Perfil político y religioso de las amas de casa en España Josep Lobera1, Ansgar Seyfferth2 1 Universidad Autónoma de Madrid (UAM). Departamento de Sociología. 2 STAT-UP Statistical Consulting&Services, Madrid. RESUMEN Cerca de una de cada cinco mujeres mayores de edad se dedica en exclusiva al trabajo doméstico no remunerado en España. A pesar de la magnitud, se sabe poco acerca de su papel e influencia en la vida pública (Carrasco y Rodríguez, 2000). El análisis de una encuesta realizada a 11.667 personas mayores de edad (de las cuales 5.986 eran mujeres) muestra que, si bien el perfil de las mujeres que se dedican en exclusiva al cuidado del hogar es diverso, se pueden constatar algunas diferencias significativas con el resto de la población y, en concreto, que el resto de las mujeres. En el terreno de la religiosidad, se observa una mayor proporción de católicas practicantes que entre el resto de mujeres (41% frente al 23%) y una menor proporción de no creyentes (6% frente al 16%). Ideológicamente, las mujeres amas de casa se sitúan más a la derecha (5.2 frente a 4.8 en una escala de 0 a 10) y votan más frecuentemente al Partido Popular que el resto de las mujeres. Mediante regresión logística se ha comprobado que los diferentes perfiles de las amas de casa frente a las demás mujeres en términos de edad, hábitat y estudios explican solamente en parte estas diferencias, persistiendo una carga ideológica – política y religiosa– atribuible a la condición de ama de casa. Por otro lado, el contraste de los datos con los obtenidos por la EPA, permite constatar la carga ideológica que acompaña al concepto "ama de casa". El estudio profundiza en la controversia del uso del concepto "ama de casa" en investigaciones sociales, así como en su pertinencia y límites como identificador de un grupo social. 1. INTRODUCCIÓN El concepto de trabajo doméstico suele definirse como el conjunto de labores no remuneradas que realizan los miembros del núcleo familiar en su propia casa con el fin de satisfacer las necesidades básicas de subsistencia. En la mayoría de las sociedades preindustriales, la distribución tradicional de las tareas domésticas otorga a las mujeres del núcleo familiar la exclusividad en su desempeño –en diferentes grados y funciones, según su jerarquía que cada una de ellas ocupa dentro del mismo– y, al mismo tiempo, las excluye de otras tareas fuera del ámbito doméstico. Así, antropólogos como Harris (2001:389) señalan que, tradicionalmente, “prácticamente en todas las sociedades son las mujeres las que se ocupan de la preparación de los alimentos vegetales, el transporte de agua, la limpieza y otras tareas domésticas, además de cuidar de los bebés y de los niños pequeños”, mientras que los hombres ejecutan las actividades que requieren un mayor esfuerzo muscular y libertad de movimientos (Burton y White, 1987). Hasta hace apenas cuatro décadas, la amplia mayoría de las españolas se dedicaba casi en exclusiva a las tareas del hogar. Así, durante la mayor parte del siglo pasado, tan solo dos de cada diez tenían un trabajo remunerado fuera del hogar (Montoro Gurich 2007). En su amplia mayoría, «la incorporación al mercado de trabajo tenía lugar sólo hasta la celebración del matrimonio, para abandonar definitivamente el trabajo extradoméstico a partir del cambio de status familiar» (Meil 1997:70). A finales de la década de 1960, no obstante, empieza a consolidarse «una pauta secuencial de compatibilización de maternidad y trabajo extradoméstico, con una segunda incorporación al mercado de trabajo una vez concluido el período educativo de los hijos»1 (íbid.). Entre 1978 y 1998, la proporción de mujeres adultas que se dedicaba a tiempo completo a las tareas domésticas se redujo del 54.1% al 32,1% (Carrasco y Rodríguez 2000:49). Esta caída fue particularmente importante entre las jóvenes, en buena parte como resultado de la tendencia de retrasar la edad media de matrimonio y el nuevo estilo de vida que adoptaban de las nuevas generaciones de mujeres, más orientado a la esfera laboral y a una menor dependencia económica de sus cónyuges. El concepto “ama de casa” se ha usado tradicionalmente en castellano para referirse a la “mujer que se ocupa de las tareas de su casa”, como recoge el diccionario de la RAE, mientras que el término “amo de casa”, por su lado, es prácticamente inexistente en cuanto a su uso y no está recogido en el diccionario. “Ama de casa” constituye, en la 1 Esta pauta se interrumpió de manera abrupta durante la crisis del empleo de la década de 1970, si bien con el crecimiento del Estado de bienestar y la descentralización política durante la transición democrática se produjo una creciente feminización del empleo —así como el aumento del desempleo femenino— (Garrido, 1992; Montoro, Meil, Sastre y Pérez, 1995; Meil 1997). práctica, una categoría cultural construida en torno a la distribución de los roles de género, no exenta de una considerable carga cultural e ideológica orientada hacia una vinculación de la mujer con una mayor responsabilidad –cuando no completa– de las tareas domésticas. A pesar de esta carga cultural e ideológica, el concepto “ama de casa” es usado reiteradamente en estudios del trabajo