María Eugenia Chagalj 3° año del Colegio Mirasoles, Rosario Juan Pablo II y el deporte Karol Józef Wojtyła nació el 18 de mayo de 1920 en Wadowice, un pueblo de Polonia cercano a Cracovia. El 28 de septiembre 1978 falleció Juan Pablo I, y el 16 de octubre de ese mismo año, tras dos días de deliberaciones del conclave, Karol fue elegido como el nuevo Papa, tomando así el nombre de Johannes Paulus pp II (Juan Pablo II). En su juventud tuvo habilidades en el área deportiva, como en el futbol, el atletismo y el esquí. Juan Pablo II es considerado un fanático del deporte, especialmente de aquellos que practicó en su juventud. Desde niño practicó el futbol en su natal Wadowice y hasta se cuenta que incluso dentro de su casa corría los muebles en las esquinas con su padre para practicar. Juan Pablo II fue el primer Papa en asistir a un partido completo de futbol, en el estadio Olímpico de Roma, durante el Jubileo de los Deportistas, ante 70 mil personas. Ya sacerdote y profesor, sus alumnos de la Universidad de Lublin lo llamaban “tío Karol”. De vez en cuando Karol hacia paseos y caminatas por los montes Tetra con sus alumnos. También excursiones en canoa por ríos y lagos. Otra de sus actividades eran los recorridos en bicicleta a los santuarios, en especial al de Jansa Gora para rezarle a la Virgen Negra de Polonia. Juan Pablo II aprovechaba estas oportunidades para afianzar su amistad con los jóvenes y poder ayudarlos a escalar las cimas más difíciles: las del crecimiento humano y espiritual. Otra de las pasiones de Karol era esquiar. Contó Jacek Hendel, profesor universitario de Física, contemporáneo del Papa Juan Pablo II que “durante una incursión a las montañas de Poronin, al suroeste de Polonia, alguien sugirió que invitáramos a esquiar al padre Wojtyla. No estábamos seguros de su habilidad, pero al sugerírselo vimos como reaccionó emocionado. Hubo que adaptar los esquíes a los zapatos usado por el sacerdote y luego de unas horas mostraba grandes progresos. El insistía en realizar misa en cada poblado al que llegábamos durante el descenso, vestido con el atuendo normal de los esquiadores y llevando la sotana dentro de su mochila”. En 1984, en compañía de Sandro Pertini, presidente italiano, estuvo todo el día esquiando en la región de Adamello. El Papa solía decir que “desde las alturas de las montañas se está más cerca de Dios”. El Papa Juan Pablo II expresó en el Jubileo de los Deportistas en el Año Santo del 2000: “Es la ocasión propicia para dar gracias a Dios por el don del deporte, con el que el hombre ejercita su cuerpo, su inteligencia y su voluntad, reconociendo que estas capacidades son dones de su Creador” Juan Pablo II, 29.X.2000. También María Eugenia Chagalj 3° año del Colegio Mirasoles, Rosario expresó que es necesario encontrar un nuevo impulso creativo y estimulante, para que el deporte responda, sin desnaturalizarse, a las exigencias de nuestro tiempo: un deporte que tutele a los débiles y no excluya a nadie, libere a los jóvenes del riesgo de la apatía y de la indiferencia, y suscite en ellos un sano espíritu de competición; un deporte que sea factor de emancipación de los países más pobres y ayude a eliminar la intolerancia y a construir un mundo más fraterno y solidario; un deporte que contribuya a hacer que se ame la vida y que eduque para el sacrificio, el respeto y la responsabilidad, llevando a una plena valorización de toda persona humana Varios periodistas deportivos le dieron a Juan Pablo II distintos sobrenombres que tenían como significado el importante lugar que jugó en la vida de la iglesia católica en las últimas décadas, como el “goleador de la iglesia”, “el Maradona de la fe” y “el trotamundo de la paz”. Su apodo más conocido fue el de “el atleta de Dios”. Este título se le hace extensible tanto por ser representante de Jesús en la tierra, como por haber enseñado, con su propia vida deportiva, la manera cristiana de integrar el deporte a la vida en Dios. La Fundación Juan Pablo II para el deporte, inspirada en Karol Wojtyla, fue presentada el 28 de julio de 2008. El objetivo principal es dar testimonio de la fuerza humanitaria del Evangelio practicando la actividad deportiva. Está centrada en los jóvenes, su intención es promover los valores de la persona humana y aportar un valor añadido respecto a otras funciones. Juan Pablo II durante su mandato como Santo Padre de la Iglesia Católica destacó el don divino del deporte. En una de sus homilías expresó “Todo cristiano está llamado a convertirse en un buen atleta de Cristo, es decir, en un testigo fiel y valiente de su Evangelio. Pero para lograrlo, es necesario que persevere en la oración, se entrene en la virtud y siga en todo al divino Maestro. En efecto, él es el verdadero atleta de Dios; Cristo es el hombre "más fuerte" (cf. Mc 1, 7), que por nosotros afrontó y venció al "adversario", Satanás, con la fuerza del Espíritu Santo, inaugurando el reino de Dios”. También indicó “Esta es la lógica del deporte, especialmente del deporte olímpico y es también la lógica de la vida: sin sacrificio no se obtienen resultados importantes y tampoco auténticas satisfacciones” El deporte es un medio que ayuda a conservar el equilibrio espiritual, incluso establece relaciones entre personas de diferentes razas, naciones, clases y religiones. El deportista debe desarrollar su fuerza física y moral, y también debe ser perseverante no solo en sus metas sino también en la vida y en el crecimiento de la fe. María Eugenia Chagalj 3° año del Colegio Mirasoles, Rosario El Papa nos enseñó que el cuerpo en una unión integral del cuerpo y del alma y que por lo tanto la actividad deportiva es igualmente una actividad física como espiritual. Día a día, todos corremos la carrera para llegar a la santidad. Tenemos que aprender a levantarnos después de cada caída y de perseverar, aunque estemos agotados, para llegar a la meta. Al final del día, tenemos que darle gracias a Dios por darnos el regalo de tener un cuerpo capaz de realizar cualquier deporte, y cuidar de él.