JÓVENES ANTE LA CRISIS. LA INCIDENCIA DEL GÉNERO EN LAS ESTRATEGIAS FORMATIVAS, LABORALES Y VITALES DE LA POBLACIÓN JOVEN CON ESTUDIOS UNIVERSITARIOS Alícia Villar Aguilés Sandra Obiol Francés Departamento de Sociología y Antropología Social Universitat de València [email protected] Resumen La situación de crisis económica y social puede afrontarse desde diferentes estrategias por parte de la población joven con estudios universitarios, tanto por lo que se refiere a sus decisiones en el terreno formativo, laboral, como familiar. Actualmente, las transiciones juveniles hacia el mercado laboral y la adquisión de autonomía familiar se están viendo afectadas por los altos niveles de incertidumbre debido a la coyuntura socioeconómica y a los mensajes que se están haciendo extensivos sobre las posibilidades de emigrar hacia otros destinos europeos o internacionales. En el caso de las tituladas y los titulados universitarios esta coyuntura adquiere unas connotaciones específicas porque se evidencia que la inversión educativa realizada, por ellos o ellas, así como por sus familias, no está obteniendo los resultados esperados en términos de movilidad social. En la comunicación que presentamos se exponen los primeros resultados de nuestra investigación sobre las estrategias de las y los universitarios ante su futuro inmediato. El foco de la comunicación se dirige al análisis de datos secundarios realizado tras una previa revisión de aportaciones teóricas sobre estrategias de la población joven ante estos fenómenos sociológicos, atendiendo especialmente al peso del género. La hipótesis de la que partimos es que mujeres y hombres jóvenes diseñan estas estrategias de manera diferente, detectándose en las mujeres una menor frecuencia al cambio y una mayor justificación de sus decisiones encuadradas en la esfera reproductiva. Los resultados obtenidos del análisis preliminar apuntan a que el género es una variable significativa para comprender la configuración de las estrategias vitales juveniles en cuanto a la manera de afrontar la crisis económica y social que se vive en la actualidad. Palabras clave: transiciones juveniles, titulados universitarios, migraciones cualificadas, mercado de trabajo, género 1 La actual crisis económica y las respuestas que se están dando desde instancias institucionales están afectando profundamente a los jóvenes, precarizando, aún más, sus condiciones laborales y vitales. En el caso de los jóvenes con estudios universitarios la coyuntura socioeconómica adquiere unas connotaciones específicas, porque, aunque la educación actúa como un componente central en el proceso de estratificación social y los títulos universitarios operan como vehículos de movilidad social ascendente, las investigaciones sobre ascenso social están mostrando que en las cohortes más jóvenes se observa que los títulos superiores han recobrado su carácter clasista, con lo que recae un mayor riesgo de subocupación en aquellos jóvenes universitarios que pertenecen a clases más bajas (Martínez y Marín, 2010). Así pues, en muchas ocasiones, se evidencia que la inversión educativa realizada por ellos y sus familias, en parte, como una estrategia de ascenso social no obtiene hoy el resultado esperado. Esta circunstancia profundiza en la sensación de incertidumbre, característica que numerosos autoras y autores contemporáneos han identificado como definitoria de la actual sociedad occidental. Ante esta circunstancia, los jóvenes pueden desarrollar estrategias -formativas, laborales y vitales- de diferente tipo; conocerlas y valorar su peso es el objetivo fundamental de la investigación que aquí presentamos. El proyecto en el que se basa esta comunicación tiene por título “La decisión entre irse o quedarse. Análisis de las estrategias formativas, laborales y vitales de los jóvenes universitarios valencianos ante la crisis económica”1, a partir del cual se pretende obtener un mayor conocimiento sobre los factores que llevan a los jóvenes valencianos con estudios superiores a establecer unas estrategias u otras respeto a su futuro y el peso que tienen los distintos componentes sociológicos, como es el género. Se trata de un trabajo en curso en el que, como toda investigación, ni tiempos ni recursos responden siempre a las expectativas marcadas. En consecuencia los hallazgos que mostramos son todavía provisionales, por lo que deben ser tratados con prudencia, a pesar de que consideramos que resultan significativos en una primera aproximación al tema de análisis por las tendencias que apuntan y por las líneas de reflexión que abren. En primer lugar, contextualizamos brevemente la investigación que origina esta comunicación; en segundo lugar, analizamos los datos sobre el perfil del estudiantado de 1 Forman el equipo de investigación junto a las autoras de la comunicación: Joan Carles Bernad, Benno Herzog y Francesc Hernàndez Dobon, todos profesores en la Universidad de València. 2 postgrado a la Universitat de València, sujeto de estudio de nuestra investigación; seguidamente, hacemos una primera aproximación a los efectos de la actual crisis económica sobre los jóvenes valencianos y en qué grado la emigración a otros países se identifica como una opción posible a partir del estudio de los escasos datos secundarios disponibles; finalmente, apuntamos algunas reflexiones que supondrán las principales líneas a seguir por nuestro estudio en los próximos meses. 1. Crisis económica, incertidumbre y juventud El cambio que se está produciendo en la sociedad occidental a consecuencia de la crisis del petróleo de la década de los 70 y que, actualmente, se está acelerando a causa de la crisis económica y social, ha sido estudiado por numerosos autores (Bauman, 2001, 2003, 2005a, 2005b, 2005c, 2006, 2007a, 2007b; Beck, 1996, 1998, 2000, 2002; Beck y BeckGernsheim, 2001, 2003, 2008; Beck-Gernsheim, 2003; Beck, Giddens y Lash, 1994; Castel, 1995, 2003, 2009; Giddens, 1991, 1995, 2000; Sennett, 2000, 2006; Young, 2007), en los que la incertidumbre y el riesgo han ocupado un lugar predominante como elemento de análisis central y relacionados con los cambios que están experimentando el trabajo, las relaciones familiares o el Estado del bienestar (Blossfeld et al. 2005, 2006, 2008a, 2008b; Lewis, 2006a, 2006b; Lupton, 1999; Lupton y Tulloch, 2002, Obiol, 2007, 2010, 2011, Taylor-Gooby, 2004). Las relaciones laborales se están volviendo más frágiles. Esta es una constatación apreciable en las estadísticas autonómicas, estatales e internacionales que indican la disminución de los contratos indefinidos, la proliferación de contratos no definidos y la pérdida de poder de los sindicatos, entre otras evidencias (Vielle y Walthery, 2003). Una precariedad que está afectando en mayor medida al estatus laboral de los más jóvenes, un