LOS MOVIMIENTOS SOCIALES COMO SISTEMAS DE COMUNICACIÓN SOCIAL Manuel Montañés Serrano (Universidad de Valladolid [email protected]) Resumen Los Movimientos Sociales pueden definirse como la acción colectiva no institucionalizada dirigida al cambio social, y, asimismo, como sistemas de comunicación entre diversos niveles de conciencia y participación ciudadana .El modo en que se articulan esto niveles dan lugar a diferentes Conjuntos de acción. Conocer los discursos que articulan los diferentes Conjuntos de acción, son de vital importancia para conocer la sintonía entre los diversos niveles y, por, ende, para dar cuenta de los diferentes tipos de Conjuntos de acción. En esta ponencia, se dará cuenta del dispositivo técnico/metodológico con el que conocer y mostrar la articulación de estos niveles. Palabras clave Comunicación; Conjuntos de acción; Muestra estructural; Movimientos Sociales; Redes 1. Presentación A veces se hacer referencia a las acciones y movilizaciones para definir a los Movimientos Sociales, y, en otras ocasiones, a las organizaciones sociales asociadas con las mismas. Todo depende del momento de efervescencia en el que se encuentren. Cuando la agitación es elevada, es habitual que las movilizaciones sean tomadas como MMSS, y cuando es menor, se habla más de organizaciones. Ambas realidades están presentes en un Movimiento, pero ninguna es un Movimiento Social. Los Movimiento Sociales son redes comunicativas de acción colectiva, no institucionalizada, orientadas a la transformación social. Esta redes articulan diferentes Conjuntos de acción, con incidencia desigual en la construcción de una corriente de opinión pública favorable tanto a sus planteamientos, como a participar, de manera más o menos activa, en las acciones convocadas. En esta ponencia se expondrá una estrategia técnica/metodológica con la que dar cuenta de los Movimientos Sociales de acuerdo con la concepción enunciada. 2. Conjunto de acción, Grupo Motor y Discurso Mayer (1980: 109) tomó prestado el término del Conjunto de acción de P. H. Gulliver para definir la relación que tienen diversos miembros respecto a un ego central. Aquí se emplea con cierta similaridad, sustituyendo el ego por un programa, proyecto, actividad o acción, siendo los componentes, los grupos motores, el tejido asociativo y la población en general. Si bien, la participación de estos componentes en unos u otro Movimiento no solo difiere en cantidad y calidad (esto es, diversificación) sino asimismo en cuanto a la estructura relacional que la misma configura. El Grupo motor es el impulsor del Movimiento. Lo forman personas que además de participar en las acciones y movilizaciones, las proponen, las planifican, las organizan y las evalúan. Está formado por grupos animadores. Siguiendo a Villasante (1984), los grupos animadores, son personas que se mueve por un proyecto global de transformación social. Dentro de los grupos animadores caben desde intelectuales, artistitas, profesores a profesionales de las ciencias sociales o de la intervención social, militantes de partidos políticos a dirigentes y activistas en general de organizaciones sociales. Estos grupos apenas tendrían incidencia si no contactaran con los sectores activos --de hecho así les pasa a muchos, que al no contactar con éstos, su incidencia es mínima-: son las personas que tienen la capacidad de retransmitir los mensajes en su medio más inmediato (sea éste un bar, un centro educativo, una plaza, un mercado, un club deportivo, en definitiva, cualquier espacio de consumo comunitario), haciendo uso de los lenguajes de la cosmología de la base social. Ejercen, siguiendo la teoría de la comunicación en dos pasos, (Lazarsfeld, et al., 1948) de líderes interpares, contribuyendo a la formación de la opinión pública. Las relaciones que mantiene el Grupo motor con el tejido asociativo y con la población en general, como se ha dicho, propicia diferentes Conjuntos de acción. Para conocer los diferentes Conjuntos de acción se ha de conocer el contenido e intensidad de las relaciones que mantienen entre sí los grupos motores, el tejido asociativo y la población en general, a tal fin