Texto-16.doc

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CIENCIA E INNOVACIÓN TECNOLÓGICA EN CUBA:
SITUACIÓN ACTUAL Y PERSPECTIVAS*
Tirso W. Saenz
* O autor deseja agradecer a Profa. Sandra Brisolla do DPCT pelas valiosas obervações
realizadas neste texto e a FAPESP (Fundação de Amparo à Pesquisa do Estado de São
Paulo), por seu apoio financiero
** Profesor Visitante, no Departamento de Política científica e Tecnológica do Instituto de
Geociencias da Universidade Estadual de Campinas.
Endereço Permanente: GECYT – Centro de Gerencia de Ciencia e Tecnología
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1
ANTECEDENTES1
En Cuba, en el período anterior a 1959, la subordinación económica y política a Estados
Unidos frenó el desarrollo científico y tecnológico y tuvo como resultado una virtualmente
nula capacidad resolvente del país en esta esfera. Incluso allí donde, por diferentes
motivos, surgió un mínimo potencial científico y tecnológico, el intrínsicamente
contradictorio proceso económico y social dificultaba o impedía su alineación en función de
objetivos válidos a todo lo ancho de la sociedad2. No podía, en estas condiciones, hablarse
de la ciencia como institución social en la nación. A ello se unían, como fenómenos
derivados de esa subordinación, un alto índice de analfabetismo, una baja escolaridad de la
población en general y muy bajos niveles de formación de técnicos y especialistas.
La dependencia externa de toda la economía cubana tendría como consecuencia, en
aquellas condiciones, que la incorporación real de tecnología se produjera sólo cuando
resultaba favorable a intereses foráneos. El sector industrial no azucarero sometido en
definitiva a las decisiones de los grupos oligárquicos dominantes, era débil y carecía de
estrategia. La corrupción administrativa excluía, por otra parte, la preocupación por el nivel
tecnológico apropiado de aquellas pocas industrias promovidas con capital del Estado.
Todo esto determinó que en los primeros años posteriores a 1959 no fuera posible dar una
elaboración científico-técnica detallada a todas y cada una de las tareas de desarrollo
inicialmente abordadas entonces. La urgencia de las mismas no hacía posible esperar a
que un sistema de I+D madurara y produjera, al menos una parte, de los nuevos
conocimientos requeridos. Pero, al propio tiempo, puede afirmarse que el movimiento de la
ciencia cubana después del triunfo de la Revolución tiene su causa central en la aspiración
por poner el desarrollo científico y tecnológico en la avanzada del desarrollo económico y
social; a lograr que éste resultara cada vez más basado en aquél.
Aunque más de tres décadas atrás el desarrollo científico y tecnológico no exhibía tan
acentuadamente quizás las características en muchos sentidos espectaculares de que hoy
está revestido, su importancia fue percibida de inmediato en Cuba a partir de 1959 y la
incorporación apropiada del mismo se consideró desde entonces como una de las más
importantes tareas a resolver3. Entre los planteos programáticos de aquellos tiempos ya se
percibía claramente como principio fundamental para una verdadera política nacional en
ciencia y tecnológía, la necesaria unidad del desarrollo científico y tecnológico con el
progreso social4 .
1
Para un análisis más detallado de la etapa anterior a 1959, ver Sáenz y García Capote (1989, 37-55).
En 1950, la misión enviada a Cuba por el Banco Internaconal de Reconstrucción y Fomento (BIRF), conocida
como Misión Truslow, no encontró -en su opinión - ningún laboratorio adecuado de investigacion aplicada,
público o privado, aunque en este último sector existían algunos pequeños laboratorios, prácticamente
dedicados todos al control de la calidad o al ajuste de las carácterísticas externas y más superficiales de los
productos a las necesidades del consumo. En Cuba - se leía en el informe rendido por la Misión -, raras veces
se interesa un ingeniero o un químico en realizar investigaciones aplicadas, y en cambio, prefiere el trabajo
operativo (Report on Cuba 1951). Para un análisis más detallado del potencial científico-técnico en la etapa
anterior a 1959 ver Sáenz y García Capote (1989, 37-54).
3 En 1960, Fidel Castro expresó en un discurso que el futuro de nuestra Patria tenía que ser necesariamente un
futuro de hombres de ciencia (Castro 1960, 292-309) y ante un numeroso grupo de alumnos de la enseñanza
media, señaló que “la revolución social se hizo para hacer precisamente la otra revolución: la revolución
técnica” (Castro 1963). Para un análisis del pensamiento de Fidel Castro sobre la investigación científica ver
García Capote (1992).
2
2
Resulta interesante destacar que este proceso se inicia en Cuba precisamente en la época
- década de los 60s - en que en la América Latina comienza a subrayarse la importancia de
la ciencia y la tecnología. Siguiendo el ejemplo de países europeos desarrollados y, a
instancias de la UNESCO, se crean en los paises de mayor desarrollo relativo en la región,
organismos nacionales encargados de formular políticas en esta esfera, lo cual tuvo
también su influencia en Cuba.
LA TRANSFERENCIA DE TECNOLOGIA DEL EXTERIOR 5
Salvo en los primeros momentos del triunfo revolucionario en que una de las primeras
medidas de justicia social fue resolver el problema del desempleo, en Cuba, muy
tempranamente, se rechazaron las tecnologías de alta densidad de trabajo6. Este criterio
tenía tres vertientes: la primera, de sentido social, dirigida a aliviar las duras tareas de la
agricultura cañera y de la construcción7, entre otras; la segunda, encaminada a extraer
grandes contingentes de fuerza laboral empleada en estos sectores8, calificarlos y dirigirlos
hacia los planes de industrialización que se ponían en marcha9; la tercera, de tipo
económico, que consideraba que una vía importante para producir un salto en el desarrollo
era mediante la mayor utilización posible de tecnologías modernas de alta productividad10.
El bloqueo económico impuesto a Cuba, con la consecuente restricción de acceso a divisas
libremente convertibles y la apertura de relaciones políticas, económicas y comerciales con
la Unión Soviética y demás países socialistas, con un amplio ofrecimiento de tecnologías,
incluyendo asistencia técnica y formación de recursos humanos, bajo condiciones
extremadamente favorables, condicionaron y acotaron las fuentes posibles de suministro
de tecnologías, no dejando muchas opciones de selección en el proceso de industrializar el
país, si bien se pudo hablar de autodeterminación tecnológica11, pues las decisiones se
tomaban en Cuba, las variantes de selección para tomar dichas decisiones eran limitadas.
4
Sáenz y García Capote (1989, 81-90)
Las diferentes etapas del proceso de generación y transferencia de tecnología en Cuba han sido tratadas in
extenso en Sáenz y García Capote (1988).
6 En un discurso en 1968, Fidel Castro expresó: “nuestro país no debe hacer una sola fábrica que no sea con la
tecnología moderna” (Castro 1968b). Para un análisis sobre los criterios para la selección de tecnologías, ver
Sáenz y García Capote (1989, 60-67).
7 Ver García Valls & Noyola (1962).
8 Fidel Castro, en un discurso en 1968 visualizó el momento en que el corte de la caña permitiría realizar zafras
con sólo unos pocos miles de hombres. Ver Castro (1968a).
9 Ernesto Che Guevara expresaba a fines de 1962: “todo obrero que está de más en una fábrica es un
desocupado social...?sacarlos, para qué?; para botarlos, no; para que vayan a escuelas, para que se
especialicen...de tal manera que no hay ningún peligro en ... aumentar la productividad con la racionalización de
los sistemas y en los lugares en que sea preciso con la instalación de nuevas maquinarias”. Ver Ministerio de
Industrias (1962).
10 En 1965 Ernesto Che Guevara expresaba: “En el aspecto económico necesitamos vencer el camino del
desarrollo con la técnica más avanzada posible...La técnica hay que tomarla donde esté; hay que dar el gran
salto técnico”. Ver Guevara (1965)
11 Entenderemos la autodeterminación tecnológica como la plena posibiidad de tomar, en lo tocante a
tecnología, las decisiones adecuadas en el momento oportuno e instrumentarlas en un tiempo conveniente.
Sobre esta cuestión en Cuba, ver Sáenz y García Capote (1989, 153-155).
