Prof. María Antonia García de León. UCM.

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Prof. María Antonia García de León. UCM.
Grupo sociología de Género. Sesión Género y Poder.
Congreso Nacional de la FES, Julio 2013, Madrid.
[email protected]
Título de la ponencia:
Identidad de Género, Poder y Biografía
Abstract
Este texto es un “work in progress” sobre la tríada género, poder y biografía.
La autora elabora el presente análisis basándose en su dilatada obra de
investigación sociológica acerca de mujeres altas profesionales en distintos campos de
actividad (campo político, académico, cultural.. y en la lectura experta y debate con
autoras de referencia con las que ha debatido su propia obra (Amorós, Hernando,
Subirats, Valcárcel, entre otras). Con la expresión mujeres "en el corazón del
poder", García de León indica un doble plano: por un lado, el alto nivel profesional de
las mujeres estudiado, por otro, su ligazón frecuente con y en " el corazón" del poder,
los hombres, en aplastante mayoría en nuestros sistemas sociales androcéntricos.
Biografías, estructuras familiares, matrimoniales, redes sociales, son focos de interés
de la autora, todo ello precedido de una reflexión de base y previa sobre la identidad de
género.
Palabras claves: poder, género, identidad, biografía, élites profesionales,
mujeres, subjetividad.
1
I.-A modo de introducción
Se produce en la actualidad una significativa convergencia en el ensayo de género,
producto de extensas tareas de investigación desde distintas disciplinas. Algo chirría en
el ambiente social. Hernando, Camps y otras notables ensayistas denuncian a través de
incisivos análisis filosóficos, sociales,antropológicos..,este mundo enfermo que nos
habita. Diagnostican: la emoción es constitutiva del ser y de la vida en sociedad.
Anularla, no valorarla, obviarla, ocultarla (y de paso invisibilizar-desvalorizar a quienes
la sociedad especializó en el mundo emocional: las mujeres) es el ejercicio crítico y la
denuncia que en la actualidad se esta haciendo. He ahí la clave del orden patriarcal y de
la dominación masculina.
El orden patriarcal que es el resultado de una trayectoria histórica definida por la
dominación de los hombres y la subordinación de las mujeres. Este orden crea una
norma social de dominación que aún se mantiene en la actualidad y reverdece con
nuevas formas de alienación de género.
“Conceptualizar es politizar” (Celia Amorós “dixit”). Esto es lo que subyace bajo
el Feminismo como Teoría Crítica. “Teoría” en su raíz griega “hacer ver”. El hacer ver
del feminismo en tanto que teoría crítica es hacer ver el componente irracional de un
sistema social en cuanto a los parámetros de igualdad. Mirada una sociedad desde una
pretendida tradición (que en definitiva sólo hace legitimar una dominación
androcéntrica) hasta la “ablación de las mujeres” sería vista desde ese código social
como racional y guardando una cierta lógica. No otra fue la postura hace tan solo unas
décadas del llamado relativismo cultural auspiciado por la antropología y otras
disciplinas sociales.
II.-Sobre la subjetividad de género ( claves sobre la identidad de las mujeres)
1. La individualidad no se puede sostener sola a sí misma. Creer que la
individualidad se puede construir por sí misma nada más, como pretende el discurso de
la Ilustración y de gran parte de la sociedad, es una fantasía. De ahí que Hernando
(2012) hable en metáfora de “la fantasía de la individualidad”.
2
2. El individuo, la persona, necesita apoyarse en algo. Siempre necesita pertenecer
a un grupo, consciente o inconscientemente. Esa idea de pertenencia es fundamental. No
tanto la idea, sino el sentimiento de pertenencia. La percepción de pertenecer a un
grupo humano es fundamental, para luego poder sentir que se es alguien
individualizado.
3. La importancia de los rasgos asociados a la individualidad y el menosprecio
del vínculo emocional, como dos rasgos constitutivos de la identidad de género del
Sistema. Es ésta una trayectoria histórica que marca el orden patriarcal.
La identidad de los hombres en la historia hasta llegar a la modernidad, se ha ido
construyendo por un desarrollo progresivo de la individualidad. A medida que se iban
individualizando, iban teniendo la realidad subjetiva (la percepción) de que el Yo, la
idea del Yo, y la capacidad de razonar sobre el mundo y de controlar el mundo,
realmente se iban construyendo de forma independiente, separada del hecho de
pertenecer a una familia, a un grupo.