se ha de conocer los discursos sociales que se estructuran entre sí. Si bien, conviene aclarar que conocer los discursos va más allá de averiguar los posicionamientos a favor o en contra que una encuesta pueda ofrecer. Un análisis simplón de la información de una encuesta nos puede llevar a concluir que quienes se decantan por una posición pueden llegar a participar de un Movimiento Social que asimismo se pronuncié de la misma manera. Si así fuera, incluso el presidente del gobierno, Mariano Rajoy, se sumaría a alguna de las Mareas que se manifiestan en contra de los recortes, pues en más de una ocasión se ha pronunciado en contra de los mismos. Los discursos son algo más que las opiniones sobre un tema. Los discursos sociales no son enunciados, ni significados, ni siquiera son los sentidos inferidos, aunque contemple todos estos aspectos. Los discursos sociales son los posicionamientos ideológicos-culturales, en el sentido antropológico del término. Entendiéndose por posicionamiento ideológico-cultura el conjunto de ideas y conceptos que, de manera coherente, estructuran y orientan el pensamiento y la acción, otorgando sentido al qué, al quién, al por qué, al porqué, al para qué y al para quien se dice lo que se dice. El posicionamiento ideológico-cultural nos dice desde dónde se dice lo que se dice. Por consiguiente, indagar sobre qué se dice, cómo, por qué, porqué, de qué, de quién, para qué y para quien se dice lo que se dice, nos ayuda a conocer desde dónde se dice lo que se dice. El análisis de los posicionamientos discursivos resulta de gran utilidad para explicar porqué tanto las teorías que no ponen el foco en los individuos– como la de la movilización de recursos, centrada en la organización de la acción o de tipo estructural, como las teorías del conflicto- o las de corte individualista -como la de la elección racional-, son insuficientes para dar cuenta de los MMSS. 3. Teorías estructurales y Teoría individualista de los Movimientos Sociales La teoría de la movilización de recursos viene a decir que si las condiciones socioeconómicas (Bienes materiales: seguridad económica y física) son precarias y hay descontento social, basta con la existencia de líderes que organicen y planifiquen la acción colectiva, con la que denunciar la situación y reivindicar mejoras sociales, para que tenga lugar un exitoso Movimiento Social. La teoría del conflicto, por su parte, considera que la Historia es la historia de la lucha de clases, estructurándose opuestos intereses de clase. Por tanto, para que surja un Movimiento, la clase en sí, que es la clase oprimida, ha de toma conciencia de su condición objetiva, convirtiéndose en clase para sí. A tal fin, el partido, como vanguardia de la clase oprimida, ha de acelerar ese proceso, inevitable, desde una concepción marxista. Sin embargo, la realidad se impone a las teorías aportando múltiples ejemplos que desautorizan a ambas, como teorías completas y suficientes. Esta circunstancia ha sido aprovechada para recurrir a las introspección individual de cada cual para explicar la existencia de los Movimientos Sociales. Así la teoría de la elección racional, según Olson (1965), nos dice que los individuos no participaran en las acciones colectivas, a menos que los “beneficios selectivos” esperados superen los “costes” por participa. Cuando la balanza es negativa, se procurará “viajar gratis”, esto es, se aprovechará de los beneficios que la presión del Movimiento pueda proporcionar con el menor, o ningún, coste alguno personal. Esta teoría, tal vez, podría explicar por qué algunas personas no participan en los Movimientos Sociales, pues como dice Olson, prefieren “viajan gratis”, pero no explican, por qué otras muchas sí lo hacen. El utilitarismo individual no puede, por sí solo, explicar la propensión a participar. Los Movimientos Sociales no sólo dirigen sus actuaciones hacia la conquista de reivindicaciones crematísticas sino también hacia la definición de modelos socioculturales alternativos. Si bien, el que la participación no proporcione beneficios utilitaristas no significa que la participación no proporcione satisfacciones. 