http://www.scba.gov.ar/falloscompl/TCBA/2006/8127.doc

Anuncio
Causa Nø 8.127
´Recurso de Casaci¢n interpuesto
por el Ministerio P£blico Fiscal
en causa Nø 203-1188¹
En la ciudad de La Plata a los dos días del mes de mayo del
año dos mil seis, siendo las ........ horas, se reúnen en Acuerdo
Ordinario los señores Jueces de la Sala Primera del Tribunal de
Casación Penal de la Provincia de Buenos Aires, doctores Carlos
Angel Natiello, Horacio Daniel Piombo y Benjamín Ramón Sal
Llargués, para resolver en causa N° 8127 de este Tribunal, caratulada
"Recurso de Casación interpuesto pro el Ministerio Público
Fiscal en causa N°203-1188¹. Practicado el sorteo de ley, resultó
que en la votación debía observarse el orden siguiente: SAL
LLARGUES — PIOMBO - NATIELLO, procediendo los mencionados
magistrados al estudio de los siguientes:
ANTECEDENTES
Llega esta causa a este Tribunal por recurso propio interpuesto
por el señor Agente Fiscal adjunto a cargo de la Unidad Funcional de
Investigación
N°3
de
la
Fiscalía
General
de
Cámaras
del
Departamento Judicial Necochea, contra la sentencia recaída en las
actuaciones “M., A. E. y S. O. J. L. s/coacción”, Expte. T. C. N°203 —
1188, por la que se decidiera por mayoría imponer las costas del
proceso al Estado Provincial.
Se agravia el presentante por cuanto considera que el
resolutorio en crisis transmuta al proceso penal el principio objetivo de
la derrota en la imposición de costas, de corte netamente civilista,
conculcando de esta manera lo normado por el artículo 532 del
ordenamiento ritual, en cuanto establece que: “Los representantes del
Ministerio Público Fiscal... no podrán ser condenados en costas...”
Se queja de que el fallo impugnado aplica a un proceso
eminentemente público, principios de derecho privado, enraizados
con el poder de disposición de las partes en dicho proceso, que no
tienen su paralelismo en el proceso penal. Afirma que el Ministerio
Público Fiscal no puede disponer de la acción emergente de delitos
de acción pública o de los delitos dependientes de instancia privada
—en los cuales se haya instando la acción— siéndole solamente
factible aplicar principios de oportunidad.
Considera que el resolutorio impugnado conculca el derecho
del Ministerio Público Fiscal de ejercer libremente la acción penal
pública colocando sobre sus espaldas una eventual condena en
costas contra el Estado Provincial, limitando de esta manera sus
facultades persecutorias.
De seguido, transcribe párrafos de la sentencia en lo que hace
al tema motivo del recurso y sostiene que de los fundamentos que allí
se exponen surge manifiesta la improcedencia.
Reitera que la pretensión de aplicar en el proceso penal
(derecho público), los principios del derecho privado genera graves
inconsecuencias que puntualiza. Así, considera que en el derecho
civil, rige el principio dispositivo, siendo una facultad de la parte
actora desistir del proceso o del derecho mientras que en el proceso
penal, en los delitos de acción pública o de acción pública
dependiente
de
instancia
privada,
habiéndose
ejercido
la
correspondiente instancia de la acción penal, el pretensor público
debe ejercer la acción penal, siéndole factible aplicar solamente
principios de oportunidad una vez arribadas las actuaciones ante el
Tribunal Oral o ante el Juzgado Correccional. Agrega a esos
argumentos que el proceso civil es impulsado por las partes, siendo
una facultad de la parte actora la continuación o no del proceso
mientras que en el proceso penal ello es un deber insoslayable del
Ministerio Público en el ejercicio de la acción penal pública.
Aduna a sus dichos, la afirmación de que el denominado
acuerdo de Fiscales, previsto por el artículo 326 del ceremonial obliga
al agente fiscal que se designe a elevar la causa a juicio, no
poseyendo dicho integrante del Ministerio Público otra opción.