5
3
Las condiciones económicas favorables en la transferencia tecnológica del exterior,
abrieron las posibilidades para reforzar el criterio de l a adopción preferente de
tecnologías de alta densidad de capital12. Esto, por otra parte, llevó a que una buena parte
del sector productivo no considerara durante mucho tiempo al incipiente potencial de I&D
que se formaba, como un posible suministrador de tecnologías. No obstante, en la
estructura del Ministerio de Industrias en los primeros años de la década de los 60s, se
crearon, con visión estratégica, institutos de investigación con la misión de desarrollar
tecnologías en sectores claves de la industria básica13 , cuyos resultados positivos en la
esfera de los derivados de la caña de azucar, de la mecanización cañera y de la
construcción de maquinarias, entre otros, se vieron más tarde.
Las tecnologías procedentes del campo socialista presentaban, sin embargo, serias
dificultades: atrasos de varios años con respecto a estándares internacionales, elevados
consumos energéticos, de materias primas y otros insumos; altos índices de peso muerto14,
baja
productividad,
insuficiente
confiabilidad,
capacidades
de
producción
sobredimensionadas, excesiva verticalidad en su integración, poca flexibilidad para
efectuar cambios en los flujos productivos y agresividad ambiental entre otras limitaciones.
A pesar de ello, este flujo de tecnologías permitió - hay que subrayarlo por una elemental
justicia histórica - alcanzar tasas de crecimiento y niveles de producción significativos; hacer
surgir sectores prácticamente nuevos como el de la metalmecánica, la siderúrgica, la
electrónica y, más recientemente la biotecnología; ampliar significativamente la
capacidad energética para electrificar casi todo el país; abrir considerables fuentes de
empleo; propiciar un desarrollo territorial más armónico y dotar de una alta calificación a la
fuerza laboral. Todo ello permitió, a su vez, brindar cooperación y ayuda solidaria a otros
países subdesarrollados15.
Varios factores confluyeron para que los procesos de evaluación ex ante de las tecnologías
transferidas no tomaran en consideración, durante varios años, las limitaciones y problemas
de las tecnologías del campo socialista. En primer lugar, la falta de experiencia y de nivel
profesional de muchos de los involucrados en la selección, evaluación y negociación de
tecnologías, sobre todo en los primeros 10 años de la Revolución; la fuga de cerebros
hacia Estados Unidos dejó en el país, en la primera mitad de la década de los 60s, poco
más de 700 ingenieros de cerca de 2500 que habían en 195916. Otros factores de
importancia fueron la muy débil comunicación y otros factores subjetivos - como se verá
posteriormente - entre.los sectores de I+D y productivos; la limitada disponibilidad de
12
Cuba, en ese sentido, se benefició, en cierta forma, del resultado de los primeros conflictos de intereses al
interior del Consejo de Ayuda Mutua Económica (CAME) en la década de los años 60s: una primera intención
fue especializar a los países en industriales y agrícolas para aprovechar sus ventajas relativas. Esta propuesta
no pudo avanzar por la oposición de los paíse de “vocación agrícola”, ya que esto los condenaría a producir
siempre productos de menor valor agregado. Por otra parte, sin embargo, Cuba no logró insertarse en las
tecnologías de alto valor agregado dentro de los marcos del CAME; se mantuvieron con mayor peso el azúcar,
el níquel y los cítricos, entre otros. La producción de teclados de computadoras no tuvo mayor significado
confrontó problemas de calidad y se realizó prácticamente al final de la vida del CAME.
13 Para un análisis sobre la creación de centros de investigación y otras actividades tecnológicas, ibidem (111124).
14 Se considera como peso muerto el consumo excesivo e innecesario de materiales en productos o en la
construcción, como el de acero en máquinas herramientas y en estructuras metálicas.
15 Cuba envió miles de especialistas en salud, construcción y educación, entre otros a decenas de países del
Tercer Mundo; también ha recibido a miles de becarios de esos propios países para formarlos a diferentes
niveles en diversas especialidades.
16 Comunicación verbal del Dr. Diosdado Pérez Franco al autor.
4
opciones para seleccionar la tecnología más apropiada; la falta de instrumentos
metodológicos y jurídicos adecuados y la urgencia por acelerar el desarrollo del país17.
Por otro lado, los organismos rectores de la política científica nacional - el Comité Estatal de
Ciencia y Técnica, entre 1976 y 1980 y la Academia de Ciencias, entre 1980 y 199418 - no
estaban involucrados ni intentaron involucrarse en la concepción e instrumentación de una
política respecto a la transferencia tecnológica.
Con el propio desarrollo y el aumento de experiencia en especialistas y dirigentes a
distintos niveles19, comenzó a manifestarse una cierta inquietud por las características de
las tecnologías transferidas y una perplejidad ante el hecho de que la URSS no lograba
trasladar la calidad de sus resultados en la tecnología militar y en la espacial a la esfera
productiva civil, la cual no alcanzaba los niveles tecnológicos de los países capitalistas
desarrollados. Esto apareció posteriormente como uno de los factores principales en el
llamado “derrumbe”.
A finales de los años 70s, se promulgó un reglamento para las inversiones que contenía aunque no lo suficientemente explicitado - un sistema de evaluación social de la tecnología.
Esto era indicativo de preocupaciones existentes por el tipo de tecnología que se estaba
importando en cantidades apreciables. Según este dispositivo legal, eran objeto de de
evaluación, entre otros numerosos aspectos, los impactos ambientales de las tecnologías
contenidas en una propuesta de inversión y las posibilidades de soluciones tecnológicas
nacionales. Esto último equivalía, de hecho, al establecimiento de un mecanismo de
desagregación de los paquetes tecnológicos que hubiera dado cada vez más una mayor
participación a las correspondientes instituciones nacionales en la generación de
tecnologías autóctonas y las hubiera involucrado, de manera más sistemática, en las tareas
del desarrollo económico y social del país. En realidad, este mecanismo funcionó muy
debilmente. La fuerte presión inversionista de los organismos y empresas productivas y el
breve tiempo disponible para la toma de decisiones, no permitió que los análisis necesarios
para cumplir con estos objetivos se produjeran con la calidad y profundidad requeridas.
Muchas veces, los especialistas se enfrentaban a hechos virtualmente consumados.
Desde la segunda mitad de los años 70, la máxima dirección del Estado comienza a insistir
en hacer desaparecer la mentalidad importadora y fortalecer la mentalidad productora y
exportadora. A fines de 1984 ya se plantea con toda precisión que el nivel de desarrollo
alcanzado en el país permitía - y la situación internacional exigía - enfatizar un desarrollo
económico centrado en el comprometimiento mayor de la base técnico-productiva creada y
un alineamiento superior con los centros de investigación y su importante potencial
científico y tecnológico.
El Consejo de Ayuda Mutua Económica (CAME), al propio tiempo, hacía desesperados y
postreros esfuerzos por aumentar el nivel tecnológico de su producción, lo que, entre otras
17
En esa época era usual la transferencia de tecnologías depreciadas y de segunda mano a los países de
América Latina por las empresas transnacionales norteamericanas. Esa era una forma de extender el período
de vida útil de los equipos y, por lo anto, aumentar los márgenes de ganancias. Poco podían hacer al respecto
los países receptores de esas tecnologías. Inclusive, el autor recuerda varias reuniones regionales, a la que
asistió, en la que organismos internacionales sustentaban criterios favorables a este tipo de transferencia
tecnológica.
18
Ver Asamblea Nacional del Poder Popular (1976) y Consejo de Estado (1980 y 1983).
19 Algunas de las ideas contenidas en los siguientes cinco párrafos están tomadas de García Capote (1995b).
5
cosas, comenzó a manifestarse en una menor tolerancia ante la insuficiente calidad de las
exportaciones cubanas hacia los demás países miembros.
Este organismo de cooperación, disuelto en 1992, lanzó a fines de 1985 un programa
integral del progreso científico-técnico hasta el año 2000. Hubiera parecido entonces que
un nuevo período de priorización de la ciencia y la tecnología se abría ante los países del
CAME , en el que Cuba se insertaría con los recursos que había alineado en esta esfera y,
en particular, con la elevada capacidad de alta tecnología que se había construído en el
campo de la biotecnología; pero en realidad, pocos años después la entidad se
desintegraba desde adentro.
En 1995 se creó el Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (CITMA),
responsabilizado directamente con la formulación, instrumentación, coordinación y
evaluación de las políticas científicas, tecnológicas y ambientales; entre ellas, las medidas
relacionadas en su esfera de acción con la evaluación ex ante de las tecnologías a
transferir. La creación del CITMA debe contribuir a una relación más armónica entre la
generación de tecnologías autóctonas (transferencia vertical) y la importación de
tecnologías (transferencia horizontal), como dos de los elementos básicos del desarrollo
científico y tecnológico nacional.