doméstico no remunerado, incluyendo aquellos realizados desde una perspectiva del análisis de las relaciones de género 2, aludiendo a una categoría identificable e identificada por amplios sectores de la población española. El ama de casa, precisamente, es el título al primer estudio crítico publicado en España, elaborado por María Ángeles Durán en 1978, orientado a la visibilización de las mujeres que se dedicaban al trabajo doméstico no remunerado. Una de las aportaciones del presente trabajo es acercarse a la medición de la adhesión o rechazo que este término sugiere en las mujeres –a través del contraste entre los datos que se presentan con los datos de la EPA –. Por otro lado, analizaremos el perfil ideológico –religioso y político– de aquellas mujeres que se consideran a sí mismas amas de casa. Así, el perfil que presentamos no responde a la totalidad de las mujeres que cumplen con los criterios que la EPA establece para considerarse dedicada en exclusiva a las tareas del hogar, sino que describe una categoría cultural subjetiva. A pesar de que desde la década de 1980 se han multiplicado los estudios sobre la organización del hogar –en su mayor parte centrados en la descripción y explicación de la división del trabajo doméstico (Sampson y Johnson, 1992:570)–, las mujeres que se consideran amas de casa constituyen un colectivo escasamente analizado en los estudios sociales y políticos en España. Los rápidos cambios de la sociedad española en las últimas décadas han contribuido a que, hoy, estas mujeres tengan un perfil social, político y religioso claramente diferenciado del resto de las mujeres españolas y, especialmente, de aquellas mujeres que trabajan fuera de casa. 2 Véase, por ejemplo, Eva Alonso, Mariola Serrano, Gema Tomás (2003). El trabajo del ama/amo de casa. Un estudio jurídico y su consideración ética. Diputación Foral de Bizkaia, Miryam Carreño, Teresa Rabazas (2010). “Sobre el trabajo de ama de casa. Reflexiones a partir del análisis de manuales de Economía doméstica”, Revista Complutense de Educación, vol. 21, núm 1, o estudios realizados por el Instituto de la Mujer como Conciliación de la vida familiar y la vida laboral: Situación actual, necesidades y demandas (2005) y Estudio sociológico sobre las amas de casa (2003). Desde un punto de vista electoral, las mujeres que se dedican exclusivamente a las tareas domésticas siguen representando un colectivo importante y se han convertido en el objetivo de diversas campañas. Algunos estudios, como los de González (2004, 2001) apuntan que el proceso de transferencias electorales de principios de la década de 1990 «dio lugar a un desplazamiento del centro de gravedad del electorado socialista desde las clases trabajadoras (su núcleo duro tradicional) a sectores de jubilados y amas de casa, dando lugar a una inversión del perfil de edad de dicho electorado y a una relativa ruralización del mismo, consecuencia del citado reemplazo de votantes jóvenes por otros más viejos». Estos sectores parecen haber desempeñado un papel de «cortafuegos electoral» a medida que se acercaba el momento del cambio político –primero, en 1993, cuando el PP parecía estar cerca de ganar las elecciones y, más tarde, en 1996, cuando finalmente logró ganarlas por mayoría simple–, acudiendo en apoyo del PSOE hasta el punto de compensar las pérdidas de voto socialista en otros sectores sociales (González 2004, 2001). El papel electoral de las mujeres que se consideran amas de casa, aún siendo relevante, ha recibido poca atención por parte de los investigadores. Pueden existir causas muy diversas que van desde su invisibilidad pública (que mezcla lo doméstico con el factor “mujer”) hasta la falta de interés por parte de los analistas. Y sin embargo, se trata de un sector de la población numéricamente importante (16%) y, como se verá, relevante para el voto de ciertos partidos. ¿Cómo son las personas que se dedican exclusivamente al cuidado no remunerado del hogar en España? En primer lugar, destaca que en su vasta mayoría son mujeres. Los hombres que se dedican en exclusiva al cuidado del hogar son apenas unas decenas de miles en toda España. Dado que el 99% de las personas que se dedican en exclusiva a las tareas domésticas no remuneradas son mujeres, centraremos nuestro análisis en la comparación entre las mujeres que componen este colectivo y el resto de mujeres. Esto nos permitirá aislar en mayor medida el factor “ama de casa” al discutir los resultados de los perfiles políticos y religiosos. 