Profecías del Corán Dirigidas a Muhammad al-Masyid al-Haram

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Profecías del Corán Dirigidas a Muhammad
Entrar en la Gran Mezquita de
la Meca (al-Masyid al-Haram)
En el sexto año después de que el
Profeta fuese forzado a emigrar de la
Meca a Medina, se vio a sí mismo
visitando la Meca y realizando la
peregrinación en un sueño que se
menciona en el Corán:
“Por cierto que Dios hará realidad la visión que tuvo Su
Mensajero [en sueños] y entraréis en la Mezquita Sagrada, si
Dios quiere, algunos con las cabezas rasuradas y otros con el
cabello recortado, sin temer absolutamente nada.” (Corán
48:27)
Dios hizo tres promesas:
(a) Muhammad entraría a la Gran Mezquita de la Meca.
(b) Muhammad entraría en estado de seguridad.
(c) Muhammad y sus compañeros realizarían la peregrinación y sus rituales.
Ignorando la hostilidad de los mecanos, el Profeta Muhammad reunió a sus
compañeros y se embarcó en un pacífico viaje a la Meca. Pero los mecanos
continuaros siendo hostiles y lo forzaron a volver a Medina. El sueño permaneció
sin realizarse; sin embargo, un importante tratado fue firmado entre el Profeta y
los mecanos, que tendría gran importancia en el futuro. Fue gracias a este tratado
que Muhammad realizó una pacífica peregrinación con sus compañeros al año
siguiente. El sueño se hizo realidad.[1]
La Profecía Coránica: ‘Los incrédulos serán derrotados’
Los musulmanes fueron víctimas de severas persecuciones en la Meca por
parte de los paganos. En una ocasión fueron boicoteados durante tres años, y la
eterna escasez de comida algunas veces bordeaba la hambruna.[2] Cualquier
palabra de victoria era inimaginable. A pesar de todos los inconvenientes, Dios
profetizaba en la Meca:
“Pero ciertamente todos ellos serán vencidos y huirán” (Corán
54:45)
El verbo árabe yuhzamu es precedido por sa (un prefijo árabe que denota
tiempo futuro), haciendo de él una profecía distintiva que espera ser cumplida en
el futuro. Y así lo fue como en el sagrado mes de Ramadán, dos años después de la
emigración del Profeta desde la Meca a Medina, los mecanos fueron derrotados en
la Batalla de Badr y se vieron forzados a retirarse.[3] Umar, el Segundo califa de
los musulmanes después del Profeta, solía decir que ¡no sabían como la profecía
Coránica se cumpliría hasta que ellos mismos fueron testigos de su realidad en la
famosa Batalla de Badr! (Sahih Al-Bujari)
La Profecía Coránica: ‘Los Creyentes Tendrán Autoridad
Política’
A pesar de la severa opresión en manos de los mecanos, los musulmanes tuvieron buenas
noticias de Dios:
“Dios prometió hacer prevalecer en la Tierra a quienes crean
de vosotros y obren correctamente, como lo hizo con quienes
os precedieron. [A éstos también] Les concederá el poder
necesario para que puedan practicar la religión que Dios ha
dispuesto para ellos [el Islam] y tornará su temor en
seguridad. Adoradme, pues, y no Me atribuyáis copartícipe
alguno. Y [sabed que] quienes no crean [y no agradezcan Mis
gracias] estarán descarriados.” (Corán 24:55)
Era imposible de imaginar cómo tal promesa de Dios sería cumplida cuando
los creyentes eran oprimidos por los idólatras de la Meca en el momento en que se
hizo. Sin embargo, se cumplió. Es cierto, Dios brindó seguridad y dominio político
a los musulmanes en cuestión de años.