Pero para construir esa idea del Yo y de la razón autónoma, es imprescindible que
ellos, los hombres, siguieran vinculados emocionalmente a alguien que supliera el
déficit de conexión que la individualidad implica. Esto es una clave fundamental de la
comprensión de las identidades de género. Es decir, a medida que se desarrolla la
individualidad, no se sustituye la identidad comunitaria, sino que se va ocultando la
necesidad de la pertenencia. No se reconoce socialmente la importancia que tiene el
vínculo emocional; se tiene, pero no se reconoce socialmente. La ideología dominante
solo da importancia a los rasgos que se asocian con la individualidad, con la razón, con
el poder, con el control… Sin embargo, no existe una razón autónoma de la emoción,
tesis de la obra que la autora glosa concienzudamente. A. Damaso (2009) por ejemplo,
ha demostrado la interacción neuronal que rigen las actuaciones relacionadas con la
razón y la emoción. “Las personas que proceden de una manera estrictamente racional
acaban por perder parejas, trabajos y cualquier posibilidad de interacción social. Su vida
se convierte en un completo fracaso” (pág. 171).Por poner un mero ejemplo fílmico (el
cine de calidad siempre tan instructivo sobre nuestra sociedad): qué gran arquetipo de lo
dicho encarna el ejecutivo solitario, cuya meta vital es lograr puntos volando, no tener
3
casa ni amigos, ni familia, ni ciudad…, del conocido film “Up in the air”, cuya lema
laboral y vital en los cursos que va impartiendo por toda Norteamérica es “lleva usted
sobre sus hombros una mochila demasiado pesada, su vida, líbrese de tanta carga pesada
e inútil” .He analizado dicho paradigma extremo de la masculinidad en comparación
con otros de las mujeres en una obra al respecto de las identidades de género hoy
(García de León: 2011)
4.- El juego de la ideología dominante. La ideología dominante es la expresión de
la forma de identidad de los hombres que tienen el poder. Los hombres han construido
su identidad de manera que a medida que desarrollaban la razón iban invirtiendo ahí
energías conscientes. Pero no eran conscientes (aún haciéndolo) de que daban también
importancia a los vínculos (sin los vínculos, ellos no podrían desarrollar la razón).
Al otorgar únicamente importancia a las dinámicas de la razón, el discurso
producido sólo reconocía esa parte de la individualidad. A medida que los hombres
desarrollaban la individualidad, y le iban dando importancia consciente, necesitaban
que alguien les garantizara la parte emocional.
Cuanto más desarrollada era la individualidad, más necesitada estaba de que
hubiera alguien, las mujeres, dedicadas socialmente a garantizar a estos hombres la
vinculación al grupo. Esa es la dualidad de género que aún nos domina. Nuestra
trayectoria histórica está basada en el eje de una progresiva diferenciación entre la
especialización de los hombres en la racionalización del mundo y la de las mujeres en la
construcción de los vínculos que hacen posible la sensación de pertenencia
imprescindible para que aquélla pudiera seguir aumentando (Hernando: 2012).
5.- Podríamos diagnosticar desde las Cc. Sociales una especie de “esquizofrenia
social del sistema”. Hay gente que es inconsciente de lo que verdaderamente necesita, y
está por tanto haciendo una política que no tiene en cuenta lo que las personas
requieren. Por ejemplo, los políticos actúan, teniendo al lado mujeres que les brindan el
vínculo emocional, la pertenencia, pero ellos realmente no reconocen que lo necesitan.
Ergo, como no lo reconocen, no actúan, no legislan, teniendo en cuenta eso que
necesitan. Estamos en manos de quienes no son conscientes de las necesidades
4
emocionales que ellos mismos tienen (volvemos a citar el ejemplo fílmico ). Esa es una
importante patología social de nuestros tiempos.
6.- Las mujeres, cultivadoras del vínculo. Al principio, nadie estaba
individualizado. Los hombres se han ido individualizando, desarrollando la razón.
Todas las sociedades cazadoras o recolectoras no conocían la individualidad, ni la
ciencia, ni la relación racional con el mundo, en el sentido de abstracción; tienen una
identidad que es pura identidad comunitaria, pura identidad del nosotros, grupal; eso era
así tanto para hombres, como para mujeres.