Causa Nø 8.127
´Recurso de Casaci¢n interpuesto
por el Ministerio P£blico Fiscal
en causa Nø 203-1188¹
Lo afirmado en cuanto agravios de su parte, es lo que le
permite sostener luego la inconsecuencia de la aplicación de
principios de derecho privado al procedimiento penal pues considera
que es el propio legislador el que obliga al Ministerio Público a ejercer
la acción penal pública, obligándolo en el supuesto previsto por el
artículo 326 del ceremonial a incoar la acusación fiscal.
A su vez, se agravia por considerar que el resolutorio en crisis
conculca lo normado por el artículo 532 del ordenamiento ritual, en
cuanto exceptúa a los representantes del Ministerio Publico Fiscal del
pago de las costas, lo que según su entender, abarca como lógica
consecuencia, la excepción al Estado Provincial, siendo el Ministerio
Público un mero ejecutor del derecho público del Estado de perseguir
a los delincuentes.
Sostiene que la imposición de costas al estado provincial
coarta el libre ejercicio de la acción penal pública, en cuanto coloca a
los integrantes del Ministerio Público fiscal ante la amenaza inminente
de ser condenados en costas, ante la pérdida del proceso,
afectándose de esta manera la garantía constitucional del debido
proceso (art. 18 de la CN).
Argumenta finalmente que en ningún momento la parte
contraria solicitó la condena en costas al Estado Provincial.
Pide casación del resolutorio en crisis haciendo cesar la
obligación del Estado Provincial de hacerse cargo de las costas del
proceso.
Corrida que fue la vista de rigor, a fs. 33/36 del presente legajo
se expide el abogado defensor de quienes fueran absueltos por el
pronunciamiento actualmente en crisis, Dr. Adolfo Raggio.
Manifiesta que su presentación se debe a que el agravio
aducido por el Ministerio Público Fiscal involucra intereses personales
y directos suyos toda vez que se trata de la percepción de honorarios
profesionales y que por tanto, es en esa inteligencia que se dedicar a
contestar las quejas introducidas por la aquí recurrente, en la medida
que ello importe su legítimo ejercicio del derecho de defensa y la
consagración del debido proceso.
Al momento de comenzar su descargo, manifiesta que los
agravios de la contraparte carecen de todo sustento jurídico, por lo
que el recurso debe ser rechazado, confirmando de tal suerte el
decisorio recurrido.
Para ello, agrupa los agravios del recurrente en tres grupos
diferentes donde el primero trata de la conculcación de lo normado
por el art. 532 del rito; el segundo sobre la aplicación a un proceso
eminentemente público (como el penal) de principios del derecho
privado, que no tiene paralelismo en el proceso penal, ya que según
afirmó el recurrente las partes no tienen capacidad de disponer de la
acción, y solo pueden ejercer el principio de ´oportunidad¹; y en tercer
lugar, sobre el menoscabo al derecho del Ministerio Público Fiscal de
ejercer libremente la acción penal pública “colocando sobre sus
espaldas una eventual condena en costas contra el Estado
Provincial”, lo que a modo de ver del recurrente limitaría las
facultades persecutorias.
Responde el primer agravio diciendo que la norma del art. 532
es la que tácitamente autoriza la imposición en costas del modo en
que se lo hizo.
Hace notar, al respecto, que en las disposiciones ceremoniales
que se refieren a las costas, no existe dispensa alguna que
excepcione el principio general que establece la 1° parte del art. 531
del C.P.P.
