Análisis crítico de “Vuelva usted mañana”

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Cameron Stephen
Cypress-Fairbanks High School
Cypress, TX
Español 6333
Lunes, 11 de diciembre de 2006
Análisis crítico de Vuelva usted mañana
Los fondos históricos de la época de Larra
Cuando se refiere a la obra literaria de Mariano José de Larra, el momento
histórico de mayor importancia es el de la invasión napoleónica de 1808 hasta 1813.
Richard Herr explica:
“In 1807 Napoleon obtained the consent of Charles IV for a French army
to enter Spain to join in an attack on England’s ally Portugal. After a brief
assault that was hardly more than a parade, Portugal lay prostrate in
November 1807. Nevertheless, Napoleon continued to send troops across
the Pyrenees…to protect Spain against a British invasion. French troops
arrived in Madrid in March 1808. On March 18 violent riots broke out an
Arnajuez where Charles IV, thoroughly frightened, dismissed Francisco
Godoy (the king’s minister) and abdicated in favor of
Ferdinand…Napoleon refused to recognize Ferdinand and the family
accepted the emperor’s invitation to Bayonne in France to settle their
claims to the throne…Napoleon pressured both father and son to abdicate
in his favor and proceeded to name his brother Joseph Bonaparte to the
vacant throne.”
El 2 de mayo de 1808 comienza la sublevación del pueblo español en contra de
los franceses. Se conoce como la Guerra de Independencia. Al fin de la guerra,
regresa la familia real y Fernando VII se sube al trono como el rey. Mientras
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tanto, durante la estancia de los franceses se había adoptado la Constitución de
1812 en Cádiz que establece una monarquía constitucional donde el rey
gobernaría junto a un parlamento. Sin embargo, Fernando VII reina como
absolutista al ignorar la nueva constitución.
Fernando VII establece un régimen totalitariano. Irónicamente es en 1823
que Fernando le pide ayuda de Francia para mantener el control absolutista y
vuelve un ejército conocido como los Cien Mil Hijos de San Luis para ayudarle.
La característica más destacada del reino de Fernando VII cómo veremos es la
censura excesiva. En adición, es durante esta época que se establece el término
afrancesado para referirse a los que se afierran a los franceses durante su estancia
en España. Creyendo que Francia iba a traer el progreso y la modernización al
país los afrancesados tienen que exiliarse a Francia con la llegada de Fernando
VII al trono español.
La biografía del autor
Para entender mejor cualquiera obra de Larra, es necesario hacer un recorrido
por su biografía al ver que va tan ligada con su obra literaria. Para comenzar, en
1807 el padre de Larra, el doctor Mariano de Larra hace una decisión que
cambiaría la vida de su familia para siempre. Recién titulado en París como
médico, se enlista al servicio militar francés. En 1809 regresa a Madrid y con su
segunda esposa, María Dolores Sánchez, nace su hijo Mariano José de Larra. En
1813, por su colaboración con los franceses en España, Dr. Larra tuvo que
llevarse la familia a Francia con el retiro del ejército de España. (Kirkpatrick, 24)
En París, al padre de Larra le tocó la suerte de hacerse médico personal del
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Infante Francisco de Paula que era el hermano de Fernando VII cuya situación le
permite una vista personal de la vida de los nobles.
No regresa la familia Larra a España sino hasta 1818 cuando el joven escritor
Larra ya se había educado en escuelas francesas y casi ya había perdido su lengua
natal, el español, a favor de su lengua adoptada, el francés. Leonardo Romero
comenta que “…como toda la experiencia de la ocupación napoleónica en España,
la Guerra de la Independencia y sus secuelas, dejó una huella profunda en el
escritor. En primer lugar, está clara su percepción de la ruptura que acarreó para
la sociedad española la presencia de los franceses en el París.” (XXXI)
Se educa primeramente en Francia donde fue estudiante sobresaliente. Al
llegar con su familia a España, desde 1818 hasta 1822 estudia en la escuela Pía de
San Antonio Abad de Madrid que era muy famosa por sus estudios en la lengua
española y latín. Fue testigo ocular en Madrid en 1820 cuando llegan las tropas
de los Cien Mil Hijos de San Luis que habían venido en el apoyo al Fernando VII
para reestablecer el absolutismo. De 1824 hasta 1825 estudia en la Universidad
de Valladolid para poder estar cerca de su padre. Se rumorea que la mujer con
quién tiene relaciones amorosas era la amante de su padre y por eso deja la
universidad y regresa a Madrid. Oficialmente no se sabe mucho sobre el porqué
dejó de asistir a la universidad. Desde 1825 hasta 1827, trabaja por el gobierno
como escribiente en la Junta Reservada de Estado, “La postura individual del
joven escritor, probablemente indecisa, no puede definirse con certeza a partir de
los textos que se han conservado.” (Romero, XXXIV) Aún todavía no había
cumplido los veinte años pero ya se iba desarrollando las ideas políticas sin
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adoptar ningunas en particular pero le permitía poder explorar las diferentes
posibilidades.
