GRATUIDAD EN LA DIFUSI_N POR INTERNET DE LOS DIARIOS Y

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Compilación de documentos presentados para los Congresos de Derecho e informática.
Trabajo presentado en VIII Congreso Iberoamericano de Derecho e Informática. “Por la Universalización del Derecho”. Organizado
por la FIADI y el Departamento de Derecho del Instituto Tecnológico de Monterrey. Campus Estado de México. Del 21 al 25 de
Noviembre del año 2.000. Derechos reservados a favor del autor, se prohíbe cualquier reproducción total o parcial que no sea
autorizada por el titular de los derechos.
GRATUIDAD EN LA DIFUSIÓN POR INTERNET DE LOS DIARIOS Y PERIODICOS
OFICIALES Y EN GENERAL DE LA INFORMACIÓN GUBERNAMENTAL.
Presenta. Lic. Juan Carlos Cisneros Ruiz
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Areá Temática:
2) MODERNIZACION DE LA ADMINISTRACION Y EL EMPLEO
publicación electrónica de los Diarios Oficiales del Estado y Boletines Judiciales
País: México
Dirección electrónica: [email protected]
Una de las principales preocupaciones de todo gobierno es la difusión de los ordenamientos
legales que rigen la vida de un Estado. El razonamiento es simple, a medida de que la población
conoce más sus derechos y obligaciones se acotan necesariamente los excesos y las
violaciones en el ejercicio de los mismos.
Hasta hace algunos años resultaba ser cierto que la información sobre leyes y reglamentos y
otras disposiciones jurídicas, eran del interés de unos cuantos profesionales: abogados,
contadores, servidores públicos y posiblemente algún ciudadano aquejado por alguna situación
en particular.
Por ello, los medios tradicionales de difusión como el impreso, fuera Periódico Oficial del Estado
o Diario Oficial de la Federación, desempeñaban en forma eficaz, que no eficiente, su tarea.
Empero, el costo de recuperación que se exigía justificado en razón del costo de mantener un
órgano ex - profeso destinado a generar la edición, era una barrera para que la sociedad en
general lo pudiera adquirir, pero obviamente había cierta justificación en razón de que un tiraje
mayor si gravaría el presupuesto y obviamente no sería viable sostenerlo.
Con el paso del tiempo y la irrupción de los medios magnéticos y ópticos de almacenamiento,
los diarios oficiales sufrieron una transformación radical en cuanto a su almacenamiento, pero
no en cuanto a su oportunidad de consulta. En efecto, ya los abogados podían contar con un
disco compacto y hacer consultas históricas, pero checar el diario de ese día representaba un
problema serio, y debía de recurrirse a la edición impresa.
Obviamente quienes vivían en grandes ciudades como Monterrey, México o Guadalajara, no
tenían problema en cuanto a la oportunidad de la información, pues la llegada del material
impreso era más rápida que la que se podría obtener en otras ciudades más pequeñas donde el
diario oficial llegaba con un retraso que en ocasiones llegaba a la semana o más tiempo; ello sin
considerar problemas de transportación que hicieran más lenta su entrega.
Además de que el disco compacto implicaba un costo adicional al que debía sumarse los gastos
de transportación que lo hacían un instrumento poco accesible al ciudadano, además de que en
esos años, y hablamos de principios de los noventa, el costo de los computadores era realmente
elevado en función del salario medio inclusive de un profesional.
En el caso de los periódicos locales la situación pareciera no ser tan complicada, puesto que su
ámbito de distribución pareciera no ser muy grande, pero aún así en estados con extensión
territorial considerable, como tenemos muchos en este país, el problema de distribución era
similar o aún peor que el federal; además de que el escaso tiraje impedía una asignación amplia
en bibliotecas o lugares públicos.
Ante esta situación, algunas voces exigían a los gobiernos federal y estatales una mayor
difusión de los contenidos de los periódicos oficiales, pero la respuesta oficial por lo regular era
en el sentido que un esfuerzo así implicaría una mayor erogación y que el presupuesto
destinado a ese rubro no alcanzaría a cubrir los costos.
Hace algunos años, el Diario Oficial de la Federación inició una etapa novedosa al integrar a
internet su archivo y la edición diaria del mismo órgano informativo; sin embargo, y ese es una
detalle importante, la edición electrónica de este diario no corre a cargo del Gobierno Federal
sino por cuenta de empresas particulares que revenden la difusión de este material.
Al respecto versa esta ponencia.
Un Estado tiene, entre otra de sus obligaciones, procurar que sus ciudadanos vivan conforme
las normas que se han establecido para la buena convivencia; dichas normas no solamente
deben ser emitidas por los órganos legislativos facultados para ello sino que además deben de
ser divulgadas a través de los medios que garanticen a los ciudadanos su fácil adquisición.
Por ello, se hace necesario que sea el estado quien retome esta función y establezca normas
que lo obliguen a prestar este servicio en forma gratuita. No podemos exigirle al ciudadano que
cumpla leyes que no conoce y a las que no puede acceder porque debe pagar una cuota a
terceras personas para que le permitan consultarla.
Es necesario por tanto establecer a nivel federal y estatal, una ley que establezca la
obligación del Estado de proporcionar en forma gratuita a través de internet, los
contenidos y consultas al Diario Oficial de la Federación y a los periódicos oficiales
locales.