4. La dimensión instrumental y expresiva de los Movimientos El ser humano, tanto como especie, como a título individual está obligado a participar de intercambio de objetos, de signos y de sujeto. Estos tres subsistemas producen, respectivamente, bienes y servicios, prestigio y placer. El primero motiva al ser humano a participar en Movimientos caracterizados por las reivindicaciones materiales. El segundo en Movimientos de identificación y diferenciación social, ya sea con quienes participan o con la marca con las que se asocia el Movimiento. Por ejemplo, la simpatía que despierta Greenpeace, a pesar de contar con una estructura notablemente jerarquizada, -forma que desentona con la flexibilidad organizativa que caracteriza al movimiento ecologista- se halla, entre otras razones, en que todas sus acciones, muchas de ellas espectaculares, son realizadas de una manera autónoma, procurando en todo momento no aparecer en posibles acciones conjuntas con otras organizaciones. El celo por preservar su «marca» les lleva, al menos en Madrid, a no participar ni siquiera en mesas redondas. Y el tercero, a participar en aquellos Movimientos en dónde el contacto con los demás participantes proporcione satisfacción afectiva y emocional. En los movimientos sociales podemos encontrar dos componentes o tipos de conducta, que, haciendo uso de la terminología acuñada por la Escuela de Palo Alto, se puede definir como conducta expresiva e instrumental. En el primer caso es la satisfacción en sí, son los afectos compartidos lo predominante. No existe un fin, o, si se quiere, la actividad es un fin en sí misma; en el segundo, la conducta está orientada a un fin determinado. Ambas conductas están regidas por lógicas distintas. El afecto maneja una lógica analógica que computa en términos de «más o menos». Por su parte, la conducta instrumental se orienta por la lógica binaria, que computa en términos de «si o no», es decir, si se consigue o no los objetivos planteados. Ambas conductas no se oponen entre sí, simplemente son modalidades distintas de la actividad humana. Coexistiendo el seno de los Movimientos Sociales, con diferente grado. En los Movimientos donde predomine la conducta instrumental éstos mantendrán su existencia mientras se consigan cosas. En el caso de los Movimientos donde prevalezca la conducta expresiva será el mayor o menor afecto que proporcione la participación en el mismo, el elemento condicionante. En el primer caso, la participación en el Movimiento es un medio para alcanzar un fin, mientras que en el segundo caso la energía se gasta en la permanencia del Movimiento en sí. En este caso lo que prima, es el estar juntos. Habitualmente se asocia a los Movimientos Sociales en los que predomina la conducta instrumental con los Movimientos que dirigen su acción hacia el logro de bienes y servicios materiales, mientras que la conducta expresiva se suele decir que es propia de los Movimientos que reivindican bienes post-materiales (Inglehart,1981): conservación y mejora de la naturaleza, calidad de vida, etc. No es así, pues ambos tienen una finalidad ulterior y además, como se ha dicho antes, ambas modalidades conductuales, no se oponen entre sí, e, incluso, tanto uno como otro Movimiento puede, en un momento dado, cambiar la prevalencia de su conducta. Sirva como apoyo de esta afirmación la Marcha Negra, que el verano pasado (2012) protagonizan los mineros de Asturias, León y Aragón. Aunque la reivindicación que les guió fuese algo de índole tan material como la conservación de sus puestos de trabajo, no por ello las acciones emprendidas dejaron de tener una gran dosis de conducta expresiva. En una Asociación de Vecinos cuyos fines sean tan prosaicos como pueden ser la defensa de los intereses urbanos de los habitantes del barrio, se puede encontrar el calor necesario (la energía que se desprende en trabajar por la permanencia del grupo) que propicie el deseo de afiliarse. Las conquistas logradas pueden pasar a un segundo nivel. Se valorará la participación a partir del grado de satisfacción emocional que la misma proporcione. Los vecinos de los barrios que participaron activamente en la remodelación