A los diecinueve años estrena su primera producción literaria en forma de su
periódico personal “El duende satírico del Día.” Sirve como una muestra de sus
habilidades como productor literario y le da un espacio para poder formar su
talento como escritor. “El duende” se publica con un formato reducido con cinco
entregas de treinta y seis a setenta y dos páginas. Larra nunca publica sus
artículos de costumbres en “El duende” y nunca explica el porqué sin embargo sí
aparece el primer seudónimo de Larra, el Duende, que es el alter-ego que aparece
en su primer artículo de costumbres, “El Café.” Desaparece “El Duende” por
razones desconocidas pero se supone que fue por la falta de ventas, el haberse
desafiado la censura o por la búsqueda de un imprenta. (Romero, XXXVI)
Durante 1829, Larra se desarrolla bastante al asistir tertulias en El Parnasillo
(Kirkpatrick, 27) que era un café donde se animó en ser escritor profesional al
compartir versos de poesía que escribía con otros aspirantes autores. En el mismo
año se casa con Josefa Wetoret y tuvo su primer hijo, Luis Mariano. Cómo
resultado de sus visitas a El Parnasillo, Larra comienza a traducir y adaptar
dramas para el teatro del francés. En 1831, le conoce a Dolores Armijo, mujer
casada en unos eventos sociales y tertulias donde habían frecuentado juntos.
Armijo y Larra comienzan una relación amorosa en el mismo año que resulta en
la separación muy pública de su esposa.
En 1832, año muy importante para este estudio de Larra, estrena el folletín del
autor, “El pobrecito hablador.” “Presentaba en primer lugar los productos de su
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particular concepción de la literatura de costumbres…” (Romero, XL) También
“El pobrecito hablador” servía como portavoz del autor como personaje (otro
seudónimo) y título de la revista. El personaje vive en Las Batuecas que
representaba a la España en general y le escribe a su amigo de Madrid que se
llama Andrés Niporesas. Crítica de la inercia, estancamiento cultural,
complacencia y corrupción del país. Termina la publicación del Pobrecito en
1833 aunque Larra sigue con el apodo y publica en otros periódicos.
A los finales de 1834, Josefa y el marido de Dolores descubren a los amantes
cuyo descubrimiento luego contribuye a la muerte de Larra. Después de
enamorarse de Dolores se refiere a su esposa como “La difunta” en sus escritos.
En 1835, viajó el exterior para escaparse de sus críticos porque sus críticos habían
sacado a luz los problemas de su vida personal. También, Larra descubrió que
temía a sí mismo más que sus críticos y que sufría por la soledad. Se deprimió en
extremo porque se había desilusionado por el supuesto liberalismo que esperaba
encontrar en Londres y Paris. Sin embargo en Paris se alienta de nuevo con
nuevos corrientes de pensamiento, ánimos e ideas para escribir.
Al regresar a Madrid, trabaja por el periódico “La Revista Española” donde le dio la
oportunidad de publicar sin tener que preocuparse por manejar la administración de él.
En 1836, Larra se eligió como diputado pero meses después de la elección fue anulada en
“El motín de los sargentos.” Al lado, Larra comienza un proyecto personal. Escribir en
un periódico establecido le permitía estabilidad económica y la oportunidad de publicar
en cantidades pero a la vez le limitaban en cuanto al tema. Así que para poder expresarse
tanto como podía, comenzó a publicar en otros periódicos a la vez bajo el seudónimo más
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conocido de Larra que era Fígaro. Con Fígaro, perfecciona un nuevo tipo de sátira: el
artículo político que se basa en la parodia de lo oratoria parlamentaria. Los temas surgían
de los debates en el gobierno pero para ser discreto con la censura a menudo atacaba
varios objetivos en una sola frase. En el día de enamorados de 1837, Dolores Armijo
termina con Larra y por la noche se suicida.
La censura de Fernando VII
En un estudio de Larra es sumamente importante señalar el papel de la censura de
Fernando VII. El rey absolutista sin duda había cambiado el forro de la literatura de
España para siempre. La censura dominaba todo y especialmente en cuanto a Larra
mismo. Al partir de la publicación de “El pobrecito hablador,” Larra lucha
intensivamente en contra de la censura en búsqueda de la libertad de expresión. La lucha
política se vuelve obsesión al pasarse los años. De cierto modo, la censura le motiva a
Larra escribir. Le obliga buscar nuevas formas de poder expresarse y termina en la
creación de los artículos de costumbres y los artículos políticos que escribe Larra.
Aunque la censura en teoría es una fuerza maligna, la lucha en contra de la censura es lo
que crea un espacio a través de los obstáculos donde Larra como autor tiene que ubicarse
y buscar modos de expresión que le permitieran establecer una interlocución adecuada
según los propósitos del autor. Así que por el cuerpo de escritura que produjo Larra, el
lector siempre tiene que tener en mente que existía la censura que limitaba lo que Larra
pudo decir abiertamente. Lo que queda entonces son las etapas eruditas de Larra que
esperan revelarse al lector que los busque.