No podemos dejar que el sentido social de internet se confunda con la práctica comercial. Los
costos de internet son realmente bajos, y una estructura que mantenga el periódico en línea no
deberá ser costosa, y en todo caso, el beneficio social será mayor que el costo presupuestario
que pudiera representar. Además al estar permanentemente en línea esta información, los
interesados podrían consultarla desde casi cualquier parte del país en el momento que les fuera
oportuna la información.
Además es importante señalar que el hecho de ingresar al Diario Oficial de la Federación y los
periódicos oficiales estatales al esquema de libre acceso por internet, no representa
exclusivamente el servir a un sector de la ciudadanía, también representa un paso muy
importante.
Aquí vale la pena recordar a la autora Nora Rabotnikof, quien al hacer una reseña a un ensayo
de Alain Minc en torno al nuevo poder de la opinión pública, señalaba que "la democracia de la
opinión pública debería ser la realización de las Luces y no su negación"; en efecto, es
necesario impulsar que la sociedad asuma posturas más participativas, pero para ello necesita
información, que el gobierno bien puede darle. De lo contrario, el ciudadano presumirá - como
ocurre frecuentemente en nuestro días- que la oscuridad, es sinónimo de corrupción o de
negligencia en el mejor de los casos.
Estoy seguro que legislaciones de este tipo, que abran los espacios públicos en forma gratuita,
pudieran ser adoptadas en otros países y abrir paso así, a una cultura informática en el
Gobierno, que permita en un futuro avanzar en la difusión electrónica de los documentos
oficiales. Este es un camino que no tiene vuelta: gobiernos transparentes aseguran una mayor
apertura democrática.
En esta época de globalización, aunque el término no nos sea muy grato, el avance de las
sociedades se mide en razón del potencial de la información que suelen manejar sus
ciudadanos. A mayor grado de conocimiento de los ciudadanos, existe un mayor desarrollo
potencial en todos sus sentidos.
Ahora bien, hay que recordar que si un ciudadano se enfrenta a dificultades para conseguir la
información que le permita cumplir mejor sus obligaciones, se volverá un ciudadano apático e
inclusive ajeno a los asuntos públicos, lo cual conlleva a que no exija al gobierno cumplir con sus
obligaciones, lo que genera a la larga, sociedades absolutamente pasivas.
Sabemos que hay que superar cierto prejuicios que consideran que la información debe ser
resguardada, pero creo también que en un proceso de apertura como el que estamos viviendo
requiere de que la información pública, que obviamente no afecte a terceros o entorpezca
investigaciones judiciales, sea conocida. El camino no será fácil y tal vez no tengamos en los
próximos años una solución como la que planteamos aquí en todos sus términos, pero valdrá la
pena el esfuerzo si hay un avance, por pequeño que este sea.
En ocasiones, y eso hay que admitirlo, la administración pública, por sus propios
procedimientos, se encuentra muchas veces rezagada en la aplicación de los avances
tecnológicos; el gobierno, a final de cuentas, no es una empresa donde los resultados se
puedan medir en términos financieros, sino se dan en función de los beneficios que recibe una
sociedad, beneficios que se reflejan en la medida en que los servicios y funciones que presta el
gobierno se realizan en forma eficiente y oportuna.
Quiero enfatizar que la tecnología es un instrumento maravilloso, pero que por si mismo, no
puede modificar hábitos o conductas, requiere que exista un impulso generador del cambio para
que la tecnología entre a la sociedad y vierta en ella sus beneficios.
Creo en lo personal que internet está llamado a ser un espacio de mayor calidad que la propia
televisión, tal vez no en lo masivo de la audiencia, que está por verse, sino por la propia
conceptualización de los medios. Giovanni Sartori afirma que ante el fenómeno televisivo, se
había generado una nueva especie que iba a desplazar al Homo sapiens, esta nueva
generación que había llamado Homo Viden tenía como principal característica que sólo "veía";
creo que en este nuevo milenio estaremos en presencia de otra generación que bien podríamos
llamar Homo Informaticus, cuya principal característica sea buscar información, procesarla y
aplicarla a su entorno diario. Internet no es como la televisión que usualmente sólo tiene un
canal de ida, pero no de vuelta; la red mundial es un mecanismo más complejo que exige del
usuario mayor preparación y capacidad de abstracción; actos como los de escribir una carta, ya
en desuso en los últimos años por el uso del teléfono, está siendo retomado por millones de
personas que escriben correos electrónicos en todas partes del mundo; hoy la televisión entra
en casi todos los hogares de México. Tardo 50 años para que ello pasará; no creo que a internet
le tome tanto tiempo alcanzar esa misma cobertura.
Y es que hoy internet está haciendo posible un universo en donde los usuarios están creciendo
a un ritmo vertiginoso. Hay que impulsar la tecnología e integrar a ella al mayor número de
personas.
De no hacerlo correremos el riesgo de que en este país, como en muchos otros, existan
ciudadanos de primera y de segunda, aquellos que pueden saber lo que pasa en su país y en el
mundo, y aquellos cuya realidad se circunscribe a un círculo estrecho de vida, círculo vicioso,
que no virtuoso, que debemos de romper. Esa es nuestra obligación.
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