urbanística de los años ochenta (Villasante et al., 1989), lo que más añoran es la “Unidad” reinante. La unidad en la asamblea, la unidad en la calle. La unidad concebida no solo como instrumento para alcanzar sus objetivos, en este caso la remodelación del barrio, sino también el elemento mediante el cual podían sentir su pertenencia a un grupo, a una comunidad. En toda transformación hay una parte de energía que se degrada (toma forma calorífica), es lo que se conoce con el nombre de entropía. El paso de la conducta instrumental a la conducta expresiva puede, tal vez, provoca perdida de significados, pero ganar en sentido –en el doble sentido de la palabra sentido, como renovados significados y sentimientos compartidos-, al tiempo que favorece el salto de un sistema a otro, en donde nuevamente puede surgir la conducta instrumental, pero ahora orientada a lograr otros fines. En mayo de 1968, un Movimiento orientado a lograr mejoras en la enseñanza propició el nacimiento de un proyecto revolucionario. El hecho de experimentar y compartir los sentimientos puede conducir a un levantamiento revolucionario, pues, como decía Benedetti, «Si te quiero es porque sos, mi amor mi cómplice y todo, y en la calle codo a codo, somos mucho más que dos». Los componentes de los Movimientos es lo que prevalece la dimensión expresiva están más preocupados por defender la permanencia del movimiento en sí que por los resultados que puedan obtener. Están más preocupados por el continente que por el contenido. La energía se orienta no tanto hacia el futuro, como a la creación y recreación del grupo. Otra cuestión es la trascendencia añadida que el movimiento pueda generar. Las acciones que organizan estos movimientos tienen una doble finalidad: una externa, orientada a dar a conocer sus propuestas; otra interna, dirigida a conocer el grado de cohesión del grupo. ¿Qué es lo que hace que una persona se integre en una organización y no en otra, no ya de similares, sino idénticos objetivos, estructura y funcionamiento?,. La respuesta puede hallarse en que no sólo se busca estar con los que piensan o con los que quieren como nosotros, sino también con los que sienten como nosotros. Quienes intenten instrumentalizar este tipo de movimiento, o, dicho con otras palabras, quien intente sacar provecho, utilizando el término acuñado por Maffesoli(1986), de la potencialidad subterránea que generan estos Movimientos, han de enfrentarse con el eterno debate de cómo hacer compatible el pragmatismo con el fundamentalismo ideológico, es decir, cómo hacer viable la ampliación del círculo sin que ello provoque la disolucion, (no hay posible solución si no hay ilusión). La solución se halla no en la ampliación del círculo sino en la federalización de los sentimientos, al igual que los católicos con sus múltiples advocaciones marianas, una en cada aldea, pueblo y ciudad, pero una sola Virgen verdadera que les une a todos con la Iglesia como Institución. Conviene recordar que el proceso de evangelización de la población aborigen fue posible gracias al respeto que tuvieron los misioneros con los dioses autóctonos. Estos no fueron sustituidos, simplemente les cambiaron el nombre. Es por ello que se ha de prestar atención a lo manifiesto –a lo dicho- para captar lo latente. No en el sentido psicoanalítico, sino más bien en el sentido chomskyano de la estructura subyacente (Chomsky, 1999), esto es, se ha de indagar sobre qué se dice cuando se dice lo que se dice. Múltiples significantes pueden ser concebidos como formas de expresar un mismo significado –de ahí que, sin gran esfuerzo, se pueda ir de un Movimiento a otro, aunque cambien las temáticas de los mismos-; múltiples significado pueden quedar condensados en un mismo significante -La primera Huelga General, realizada tras la instauración de la democracia (14 de diciembre de 1988), con un éxito sin parangón, fue convocada, aunque cueste creerlo ahora, contra un proyecto de ley de empleo juvenil. Obviamente, en este significante se condensaba la frustración que la sociedad española sentía al ver que no se cumplían las expectativas depositadas en un gobierno que se reclamaba socialista-; y, asimismo, un mismo significante tiene múltiples significados para unos u ortos seres humanos. Así, por ejemplo, los recursos destinados a la educación pública es un gasto mientras que para otros es una inversión. 