Fado

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En el fado hay un algo místico y etéreo que atraviesa el alma y dota a la colectividad de unos sentimientos
supranacionales. En su configuración no hay que analizar sólo el contenido de las palabras, aunque sean
muy importantes; igual de esenciales son la melodía, los tonos, el vibrato (gemido), los gestos, la
indumentaria... Todo en el fado canta, llora, ríe; todos los ingredientes expresan celos, añoranza, luto,
soledad o esperanza. Su nombre remite de manera irremisible programado por los rígidos deseos de los
dioses.
1. Qué es el fado
Canción popular portuguesa de carácter melancólico. Su origen es poco conocido; probablemente proceda del
lundum, propio de los negros brasileños, divulgado en Lisboa al regreso de Juan VI, en 1822. La etimología
de esta lamentación amorosa es incierta: se ha sugerido que fado deriva de fatum, destino. Está escrito en
compás binario y consta de dos partes: la primera en tono menor y la segunda en mayor.
Larousse Editorial, S.L. 2002.
2. Historia (breve)
Hasta hace relativamente poco, el fado no había sedo objeto de estudio. Las descripciones del s. XIX subrayan
sus lazos con la marginalidad: El fado , la navaja y la guitarra constituyen una trinidad adorada por el lisboeta
dice Pinto de Carvalho.
El origen es dudoso. Hay quien defiende la idea de que sus orígenes son árabes, y otros resaltan su vínculo
con los cantos marineros o, también sus influencias africanas y brasileñas.
El fado es un género reciente. Comenzó a circular por los barrios pobres de Lisboa en el segundo cuarto del
s.XIX. Probablemente es el resultado de una síntesis de géneros musicales y de danzas populares de principios
del siglo (el lundum brasileño, la modinha, el fandango...)
Su evolución se puede dividir en las siguientes etapas:
Popular y espontánea (1830−1868/69). Caracterizada por una relación sólida entre éste y la prostitución y la
marginalidad en los barrios viejos de Lisboa.
Aristocrática y literaria (1868/69− 1890). El fado asciende a los salones de la burguesía lisboeta. Se reconoce
como género.
La tercera etapa (1890−1920) es la de la diversificación: tanto social como por su transmisión. Se integra en el
teatro de revista.
La cuarta (iniciada en 1930) viene marcada por la profesionalización, deja de ser una mera expresión del
folclore para ser expresión artística. Se elimina la improvisación y las innovaciones en los textos. Este período
coincide con la censura del Estado Novo totalitario que obligó a los artistas a obtener una especie de permiso
para poder ejercer. Se crearon las casas típicas para veladas de fado. Esta época también es la de la radio, la de
las grabaciones y películas que contribuyeron a la difusión del género.
Después de la Revolución de los Claveles el fado sufrió un ligero frenazo en su actividad, debido a su
compromiso con el régimen, pero logró recuperarse.
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Desde los ochenta está totalmente reestablecido y hoy hay una nueva generación de fadistas y guitarristas
tanto en escenarios como en grabaciones.
3. La música y la letra
Las palabras son la esencia del fado. Las letras, simples cuartetas o poemas de diez versos, poesía culta o
versos improvisados, cuenta historias, evoca escenas, caracteriza personajes, expresa sentimientos. En el fado
la letra y la melodía transforman la emoción en música: pasión, celos, pena...
4. Los instrumentos y los instrumentistas
En el grupo que acompaña al fadista hay una guitarra portuguesa y una clásica obligatoriamente. A éstas se
puede añadir una segunda guitarra portuguesa que acompañaría a la primera realizando un contrapunto
melódico y aportando una base armónica (lo mismo que haría la 1º de no existir esta segunda). Lo ideal es que
las dos guitarras desarrollen un entramado melódico complementándose. También se puede añadir un bajo,
muy utilizado en grabaciones. La guitarra y el bajo proporcionan un ritmo regular que ofrece al
fadista y al guitarrista 1º un marco para la improvisación.
La guitarra portuguesa es un tipo de sistro con la caja piriforme, seis cuerdas dobles metálicas y diecisiete
trastes correspondientes a tres octavas y media. El mástil termina en un clavijero plano en abanico, que tiene
clavijas de tornillo. Se toca con el pulgar y el índice con plectro.
