CURSILLO DE REDACCIÓN

Anuncio
1
CURSILLO DE REDACCIÓNError! Bookmark not defined.
INTRODUCCIÓN
"Constituye hoy un síntoma alarmante, sobre todo entre los jóvenes que cursan estudios, el
empobrecimiento de su idioma oral o escrito. Hablando, les bastan algunos vocablos y
clichés (guay, jefe, rollo, cosas guapas...) mezclados con palabrotas que revelan una
absoluta indigencia mental; escribiendo, esa pobreza se acentúa aún más: frases
deslabazadas, vocablos triviales, faltas de ortografía, desajuste entre lo que dicen y lo que
quieren decir, carencia de plan y articulación lógica en el contenido, puntuación caótica...
Como síntoma de una cultura media nacional, el panorama no puede ser más
desalentador."
CUESTIONES GENERALES : Del habla a la escritura
El idioma hablado, base del escrito: decadencia de la lengua hablada.
- Pobreza de vocabulario: el nombre de las cosas.
- Adjetivación genérica y callejera.
- Palabras que no forman frases.
Las limitaciones del habla suelen trasladarse a la escritura. No podemos olvidar, además,
que la lengua escrita posee exigencias mayores que la oral:
- Los gestos y variaciones del tono, tan expresivos al conversar, deben traducirse en
giros y signos adecuados, si queremos que el escrito tenga claridad y fuerza expresiva.
- La patencia del contexto en que algo se dice suele ser mucho menor en la
escritura, y debe, por tanto, expresarse adecuadamente.
- La conversación es saltarina, cambiante; un escrito debe atarse a un rigor lógico
más estricto: hay que pensar sus líneas generales antes de escribirlo.
- La pulcritud en la presentación, la ortografía y puntuación correcta, son
exigencias que acompañan a la redacción. (Recursos formales del texto elaborado con
ordenador).
TENDENCIA A LA MEJORÍA
-Deseo de obtenerla: cierta "tensión" hacia lo bien expresado, sin necesidad de caer
en lo redicho o pedante. No tener miedo a perder la "naturalidad", por el hecho de hablar o
escribir bien.
- Evitar el tono callejero y las palabras malsonantes en las conversaciones y
tertulias. No conformarse con adjetivaciones genéricas, aplicables a cualquier cosa.
- Afición por la lectura (y lectura tranquila: imaginando interiormente los sonidos,
ritmo y entonación correctos, con el fin de asimilarlos, de connaturalizarnos con ellos).
- Escuchar a quienes poseen ya un nivel correcto de expresión.
- Escribir a menudo, sin importarnos la conveniencia de corregir un escrito hasta
que sea presentable. (O pedir que nos lo corrijan).
- Manejo habitual del diccionario como herramienta de trabajo: consultar palabras
desconocidas o dudosas, buscar sinónimos.
LA COMPOSICIÓN DE UN ESCRITO
Tres son los momentos que cabe distinguir en la elaboración de un texto:
INVENCIÓN: hacer presentes las ideas o contenidos que queremos transmitir a través de
un escrito.
2
- Se nutrirá de la experiencia y cultura personal, de nuestra inventiva, y de nuestro
sentido común: pensar bien y sentir bien, son la fuente de una escritura adecuada.
- Atenderá a la capacidad del receptor, y a lo que nos proponemos expresarle (Un
niño comprende bien una carta correctamente escrita).
- Deberá evitarse: lo obvio, las ideas o imágenes gastadas o tópicas, la pirueta
excesivamente pretenciosa.
- En todo cuanto publiquemos, pero especialmente en cartas de opinión dirigidas a
periódicos o revistas, conviene guardar un tono respetuoso, sereno y aceptable para la
mentalidad actual.
DISPOSICIÓN: acertar a ordenarlas adecuadamente, para que lleguen de modo claro y
agradable al lector.
- Un texto está bien ordenado si un lector capaz puede leerlo de corrido y es
consciente de haber captado en lo esencial, al finalizar la lectura, qué se le ha transmitido.
- El orden de las ideas debe adecuarse al de la lectura: lo anterior debe preparar
para lo posterior. El lector no debe sentir la necesidad de volver atrás; ni quedarse
desconcertado, sin saber de qué se le está hablando; ni descubrir que se ha cambiado de
tema cuando lleva leídas ya unas cuantas líneas del nuevo.