5. Redes Los seres humanos no somos seres pasivos sino seres activos que producimos nuestros particulares sentidos, si bien, estos no son caprichosos, éstos (los sentidos inferidos) han de ser compatibilizados en las redes que estamos obligados a participar para atender nuestras necesidades. Es en estas redes en donde tenemos que compatibilizar nuestros valores, ideas, creencias, opiniones, etc., y, por ende, donde se fragua nuestra motivación participativa, pero ni todos los seres humanos participamos de las mismas redes, ni procedemos del mismo modo todos los seres humanos que participamos de las mismas redes. Es más, un mismo ser humano, puede tener comportamiento y actitudes diferenciadas en una u otra red. Se puede ser un sindicalista en el centro de trabajo y un vecino pasivo en el barrio, o viceversa. Los seres humanos somos seres fractados (Mandelbrot, 1987). No somos seres terminados (acabados) -el nacimiento de un ser humano se produce al quedar interrumpido lo programado, al introducirse una información no prevista- que devienen hasta su desaparición, sino seres fractados-infinitamente fragmentados en un número fractal de dimensiones- Cada ser humano es distinto de otro y de sí mismo, sólo juntando los múltiples yoes, sólo juntando las diferencias, podemos construir provisionales puntos del mundo y de uno mismo Diversos intereses pueden converger o ser divergentes según los segmentos de las redes en los que participamos. En cada segmento podemos adoptar decisiones que a los ojos de un tercero pueden resultan contradictoria entre sí, no siéndolo, en absoluto, para uno. Cuenta García Márquez, en Noticia de un secuestro, como secuestradores y secuestrados disfrutaban viendo por la televisión un partido de fútbol que enfrentaba a la selección de Colombia contra la de otro país (García Márquez, 1996). La identificación con la selección de fútbol, tanto en Colombia como en otros muchos países, hermana a las personas, pero no tanto como para que desaparezcan o se mitiguen las diferencias sociales que en otros ámbitos de la vida tienen lugar. Quienes no participan de las redes balompédicas no entiende nada. Del mismo modo que había quien le parecía incoherente que el Ministro de Defensa español, Federico Trillo, católico confeso y practicante, diera la orden para que España participara en una guerra a la que se oponía el Papa, como fue la guerra contra Irak. 6. Muestra estructural Para conocer las diferentes posiciones discursivas presentes en unas u otras redes, se han de realizar reuniones en las que se converse sobre la temática objeto de interés del Movimiento. Registrar la materia prima discursiva con la que dar cuenta de los discursos más estructurados es relativamente fácil, es suficiente con reunir a los participantes del Grupo Motor y realizar tantas reuniones como entidades asociativa haya en la localidad si el tejido asociativo, más o menos, relacionado con la temática, no es muy amplio, Si es amplio, habría que diseñar una muestra estructural. Muestra estructural que se hace imprescindible para captar el discurso de la base social. Esta muestra ha de ser concreta y no genérica o abstracta. El diseño de muestras científicas estructurales no puede responder a criterios estadísticos estratificados, ni a una mera yuxtaposición acrítica de estructuras sociales, pues las fronteras y contenidos de las redes dependen de las necesidades de los sujetos y no de abstractas variables universales que se puedan aplicar al margen del Movimiento en cuestión que se quiere analizar. Una muestra estructural ha de hacerse en función de las relaciones que las personas seleccionadas pueden reproducir y no según las características sociodemográficas individuales (Montañés, 2009: 67). Como se verá en el ejemplo siguiente, el diseño de las reuniones grupales no ha de responder a un mero repertorio aleatorio, ni tampoco ha de realizarse aplicando criterio propios de la muestras