La cultura è sviluppo

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La cultura è sviluppo.
di Pepi Goncalvez (Consigliere Comunale per la Cultura del Mercosur e opinionista de El Correo del Este )
Hace unos días, con el cine teatro Cantegrill repleto se llevó a cabo el último concierto, de una serie de cuatro,del
bandoneonista, compositor y director florindense radicado en Italia, Ulises Passarella. Estuvo acompañado por un puñado
de estrellas de la música entre los que destacaban la pianista Elida Giancarelli, el percusionista Jorge Trasante, el bajista
Nicolás Mora, el contrabajista Cono Castro, la cantante Mónica Navarro y en las cuerdas un grupo de también magníficos
instrumentistas jóvenes ejecutando violín, viola y violonchelo. Un espectáculo excelente, de nivel internacional que el
publico acompañó colmando los conciertos que se brindaron en San Carlos y Maldonado.
En 2009 la UNESCO declaró al tango y al candombe como Patrimonio Intangible de la Humanidad, escribiendo una página
fundamental para la promoción de estas dos expresiones culturales que nos caracterizan y en parte, nos hermanan con la
República Argentina.
Esta acción tiene un profundo sentido político. Aspira a promover, especialmente entre nosotros mismos, un
reconocimiento, una valoración y una apropiación de trazas de nuestra cultura popular que, a consecuencia de la
globalización corren peligro de ser arrasadas por la cultura hegemónica. La declaración, es un reconocimiento universal le
otroga un estatus a estas manifestaciones porque, además de tener un fuerte arraigo, son expresiones que han llegado a un
nivel de excelencia incuestionable.
El patrimonio cultural se conforma por los bienes culturales de una nación, los creados en el presente y en el pasado que
reciben una valoración historica, científica, simbólica o estética. Se divide entre tangible (mueble e inmueble) e intangible.
El patrimonio intangible es la parte invisible que reside en espíritu mismo de las culturas ya que el patrimonio cultural no se
limita a las creaciones materiales. Esta categoría incluye la poesía, los ritos, los modos de vida, la medicina tradicional, la
religiosidad popular y las tecnologías tradicionales de nuestra tierra. También las lenguas, los modismos regionales y
locales, la música y los instrumentos musicales tradicionales, las danzas religiosas y los bailes festivos, los trajes que
identifican a cada región, la cocina , los mitos y leyendas; las adivinanzas y canciones de cuna; los cantos de amor y
villancicos; los dichos, juegos infantiles y creencias mágicas.
Desde hace poco tiempo se empezó a generalizar un concepto en los ámbitos políticos de primera línea a nivel
internacional : la cultura es desarrollo. Esta semana el titular del BID y el Cr. Enrique Iglesias, titular de la Secretaría
Iberoamericana coincidieron en la necesidad de promover el idioma español. Según un comunicado de la agencia EFE,
Iglesias opinó que la región se encuentra en una suerte de "redescubrimiento de su cultura" impulsado por la toma de
conciencia de su valor económico, y añadió que se estima que las manifestaciones culturales suponen un seis por ciento del
producto interior bruto (PIB) conjunto de Latinoamérica.
Por esa razón hay que prepararse para trabajar en la dirección correcta, dando a la cultura el espacio, el presupuesto y el
estatus que se merece. No como un complemento del ocio o un alivio para el dolor o el aburrimiento. No como una
actividad chabacana para “parar la olla”. Sino como un verdadero alimento, algo que nutra, que haga crecer, que enriquezca,
que proyecte los sueños, que fomente la mente innovadora, que nos haga mejores personas.
Autora Pepi Goncalvez, Asesora de la Com. Cultura del Mercosur
y opiniónista de El Correo del Este.
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