colectivo que ya sufría de una gran fragilidad en la estructura ocupacional en tiempos de bonanza económica. Además, hay que tener presente las problemáticas específicas que sufre el mercado laboral valenciano y español: paro elevado, precariedad laboral, grado de segmentación laboral (Banyuls et al.2009; Recio, 2010). La debilidad de la estructura productiva, potenciada en las últimas décadas, donde el desarrollo de actividades de servicios de productividad y que demandaban gran cantidad de mano de obra no cualificada, ha dado lugar a una expansión 3 del desempleo de baja calidad que no ha satisfecho las expectativas laborales de una parte importante de la juventud, un hecho que se acentúa en el conjunto de jóvenes más cualificados. Ante este contexto parece que se está produciendo una nueva ola emigratoria de jóvenes, españoles y valencianos, con una formación de nivel superior (grado y postgrado universitario) que está generando interrogantes y dilemas para los que no existen, de momento, respuestas concisas. Autores como Alaminos y Santacreu (2010) y Alaminos et al. (2010) han realizado interesantes investigaciones sobre las migraciones cualificadas con resultados que nos ofrecen una idea ajustada de los motivos que tendrían los jóvenes cualificados para emigrar hacia otros estados europeos y otros destinos internacionales, poniendo de relevancia las diferencias existentes respecto a la posición ocupada en la estructura social, especialmente en cuanto al género y el nivel de estudios de los padres. En otros casos, el análisis se centra en la movilidad internacional de los estudiantes y de la comunidad científica (Ackers, 2005; Brandi, 2006; González Ramos, 2009, 2011), una movilidad en gran parte motivada por la posibilidad de adquirir mayores calificaciones y oportunidades formativas y laborales, la creación de redes profesionales, además de nuevas y mejores experiencias vitales. Así pues, la movilidad internacional de los titulados universitarios españoles no parece sólo vinculada a razones de pobreza o fallida social y política, sino también al deseo de mejorar sus competencias profesionales y tener puestos de trabajo mejores en el país de destino, un hecho que pone en evidencia la complejidad y multidimensionalidad de las migraciones (González Ramos, 2011; González Ramos y Vergés, 2011). La movilidad de jóvenes hacia Europa no es un fenómeno nuevo, sin embargo, en las dos últimas décadas se han abierto las posibilidades de contemplar otras opciones formativas, laborales y de vida en comparación con épocas anteriores. Un ejemplo es el Programa Erasmus, en el que España tiene la mayor tasa de movilidad de estudiantes universitarios hacia Europa (Comisión Europea, 2011). A nivel formativo las facilidades respecto la movilidad estudiantil son patentes, tal como sostiene el lema del programa impulsado por la Unión Europea (UE), "Youth on the Move", una de las principales iniciativas de la Estrategia 2020 para el crecimiento. No obstante, podemos afirmar que la creciente movilidad de jóvenes españoles con estudios superiores puede estar representando un 4 fenómeno sociológico sin precedentes alimentado por varios factores: por el elevado paro juvenil y su reciente aumento, por la amplia proporción de juventud sobrecualificada y por la creciente incertidumbre que impregna el panorama social y laboral en los últimos años y que repercute en la población juvenil viendo menguados sus proyectos laborales y de emancipación familiar. A estos elementos se debe añadir, necesariamente, la creciente desconfianza de la ciudadanía en la clase política y su capacidad de gestión de los recursos públicos ante la proliferación de casos de corrupción. Este fenómeno sociológico reciente está generando preocupación a todos los niveles, desde los estratos poblacionales más populares, hasta los niveles de planificación política, llegando, también, a las propias instituciones de formación superior donde emergen interrogantes sobre la sobrecualificación o sobre la fuga de talento de las personas graduadas. En los últimos meses los medios de comunicación, así como las redes sociales virtuales se han hecho eco de este fenómeno a través de reportajes, artículos de opinión y ciberactivismo2 donde se aprecian las inquietudes que genera el incremento de la emigración valenciana –y española- hacia otros países a través de testimonios reales de sus protagonistas: los jóvenes que se han marchado hacia otro país para buscar trabajo o que están planteándose esta opción en un futuro próximo. El caso valenciano resulta de especial interés al tratarse de un territorio especialmente castigado por la crisis económica y, también, por la gestión que ha hecho su gobierno en manos del Partido Popular desde 1995. Una gestión basada en la priorización de los grandes eventos, en la política de escaparate y en la creación de una red clientelar para el mantenimiento en el poder (Alcaraz, 2009) que no está ofreciendo oportunidades reales para la adecuación del mercado de trabajo con el nivel formativo de las nuevas generaciones. 2. Expansión del sistema universitario: algunos datos de demografía universitaria al Estado español y al sistema universitario valenciano 2 Existen varios ejemplos recientes de activismo social y político promovido, principalmente, por jóvenes a través de Internet: www.juventudsinfuturo.net o www.afectadosporlahipoteca.com. La iniciativa #NoNosVamosNosEchan invita a los jóvenes que se han marchado a ubicarse en el mapa mundial y a contar brevemente su experiencia. El grupo valenciano de música Orxata Sound System lanzó una idea a través de Twitter dirigida a jóvenes valencianos que han marchado a otros lugares por motivos de estudios o trabajo para que enviaran tuits sobre su situación y componer de manera colectiva la letra de la canción “Aspra Diàspora” (Áspera Diáspora). 