2. EL GRUPO DE ESTUDIO DE AMAS DE CASA ¿Cuántas amas de casa hay en España? Depende de a quién consideremos ama de casa. Hemos comparado los resultados obtenidos en nuestro trabajo de campo con los de la Encuesta de Población Activa (EPA) en el mismo periodo –tercer trimestre de 2011–. La coincidencia entre ambas encuestas en el caso de los hombres contrasta en la diferencia en el caso de las mujeres en la distribución de amas de casa y paradas. La EPA cuenta a todas aquellas personas que, pudiendo trabajar, no tienen un trabajo remunerado y no están apuntadas a los servicios de ocupación. En ese caso el 11% del total de la población femenina mayor de edad estaría en situación de desempleo y el 22% sería considerada ama de casa. Una desventaja de este método de medición es que no contabiliza como paradas a personas que están buscando trabajo pero que no cumplen algunos de los requisitos que se imponen para ser consideradas como tales. Una parte del segmento de población que la EPA etiqueta como “ama de casa” son las mujeres que han perdido un trabajo a tiempo parcial –en algunos casos sumergidos– y que autoevalúan su situación como “parado”. Para el análisis de las amas de casa resultaría más apropiado incluir a aquel colectivo en el grupo de desempleados. La alternativa que se ha elegido para este estudio ha sido pedir a las encuestadas que definan su situación ocupacional –más allá de su inscripción formal o no a los servicios de desempleo–. En este caso, el 17% considera que está en paro –es decir, seis puntos porcentuales más que la medición de la EPA–. Esto indica que existe un grupo de mujeres (aproximadamente un 6% del total de mujeres mayores de edad) que se considera subjetivamente en paro, aun cuando no está inscrita en las listas de los servicios de ocupación. En la medición de la EPA, esos seis puntos porcentuales prácticamente se trasladan a la categoría “amas de casa”. En una medición “autoevaluativa” esa categoría disminuye, precisamente, en seis puntos porcentuales: el 16% de las mujeres mayores de edad se considera, a sí misma, ama de casa. Tabla 1. Comparativa de control entre los datos obtenidos y la EPA, ocupación según sexo. ¿En cuál de estas situaciones se encuentra Ud. actualmente? Trabaja Jubilado/a o pensionista (anteriormente ha trabajado) + Pensionista (anteriormente no ha trabajado) Parado/a y ha trabajado antes Parado/a y busca su primer empleo Estudiante Trabajo doméstico no remunerado Otra situación No contesta N 2457 Mujeres Porcentaje 41,0% EPA 41,6% N 3078 Hombres Porcentaje 54,2% EPA 54,6% 1127 18,8% 20,4% 1465 25,8% 22,7% 1066 17,8% 9,7% 742 13,1% 12,6% 44 <1% 1,0% 21 <1% 0,8% 308 5,1% 6,3% 357 6,3% 6,1% 944 15,8% 20,5% 8 <1% 1,7% 37 3 <1% <1% 8 1 <1% <1% Hay que tener en cuenta que, en el caso de España, uno de los problemas más importantes del sistema laboral es el elevado volumen de actividad sumergida. Las estimaciones de la economía sumergida española la cuantifican entre el 17% y el 20% del PIB. Así, por ejemplo, Arrazola et al (2011) concluyen que entre 1998 y 2008 la economía sumergida en España alcanzó el 17,4% con la aproximación monetaria, el 17,6% según el consumo de energía y el 16,7% con el modelo MIMIC (Multiple Indicator and Multiple Causes). Por su parte, el empleo irregular en España se estima en torno al 15% del total, llegando al 17% entre las mujeres (Galindo et al 2007). Como vemos, ambas encuestas coinciden en los registros de todas las variables excepto en la proporción de amas de casa y paradas, precisamente por la diferencia entre la autodefinición (subjetiva, emic) y la ubicación (objetiva, etic) de la EPA. Si estimamos en 20,5% las mujeres que “objetivamente” se pueden considerar dedicadas en exclusiva a las tareas domésticas –según los criterios de la EPA– observamos que ese porcentaje se reduce hasta el 15,8% cuando son las mujeres mismas las que se autodefinen como ama de casa. Estos casi 5 puntos de diferencia parecen trasladarse directamente al contingente de mujeres que se consideran en paro. Así, cuando autodefinen su situación, cerca del 23% de las mujeres que objetivamente podemos considerar como amas de casa, no se consideran a sí mismas de esta manera sino que se sitúan en el grupo de mujeres paradas. Por las razones expuestas anteriormente, para nuestro análisis consideraremos “amas de casa” a aquellas personas que se autodefinen como tales. Algunos de los rasgos principales de las mujeres que se consideran amas de casa son los siguientes (ver anexo): - El 72% no tiene estudios por encima de la secundaria obligatoria. - El 67% tiene más de 54 años; apenas un 3% tiene menos de 35 años. - En los pueblos de menos de 2.000 habitantes suponen el 23% de las mujeres, mientras que en las ciudades de más de un millón representan el 7%. - Las Comunidades Autónomas con una mayor proporción de mujeres dedicadas al hogar son Castilla-La Mancha (28%), Asturias (27%) y Cantabria (23%). En el otro extremo, Madrid (11%), Baleares (11%), Navarra (11%) y Cataluña (12%) son las comunidades autónomas con una menor de mujeres amas de casa. ASPECTOS METODOLÓGICOS El presente trabajo plantea el análisis de los datos obtenidos de una encuesta realizada por Metroscopia entre el 10 de octubre y el 19 de noviembre de 2011 a individuos de 18 años en adelante, de nacionalidad española y residentes en el ámbito nacional. La encuesta consistió en 11.667 entrevistas estratificadas por la intersección hábitat/Comunidad Autónoma y distribuidas de manera proporcional al total de la región. Se aplicaron las cuotas habitualmente utilizadas en los estudios del CIS, sexo y edad 3 . La recogida de la información se realizó a través de la técnica de entrevista telefónica asistida por ordenador (CATI) mediante un cuestionario estructurado y precodificado. Para el diseño del cuestionario se han usado formulaciones habituales en estudios políticos y de religiosidad. La redacción exacta de las preguntas se incluye en el Apéndice. La entrevista indaga, en primer lugar, sobre el perfil político del entrevistado: 1) valoración de los principales candidatos a las elecciones generales del 20 de noviembre de 2011; 2) probabilidad de ejercer su derecho a voto para las próximas elecciones generales; 3) intención de voto y, en su defecto, simpatía por un partido político; 4) a qué partido político no votaría nunca; 5) el autoposicionamiento ideológico. Sobre la caracterización del diseño muestral de los barómetros del CIS, véase V. Martínez (1999). “Diseño de encuestas de opinión: barómetro CIS”. Qüestiió. 