El romanticismo
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Llega a España después de los demás países de Europa por medio de los
exiliados que van regresando a España de otros países tal como la familia de
Larra. Como resultado, llega el romanticismo a España ya después de pasarse de
moda en los otros países de Europa. Las claves al romanticismo son la libertad, el
medievalismo, el individualismo y el espiritualismo.
El héroe típico del romanticismo vive más allá de la ley del hombre
porque la ley humana es corrupta y antihumana. Vive afuera de las instituciones
establecidas por el ser humano como el gobierno. El medievalismo propone un
drama histórico donde re-escriben la historia a su forma tal como en las obras que
re-escriben las aventuras del rey Arturo y los caballeros de la mesa redonda que
son figuras de la historia con sus historias reinventadas por autores románticos.
El individualismo se muestra en el poder del “yo.” Las ideas filosóficas de John
Locke, David Hume, Jean-Jacque Rousseau que aumenta la importancia del
individuo y el derecho humano a la libertad forman la base de poder del “yo.” Se
filtra por todo el romanticismo sobre un solo individuo como si fuera
omnipresente en el título de su obra, en los diálogos de los personajes y en las
cartas que escriben. El espiritualismo es lo que normalmente se atribuye al
romanticismo y es que el amor lo puede todo. Es una fuerza supernatural que
maneja las acciones irrefrenables de los personajes. Se exalta la imaginación
sobre la razón y lo fantástico sobre lo real.
Vuelva usted mañana
Ahora bien, es preciso después de haber visto los fondos históricos y literarios del
autor que postulemos uno de los artículos de costumbre para poder ejemplificar los
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elementos ya presentados. Para nuestra discusión, sirve la obra Vuelva usted mañana
cuya aparición fue en la entrega número once de enero de 1833 del primer periódico de
Larra, El pobrecito hablador.
La voz narrativa
Para comenzar, es importante introducir la voz narrativa que es personaje en la
obra y se llama el Bachiller don Juan Pérez de Murguía que es uno de los seudónimos
que solía usar Larra. El uso del seudónimo es un elemento central en los artículos de
costumbres de Larra así que para poder reflejar la importancia de su uso, usaremos el
Bachiller de aquí en adelante para referirnos a la voz narrativa. Es el medio que utiliza
como un interlocutor con el lector o sea es como una máscara por la cual se expresa.
Susan Kirkpatrick postula que “Una de sus funciones esenciales era proporcionar una voz
personal característica, instrumento del autor para establecer un contacto inmediato y
apremiante con su público: es decir, sugerir un interlocutor ficticio al que podían
responder sus lectores por su encanto y debilidad humana.” (217) Es un juego con el
lector para que tenga confianza en lo que le va a relatar. Dr. Luis Lorenzo-Rivera agrega
que “…le era esencial conocer bien a fondo a sus lectores…Le tutea y le habla con la
misma confianza y espontaneidad que si el escritor y lector estuviesen a frente y se
tratasen de toda la variedad dejándole a que lea sus críticas socio-políticas y sacudiéndole
de su pereza.” (145) La confianza entre emisor y lector en este caso es clave porque la
voz narrativa del Pobrecito hablador intenta convencerle al lector de la necesidad de
hacer cambios a través de la crítica social y motivarle al lector para que se puedan llevar
acabo gracias a su relación positiva. Kirkpatrick nota que el intento de crear una relación
íntima era una reacción a la mala experiencia que había tenido con sus lectores del
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Duende y que también podría haber servido como una defensa a la censura al esconderse
detrás de lo positivismo en vez de la crítica abierta y picante.
Otra función de la voz narrativa, en este caso el Bachiller, es presentar una
oposición binaria con los personajes dentro de la obra. Crea el conflicto para poder tener
un ambiente donde se puede explorar varios diferentes temas, puntos de vista u opiniones
políticos. A pesar de la multiplicidad de personajes y argumentos que corren a través de
la obra, el Bachiller es el personaje que lo une todo y mantiene el equilibrio para poder
guiarle al lector por la obra. Así que su importancia es proveer unidad, claridad y
coherencia a la obra.
La estructura narrativa
La estructura de Vuelva usted mañana es un tema en sí mismo porque uno tiene
que preguntarse que si es ensayo o si es cuento. La dualidad de género en este caso es
parte de lo que atrae la atención del lector. Primero, hay un “…tema central desarrollado
de una forma lógica y apoyado con una secuencia de ejemplos.” (Kirkpatrick, 222) En el
caso de este ensayo, el tema es la pereza que es el “…pecado mortal” (Larra, 367) del
ciudadano español. Después de desarrollar el tema principal en el primer párrafo,
presenta una tesis “Convengamos solamente en que esta institución ha cerrado y cerrará
las puertas del cielo a más de un cristiano.” (Larra, 367) En otras palabras, la
introducción del ensayo sirve para mostrar que el problema va mucho más allá de los
personajes del narrativo. Por eso es importante que el Bachiller haga que el lector vea
que es culpable de la misma pereza presentada en el ensayo.