EL POTENCIAL CIENTIFICO Y TECNOLOGICO NACIONAL
La temprana conciencia, mencionada anteriormente, sobre la importancia concedida en
Cuba al desarrollo de la ciencia y la tecnología, fue el punto de partida para un conjunto de
importantes acciones. Al comienzo, éstas se expresaron, sobre todo, en la creación de
instituciones de investigación y en la aplicación de las medidas básicas para la subsiguiente
potenciación de los recursos humanos: la alfabetización y la ampliación radical de las
posibilidades educacionales. Ellas fueron desenvolviéndose en un nada sencillo proceso
encaminado a la generación y utilización de los conocimientos científicos y tecnológicos y a
la conformación e integración de este sector como institución social del país.
Como resultado de todos estos esfuerzos, Cuba ha logrado acumular significativos
potenciales de investigación, de ingeniería y técnico-productivo. Por ejemplo, la importancia
concedida desde muy temprano a la salud pública llevó a prestar una atención prioritaria al
fomento de la biotecnología vinculada a la industria farmacéutica y al desarrollo de equipos
para uso médico, líneas de avanzada con múltiples aplicaciones, no todas previstas
inicialmente20. Se crearon para ello mecanismos organizativos especiales - el Frente
Biológico, primero y después el
Polo Científico del Oeste de La Habana, de los cuales trataremos posteriormente - para
garantizar un ágil desempeño de los objetivos trazados en estos campos, inclusive por
encima de los mecanismos normales de planificación para el sector de ciencia y tecnología.
Se dedicaron, con una clara visión estratégica, importantes recursos materiales gigantescos para un país subdesarrollado - para edificios, laboratorios con equipamiento
moderno, instalaciones con todos los requerimientos contemporáneos para la producción
de vacunas, medicamentos y fármacos en general. Otro de los elementos más importantes,
20
Sobre el desarrollo de la biotecnología y las ciencias médicas en Cuba, ver Simeón &Clark (1988), Roche
(1993), Sáenz y García Capote (1993) y Montalvo (1993)
6
fue la formación de un importante contingente de investigadores, diseñadores, ingenieros
proyectistas y de producción de alto nivel, incluyendo al personal especializado para la
comercialización y la prestación de servicios científico -técnicos. Estos diferentes actores se
han entrenado, además, para trabajar en estrecha vinculación e interacción entre ellos, tal
como lo requieren los procesos actuales de innovación tecnológica, particularmente en
estas esferas. Esta inversión estratégica del Estado ha sido fundamental para crear en
Cuba capacidades competitivas en este sector, permitiendo abrir un campo importante y
creciente de exportación21.
De estos esfuerzos, surgió un “spin off”: la creación de un potencial para la asimilación,
generación y utililización de resultados en biotecnología agrícola. Del potencial científico y
tecnológico desarrollado en el sector agropecuario - el mayor en el país en términos
cuantitativos - se esperan contribuciones significativas dentro del Programa Alimentario
Nacional y al desarrollo de una agricultura sostenible.
La política educacional y sus acciones consecuentes en Cuba, mantenidas a pesar de las
muy serias restricciones que confronta el país, permite alinear un importante potencial
científico-tecnológico para la generación de softwares, otra línea de avanzada en la que los
países subdesarrollados pueden encontrar todavía nichos de especialización.
La formación de un potencial nacional para el desarrollo y diseño de equipos mecánicos,
así como de una correspondiente capacidad productiva en esta rama, resultan
particularmente importantes para la generación de equipos más adecuados para una
agricultura sostenible y para la construcción de equipos y maquinarias industriales. El
desarrollo de esta rama viabiliza además la desagregación de paquetes tecnológicos en la
transferencia de tecnologías foráneas y sirve de pivote al fomento de producciones
cooperadas con otros países.
La creciente preocupación por la protección del medio ambiente y la explotación racional de
los recursos naturales, cuenta con instituciones con larga experiencia en el estudio
sistemático de la naturaleza cubana. Estas han aportado conocimientos complejos
expresados en atlas geográficos, mapas geológicos, de suelos y climáticos; así como
estudios ecológicos de zonas de interés, entre otros. Todo ello permite abordar con
mayores posibilidades de éxito la prospección y búsqueda de petróleo, el desarrollo de la
industria turística y la evaluación del impacto ambiental de nuevas industrias.
El nivel alcanzado por un país en el campo de la ciencia y la tecnología no puede
expresarse sólo por el volumen de recursos dedicados al mismo, ya que la eficiencia de
toda actividad viene dada por la relación entre estos recursos y los resultados obtenidos.
Por otra parte, hay que considerar numerosos aspectos socio-culturales y gerenciales de
los cuales depende la efectividad del potencial.
Para contribuir a la comprensión del esfuerzo realizado en Cuba en los últimos 37 años a
partir de una base prácticamente inexistente, puede resultar útil la presentación de algunos
indicadores cuantitativos del potencial científico y tecnológico nacional.
21
Fue la inversión estatal la que permitió también en otros paises de América Latina, la creación de una
capacitación tecnológica endógena en sectores de infraestructura, como la del petróleo en Venezuela y Brasil y
las telecomunicaciones en Brasil.
7
Las actividades de I+D se desarrollan en 204 unidades de distintas categorías que se
desenvuelven en diferentes ramas científicas y tecnológicas. Estas unidades se encuentran
distribuídas entre los centros de educación superior, el Ministerio de Ciencia, Tecnología y
Medio Ambiente, otros ministerios y empresas productivas, siendo creciente la creación de
unidades de I+D al interior de estas últimas.
El sector de ciencia y tecnologia cuenta con unos 44 mil trabajadores de los cuales,
alrededor de 18 mil son científicos e ingenieros dedicados a la I+D, lo que da una cifra de
proximadamente 161 científicos e ingenieros por cada 100 mil habitantes vinculados a la
I+D. A este esfuerzo se suman más de 20 mil
profesores de los centros de educación
superior, quienes realizan investigaciones como parte integrante de sus funciones22 .
Estas actividades de carácter ascendente, con logros evidentes, han estado sometidas
- y no podía ser, concebiblemente de otra forma - a limitaciones materiales. También, y no
en menor medida, ha sufrido de incomprensiones de carácter subjetivo; por una parte,
determinados centros de I+D no interesados en producir resultados introducibles en la
práctica social y, por otra, empresas no interesadas en el cambio tecnológico, carentes, por
ende, de demanda al sector de I+D y de voluntad por introducir algunos de sus resultados.
Otro factor negativo de gran importancia fue la utilización de concepciones y mecanismos
de planificación y gerenciales inadecuados. La falta de una estrategia más coherente y
precisa para vincular los objetivos científico-tecnológicos con los del desarrollo económico y
social hasta el nivel empresarial; la prevalencia del modelo ofertista lineal y la carencia de
mecanismos eficaces de estímulo a la innovación, entre otros, trajo como consecuencia una
pobre utilización, hasta mediados de los años 80s de los resultados de investigación que se
iban obteniendo23 y una débil vinculación entre los sectores productivos y los de I+D.
La ciencia y la tecnología han estado operando, por otra parte insertas en un sistema
productivo y de servicios que muestra, en muchos casos, reconocidas ineficiencias:
incosteabilidad, baja productividad, plantillas sobredimensionadas, deficiente calidad en sus
productos, débiles controles económicos y administrativos, técnicas gerenciales
inadecuadas y escasa o nula demanda de tecnologías nacionales, que se suman a las
suyas propias. Por otra parte, la transferencia de tecnología del exterior no estaba inserta
en el accionar del sector de ciencia y tecnología nacional.
FINANCIAMIENTO PARA EL SECTOR DE CIENCIA Y TECNOLOGÍA
La prioridad cada vez más creciente asignada en Cuba al sector de ciencia y tecnología,
puede apreciarse en las tasas de crecimiento de los gastos previstos para el mismo en el
presupuesto del Estado en los dos quinquenios anteriores al derrumbe del campo
socialista.
22
Los datos sobre el potencial científico- técnico fueron obtenidos de la Academia de Ciencias de Cuba y de
CYTED (1996).
23 Por ejemplo, en la agricultura se detectó, en el período 1980-85, una cantidad importante de resultados
validados en variedades de hortalizas y vegetales, métodos agrotécnicos, de riego y de sanidad vegetal que no
se habían introducido en la producción (Felipe y Sáenz 1990).