- Como estructura básica: todo escrito debe estar compuesto de introducción saludo, en una carta-; cuerpo central, que será lo que más espacio ocupe y donde se contenga la información fundamental; y conclusión -o despedida-. En caso de un texto largo,
con diversidad de temas, cada uno de ellos adoptará esta estructura, con la brevedad o
extensión que sea oportuna.
ELOCUCIÓN: expresarlas con propiedad (con palabras que digan lo que queremos
decir); y con corrección (observando las reglas del idioma en que se escribe).
- La ortografía es importante, pese a que sólo en algunos casos hace variar el
sentido de las frases. Los errores flagrantes son en extremo inelegantes. En los errores
ortográficos, más que escrito, queda mal el autor.
- Más importantes aún son los signos de puntuación: a través de ellos se ordena la
expresión del pensamiento. Afectan gravemente al sentido del texto, ya que dan forma a
las frases, párrafos, etc. Es clave adquirir soltura en su aplicación.
- La riqueza de vocabulario es indispensable para escribir bien. Sin pretensiones
literarias (lo perfecto es sencillo), hemos de procurar ampliarlo y usarlo con propiedad.
-Otro tanto cabría decir de las reglas de concordancia, preposiciones, etc. Quede
meramente indicado.
CONVENIENCIA DEL BORRADOR
Aun los avezados en escribir preparan y corrigen sus redacciones. Un texto bien escrito no
"sale", la mayoría de las veces, sobre la marcha. Por ello es conveniente trazar un boceto
de lo que se desea plasmar: cada uno verá si le compensa redactarlo y luego corregirlo, o si
le basta con un pequeño esquema general. Es preferible ser capaz de lo segundo, que quita
menos tiempo y deja margen a la espontaneidad.
Según sea la trascendencia del texto, será más o menos importante este momento, pero en
él debemos intentar:
-Aclarar las ideas oscuras.
-Aumentar las ideas válidas.
-Suprimir lo irrelevante.
-Perfeccionar el orden.
-Mejorar la redacción.
3
ALGUNAS ORIENTACIONES PARA ESCRIBIR BIEN
El párrafo: las divisiones más amplias dentro de un texto son los párrafos. Cada párrafo
trata acerca de una idea que requiere varias oraciones para ser expuesta con todos sus
matices. Se marcan con punto y aparte.
- No conviene escribir párrafos inmensos: diez, quince líneas como máximo; así
como son infrecuentes los párrafos de una o dos frases. Cada uno contendrá varias
oraciones, que se separarán con punto y seguido.
- Un párrafo debe poseer orden interno: el lector debe sacar en claro cuál es la
comunicación central que aporta. Se cuidará especialmente en la exposición y en la
argumentación.
Las oraciones: el castellano actual prefiere las oraciones más bien sencillas, por ello no
debe importar la frecuencia de puntos y seguido. En las oraciones excesivamente largas
puede fácilmente olvidarse de qué se está hablando. La combinación de oraciones simples
con otras unidas por coordinación o por subordinación -una o dos subordinadas como
mucho-, será lo habitual.
- El orden lógico de una oración es: sujeto y complementos, verbo y complementos
(sujeto y predicado). Procuraremos no alterarlo gratuitamente. El castellano permite, sin
embargo, una gran variedad constructiva: podemos anteponer aquello a lo que queremos
dar mayor relevancia, buscar una mejor cadencia...en todo caso, prefiramos lo sencillo, que
el estilo vendrá después.
-Las partes de una misma oración se marcan principalmente con comas y puntos y
coma (este último con menor frecuencia). También los dos puntos, paréntesis y guiones,
pueden estructurar internamente la oración.
Las oraciones en el párrafo: el lector es capaz de seguir un texto sin necesidad de que
constantemente le recuerden explícitamente todo. Por esta razón, daremos mayor soltura a
nuestra expresión si acudimos a pronombres, relativos, o elidimos algún elemento que es
innecesario repetir. Se consigue mayor soltura de estilo si se mezclan oraciones de diversa
extensión.
DEFECTOS QUE DEBEMOS EVITAR
- No abusaremos de las exclamaciones e interrogaciones: evitaremos los tonos
indignados o en exceso apasionados, propios de gente irreflexiva.
- Procuraremos evitar: los sonsonetes, la excesiva musicalidad; la repetición de
esdrújulas, de tiempos verbales compuestos o de adverbios terminados en “-mente”; los
enlaces recargados: preferiremos nexos sencillos a: "lo cual", "por consiguiente", "a
consecuencia de lo cual", "a condición de que", etc.
- Escaparemos de expresiones grandilocuentes que son desproporcionadas, o de
enumeraciones excesivas.
