INFORME DE LECTURA: ¡CUÔNTOS LIBROS PERDIDOS! Tema: Contenido:

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INFORME DE LECTURA:
¡CUÔNTOS LIBROS PERDIDOS!
Tema: La Novela de Ciencia Ficción
Contenido: Fahrenheit 451 - Ray Bradbury
Alumnas:
Profesora:
Curso: 3º A
Colegio: Don Bosco
Lugar-fecha: Neuquén, 09/06/08
Fahrenheit 451
“La temperatura a la que el papel de los libros se inflama y arde”
.INTRODUCCIÃ N:
Como alumnas de tercer año A del Colegio Don Bosco, presentamos este informe de literatura en que nos
basaremos en el libro Fahrenheit 451, del autor Ray Bradbury, ya que analizaremos los relatos de la Ciencia
Ficción.
La CIENCIA FICCIà N es un género literario que se centra en la anticipación cientÃ−fica de
acontecimientos situados en tiempos y espacios diferentes. Explora el campo de la ciencia y anticipa inventos
que aun no existen pero que son perfectamente posibles de que en algún momento sean creados.
Este género tiene su origen en dos autores:
• Julio Verne (1828-1905), autor de: Veinte mil leguas de viaje submarino, Viaje al centro de la Tierra
y La vuelta al mundo en 80 dÃ−as, entre otros.
• H.G. Wells (1866-1946), autor de La maquina del tiempo, El hombre invisible y La guerra de dos
mundos.
Este género posee tres caracterÃ−sticas fundamentales:
• La narrativa de ciencia ficción intenta prevenir al hombre acerca de los riesgos que puede correr la
humanidad si no limita y contiene los avances de la ciencia y de la tecnologÃ−a.
• Crea mundos alternativos pero, de alguna manera, reconocibles para el hombre.
• Siempre existe una explicación razonable en el texto para lo que acontece.
En Fahrenheit abunda la primera caracterÃ−stica, ya que muestra un futuro posible, guiado por la
tecnologÃ−a, y en cierto sentido advierte acerca de esto.
Esta narrativa posee diferentes núcleos temáticos:
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• La conquista del espacio.
• Los extraterrestres.
• La lucha del hombre contra el mundo cibernético.
• Los viajes a través del tiempo.
• La utopÃ−a, la creación de mundos ideales.
• Las mutaciones y las transformaciones en seres humanos.
En definitiva, la ciencia ficción se puede definir como un género dentro del cual los hechos narrados
suponen una ruptura de la realidad conocida, al igual que en la fantasÃ−a y el terror, pero con la diferencia de
que para estos hechos, se narran una serie de situaciones que no se dan en la realidad, pero se explican de tal
manera que dan la apariencia de que podrÃ−an darse o haberse dado, sea esto realmente posible o no.
.RESEÃ A DE LA NOVELA:
El tÃ−tulo original en inglés de la obra utilizada en este informe es “FAHRENHEIT 451”. El libro que
utilizaré es parte de la primera edición de 5.000 en la Argentina en junio de 2001., traducido por Alfredo
Crespo en 1993. Esta edición de 5.000 ejemplares se terminó de imprimir en Kalifón S.AS , Humboldt 66,
Ramos MejÃ−a BSAS, en el mes de junio de 2001.
Fahrenheit 451 ofrece la historia de un sombrÃ−o y horroroso futuro. Montag, el protagonista, pertenece a
una extraña brigada de bomberos cuya misión, paradójicamente, no es la de sofocar incendios sino la de
provocarlos, para quemar libros. Porque en el paÃ−s de Montag está terminantemente prohibido leer. Porque
leer obliga a pensar y en el paÃ−s de Montag esta prohibido pensar. Porque leer impide ser ingenuamente
feliz, y en el paÃ−s de Montag hay que ser feliz a la fuerza…
La novela más célebre de Ray Bradbury, maestro de la ciencia ficción.
¿Quién es Ray Bradbury?
Ray Douglas Bradbury (nacido el 22 de agosto de 1920) estadounidense . Escritor de misterio del género
fantástico, terror y ciencia ficción, principalmente conocido por su obra Crónicas Marcianas, un libro
escrito en 1950 que es descrito como una colección de historias cortas, además de ser una novela, y en
1953 publica la distópica novela Fahrenheit 451.