Afirma en consecuencia que resultaría asimétrico pensar que
cuando la norma se refiere a “la parte vencida” exclusivamente lo esté
haciendo en alusión al imputado, excluyendo a la acusación, que
desde la sanción de la ley 11.922 tiene el claro carácter de parte
contradictoria dentro del proceso. Así, entiende que la única dispensa
Causa Nø 8.127
´Recurso de Casaci¢n interpuesto
por el Ministerio P£blico Fiscal
en causa Nø 203-1188¹
que establece el art. 532 lo es en relación a los mandatarios — “el
representante
del
Ministerio
Público
Fiscal
o
los
abogados
defensores” — pero considera que la misma no puede ser entendida
como extendida a los mandantes (llámese imputado o Estado
Provincial, que como expropiador de los conflictos de acción pública,
tiene a su cargo la persecución penal).
Manifiesta que pensar lo contrario configuraría un desequilibrio
en la relación existente entre la parte imputada y la parte
persecutoria, que de por sí es desproporcionada.
Resume su respuesta al primer agravio del presentante
arguyendo que el agraviodicente confunde de modo inexplicable la
clara letra del art. 532 del C.P.P. queriendo asignarle un significado
que en modo alguno contiene y que es directamente opuesto a la
tesis que sostiene.
Al segundo agravio relacionado con la falta de paralelismo
entre el derecho público y el privado considera al mismo como
inconsistente y carente de asidero lógico y jurídico. Sustenta sus
dichos afirmando que la naturaleza pública del proceso no puede
constituir un valladar para la imposición de las costas al estado y
ejemplifica con la materia contencioso - administrativa donde jamás
se ha discutido, cuando el estado resulta perdidoso, la imposición de
las costas del proceso al mismo.
Afirma que no se trata en el particular de mensurar la
posibilidad dispositiva del Ministerio Público Fiscal sino de valorar el
modo de finalización del pleito, y en tal sentido establecer cuál de los
contendientes debe ser considerado vencido.
En relación al tercer agravio, vinculado con la conculcación de
la liberad del ministerio público fiscal para el ejercicio de la
persecución penal rechaza al mismo totalmente. Agrega que el
recurrente nada debe temer si ha desempeñado sus funciones dentro
de los límites lógicos de sus actividades ya que según afirma, las
costas, en modo alguno, ser n cargadas a su persona con lo que lo
que cataloga como un bill de indemnidad pretendido por el
presentante resulta bastante confuso.
En este sentido manifiesta que la amenaza de la imposición de
costas obrar como un limitador para las persecuciones injustas o
infundadas y que en atención a los intereses que se involucran en la
contienda penal, sería injusto pensar —según considera— que el
procesado, además de soportar la incuria estatal de una acusación
indebida, deba soportar las costas del proceso, por lo que el
Ministerio Público Fiscal debe, en su opinión, extremar sus recaudos
de “selección” de los casos que pueden ser llevados a juicio, evitando
al justiciable la penosa tarea de sentarse en el “banquillo de los
acusados” cuando no existe mérito para ello.
Solicita se confirme la sentencia recurrida en todo cuanto es
materia de agravio. Hace reserva del caso federal.
Encontrándose la causa en estado de ser resuelta, los señores
jueces de la Sala I del Tribunal de Casación de la Provincia de
Buenos Aires decidieron plantear y resolver las siguientes:
CUESTIONES
1°) ¿Es admisible el presente recurso?
2°) ¿Es fundado?
3°) ¿Qué pronunciamiento corresponde dictar?
A la primera cuestión planteada el señor juez, doctor Sal
Llargués, dijo:
Se trata de sentencia definitiva y quien recurre es parte
legitimada para hacerlo. Se da cumplimiento a las formalidades de ley
y se invocan motivos casatorios, todo ello de conformidad a las
normas de los arts. 448, 450, 451 y 452 inc. 1°del C.P.P.
Causa Nø 8.127
´Recurso de Casaci¢n interpuesto
por el Ministerio P£blico Fiscal
en causa Nø 203-1188¹
Voto por la afirmativa.
