fNf ' Ai » 1 ' rJ fíflñ JMff Hf tr\S JORGE BERLANGA ! cualquier momento de bajada de ; atención. Mrj/f/V a nominación de la película ¡ de Pedro Almodóvar «Tacones lejanos» para los Globos de Oro1 en el apartado de mejor película extranjera nos hace meditar una vez más sobre la situación del cine español en el pa-nprama mundial. Estos premios, que son generalmente considerados en Hollywood como un ensa-,yo general de los Oscarsry en donde las películas que entran en liza suelen ser, con pocas variaciones, las mismas, que luego se llevan el gato al agua a la hora de acaparar los galardones de la Academia, nos pueden dar una medida de las posibilidades que tiene eLdirector manchego para lograr de una vez por todas ia bendición de la industria estadounidense o, por el contrario, de seguir en el papel de «í>utsider»sde prestigio, considerado como curiosidad extravagante áentixLde circuitos marginales, ¡ Dentro de lo que cabe¿ los Globos de Oro son mucho más sipifícativos que tes célebres estatuillas que la efigie del «Tío Osear» como barómetro para conocer los disíintos niveles de presión con^ercial que van a marcar las directrices del año en el universo cinematográfico, desde el momento en que se codean directamiente con productos televisivos y con las estrellas del medio, juntando dos mundoien teorí&separados, pero condenados a enten- derse por las exigencias de sensi bilidad y tecnología de este final de siglo. El vídeo, si no ha mata do, absorbe cada vez más a lai figuras de la pantalla grande, y Q¡ público, en estos momentos tiene sus preferencias mediatizadas día a día por las oadas catódicas, hasL ta el punto que tienen mucha máf fama los protagonistas de una se rie televisiva de calidad fugaz qué los de un film que pueda batir réi cords de taquilla. 1 El cine-poco a poco se ve más f merced de las exigencias televisivas, desde el momento que los bei neficios que puede dar un proí ducto dependen en un porcentájf más alto de su exhibición por¡ la pequeña pantalla, ya sea por ca1denas de estreno por cable o reesl treno por-canales habituales,- lo mismo,que de su comercializa? ción en cintas grabadas, que del dinero que pueda dar su proyecl ción en salas tradicionales. La$ diferentes formas de enfoque que? quiérase o no, plantean las distintas formas de difusión obligan i los creadores a una modificación del lenguaje, al uso de un «temí po» con una agilidad forzosa qüf desafíe los continuos cortes publi^ citanos o la tentación del «zapi ping» para cambiar de oferta en 1 autor se ve, por tanto, obligado a provocar un rapto continuo del espectador, a no conceder ningún respiro, a hipnotizar durante hora y media con todos los medios y trucos a su alcance. Nos encontramos de este modo con el despegue definitivo de un cine que utiliza los métodos más sofisticados para atrapar la curiosidad del público, tocando con el artificio los resortes de la emoción, la atracción magnética del inconsciente. Lo mismo una sensibilidad lacrimógena en dosis masivas que una acción trepidante sin descanso, el deslumbramiento continuo y el esplendor y protagonismo creciente de los efectos especiales, el ordenador como responsable casi directo del producto final. En semejante situación, los espa-™ ñoles seguimos contando con Almodóvar como único director con cierta proyección internacional, que ha hecho de una estética chocante y de unas referencias culturales metidas en la túrmix de un gazpacho -étfeo particular un estilo propio capaz de provocar la curiosidad del público foráneo, aunque las aspiraciones de clasicismo melodramático de «Tacones lejanos» puf dan volverse en su contra entre públicos acostumbrados a la grotesca parodia sentimental de los seriales de la familia de Angela Channing y similares. Pero no podemos olvidar que su éxito, siendo anecdótico y sin pasar más allá de un curioso cutre-lujo dentro de la industria americana, no4eja de ser absolutamente excepcional dentro de nuestro país,, cuyo nivel de pro^duceión va cayendo vertiginosamente en los más vertiginosos abismos de la miseria. ¿Qué podemos esperar, viendo todavía esos planos kilométricos en los que un personaje tarda va-WQS minutos en sentarse para , abrir