5 En los últimos 20 años si una característica ha acompañado al sistema universitario es la de la expansión, lo cual queda avalado por la evolución de las estadísticas universitarias, tanto por el aumento de la matrícula universitaria, la creación de nuevas instituciones e instalaciones, como por el crecimiento del gasto público dedicado a la educación universitaria. El sistema universitario español inició un proceso de abertura y masificación a partir de los años 80, pasando de 170.000 estudiantes en 1960 a 700.000 en 1980. No obstante, es a partir de los años 90 cuando el crecimiento es especialmente considerable y cuando se produce el fenómeno conocido como masificación. Por lo que respecta al número de instituciones universitarias, en 1975 había 28, diez años después 35 y en 2010 se llegó a 78 universidades. Además del aumento cuantitativo, se han producido importantes cambios y transformaciones cualitativas que se vinculan con la consolidación del sistema democrático y la presencia en el contexto europeo, como es el incremento de las mujeres universitarias, la creación de programas de intercambio internacional, como es el Programa Erasmus o la matrícula de estudiantes internacionales, especialmente significativa en los estudios de doctorado. Estas son algunas de las transformaciones del sistema universitario español en los últimos años consideradas generalmente como positivas, sin embargo, hay otras que han sido y son objeto de crítica, como la inmersión de las empresas privadas y la financiación privada en el sistema universitario público. El papel que juegan dentro de la universidad las empresas privadas ha cobrado fuerza e importancia, especialmente, a partir de los primeros años del siglo XXI. La financiación privada ha penetrado en el sistema universitario público mediante mecanismos de patrocinio y como una inyección habitual de recursos, tanto para el campo de la formación como en la investigación, lo que significa que la empresa privada ha conseguido, directa o indirectamente, una mayor presencia y posicionamiento en cuanto a las decisiones en el seno de la universidad pública. Junto a esta inmersión de la empresa privada en la universidad pública, durante los últimos años se ha dado otro fenómeno destacado que en cierta medida puede considerarse una variante del anterior: la creación y consolidación de las universidades privadas. Hasta el año 1952 había cuatro universidades privadas, un número que no varió durante los siguientes 40 años hasta que en 1991 se constituye la Universitat Ramon Llull. A partir de entonces se acelera la creación de universidades privadas. 6 Actualmente, en el sistema universitario español conviven diferentes estructuras formativas, las titulaciones anteriores a la reforma del Espacio Europeo de Educación Superior (EEES), que se encuentran en proceso de extinción, con los actuales títulos de Grado y Postgrado. Los datos correspondientes al curso 2010-11 muestran que había 547.797 estudiantes de grado, 897.595 en titulaciones de primer y segundo ciclo, 100.963 en estudios de másteres y 30.301 en programas de doctorado. El sistema universitario valenciano también ha experimentado una expansión considerable en las últimas dos décadas, especialmente remarcable durante los años 90, coincidiendo con lo que ha ocurrido en el estado. En el caso valenciano la creación de universidades privadas ha tenido un impulso significativo. En la actualidad, existen cinco universidades públicas (Universitat d’Alacant, Universitat Jaume I, Universitat Miguel Hernández, Universitat Politècnica de València, Universitat de València-Estudi General), dos privadas (Universidad Cardenal Herrera-CEU, Universidad Católica de Valencia) y una privada con financiación pública (Valencian International University, VIU). Recientemente, el gobierno valenciano ha otorgado autorizaciones para la creación de más universidades privadas: la Universidad Europea de Valencia, la Universidad Católica de Alicante, la Universidad Católica San Antonio de Murciano y la Universidad del Mediterráneo. Esta fuerte expansión de las universidades privadas con el apoyo del gobierno valenciano se contradice con los tiempos de austeridad y de restricción de la financiación pública autonómica hacia las universidades públicas. Los datos sobre volumen del estudiantado valenciano en el curso 2010-11, para el conjunto de universidades públicas y privadas valencianas, elevan a 146.613 personas matriculadas en grado y en titulaciones de primer y segundo ciclo, además de 14.157 en másteres oficiales. El estudiantado universitario valenciano representa un 10,14% del total del Estado español. La evolución del estudiantado universitario valenciano en las últimas décadas muestra que, a pesar de la expansión iniciada a finales de los años 80 y el intenso aumento durante los primeros 90, la demanda de nueva matrícula ha tendido a estabilizarse una vez entrado el siglo XXI. Por tanto, a pesar del aumento de titulaciones, la demanda se ha mantenido estable, e incluso ha descendido ligeramente. En las universidades públicas se observa un ligero descenso desde el 2000-01 (137.825 estudiantes) hasta el 2009-10 (128.948). Por el 7 contrario, se observa un aumento en el número de estudiantes que consiguen obtener un título universitario, pasando de 15.849 en el 2000-01 a 17.056 en el 2008-09. Por lo que respecta a las dimensiones de matrícula de las universidades privadas sorprende considerablemente la reducida oferta académica de la VIU, ya que sólo tiene 42 estudiantes en titulaciones de grado y 157 en másteres, lo que pone de manifiesto la cuestionable necesidad de su implantación, ya que las otras instituciones universitarias privadas de modalidad virtual que existen en el Estado español presentan cifras de matrícula que podríamos calificar de más sostenibles: la Universidad a Distancia de Madrid tiene 1.406 estudiantes, la Internacional de La Rioja, 3.567 y la Universitat Oberta de Catalunya cuenta con 44.043 estudiantes. Por otro lado, la internacionalización creciente de la universidad también se refleja en la composición del estudiantado, que se ha caracterizado por ser más diverso e internacional, especialmente en el nivel de postgrado. Ésta ha sido la tendencia en los años previos a la subida de las tasas universitarias. En términos totales los estudiantes extranjeros en las universidades valencianas suponen un 11,9% del total de los estudiantes extranjeros en el Estado español. También resulta muy significativo el amplio crecimiento de los estudiantes que han participado en el Programa Erasmus: de 1.604 en el curso 2000-01 a 4.958 en el 2009-10, según aparece recogido en el informe Universidad sociedad más cerca, 2000/2010, firmado por los Consejos Sociales de las universidades públicas valencianas. Otro de los aspectos destacables en relación a la estadística universitaria es la proporción de mujeres que han accedido a la universidad en las últimas décadas del siglo XX. La matrícula femenina ha crecido hasta el curso 2004-05 y, a partir de los cursos posteriores, se da un ligero descenso. El aumento de la presencia de las mujeres en la universidad ha supuesto a menudo que se hable de la “feminización de la universidad”, pero conviene señalar que no se ha distribuido de manera equitativa con respecto a los varones, porque continúan produciéndose distribuciones no igualitarias en la elección de estudios por áreas de conocimiento, así como otras situaciones desigualitarias en el personal docente e investigador, sobre todo en lo que respecta a las segregaciones de género que continúan dándose en la promoción de la carrera académica. En las universidades públicas valencianas destaca la amplia proporción de mujeres en la Universitat de València contrariamente a lo que ocurre en la Universitat Politècnica de València donde hay una 8 proporción bastante menor, una pauta bastante generalizada en las denominadas universidades politécnicas. 