A la misma primera cuestión planteada el señor Juez,
doctor Piombo, dijo:
Adhiero al voto del doctor Sal Llargués y doy el mío en igual
sentido y por los mismos fundamentos.
Voto por la afirmativa.
A la misma primera cuestión planteada el señor Juez,
doctor Natiello, dijo:
Adhiero al voto de los colegas preopinantes en igual sentido y
por los mismos fundamentos.
Voto por la afirmativa.
A la segunda cuestión planteada el señor juez, doctor Sal
Llargués, dijo:
Creo que la negativa es la única respuesta que se puede
desprender del análisis de la norma que rige la materia en cuestión.
Sin embargo no queda nada dicho si la afirmación precedente no se
funda. Para ello, considero menester acudir, del universo de criterios
rectores de la interpretación, a aquel que impone el propio límite de
resistencia semántica pues creo que desde ese otero y sin esfuerzos
puede brindarse una interpretación en sentido teleológico.
En efecto, dice la norma del art. 530 del rito que toda
resolución que ponga término a la causa o a un incidente, deber
resolver sobre el pago de las costas procesales y un pronunciamiento
absolutorio lo es.
En segundo lugar, el art. 531 establece que “las costas serán a
cargo de parte vencida” (la negrilla me pertenece), con lo que es
claro que se est haciendo referencia al concepto procesal de parte y
no al jurídico de persona como pareciera confundir el peticionante.
Sentada así la regla, el propio art. 531 establece las bases de
una excepción, concediendo una facultad al organismo interviniente
para eximir a la parte, total o parcialmente del pago de las costas y
ello en razón de que aquella hubiera tenido razón plausible para
litigar.
Así las cosas, la télesis del legislador en la materia no presenta
ningún tipo de fisuras. Luego, si se considera que en todo proceso
penal, las partes básicamente intervinientes son el imputado con su
defensa y el estado, representado por el ministerio público fiscal,
pocas dudas pueden quedar respecto de a quién se impondrán,
conforme las reglas enunciadas supra, las costas del proceso.
Si el litigio es entre un presunto autor de un ilícito y el Estado,
absuelto el primero, el Estado ser quien deber cargar con las costas
del proceso por ser éste la parte vencida.
Ello no obstante, el propio legislador se expide además sobre
los representantes del Ministerio Público Fiscal y los abogados y
mandatarios que intervengan en el proceso, regulando que ellos, ya
no como partes sino como personas, no podrán ser condenados en
costas. Una vez más, el legislador sienta una segunda regla sobre las
costas y elige aquella que establece que las mismas son para las
partes y no para sus representantes. Así y todo, también incluye una
excepción, cual es que en casos especiales pueda disponerse lo
contrario, y todo ello, desde ya, sin perjuicio de las sanciones penales
y disciplinarias que pudieran corresponder.
No mediando en la sub lite supuesto de excepción de los que
prevé la norma del art. 532 por los que pudiera agraviarse en su
persona el señor representante del ministerio público fiscal aquí
recurrente y habiendo resultado vencido el Estado provincial como
parte, la condena en costas al mismo se presenta como totalmente
ajustada a derecho.
Voto por la negativa.
Causa Nø 8.127
´Recurso de Casaci¢n interpuesto
por el Ministerio P£blico Fiscal
en causa Nø 203-1188¹
A la misma segunda cuestión planteada el señor juez,
doctor Piombo, dijo:
Debo apartarme del parecer de quien lleva la voz cantante en
este acuerdo.
No puede imponerse las costas al Estado porque es éste,
precisamente, quien sufraga los gastos de toda la administración de
justicia. Sería hacerle abonar dos veces lo que obedece a la misma
causa.
Tampoco el hacer frente a los estipendios devengados por los
abogados particulares, toda vez que un servicio gratuito de
asesoramiento en materia penal se halla a disposición de todos los
habitantes del suelo argentino. Por supuesto que si el inculpado en un
ilícito desea algo mejor, lo obtendrá pero a su costa. Y esto es así en
toda función que ejerce el Estado con carácter de servicio público.