Su familia se mudó varias veces desde su lugar de nacimiento hasta establecerse finalmente en Los Ôngeles
en 1934.
Bradbury fue un ávido lector en su juventud además de un escritor aficionado. No pudo asistir a la
universidad por razones económicas. Para ganarse la vida, comenzó a vender periódicos. Posteriormente
propuso formarse de manera autodidacta a través de libros, comenzando a realizar sus primeros cuentos con
una máquina de escribir. Sus trabajos inÃ−ciales los vendió a revistas, a comienzos de los 40.
Fahrenheit 451:
La novela es de género narrativo, y tiene función poética-literaria, como también expresiva-emotiva.
La trama es narrativa y también descriptiva-expresiva.
Esta escrita en un contexto histórico en los años 55' 60', a un grado de tecnologÃ−a muchisimo menor. En
esas decadas era muy lejano e inexplicable lo que describe Fahrenheit, que en nuestros dÃ−as podemos decir
que tiene una similitud con la realidad bastante cercana.
La obra describe situaciones y aventuras de un futuro imaginario, en la ciudad de Fahrenheit. En esta novela
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clásica de un futuro literario, la visión de Bradbury es asombrosamente profética: pantallas interactivas
del tamaño de una pared, avenidas donde los autos corren 150 kilómetros por hora persiguiendo a
peatones, una población que no escucha otra cosa que una corriente constante de música y noticias
trasmitidas por unos minúsculos auriculares insertados en las orejas, Fahrenheit 451 es él más
conveniente de los infiernos conformistas.
La historia ocurre en un tiempo futuro inexacto, ya que no se nombra ninguna fecha que se pueda tomar como
referente. Fue escrita en el año 1953, y para ese entonces era un futuro muy lejano, ya que ahora existen
cosas que en ese tiempo eran consideradas futuristas como el personal estéreo, computadoras, televisor a
color, entre otros.
Esta historia se desarrolla principalmente en un ambiente urbano donde, a pesar de estar en el futuro, el
paisaje se describe como las ciudades actuales. Con árboles y plantas, avenidas, casas con caracterÃ−sticas
arquitectónicas. En un costado de la ciudad, se encuentra un rÃ−o, rodeado por un bosque, en medio de el,
una vÃ−a ferroviaria oxidada que salÃ−a de la ciudad y atravesaba la tierra, acompañada por graneros y
granjas.
Dentro de esta ciudad se encuentra la casa de Montag, el personaje principal, que contiene sala de estar,
baño, habitaciones, lo que demuestra la similitud con las casas actuales.
Personajes Principales:
Montag: Era un hombre casado, de 30 años de edad, de ojos oscuros, brillantes y vivos; y de rostro
cansado. Al principio era un bombero, es decir, se dedicaba a buscar y quemar libros, los cuales estaban
prohibidos. à l se destacaba entre sus demás compañeros y por eso lo iban a ascender. Como no se le
permitÃ−a a cada uno tener sus propios pensamientos, Montag era igual a todo el resto de la gente. Pero
después de conocer y hablar con su vecina, Clarisse, hubo un cambio en él ya que ella lo impulsó a leer
los libros que él quemaba, lo que estaba prohibido por la ley porque estos libros hacÃ−an pensar a la gente.
AsÃ− Montag empezo a tener sus propios pensamientos, y a criticar la ciudad en donde vivÃ−a.
Mildred: Es la esposa de Montag. Tiene cabello largo y quemado por los productos quÃ−micos, labios rojos,
cuerpo delgado, piel blanca. Su afición era ver televisión y le importaba muchÃ−simo ser popular. Llamaba
amigos y familia a los personajes de las novelas.
Personajes Secundarios:
Clarisse McClellan: es una joven observadora de 17 años, amiga de Montag. Curiosa, amable, inocente,
conversadora, amistosa, pero alejada de la sociedad por sus ideas y pensamientos. FÃ−sicamente de rostro
claro, ojos oscuros y brillantes.
Faber: es un profesor de artes liberales, viejo, labios, mejillas y cabello blanco, ojos color azul blancuzco,
frágil, y delgado. Un hombre culto, preocupado, solitario y precavido, paciente.