2.1. La nueva estructura de grados y postgrados a partir de la configuración del Espacio Europeo de Educación Superior Una de las transformaciones más importantes en el contexto universitario español en los últimos años es la reforma del Espacio Europeo de Educación Superior (EEES), también conocida popularmente como Proceso o reforma de Bolonia, que se empezó a configurar a partir de la Declaración de Bolonia firmada en 1999. Este proceso ha comportado una nueva oferta académica de grado y de postgrado, que ha modificado la oferta académica que existía hasta entonces, incorporándose novedades considerables. Por lo que respecta a los estudios de grado, se han implantado unos nuevos planes de estudios, que han introducido mayores o menores cambios con respecto a la estructura de las anteriores titulaciones, como una nueva equivalencia de horas en los créditos que hay que cursar, la realización de un trabajo de final de grado o la insistencia en el replanteamiento del modelo de aprendizaje centrado en el estudiante. Por lo que respecta al nivel de postgrado, los másteres tienen como finalidad la formación avanzada y especializada para los graduados y graduadas. Desde su implantación, el número de esta oferta formativa se ha multiplicado por tres y el número de estudiantes por seis (MECD, 2012). Este incremento puede asociarse a varias razones, como la importancia atribuida a continuar formándose después del grado, una continuidad denominada frecuentemente como formación a lo largo de la vida, especialmente en los casos del estudiantado de mayor edad. Otra de las razones es que algunos másteres son imprescindibles para el ejercicio de una profesión, los denominados másteres profesionalizantes. Además, hay que tener en cuenta que los estudios de máster son el nivel anterior y necesario para acceder al doctorado. También podemos asociar el acceso a los másteres como una alternativa a la busca de empleo, como una “opción forzada” de continuar formándose ante de las escasas oportunidades de inserción laboral a las que se enfrentan los universitarios en la actualidad. 9 2.2. Aproximación al perfil del estudiantado de másteres oficiales de la Universitat de València: datos sobre género y edad Según los últimos datos disponibles (curso 2011-12) en la Universitat de València se ha producido un incremento del estudiantado total, lo que sitúa el número en cerca de 60.000 personas matriculadas. El aumento más sensible se ha producido en la enseñanza de postgrado (másteres, doctorados y postgrados propios). Se imparten un total de 104 másteres oficiales distribuidos entre las cinco ramas de conocimiento. La rama que tiene una mayor oferta de másteres es la de Ciencias Sociales y Jurídicas. En cuanto a la distribución de las mujeres y de los hombres, la tendencia que se ha seguido desde los años 90 ha sido un crecimiento del acceso de las mujeres a la universidad española. En el curso 1990-91 las mujeres llegan a ser el 51% y 20 años después, en 2011, son el 54,2%. Esta tendencia es el resultado de varios factores, como que las mujeres que siguen estudios postobligatorios lo hacen, en mayor medida que los hombres, hacia el bachillerato y la universidad. E incluso, las mujeres que se deciden por la formación profesional de grado superior acceden a la universidad en una mayor proporción que los hombres. Aún teniendo en cuenta este panorama de equidad en el acceso a la universidad, las diferencias persisten en la ubicación académica de mujeres y hombres según las ramas de conocimiento. Como ya hemos señalado en anteriores trabajos (Villar, 2011), las mujeres y los hombres llevan a cabo un proceso diferenciado en la elección de estudios: ellas se han decantado más en la enseñanza secundaria por escoger itinerarios de humanidades y de salud, mientras que ellos se han ubicado con mayor frecuencia en estudios de ciencias básicas y aplicadas y en ingenierías. La ubicación académica diferenciada en la elección de los estudios universitarios muestra una perpetuación de los estereotipos de género que tendrá consecuencias posteriores en una ubicación profesional no equitativa. El desequilibrio de género por áreas de estudio o ramas de conocimiento queda patente en las últimas investigaciones internacionales sobre educación universitaria. En un reciente informe sobre la implementación del Proceso de Bolonia se afirma que cuando se observa la distribución por género según áreas de estudios emerge otra imagen distinta a la de la equidad: las mujeres dominan en el área de educación, en veterinaria y en salud y bienestar, 10 mientras que los hombres son predominantes en informática, ingeniería y estudios vinculados con el transporte (EACEA Eurydice, 2012:9). En los estudios de postgrado casi el 61% del estudiantado de másteres oficiales son mujeres, sin embargo la continuidad de ellas hacia estudios de doctorado experimenta un ligero descenso: para el caso de los programas de doctorado regulados por la anterior normativa a la reforma de la EEES (R.D. 778/1998) la cifra se sitúa en un 55% y para el caso de los programas de doctorados nuevos (R.D. 1393/2007 y 99/2011) en un 54%. En el curso 2011-12 se leyeron un total de 308 tesis, de las que un 54% corresponde a doctorandas. Si observamos la distribución de mujeres y hombres en los másteres oficiales se detecta el desequilibrio de género a partir de la ordenación de los másteres más feminizados y de los más masculinizados (tabla 1). Tabla 1. Másteres oficiales más feminizados y masculinizados. Universitat de València. 2011-12 Máster en Psicología y Psicopatología Perinatal e Infantil Máster en Género y Políticas de Igualdad Máster en Psicogerontologia Máster en Enfermería Oncológica Máster en Educación Especial Máster en Investigación e Intervención en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte Máster en Química Teórica y Modelización Computacional Máster en Ciencias Avanzadas de las Telecomunicaciones Modernas Máster en Creación y Gestión de Empresas Innovadoras y de Base Tecnológica Máster en Computación Avanzada y Sistemas Inteligentes Mujeres 100% 96% 95% 91% 90% Hombres 90% 89% 84% 83% 82% Fuente: elaboración propia a partir del Recull de Dades Estadístiques 2011-12, Universitat de València Aquellos másteres que están vinculados con los roles de cuidado y atención a las personas (infancia, personas mayores, personas dependientes), atribuidos históricamente a la mujer, tienen un porcentaje altísimo de mujeres. Por otra parte, los hombres se matriculan en amplia mayoría en aquellos másteres relacionados con los roles tradicionales del