estratificada –que establece agrupaciones de acuerdo con una u otra variable sociodemográficas- sino según los pertinentes ejes estructurales que reproduzcan las relaciones respecto al tema objeto de atención y acción y a los objetivos que se quieres lograr. Se tendrá que sopesar la pertinencia de incluir el eje de clase que articula las relaciones de producción; el eje de género que articula las relaciones entre hombres y mujeres, el eje de hábitat que da cuenta de las relaciones que se articulan en diferentes espacios; el eje generacional que articula las relaciones intergeneracionales, el eje convivencial que articula las relaciones culturales, así como otros, que, dependiendo del tema en concreto, nos orientará la elaboración de la estructura reticular con la que diseñar las conversaciones grupales. Así, por ejemplo, si se quiere trabajar a favor de un Movimiento cuyo objetivo sea el de crear una opinión pública favorable a la petición de un carril bici, se tendría que conocer los discursos al respecto, estén más o menos estructurados. Muestra estructural al servicio del diseño de una campaña de comunicación/ publicidad al servicio del carril bici menos favorable más favorable No Sí DISCURSO ESTRUCTURADO (1) USO O NO DE LA BICI Ni usa ni usará (2) Si Usa No usa Lúdico (4) ACTIVIDAD PRINCIPAL Amas de casa (5) Jubilados Trabajo Funcional (3) TIPO DE USO Estudio (6) DISTANCIA DEL DOMICILIO A LA ACTIVIDAD PRINCIPAL Lejos (7) Cerca (8) Lejos (9) Cerca (11) Los más estructurados provendrá de los grupos animadores y el tejido asociativo, mientras que el menos estructurado se encontrará en la base social. Es por ello que en la siguiente muestra, se ha prescindido del eje estructurado no estructurado. Si bien, en ambas muestras, todos los ejes se construyen de acuerdo con el uso o no de la bicicleta, pues se considera un criterio pertinente respecto a mostrarse, más o menos favorable, a reivindicar la construcción de un carril bici. Siendo los ejes, los siguientes: Uso o no uso de la bicicleta, tipo de uso, actividad principal desempeñada, y distancia del domicilio a la actividad principal. Muestra estructural al servicio del diseño de una campaña de comunicación/ publicidad al servicio del carril bici menos favorable USO O NO DE LA BICI más favorable Ni usa ni usará (1) Sí usa No usa Lúdico (3) ACTIVIDAD PRINCIPAL Tareas domésticas (4) DISTANCIA DEL DOMICILIO A LA ACTIVIDAD PRINCIPAL Funcional (2) TIPO DE USO Jubilado/a (5) Trabajo Lejos Cerca (6) (7) Estudio Lejos Cerca (8) (9) La aplicación de estos ejes proponen la realización de nueve (9) reuniones grupales: 1) Los que ni usan ni usaran la bicicleta; 2) Los que la usan de manera funcional; 3) Lo que la usan de manera lúdica; 4) Los que la usan y su actividad principal son las tareas domésticas, 5) Los que no la usan y se encuentran jubilados, 6) Los que no la usan y su trabajo se encuentra relativamente lejos de su domicilio; 7) Los que no la usan y su trabajo se encuentra cerca de su domicilio; 8) Los estudiantes que no la usan y su centro educativo se encuentra relativamente lejos de su domicilio; y, por último, 9) los estudiantes que no la usan y su centro educativo se encuentra cerca de su domicilio. Las conversaciones producidas en estas reuniones generarán el material discursivo, cuyo análisis, y en virtud de la inferencia discursiva, servirá para dar cuenta de las diversas posiciones discursivas presentes respecto al tema objeto de atención y acción. Posiciones que no son necesariamente son representativas de ningún grupos de tal o cual grupo, ya que cada reunión grupal no es necesariamente representativa del grupo social de referencia. ¿Cómo que no son representativas? ¿Y si no son representativas, para qué se realizar?, cabe preguntar. La respuesta para ambas preguntas, es la siguiente: El conjunto de la materia prima discursiva producido por la totalidad de las reuniones grupales permite dar cuenta de todos los discursos sociales existentes sobre el tema que nos ocupa. –y en este sentido, se puede hablar de representatividad-, pero, dado que, como se ha dicho, los seres humanos participamos de diferentes redes (en las que