A medida que en el proceso histórico, los hombres se iban individualizando, iban
dando importancia a la razón, al Yo; iban dejando ellos mismos de cultivar los vínculos
con el grupo. A más individualidad, más se necesitaba que las mujeres cumplieran la
función garante de los vínculos. Para lograrlo, no cabe que ellas se individualizaran,
porque si lo hacían, dejaban de cumplir esa función para los hombres. Esa es la
subordinación de género.
7.-Las mujeres individualizadas de la modernidad. A la tradicional escisión de,
por un lado la esfera pública para los hombres, y por otro la vida privada (“la despensa”,
los hijos, etc.) para las mujeres, se le suma en la actualidad una especie de anomalía
social: las mujeres con poder, en un proceso de individualización, como pares.
Las mujeres que tienen funciones especializadas , se individualizan, pero a
diferencia de los hombres, no pueden esperar que otras personas les garanticen los
vínculos, porque los hombres no están históricamente entrenados para ello, no se
socializan para cultivar los vínculos, sino para estar individualizados. Ellas no pueden
abandonar la parte relacional, tienen que conjugar dentro de sí mismas las dos cosas.
Esto produce los típicos fenómenos de las llamadas “superwomen”, agotadas y
sobrecargadas de tareas, las significativas dimisiones femeninas de altos cargos, etc.
Toda una fenomenología existencial y diferencial por género. Mientras que los
hombres, toda su inversión es unidireccional, no dual.
La masculinidad hegemónica pone toda la energía en la razón, y consigue que
alguien les supla el nivel de los vínculos y de la emoción, les complemente. Las
mujeres, en general, no lo pueden hacer, lo tienen que hacer todo ellas solas; con lo cual
5
tienen mucho más desgaste y tienen muchas contradicciones. La contradicción no
resulta de un problema personal, sino que es la condición para ser mujer individualizada
en la modernidad.
Las típicas Políticas de Conciliación (vida familiar y trabajo) recayendo sobre las
mujeres es un planteamiento, en mi opinión, débil e inexacto: las mujeres siempre
hemos estado “conciliándolo todo” (es el tradicional posibilismo femenino).Un
planteamiento nuevo sería poner el eje del cambio social en la conciliación masculina.
8.- Contemplamos (en la distancia del análisis social) y habitamos , como
ciudadanía una sociedad con muchas patologías sociales, una sociedad enferma. El
problema que tienen muchas mujeres que aspiran al modelo de poder como el que
representan los hombres, va a generar una sociedad enferma, porque es un modelo que
solo tiene en cuenta lo racional, y no lo emocional. Para transformar la sociedad, lo que
hace falta es transformar el tipo de poder, o sea, un tipo de poder donde se reconozca
todo lo que es verdad en el ser humano, toda la parte racional, y toda la parte emocional
unidas. Eso lo suelen hacer las mujeres, pero lleva un desgaste grande. Es frecuente
encontrar entre mujeres lideres, declaraciones como estas: “Feminizar la política es el
reto del Siglo XXI “(Epsy Campbell, élite política, declaraciones a El País,19,
XI,2012).Es una forma más de decir lo que aquí argumentamos: poner la emoción en la
acción racional, no disociarlas, no vivir en una especie de esquizofrenia social (García
de León: 2011).
Una individualidad independiente, ha de dar tanta importancia a su propio deseo
(al deseo de la individualidad, lo que quiere, lo que aspira…) como al deseo de la gente
que la rodea, que es lo que hacían las mujeres tradicionalmente: el deseo de mi marido o
el de mis hijos es más importante que el mío propio, por ejemplo.
En la individualidad, en la Modernidad de las mujeres, surge constantemente ese
tironeo, esa contradicción y fricción de género: si dan más importancia a su propio
deseo, se sienten culpables porque no se la dan a los demás, y si se la dan al deseo de
los demás, tienen la sensación de que están renunciando al suyo propio. ¿Cuál es la
patología que se desprende esto? Estar en constante contradicción y eso genera gran
conflicto interno; y no es solo por el desgaste, sino también porque a ciertos altos
6
niveles, el tipo de poder que se maneja no coincide con el que manejan las mujeres, que
tiene en cuenta la emoción.
El tipo de poder de las altas esferas expresa la individualidad masculina que está
completamente desconectada de la emoción. Las mujeres que entran en ese nivel, o
bien adoptan la identidad masculina (la emoción no importa), o bien se encuentran en
situaciones conflictivas.