género masculino, como la educación física, que se asocia a valores de competitividad y fuerza, o las telecomunicaciones y la tecnología, un campo de estudio con una representación social de mayor inteligencia y de aplicación científica. Esta segregación de género estará vinculada, seguramente, con la elección previa de los estudios de grado y, incluso, con los itinerarios formativos seguidos en la educación 11 postobligatoria (bachillerato y formación profesional de grado superior). Mediante un estudio de corte longitudinal y cualitativo podríamos examinar la trayectoria seguida por los estudiantes que se matriculan en un máster y explorar las razones de sus elecciones de estudio previas para profundizar en esta segregación de género. Posiblemente, las representaciones sociales sobre los modelos profesionales tienen una fuerte vinculación con la elección de estudios universitarios y con la representación de los que, todavía hoy en día, son considerados como más de chicas o más de chicos. Últimamente, se está intensificando la presencia del estudiante de mayor edad o, como se ha denominado en algunos informes, “estudiante maduro”. Según el último Eurostudent, en casi la mitad de los países europeos 1 de cada 3 estudiantes universitarios tiene más de 25 años, un hecho que también tiene relación con el acceso a la universidad a través “de itinerarios alternativos” (Orr, Gwosc & Netz, 2011:10). Se está produciendo un cambio en la edad de entrada a la universidad que está siguiendo una tendencia de aumento en los últimos años, un hecho que lógicamente hace aumentar la edad media del total de matriculados (Soler, 2011). En los últimos diez años se ha duplicado el porcentaje de estudiantes mayores de 30 años en el sistema universitario español: en el curso 2000-01 era el 9,5% mientras que en 2010-11 llega a un 18,2%. Este hecho tiene un efecto claro en la edad en la que se gradúan los universitarios, porque la edad de los titulados se está retrasando cada vez más. En este sentido, en el sistema universitario valenciano 2 de cada 3 estudiantes de máster tienen edades entre 25 y 40 años. Los másteres resultan una opción de continuidad de los estudios inmediata a la finalización de los estudios de grado en el estudiantado que tiene menos de 25 años (24,8%), pero sobre todo una opción de formación especializada para titulados entre 25 y 30 años (43,2%) y, también, como formación a lo largo de la vida para personas mayores de 30 años (32%). En el caso de la Universitat de València 6 de cada 10 estudiantes de másteres tienen más de 25 años. Las mujeres más jóvenes se matriculan en los másteres oficiales en una proporción mayor que los hombres, sin embargo, a medida que se avanza en la edad, la matrícula femenina desciende en más de diez puntos. Este hecho podría explicarse por una mayor dedicación de las mujeres a las responsabilidades familiares y por coincidir con los años en que se toman decisiones vitales como la maternidad, que pueden llevar a interrumpir o a no iniciar los estudios de postgrado. Investigaciones internacionales sostienen que las mujeres 12 universitarias, tanto si se trata de estudiantes, como de docentes, deben enfrentarse a lo que se ha denominado la “rush hour” (“hora punta”), como una etapa de la vida en que coinciden las decisiones familiares y las académicas (EC, 2012). Hemos afirmado anteriormente que la expansión ha sido lo que ha caracterizado a la universidad en las últimas décadas, así como también una tendencia de crecimiento en la matrícula de postgrado en los últimos seis años, concretamente desde el curso 2006-07 cuando se inició su implantación. Sin embargo esta tendencia en la matrícula parece haber entrado en retroceso a partir de 2012 a causa del aumento considerable de las tasas universitarias fijada por el Real Decreto-ley 14/2012 de 20 de abril, una tendencia que habrá que analizar con profundidad en futuros estudios. 3. Jóvenes y crisis: una primera aproximación al caso valenciano La actual situación económica y laboral del País Valenciano contribuye firmemente a la configuración de las expectativas de futuro de sus jóvenes y, por desgracia, ésta no está siendo especialmente positiva desde hace unos años. Primeramente, conviene señalar que la falta de datos referentes a la realidad que estudiamos, en especial con respecto al territorio valenciano, dificulta dicho estudio. De hecho, la ausencia de estadísticas propias de la sociedad valenciana es una dificultad histórica y que pone en evidencia el escaso interés de nuestras instituciones por la publicación y la rendición de cuentas a la población. El mercado laboral valenciano se caracteriza -también antes de la crisis- por su precariedad, lo que afecta en mayor medida a los colectivos más débiles, donde se encuentran los jóvenes. Las actuales prácticas empresariales dirigidas por la omnipresente (y omnipotente) ortodoxia neoliberal, y por las características propias de la economía valenciana (proliferación de las PYMEs y relevancia de los sectores industriales más tradicionales), agravan todavía más la situación (Banyuls et al., 2002, 2005). Se trata de un mercado de trabajo especialmente precario con elevadas tasas de temporalidad –que supera los niveles españoles y europeos- donde los contratos fijos son concebidos como una concesión del empresario, con un significativo volumen de trabajo parcial, niveles salariales bajos y elevada siniestralidad (Banyuls et al, 2005). Un mercado que está mostrando su cara más oscura con la incidencia de la crisis económica generada después de unos años de bonanza cuando aumentó del empleo y descendió el número de parados. Sin embargo, es la débil base de esta bonanza la que ha conllevado hoy a una incidencia más aguda de la actual 13 crisis económica con la preponderancia de los servicios y, sobre todo, la construcción como sectores pioneros de la economía valenciana. La frenética carrera urbanística en los últimos años que aseguraba el crecimiento de este sector, ha generado perniciosas consecuencias ambientales y culturales, además de haberse truncado el crecimiento del sector a causa de la actual crisis económica global. Una de las principales consecuencias de la debilidad del mercado de trabajo valenciano es la incidencia del paro. Hay que señalar que la problemática del desempleo es básicamente estructural, presentando durante las tres últimas décadas tasas muy superiores a las del resto de estados de la Unión Europea. Esta debilidad del empleo se agudiza en épocas de crisis como la actual, donde la principal variable de ajuste que se ha utilizado en las unidades productivas ha sido la precarización o el despido, originando una reducción considerable del empleo, mientras que en otras sociedades de nuestro entorno se tiende a modificar un conjunto más