Claro, el tono es clave al éxito del ensayo. Nadie quiere reconocerse como
perezoso ni siquiera los personajes dentro del ensayo quieren dejarse conocer como
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perezosos porque si ofende al lector destruye por completo sus propósitos de persuadirle
al lector y se expone a la censura. Sin embargo, no se puede olvidar que hay un propósito
profundo por lo cual se escribe el artículo. Gregorio C. Martín explica que a pesar de
mantener una buena relación con el lector, el Bachiller tiene un propósito importante,
“For this Larra, ‘enlightenment’ means not prescribing social behavior but uncovering
abuses; until things are seen as abuses, he believed, they will never be changed and a new
society will never be created.” Martín quiere indicar que el propósito del Bachiller en
Vuelva usted mañana es para criticar la sociedad española y su forma de comportarse. A
pesar de hacerse parecer el mejor amigo del lector, el Bachiller sabe que el público es
ciego, sordo y mudo. Así que para poder hacer llegar su mensaje didáctico es importante
revelarle los abusos que se llevan acabo dentro de la sociedad. Martín continúa al citar
de Vuelva usted mañana que expone “…es muy difícil convencer al que está persuadido
de que no se debe convencer.” (Larra, 373) Aquí el Bachiller habla directamente con el
lector, el público, o sea la sociedad culpable de los abusos que resultan de la pereza pero
lo hace de una forma que no ofende y que causa una autorreflexión en el lector.
El cuerpo del ensayo “…consiste en la admisión en su prosa de alguna fabulilla
leída o contada, que sirve para ilustrar, amenizándolo, el contenido o tesis del propio
artículo…” (Varela, 126). En el caso de “Vuelva usted mañana,” existe tal fabulilla o
cuento que ilustra magistralmente la tesis del ensayo. Hasta es mejor explicado decir que
Larra ha creado una yuxtaposición de géneros porque el cuerpo del ensayo es donde
encontramos el cuento. Mantiene Larra todos los elementos de un cuento: una
introducción del problema (la misma introducción del ensayo que introduce la pereza) y
de los personajes (el Bachiller como el narrador de primera persona y protagonista y su
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amigo nuevo el Monsieur Sans-Délai), un desarrollo del argumento (la reclamación de la
herencia familiar que no se puede hacer por la pereza de todos), un clímax (cuando M.
Sans-Délai se harta de no poder cumplir su misión), un desenlace (el monólogo del
Bachiller) y una resolución abierta al ver que el Bachiller se considera culpable de la
pereza y nunca llega a una conclusión para resolver el problema.
Una de las características que es particular al cuento y no el ensayo que mantiene
Vuelva usted mañana es el uso del diálogo a lo largo de la obra. Existen varios diferentes
circunstancias de diálogo: el Bachiller con M. Sans-Délai sin duda es el más común, el
Bachiller con los interlocutores del ensayo como el genealogista entre otros y el Bachiller
con el lector al usar preguntas retóricas y hacer comentarios dirigidos específicamente
para el lector. El diálogo introduce oportunidades para criticar y de una forma genial
porque al utilizar el diálogo la crítica se parece a un chisme o un consejo compartido
entre amigos. Así que las conversaciones le dan a Larra oportunidades para poder
influirle al lector sin ser directo, sin revelar sus verdaderos propósitos y correr menos
riesgo de ofenderle al lector. (Kirkpatrick, 230)
La conclusión del ensayo es bastante importante a la obra porque utiliza la ironía
autorreflexiva al admitir el Bachiller que es culpable del mismo “pecado mortal” que
había estado condenando a lo largo del ensayo en procrastinar la escritura de la misma
obra que se lee. Esta técnica llama la atención del lector al tema de la pereza, asegura
que el lector entienda claramente el tema principal y acentúa que hasta él mismo tiene la
necesidad de cambiar hábitos para no ser tan perezoso. Es como si fuera una especie de
arrepentimiento del Bachiller pero a la vez es un juego con el lector porque al saber que
el Bachiller mismo es culpable de ser tan perezoso, ¿qué hay para asegurarle al lector de
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que realmente va a cambiar? ¿No sería lógico creer que el Bachiller será tan perezoso
que no tendrá la valentía de ser menos perezoso? Al hacer estas preguntas o unas
parecidas, Larra cumple su propósito en hacerle al lector reflexionar sobre el tema.
Las locuciones
Es estilo de lengua que utiliza Larra es culto a pesar de querer hacer llegar su
mensaje al público en general, “…observamos una honda preocupación por la utilización
de la lengua.” (Enrique Rubio citado en Lorenzo-Rivera, 6) Se ha notado que a Larra le
molestaba la mala dicción de actores y que los criticaba mucho en sus reseñas de teatro.