- Suprimiremos las palabras vagas: cosa, poner, haber, estar, etc., así como las
frases hechas o locuciones que se repiten hasta la saciedad.
- Preferiremos palabras sencillas a las rebuscadas, evitaremos la profusión de
adjetivos que no aporten información.
- Intentaremos no repetir las mismas palabras en frases cercanas: buscaremos
sinónimos, o construiremos la frase de modo que sea innecesaria la reiteración.
ALGUNAS INDICACIONES SOBRE LOS SIGNOS DE PUNTUACIÓN
La coma: para separar los elementos de las enumeraciones; para substituir al verbo (Kant
lo afirma; Nietzsche, no); después de comenzar con adverbio (Efectivamente, se
concluye...); para separar la proposición subordinada.
4
El punto y coma: para oraciones yuxtapuestas que ya tienen coma interna.
El punto y seguido: para separar frases entre sí. Suelen marcar la estructura principal del
párrafo.
El punto y a parte: para separar párrafos; para señalar, por tanto, el ritmo de las
principales unidades de contenido en el texto.
Paréntesis y guiones: para indicar incisos que se apartan del hilo de las frases. Los
guiones para los incisos aclaratorios, los paréntesis para datos, fechas, etc.
Dos puntos: para introducir una enumeración, una aclaración o relación de consecuencia.
Las comillas: para referir citas textuales, para señalar que una palabra se emplea en
sentido especial, para palabras citadas en otra lengua.
Los signos de interrogación o admiración: deben ser usados sin profusión y delimitar
correctamente la frase interrogativa o exclamativa.
El guión: para iniciar las intervenciones de los personajes en un diálogo, para indicar de
modo esquemático las ideas diversas que forman una enumeración. No debe ser empleado
de modo habitual en la exposición redactada de un tema.
No se usarán signos inventados o extraños: asteriscos, flechas, etc. Ni debe acudirse a
abreviaturas personales para acelerar la redacción: no hay que confundir los trucos para
tomar apuntes más rápidamente con las condiciones de un escrito definitivo y presentable.
CLASES DE ESCRITO
Los tipos fundamentales de escrito son cuatro: descripción, narración, exposición y
argumentación. Según sea el propósito de la redacción dominará uno u otro. Suelen tener
mayor unidad entre sí las dos primeras: cartas entre amigos o familiares; y las dos
ulteriores: cartas al periódico, artículos, trabajos. Aun así, se mezclan frecuentemente los
cuatro.
DESCRIPCIÓN: Pintura hecha con palabras. Trata de "hacer ver" al lector los rasgos
físicos o anímicos, recrea un ambiente o paisaje, etc.
- Es clave en ella la precisión en los sustantivos y la variedad y acierto de
los adjetivos. Domina el pretérito imperfecto: en la descripción no avanza el tiempo.
- La prosa castellana moderna, tiende -como el estilo de vida- a la rapidez y
soltura descriptiva. Trataremos de elegir los rasgos más significativos, unas pinceladas
certeras. Las descripciones excesivamente prolijas agotan. No dudemos, sin embargo, en
salpicar nuestras cartas de momentos descriptivos: sólo así quien la recibe puede "vernos"
a través de las palabras.
NARRACIÓN: Relato de sucesos que ocurren durante un tiempo determinado. Con ella
contamos hechos, anécdotas.
- Es especialmente importante la precisión en los verbos: caracterizar bien las
acciones. Domina el pretérito perfecto.
5
- Procuraremos seguir el orden cronológico de los acontecimientos. Si lo alteramos,
que sea por motivo claro: mayor relevancia, intriga, etc.
- Deben quedar bien perfiladas las líneas esenciales de lo ocurrido, evitando
perderse en aspectos secundarios. Según sea nuestro interés, elegiremos los momentos más
significativos, divertidos, etc.
EXPOSICIÓN: Trata de presentar una cuestión, con el deseo de hacerla conocer y
comprender a otros: se exponen motivos, planes, proyectos, procedimientos, causas,
doctrinas...
- Ante todo debe buscarse la claridad. Se conseguirá resaltando los aspectos más
importantes y ordenando la exposición según una gradación lógica: de lo general a lo
particular, de lo fundamental a lo secundario...
- Si el propósito es objetivo se escribe en indicativo; si se enuncian deseos,
aspiraciones, etc., en subjuntivo.
ARGUMENTACIÓN: Aporta razones para fundamentar una determinada posición, o
para refutar una contraria. Suele ser complemento de la exposición.