amplio de variables (beneficios, jornadas, horarios, etc.). Como consecuencia de ambas circunstancias (lo estructural y lo cíclico), la tasa actual de desempleo para el caso valenciano es mayor que la del conjunto de los países de su entorno: un 28%, que en la cohorte de 20 a 24 años se eleva hasta un 47,4% (EPA, IV trimestre 2012). La segmentación del mercado laboral por edad (variable que se agrega a clase social, género, y etnia) tiene un peso muy importante en el caso valenciano. En este sentido, las tasas de temporalidad o eventualidad en la contratación de los jóvenes menores de 25 años prácticamente duplican a las del conjunto de la población con una tasa de temporalidad del 68,1% y en el caso de los jóvenes de 25 a 34 años es un 33,8%, siendo la media por edad de un 27,3% (EPA, IV trimestre de 2012). Este es un indicador claro de la masiva extensión de la precariedad laboral entre la juventud valenciana. Se trata de una situación que también alcanza a la juventud que tiene estudios superiores o universitarios, aunque con una menor incidencia (23,4% el IV trimestre de 2012, EPA), que está viendo que al acabar su trayectoria formativa se ve abocada a ocupaciones precarias o al segmento secundario del mercado laboral, y sólo una parte consigue cambiar esta situación. Según cifras de 2011, en el Estado español la tasa de desempleo de la población de 25 a 29 años con una formación superior se situaba en un 19,3%, mientras unos años atrás en 2008 esta tasa era de un 8,8%; en la población con educación secundaria de primera etapa, la tasa casi se duplica: 16,9% en 2008 y 33,5% en 2011 (Datos y Cifras del Sistema Universitario 14 Español, 2011-12). Estas cifras nos indicarían que los universitarios tendrían una menor probabilidad de desempleo o que el desempleo tiene un menor impacto en la población universitaria que en aquella no universitaria. Los informes internacionales así lo afirman: la no posesión de una cualificación de educación secundaria superior representa un serio obstáculo por encontrar trabajo (OCDE, 2011). Pese a ello, estas cifras sobre desempleo en universitarios no permiten detallar si los universitarios que no están desempleados están ocupando un puesto de trabajo de acuerdo con su nivel de estudios, de manera que la cifra puede mostrar una realidad desajustada entre nivel de estudios y la situación laboral. En definitiva, la situación del empleo valenciano en la actualidad es más desfavorable que en otros lugares y no solamente debido a las elevadas tasas de desempleo señaladas, sino que hay otros indicadores que muestran de manera significativa esta situación. Es el caso de los datos sobre costes salariales, que indican que en el caso valenciano se produce una desventaja en comparación con la media española, incluso, en algunos casos el coste salarial de alguna comunidad supera en más de un 30% el coste salarial valenciano (INE, Encuesta de Costes Laborales, IV Trimestre 2011). Por otra parte, respecto al perfil del empleo, en el caso valenciano se da un mayor número de empleos en niveles más bajos de cualificación que el conjunto del estado (Gráfica 1). Según datos de 2012 (EPA) la media estatal de personas empleadas en puestos que podríamos considerar relacionados estrechamente con la educación superior -grupo 2: técnicos y profesionales científicos e intelectuales- es superior a la valenciana en más de dos puntos porcentuales: un 16,8% frente un 14,6%. Y además la realidad laboral valenciana supera a la estatal en aquellos perfiles de empleo donde se requiere una menor formación. Otro aspecto significativo que describe el contexto general en el que viven los jóvenes valencianos es el bajo nivel de vida de la población. Son muchos los indicadores que así lo indican, nos limitaremos a comentar dos de ellos. En primer lugar, el nivel de renta anual neta por persona de los valencianos en 2011 es de 9.052€, lo que no supera la media estatal que se sitúa en 9.446. Por otra parte, podemos considerar el riesgo de caer en la pobreza: en 2011 era de un 19%, que aunque no supera la media española (21,8%), no deja de ser un signo de precariedad vital de la ciudadanía (Encuesta de Condiciones de Vida, 2011; INE). 15 Gráfica 1. Proporción de empleados por tipo de empleo. Estado español y País Valenciano, 2012. 25 20 15 10 5 0 Grupo 1 Grupo 2 Grupo 3 Grupo 4 Grupo 5 Estado español Grupo 6 Grupo 7 Grupo 8 Grupo 9 Grupo 10 País Valenciano Fuente: Encuesta de Población Activa, INE. La división por grupos de empleo de la EPA responde a la siguiente clasificación: (1) Directores y gerentes; (2) Técnicos y profesionales científicos e intelectuales; (3) Técnicos, profesionales de apoyo; (4) Contables, administrativos y otros ocupados de oficina; (5) Trabajadores de los servicios de restauración, personales, protección y vendedores; (6) Trabajadores cualificados al sector agrícola, ganadero, forestal y pesquero; (7) Artesanos y trabajadores cualificados de las industrias manufactureras y la construcción (excepto operadores de instalaciones y maquinaria); (8) Operadores de instalaciones y maquinaria, y montadores; (9) Ocupaciones elementales; (10) Ocupaciones militares. También hay que tener en cuenta la posible incidencia de la situación general en la configuración de las expectativas de los jóvenes valencianos. Desde hace un tiempo la realidad política y económica valenciana aparece retratada continuamente en los medios de comunicación. Día tras día la prensa describe a nuestros representantes políticos como la encarnación de la corrupción y del despilfarro de los recursos –económicos, ambientales, culturales...- de los valencianos. Esta idea viene reforzada por la complicada situación financiera de la Generalitat Valenciana que con muchas dificultades puede hacer frente a los costes de mantenimiento –ya no decimos de mejora- de los servicios públicos más básicos como la sanidad o la educación y no tiene capacidad suficiente por saldar las deudas contraídas con sus proveedores, lo que está afectando perniciosamente al empresariado valenciano así como a entidades sociales que han venido sustituyendo a la 16 Administración en la gestión de servicios sociales básicos3. Ante esta situación un 75,7% de los hombres y un 68,3% de las mujeres entrevistadas para la Encuesta de Juventud del CIS aceptarían un buen trabajo aunque eso les supusiera tener que cambiar de lugar de residencia. Sin embargo y a pesar de tratarse de una realidad presente a diario en los medios, los datos secundarios con los que contamos son insuficientes para hacer un dibujo detallado del volumen y perfil de las personas que deciden marchar a otros lugares. Aún así, podemos esbozar algunas líneas al respecto. En primer lugar tomamos en consideración el Padrón de Residentes Españoles en el Extranjero (PERE, INE), un