Capitan Beatty, Grager, Mrs. y Ms. Black, Fred Clement, Thomas Hardigan, Dr. Simmons, Reverendo
Padover, Profesor West, Stoneman.
Argumento de la obra:
• Introducción: La obra comienza describiendo la ciudad de Fahrenheit, a Montag, su trabajo y a
Mildred con sus problemas.
• Conflicto: Montag conoce a una joven muchacha llamada Clarisse McClellan y ella le pregunta si lee
los libros que quema. En una noche de trabajo, de provocar fuego, ocurre algo excepcional: la
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señora ama de la casa y amante de sus libros se niega a abandonar su lugar y finalmente arde con el
conjunto de libros. Montag esconde uno de ellos y comienza a leerlos a escondidas. Empieza a
cuestionar su trabajo, la manera de pensar de toda la ciudad. Se produce un gran conflicto cuando
suena la alarma (que indicaba que habÃ−a que ir a incendiar libros), de la casa de Montag y Mildred.
• Desenlace: Montag, al darse cuenta que estaban dirigiéndose hacia su casa, mata a Beatty, y corre
hacia la casa de Faber, quien le propone escapar hacia el bosque, en donde se encuentra con
cientÃ−ficos que escapaban por lo mismo que él. La policÃ−a, al no poder admitir que habÃ−an
perdido a Montag, matan a un tercero y dicen que era él. Al dÃ−a siguiente, la ciudad de Montag
arde en llamas.
Comparando con la realidad…
Esta entrevista es realizada a la señora Adriana Gannon, de 53 años de edad el dÃ−a Sábado 07 de Junio,
del 2.008. Su profesión es profesora de nivel medio y avanzado de la materia Inglés. Curso estudios
primarios y secundarios en un colegio privado y religiosa de la ciudad de Buenos Aires, Capital Federal.
Preguntas:
• ¿Qué lugar ocupaba la lectura en su juventud y épocas de estudio?
- La lectura era la base de la formación de una persona, del estudio, del futuro mismo, de la vida en sÃ−
de un ser humano. Era un momento donde las imágenes no eran importantes, ya que no habÃ−a
televisión y la radio era la encargada de “disparar” tu imaginación, junto con los libros.
• ¿Cuáles fueron los principales cambios tecnológicos que usted vivió
- Estando en la escuela primaria, se puso en funcionamiento la televisión en la Argentina; la cual se
transmitÃ−a en blanco y negro y poseÃ−a un solo y primer canal que era el “canal 7” el cual era regido por
el Estado. A la vez, aparece por primera vez la imagen, asociada al sonido que era lo que habÃ−a
prevalecido hasta ese momento.
• ¿En qué interfirieron estos cambios tecnológicos con el uso de los libros?
- Ese cambio de la televisión no impactó demasiado contra el uso de los libros ni los desplazó en lo
absoluto; quizás sea por la existencia de un solo canal, y que debido a esto no habÃ−a demasiados
programas y los ofrecidos no atraÃ−an demasiado a los jóvenes lectores. Por esto debe ser que no
interfirió tanto en el papel de los libros.
• Y hoy en dÃ−a… ¿Cuánto de la tecnologÃ−a usted ha incorporado en su vida diaria?
- Si bien actualmente uno ha incorporado el uso de celulares y computadoras, algunas personas de nuestra
época siguen tratando de preservar los libros; se realiza un uso moderado de esta tecnologÃ−a que nos
invade. No es como los jóvenes recientes, los cuales nacieron y crecieron en este ámbito tan
desarrollado.
• Por último: ¿Qué consejos o soluciones nos darÃ−as para poder preservar la lectura y no solo tener en
cuenta lo tecnológico?
- Al menos deberÃ−a buscarse a través de la escuela el poder incentivar nuevamente el uso del libro y no
de la fotocopia o de internet. Desarrollar el placer de la lectura a través de la literatura insertando mayor
cantidad de libros anuales serÃ−a e gran ayuda para toda la sociedad lectora.
Reflexión final: Deduciendo todo lo preguntado anteriormente, se llega a la breve conclusión de que
debemos trabajar para que la industria del libro no caduque, debido a que una buena lectura es la base para
toda persona y la riqueza misma del vocabulario, incentiva la imaginación, la fantasÃ−a, los sueños y el
pensamiento; por todo esto, es que hay que luchar por su continuidad.