8
PRESUPUESTO DEL SECTOR DE CIENCIA Y TECNOLOGIA24
(EN MILLONES DE PESOS)
1981/85
1986/90
Tasa de crecimiento anual (%)
Gastos corrientes
524.2
799.3
7,8
Inversiones
191.0
331.5
9,6
TOTAL
715.4
1130. 8
8.2
Fuente: Academia de Ciencias de Cuba
El valor de estos gastos, particularmente en las inversiones acumuladas en el decenio
1981/90, evidencia el esfuerzo por potenciar la infraestructura material dedicada al sector.
Durante este período, la proporción del Producto Social Global destinada a la I+D se
duplicó, pasando del 0,5% en 1981 al 1,0% en 1989. El índice de gastos en I+D per cápita
más que se duplicó, pasando de 11.40 pesos en 1981 a 23.60 en 1989.
A pesar de las severas restricciones económicas actuales, al sector de la ciencia y la
tecnología se le ha asignado un papel estratégico y, por consiguiente, no ha sufrido
reducciones presupuestarias y sus unidades se han mantenido funcionando con los
recursos disponibles. Por ejemplo, en 1991, el presupuesto del sector fue de 152,8 millones
de pesos y en 1994 fue de 184,1 millones25.
Si se tratara de hacer un ejercicio aritmético para determinar el crecimiento, a partir de
1991, de la proporción del PIB dedicado a la I+D, tomando en consideración que el
numerador se ha mantenido prácticamente constante y el denominador cayó bruscamente
en más de un 30%26, se llegaría a unas cifras que asombrarían en las estadísticas
internacionales. Este no es el caso. Lo importante no es el dato cuantitativo, sino la
apreciación cualitativa de una voluntad política.
El mantener para el sector el mismo nivel de gastos en el presupuesto asegura, en primer
lugar, los salarios, tratando de evitar una peligrosa migración de investigadores a otros
sectores; también cubre otros gastos factibles de realizar en moneda nacional. La gran
escasez de divisas ocasiona grandes dificultades en la obtención de reactivos, materiales,
equipamiento, bibliografía y otros insumos de vital importancia. La asignación de divisas
para el mismo se realiza de manera muy selectiva a fin de garantizar algunas actividades
altamente prioritarias. Por otra parte, se ha estimulado la utilización de formas de
financiamiento, algunas de ellas no existentes anteriormente y otras insuficientemente
aprovechadas, que permiten que las distintas unidades de I+D puedan obtener las divisas
necesarias para sus operaciones, mediante distintas vías: contratos de diverso tipo con
empresas nacionales y extranjeras, ejecución de proyectos con organismos internacionales,
exportación de tecnologías y asistencia técnica, entre otras.
Estas duras realidades económicas, sin embargo, han tenido aspectos positivos, pues, de
manera creciente están llevando al sector de I+D a tomar un papel más dinámico en el
24
Datos obtenidos del CITMA. Los valores están expresados por los pesos de cada año y no por pesos de valor
constante; sin embargo, en ese período los salarios promedios del sector y los precios internos para la
adquisición de reactivos, materiales y energía, entre otros, no crecieron significativamente.
25 Sáenz y García Capote (1993) y CYTED (1996).
26 En 1990 el PIB DE Cuba era de 19 mil millones de pesos; en 1993 se había reducido a 12,8 mil millones y
en 1994 creció muy ligeramente a 12,9 (CYTED 1996). En 1995 debe haber subido a 13,2 mil millones de
pesos. El crecimiento de la zafra azucarera en 1996, después de una muy pobre cosecha en 1995, debe
producir un nuevo incremento del PIB, aunque todavía distante del nivel de 1990.
9
acercamiento al sector productivo; a utilizar más racional y eficientemente sus recursos; a
concebir y gestionar más activamente proyectos y actividades diversas en el plano
internacional; y a lograr un mayor autofinanciamiento, liberando al presupuesto nacional de
buena parte de sus gastos. Sin embargo, habrá que velar para que un excesivo y falso
mercantilismo no deforme las misiones estratégicas encomendadas a este sector.
Por otra parte, a la luz del proceso en marcha de diseño de nuevas estrategias nacionales
de desarrollo, habrá que reanalizar estas misiones y, consecuentemente, estudiar el
redimensionamiento del sector.
En la siguiente tabla puede apreciarse la magnitud de algunos indicadores que Cuba
presenta, los cuáles muestran resultados favorables con relación a los de otros países de
América Latina, aunque, lógicamente, inferiores a los de Estados Unidos y Canadá.
ALGUNOS INDICADORES DE I+ D SELECCIONADOS PARA
ESTADOS UNIDOS Y CANADA (1995)
Población
(millones)
Argentina
Brasil
Canadá
Chile
Cuba
Estados
Unidos
México
Uruguay
Venezuela
34,6
153,7 (1)
29.6
14.2
11.0 (1)
257,5 (3)
91,6
2,9
21,6
PIB
(miles de
millones
USD)
296,4
551,3 (1)
639,4
51,3
12,9 (1)
7116,5
Gastos en
I+D
(millones de
USD
873 (1)
2312 (3)
9718
398
184
171000
258,7
15,5 (1)
55,8 (1)
1130 (3)
23
372
AMERICA LATINA,
% del PIB en
I+D
0,31 (1)
0,42 (1)
1,52
0,78
1,43 (1)
2,40
0,32 (3)
0,23-0,37(1)
0,34 (1)
Científicos e
ingenieros
(por 100 mil
hab.) (3)
49 (1)
23 (3)
223 (4)
44 (1)
161
374
15 (3)
32
---
(1) 1994; (2) Estimados del autor; (3) 1993; (4) 1991
Fuente: CYTED/RICYT y OEA/MERCOSUR: Indicadores de Ciencia y Tecnología
Iberoamericanos/Interamericanos. 1990 -95
DESARROLLO DE LAS ACTIVIDADES DE I+D
Se ha estimado que Cuba dedica 10-15% de los gastos en I+D a la investigación
fundamental; 60-70% a la investigación aplicada y 20-30% a los trabajos de desarrollo27.
Del examen de estas proporciones, se destaca claramente la insuficiente porción dedicada
a los trabajos de desarrollo, aunque la misma ha mejorado considerablemente en
comparación con quinquenios anteriores. En los países desarrollados, la proporción de
éstos oscila entre el 60-70%. Su importancia radica en el escalado, en el acercamiento de
los resultados de investigación a escala de laboratorio, a escalas más próximas a las de
producción. En esta categoría se incluyen también la extensión agrícola, la que ha sufrido
innecesarias y peligrosas reducciónes en su actividad en los últimos años. La mejor
conformación de estos indicadores propiciará una mayor efectividad en los procesos de
innovación.
27
Sáenz y García Capote (1993)
10
Todavía no se ha logrado una definición clara de cual debe ser el papel de la investigación
fundamental y las áreas en las que su presencia es altamente necesaria28. En los planes
nacionales de ciencia y tecnología comenzados a partir de 1976, aunque existió una
categoría para incluir este tipo de investigación29 - los llamados Problemas Principales de
Investigación Fundamental (PPIF) -, su estructuración nunca recibió una atención
sistemática. El énfasis lógico en promover la investigación aplicada y la aplicación de sus
resultados en programas priorizados de desarrollo económico y social, han pospuesto el
análisis sobre su papel, sus direcciones principales y los recursos que a ella deben
dedicarse. Esta situación todavía se mantiene.
A nuestro juicio, en las condiciones actuales cubanas, la magnitud de los esfuerzos en la
investigación fundamental debe concentrarse y cobrar perfiles más definidos, utilizando e
interconectando grupos existentes de excelencia, en áreas del conocimiento vinculadas a
programas priorizados como la biotecnología, los recursos naturales y los estudios
ecológicos, así como con los problemas relacionados con el desarrollo de nuestra sociedad.
La investigación tecnológica, o sea, aquella dirigida a la obtención de nuevas tecnologías,
comprendería tanto a la investigación aplicada como a los trabajos de desarrollo. Los
Programas Científico Técnicos (PCT)30 - en anteriores quinquenios denominados
Problemas Principales Estatales (PPE) - son los de más alta prioridad dentro de los planes
nacionales de ciencia y tecnología y están integrados en su casi totalidad por
investigaciones tecnológicas. Sobre estos programas se concentra una parte substancial de
los recursos disponibles, así como de las actividades de coordinación, gestión, evaluación y
control a nivel estatal para garantizar el cumplimiento de sus objetivos, incluyendo su
introducción en la práctica social.