registro de los españoles –cuenten o no con doble nacionalidad- que residen en el extranjero a partir de su inscripción en las oficinas consulares. La fuente cuenta, de entrada, con la limitación de precisar del registro de los individuos en las diferentes oficinas consulares con lo cual se obvia a toda aquella persona que no tramita este registro. Por otro lado, los datos muestran que un 64,5% (para 2013) que reside en el exterior son personas que han nacido en el país de residencia –a pesar de tener la nacionalidad española- o bien en otros países diferentes a España. Un colectivo que además ha crecido en un 52,04% en el periodo 2009-2013. En el caso de los nacidos en el Estado español lo han hecho en un 6,3%. Si bien es cierto que podríamos considerar que a pesar de contar con nacionalidad española se trata de inmigrantes que retornan a su país de origen, no obstante, la falta de datos con los que contamos no nos permite llegar de manera concluyente a esta afirmación. Por otro lado desconocemos también –si se da este caso- cuánto tiempo llevan residiendo en España y si han cursado la gran parte de sus estudios en nuestro sistema, lo cual incidiría de distinta manera en la configuración de expectativas a partir de las trayectorias formativas. Además el incremento apreciado no deja de ser sintomático de la crisis económica y que constituye uno de los elementos de análisis del proyecto de investigación citado que estamos desarrollando. En consecuencia, aunque tenemos en cuenta las particulares características del PERE como fuente de datos secundarios y las limitaciones asociadas, consideramos 3 Como referencia de esta realidad nos sirven los datos del Barómetro de opinión elaborado por el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS, febrero 2013) que a nivel español sitúa el indicador de confianza política en un 23,8%, un 42% menos que el año anterior. Esto se traduce en un acusado descenso de la intención de voto a los partidos mayoritarios que ha llegado a un 15,8% en el caso del Partido Popular y a un 17% en el caso del PSOE. 17 interesante poder analizar los datos que ofrece. En este sentido apenas encontramos diferencias respecto el sexo. Por edades sí que existen más diferencias, donde el incremento más acusado de españoles residiendo en el extranjero aparece entre las mujeres del grupo de edad de 50 a 54 años con cerca de un 60%. Este crecimiento es mayor en el Estado español en relación a las residencias en países asiáticos y, en especial, en el caso de los hombres (69%), sobre todo en los hombres de entre 25 y 34 años, con un 59% (tabla 2). No obstante, en todos los grupos de edad, excepto en las mujeres de entre 25 y 34 años respecto a los países europeos, se da un crecimiento porcentual del número de españoles que han establecido su residencia en el extranjero. Tabla 2. Variación porcentual de los residentes al extranjero por sexo y edad. Estado español y País Valenciano, 2009-2013. Fuente: Elaboración propia a partir de datos del Padrón de Residentes Españoles al Extranjero, INE. La gráfica 2 nos muestra el peso porcentual de los diferentes grupos de edad en cuanto al total de residentes en el extranjero por sexo. Lo más significativo es una mayor presencia de españoles en el extranjero en aquellas edades centrales del ciclo vital y familiar, de los 35 a los 49 años. Las diferencias por sexo no son muy acusadas en todos los grupos de edad, excepto en los de más edad, lo que se puede atribuir a una cuestión demográfica y de mayor esperanza de vida de las mujeres. Ahora bien, estas cifras sólo nos indican residencia pero no el motivo de la misma, por tanto no podemos averiguar si se trata de razones laborales, de estudios o familiares. Habría que tener más datos por poder averiguar si hombres y mujeres responden a pautas equivalentes en las migraciones o bien, como suponemos por las referencias bibliográficas consultadas, las causas de la marcha de las mujeres tienden a responder a razones familiares en mayor medida que los hombres. 18 Gráfica 2. Proporción de españoles residentes al extranjero por edad y sexo. Estado español, 2013 Fuente: Elaboración propia a partir de datos del Padrón de Residentes Españoles al Extranjero, INE. Las cifras del caso valenciano muestran un comportamiento muy similar al español, aunque la manera en que se presentan los datos, a través de una división por grandes grupos de edad, no permite, en este sentido, elementos significativos para el análisis. La tendencia creciente de los residentes en el extranjero es patente en el período considerado, especialmente, en el caso de los países asiáticos y en los hombres, ya que es en ellos donde se experimenta un mayor crecimiento. En términos de distribución proporcional según sexo, los hombres y las mujeres sólo se diferencian por unas décimas, tanto en el caso valenciano como español. Otra de las posibles fuentes de datos son los datos sobre flujos emigratorios. Una fuente muy limitada respecto el periodo considerado (2010-2011). Si nos fijamos, brevemente, en estos datos se puede observar -tabla 3- que no hay grandes diferencias por sexo, en términos totales, con un 48,4% en el caso de los hombres en el Estado español respecto un 51,6% para las mujeres en 2011. Pero en el momento en que introducimos la variable edad las diferencias son más acusadas y son las mujeres las que protagonizan en mayor medida los flujos emigratorios, especialmente en el grupo de edad de 25 a 34 años con un 56,1% en 19 2010 y un 58,6% en 2011. Esta diferencia aún es más acusada si nos fijamos en los datos del País Valenciano llegando a un 72,5% en 2010 y un 62,5% en 2011. Si nos detenemos ahora en las variaciones porcentuales se observa que todas son crecientes, es decir, que el número de flujos migratorios se ha incrementado en algunos casos de manera notable, como en el caso de los hombres valencianos de entre 25 y 34 años con un crecimiento de un 241,8%. Sin embargo son datos a tratar con prudencia si tenemos en cuenta, como hemos señalado, el escaso margen temporal. Tabla 3. Flujos emigratorios al extranjero por sexo y grupos de edad seleccionados. Estado español y País Valenciano, 2010 y 2011. Fuente: Elaboración propia a partir de los datos sobre flujos migratorios estimados, INE. En relación al peso porcentual de los grupos de edad considerados en el total de flujos emigratorios exteriores hay que señalar que en ambos grupos se concentran casi la mitad de los flujos, de manera especial en el caso de las mujeres en 2011 y sobre todo en las valencianas. Un hecho significativo, pues, es el momento del ciclo vital donde generalmente se concentraría la maternidad y crianza de los hijos. De hecho, la edad media de la maternidad de las mujeres españolas es de 31,5 años (período 2011-2012; INE), así