un libro, sin que nada más ocurra, salvo!el bostezo como res-, puesta menos grave? Si ni «1 mismo público nacional responde a la oferta del cine español, sería un milagro que el extranjero mostrase el más mínimo interés. Habría que dejar dé escudarse en la acusación fácil al poder de las multi-~ nacionales, á la desidia de los distribuidores, a 4a mezquindad de los exhibidores y empezar a replantearse una situación8que ha degenerado en gran parte por errores acumulados por los propios cineastas. Ante el recorte de subvenciones por parte del Ministerio de Cultura muchos se han llevado las manos a la cabeza, viendo asomar las orejas aHobo sin dar crédito, después de haber bailado al son de la protección absolutista del Estado, ayudando a la destrucción de una estructura industrial que, aunque proveniente de un pasado' que provocaba rechazo, gozaba de Las aspiraciones de clasicismo melodramático de «Tacones lejano pueden volverse en su contra entre :esca parodia sentimental de los serialesde la familia Channing y similares. En la imagen, ana escena de la película con Victoria Abril y Marisa Paredes, una apreciable mecánica productiva. No sé dieron cuenca desque el monopolio del Poderla la hora de administrar la creación, basado en una aspiración de control de los medios artísticos' y de comunicación, podía producir un deterioro inevitable al enfrentarse con un mercado abierto. Y ahora, en el momento en que, se decide cortar el grifo, y al no haber dado ningún incentivo oficial a lainversión privada, nos encontramos en un punto muerto que al menos nos puede servir como punto de partida, para asumir aclitudes renovadas tras un naufra^ gio que, al fin y, al cabo, estaba más que7 anunciado. l stamos en el 92, un añonen el que España parece que no $a reparado en medios para ser el foco de la cultura mundial, entre Olimpiadas^ exposíéio-nes universales, capitalidades artísticas,~y en el que nos encontramos con que el cine español tiene Amenos que nada para ofrecer, salvo su participación oficial en i las finanzas de la" carrera ^enfre dos producciones sobre el mismo-tema, el descubrimiento de America. Como sí fuera una de esas competiciones a la antigua usanza entre exploradores para ,ver quién llegaba antes al objetivo, dos productoras extranjeras han decidido poner toda la carne en el asador para aprovechar el tema del quinte centenario de la llegada de los españoles a América con dos películas sobre el mismo tema, Cristóbal Colón. Nuetro Gobierno, para no áaer etfmás errores, apuesta por las dos, con gene- rosa intervención, no se sabe si a la'espera df algún beneficio. Espqremos que no nos la devuelvan dobladf y rios hagan el retrato tópico del rey intrigante y promiscua, de la reina ambiciosa y poco ap'egada a las abluciones, del mariiio sibilino y avaricioso, de los colonizadores ávidos de oro y aficionados a cristianar indígenas a^tes de despenarlos, porque sólo nos faltaba eso para aumentar un pdco más nuestro prestigio. Pqr lo 'demás, podemos confiar del talento ide Ridley Scott para ofrecemos una obra en todo caso singular, con su reconocida habilidad para hacer obras maestras co» cualquier tema. Su capacidad para hacer películas de culto, ya sea en el campo del honor con \ duelistas napoleónicos, en el espacio exterior con mujeres guerreras enfrentadas a un monstruo de1 crueldadj implacable, en el futuro sin esperanza con detectives quemados siguiendo a robots con •• alma, o en desérticos paisajes actuales del oeste americano con damas heroicas luchando contra una sociedad que las 'oprime, nos hace esperar al menos una película jugosa, ^eon tensión y emoción .' abismal» dentro de íá epopeya de un personaje que afronta un viaje a lo desconocido, navegando rumbó" al vértigo, entre la gloria y la vergüenza. Cuenta con medios y actores de talla para no decepcionamos. Ei\ cuanto á la otra aventura, la produciría por los todopoderosos Salkind y dirigida por John Glenn, podemos esperar una pelíciía típica dé la casa, con intriga, amoríos y acción para todos los públicos, sip más pretensiones que las de una satisfactoria res- puesta comercial, en busca del oro como en una nueva empresa de conquista de un mundo colonizado a medias. Si nojios decepciona tanta tripulación embarcada en el oportunismo de las fechas, tal vez podamos gozar de ; «Los españoles seguimos contando conAlmodómr como único director con cierta proyección internacional, que ha hecho de unas referencias culturales metidas en la ético particular un estilo propio capaz de provocar la foráneo.» > algún entrtíénimienlQ;e% i de'España;"".