Las mujeres, en general, tienen otro tipo de identidad, y no hablamos de
“esencialismo” sino de antropología. También hay hombres actuales que están
reconociendo el valor de las emociones, y ellos no llegan a las altas esferas de poder.
Las altas esferas de poder son, por tanto, la expresión en forma social y política de un
tipo de identidad que se caracteriza por la disociación entre la razón y la emoción. Es
gente que construye la identidad de forma disociada, y donde hay una ocultación de las
necesidades emocionales.
9.-Hacia otro modelo de sociedad. Un mundo mejor podría ser el que reconoce
todas las necesidades y todas las formas que potencian al ser humano. Donde se
reconoce la fuerza que da la razón y la conexión emocional con los demás seres
humanos. Al reconocer ambas, no se oculta la importancia de la emoción. El hecho de
que se haya ocultado la función de las mujeres en la Historia, es expresión de que se ha
obviado la necesidad de la emoción. A las personas que cumplían esa función (las
mujeres) también se les negaba el valor social que tenían. Lo que se niega en ese orden
patriarcal, no es a las mujeres en sí, sino a la importancia que tiene la emoción y los
vínculos.
Una sociedad sana es la que reconoce lo importante que es la razón para sentir
seguridad, y lo fundamental que es la emoción. El mundo occidental no lo reconoce. En
América Latina están haciendo otro tipo de políticas que reconocen la importancia de la
comunidad, pero en Europa no. Pareciera que aquí anduviéramos a la sombra goyesca
de “el sueño de la razón produce monstruos”. Hoy, la irracional razón del Hombre
Económico, multiplica el reino salvaje de la monstruosidad.
Finalizo este epígrafe haciéndome eco del tratamiento de los arquetipos de
género elaborados por Castels y Subirats y que guarda relación con las anteriores claves
7
sobre la identidad de género que acabo de tratar, más incluyo también ciertos
diagnósticos de género en conexión también con dichas claves.
Por evolución y por competición, se han generado en la Historia las dos figuras
arquetípicas (rellenas de multitudes reales, aún hoy): el hombre unidimensional y la
mujer multidimensional, reservándose en el juego de lo social (no lo olvidemos, un
juego de dominantes y dominadas) para el hombre, el poder, la producción y la guerra;
para la mujer, los espacios protegidos de las cocinas y las trastiendas de los gineceos.
He ahí la histórica división del trabajo que engendró dos culturas, dos psicologías,
convertidas en esencias por la fuerza de la dominación y del peso de la historia.
Describe Castells (en esta obra escrita a dúo con la socióloga Marina Subirats) el
mundo de las mujeres como “una cultura propia hecha de observación subordinada y
comportamiento estratégico a partir de una información más variopinta que la de los
hombres y de los atributos en que tenían ventaja comparativa, desde la seducción hasta
el socorro del frágil ego masculino” 1.
Veamos algunos diagnósticos sobre aspectos de género en la actualidad que por
otro lado, explican en parte, el fenómeno social de la violencia de género.
Como indica L. Flaquer (la cita es larga pero, en nuestra opinión, oportuna):
“El dominio de los hombres sobre las mujeres a través de la familia aparece
cada día más difícil de justificar (..) El patriarcado está herido de muerte porque ha
perdido su legitimidad que estaba basada en la creencia de lo natural. (..) Que el
patriarcado se haya hundido estrepitosamente como ideología no implica que no
subsista como un conjunto de prácticas. Este desfase entre los principios legitimadores
y las prácticas cotidianas es el causante de muchos de los conflictos que se dan en la
actualidad y que se reflejan en el aumento de la violencia doméstica y en la
intensificación de los debates sobre la igualdad de hombres y mujeres”. Ésta es la tesis
que mantiene el autor en su obra significativamente titulada “La estrella menguante del
padre”.2
Por mi parte, he sintetizado en esta frase-rótulo una especie de fenomenología
del género en nuestras sociedades occidentales. Dice así: cabeza moderna / corazón
patriarcal. Ésta es mi tesis, que a su vez, constituye un diagnóstico. En síntesis, estamos
1
2
Castells, M.y Subirats,M.(2007) Mujeres y Hombres. Alianza, Madrid.
Flaquer, Ll (1999): La estrella menguante del padre, Ariel, Barcelona.