- No hay argumentos basados en ilusiones o deseos, en la prosa razonada domina el
indicativo, que da tono objetivo a lo que se expresa.
- Aquí, más que nunca, importa trazar con claridad un plan esquemático de lo que
va a decirse.
- Los modos más frecuentes de razonar una determinada posición son los
siguientes:
Por analogía: acude a una afirmación claramente verdadera o aceptada, para hacer ver que
aquella que se está defendiendo posee las mismas condiciones. Va de lo fácil y cercano, a
lo difícil o lejano.
Por inducción: aporta algunos hechos de los que puede extraerse una afirmación general,
o la ley que da razón de ellos.
Por deducción: avanza desde una ley o afirmación general hacia los casos concretos,
mostrando que están regidos por aquélla. Presupone que se acepta la verdad de la
afirmación general.
Por refutación: presenta la opinión contraria, para mostrar luego sus limitaciones o su
error. Esto último se conseguirá con alguno de los otros procedimientos. Se trata, pues, de
una forma compleja. Es más polémica y fácilmente hiriente, será bueno -si se puedeconceder algo al enemigo. Refutamos doctrinas, no personas: la caridad debe revestir
siempre este modo de argumentar.
Argumento de autoridad: se expone la opinión de una persona cuya solvencia no puede
dudarse. Es un modo de argumentar especialmente molesto hay día -en cuestiones morales
o dogmáticas-, por ello no es bueno abusar de él. Requiere documentarse bien y citar con
corrección. Hay que procurar que la fuente posea autoridad directa en el tema que se
discute.
El papel de los ejemplos: los ejemplos no demuestran nada, pero "muestran" la realidad
concreta y hacen viva la argumentación. Como no es frecuente que la gente piense con
excesiva soltura, es bueno acertar en ejemplos claros, vistosos, que convenzan por sí
mismos casi. Forman parte de lo que hemos llamado inducción y deducción, pero en textos
breves, que no permiten argumentar con solidez una posición -una carta al periódico- ,
basta a veces con ejemplos acertados.
6
EL ENSAYO (O LA RESPUESTA EXTENSA)
En la vida de estudiante, el ejercicio más habitual al que deberemos enfrentarnos
(salvo que los tests eliminen la articulación del pensamiento) será el trabajo breve
acerca de un tema determinado, el ensayo breve o la respuesta extensa –una o dos
páginas- a las cuestiones planteadas en un examen. Es conveniente que se adquiera
soltura en este tipo de redacción.
Como en todo escrito, deberemos estar atentos al tema central, del cual deriva la
unidad de fondo que dará coherencia y orden a las partes del texto que escribamos. En
un texto académico, el marco general del escrito será normalmente de estilo expositivo
y en él se intercalarán, cuando sea preciso, la argumentación o, con menor frecuencia, la
descripción y la narración.
La exposición deberá distribuirse, como habíamos indicado, entre la
introducción, el cuerpo central y la conclusión. La parte más extensa será la central.
La introducción deberá ser breve: uno o dos párrafos en un examen, por ejemplo.
Sirve para:
-
presentar el tema.
mostrar su interés o importancia.
indicar en general el planteamiento que adoptaremos en el escrito.
señalar los presupuestos de partida.
El cuerpo central es la parte más extensa. Aquella en la que se encuentra lo
sustancioso de nuestra aportación. Trataremos de organizarla en párrafos coherentes, en
función de los aspectos principales que queramos aportar. Si es el caso, algunos de ellos
se centrarán en los argumentos con que fundamentamos lo que vamos exponiendo.
El orden de lo que en cada párrafo se aporta, y la estructura interna de cada uno
de ellos, conviene que se amolde a un plan general claro. Para eso es muy conveniente
haber preparado esquemáticamente lo que queramos decir.
Con un plan claro, sabremos elegir las formas más eficaces en la comunicación.
Por ejemplo: Comenzar con una situación que invite a formularse la pregunta central,
luego definirla. Más adelante entrar en sus elementos principales, para mostrar lo que
entraña. Quizá llegue el momento de abrir posibles interpretaciones, presentarlas
brevemente y discutir sus pros y contras para, finalmente, aportar nuestro punto de
vista. Evidentemente hay muchas posibilidades, pero hemos de detenernos a diseñar
brevemente nuestro plan de acción.
La conclusión cumple la función de síntesis final de nuestra aportación. Sirve
para:
-
Resumir lo central de nuestra aportación.
Mostrar las cuestiones derivadas que quedan sin abordar.
Descargar