1999, vol. 23, 2, p. 343-362. 3 Seguidamente, se pregunta por su perfil de religiosidad y, finalmente, se realizan varias preguntas de clasificación a los encuestados entre las que está su nivel de estudios y su situación ocupacional. 2.1. Variables Las variables empleadas en este análisis son: «intención de voto», «recuerdo de voto», «religiosidad», «situación ocupacional», «nivel de estudios», «edad» y «tamaño del hábitat». La situación ocupacional determina el grupo de estudio de amas de casa. El análisis se basa en una comparación entre los valores hallado para cada una de las variables para las mujeres amas de casa y para el resto de las mujeres españolas. La «situación ocupacional» sirve de variable de control contra los datos obtenidos por la Encuesta de Población Activa (EPA). 2.2. Sobre el perfil religioso Como señalan Mockabee et al. (2001:675): "Religión" es un concepto multidimensional que se pueden definir de múltiples maneras. En su revisión de las estrategias de medición, Wald y Smidt (1993) trazan dos enfoques sobre los que los investigadores han tratado de entender la religión. El primero ve la religión como un conjunto de creencias. El segundo enfoque trata de una religión como algo a lo que una persona pertenece. En esta visión, las creencias siguen siendo importantes pero su importancia como religión viene de su "incorporación a las organizaciones sociales" (Stark y Bainbridge 1985, véase también Johnstone 1992). Un tercer aspecto de la religión es el comportamiento, es decir, la participación en actividades públicas o privadas consideradas de importancia religiosa (Kellstedt, Verde, Guth, y Smidt 1997). Las encuestas del CIS miden periódicamente el perfil religioso de los españoles en base al segundo enfoque planteado por Wald y Smidt (1993) en una dimensión de participación religiosa. Esta aproximación se debe a que los análisis muestran una alta identificación con la religión católica, actualmente situada en torno al 73%4, aunque esta consideración incluye actitudes religiosas dispares respecto a la práctica religiosa, desde la observación rigurosa hasta la indiferencia. Existe pues un perfil que se identifica culturalmente con lo católico pero se muestra distante de su práctica e, incluso, de sus creencias. Por este motivo, resulta necesario plantear una escala que discrimine los distintos niveles de identificación con la práctica religiosa. De esta manera, se plantea a los encuestados la pregunta “En el terreno religioso, ¿cómo se definiría usted?” para la que se dan cinco opciones de respuesta: católico/a practicante; católico/a poco practicante; católico/a no practicante; perteneciente o practicante de otra religión; no creyente / ateo. Esta escala permite identificar distintos perfiles religiosos dentro de ese 73% de españoles que se declaran católicos. Son numerosos los indicadores empíricos que constatan la transformación acaecida en España por los aspectos genéricos de la secularización (Montero, 1994:3). Algunos ejemplos, son las actitudes hacia el divorcio y el aborto, la autodefinición de los ciudadanos sobre su propia religiosidad, la tasa de asistencia a las iglesias y las opiniones respecto a la propia Iglesia católica. Son números los estudios, tanto a nivel español como del resto de Europa, que evidencian una fuerte relación entre el grado de religiosidad y la identificación política, tanto en la preferencia de voto, la preferencia negativa de partido y la escala izquierda-derecha5. Esta relación, por ejemplo, muestra que entre los ciudadanos de la izquierda y del centro-izquierda predominan los porcentajes de ateos o no creyentes y de los que nunca van a misa, mientras que estos porcentajes son claramente inferiores entre los ciudadanos de derecha y de centroderecha (Torcal, 2011). Y a la inversa, es decir, los porcentajes de ciudadanos que van a misa con una cierta frecuencia son sensiblemente superiores entre quienes se identifican con la derecha y el centro-derecha. El caso español destaca, como apunta Montero (1994:90-91), porque “ostenta la correlación más fuerte entre ambas variables en una serie de democracias occidentales, superior incluso a las de Holanda e Italia, resaltando así la pauta por la que las personas más religiosas tienden a situarse sistemáticamente en la derecha del espectro ideológico, y viceversa”. 4 En los estudios 2927 (enero de 2012) y 2.923 (diciembre 2011) del CIS, el 72% y el 73.4%, respectivamente, se declara católico. 