compatibilizamos diferentes discursos, no habiendo una red principal que articule todos los discursos a todos), el discurso producido en una reunión grupal no necesariamente es representativo del conjunto de personas que comparten las características en esa reunión. Así, por ejemplo, todas las personas que usan la bicicleta de manera lúdica, no necesariamente se han de identificar con el discurso producido en la reunión formada por personas que usan la bicicleta de manera lúdica, algunas, tal vez, se identifiquen más con el discurso producido por las personas que estudian fuera, y otras, pongamos por caso, con el discurso de quien usan la bicicleta de manera funcional. Las reuniones grupales son un medio (y no un fin en sí mismas) para, como se ha dicho, dar cuenta de todas las posiciones discursivas. Posiciones diferentes, y, asimismo, opuestas y de afinidad, y cualesquiera otras, fruto de las combinaciones, yuxtaposiciones, conmutaciones o puentes que entre éstas tengan lugar. Dar cuenta de las posiciones discursivas es ir más allá de, como se ha dicho, mostrar el posicionamiento a favor o en contra de algo, o conocer las opiniones al respecto: Las posiciones discursivas también nos han de informan de las relaciones que mantienen entre sí los grupos animadores, los sectores activos, el tejidos asociativo y la base social, en definitiva, nos ha de ayudar a describir la estructura del Conjunto de acción del Movimientos Social, en cuestión. O, dicho, de otro modo, no sólo se han de dar cuenta de las opiniones sobre un tema sino cómo, dónde, cuándo y con quién se conversa sobre el mismo. 7. Comunicación y Tipología de Conjuntos de Acción Un Movimiento Social tiene éxito si logra captar la atención, despertar el interés, reforzar actitudes y conductas, provocar el deseo, e incitar a la acción. Puede parecer una contradicción con el planteamiento que en estas página se defiende, recurrir a un esquema –al que se le ha añadido la R- acuñado a finales del siglo XIX por St. Elmo Lewis para diseñar la estrategia comercial sólo desde la perspectiva del vendedor y no la del consumidor. Además de la R introducida y de no considerar que necesariamente se haya de pasar por un nivel tras otros, de manera jerárquica, aquí no se establece una distinción entre quienes “venden” (en este caso) una idea y quienes la compran sino entre quienes forman o no parte de quienes “vende”, una opinión favorable a sus propósito. Si se quiere, para que se entienda, todos son, a la par, vendedores y compradores, que formar un tipo u otro de Conjunto de acción. Para captar la atención de la población no es suficiente, como sostenían la teoría de bala mágica (Defleur y Dennis, 1991 o la aguja hipodérmica (Lasswell, 1927), con el bombardeo constante de un mensaje para lograr efectos similares en todos los receptores. Como se ha dicho, el ser humano no es un ser pasivo que construye sus sentido en la diferentes redes en las que participa y además se ha de tener en cuenta que para ver, para que algo se convierta en información, se ha de distinguir algo del todo, y para ello es necesario que lo anunciado despierte el interés. Este interés se produce si el tema en cuestión es tratado en las conversaciones que tiene lugar en los espacios de la producción, reproducción social y consumo. Por ejemplo, continuado con el carril bici, poca efectividad puede tener una campaña de publicidad o/y relaciones públicas si no en la localidad no hay conversaciones sobre el tema en cuestión, ni los centros de trabajo, ni en los centro educativos, ni en los mercados, ni en los bares, ni en las casas, ni en la iglesias, ni…, aunque muchas personas puedan estar a favor del carril bici. Si el tema está presente, si se quiere seguir participando de las redes de socialización informal, se ha de participar de la conversación. Ello no significa que necesariamente las conversaciones convenzan pero sí pueden, como diría Klapper (1960), refuerzar las opiniones que se tienen al respecto, provocando el deseo de formar parte de quienes piensa igual. Produciéndose el efecto inverso de la teoría de la espiral del silencio. Según esta teoría, cuando se cree que la