La quema de libros
a) Es la práctica de oficialmente destruir una o más copias de un libro u otro material escrito. En tiempos
modernos otras formas de almacenamiento de información, como grabaciones, discos de vinilo, CDs,
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videocasetes y páginas de internet, se han incluido dentro de esta práctica. La práctica es generalmente
pública y está motivada por objeciones morales, polÃ−ticas o religiosas al material publicado.
Mucha gente considera la práctica de quema de libros como algo ofensivo por diferentes razones. Para
algunos es una forma de censura que los lÃ−deres polÃ−ticos o religiosos aplican contra aquellos que se
oponen a sus ideas. El ejemplo más famoso fue el de la quema de libros durante el régimen Nazi en la
Alemania de Hitler acaecido en el Bebelplatz en BerlÃ−n, el 10 de mayo de 1933. Aquellos que se oponen a
la quema de libros generalmente comparan este hecho con lo ocurrido durante el gobierno de los Nazis.
Declaraciones hechas por John Lennon en 1966 acerca de que los Beatles "eran más populares que
Jesucristo" ("We're more popular than Jesus now") fueron mal interpretadas, lo que ocasionó que muchas
personas que residÃ−an en el "Cinturón BÃ−blico" o "Bible Belt" en Estados Unidos se dieran a la tarea de
quemar sus discos en señal de protesta a la declaración antes citada.
Para otros, la quema pública de libros significa una publicidad gratuita cuyo efecto es atraer la atención
sobre libros que de otra manera quizá no habrÃ−an llegado a conocerse ampliamente. Por eso algunas
autoridades prefieren la destrucción privada de los libros.
En el año 367 DC, Atanasio el obispo rebelde de AlejandrÃ−a, emitió una carta de pascua en la cual
exigÃ−a que los monjes egipcios destruyeran todos aquellos escritos inaceptables, excepto aquellos que el
particularmente etiquetó como aceptables y canónicos. Esa lista es lo que actualmente constituye el Nuevo
Testamento. Los textos heréticos no aparecieron como palimpsestos, borrados o sobrescritos como los
textos paganos; de esta manera muchos textos de principios de la era cristiana se perdieron como si estos
hubieran sido públicamente quemados. El Evangelio de Judas recientemente redescubierto en Egipto, fue un
libro que se perdió de mediante esta práctica de destrucción privada de información.
La actual tendencia de las comunicaciones y archivos digitales ha dado como resultado catálogos de trabajos
escritos sean almacenados en medios digitales. Cuando estos trabajos son borrados a propósito para
purgarlos se puede pensar en una forma de quema de libros digital. En la actualidad la expresión quema de
libros se asocia con la censura masiva de una publicación, ante la imposibilidad de sistemáticamente
eliminar información en la era digital.
QUEMA DE LIBROS DURANTE LA DICTADURA MILITAR ARGENTINA 1976-1983
Una de las tantas atrocidades que cometieron los militares y sus cómplices civiles fue la quema de libros que
no comenzó en la Argentina del '76 pero que en el marco de esa polÃ−tica represiva fue para el Proceso una
práctica "purificadora" del ser nacional. También hubo otros fuegos que encendieron quienes temÃ−an
una represalia por tener una biblioteca que los inquisidores podÃ−an calificar como "subversiva".
Otro recurso fue tirar libros en inodoros y pozos ciegos o el enterramiento como destino de la literatura y la
prensa que podÃ−a servir como pretexto para un operativo.
Con la democracia los hijos de aquellos jóvenes lectores de los setenta se enteraron que aún estaban
escondidas aquellas bolsas con los ejemplares olvidados junto a la higuera del fondo de la casa. Destruidos
por la humedad o convertidos en cenizas, los libros vuelven a las bibliotecas como los cuerpos a la playa
después de los vuelos de la muerte.
Además del secuestro y la desaparición sistemática de los luchadores sociales y de la consolidación de
las bases del plan económico de MartÃ−nez de Hoz, la última dictadura militar también llevó adelante
una clara polÃ−tica de desaparición y sustitución de buena parte de la producción literaria de la época.