5 Para el caso español, entre la numerosa bibliografía, véase por ejemplo Sani y Montero (1986), Montero (1994) y Torcal (2011). Los diversos estudios muestran que la variable religiosa, especialmente en la Europa mediterránea, tiene mucha más importancia que la clase social, por ejemplo, a la hora de explicar las orientaciones políticas, las percepciones ideológicas y las opciones electorales. El factor religioso “aparece estrechamente relacionado con la organización de las expectativas, ideas, valores y actividades políticas de sus habitantes” y “subsiste en forma de orientaciones básicas que a su vez operan como esquemas de referencia para la comprensión de la realidad política” (Montero, 1994:88-89). Así, el nivel de religiosidad no se trata solamente de un componente complementario en el análisis de la ideología política, sino que resulta conveniente tenerlo en cuenta a la hora de dar contenido a los posicionamientos ideológicos. 2.3. Sobre el perfil ideológico A lo largo del último medio siglo, el análisis de la ideología política ha sido uno de los puntos centrales de los estudios políticos comparados y las de encuestas políticas. Y, concretamente, la preferencia de voto y la escala izquierda-derecha han tenido recibido una atención predominante en buena parte de esos análisis. Ambos elementos han contribuido a reducir la complejidad del mundo político, al menos de la mayoría de las democracias europeas. Sin embargo, son todavía pocos los estudios que ha intentando identificar los elementos y mecanismos que explican y producen los posicionamientos ideológicos (Torcal 2011:6). En este sentido, resulta conveniente profundizar en el estudio de los vínculos entre los indicadores de ideología política y otros aspectos básicos de la realidad social, como los ámbitos religioso y laboral, precisamente porque religiosidad y clase social han sido consideradas como las bases sobre la que se sustentan los significados ideológicos de la escala izquierda-derecha. Como apunta Torcal (2011:33): […] una parte importante de la literatura considera que el posicionamiento en la escala [ideológica] es simplemente el reflejo de los conflictos políticos o cleavages de clase y religioso que se encuentran latentes en la sociedad, y de los conflictos de valores que se generan en torno a ellos (Fuchs y Klingemann, 1989). Esto puede tener dos lecturas. Una primera mantiene que existe un componente puramente social en la escala, que refleja el lugar que ocupan los electores en dichos conflictos sociales (Freire, 2006a; 2006b). Una segunda defiende que la misma escala refleja las bases subjetivas o valorativas de la ideología que surgen de tales conflictos (Inglehart y Klingemann, 1976). En este sentido, Sani y Sartori (1983: 314) y Huber (1989: 617) ya han señalado que las preferencias sobre los temas o issues son el primer elemento que configuran los posicionamientos de los individuos en el continuo izquierda-derecha. Por tanto, desde esta perspectiva, las ubicaciones sobre la escala son percibidas como la expresión de los conflictos sociales latentes en una sociedad y del conjunto de los valores y las orientaciones básicos de los individuos que van unidos a dichos conflictos. 3. RESULTADOS Las tablas siguientes muestran los resultados obtenidos acerca de los perfiles de religiosidad e ideología política de las mujeres en España, comparando los datos entre las mujeres amas de casa y el resto: 1. Más católicas. El 41% se declara católica practicante. Teniendo en cuenta que entre el resto de los españoles esa proporción se sitúa en el 19%, la diferencia es más que considerable. En el otro extremo, únicamente el 6% afirma ser no creyente –frente al 21% entre el resto de los españoles–. 2. Más del PP. Las mujeres amas de casa se sitúan ideológicamente más a la derecha que el resto de las mujeres (5.2 frente a 4.8 en una escala de 0 a 10). En ellas el PP tiene uno de sus graneros electorales. En 2008, el 35% de ellas votaron al PP, 10 puntos porcentuales más que entre el resto de las mujeres. 2011 no fue una excepción, el 39% depositó la papeleta de Mariano Rajoy. Además, entre las amas de casa se registra una menor proporción de antipatía política hacia el PP (30%) que entre el resto de mujeres (41%). Por otro lado, ha sido el colectivo que mejor ha evaluado la actuación de Mariano Rajoy en sus en sus primeros meses como presidente: 5.8 sobre 10, casi un punto más que el resto de los ciudadanos. Tabla 2. Religiosidad de las mujeres españolas (en porcentajes) En el terreno religioso, ¿cómo se definiría usted? Perfil de religiosidad Total mujeres Católico/a practicante Católico/a poco practicante 25,7 27,9 Amas de casa 41,2 28,5 Resto de mujeres 22,8 27,8 Católico/a no practicante Perteneciente o practicante de otra religión No creyente / ateo No sabe (NO LEER) No contesta (NO LEER) 29,5 1,5 22,6 1,0 30,8 1,5 14,7 0,3 0,5 6,1 0,1 0,5 16,3 0,4 0,5 Tabla 3. Afinidad política: recuerdo de voto de las mujeres españolas (en porcentajes) Recuerdo de las elecciones generales de 2008 PSOE (PSC / PSE / PSN /…) PP IU (Esquerra Unida / ICV / Ezker Batua / …) UPyD CIU PNV Otro Blanco No tenía edad No votó No recuerda / No contesta Total mujeres 37,5 26,3 3,4 Amas de casa 37,1 35,1 2,9 Resto de mujeres 37,5 24,7 3,5 1,6 2,2 0,9 3,2 1,9 4,6 7,2 11,2 1,3 1,9 1,0 2,0 0,4 0,2 5,7 