Irene Robledo García Condecoración López Cotilla Decreto 5974 Educadora y humanista. Nació en Guadalajara en 1890. Fue la tercera de los nueve hijos del matrimonio del abogado Constancio Robledo Hernández y Concepción García Morales. Estudió primaria en Tequila, donde su padre era juez. En la escuela donde estudiaba la primaria trabajó como profesora auxiliar y en 1905 ingresó a la Escuela Normal en Guadalajara. En 1914, recibió su primer nombramiento como directora de la Escuela Primaria Elemental número 14, a la par que era catedrática de la Normal. Tiempo después se hizo cargo de la Escuela Práctica Anexa a la Normal. Colaboró en la organización de los desayunos escolares instituidos por el gobernador Manuel M. Diéguez. Laboró como Directora de la Escuela Preparatoria y Normal para Señoritas durante once años, impulsando el método de la "escuela activa". Fomentó el deporte femenino organizando miniolimpiadas con sus alumnas. En Guadalajara los festejos al maestro, al niño y a la madre, fueron auspiciados por ella. Irene Robledo García asombró en el siglo XX al estudiar para maestra de normal superior, enfermera, médico homeópata, médico cirujano dentista y trabajadora social: estos últimos estudios los realizó en el extranjero porque no impartirse en su ciudad natal. Maestra de matemáticas, las impartió en la Universidad Obrera de Jalisco en 1921-1922. Apoyó al gobernador José Guadalupe Zuno para la reapertura de la Universidad de Guadalajara en 1925, así como en la instalación de la Escuela Politécnica años después. En 1948, fundó la primera escuela de trabajo social en Guadalajara, a la cual dos años después se le prohibió otorgar títulos con validez oficial, por lo que se c1ausuró, pero no su idea de abrir una en la Universidad de Guadalajara; de esa experiencia, surge su proyecto que en 1950 le permitió fundar el Departamento de Trabajo Social de la Universidad, que el 3 de marzo de 1953 se convirtió en la Escuela de Trabajo Social contando con el apoyo del rector Ing. Jorge Matute Remus. Sin duda, este plantel es la más apreciable herencia que legó. Después de 64 años en su fructífera labor educativa, se jubiló. Sin embargo prosiguió enseñando en la Facultad de Comercio y Administración, en la Facultad de Economía, en la Escuela Preparatoria y Normal para Señoritas, en la Escuela y Preparatoria Normal Mixta, en la Facultad de Odontología y en la Facultad de Trabajo Social. Desde 1972 se le conocía como la "Novia eterna de la Universidad de Guadalajara" según lo manifestó el rector José Parres Arias en el discurso de entrega del doctorado "Honoris causa" que por cierto recibió del manos del presidente de la República, licenciado Luis Echeverría Álvarez. Hasta 1993 se concedió a otra mujer este rango: a Rigoberta Menchú. Murió el 8 de agosto de 1988 en su tierra natal, inhumándose sus restos en el Panteón de Mezquitán; el 10 de octubre de 2000 fueron trasladados a la Rotonda de los jaliscienses Ilustres, siendo la primera mujer que reposa en tal lugar, para lo que previamente el Congreso del Estado la distinguió como "Benemérita en grado heroico" de Jalisco. Tomado de VARGAS Ávalos, Pedro, Un día un jalisciense, Guadalajara, 2007, Asociación de Cronistas Municipales de Jalisco A.C./Impresora Mar-Eva, 396 págs.