-'./''' -. '.'.-""•'•' '"-., Porque más acá parece que poco nos va a ofrecer el cacaféack>:92, ¡ Carlos Saura, metido a experto ea trasladar a la pantalla el duende = del arte flamenco, prepara para Sevilla una gran serie iobri^bailaroas, músicos y. cantaores de la I tierra, que gozará sin dufia 4e la ; sensibilidad para et tema del Üi» i, rector aragonés, Y casi iWemos parar de contar, Una película con ¡ Marta Sánchez, seguramente otra con la Panfoja, y unos'cuantos proyectos sípiendo ;ía Jfoeá:^te costumbre, éiiíreeíresir|imienta del folklore^ la afición poi el fhriíler y el sentimentalismo nostálgico posfranqíiista. Entre todos, casi se pueden contar con los dedos deJás! manos. Será que «1 paño está para otrts cosas más que para enjugar los s^doceslde la érisiicinematógráfica. \ . _ • .V'"-';.'.-Así que mtóntías el cine espaftol se plantea^ con un presenté prácticamente inaiie,.mis posit^iíidades de competencia en el panorama de nuevo orden mundial que se presenta para el aio 93, aquí no podemos hper otra cosa que intentar divertirnos con Id que sé presume vaja ser el gran fxito de la temporada. Después d¿ reírnos conj&s horrores^ humor ne$co de «La familia Adams», que en su comicidad macabra parece que fuera de estos parajes, nada como poner rumbó al país de nunca lamas y ver la ultima joya de Steven Spiell^rg, un señor que tóerapre lo ha tertido claro» disfrutando con Peter Pan,y_e| CapWií Garfio, esperando» rodeados déla decrepitud de viejos planteamientos, no perder nunca la ilusión de la niñez. nuestro país; cuyo nivel dé producción ya cayendo vertiginosamente m los más vertiginosos abismos de la miseria;; ¿Qué podemos .esperar, viendo todavía esos planos kilométricos en los que un personaje tarda varios - minutos en sentarse para abrir un libro, sin que nada más ocurra, salvo el bostezo como respuesta Amenos grave? Si ni el mismo público nacional3responde a la oferta délcme español, sena un milagro que el extranjero mostrase- -el más mínimo interés* Habría que dejar de escudarse en la acusación fácil al poder de las multi-nacionales» a la desidia de los distribuidores, a la mezquindad de los exhibidores, y empezar a replantearse una- situación que ha degenerado en gran parte por errores acumulados por los propios cineastas. .... : ... , , , „ ' Ante el recorte de subvenciones pórpárté del Ministerio de Cultujra muchos se han llevado las manos a la cabeza, viendo asomar las orejas al lobo sin dar crédito, después de haber bailado al son de la protección absolutista del Estado; ayudando a la destrucción de una -estructura industrial que, aunque proveniente de un pasado que provocaba rechazo, gozaba de Las aspiraciones de clasicismo pueden volverse en su contra entre públicos acostumbrados a la grotesca parodia sentimental de los seriales de la fomiliaChawting y similares. En la imagen, ana escena de la película con . Victoria Abril y MarisaFaredes. una apreciabíe mecánica produoí ti va. No se dieron cuéntale que el monopolio del Pódela la hora) de administrar la creación, basa-do en una aspiración de controj de los medios Artísticos y de co-i municación, podía producir urí deterioro inevitable al enfrentad se con un mercado abierto. ^ .ahora, en él momento en que se decide cortar el grifo, y! al no ha¿ ber dado ningún incentivo oficia) a la inversión privada, nos enconitramos en un punto ¿nuérto que al menos nos puede serw cpmd punto de partida pata asumir aclitudes renovadas 4ras «& naufrar gio que, al fui y al cabo, estaba stamos en el 91, tin año et. el que España |¡areceLque = no 'ha reparado en m^díds; para ser ej foco de la cultura munj* diaii entre Olimpíadas, axppsicio- \ , nes universales, capitalidades as-, • tísticas, y en-el que nos' encontramos con que el cine españoHienls; menos que nada para ofrece^ salvo su participación-oficial en \&$, , finanzas de la carrera'entre dos producciones ssobre el 'mismo tema; el descubrimiento^de América. Como si fuera una de ;es4s, competiciones a la antigua usanza entre exploradores para i?