CATEQUESIS Del rollo al testimonio (cruzar de lado) Lo que sí y lo que no hay que transmitir Noticia, sólo eso, transmitir Buenas Noticias, es nuestra misión. Habrá que reconocer, por tanto, la Buena Noticia que es Jesús para todos nosotros. Jesús es Buena Noticia porque ha venido a darnos la Salvación, o si queremos, con otro lenguaje, “la llave de la Felicidad”. El objetivo de su vida era abrir las puertas de la felicidad para todos los hombres. Y esta puerta de la Felicidad se habría con dos noticias fundamentales: DIOS, ese ser que nos creo, a quien adorábamos con temor y temblor, autor de la vida, de la existencia del universo y de los seres, ES UN PADRE QUE NOS AMA EXAGERADAMENTE. Nos ama tanto que entrega a su Hijo para la Felicidad (salvación, redención, santificación) de todos los hombres. Si DIOS es un Padre lleno de Amor para todos nosotros, en consecuencia, nosotros SOMOS HERMANOS, y el mundo forma una fraternidad universal. ¿Qué ocurre? Que el hombre y su debilidad: odio, violencia, envidia, dominio, poder, riqueza... ha borrado este objetivo fundamental de nuestras vidas, y Jesús ha venido a recuperarlo para nosotros. Pero no lo recuperó poniendo un escrito en el tablón de anuncios del mundo: lo hizo dando ejemplo, con su palabra y su vida. Lo hizo dando la vida. HAY QUE TRANSMITIR Un mensaje alegre: evangelio. Una vida fascinante: Jesús. Una Dios cercano: Abbá. Una comunidad fraterna: La Iglesia. Un estilo de Vida: Bienaventuranzas. Con una actitud: GRATUIDAD Somos un Don hacia los demás de parte de Dios NO HAY QUE TRANSMITIR Desencanto y pesimismo La historia de un fracaso Un Dios Juez y Castigador Una monarquía papal Normas y leyes Desechar de nosotros: EGOÍSMO Cuidado: a veces somos catequistas por nosotros y para nosotros Pedagogía divina: aprende de Dios, que sabe El método de Dios se podría definir como “pedagogía divina”. Tiene que ser bueno, porque lo lleva desarrollando desde el primer día de la creación, ¡y todavía lo utiliza hoy! Está garantizado en resultados, y ninguno se ha sometido a un mejor control de calidad, ¿no es cierto? Esta “pedagogía divina” se divide en tres pequeñas pedagogías: La pedagogía del Don: nadie da lo que no tiene. Pero Dios… Dios lo tiene todo, sobre todo paciencia y atención. Da sin esperar, y da lo que se necesita. Jesús mismo lo dijo y lo vivió: “lo que habéis recibido gratis, dadlo gratis”. La pedagogía de la Historia: porque no ha faltado un solo día en el mundo desde Adán y Eva (que sepamos). Sabe que la vida no llega a su plenitud en un momento, sino que se desarrolla lentamente, como lentamente se abre el capullo de una rosa. A lo largo de toda la historia, Dios está presente. Pero sabe que todo tiene su tiempo: convocar, celebrar, provocar, destruir, construir, denunciar, anunciar… La Pedagogía del Símbolo: porque las cosas más importantes son invisibles a los ojos, pero no al corazón. Las palabras a veces no son suficientes. Llegan más los símbolos. Y Dios no ha escatimado en ellos para entablar una relación con nosotros. Y así, escuchando la Palabra de Dios, descubrimos cómo compartir. Jesús utilizaba esta “pedagogía divina” (¡claro, es Dios!) de una forma excepcional. Y si no, compruébalo :El Buen Samaritano (Lc 10, 25-37) 2 Ahora sí: así se “hace” una buena catequesis Preparación y acopio de materiales Cada grupo tiene sigue un proceso, reflejado en un temario o programación. El origen de nuestra catequesis siempre es su preparación. Esto requiere señalar los objetivos de la reunión, buscar materiales, seleccionarlos, y elaborar el desarrollo de la reunión o encuentro. Experiencia humana: algo de todos, algo mío Comienza la catequesis. Al comienzo siempre hay que arrancar evocando una experiencia de la vida. No faltan acontecimientos y problemas, preguntas existenciales y realidades nuevas nos provocan impresiones, reflexiones, pensamientos: Problemas sociales: éxitos, esperanzas, sueños, protestas, celebraciones... Situaciones vitales: vida, adolescencia, cambio, madurez, trabajo, felicidad personal, familia, pareja, enfermedad, muerte, estabilidad emocional... Preguntas existenciales: yo, sentido de la vida, origen, verdad, libertad, opresión, futuro, los otros, eternidad, inmortalidad... Después de presentar la experiencia humana, podemos tratar de ir más allá, de profundizar en esa situación, e incluso tratar de ver si nos pasa a todos, o cuándo y porqué nos pasa. Peligros: convertir este momento en charla de cafetería, o información de las actividades de la semana (he estado en no sé dónde y...). Empezar a saco con realidades trascendentes imposibles de alcanzar. Sacar temas que realmente ni les van ni les vienen a los catecúmenos. Iluminación cristiana: la Palabra de Dios Acerca de esa situación de la que partimos, después de discutir diferentes puntos de vista o explicaciones, preguntémosle a la fe que nos dice al respecto. Este espacio es para escuchar la Palabra de Dios: es su mensaje, que ilumina nuestras preguntas. Y dentro de la Palabra de Dios el Evangelio es el lugar de referencia sobre la vida y mensaje de Jesús. Jesús, modelo de nuestra vida, pasó por situaciones semejantes a las nuestras o parecidas. Podemos observar cómo las afrontó, o qué líneas para su comprensión nos ofrecen otros relatos bíblicos. Peligros: interpretar de forma unilateral e integrista la Palabra de Dios, suponer como normativo lo que no lo es, justificar posturas con argumentos intolerantes... El desconocimiento de la Biblia no provoca herejes con nuevas interpretaciones, sino ignorantes que acaban anunciando su creencia deforme. Expresión de fe: elegir y celebrar Recogiendo los pasos anteriores, se trata de hacer una opción que puede tomar tres direcciones: a) Decisión: cambio mi forma de pensar o modifico mis ideas sobre esto. Hasta decido ampliar.. b) Compromiso con esa actitud evangélica, traducido en actitudes concretas. c) Celebración de esa nueva realidad vivida a la luz de la fe, en comunidad. Nada nos deja indiferentes. Observar una experiencia humana y reflexionarla a la luz de la fe nos aboca a un compromiso de vida: comprometidos con lo que creemos, con los demás, con la sociedad, con el Reino de Dios. Peligros: dejar la catequesis a medias sin hacer un compromiso, no celebrar la fe en comunidad – especialmente el domingo-, quedarnos en teoría: tarro caliente, corazón frío y manos caídas. No proponer una acción u objetivo a los catecúmenos para llevar a la práctica, durante la semana, el compromiso de fe que han optado. Evaluación Después de terminado el encuentro, conviene tomar de nuevo los objetivos y evaluar cómo se ha desarrollado la catequesis, con el resto del grupo de Kt mejor. Esto nos ayudará para la siguiente.