opinión de uno es minoritaria, se tiende a omitirla en público. “[La] falsa impresión sobre las proporciones reales de fuerza [de las opiniones que uno tiene], motiva a su vez a otras personas a asociarse con las mayoritarias y a los partidarios del lado opuesto minoritario a replegarse al silencio. Esto puede continuar como proceso en espiral hasta que la prioridad de la mayoritaria primera queda establecida, lo que denominamos precisamente con la expresión «espiral del silencio»” (Noelle-Neumann, 1978: 77). En este caso, al ver que la opción que uno sostiene es secundada por otras personas que participan en acciones del Movimiento, hace que no solo se refuerce su posición sino también puede lograr que se decida a participar de las acciones e incluso ser un activista más del Movimiento. Convirtiéndose en un sector activo, tan importante, como se ha dicho en las primeras páginas, para la conexión entre los grupos animadores y los sectores activos. Que se produzca o no conversaciones, el contenido de las mismas, entre quienes, dónde, y cuándo generará un tipo u otro de conjunto de acción. Siendo los siguientes, los modelos principales que se pueden dar: a) El formado única o casi únicamente por el Grupo motor. Stricto sensu no es un Movimiento, si bien, pueden ser el germen de uno, para ello, entre otras cuestiones, el Grupo motor tendrían que, como se ha dicho, no solo difundir su planteamientos entre la población sino contactar con los sectores activos. b) El formado por el Grupo motor y población de base. Son los Movimientos que tienes presencia mediantica ya sea en los mass media o redes sociales telemáticas c) El formado por el Grupo motor y entidad o entidades asociativas sin apenas tener participación de otras personas que no sean sus propios afiliados, militantes o simpatizante. Y en no pocas ocasiones, ni siquiera cuenta con la participación de la mayoría de todos sus miembros. d) El formado por el Grupo motor, entidades asociativas y sectores de la población que guardan entre sí una relación muy afín. e) El formado por el Grupo motor, diferentes entidades y sectores de la población muy diversos. Este último (el “e”) es el más eficaz y eficiente. El éxito de un Movimiento Social descansa en la construcción de un Conjunto de acción los más denso e intenso posible, esto es, que aglutine, con la mayor intensidad, al mayor número de entidades y personas. A tal fin han de quedar unidos los afines con los diferentes e incluso con los ajenos para oponerse a los antagónicos. 8. Bibliografía Chomsky, Noam (1999) Estructuras sintácticas. Buenos Aires: Siglo XXI. Defleur, M. L. y Dennis, E.E. (1991) Understanding Mass Communication, Boston: Ma. Houghton Mifflin Company. García Márquez, Gabriel (1996) Noticia de un secuestro. Barcelona: Mondadori. Inglehart, Ronald (1981) “Post-Materialism in an Environment of Insecurity”, American Political Science Review, 75: 880-990. Klapper, J. T. (1960) The Effects of Mass Communication. New York: The Free Prees of Glencoe. Lasswell, H. D. (1927) Propaganda technique in the World War. New York: Alfred A. Knopf. Lazarsfeld, P. et al. (1948) The People Choice. NewYorK: Columbia University Press. Maffesoli, Michel (1986) Le temps des tribus. París: Meridieus Kliuksiek. Mandelbrot, Benoît (1987) Los objetos fractales. Barcelona: Tusquets. Mayer, Adrian C. (1980) La importancia de los cuasi-grupos en el estudio de las sociedades complejas, en Antropología social de las sociedades complejas (Michael Banton, comp.). Madrid: Alianza Universidad. Montañés, Manuel (2009) Metodología y Técnica participativa (Teoría y práctica de una estrategia de investigación participativa). Barcelona: Editorial UOC. Noëlle-Neumann, Elisabeth (1978) “El doble clima de la opinión: la influencia de la televisión en una campaña electoral”, REIS., Nº. 4, pp.67-102 Olson, Mancur (1965) The Logic of Collective Action. Cambridge, Massachusetts: Harvard University Press. Villasante, Tomás R. (1984) Comunidades Locales. Madrid: IEAL. Villasante, Tomás R. et al.(1989) Retrato de chabolista con piso: Análisis de redes sociales en la remodelación de barrios de Madrid. Madrid: SGV/IVIMA/Alfoz.