Num128 016

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Mihura, humor
y miedo ante la
vida
TEATRO
JOSÉ LUIS
LANASPA
S
ólo hace falta repasar la
cartelera teatral de esta
temporada
para
comprobar que el teatro, esa
reflexión cercana de la vida, goza
de buena salud: un buen síntoma
cultural en el que se mezclan
viejos y nuevos autores, desde
Shakespeare o Lope de Vega a
Yasmina Reza, autora de ese Arte
que no cesa. Y entre esos autores
que afortunadamente perduran
está nuestro Miguel Mihura
mirando con humor la realidad
española de un tiempo no lejano.
Pero las historias de Mihura,
asimismo, ahondan en el vivir
común de cualquier criatura
humana y época.
Mihura se acerca a esa realidad,
que le parece absurda, asombrado
y con ganas de reír, pero, a veces,
el miedo le apaga la sonrisa.
Cuando asoma la tragedia, parece
que no se atreve a mirarla, la
rechaza o la atenúa: habla del
caso de “la mujer asesinadita” o
de aquel niño de don Rosario, el
de “Tres sombreros de copa”, que
“se asomó al pozo para coger una
rana y el niño se cayó, hizo
‘¡pin!’, y se acabó todo”. Y la
vida sigue. Y por la noche, al otro
lado del balcón de un hotel, hay
tres lucecitas (¿o no las hay?) que
ponen muy contentos a don Rosario, el dueño, y a los huéspedes
que las miran, aunque no las
vean. Es la esperanza incluso por
la noche.
Ni siquiera en las piezas más
ligeras del autor, como Las
entretenidas,
que
ahora
protagoniza Blanca Marsillach,
falta
ese
sentimiento
de
melancolía cercano a la risa y al
llanto. En esta obra se refleja un
mundo no lejano, del que quizá
todavía quedan residuos en el
que, aparte de la prostitución (esa
esclavitud femenina que no
termina), estaban las “queridas”
que
subsistían
con
un
“sueldecito” que les hacía llegar
el amante, por lo general un
“respetable” profesional y padre
de familia. Mujeres que se
dedicaban a entretener y que su
único “seguro laboral” era que
“don Fulano” no se cansara de
ellas. En este caso, para retenerlo,
Fany, la protagonista, se inventa
travesuras y amores al borde
fingido del suicidio, y, en un
momento de soledad, se le apaga
la sonrisa y llega a preguntarse:
“¿y por qué no ese final?”. Pero
una vez más, entre la realidad y el
ideal, Mihura elige lo segundo.
Incluso en Maribel y la extraña
familia, la chica es una prostituta
que puede salvarse, y la familia,
un mundo extraño, ideal, en el
que es posible dicha salvación.
En el caso de Las entretenidas,
dirigida con acierto por Juan
Pedro de Aguilar, como bien dice
él en la presentación, resulta una
divertida comedia “con una
historia de tolerancia y de
esperanza; y todo se palpa, se
siente, por eso hace reír y llorar,
ser sencillos y felices, lograr un
poco de cielo”. Ése es, como
decíamos, Mihura en toda su
obra: el deseo de una vida de
bondad en la que nunca faltan
inteligentes
y
deliciosos
personajes femeninos. En este
caso muy bien representados por
Blanca Marsillach
Ayuso.
y
Marisol
Defensa
de Sancho Panza
Con motivo de una exposición en
Barcelona, que merece verse y
que revisa la trayectoria de Els
Joglars,
Albert
Boadella,
fundador y director de la
compañía teatral, ha dicho que “el
mundo del teatro está hecho por
inadaptados”. Seguramente tiene
razón este gran autor y actor de
nuestro tiempo. Así que no es raro
que ande ahora por los escenarios,
representado y defendido por su
escudero, uno de los más inadaptados personajes de la literatura
española: Don Quijote de la
Mancha.
Esta obra teatral, Defensa de
Sancho Panza, se debe a un
singular actor, Fernando Fernán
Gómez, y se trata de un
monólogo, al que le pone voz
Juan Manuel Cifuentes. La acción
se sitúa en un Juicio en el que
Sancho defiende las disparatadas
andanzas y las filosóficas
reflexiones de aquel caballero
andante. “Sancho Panza existe —
dice Fernán Gómez— para que
Don Quijote hable, si no existiese
este personaje las reflexiones de
Don Quijote hubiesen sido
puramente interiores y no estaba
el género de la novela desarrollado hasta el extremo de que
pudiera mantenerse la novela
sobre el monólogo interior”. Ya
decía Unamuno que él podía
entender el Quijote mejor y de
otra forma que el propio
Cervantes. Es posible: a veces, los
genios, como Cervantes con la
pluma o Goya con el pincel, y
tantos otros creadores, parecen
mediums entre la realidad
profunda y lo que expresan. En
cualquier caso, Defensa de
Sancho Panza es un acto teatral
que nos lleva al espacio humano
de ese hombre honrado, escudero
de un caballero buscador de
aventuras que por lo general le
salían aviesas y torcidas.
Y con los clásicos,
Yasmina Reza
Merecen destacarse, además, en
los escenarios madrileños El Rey
Lear, de Shakespeare, El Alcalde
de Zalamea o El perro del
hortelano, de nuestros clásicos. Y
la obra ya mencionada al
principio, Arte, que fue un gran
éxito con Flotats y que ahora
sigue en su digamos versión
argentina —Art— encabezada por
el conocido, sobre todo en el
mundo del cine, Ricardo Darín.
La autora, Yasmina Reza,
demuestra con inteligencia y buen
gusto la emoción y fragilidad de
las relaciones humanas a partir de
aparentes naderías. Por cierto,
Flotats continúa con su magistral
interpretación de París 1940.
Tampoco se puede dejar de
mencionar algunas de las obras
juveniles que pasan, a veces
demasiado deprisa, por las salas
del llamado teatro alternativo.
Para poder verlas, hay que estar
atentos a la cartelera. Habrá que
dedicarles oportunamente el
espacio y la atención que
merecen.
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