Así que era muy importante la selección de palabras en las obras que escribía para no
caer en las mismas trampas que criticaba, “…utilizó en sus propios escritos el coloquio
familiar al lado del cultismo…para la sátira socio-política de la España de su época, sin
que ninguno de estos elementos aparezca desligado por completo de los otros…”
(Lorenzo-Rivera, 7-8) El público destinatario de los escritos de Larra era sin duda la
nueva burguesía de España que era un segmento de la población ya educado. Por eso,
Larra podía utilizar al máximo el vocabulario amplio, las hiperbatones complejos y sus
múltiples técnicas literarias para poder comunicarle al lector su mensaje.
Es la comunicación del mensaje que le preocupaba principalmente al autor porque
quería que su obra fuera didáctica. Por eso usa el dialogo como una técnica para
aumentar el dramatismo de la obra para poder enseñar los sentimientos y las emociones
de los momentos más importantes de la obra. Especialmente cuando el Bachiller se
dirige en forma de dialogo con el lector mismo. Lorenzo-Rivera explica:
“Siempre tenía muy presente a quién dirigía sus escritos, porque
consideraba que la esencia de saber escribir radicaba en conocer a fondo a
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sus lectores…En realidad se trata de conversaciones del escritor consigo
mismo, sus yos…parece que está hablando con cada lector en
particular…Esta intimidad personal, y aún más próxima en otros instantes,
es constante en los escritos larrianos para dramatizar sus emociones y sus
ideas. La dramatización incrementa la tensión e inquietud en el lector,
motivándolo mental y emocionalmente a participar en el problema
planteado por el escritor.” (66)
Así que en los casos de la introducción y la conclusión del ensayo cuando el Bachiller se
dirige particularmente al lector es para aumentar un momento dramático. Por ejemplo,
cuando el Bachiller hace la pregunta retórica, “¿Tendrá razón, perezoso lector…?”
(Larra, 374) hay un choque instantáneo en el lector. A lo largo del ensayo los perezosos
siempre habían sido los demás y nunca el lector mismo sin embargo en el momento de
leer la pregunta del Bachiller, ya está incluido el lector como culpable del “pecado
mortal” de la pereza. Crea un momento dramático de reflexión que requiere la
participación del lector antes de poder seguir la lectura. Claro, así Larra logra su
propósito de una manera singular. Son momentos así que anhela el lector activo para
que se sienta parte del desenlace de la obra y se motiva para ser parte de la solución.
Al referirse a la aplicación de la enseñanza didáctica del ensayo a los tiempos
modernos, Lorenzo-Rivero enseña que, “La lengua literaria y estilo de Larra continúa
teniendo vigor en el presente por lo que a las locuciones, refranes y proverbios se
refiere.” (31) La complejidad y maestría de las obras de Larra no dejan mucho por
imaginar al ver que escribe con exactitud y claridad, él tenía talento para escribir. Hasta
no sería difícil de suponer que hay pocos dentro de los ya poquísimos que saben cómo
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escribir como lo hace Larra. Por eso, nuestra admiración del estilo de escribir Larra se
mantiene viva aún en los tiempos modernos.
El título de la obra
Entonces comenzamos a fijarnos en algunos de los mejores ejemplos de las
locuciones en Vuelva usted mañana. Para comenzar, el título de la obra es bastante
humorístico e irónico porque cabe perfectamente dentro del tema principal de la obra—la
pereza. El título es el punto de partida para el resto de la obra. Sobre él, se introducen
los temas secundarios. Al ser una sociedad haragana y ociosa, todo se deja para mañana
hasta el punto donde ya causa problemas tal como señala el ensayo donde M. Sans-Délai
quiere invertir su herencia en España pero su propuesta le fue negada sin que le
explicaran el porqué. Le explica el Bachiller al M. Sans-Délai que “La pereza…es más
fácil negar las cosas que enterarse de ellas.” (Larra, 371) Mejor dicho sería que era más
fácil negar la propuesta de M. Sans-Délai que averiguar los detalles que lo apoyaban.
Espléndidamente, Lorenzo-Rivera indica que Vuelva usted mañana mantiene un
elemento de sátira al ver que el título mismo “señalaba claramente su disconformidad con
las circunstancias...burlaba también con mayor facilidad a los censores, sobre todo,
cuando trataba de reprender las actitudes y acciones inaceptables de los políticos en el
poder.” (31) Cabe perfectamente esta cita con el título Vuelva usted mañana porque
señala un problema en la sociedad, la pereza, y sirve como un estandarte de la crítica
social que le hace el Bachiller, “Vuelva usted mañana—nos decían en todas partes—,
porque hoy no se ve…se le representaba en la imaginación el informe, y el empeño, y los
seis meses, y…” (Larra, 373) Quiere evocar las dramáticas emociones del momento de la
narración al ver que después de seis meses no se pudo hacer nada con lo que M. Sans-
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Délai había venido para hacer porque nadie estaba disponible para hacer nada cuando se
necesitaba hacer ni de los negocios ni del gobierno. Por eso la obra lleva el mejor título
apropiado porque hasta el título mismo representa los sentimientos y emociones que
connotan la narración del ensayo.