8
en una especie de esquizofrenia de género que durará cuanto dure el derrumbe del
sistema patriarcal que puede ser un periodo largo, tal vez de siglos, sin contar con el
riesgo de involuciones. Dicha esquizofrenia sociocultural de género implica que tanto
las mujeres (pero también los hombres) mantenemos valores y prácticas sociales
contradictorios en relación a las cuestiones de género, de tal manera que se puede tener
una ideología sumamente igualitaria y mantener prácticas sociales en flagrante
contradicción. La sociología de la vida cotidiana podría dar cuenta de numerosos
ejemplos que salen al paso. Pero no sólo se trata de los sujetos, los engranajes sociales
asimismo practican dicha esquizofrenia sin reparo. Vr.gr.: podemos ver el paisaje
urbano cuajado de grandes vallas publicitarias de la más tradicional mujer objeto, al
tiempo que en el auditorio municipal contiguo, se financia con dinero público, una
conferencia haciendo la crítica más radical a dicha mujer objeto. Llamaremos a esta
paradójica reproducción de lo social, el efecto Penélope: unas instancias sociales
“destejen” lo que otras “tejen” en pro de la igualdad.
Nuestro diagnóstico social es que estamos en un profundo proceso de cambio social
del género en tanto que forma de vida en sociedad y por, ende, ante la construcción de
nuevas identidades de género. Leer la sociedad en este sentido, se ha convertido en una de
las tareas más estimulantes para las Cc. Sociales actuales. Lo tratado constituye, sin duda
(utilizando una etiqueta clásica) uno de los grandes Temas de Nuestro Tiempo.
III.- Biografía de mujeres y poder (a modo de conclusiones).
El ser un quien, o los problemas de identidad de las mujeres. De la dialéctica
mantenida sobre mi obra relativa a aspectos biográficos, con Amorós, sintetizo lo
siguiente:
Biografía de mujeres y poder, un gran nudo de reflexión. Pues la biografía
implica como su supuesto fundamental lo que podríamos llamar el estatuto de ser un
quien. Y a los quienes sólo los encontramos en los espacios en que se crea poder: “No
sabe vd. con quién está hablando”, se oía no hace mucho. El poder tiene efectos de
individuación; constituye clubs de pares (dentro de esos clubs hay jerarquías, pero hay
que haber accedido previamente al umbral de los pares). Por el contrario, la carencia de
poder des-individúa: constituye lo Amorós llama “el espacio de las idénticas”. Es decir,
el de la in-diferenciación, la indiscernibilidad.
9
Las mujeres hemos estado, y en buena medida estamos todavía, en “el espacio de
las idénticas”. No es de extrañar que apenas existan biografías de mujeres: las biografías
lo son, valga decirlo así, de un quien, de un individuo.
Poder, genealogía y biografía, una tríada relevante para el conocimiento, he
escrito. El poder tiene una relación íntima con la genealogía. Es el poder quien legitima
lo que de otro modo no sería sino la mera agregación, que no una estirpe. La genealogía
es la memoria justificante del poder, teje el enlace por el que el poder transita. Así, una
vida articulada en una genealogía es una vida legitimada. Y una vida legitimada es una
vida digna de ser narrada. Es más: es importante que sea narrada porque, justamente, es
eso, una vida importante. Así, van juntos poder, genealogía y biografía. Entendemos de
este modo por qué hay apenas biografías de mujeres: ¿a quiénes interesa la vida de “las
idénticas” (Amorós dixit) si están enfangadas el la indiferencia del ser Mujer? ¿Y cómo
proceder a la elaboración de estas biografías sin genealogía?
De ahí mi propuesta: asumir la biografía como una epistemología de género: la
narración de la vida, tan significativamente diferencial según el género, va descubriendo
capas de inteligibilidad a medida que va articulando proyecto individual y
condicionantes históricos, sociales, familiares. De ahí que proponga ir desde el famoso
slogan : lo personal es político a lo personal es epistemológico. Lo personal es
conocimiento.
De la dialéctica sobre aspectos biográficos que he mantenido con A. Valcárcel
(entrevista en profundidad y/o conversaciones entre expertas) trascribo la cita siguiente:
“El poder es memoria. En realidad, el poder consiste en imponer tu propia
memoria como la memoria significativa. Si no tienes poder, tu capacidad de fundar un
relato y que ese sea pertinente, no existe”
Un importante matiz a dicha necesidad de relato, de memoria, de transmisión, la
enuncia y añade Amelia Valcárcel. En el contexto de una sociedad androcéntrica, y con
el eje memoria /poder actuando como una gran elipsis sobre las mujeres y sus obras,
parece tener fundamento esta propuesta:
“La autoridad femenina se transmite por canales femeninos (he aquí un
reconocimiento y una aportación del feminismo de la diferencia). Tenemos que
hacernos presentes aunque sólo sea en honor de la verdad.