Los instrumentistas del fado son tradicionalmente hombres. El primer guitarrista es considerado como un
segundo solista. Es el director del conjunto musical.
5. El fadista y el repertorio
Es habitual ver cantando fado tanto a hombres como a mujeres, aunque quizá sean estas últimas las de mayor
importancia en la historia (desde A Severa hasta Amalia Rodrígues). La fadista está de pie, con los ojos
cerrados, vestido de negro y, si es mujer, chal y la cabeza hacia atrás, cuando las guitarras comienzan a tocar...
Esta podría ser una escena actual de cualquier fadista pero en el XIX cuando la marginalidad y el fado iban de
la mano, los fadistas utilizaban frecuentemente tatuajes como anclas, corazones, barcos, guitarras, flores,
animales...
Canta a sus amores, a su ciudad, a las miserias de la vida, critica la sociedad, los políticos. Habla muchas
veces de las corridas de toros, de los caballos, de tiempos pasados y personas fallecidas, y habla, casi siempre,
de saudade.
El fadista es la figura central y con su voz, con su cara, con su cuerpo (códigos culturales) construye relatos y
da vida a personajes.
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Entre el cantante y los músicos tiene que existir una compenetración total por eso los grandes escogen a sus
instrumentistas. El fadista escoge el repertorio y el tono más apropiado a su tesitura. Cada uno deja su sello
personal gracias a las improvisaciones, lo que en la jerga del fado se llama stilar. A los más famosos por estas
improvisaciones se les llama estilistas.
Como el blues, el fado expresa nostalgia y tristeza. Como ya hemos visto, literalmente significa destino,
término aplicado tanto a una canción como al género musical en sí. Debe mucho a la famosa saudade
portuguesa, esa especie de nostalgia por lo que se ha perdido o por lo que nunca se llego a tener.
Amalia Rodríguez ha sido el mejor exponente del fado durante mas de 50 años. Pero actualmente existe una
magnifica muestra de una nueva generación de fadistas como Mafalda Arnauth, Cristina Branco o Mariza
Brandao.
A esta radiante fadista la llaman la Eminen del fado por su llamativa cabellera rapada al dos y teñida de rubio.
Mariza, que aprendió a cantar antes que a leer, ya ha vendido 300 mil ejemplares de su primer disco.
En cuanto al repertorio, los fados se clasifican en dos grupos: fado castiço y fado cançâo.
El fado castiço o fado fado, fado clásico o fado tradicional, es el más antiguo y más auténtico. A este grupo
pertenecen tres fados anónimos y los fados de tipo: fado corrido, fado mouraia y fado menor. Estas tres clases
tienen esquemas rítmicos y armónicos fijos y diversos esquemas de acompañamiento que consisten en un
motivo melódico repetido. Los textos siguen estructuras como la cuarteta o la estrofa de cinco, seis y diez
versos. Los fados corrido y mouraria, en modo mayor, son rápidos y con esquemas similares.
El fado cançâo tiene una estructura en la que alternar copla y estribillo tanto en la letra como en la música. La
estructura armónica es más compleja que en el castiço. En este tipo hay menos improvisación vocal pero el
acompañamiento si puede desarrollarse.
6. Estructura general del fado
Introducción.
Casi todos los fados comienzan con un preludio instrumental que da el tempo y la tonalidad de acuerdo a la
tesitura del fadista. En el siglo XIX y principios del XX la mayoría se tocaban en Re pues los instrumentistas
no eran capaces de transportas a otra tonalidad. Hoy en día, pueden hacerlo a casi todas las tonalidades. Puede
introducir la melodía principal.
Parte principal
La voz canta una o más coplas o copla y estribillo. En los silencios o transiciones entre versos y estrofas, la 1º
guitarra toca contracantos o melodías / motivos breves.
7. Los diferentes códigos culturales en el fado
El fado, al igual que la realidad, es un conjunto de códigos y símbolos culturales. Un mundo estructurado a
través de estos códigos sin los cuales no se entendería toda la riqueza que este género contiene. De entre estos
códigos culturales que estructuran ese universo sígnico podríamos enumerar, a título meramente
ejemplificativo, los siguientes:
Códigos paralingüísticos: estructura la entonación vocal en sus componentes de intensidad, altura y
duración. Independientemente de las variantes del aparato fonético, hay un «paralenguaje» del fado. Por
ejemplo, nada más culturalizado que la llamada «voz fadista», cuyo estereotipo fue descrito por Ramalho
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Ortigão: «voz suspirada (soluçada), quebrada en la laringe», Tinop: entonación febril y húmeda de suspiros
(...) voz inclasificable, sui generis, con modulaciones e inflexiones no sujetas al juego tiránico de los métodos
de canto.
