INTERSECCIONES El Caso de Tomás y Anita 1 Las intersecciones son el resultado de una simple diferencia entre el bagaje cultural, los gustos, el estilo de comunicarse o las ideas que dos personas tienen acerca de su relación. Pensemos en Tomás y Anita, quienes se han estado casados durante casi cuatro meses. Sus peleas comienzan a seguir un patrón predecible. Por lo general, es Tomás quien comienza la discusión: quién está haciendo más trabajo en la casa, por qué Anita no se puso de su parte cuando discutieron con su madre, si se debe gastar o ahorrar la bonificación de fin de año. Cuando las cosas se calientan, Anita acaba con la discusión diciendo: “No quiero hablar de eso en este momento!, y se va. Cuando Anita se encierra o se va, Tomás se queda sintiéndose abandonado y único responsable de la solución de los problemas que hay en su relación. Se queja con los amigos de que “Anita es incapaz de hablar de sus sentimientos, y tiende a negar hasta las cosas mínimas”. Tomás se siente cada vez más frustrado con la incapacidad de los dos para tomar decisiones difíciles o simplemente discutir. Mientras tanto, Anita le confesaba a su hermana que sentía que Tomás la acosaba demasiado. “Todo es una emergencia, todo tiene que discutirse inmediatamente. No le importa qué pienso yo del asunto o si es buen momento para mí. ¡Quería que nos pusiéramos a aclarar un descuadre mínimo en nuestra cuenta corriente la víspera de mi informe general a la junta! Siempre está convirtiendo las cosas minúsculas en grandes problemas que tenemos que discutir durante horas”. Cuando por fin Tomás y Anita hablan explícitamente sobre que les está pasando, se dan cuanta de que sus experiencias pasadas les han creado una intersección conflictiva en su manera de concebir las comunicaciones y las relaciones. La madre de Tomás tenía problemas con el alcohol que fueron aumentando en el curso de su niñez. Tomás era el único miembro de la familia que quería hablar de lo que estaba pasando. Su padre y sus hermanas se negaban a hacerlo, y actuaban como si nada malo sucediera. Pasaban por alto la conducta errática de la madre, sin duda en el intento de aferrarse inconscientemente a la esperanza de que la situación mejorara de algún modo. Pero esto no pasó. Tal vez por ese motivo Tomás siente que discutir y tratar de solucionar los problemas de manera inmediata es crucial para que su relación con Anita siga siendo sana. El hogar de Anita era completamente distinto. Su hermano tenía una limitación mental, y la vida giraba en torno a su horario y a sus necesidades. Aunque Anita quería mucho a su hermano, de vez en cuando necesitaba un respiro del constante remolino de preocupaciones, crisis y cuidados que la rodeaba. Aprendió a no reaccionar demasiado pronto ante un posible problema y se esforzó mucho por establecer la distancia que necesitaba en una familia tan cargada emocionalmente. Las reacciones de Tomás a sus desacuerdos amenazaban esa distancia que se había construido con tanto cuidado. 1 Material extraído del Libro Negociación, una orientación para enfrentar conversaciones difíciles. Dougles Stone, Bruce Patton y Sheila Heen. Editorial Norman, New York 1999. 1 Aquí vemos cómo la combinación de estas dos visiones distintas produce un sistema de interacción en el cual Tomás habla y Anita se retira. Trabajando dentro del sistema de asignación de culpas, Tomás llegó a la conclusión de que las dificultades de su relación eran culpa de Anita, porque “se negaba a hablar” y “no podía enfrentar los sentimientos”. Y Anita decidió que Tomás tenía la culpa de las dificultades, porque “se preocupaba demasiado” y “la acosaba”. Al pasar al terreno de la contribución, la pareja pudo unir los elementos del sistema que los llevaba a pelearse y buscar la manera de manejarlo. Sólo entonces mejoró la comunicación. Tomás y Anita tuvieron la fortuna de entender su interferencia a tiempo para hacer algo al respecto. No hacerlo puede ser un desastre. De hecho, tratar una interferencia como una cuestión de justo contra injusto es algo que lleva a la muerte a muchísimas relaciones. Cuando una relación comienza, en enamoramiento puede impedir que la pareja se dé cuenta de las faltas del otro. Más tarde, a medida que la relación se profundiza, cada uno nota pequeñas molestias en la manera de portarse del otro, pero tiende a no preocuparse. Supone que, con el tiempo y gracias a su ejemplo, el otro aprenderá a mostrar más afecto, a ser más espontáneo o a mostrarse más preocupado por no gastar en exceso. El problema es que las cosas no cambian porque cada uno está esperando a que el otro cambie. Y entonces la pareja empieza a preguntarse si el otro sí lo quiere lo suficiente. Mientras sigamos viendo esto como una cuestión de justo contra injusto, más que como una intersección, no hay manera de evitar el fracaso. Por el contrario, las relaciones exitosas, lo mismo en nuestra vida personal que en los negocios, se construyen sobre el principio de que las interferencias nadie tiene la culpa. La gente simplemente es distinta. Si queremos seguir juntos por mucho tiempo, a veces tendremos que encontrar un término medio. 2