El título es tan perfecto para la obra que Kirkpatrick señala que “…Vuelva usted
mañana…parece convertirse en el inevitable estribillo de la vida madrileña. Este
estribillo representa la subversión de la ilusión por la experiencia…” (224) Al llegar al
estado de estribillo, quiere indicar que es un énfasis bastante significativo. Representa un
coro de la sociedad que se burla de todo aquel que se identifica con el “otro” o lo
extranjero que quiere un gobierno que maneja sus asuntos eficazmente. Por el otro lado,
llega a ser un lema para todo aquel que quiere identificarse con el “yo” español y una
sociedad que acepta la situación tal y como es sin preocuparse. De todas formas, Vuelva
usted mañana no ofrece ninguna solución ni al leer el ensayo parece indicar ninguna
inclinación hacia cualquier de los dos lados del argumento.
Los refranes
Por su uso de estribillo y hasta por su continuo uso moderno, el título casi llega al
estado de refrán. Sin embargo, hay usos aún más específicos de refranes dentro del
ensayo que se utilizan para mejor explicar locuciones del Bachiller. Por ejemplo,
“Hágase el milagro, y hágalo el diablo.” (Larra, 373) que quiere decir que lo que es
bueno para el pueblo, no importa quien lo haya hecho. Otro ejemplo se encuentra en
“…como el alma de Garibay…” (Larra 371) que quiere explicar la inquietud de un
individuo porque se refiere a la tradición del pueblo que decía que el alma de Garibay no
había ido ni al cielo ni al infierno y se quedó en la tierra para vagabundear. En el
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contexto del ensayo, la segunda cita de Garibay se refiere a que nada de lo que M. SansDélai quiere que se haga se va a poder hacer nunca por causa de la pereza. En cuanto a la
efectividad de los refranes en los artículos de costumbres, Lorenzo-Rivero explica que
“…utilizó expresiones del lenguaje popular, pero con un toque de escritor culto…usando
refranes y lenguaje proverbial en funciones de manifestaciones satíricas y de maniobras
evasivas del censor. De esta suerte también parece acercarse más al lector dando la
impresión de dialogar directamente con él.” (31, 35) Ciertamente, los dos refranes
citados de Vuelva usted mañana cumple ambos propósitos citados porque hay que fijarse
muy de cerca a los refranes para ver cómo reflejan la crítica de la pereza y así pasa por la
censura sin problemas pero a la vez, al ser refranes conocidos entre el lector y el
Bachiller, ayuda en aumentar la relación íntima de entendimiento entre los dos.
La hipérbole
El tropo más significativo en Vuelva usted mañana es sin duda la hipérbole. Es
por medio de la hipérbole que el Bachiller puede establecer la gravedad de la pereza y
poder justificarla como “el pecado mortal.” Los ejemplos de las hipérboles en el ensayo
son muchas pero aquí postulamos algunas de las significantes para el análisis.
Primero, el establecimiento de la apuesta entre M. Sans-Délai y el Bachiller. M.
Sans-Délai dice que solamente le va a tomar quince días para terminar sus diligencias:
diez para los negocios y le sobran cinco para pasearse por la capital. El Bachiller le
apuesta una cena que le va a tomar un mínimo de quince meses. Lo hiperbólico de
quince meses establece la hipérbole principal de la obra que establece la diferencia entre
el “yo” español tradicional y el “otro” extranjero liberal. Postula Lorenzo-Rivero que “El
escrito entero es una sucesión de exageraciones que recalcan la pereza y abulia españolas
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en contraste con la diligencia y actividad extranjeras, que es lo que Larra ideaba que
debía ser su patria.” (128) La sucesión de exageraciones preparan una gradación
ascendiente que sigue aumentándose desde la ya señalada de los quince meses hacia las
siguientes que solamente son algunas que presenta Larra: “No comerán por no llevar la
comida a la boca.” (370), el genealogista investiga el apellido Díaz en vez de Diez, “…un
sastre tardó veinte días en hacerle un frac.…” (369), “…la planchadora necesitó quince
días para plancharle una camisola…” (369), “…paso haciendo quinto pie de la mesa de
un café…” (374). Cada hipérbole sirve para respaldar y apuntar a la misma tesis: la
pereza del español que detiene el progreso del diligente M. Sans-Délai francés. A la vez,
cada hipérbole es tan absurda que causa risa en el lector y así crea una crítica
humorística.
Humor crítico
El poder crear el humor dentro de una obra literaria es un arte y el quejarse de las
injusticias de una sociedad por medio de la crítica social es asunto común en la literatura.