ér quién Hégaba Cantes al objetivé, dos productoras extranjeras naja dectdidoponertodaiacarne en ^l asador para aprovechar el teraia del quinto centenario de la llegada de los españoles a América coto doslpelículas,sobre eTmismo tí* ma, Cristóbal Colón. Nuetrq Gébietno» para no caer en más erré-™ res,* apuesta por lasados, con genp- i ropa intervención, no se sabe sj a lajespera de atgúnijenefkio. Es peremos qufe no nos la devuelvan dcfblada y nos hagan el retrato tópiécTdél re^ intrigante y promisi cu|3, de la rejna ambiciosa y poco apegada alas abluciones, del ma;riifo sibilino y avaricioso» de los colonizadores ávidos de oro y .afi cionados a- cristianar indígenas ; antes de despeñarlos, porque sólo ! nqs faltaba eso para aumentar un poco más nuestro prestigio. Pdr-loj demás, podemos confiar def talento de Ridley Scott para offecerhos una obra en todo caso sirigular, con sá reconocida habi lidad para hacer obras maestras coh cualquier tema. Su capacidad pata hacer películas de culto, ya sea en el campo del |ionor con duelistas napoleónicos, en el es pacio exterior con mujeres .gue rreras enfrentadas a un monstruo de'crueldatf implacable, en el futuio sin esperanza con detectives quemados siguiendo a robots con almaro en desérticos paisajes áctu^les del oeste americano con damas heroicas luchando contra una sociedad que las oprime, nos hace esperar al menos una pelícu la jugosa, con tensión~y emoción abismal, dentro de la epopeya de unfpersonaje que aftonta~un viaje a ío desconocido, navegando ruijnbo al vértigo, entre:la gloria y la vergüenza. Cuenta con medios y actores dé talla para no decepcktaarnosr ¡ , En¡ cuanto a la otra aventura, la producida por los todopoderosos Sa|kind y s dirigida por John Glenn, podemos esperar una película típica de la casa, con intriga, ampríos y acción para; todos los públicos, sin más pretensiones I las de una satisfactoria res- ' -etttitteMniiento 'en >el CINE __ Porque más acá parece que poco nos va a^ofrecer éteacar@ado 92, puesta comercial, en ]busca del (Jarlos Sáura, metido a 'dpetlo,ef oro eonío en una nueva empresa trasladaj¡a la pantalla e| duende ;de conquistare un muriao colo- del arte flamenco^ prepara p|ra nizado a medias. SÍ no nos decep- Sevilla uta gran serie solare baíjaciona tanta tripulación ^embarga- róas, músicosjy cantaorés de 1 da en el oportunismo $e las fe- tierra, que gozará sin dilda de la chas, tal vez podamos gozar de sensibilidad para el iejnMd.fi*> rector aragonés^ ¡y casi podemos parar.de contar, Una película coi %rtá Sánchez, seguramente otra con la Ppntoja, ,y. uho^,cuantói proyectos siguiendo la línea lie costumbre, entre el resutpnííento del folklore, la afición por el thtíí ller y el sentimentalismo nostálgi co posfraiiquisla.. Entre tódos^casf se puecfei contajr con íps dedos de las: manos. Será que- el paño estápara otras coíasmás flue para enjugar los sudores de la .crisis ci¿ 'nematojgfáfícju' '_„ '•-;.'-"• 'j_V Así que mientras el cinerespañoi seplánte^, coníiii presenté prácti* caménfe Male, sus posíBilidades, de competencia eií el panorama dé nuevo orden mundial que™ so «Los españoles seguimos, presenta para el año 93,!áquí nq^ podem^;hacer otra co&| -qiiguni tentar divertimos con io que sé como único director con ¡ presume va a serjeí gran éxito de -ciertaproyección- -> la ^ temporada, Después df reírnol con los horrores de humor negm internacional, quena ' de «LafaítóMa Ádams», que éffsu :hecho de unas referencias comicidad macabra parece que culturales metidas en la •, fuerade estos parajes, nada epmo^ poner rumbo al país de «inca ja túrmix de un gazpacho , más y verla última joya de Steveii ético particular un estilo Spielberg, tn señor que "siempre^ propio 'capaz de provocar la lo ha teriido claro, disfrutando con Peter Pán^y e^Capit^n Gar-! curiosidad del público ' fío, esperando, rodeados (le la de^ foráneo.» crepitud de viejos plán^mientds, no perder nunca la ilusión des la niñez, ^ \ \ i