“Y por cierto que decretamos para quienes elegimos como
Mensajeros de Nuestros siervos [y así se lo prometimos] que
serían auxiliados” (Corán 37:171-172)
Al principio, los musulmanes establecieron su propio estado, invitados por la
gente de Medina, cuando Dios ordenó su emigración allí desde la Meca. Luego,
durante la vida del Profeta, el estado se expandió dominando toda la Península
árabe, desde el Golfo de Aqaba y el Golfo árabe hasta el mar arábigo al sur,
incluyendo el lugar desde donde los musulmanes habían sido expulsados (La
Meca misma). Este decreto siguió en curso para la expansión política de los
musulmanes y el dominio religioso y no se detuvo en la Península árabe. La
historia brinda un vivo testimonio de como los musulmanes gobernaron las tierras
de la antiguos Imperios Persa y Romano, una expansión que asombró y ganó la
admiración de los historiadores del mundo. En las palabras de la Enciclopedia
británica:
“Dentro de un período de sólo 12 años después de la muerte de Muhammad,
los ejércitos del Islam tomaron posesión de Siria, Irak, Persia, Armenia, Egipto
y Cirenaica (Libia).”[4]
Las Profecías del Corán con respecto a los Hipócritas y la Tribu
de Banu Nadhir
Dios dice en el Corán:
“¿Acaso no observaste [¡Oh, Muhammad!] a los hipócritas
cuando decían a sus hermanos incrédulos de la Gente del
Libro: Si sois expulsados, nos iremos con vosotros, y jamás
obedeceremos a nadie que os quiera dañar. Y si os combaten
os socorreremos? Y Dios es testigo de que son unos
mentirosos. Si son expulsados, no se irán con ellos. Si son
combatidos no les socorrerán. Y aun si les socorrieran huirían
del combate, y luego no serían auxiliados.” (Corán 59:11-12)
La Profecía se llevó a cabo cuando la tribu de Banu Nadhir fue expulsada en
agosto de 625 DC de Medina; los hipócritas no los acompañaron ni acudieron en
su ayuda.[5]
Las profecías Coránicas con respecto a las futuras
Confrontaciones
“Ellos sólo podrán agraviaros [con sus calumnias], y cada vez
que os combatan huirán por temor, y no serán socorridos.”
(Corán 3:111)
“Sabed que aun cuando los incrédulos os hubieran combatido
[en Hudaibiiah], habrían huido vencidos, pues no hubiesen
tenido quien les proteja ni les defienda.” (Corán 48:22)
Históricamente, después de que los versículos fuesen revelados, los incrédulos
de la Península árabe nunca pudieron resistir a los musulmanes nuevamente.[6]
Podemos dilucidar de las profecías que se mencionan en estos artículos que las
afirmaciones de los detractores de la Profecía de Muhammad son completamente
infundadas. Han basado sus críticas en el reto de mostrar lo que Muhammad, que
Dios le de paz, predijo, si acaso, y las predicciones que se hicieron realidad.[7] Él
si, manifiestamente, profetizó, guiado por Dios, y siendo el último de los profetas
enviados, lo que nos dijo realmente sucedió. Por lo tanto, bajo el criterio de los
detractores, Muhammad fue el Mensajero de Dios, y el último de los profetas
enviados, por las declaraciones hechas en su tradición (Sunnah) y el Corán.
Footnotes:
Ver libro ‘Mercy For the Worlds,’ de Qazi Suliman Mansoorpuri, vol.1, p. 212 y ‘Madinan
Society At The Time Of The Prophet,’ de Dr. Akram Diya al Umari, vol. 2, p. 139.
[1]
[2]
‘Muhammad: His Life Based on the Earliest Sources’ de Martin Lings, p. 89.
‘Mercy For the Worlds,’ de Qazi Suliman Mansoorpuri, vol. 3 p. 299 ‘Madinan Society At
The Time Of The Prophet,’ de Dr. Akram Diya al Umari, vol. 2, p. 37.
[3]
“arts, Islamic.” Enciclopedia británica del servicio Premium de la Enciclopedia británica.
(http://www.britannica.com/eb/article-13813)
[4]
‘Muhammad: His Life Based on the Earliest Sources’ by Martin Lings, p. 204. ‘Mercy For the
Worlds,’ by Qazi Suliman Mansoorpuri, vol. 3 p. 302.
[5]
[6]
‘Risala Khatim al-Nabiyeen Muhammad,’ by Dr. Thamir Ghisyan.
Acaso te preguntas: ¿Cómo vamos a saber que una palabra no viene de Dios? Si algún profeta
habla en nombre de Dios y lo que dice no sucede, tú sabrás que esta palabra no viene de Dios. (La
Biblia, New American Standard Version, Deuteronomio 18:21-22)
[7]
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