Ahora bien, la habilidad de combinar el humor satírico con el fin de hacerle gracia al
lector y poder criticar a la vez es una obra maestra. Larra manejaba esta técnica como un
verdadero maestro ejemplar. El éxito del humor crítico claramente depende de que si el
lector entiende cuando se burla de algo o alguien y cómo se hace. Si el lector no ve el
humor se podría malinterpretar y causar que el lector se ofenda o que pierda interés en la
obra. Así que para poder crear el humor crítico, Lorenzo-Rivero nos apunta que:
“…la sátira realmente se basa en normas. El escritor satírico adopta una
norma social, sin fijarse en la cuestión de moralidad, pues su objeto son
las prácticas, los usos sociales, y no la ética. La mejor sátira es la que
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asume valores universales como la de Larra. Le estimulaban las
incongruencias de su ambiente, que unas veces le enfurecían y otras le
asombraban. Sus escritos resultan el ataque más enérgico que existe
contra todo el sistema socio-político de la cuarta década del siglo
diecinueve.” (98)
Claro que las normas criticadas en Vuelva usted mañana son la pereza de la sociedad y el
tratamiento al extranjero. Tal y como se ha señalado anteriormente, el hipérbole de la
situación de M. Sans-Délai es sin duda una “incongruencia de su ambiente” que “le
enfurecía” por tener que esperar seis meses solamente para regresar a Francia sin haber
podido hacer su negocio como había planeado. No hay ética en cuanto a la pereza. El
genealogista y el juez son buenos ejemplos de sinvergüenzas al dormirse tarde, pasear o
preferir fumar o leer el periódico en vez de cumplir con sus obligaciones profesionales.
Una técnica para crear el humor crítico es la creación de una situación sin
remedio. En el caso de Vuelva usted mañana, la pereza llega al extremo hiperbólico para
crear un ambiente de humor absurdo que critica el gobierno por su comportamiento
ridículo “…su misión consistía en mostrar las faltas y dejar que otros las remediasen, ya
que cuando ofreció alternativas…fracasó irremediablemente.” (Lorenzo-Rivera, 99-100)
El Bachiller realmente no ofrece ningún remedio en Vuelva usted mañana con la
excepción de que la pereza llega a ser tan hiperbólico que sugiere la necesidad del
cambio en sí mismo. Al ver que el Bachiller mismo admite que padece del mismo
problema que causó el conflicto en el ensayo, queda sin solución y le pasa el problema al
lector a quién también se le ha acusado de ser perezoso también. Sin remedio y sin
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esperanza de solucionarse, reconocemos sin duda el problema de la pereza pero no queda
ningún plan para resolverla.
Otra técnica para crear el humor crítico es “…criticar los seres humanos. Larra se
solía servir de tipos que los simbolizasen, en los que exponía en forma digna sus
defectos…” (Lorenzo-Rivero, 100) En Vuelva usted mañana tenemos ejemplos perfectos
de tipos simbólicos. El mismo M. Sans-Délai crea cierta especie de humor porque a
pesar de seis meses de esperar poder cumplir su misión, no se deja por vencido nunca.
Todos los días anda en resolver el trabajo a lo cuál había acudido. Crea el símbolo del
impertinente que desea cumplir sus metas a todo costo. Otro ejemplo es el juez que pasa
sus días evitando el tener que trabajar al salir de paseo con su esposa al parque Retiro. El
Retiro siendo un juego de palabras porque el juez se “retira” del trabajo para pasar el
tiempo en algo que no sea su empleo y a la vez es el nombre del parque principal de
Madrid. Situación ideal entonces para ver la creación del humor crítico porque se sabe
por supuesto que a pesar de su posición de poder en el gobierno que el juez debiera de
estar disponible para M. Sans-Délai.
La técnica más importante del humor crítico en Vuelva usted mañana se encuentra
en la antítesis de M. Sans-Délai y el Bachiller. M. Sans-Délai llega a Madrid con las
ilusiones de que va a poder cumplir todas sus tareas en diez días y aún tener cinco días
más para poder pasear por la ciudad con su herencia reclamada e invertida. El Bachiller
le apuesta una cena a que en quince meses no se habría hecho absolutamente nada de lo
que necesita hacer para poder cumplir las tareas. Kirkpatrick postula que, “…la
estructura satírica del artículo es la oposición de la experiencia española—tan
exactamente anticipada por el bachiller—frente a las ilusiones del extranjero.
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La utilidad del humor crítico es extensión del ensayo al exterior de lo literario. Es
importante señalar que a pesar de situar la obra en Madrid, el Bachiller presenta el
“pecado mortal” de la pereza como problema de “…más de un cristiano.” (Larra, 367)
Larra quiere postular que no se limita la pereza a solamente los madrileños sino a todo
español y cristiano. Es increíble el poder que le da al ensayo al aplicarse a un espacio tan
amplio. Hiperbólico sí pero eficaz en su presentación de Madrid como “…un
microcosmos de España entera, cultural y económicamente paralizada y políticamente
corrupta.” (Lorenzo-Rivero, 105) por causa de la pereza que a simple vista parece ser
algo insignificante pero por medio de Vuelva usted mañana toma un significado más
amplio y resulta recibir más énfasis y atención de parte del lector.