12,4 1,6 2,3 0,9 3,5 2,2 5,4 7,5 10,9 Tabla 4. Antipatía política de las mujeres españolas (en porcentajes) ¿A qué partido no votaría en ningún caso? Partido Político PSOE (PSC / PSE / PSN /…) PP IU (Esquerra Unida / Iniciativa / Ezker Batua / …) UPyD Otro No votaría/ninguno No sabe/ No contesta Total mujeres 34,7 39,0 7,5 Amas de casa 35,6 29,8 10,0 Resto de mujeres 34,6 40,7 7,0 0,5 6,9 5,8 15,0 0,6 7,6 6,7 19,4 0,5 6,8 5,7 14,1 Tabla 5. Autoposicionamiento ideológico de las mujeres españolas Escala de 0 a 10 en la que el 0 se identifica con una posición de extrema izquierda y el 10 con una de extrema derecha Extrema izquierda 00 1 2 3 4 5 6 7 Total mujeres 2,3 0,8 3,1 9,3 12,3 42,5 8,9 6,7 Amas de casa 2,3 1,0 1,8 6,9 8,4 42,6 7,2 8,6 Resto de mujeres 2,2 0,8 3,4 9,8 13,1 42,4 9,2 6,3 8 9 Extrema derecha 10 Ns/Nc 3,5 0,6 2,1 7,9 6,0 0,8 2,9 11,5 3,0 0,6 1,9 7,2 Media Desv. típica 4,9 1,7 5,2 1,9 4,8 1,7 Regresión logística Para verificar en qué medida la mayor afinidad al PP y la mayor religiosidad de las amas de casa frente a las demás mujeres que se desprenden de las tablas de contingencia 2 y 3 se deben a las diferencias en las distribuciones de edad, hábitat y estudios mencionadas en el capítulo 2, más que a la propia condición de ama de casa, se elaboraron tres modelos de regresión logística con las variables objetivo dicotómicas (sí/no) “votante del PP” (según recuerdo de las elecciones generales del 2008), “católica practicante”, “no creyente”, respectivamente, e incluyendo como variables predictoras aparte de la condición de ama de casa (dicotómica: sí/no), también la edad, el nivel de estudios y el hábitat6. Los análisis se llevaron a cabo sobre las 4.922 mujeres de 18 a 65 años 7 de la muestra para las que se dispone de los valores para todas las variables consideradas. Los cuartiles de la edad son de 33, 46 y 55 años. De todas ellas 1.187 recuerdan haber votado el PP en las elecciones generales del 2008, 976 se declaran católicas practicantes y 828 no creyentes, 645 se consideran amas de casa. 6 Los términos de interacción con estas variables no suponen una mejora del modelo y complicarían notablemente la interpretabilidad. 7 Debido a la jubilación, la diferenciación de la situación de ama de casa pierde claridad a partir de esta edad. Tabla 6. Mujeres incluidas en la regresión logística por hábitat Hábitat Menos de 2.000 De 2.001 a 10.000 De 10.001 a 50.000 De 50.001 a 100.000 De 100.001 a 500.000 De 500.001 a 1.000.000 Más de 1.000.000 Total Frecuencia 309 903 1.423 598 1.046 227 416 4.922 Tabla 7. Mujeres incluidas en la regresión logística por nivel de estudios8 Estudios Menos de 5 años de escolarización Educación primaria de LOGSE ESO o Bachiller elemental Formación Profesional de grado medio Bachillerato de LOGSE Formación Profesional de grado superior Arquitecto e Ingeniero Técnico / Diplomado Arquitecto e Ingeniero Superior / Licenciado Estudios de Postgrado o especialización Total Frecuencia 34 598 1.035 433 563 497 692 947 123 4.922 “Hábitat” y “Estudios” son variables ordinales8 con las categorías indicadas en las tablas 6 y 7, que se representan en el modelo mediante una variable indicadora dicotómica para cada categoría, salvo para sus categorías máximas (hábitat de más de 1.00.000 de habitantes y estudios de postgrado o especialización, respectivamente), que figuran como categorías de referencia. Tabla 8. Regresión logística para VOTANTES DEL PP (2008) Votantes del PP (elecciones generales 2008) Edad Hábitat Menos de 2.000 De 2.001 a 10.000 De 10.001 a 50.000 De 50.001 a 100.000 De 100.001 a 500.000 De 500.001 a 1.000.000 Más de 1.000.000 Estudios Menos de 5 años de escolarización Educación primaria de LOGSE 8 O.R. I.C. (95%) Sig. 1,018 1,012 1,023 0,000 0,050 1,334 0,917 1,942 0,132 1,323 0,975 1,795 0,073 1,493 1,120 1,990 0,006 1,694 1,237 2,321 0,001 1,406 1,046 1,890 0,024 1,327 0,886 1,986 0,170 1,000 0,042 0,249 0,080 0,777 0,017 0,743 0,467 1,183 0,211 En el caso de los estudios se agruparon algunas categorías convenientemente para obtener una escala ordinal para facilitar la interpretación de los resultados. ESO o Bachiller elemental Formación Profesional de grado medio Bachillerato de LOGSE Formación Profesional de grado superior Arquitecto e Ingeniero Técnico / Diplomado Arquitecto e Ingeniero Superior / Licenciado Estudios de Postgrado o especialización Ama de Casa Constante 0,793 0,852 0,734 0,762 1,009 0,958 1,000 1,560 0,116 0,508 0,530 0,461 0,476 0,643 0,616 1,239 1,368 1,168 1,220 1,583 1,490 0,308 0,507 0,192 0,257 0,970 0,849 1,286 1,892 0,000 0,000 Tabla 9. Regresión logística para CATÓLICAS PRACTICANTES Católicas practicantes Edad Hábitat Menos de 2.000 De 2.001 a 10.000 De 10.001 a 50.000 De 50.001 a 100.000 De 100.001 a 500.000 De 500.001 a 1.000.000 Más de 1.000.000 Estudios Menos de 5 años de escolarización Educación primaria de LOGSE ESO o Bachiller elemental Formación Profesional de grado medio Bachillerato de LOGSE Formación Profesional de grado superior Arquitecto e Ingeniero Técnico / Diplomado Arquitecto e Ingeniero Superior / Licenciado Estudios de Postgrado o especialización Ama de Casa Constante O.R. I.C. (95%) Sig. 1,037 1,030 1,044 0,000 0,000 2,363 1,582 