Los anteriores PPE se caracterizaron por estar concebidos dentro de un modelo linear
ofertista en el que, independientemente de que estaban dirigidos hacia áreas prioritarias,
las tecnologías planificadas para su generación nacional, no habían sido demandadas por
el sector empresarial correspondiente, ni se trataba de
consultar y coordinar anticipadamente a ese nivel los objetivos propuestos de I+D. Sólo se
contaba con una conformidad de los ministerios de producción respectivos y posteriormente
de la aprobación del Consejo de Ministros, lo que resultaba insuficiente para lograr un
verdadero proceso innovativo. Faltaba la esencial relación a nivel de empresa. Los intentos
para instrumentar un llamado Sistema de Introducción de Logros (entendidos éstos como
resultados positivos de la I+D) reforzaban aún más este proceso ofertista31.
Por otra parte, los PPE estaban concebidos de manera que sus resultados concluyeran con
los trabajos de desarrollo, por lo que, por lo general, carecían de la indispensable ingeniería
básica para tener una mínima conexión con la práctica productiva. Además, como se
28
Academia de Ciencias de Cuba (1993b).
Ver, por ejemplo, Academia de Ciencias de Cuba (1985).
30 ibidem. Ver también la relación de los primeros PCT en Academia de Ciencias (1993a). En Capote (1995b)
se encuentra un excelente y detallado análisis de la etapa en que se desarrollan los PPE y los PCT, que él
denomina de “la dirección centralizada de lä ciencia”. Una cuestión a debatir sería si la etapa actual no es
todavía, en buena medida, centralizada.
31 La instrumentación oficial del sistema de introducción de logros puede verse en Academia de Ciencias
(1987). En Sáenz (1989) hay una detallada evaluación de este sistema.
29
11
expresara anteriormente, la infraestructura necesaria para el escalado en los trabajos de
desarrollo (incluyendo el extensionismo agrícola) era muy débil y todavía sigue siéndolo.
Posteriormente, a partir de 1985, los PCT trataron de concebirse de una forma a la que se
llamó “a ciclo completo”, esto es, tratando de cubrir todos los pasos para cerrar el proceso
innovativo32 . El modelo seguía siendo linear y ofertista, pero pudo lograrse que un conjunto
importante de tecnologías obtenidas pudieran ser utilizadas por la producción.
Sin embargo, los actuales PCT todavía mantienen una determinada tendencia ofertista , si
bien se ha ganado conciencia de la necesidad de superar este modelo, por uno más
integrado,.
Sería conveniente ubicar en contexto y retrospectiva las críticas que pudieran hacerse a la
utilización en Cuba del modelo ofertista. En primer lugar, era un modelo muy generalizado
en todo el mundo hasta los años 60s, el cual siguió siendo marcadamente predominante en
la Unión Soviética y demás países socialistas con los cuales Cuba mantenía una muy
estrecha colaboración y cuya influencia permeó sus mecanismos de planeamiento en
ciencia y tecnología. Además, siguió siendo el modelo del Tercer Mundo y en particular de
América Latina.
En segundo lugar, por diferentes motivos, entre ellos la presencia de mercados cautivos
tanto en el consumo nacional como en el de exportación, el sector productivo no
demandaba tecnologías del sector de I+D; es más, en cierta forma, no confiaba en él,
sino en la importación de aquéllas. El distanciamiento entre ambos sectores fue una
consecuencia natural de esta situación. El inmovilismo, o sea, la no presentación de ofertas
tecnológicas o la concentración de esfuerzos en la investigación fundamental por el sector
de I+D- no hubiera sido una solución acertada, como fue el caso en muchos países del
Tercer Mundo .
En tercer lugar, hay que tener en consideración una visión a corto plazo muy generalizada
en el sector empresarial, debido al peso del plan anual de producción - por naturaleza, poco
o nada propiciador de innovaciones - y a una ausencia de planes coherentes a mediano y
largo plazos que permitieran conformar un plan de inversiones con visión perspectiva. A lo
anterior se unía el cúmulo de problemas prácticos operativos que los dirigentes
empresariales tenían que enfrentar en su labor cotidiana: falta de piezas de repuesto,
inseguridad en la calidad y plazos de entrega de materias primas y materiales, desastres
naturales frecuentes ( huracanes, lluvias intensas con inundaciones, sequías prolongadas,
plagas y enfermedades que azotaron a la población, así como a la actividad agropecuaria)
que provocaban desajustes inesperados en la producción. Por tanto, en el momento de
tomar decisiones inversionistas con respecto a nuevas tecnologías, se presentaba un
fenómeno que hemos calificado de “desfasaje”: el sector de I+D no estaba preparado para
dar una respuesta inmediata a esta necesidad tecnológica, casi siempre de carácter
urgente; por otra parte, el empresario tenía, al mismo tiempo, ofertas del exterior que
satisfacían en tiempo y forma sus necesidades. La decisión de importar la tecnología
requerida se hacía inevitable.
En cuarto lugar, el hecho de que un buen número de resultados de I+D no hubieran sido
introducidos en la producción, no necesariamente tuvieron su causa en el modelo utilizado,
32
Véase Academia de Ciencias (1985)
12
sino en un conjunto de deficiencias gerenciales y organizativas a distintos niveles. Cuando
esas deficiencias no estuvieron presentes o fueron superadas, los procesos innovativos
fueron exitosos.
En quinto lugar, no se puede absolutizar la presencia del modelo ofertista en Cuba. Los
desarrollos y las producciónes de fármacos por vía biotecnológica, de equipos de uso
médico y de combinadas cañeras, son ejemplos de tecnologías surgidas de una demanda
social y no necesariamente realizadas mediante la utilización de un modelo “halado por la
demanda”, sino de modelos de mayor integración entre los diversos actores del proceso
innovativo, incluyendo formas organizativas más avanzadas, como la creación del Polo del
Oeste de La Habana, según se verá posteriormente. La exportación de productos
farmacéuticos se ha convertido en el cuarto renglón de ingreso de divisas del país, por
encima de productos tradicionales como el tabaco y los cítricos, además de cumplir una
importante misión social en los servicios de salud.
LA DIRECCION DEL SISTEMA NACIONAL DE CIENCIA Y
TECNOLOGIA
Después de evaluar los mecanismos de dirección y los resultados obtenidos durante los
quinquenios 1976/80 y 1981/85, en Cuba se ha trabajado para eliminar las deficiencias
señaladas al sector de ciencia y tecnología. No eran suficientes los resultados en esta
esfera y quedaba mucho por hacer en materia de planificación e integración del mismo al
desarrollo de la economía nacional, en la introducción de sus resultados a la producción y
en la implementación cabal de las políticas científica y tecnológica que exige el país.
En tal sentido, se ejecutó un conjunto de medidas encaminadas a lograr el máximo
aprovechamiento del potencial científico-técnico nacional y a estimular una más estrecha
vinculación e interacción entre los centros de I+D, de ingeniería y universidades con los
sectores productivos, considerando fundamentalmente las necesidades y problemas
concretos de la sociedad.
Entre otros aspectos, hubo que insistir para cambiar la arraigada idea de que la ecuación:
C + T = I + D era totalmente errónea; ella conducía a tratar la ciencia como el centro del
desarrollo científico y tecnológico, desconectándola del sector productivo, no propiciando la
innovación y reforzando la vigencia del modelo ofertista lineal.
La innovación tecnológica constituye en estos momentos el objetivo principal del sector de
ciencia y tecnología - sus enfoques y soluciones previstas serán analizados más adelante
en este documento - para lo cual será imperativo continuar eliminando las barreras
subjetivas aún presentes entre investigadores y productores.
La inclusión en los proyectos de desarrollo tecnológico de estudios técnico-económicos y de
mercado, de organización de la producción, del trabajo y de los salarios; así como del
impacto ambiental de las nuevas tecnologías no han recibido la atención debida; muy
pocos centros de I+D están preparados para ello y, como sobre ellos recaía la oferta de
tecnologías, éstas, en muchos casos, carecían de estas imprescindibles validaciones. En la
nueva concepción integral de los procesos de innovación tecnológica que se abre paso,
estos aspectos están recibiendo atención, aunque todavía queda un largo trecho por
recorrer.
13
La creación y fortalecimiento de unidades de investigación-producción y, sobre todo, su
presencia al interior de las unidades productivas (in-house), constituyen rasgos importantes
de la política científica nacional. Es de destacar el hecho de que algunos centros de
excelencia en los campos de la biotecnología farmacéutica y de la construcción de equipos
médicos se han convertido, en algunos casos, de centros de investigación en verdaderas
empresas productoras y comercializadoras - inclusive exportadoras - con un elevado
contenido de investigación, incluyendo la fundamental. En este sentido, se aprecia un
definido “efecto de incubadora”, similar al que se logra en los parques científicos de otros
países.