"Primero habÃ−a una evaluación polÃ−tica del libro, y luego venÃ−a la censura, que era una herramienta de
control polÃ−tico en manos del Estado. No habÃ−a ninguna improvisación, ningún capricho. SabÃ−an
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muy bien lo que hacÃ−an", cuenta el investigador Hernán Invernizzi.
El término genérico (y poco conocido) que se utiliza para denominar a los quemadores de libros es el de
"biblioclastas", y los hubo a lo largo de toda la historia, en toda tiranÃ−a y dictadura que hubiera. Los
bibloclastas eliminan la evidencia de una historia, un pasado, un pensamiento; y esto equivale a la
eliminación, casi en efecto, de una población.
Pero el autodenominado "Proceso de Reorganización Nacional" también tuvo entre sus objetivos la
desaparición y quema de una gran cantidad de libros cuyos contenidos eran catalogados de "subversivos",
llevando a cabo asÃ− otro tipo de genocidio: el genocidio cultural. Quizás porque sabÃ−an que, como dice
León Gieco en su inolvidable "Hombres de Hierro", "hombres que avanzan se pueden matar / pero los
pensamientos quedarán". Y los libros son herramientas fundamentales para transmitirlos, en su capacidad
multiplicadora.
El gobierno militar destinó muchos recursos para la conformación de una increÃ−ble infraestructura
destinada a esa tarea. "La censura y el control cultural no solamente estaban centralizados, sino que estaban
muy claramente centralizados en el Ministerio del Interior, que fue el gran controlador de la cultura en la
Argentina, donde funcionaba la Dirección Nacional de Publicaciones. Este edificio, que aún hoy está en la
calle Moreno 711, en el cruce de Moreno y Diagonal, es un gran edificio.
Una idea muy generalizada hoy en la sociedad es que los militares eran todos brutos y que las censuras que
accionaban con los libros respondÃ−an a la ignorancia o caprichos de un sargento ignorante o un comisario
tonto. Este mito se originó por el hecho de que algunos libros fueron prohibidos por malas interpretaciones
de sus tÃ−tulos, como fue el caso de "La cuba electrolÃ−tica" (libro de fÃ−sica), censurado porque
contenÃ−a la palabra "cuba" en su tÃ−tulo ("cuba": recipiente rectangular para operaciones quÃ−micas), o el
caso de "Cinco Dedos", que era un libro infantil escrito en la Alemania Occidental, en donde una mano verde
persigue a los dedos de una roja que, para defenderse y vencer, se une y forma un puño colorado. Por esta
última obra estuvo detenido 127 dÃ−as a "disposición del Poder Ejecutivo Nacional" el director de
Ediciones de la Flor, Daniel Divinsky, junto al editor Kuki Miler.
Con la cultura parece que hacÃ−an un control sistemático, y tomaban decisiones polÃ−ticas, para producir
también sobre la cultura un efecto generalizado del terror.
Para Invernizzi, esos casos que parecÃ−an responder a la ignorancia, capricho o paranoia de los censores
militares, sólo fueron hechos aislados que no respondÃ−an a la regla general, y que hacen al folclore y no a
la parte más importante del tema: "El funcionamiento de la censura era extremadamente simple, eficiente y
prolijo. No habÃ−a ninguna improvisación, ningún capricho. SabÃ−an muy bien lo que hacÃ−an."
Uno de los focos en donde el gobierno de facto puso más atención fue en los libros escolares e infantiles,
ya que sentÃ−an que su obligación moral era preservar a la niñez de aquellos libros que -a su entenderponÃ−an en cuestión valores sagrados como la familia, la religión o la patria. Gran parte de ese control era
ejercido a través de la escuela.
Para ello, el gobierno militar crea una comisión de censura previa, y empieza a hacer circular públicamente
documentos. En 1977, el Ministerio de Cultura y Educación publica la circular "Subversión en el ámbito
educativoEs muy dificultoso hacer hoy una lista de libros prohibidos, porque hubo censuras parciales. HabÃ−a libros
que estaban prohibidos en una zona del paÃ−s y en otra no.
“Libros ardiendo”
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a) El destino final de muchos libros prohibidos era, entonces, arder en un pozo, en una hoguera común.