Códigos cinéticos: respetan los movimientos del cuerpo. La gestualidad fadista tiene mucho también de
convencional y de ritual. La pose del fadista, por ejemplo, está abundantemente descrita: por Tinop (al fadista
lo vemos preferentemente sentado, cruzando una pierna sobre la otra e inclinando el tronco sobre el brazo de
la guitarra que descansa en la pierna, o está levantado (...) la pierna encorvada con el pie hacia fuera, el cuello
estirado como el de un gallo cacareando, los ojos ahogados en una agonía suave...") o por Gallop (con la
cabeza hacia atrás, los ojos medio cerrados, expresión estática y cuerpo balanceándose suavemente al ritmo de
la música)
Códigos icónicos o visuales: referentes a la percepción de los objetos. Importantes para descodificar el
interior de una taberna, una película como A Severa o la decoración very typical de una casa de fados.
Códigos arquitectónicos: la arquitectura puede ser considerada como un lenguaje que se apoya en otros
lenguajes. Así un signo arquitectónico denota una función (espacial) que a su vez connota otro significado
(por ejemplo, intimidad o distancia social). Las puertas de bater (batientes) de ciertas tascas lisboetas tendrían
una función segunda de separar el espacio público del semipúblico. Las «medias−puertas» (o
«aventais−de−pau») en la mayor parte de las calles del Barrio Alto connotaban burdel a finales del siglo XIX.
Códigos de los objetos: los objetos pueden ser analizados en su sistematización objetiva (sistema funcional) o
subjetiva o simbólica (no funcional). Los toneles de vino denotan además, e ser recipientes para el vino, el
lugar donde se bebe vino: taberna, tasca...
Códigos do vestuario: como los arquitectónicos y los de los objetos, pero reestructurándose en función de la
moda. Aún hoy tenemos trazos de este código (ejemplo: chal negro...)
Códigos musicales: no hay signos (incluidos los musicales) sin valor semántico. Así, un sonido emitido por la
guitarra portuguesa afinada para acompañamiento del fado remitiría a una precisa posición en un campo
culturizado y organizado do otros sonidos
Otros códigos: poéticos, lingüísticos, etc.
8. Los locales de fado
Hoy en día se puede escuchar a los cantantes de fado en diferente lugares. Los cantantes profesionales
presentan su espectáculo en las casas típicas que atraen especialmente una clientela formada por turistas. La
casa típica apareció en los años treinta, con su punto álgido en los cincuenta y sesenta. La mayoría tienen un
escenario en el que presentan a uno o varios fadistas y a sus músicos. La decoración representa los barrios
viejos de Lisboa, el universo del fado e imágenes de regiones portuguesas. La mayoría están en al Barrio Alto
en la vieja Lisboa. Muchas han cerrado sus puertas y el resto sobreviven gracias a los turistas.
Otros restaurantes han dejado de lado el modelo de casa típica y las representaciones folclóricas pero siguen
ofreciendo artistas profesionales que actúan entre el público formado por gente de clases media y alta.
También hay lugres para los principiantes. Son establecimientos que ofrecen una o dos noches cada semana
para que canten todos aquellos que lo deseen. Estas noches se convierten en encuentros de noveles que sirven
para conversar sobre unos y otros espectáculos.
Hay que tener en cuenta que el fado en la actualidad se difunde por otros medios como la televisión, la radio o
las distintas grabaciones.
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Bibliografía.
TINOP PINTO DE CARVALHO, História do Fado, Lisboa 1903.
SALWA EL−SHAWAN CASTELO−BRANCO: Voces de Portugal. Ediciones Akal
http://www.delfim.info/lusomania/fado.htm
http://www.fe.up.pt/~fado/por/index−port.html
http://www.nsm.telecinco.es/desarrollo_259.htm
Ortigão, Ramalho, «O Fadista», As Farpas, vol. VII, Lisboa 1970r, p. 177−178.
Tinop (Pinto de Carvalho), História do Fado, Lisboa 1903, p. 83.
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