En el proceso de rediseño de los mecanismos de dirección en la esfera de la ciencia y la
tecnología, especial atención se le ha prestado a la distribución más armónica del potencial
científico-técnico - el que se concentraba en más de un 80% en las provincias habaneras en función del desarrollo territorial del país. Se han creado centros de I&D en las distintas
provincias, muchos de ellos con una importante vocación territorial.
En estos años, la universidad, acelera su giro - comenzado tempranamente en los años 60s
- hacia los atributos de un centro de educación contemporáneo; los programas científicotécnicos comienzan a estructurarse por proyectos, sometiéndolos a la evaluación por pares;
se incluye la dimensión ecológica en las políticas cientifica y tecnológica; la producción
nacional queda expuesta a los avatares del mercado internacional - lo que pone sobre el
tapete el tópico de nuestra competitividad - y se comienzan a llevar las cuestiones de la
ciencia y la tecnología hasta los niveles de base territorial : municipios y consejos
populares. Aparece, en fin, el reconocimiento de la innovación tecnológica como amplio
fenómeno social de multiples actores, múltiples fuentes y múltiples interacciones y
retroalimentaciones33 que supera paulatinamente el obsoleto e inadecuado modelo ofertista
y trata de introducir modelos más integrales que toman en consideración, tanto la demanda
de los sectores productivos y de los consumidores, como las iniciativas útiles del sector de
I+D34.
Una de las acciones que marca, en la esfera organizativa, el paso a una nueva etapa de las
políticas en ciencia y tecnología y a su mayor interacción con el conjunto de toda la
sociedad está, a partir de los años 90s, en la introducción del polo científico-productivo
como acción de formación de redes de cooperación integradas; en la sucesiva potenciación
del Foro de Ciencia y Tecnología y, finalmente, en la aparición de la gestión tecnológica.
El polo científico-productivo puede considerarse como el más reciente instrumento de
coordinación e integración en la esfera de la ciencia y la tecnología. Su surgimiento se
inscribe dentro de un proceso encaminado a aumentar la eficiencia de los recursos
aplicados en esta esfera a través, sobre todo, de una mejor selección de objetivos y
de una integración real y efectiva de los diferentes actores involucrados para apoyar el
desarrollo económico y social mediante procesos ágiles y efectivos de innovación. La
creación del Frente Biológico en 1984 constituyó un hito importante en este proceso y un
antecedente directo del surgimiento del Polo del Oeste de La Habana, primero creado en
33
ibidem
34
El tema de los diferentes modelos de innovación ha sido ampliamente tratado en la literatura. Ver, por
ejemplo, Kline (1985), Rothwell (1992), Etzkowitz y Leydesdorff (1996) y Fernández Sánchez (1996, 50-53).
14
nuestro país. A partir de la experiencia inicial de constitución de éste, con temáticas
vinculadas eminentemente con la biotecnología y el desarrollo y construcción de equipos
médicos, se crearon paulatinamente otros polos, algunos de carácter temático y otros de
tipo territorial.
El polo científico cubano, en sus diferentes modalidades y especificidades, puede definirse
como una forma organizativa cuya misión es la de garantizar la integración de todos los
factores requeridos para la generación y difusión comercial o con fines sociales, de
resultados de I+D y de otras actividades tecnológicas priorizadas a diferentes niveles. Es
decir, de todos los actores en el proceso de innovación tecnológica y social. Nótese como,
de hecho, ya no se utiliza un modelo ofertista - que ya había sido abandonado por otros
modelos más integrados en el Polo del Oeste de La Habana - sino nuevas formas más
actuales de innovación tecnológica.
En el Polo del Oeste de La Habana, están concentrados centros de excelencia de I+D, de
docencia, de producción y de servicios en la esfera de la salud pública. En ellos han
obtenido resultados de elevada importancia económica y social, como las vacunas contra la
hepatitis B y la antimeningocóccica tipo B; la melagenina, para el tratamiento del vitiligo; el
sistema de pesquisaje y control del SIDA; el equipo SUMA, para el diagnóstico médico
rápido de diversas afecciones mediante técnicas ultramicroanalíticas; la creación de líneas
de equipos de investigación y diagnóstico médico-biológico en la actividad nervios superior
(MEDICID) y en cardiología (CARDIOCID). Sin duda, los elevados indicadores de salud de
Cuba, comparables a los de países desarrollados35, encuentran un importante punto de
apoyo en la actividad científico-tecnológica en esta esfera, parte importante de la cual se
desarrolla en el Polo del Oeste de La Habana.
Las experiencias exitosas en dicho polo, alcanzadas en buena medida a través de
mecanismos fuera de los habituales del Plan de Ciencia y Tecnología, con una atención
especial y directa de la más alta dirección estatal y con criterios muy contemporáneos
sobre los procesos de innovación tecnológica, deben ser estudiadas para su incorporación
más generalizada, en la medida de lo posible, a las políticas científicas y tecnológicas.
El polo es, por tanto, un conjunto de entidades que de manera organizada unen sus
esfuerzos, cooperan y se integran, cuando resulta necesario, para trabajar en la solución de
problemáticas científicas y tecnológicas incluidas en los programas de desarrollo económico
y social más importantes del país y de sus territorios. Su organización y funcionamiento aunque tienen determinada similitud - no debe confundirse con la de los parques
científicos, aunque el Polo del Oeste de La Habana es lo más cercano a ellos36.
En la actualidad y para la perspectiva inmediata, la actividad de los polos se vincula sobre
todo al esfuerzo por constituir en el país un sector productivo estatal eficiente, que rompa
los estereotipos que han primado en esa esfera social, así como al apoyo a la producción
agrícola cooperativa y de pequeños propietarios.
35
La esperanza de vida al nacer en Cuba es de alrededor de 75,6 años (la misma de los Estados Unidos) y la
mortalidad infantil se redujo en 1996 a 7,6 por cada mil nacidos vivos (Granma, 1996), cifra comparable con
cualquier país desarrollado. En 1993, Cuba tenía un médico por cada 231 habitantes aproximadamente y una
enfermera por menos de 160 habitantes lo que la hace ocupar el primer lugar entre los países en desarrollo en
cuanto al suministro de personal médico. Ver UNDP (1994)
36 Parece ser de mayor poder explicativo considerar los polos cubanos como redes, como acciones de “networking” (Lipnack y Stamps, 1987). Para una explicación más detallada de los polos cientifico-productivos, ver
García Capote (1994b) y Agencia de Ciencia y Tecnología (1996).
15
El Foro Nacional de Ciencia y Técnica es otro de los elementos de gran impacto en esta
esfera. Es un movimiento de gran amplitud dirigido a movilizar y encauzar la participación
desde investigadores y especialistas, hasta técnicos y obreros de la producción, sobre la
base de la cooperación y la integración, en la búsqueda de soluciones a los problemas de
mayor interés tanto a nivel de una empresa determinada, como a nivel de un sector, de un
territorio o nacional37. Su importancia reside, no sólo en la búsqueda de soluciones
novedosas, sino en la difusión amplia de soluciones de utilidad comprobada. Su actividad
refuerza y complementa las acciones del Sistema Nacional de Ciencia y Tecnología,
integrándose dentro del mismo, junto a otros movimientos de masas, como la Asociación
Nacional de Innovadores y Racionalizadores (ANIR) y las BrigadasTécnicas Juveniles
(BTJ).
Como puede apreciarse, la búsqueda de soluciones científicas y tecnológicas en función
del desarrollo del país, se trata, cada vez más, de abordarse en forma multifacética,
aprovechando diferentes mecanismos institucionales.
Los conceptos de la gestión tecnológica han cobrado fuerza en el ámbito latinoamericano.
Como toda idea en evolución, en la literatura pueden encontrarse variadas definiciones
sobre la misma. En Cuba se ha llegado al consenso, de conceptuar la gestión tecnológica
como la gerencia de los procesos de innovación tecnológica, sobre todo por la necesidad
de encontrar y desarrollar métodos de direccción adecuados con un enfoque integral y
sistémico, diferentes de los empleados hasta el momento38.
La gestión tecnológica tiene que realizarse en la propia base. Su importancia radica en el
incremento de capacidades tecnológicas mediante la acumulación de conocimientos
respecto a sus procesos de producción y sus potencialidades, convirtiéndose la información
en conocimientos y desarrollando lo que se ha llamado la memoria tecnológica.