3,529 0,000 1,865 1,318 2,638 0,000 1,464 1,047 2,045 0,026 1,581 1,098 2,277 0,014 1,418 1,006 1,999 0,046 1,606 1,025 2,516 0,039 1,000 0,043 0,911 0,390 2,129 0,830 0,641 0,389 1,056 0,081 0,670 0,414 1,084 0,102 0,709 0,425 1,185 0,190 0,563 0,339 0,935 0,026 0,576 0,343 0,968 0,037 0,782 0,478 1,277 0,326 0,863 0,535 1,391 0,545 1,000 1,750 1,437 2,131 0,000 0,039 0,000 Tabla 10. Regresión logística para NO CREYENTES No creyentes Edad Hábitat Menos de 2.000 De 2.001 a 10.000 De 10.001 a 50.000 De 50.001 a 100.000 De 100.001 a 500.000 De 500.001 a 1.000.000 Más de 1.000.000 Estudios Menos de 5 años de escolarización Educación primaria de LOGSE ESO o Bachiller elemental Formación Profesional de grado medio Bachillerato de LOGSE Formación Profesional de grado superior O.R. I.C. (95%) Sig. 0,970 0,964 0,976 0,000 0,052 0,658 0,433 1,001 0,051 0,702 0,523 0,943 0,019 0,629 0,479 0,827 0,001 0,765 0,560 1,046 0,093 0,775 0,587 1,024 0,073 0,832 0,556 1,245 0,370 1,000 0,000 0,788 0,253 2,454 0,681 0,273 0,158 0,471 0,000 0,429 0,272 0,676 0,000 0,324 0,193 0,544 0,000 0,720 0,455 1,138 0,159 0,675 0,425 1,071 0,095 Arquitecto e Ingeniero Técnico / Diplomado Arquitecto e Ingeniero Superior / Licenciado Estudios de Postgrado o especialización Ama de Casa Constante 0,807 0,519 1,254 0,340 0,987 0,643 1,513 0,950 1,000 0,680 0,489 0,944 0,021 1,610 0,060 Los valores en las columnas “O.R.” (acrónimo para el término inglés “Odds Ratio”) de las tablas 8 a 10 indican el factor con el que se multiplica la razón de probabilidades opuestas (“odds”)9 de la variable objetivo correspondiente por un incremento de un año de edad, frente a la categoría de referencia del hábitat y del nivel de estudios, por ser ama de casa, respectivamente, partiendo del valor de la constante en esta columna. Las siguientes dos columnas indican los límites inferior y superior del intervalo de confianza del 95% correspondiente. La última columna indica la significancia. Es decir, la razón de probabilidades opuestas según el modelo para una mujer de entre 18 y 65 años se obtiene multiplicando los siguientes valores de la columna “O.R.” de la tabla correspondiente (8, 9 o 10): El valor de la fila “Constante” El valor de la fila “Edad”, elevado por su edad en años El valor de la categoría del hábitat correspondiente El valor del nivel de estudios correspondiente Sólo si se trata de una ama de casa, el valor de esa fila Para ilustrarlo con un ejemplo, para una ama de casa de 50 años con ESO o bachiller elemental y residente en un municipio de más de 1.000.000 de habitantes, el modelo da como razón de probabilidades opuestas de ser católica practicante un valor de 0,039 · 1,03750 · 1,750 · 0,670 = 0,281 y por tanto una probabilidad de ser católica practicante de 0,281 / (1 + 0,281) = 22%. Ya que se trata de una mujer más joven que la mayoría de las amas de casa y residente en un municipio atípicamente grande para una ama de casa, es un valor mucho más bajo que la proporción total de amas de casa de la muestra que se declara católica practicante que es del 41%. Eso indica que buena parte de este elevado valor del 41% se debe en realidad a la mayor proporción de edades más 9 La razón de probabilidades opuestas (Odds) de cada variable objetivo es el cociente de la probabilidad (P) de ser votante del PP / católico practicante / no creyente y la probabilidad de no serlo: Odds = P/(1-P). Por lo tanto: P = Odds/(1+Odds). elevadas y hábitats más pequeños entre las amas de casa y no a la propia condición de ama de casa. Sin embrago, según el modelo también la propia condición de ama de casa contribuye significativamente (significancia < 0,05) a las tendencias observadas, es decir a la disminución de la probabilidad de ser no creyente (intervalo de confianza del OR íntegramente menor que 1) y sobre todo al aumento de la probabilidad de ser votante del PP y de ser católica practicante (intervalo de confianza del OR íntegramente mayor que 1). En concreto, frente a una mujer de la misma edad, del mismo hábitat y del mismo nivel de estudios, la condición de ama de casa aumenta la razón de probabilidades opuestas de ser votante del PP en un 56% (Intervalo de confianza 0,95: de 28,6% a 89,2%), aumenta la razón de probabilidades opuestas de ser católica practicante en un 75% (Intervalo de confianza 0,95: de 43,7% a 113,1%), disminuye la razón de probabilidades opuestas de ser no creyente en un 32% (Intervalo de confianza 0,95: de 5,6% a 51,1%). De la misma forma el modelo sugiere que con cada año de edad de las encuestadas aumenta la razón de probabilidades opuestas de ser votante del PP o de ser católica practicante respectivamente en un 1,8 y 3,7% y disminuyen las de ser no creyente en un 3,0%, (con los intervalos de confianza correspondientes). En el caso del hábitat y de los estudios no se observan tendencias tan claras y sus influencias no siempre son significativas al 95%10. En la interpretación hay que tener en cuenta que se trata de factores multiplicadores de la razón de probabilidades opuestas frente a la categoría de referencia. Por ejemplo, según el modelo un hábitat de menos de 2.000 habitantes aumenta la razón de probabilidades opuestas de ser católica practicante en un factor de 2,363 frente a un hábitat de más de 1.000.000 de habitantes y en un factor de 2,363/1,865 = 1,267 frente a un hábitat de 2.001 a 10.000 habitantes. 