El establecimiento de una identidad
En Vuelva usted mañana es imprescindible saber que el Bachiller representa el
punto de vista del “yo” como un español perteneciente a la nueva burguesía española del
siglo XIX. Como Juan Goytisolo explica, “Escritor español, dirigiéndose a un público
español…Fígaro fue ante todo, un hombre de su siglo, preocupado por los problemas de
su país y el destino de sus compatriotas. Ello permite distinguirlo, de entrada de aquella
categoría de escritores ‘intemporales’, que se dirigen al hombre ‘eterno’ al hombre
‘inmutable’, desvinculado del tiempo y de la sociedad en que vive.” (112 y 144) Así se
podía acercar al lector por establecer todo su argumento en lo conocido tanto para él
como para el lector. Es clave este punto de vista por que el Bachiller no representa una
sociedad al margen pero a la vez no se puede olvidar que escribía bajo la censura de un
gobierno absolutista. Le hace a uno reflexionar, ¿qué si Larra escribía tantas obras
maestras teniendo que navegar por los obstáculos de la censura, cómo habría sido la
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escritura bajo la libertad de expresión? ¿Equivaldría a su producción bajo la censura?
Por supuesto no se sabe ni se sabrá pero las preguntas son válidas para explorar.
La imagen del “otro” se representa en Vuelva usted mañana por el personaje de
M. Sans-Délai que viene de Francia para reclamar una herencia familiar para poder
invertirlo en España. Era común en las obras de Larra de incluir préstamos de otros
idiomas como el francés, inglés, italiano o latín. En muchos casos se utilizaban
específicamente para distraer a la censura pero en este caso el uso de lo francés
simplemente sirve para establecer el tema de la pereza. Comenzando con el nombre
mismo del personaje, M. Sans-Délai, se traduce literalmente del francés al español como
el señor sin demora. Se utiliza este nombre con un fin satírico de que todos en España
son muy lentos y perezosos mientras lo francés se hace de pronto sin importar de donde
hayas venido. Este personaje representa lo extranjero dentro de la obra y sufre las
consecuencias de ser el otro.
En dos ocasiones en la narración del cuento, M. Sans-Délai sufre de prejuicios del
pueblo Español. En la primera, se destaca el miedo del pueblo Español en que creen que
los extranjeros van a España simplemente para llevárselo todo para su país, “Con esas
socaliñas vienen a sacarnos la sangre.” (Larra, 372) Es sumamente importante porque el
tipo que emita esta oración aparenta representar la ideología general de España; sin
embargo, M. Sans-Délai no va para España para llevarse la herencia sino para invertirla
como nos señala el Bachiller. Al fin y al cabo, en una ironía cruel de humor crítico
termina llevándosela porque le niegan la solicitud de invertirla en un negocio y regresa
M. Sans-Délai después de todo.
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En la segunda ocasión donde sufre M. Sans-Délai de los prejuicios españoles, es
la ya mencionada negación de su solicitud para invertir su herencia en un negocio en
España. No se sabe porque se la niegan pero el Bachiller explica que, “No hay hombre
capaz de seguir dos horas una intriga. La pereza es la verdadera intriga; os juro que no
hay otra: esa es la gran causa oculta. Es más fácil negar las cosas que enterarse de ellas.”
(372) Queriendo decir que por el gobierno, no se sabe ni se sabrá porque le negaron la
solicitud excepto que al más probable se la negaron porque no quisieron hacer los
trámites para verificar si la solicitud fuera válida o no. Por ser extranjero, era lo único
que se necesitaba para poder negarle la solicitud.
Es interesante notar que al entender que el Bachiller era seudónimo de Larra, el
personaje de M. Sans-Délai también era una representación literaria del “yo” de Larra.
En ambos personajes se personifican dos “yos” del escritor. El Bachiller representa la
identidad española del autor o sea su “yo” con quién el lector español se identifica. M.
Sans-Délai representa la identidad francesa del autor que representa el “otro” o lo
extranjero del argumento sin embargo en el caso de la doble cultura de la crianza del
autor, representa el “yo” afrancesado de la niñez del autor. Larra se encuentra en una
posición única que solamente le ofrece la experiencia de su vida como niño que tuvo que
aprender múltiples idiomas y culturas. Así que poseía una perspectiva a la cuál había
muy pocos de sus lectores con quienes pudieran haberse identificado. A pesar de esto, el
lector sí puede disfrutar el conflicto que los dos “yos” crea y aún más se puede disfrutar
del conflicto creado por la postulación del “yo” y el “otro.”
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