10
Esa es la dialéctica del poder, o dicho de otra manera: si no has tenido o tienes
cargo público, no existes. He ahí porque “existen” tan pocas mujeres.
Habría que cambiar-romper esa dialéctica que tan excluyente y empobrecedora es
respecto a las mujeres y a lo que queda de ellas: una historia obviada y/o anulada
De ahí que respecto a los aspectos que estamos abordando aquí, haya propuesto y
proponga como agenda feminista urgente: memoria, maestría y metas. Dicho de otra
manera:
1) Genealogías de mujeres más allá de los cargos y la oficialidad. Esto es una
tarea clave en el ámbito científico, pues la actividad científica es una acumulación de
trabajo y de hallazgos, en peldaños (no siempre ascendentes) que es imprescindible
conocer y reconocer. De ahí la importancia, en absoluto por erudición, sino per se de
las disciplinas Historia de la Ciencia, historia de las disciplinas científicas, sociología de
la sociología3, etc.
2) Reconocimiento de la maestría, contra la palabra clave y tan negativa para las
mujeres (y para cualquier creador): la indiferencia hacia sus obras y hacia sus personas4.
Por decirlo en breve, se trata de hacer balances, señalar legados y establecer
herencias intelectuales, genealogías científicas y de científicas.
3) Empoderamiento tanto interno (psíquico) como externo. Creación de redes y
asociaciones necesarias para dar entidad social y reconocimiento a lo que las mujeres
producimos ya sea en el campo científico o en el campo más amplio de la cultura.5
Producción que está presente en nuestra sociedad de una forma sesgada (es decir,
escasamente presente, subalternamente presente, ocultamente presente) bajo los códigos
3
En mi trayectoria sociológica, frecuentemente he trabajado dichos aspectos.Sólo cito como muestra dos
trabajos recientes, MA: García de león et al.: Antropólogas, politólogas y sociólogas.Género, biografía y
cc. sociales)Editorial Plaza y Valdés (Madrid-México, 2009) Editorial Plaza y Valdés (Madrid-México,
2009).Prólogos de Marina Subirats y de Norma Graff para las respectivas ediciones España, México. La
segunda cita es M.A. García de León “Chronos and Knowledge” en VV.AA. (2011): Transatlantic
Conversations (Feminism as Travelling Theory). Edited by K.Davis and M.Evans. Ashgate Publishing
Com. London.
4
Numerosos materiales biográficos señalan este problema de indiferencia e invisibilidad de obras
producidas por las mujeres. Vid., la reciente e interesante aportación de M. Ángeles Cabré(2013): Leer y
escribir en femenino. Aresta Mujeres. Barcelona. Prólogo de Laura Freixas.
5
Llevando a la práctica lo escrito arriba: participo activamente, y soy miembro de su Junta directiva, en la
Asociación Clásicas y Modernas que tiene por objetivo específico erradicar la discriminación de las
mujeres en la Cultura.
11
de sistemas sociales regidos por una fuerte estructuración-jerarquización de género, bajo
el sistema de la dominación masculina.
“La teoría no es un lujo, es una necesidad vital. ¿Cómo reconstruir el mundo y
las relaciones de poder entre los sexos? (…) Necesitamos voluntad, disciplina y, sobre
todo, ilustración: luces y más luces.”6
***
Referencias:
Camps, Victoria (2011): El gobierno de las emociones , Barcelona,Herder,
Damasio, Antonio (2009): El error de Descartes. La razón, la emoción y el cerebro
humano. Barcelona, Crítica.
García de León, María Antonia (2011): Cabeza Moderna/Corazón Patriarcal (Un
diagnóstico social de género) ,Barcelona, Anthropos.
Hernando, Almudena(2012): La fantasía de la individualidad. Sobre la construcción
sociohistórica del sujeto moderno, Katz Editores (Argentina, España).
6
Marta Lamas: Feminismo. Transmisiones y retransmisiones. Ed. Taurus: México, 2006, pp. 122 y 126
12
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