son éstas las que deben hacen un esfuerzo permanente por dar a conocer entre sus miembros este tipo de aportaciones éticas, a través de su difusión mediante los boletines y publicaciones internos con que suelen contar, a través de seminarios y encuentros periódicos en los que presentarlos, ponerlos en común y discutirlos, a través de estudios en los que evaluar la eficacia de su aplicación, etc. En todo caso, el deber de formación permanente exige que el profesional conozca todas estas iniciativas éticas, tanto más si se refieren al ámbito especializado de actividad. De este modo, la actualización de la capacitación de los profesionales no debe limitarse a los avances técnicos o las nuevas tendencias de su actividad, sino que debe extenderse igualmente a los aspectos éticos. Son estas iniciativas las que deben contribuir a que las recomendaciones de los códigos éticos del periodismo sean una parte más del contenido teórico y práctico de la formación y el modo de entender el ejercicio activo de cualquier profesional de los medios. Su presencia y reconocimiento habituales constituyen el primer paso para su eficacia posterior. Este primer paso no garantiza el logro del segundo y por tanto el éxito de la aplicación de las recomendaciones contenidas en los códigos, pero lo que es absolutamente seguro es que la aplicación de los códigos no puede en ningún caso darse si previamente no son conocidos y respetados por toda o una gran parte de la profesión periodística.