10 Aunque para algunas categorías la significancia es superior a 0,05, se han mantenido dentro del modelo, ya que excluirlos supondría excluir toda la variable (nivel de estudios o hábitat) con todas sus categorías. CONCLUSIONES El análisis de los datos obtenidos nos conduce a dos conclusiones principales. En primer lugar, el análisis de los datos muestra un perfil diferenciado, en términos políticos y religiosos, de las amas de casa con respecto al resto de mujeres. Por un lado, las primeras se autoubican ideológicamente más a la derecha (5.2 frente a 4.8 en una escala de 0 a 10) y votan más frecuentemente al Partido Popular (35%) que las segundas (25%). Por otro lado, se observa una mayor proporción de católicas practicantes entre las consideradas como amas de casa que entre el resto de mujeres (41% frente al 23%) y una menor proporción de no creyentes (6% frente al 16%). La regresión logística realizada constata que los diferentes perfiles de las amas de casa frente a las demás mujeres en términos de edad, hábitat y estudios explican solamente en parte las diferencias que se observan en la ideología política y la religiosidad. Se observa, pues, una dimensión política y religiosa atribuible a la condición de ama de casa. Por otro lado, se constata una diferencia significativa entre la autoidentificación “subjetiva” y la ubicación “objetiva” de las mujeres que se dedican al trabajo doméstico no remunerado. Cerca del 23% de las mujeres que bajo los criterios (etic) de la EPA podemos considerar como amas de casa, no se consideran a sí mismas de esta manera sino que se identifican a sí mismas como mujeres en paro. Esta diferencia destaca por ser la única situación en la que se observa. En ninguna otra categoría ocupacional –ni entre hombres ni entre mujeres– se registra una diferencia similar entre la identificación del individuo de su propia situación ocupacional y la ubicación, bajo criterios objetivos, de la misma. Esta observación es coherente con el análisis de diversas autoras, como Crompton (1999) y Lewis (2001), sobre la erosión del modelo male-breadwinner. En este sentido, el declive del modelo no solamente se constata en términos materiales y económicos sino, también, en el propio imaginario femenino. Una parte importante de las mujeres que se dedican, en la práctica, al trabajo doméstico no-remunerado no se identifican con este rol sino que se ven a sí mismas más bien como paradas, en una ruptura clara con el modelo tradicional hombre proveedor - mujer cuidadora. Esta diferencia entre la autoidentificación y la ubicación “objetiva” reaviva, una vez más, el debate sobre la adecuación de las categorías de los registros laborales a las realidades del trabajo de las mujeres. ANEXO Tabla 11. Sexo y edad de las personas que se dedican en exclusiva al cuidado no remunerado del hogar (en porcentajes) Sexo Hombre Mujer N 5680 5986 Porcentaje 0,8 99,2 Edad (en años) De 18 a 34 De 35 a 54 De 55 y más N 2713 4507 4446 Porcentaje 2,5 30,1 67,4 Tabla 12. Nivel de estudio de las mujeres, según ocupación (en porcentajes) ¿Ha ido usted a la escuela o cursado algún tipo de estudios? N Mujeres amas de casa Resto de mujeres No, es analfabeto 21 0,2 0,4 No, pero sabe leer y escribir 164 4,7 2,4 Sí, ha ido a la escuela 5800 95,1 97,2 No contesta 1 <1 ¿Cuáles son los estudios de más alto nivel oficial que Ud. ha cursado, con independencia de que los haya terminado o no? Menos de 5 años de escolarización Educación primaria de LOGSE ESO o Bachiller elemental Formación Profesional de grado medio Bachillerato de LOGSE Formación Profesional de grado superior Arquitecto e Ingeniero Técnico Diplomado Arquitecto e Ingeniero Superior Licenciado Estudios de Postgrado o especialización No contesta TOTAL N Mujeres amas de casa Resto de mujeres 98 4,3 1,2 934 1278 31,6 36,0 13,3 19,5 456 4,7 8,4 619 11,1 10,6 513 4,1 9,7 26 735 0,1 3,6 0,5 14,3 37 - 0,8 968 4,2 19,0 129 - 2,6 8 5801 0,2 100% 0,1 100% Tabla 13. Frecuencia de mujeres amas de casa, según Comunidad Autónoma y hábitat (en porcentajes) Comunidad Autónoma Andalucía Aragón Asturias Baleares Canarias Cantabria Castilla/La Mancha Castilla/León Cataluña Valencia Extremadura Galicia Madrid Murcia Navarra País Vasco Rioja N 1054 151 165 122 276 105 254 377 901 572 157 438 732 181 108 297 96 Mujeres amas de casa 14,2 14,6 27,3 10,7 12,3 22,9 27,6 21,8 12,2 17,1 20,4 17,8 10,7 17,1 11,1 15,8 18,8 Resto de mujeres 85,8 85,4 72,7 89,3 87,7 76,2 72,4 78,0 87,8 82,9 79,6 82,2 89,2 82,9 88,9 84,2 81,3 Hábitat Menos de 2.000 De 2.001 a 10.000 De 10.001 a 50.000 De 50.001 a 100.000 De 100.001 a 500.000 De 500.001 a 1.000.000 Más de 1.000.000 421 1064 1674 711 1332 286 498 22,6 16,1 16,4 14,3 17,5 11,5 7,0 77,4 83,9 83,5 85,5 82,4 88,5 93,0 REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS Arrazola, María; Hevia, José de; Mauleón, Ignacio; Sánchez, Raúl (2011). “Estimación del volumen de economía sumergida en España”.Cuadernos de Información Económica, 2011 ene-feb; (220) pp. 81-87. 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