que si tenemos en cuenta el nivel formativo, las mujeres con estudios superiores tienen hijos más tarde. La maternidad, como apuntan González Ramos y Vergés (2011), es un 20 elemento capital para entender la construcción de trayectorias laborales y vitales de las mujeres, así como la decisión de emprender una migración. Por tanto, las mujeres esperan a haber completado –o por lo menos iniciado- esta etapa vital y familiar para decidir sobre la posibilidad de emigrar. De hecho, las mujeres manifiestan que el bienestar familiar es uno de los motivos que valoran más en la decisión de marchar (González Ramos y Vergés, 2011). Por último, nos centramos en presentar algunos de los resultados extraídos de la Estadística de Variaciones Residenciales en la que se ofrece información de movimientos residenciales, que no de individuos, siendo posible más de una variación por individuo. Esta es una de las limitaciones de la fuente en relación a nuestro análisis. Otra sería la escasa información respecto a los protagonistas de los movimientos residenciales. Aún así, podemos decir que las mayores variaciones al exterior proceden de extranjeros que marchan al exterior en un 88,5% en el caso valenciano en 2011, cifra que supera ligeramente a la española, situada en un 87,7%. La tabla 4 nos muestra el total de bajas solicitadas al Padrón de habitantes por marchar al extranjero en 2011, que es de un 19,2% (un 21,2% en el caso de los hombres). Por tanto los residentes en el País Valenciano tienden en mayor medida a moverse residencialmente en un perímetro cercano a su lugar de residencia previo. Sin embargo si comparamos estos datos con los referentes en el 2006 constatamos un crecimiento importante pues en ese momento el porcentaje de variaciones residenciales al exterior era de un 7,85%, 8,7% en el caso de los hombres y 6,9% en el caso de las mujeres. Un crecimiento que porcentualmente se valora en un 163,07% y que en el caso de las mujeres se da un incremento más acusado, de un 165,9%. Por grupos de edad los datos muestran que aquellas edades que se acercan al perfil del colectivo en el que nos centramos en nuestra investigación superan al porcentaje del total, sobre todo en el caso de los individuos con edades comprendidas entre los 30 y 39 años que es de 29,8% en los hombres y del 24,5% en el de las mujeres. Sin embargo es el grupo de edad de entre los 40 y 49 años, el que más crece en el periodo considerado. 21 Tabla 4. Bajas por variación residencial dirigida al extranjero. País Valenciano, 2006-2011. Fuente: Elaboración propia a partir de los datos de Estadísticas de Variaciones Residenciales, IVE. 4. Resultados y discusión Los resultados que hemos ido señalando a partir de los datos comentados y de la lectura de la bibliografía especializada, nos suscitan una serie de reflexiones. En primer lugar, el análisis de los datos sobre matriculación en postgrado en el caso de estudio de nuestra investigación, la Universitat de València, muestra una realidad fuertemente segregada por género respeto a la ubicación en áreas de estudio, lo que tiene repercusiones a la hora de seguir con la carrera científica y en la obtención de becas y recursos para llevarla a cabo. Por tanto, los estereotipos y la segregación en la elección de estudios según género se mantienen presentes en la actualidad. Tendríamos que comprobar si esta diferenciación se repite en otras universidades, es decir, si se da como patrón sociológico. Por otra parte, también sería interesante considerar los efectos que tendrían estas diferencias de género en la configuración de la carrera académica a partir de la aplicación de las propuestas presentadas en el autodenominado “informe de expertos” encargado por el Ministerio de Educación para la preparación de una futura reforma universitaria. Según este informe en el inicio de la trayectoria investigadora y docente se requerirá hacer una estancia prolongada 22 en una universidad extranjera. La aplicación de este requisito en una realidad con una evidente segregación por género, como es la de las instituciones universitarias, podría dificultar, aún más, la decisión de las mujeres jóvenes a seguir una carrera académica e investigadora. En segundo lugar, hay que destacar el género como variable que introduce diferencias, quizá no remarcables en términos cuantitativos pero sí significativas con respecto a las tendencias que apuntan, sobre todo si nos fijamos en los flujos emigratorios. Los datos existentes al respeto nos muestran que las mujeres han pasado a protagonizar en mayor medida las emigraciones a otros países, especialmente en el caso valenciano, y sobre todo en un período de edad en el que podríamos pensar que las mujeres esperan a haber completado –o por lo menos iniciado- esta etapa vital y familiar para marchar. En tercer lugar, parece apuntarse que la incidencia de la decisión de marchar parece más acusada en el caso valenciano que en el conjunto del Estado español. La situación de precariedad laboral y de falta de claras oportunidades de trabajo puede resultar un elemento capital en la decisión de marchar. También hay que tener presente la degradación de las condiciones laborales valencianas y del sistema público de apoyo a la población con un gobierno ahogado por las deudas y vinculado a varios casos de corrupción política. Estos primeros resultados serán contrastados a través de la realidad de los jóvenes universitarios valencianos mediante la inmersión en sus narrativas, que es la fase del proceso de investigación en el que nos encontramos en el momento de elaborar esta comunicación. Las entrevistas que estamos realizando nos proporcionarán indicios claros respeto a su mundo de significados y el modo de hacer frente a un futuro inmediato que se presenta cada vez más incierto. Esperamos poder ofrecer más resultados y mejores conclusiones en futuros encuentros. Referencias bibliográficas ACKERS, L. (2005) ‘Moving People and Knowledge: Scientific Mobility in the European Union’, International Migration, vol. 43, no. 5, pp. 99-131. ALAMINOS, A.; SANTACREU, O. (2010) “La emigración cualificada española en Francia y Alemania”. Papers, 95/1, pp. 201-211 ALAMINOS, A.; ALBERT, M.C.; SANTACREU, O. (2010) “La movilidad social de los emigrantes españoles en Europa” Revista Española de Investigaciones Sociológicas (REIS), 129, pp. 13-35 ALCARAZ, M. (2009) De l’èxit a la crisi. Pamflet sobre política valenciana. València: Publicacions de la Universitat de València. 23 BANYULS, J.; CANO, E.; PITXER, J.V. (2002) "El 'model' valencià d'ocupació" Arxius de Ciències Socials, 7. pp. 83-109. BANYULS, J.; CANO, E.; PITXER, J.V.; SÁNCHEZ, A. (2005) Economia laboral i polítiques d’ocupació. València: Publicacions de la Universitat de València. 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