Aunque hubo muchos otros casos, la quema de libros más grande de la dictadura argentina, o sea, la
paradigmática, fue la que sufrió el Centro Editor de América Latina, que habÃ−a fundado Boris
Spivacow. El 30 de agosto de 1980 la policÃ−a bonaerense quemó en un baldÃ−o de SarandÃ− un millón
y medio de ejemplares del sello, retirados de los depósitos por orden del juez federal de La Plata, Héctor
Gustavo de la Serna.
"Los libros del depósito de SarandÃ− ardieron durante tres dÃ−as, algunos habÃ−an estado apilados y se
habÃ−an humedecido, asÃ− que no prendÃ−an bien. La colección en la que yo colaboraba, Nueva
Enciclopedia del Mundo Joven, fue quemada Ã−ntegra. Me acuerdo de que en uno de los fascÃ−culos, de
historia del feudalismo, habÃ−a un prÃ−ncipe que no se terminaba de quemar. El pobrecito era un prÃ−ncipe
medio afeminado y lleno de flores que se resistÃ−a a la hoguera", cuenta la escritora Graciela Cabal, que en
esa época era la secretaria de redacción de esa enciclopedia.
"Hasta el 76' la literatura argentina era best seller. Luego, se vuelve sospechosa. Además, los escritores dejan
de escribir sobre la realidad. Y cuando vuelve la democracia, nunca fue posible restablecer esa relación entre
literatura argentina y público. Y hoy el marketing quema más que el fuego. Los 90' completaron el
proyecto que se querÃ−a imponer en los 70'", analiza, apenada la escritora Ana MarÃ−a Shua.
B) Desde sus lejanos principios, la historia del libro está iluminada por las hogueras de los censores. Digo
mal: censores implica que la destrucción obedece siempre a una justificación razonada. Como lo prueba el
aterrador y magistral libro del erudito venezolano Fernando Báez, la mayor parte de estos crÃ−menes fueron
(y aún son) cometidos sin justificación alguna: por ignorancia, por olvido, por desidia, por error, por miedo,
por la acción del agua, del fuego y del gusano que todo lo corroe. La historia del libro está desde siempre
acompañada por la historia de su destrucción.
La más reciente de nuestras destrucciones de libros, ocurrida durante el saqueo de las bibliotecas, museos y
archivos de Irak en abril de 2003. "Nuestra memoria ya no existe. La cuna de la civilización, de la escritura y
de las leyes, ha sido quemada. Sólo quedan cenizas". Con estas palabras, dichas por un profesor de historia
de Bagdad, comienza Báez su libro. "Los comunicados procedentes de Bagdad son inadecuados, falsos e
incompletos. Todo se encuentra mucho peor de lo que nos han dicho. Hoy estamos próximos a un desastre".
Con estas otras palabras, dichas no por un reportero o especialista contemporáneo sino por Lawrence de
Arabia en 1920, en una carta dirigida a sus superiores, Báez concluye su encuesta. Entre ambas citas yacen
seis mil años de nuestra historia que incluyen, de ruina en ruina, la biblioteca de AlejandrÃ−a, las
prohibiciones de los faraones de Egipto, los crÃ−menes de los biblioclastas de Grecia, los esfuerzos de los
drásticos emperadores de China por eliminar el pasado, la obra de los censores de Roma, las obras paganas
destruidas por los primeros cristianos, las primeras destrucciones de las bibliotecas de Bagdad, los libros
musulmanes y judÃ−os purgados en España, los códices quemados en México, las hogueras del Santo
Oficio, la censura de la Inglaterra puritana, los incendios y naufragios de bibliotecas diversas, las obras
inmorales o blasfemas prohibidas en el siglo XIX, el Holocausto nazi, los saqueos durante la Guerra Civil
española, las bibliotecas vÃ−ctimas de las dictaduras del siglo XX, el terrorismo y la guerra electrónica.
La Historia universal de la destrucción de libros tiene algo de cementerio.
No la voluntad de destruir libros sino su ubicuidad sorprende en la obra de Báez. Todas las culturas, todas
las épocas participaron. Ni siquiera los mismos escritores son inocentes. Platón, según Diógenes
Laercio, destruyó las obras de Demócrito; Descartes pidió a sus lectores que quemaran los libros
anteriores a su Discurso del método; David Hume exigió la supresión de todos los manuales de
metafÃ−sica; los futuristas propusieron la quema de todas las bibliotecas; VladÃ−mir Nabokov (horresco
referens) quemó el Quijote en el Memorial Hall de Harvard ante más de seiscientos alumnos.