En la empresa, la gestión tecnológica tiene que contribuir a que ésta desarrolle un
planeamiento estratégico con vistas a satisfacer mercados o necesidades sociales; a que
construya, emplee y transforme su memoria tecnológica para que, en este sentido, sepa
identificar y demandar tecnologías, evaluarlas, desagregar el paquete tecnológico,
seleccionarlas y negociarlas; ejecutar y poner en marcha las inversiones resultantes,
producir con eficiencia y calidad, comercializar con efectividad, mantener un monitoreo
permanente sobre las tendencias del mercado y de los competidores y, en definitiva,
mantener una constante actitud innovadora.
En los centros de I+D, la gestión tecnológica debe influir para que éstos se
mantengan en permanente comunicación e interacción con el sector productivo y
con los gustos y hábitos de los consumidores, con una visión prospectiva de sus
necesidades y demandas para satisfacerlas y, al mismo tiempo, argumentar sobre
las ventajas de las nueva ofertas tecnológicas que genere. Debe, asimismo, ganar y
difundir una visión actualizada de hacia dónde se mueven en el mundo la ciencia y
la tecnología, a fin de mantenerse en punta - o cerca de ella - en las áreas priorizadas.
37
Ver, por ejemplo, Comisión Nacional del Foro (1994) y Comisión Nacional del Foro de Ciencia y Técnica
(1995).
38 El tema de la gestión tecnológica ha sido ampliamente tratado en la literatura latinoamericana. Una revisión
de la revista Espacios de los últimos años ofrecería múltiples artículos sobre el tema. Ver, por ejemplo, Parisca
(1991). Para la interpretación de la gestión tecnológica en Cuba, ver Sáenz (1996a).
16
Finalmente la gestión tecnológica debe contribuir al perfeccionamiento de la calificación y
actualización de los recursos humanos productivos y promover el extensionismo, las áreas
de demostración, los servicios científico-técnicos y las consultorías, entre otros.
Consecuentemente, la gestión tecnológica comienza por fomentar una cultura de la
innovación para, a la vez que la misma se va desarrollando, sustentarse cada vez más en
ella. De aquí, la importancia de los centros de gestión tecnológica que se están creando; de
su misión predicadora, forjadora y viabilizadora de esa cultura y de su rol como interfaz de
los centros de I+D, universitarios y de información, con las empresas productoras.
EL NUEVO SISTEMA NACIONAL DE CIENCIA E INNOVACION
TECNOLOGICA
En los países de mayor desarrollo y también en varios países de América Latina se ha ido
transitando de lo que se denominaba Sistema Nacional de Ciencia y Tecnología a lo que
hoy se denomina Sistema Nacional de Innovación Tecnológica o términos similares de igual
significado39. La razón del cambio de nombre radica en la comprensión de que no basta
generar tecnologías, sino que hay que introducirlas en la práctica social; de otra forma se
habrán perdido los recursos empleados en su generación, tomando en consideración que la
tecnología es un bien perecedero.
La innovación tecnológica es la transformación de una idea en un producto comercializable
nuevo o mejorado; en un proceso productivo o en un nuevo enfoque o procedimiento para
la organización social. Por otra parte, es un proceso complejo que abarca, para que sea
exitoso, a la I+D, a la ingeniería de proyectos, a la producción y a la distribución en todas
sus complejidades respectivas; a suministradores, comercializadores y clientes o usuarios,
todos ellos en estrecha interacción. No es, por consiguiente, un ámbito exclusivo del sector
de I+D; a veces, no es ni siquiera necesaria su participación. El papel en ella de la empresa
productura es central y decisivo; ella se convierte en el centro de gravedad o locus del
proceso. Tampoco es del ámbito exclusivo de las ciencias exactas, naturales, técnicas o de
la ingeniería, sino que contiene un fuerte e imprescindible componente de las ciencias
sociales, las cuales, lamentablemente, se encuentran ausentes con frecuencia en las
investigaciones al interior de los procesos innovativos40
La innovación tecnológica comprende tanto a la tecnología generada nacionalmente como
a la importada o a una combinación de ambas. La satisfacción de un mercado o de un
usuario final es su motor principal. Tiene consecuentemente una racionalidad económica y
también social. Implica siempre riesgos económicos; mayores, mientras más alta sea su
novedad o la intensidad de la competencia en el
mercado. Su materialización requiere muy frecuentemente de inversiones, de la formación
de recursos humanos y de cambios organizativos y gerenciales. Depende no sólo de la
calidad intrínseca de la tecnología en cuestión, sino de su salida a tiempo al mercado y de
su competitividad dentro del mismo. Requiere de procesos contínuos de perfeccionamiento,
tanto en calidad como en costos para enfrentar la competencia. Debe, a su vez, integrarse
39
40
Ver, por ejemplo, Nelson (1993), García Capote (1994), Faloh (1996) y Sáenz (1966a).
Para una explicación mas amplia y detallada de esta cuestión, ver Sáenz (1996b)
17
en el contexto productivo nacional tomando en consideración factores culturales,
sociopolíticos y económicos propios41.
Por tanto, el paso hacia un Sistema Nacional de Innovación Tecnológica42 implica grandes
cambios cualitativos de variada índole: en el planeamiento y el financiamiento de la
actividad, las transferencias vertical y horizontal de tecnología, el extensionismo agrícola,
los servicios de apoyo tecnológico a la industria, la consultoría empresarial y la gestión
tecnológica, la optimización de la red de centros de I+D, la generación de conocimientos
científicos no vinculados directamente a la innovación tecnológica, la reconversión
industrial, la cooperación internacional, el sistema de indicadores e información y el servicio
de estudios sobre el propio sistema43.
ALGUNAS CONSIDERACIONES FINALES44
Al ocurrir el derrumbe de la Unión Soviética y del campo socialista, Cuba había alcanzado
importantes avances económicos y sociales, logrando acumular un determinado potencial
de I+D, de ingeniería y técnico-productivo. Los indicadores del potencial científico-técnico
eran - y siguen siendo - de los más elevados del Tercer Mundo con centros de excelencia
a nivel internacional. Se cuenta con una población con un alto nivel educacional y una
fuerza laboral calificada , lo que constituye uno de los factores más importantes para
enfrentar la difícil situación económica por la que el país atraviesa.
Los presupuestos para la educación, la salud y la ciencia y la tecnología no se han
reducido. Ni una escuela ni un centro de investigación han sido cerrados. Los indicadores
de salud, comparables a los de los países desarrollados, no sólo se han mantenido, sino
que en algunos casos, como en el de mortalidad infantil, han mejorado aún en la difícil
situación económica que el país confronta. Todas estas conquistas sociales es preciso
mantenerlas y, en lo posible, ampliarlas, aún bajo estas condiciones actuales.
A partir del derrumbe del campo socialista, la situación de la economía cubana es muy
compleja: pérdida de mercados con la anterior comunidad socialista establecidos sobre
condiciones económicas muy favorables, lo que trajo como consecuencia enormes
reducciones en el suministro de petróleo, de materias primas y de insumos de todo tipo. Al
mismo tiempo, se ha recrudecido el bloqueo por parte de los Estados Unidos. Todo ello ha
ocasionado sensibles caídas en la producción, con fábricas paradas u operando muy por
debajo de su capacidad, incluyendo déficits importantes en la producción de alimentos.
Además, Cuba en todos estos años no ha dejado de estar sometida al bloqueo
norteamericano, por razones políticas conocidas, el cual se ha recrudecido aún más en los
últimos, tiempos. Como resultado de todo esto, una fuerte escasez de divisas, así como
41
Las concepciones aquí expresadas sobre innovación tecnológica están tomadas de Sáenz (1996). Sobre el
tema se ha escrito profusamente por más de 50 años; ver, por ejemplo, Schumpeter (1944), Schmookler
(1966), Zaltman et al (1973), Kelly & Kranzberg (1978), Rosenberg (1982), Nelson & Winter (1982) y Bell &
Pavitt (1993).
42 García Capote et al (1994) es el
primer documento en el que se expresan conceptos básicos y
recomendaciones para el establecimiento en Cuba de un sistema de innovación tecnológica.
43 Al respecto, véanse Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (1995) y García Capote (1995b).
44 Este epígrafe está basado principalmente en Sáenz (1996a)
18
falta de créditos para las operaciones comerciales y
inversiones.
productivas, así como para las
En las ingentes tareas por reactivar la economía, Cuba realiza considerables esfuerzos
científicos y tecnológicos para enfrentar retos de complejidad y responsabilidad elevados.