Los hospitales comunitarios (nacionales, provinciales y municipales)
aseguran el servicio de salud en forma gratuita; mas si alguien quiere
una medicina de excelencia, la obtendrá a su costa confiando en
prestadores privados. Lo mismo ocurre con la educación y la
seguridad. Si un administrado una mayor protección o tranquilidad,
como también una mejor educación, la nación jurídicamente
organizada le brinda la oportunidad de contratarla. Pero nunca
pueden gravitar esas costas extras sobre el resto de la comunidad,
que se limita a ofrecer un mínimo igualitario y democrático.
Lo dicho respecto de los representantes del Ministerio Público
en el art. 532 del C. P. P., establece un cartabón claro, pues sólo a
ellos y en los casos en que la ley especialmente lo determine, puede
pensarse en una imposición de costas. De ahí que mi voto sea
afirmativo.
A la misma segunda cuestión planteada el señor juez,
doctor Natiello, dijo:
Adhiero al voto del Dr. Piombo y doy el mío en igual sentido y
por los mismos fundamentos.
Voto por la afirmativa.
A la tercera cuestión planteada el señor juez, doctor Sal
Llargués, dijo:
Tal como han sido votadas las cuestiones precedentes y
dejando a salvo mmi opinión, corresponde: 1) declarar admisible el
recurso presentado por el Agente Fiscal Adjunto a cargo de la U.F.I.
N° 3 del Departamento Judicial Necochea, Dr. Guillermo Sabatini en
causa n° 203-1188 y; 2) por mayoría casar el resolutorio en crisis en
lo que respecta al acápite II del mismo manteniendo el resto de las
declaraciones contenidas en el fallo, sin costas en esta instancia.
(Arts. 448, 450, 451, 452 inc. 4, 456 1° párrafo, 460; 530 y 532 del
C.P.P.)
Así lo voto.
A la misma tercera cuestión planteada el señor juez,
doctor Piombo, dijo:
Adhiero al voto del doctor Sal Llargués y doy el mío en igual
sentido y por los mismos fundamentos.
Así lo voto.
A la misma tercera cuestión planteada el señor juez,
doctor Natiello, dijo:
Adhiero al voto de los colegas preopinantes y doy el mío en
igual sentido y por los mismos fundamentos.
Así lo voto.
Con lo que terminó el Acuerdo dictándose la siguiente:
Causa Nø 8.127
´Recurso de Casaci¢n interpuesto
por el Ministerio P£blico Fiscal
en causa Nø 203-1188¹
SENTENCIA
Por lo expuesto en el Acuerdo que antecede, el Tribunal
resuelve:
I.- Declarar admisible el recurso presentado por el Agente
Fiscal Adjunto a cargo de la U.F.I. N°3 del Departamento Judicial
Necochea, Dr. Guillermo Sabatini en causa n° 203-1188
II.- Por mayoría casar el resolutorio en crisis en lo que respecta
al acápite II del mismo manteniendo el resto de las declaraciones
contenidas en el fallo, sin costas en esta instancia.
Arts. 448, 450, 451, 452 inc. 4, 456 1° párrafo, 460, 530 y 532
del C.P.P.
III.- Cumplido con el registro legal, pase a la Mesa única
General de Entradas, conforme al Acuerdo Extraordinario del pleno
suscripto con fecha 28/12/04, para su notificación con copia
certificada de lo aquí resuelto al Tribunal Criminal N° 1 del
Departamento Judicial Necochea. Oportunamente archívese.
Arts. 33 y 36 del Reglamento Interno del Tribunal de Casación.
Fdo.: BENJAMIN RAMÓN SAL LLARGUÉS; HORACIO DANIEL
PIOMBO; CARLOS ANGEL NATIELLO. Ante mi: Cristina Plaché
Descargar