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La tarea de los destructores de libros es colosal y no siempre requiere el fuego. A veces basta abortarlos o
despreciarlos. Dos de los muchos documentos reproducidos en la Historia de la edición y de la lectura en
España ilustran estas otras tácticas. El inquisidor general Andrés Pacheco, en una carta dirigida al Rey
de España, fechada el 25 de septiembre de 1623, se queja de la abundancia de libros perniciosos y,
precavido, pide que éstos sean censurados antes y no después de ser impresos. Casi dos siglos más
tarde, Carolina Coronado escribe una carta a Hartzenbusch quejándose del empeño de la sociedad
española en prohibirles la lectura a las mujeres, quienes "después de terminar sus ocupaciones
domésticas, deben retirarse a murmurar con las amigas y no a leer libros que corrompen la juventud".
Pero también están los que alientan, propagan y defienden la lectura, y la Historia de la edición y de la
lectura en España les hace erudito honor investigando la tarea de traductores que inventaron ingeniosas
maneras de escapar a la censura, de impresores y libreros que en los siglos XVII y XVIII propusieron al
público nuevas formas del libro, de editores enciclopedistas decimonónicos cuyos nombres se confunden
con su obra (como Salvat, SeguÃ− y Montaner y Simón), incluso de periodistas y de magnates de la prensa
que, quizá por razones menos intelectuales que económicas, ofrecieron en las páginas de sus diarios
lecturas para todos.
Una historia de la edición y de la lectura, y otra de la destrucción de los libros ¿son la crónica de un arte
que muere, o la declaración de principios de un arte que se niega a desaparecer? Creo que lo último. Las
amenazas pronunciadas contra el libro desde los púlpitos, desde los sillones de gobierno, desde las oficinas
de la industria electrónica, no han hecho, al parecer, sino alentar nuestro reconocimiento de la lectura como
actividad esencial del ser humano. Que los lectores sean pocos, que lean mal, que confundan propaganda con
literatura importa menos que el arte de leer continúe, las más veces, a ayudarnos a ser un poco más felices
y un poco menos idiotas.
Conclusión.
Podemos decir que la novela Fahrenheit 451 se puede aprender y reconocer como la tecnologÃ−a se fue
desarrollando a través del tiempo y fue afectando al hombre.
Fue una especie de advertencia -en el momento que fue escrito- para la sociedad, de lo que podrÃ−a pasar en
un futuro lejano, y que ahora podemos ver como esto de a poco se va convirtiendo en una realidad más
creÃ−ble.
Al poseer conocimiento acerca de la Ciencia Ficción y sus caracterÃ−sticas, tenemos la capacidad de
reconocer en libros y novelas, marcando puntualmente los hechos que la caracterizan y a la vez, entender
mejor el libro.
Es importante saber e investigar acerca del autor, para relacionarlo con el libro leÃ−do y la vida del escritor.
à ste nos deja una enseñanza y nos hace tomar conciencia acerca de los libros que utilizamos
cotidianamente, que todos tenemos y leemos, y que podrÃ−amos dejar de hacer en algún momento.
También, el hecho de entender y conocer como se encuentra estructurada esta novela, nos permite guiarnos
en la lectura del mismo y en la realización de este trabajo; saber de que tipo es, su género y procedencia
nos ayuda en su entendimiento. Al investigar profundamente estos temas, vemos como se fue produciendo
este avance tecnológico dando lugar a una sociedad cada vez más desarrollada. Nos damos cuenta en la
validez de los libros en épocas anteriores, ya que la lectura era el medio esencial de aprendizaje y
entretenimiento.
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Preguntando en el curso…
(Entrevista)
BIBLIOGRAFÃ A UTILIZADA:
• www.es.wikipedia.org
• www.elrincondelvago.com
• http://es.wikipedia.org/wiki/Quema de libros
• http://www.elortiba.org/quelib.html
• http://www.paginadigital.com.ar
• http://almadormida.blogspot.com
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