Los centros de I+D y las universidades muestran su presencia activa en todos los sectores
de la vida económica y social. Se obtienen resultados de elevado impacto como en la
biotecnología45, los equipos médicos, las combinadas cañeras y nuevas variedades
agrícolas y se han logrado soluciones rápidas ante problemas nacionales de urgente
solución, como los ataques de plagas y enfermedades que han azotado a la población
cubana, como el dengue hemorrágico y a cultivos de elevada importancia económica como
la caña de azúcar y el tabaco46.
Junto a los innegables logros obtenidos, la actividad científica y tecnológica ha mostrado
serias deficiencias en la concepción e instrumentación de las políticas en ciencia y
tecnología. El desarrollo industrial estuvo lastrado por tecnologías en muchos casos
inapropiadas provenientes del campo socialista, sin que el país tuviera la posibilidad de
otras opciones.
A lo anterior se unía un mercado de exportación - básicamente con el campo socialista poco exigente en cuanto a calidad; un mercado interior cautivo al que en demasiadas
ocasiones se brinda innecesariamente productos de baja calidad; la utilización de
deficientes técnicas gerenciales trasladadas mecánicamente de otros países; así como
concepciones erróneas en el sistema de dirección y planificación de la economía,
incluyendo las mencionadas anteriormente relativas al propio sistema de ciencia y
tecnología..
La necesidad imperiosa de capital, tecnologías y mercado, para detener la caída de la
economía e iniciar un proceso de recuperación y desarrollo, la adopción de un conjunto de
medidas para sanear las finanzas internas, abordar con sentido de justicia social problemas
tales como el desempleo y el subempleo, requieren de la participación directa de la ciencia
y la tecnología bajo nuevas y diversas formas, así como de cambios radicales en su
concepción y acciones consecuentes.
Han surgido en el panorama cubano nuevos actores económicos: las empresas mixtas con
capital extranjero, empresas con 100% de capital extranjero - las cuales son actualmente
una posibilidad admitida por la ley, aunque todavía no constituyen una realidad -; las
empresas de capital estatal jurídicamente privadas, las unidades básicas de producción
agropecuaria y los trabajadores por cuenta propia, los que se unen a las ya existentes
empresas estatales y a las cooperativas y pequeños propietarios en el sector agrícola47. La
diversidad en el accionar de estos elementos plantea un inevitable cambio en la
organización, métodos y estilos gerenciales a diferentes niveles - nacional, sectorial,
territorial y empresarial - para lograr que la innovación tecnológica sea un elemento activo
de primer orden en este proceso de recuperación.
45
En un reciente artículo en una muy conocida revista norteamericana se describen los logros en Cuba de la
biotecnología. Ver Nash (1996)
46 En Sáenz y Capote (1991 y 1993) puede encontrarse un análisis más abarcador de los avances en el
Sistema Nacional de Ciencia y Tecnología en Cuba. Ver también Academia de Ciencias (1994).
47 En García Capote (1995a) se hace un excelente análisis de los nuevos actores económicos presentes en la
sociedad cubana en su relación con la innovación tecnológica.
19
No obedece a un mero cambio formal de nombre el que la Academia de Ciencias de Cuba
- anterior organismo rector de la actividad científica y tecnológica - se haya convertido en
Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente. Los nuevos términos explícitos en su
denominación indican una intención y una voluntad política, que se manifiestan, entre
otras aciones, en la estructuración y funcionamiento de un Sistema Nacional de
Ciencia e Innovación Tecnológica que propicia que cada innovación sea tratada como un
sistema, sin que esto signifique un juego de palabras.
Para este nuevo ministerio, el ámbito de su acción y sus formas de dirigir resultan más
amplias y, en buena medida, diferentes. De una atención concentrada a la llamada
comunidad científica - básicamente a los centros de I+D y universidades en cuanto
instituciones de investigación - y a la introducción, con una visión mayormente ofertista, de
sus resultados en la práctica social, se pasa a un plano más amplio que se corta con todos
los sectores de la economía, dirigiendo directamente, en algunos casos, e influyendo o
viabilizando en otros, la actividad de centros de I+D, de ingeniería, de empresas
productoras, de comercializadores, de suministradores y de consumidores o usuarios
finales, entre otros. Este papel de influir, de viabilizar, de conectar, de actuar como
interlocutor con distintos sectores para en el impulso a la actividad innovadora, no sólo
ofrecer resultados, sino conocer necesidades y estimular demandas, confiere a este
ministerio una nueva dimensión de excepcional importancia.
Al mismo le han sido asignadas funciones que anteriormente quedaban atendidas de
manera difusa por diferentes organismos del Estado: las regulaciones sobre la
transferencia de tecnología, en particular, las vinculadas con la protección a la propiedad
industrial, la desagregación de los paquetes tecnológicos y el impacto ambiental de las
tecnologías tanto nacionales como importadas. En este nuevo contexto económico, en que
asociadas en buena medida al capital extranjero, entran al país nuevas tecnologías, habrá
que buscar, por ejemplo, vías que estimulen la competitividad de la oferta nacional de
éstas, sin tener que aplicar medidas proteccionistas
que resultarían a la larga
contraproducentes.
Dentro el rubro de la transferencia tecnológica, tendrá que atenderse a la exportación de
tecnologías, tomando en consideración que la capacidad nacional generadora de
tecnologías autóctonas ya hoy supera la capacidad inversionista interna o, en caso
contrario, habría que reducir esta capacidad endógena con los riesgos a largo plazo que
una medida de este tipo puede implicar. Sin embargo, la exportación de tecnologías podría
convertirse en una importante fuente de divisas que utiliza un potencial existente y
capacitado, sin necesidad de inversiones y que, a su vez, puede contribuir al
autofinanciamiento del sector de I+D.
La elaboración de una estrategia científica y tecnológica que se inserte dentro de los
objetivos más amplios del desarrolllo económico y social y que tome en consideración las
complejas situaciones que se mantendrán durante plazos inevitablemente prolongados, se
convierte en tarea de primer orden. Urge redefinir objetivos y prioridades, conocer nuestros
posibles nichos tecnológicos en mercados internacionales y poder, con visión anticipada,
dirigir y concentrar nuestros esfuerzos y escasos recursos, estableciendo además un
20
balance adecuado entre la tecnología autóctona y la importada. Pasos han comenzado a
darse en este sentido48.
Un ejemplo de lo anterior lo tenemos en el abordaje de nuestra inevitable reconversión
industrial, dadas las carácterísticas de las capacidades productivas instaladas - a las que
nos referimos anteriormente -, a la tónica de la producción contemporánea y su
competitividad y a la transformación, en los casos necesarios, de empresas gigantes en
empresas medianas y pequeñas.
La atención que indudablemente recibirán tecnologías de punta, como la biotecnología, no
implica de ningún modo, dejar de poner un fuerte acento en desarrollar, transferir y adaptar
tecnologías apropiadas a nuestras realidades económicas, sociales y ambientales.
Entre las nuevas concepciones y formas de actuar se encuentran las relativas a la
innovación ante los actores presentes en nuestra economía. Las demandas - implícitas o
explícitas - del mercado o del usuario final constituyen una especie de motor primo del
proceso innovativo. Se refuerza la necesidad de una temprana y sostenida interacción entre
todos los elementos del sistema de innovación, desde que surge una idea, hasta que la
misma llega materializada al usuario final y se difunde. Desde el punto de vista de la
innovación el centro de gravedad del sistema se mueve hacia la empresa productora, la
que tendrá que desarrollar una conciencia, métodos y hábitos innovadores a los que, hasta
ahora, ella no ha estado acostumbrada. En este sentido, la gestión tecnológica se convierte
en herramienta transformadora de la gerencia empresarial.
Los conceptos de innovación tecnológica deben moverse con rapidez hacia modelos más
integrados y sistémicos. Esto implica cambios de mentalidad, de ruptura de barreras
institucionales y de una mayor agilidad y flexibilidad de los mecanismos que se establezcan
en todos los niveles, particularmente en los de base.
Este conjunto de cambios conceptuales, organizativos y de actitud, entre otros, permitirá
que la actividad científica y tecnológica en Cuba contribuya de manera decisiva a superar la
difícil situación en que se encuentra y avanzar hacia caminos de prosperidad y justicia
social. Cuba, a pesar de todas las grandes dificultades que confronta, muestra ventajas
comparativas sobre muchos países del Tercer Mundo en términos de conquistas sociales y
organización. El reto que el país tiene que responder es como conservar y aprovechar su
desarrollo social en el proceso de cambio que tendrá que enfrentar para insertarse en el
nuevo paradigma tecnológico de un nuevo mundo globalizado.
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