CASO 1. Caso “La Última Tentación de Cristo”. Corte Interamericana de Derechos Humanos: Caso “La Última Tentación de Cristo” (Olmedo Bustos y otros) Vs. Chile Sentencia de 5 de febrero de 2001. (Fondo, Reparaciones y Costas) Hechos relativos al caso: a. El artículo 19 número 12 de la Constitución Política de Chile de 1980 establece un “sistema de censura para la exhibición y publicidad de la producción cinematográfica.” b. El Decreto Ley número 679 de 1 de octubre de 1974 faculta al Consejo de Calificación Cinematográfica para orientar la exhibición cinematográfica en Chile y efectuar la calificación de las películas. El Reglamento de dicha ley está contenido en el Decreto Supremo de Educación número 376 de 30 de abril de 1975. Dicho Consejo de Calificación Cinematográfica es parte del Ministerio de Educación. c. El 29 de noviembre de 1988 el Consejo de Calificación Cinematográfica rechazó la exhibición de la película “La Última Tentación de Cristo”, ante una petición que le hiciera la “United International Pictures Ltda” para proyectar la película. Dicha empresa apeló la resolución del Consejo, pero la resolución fue confirmada por un tribunal de apelación mediante sentencia de 14 de marzo de 1989. Argumentos de fondo: a. El argumento central del Estado Chileno para aplicar la censura previa, estribaba en el hecho de que circular la película sobre la “Última Tentación de Cristo” ocasionaría un resultado tan delicado como “deshacer las creencias serias de una gran cantidad de hombres” y ello impactaría en la Honra y Creencias de las personas o de la sociedad en su conjunto. : “…De esta manera, el problema se plantea en si es posible, en aras de la libertad de expresión, deshacer las creencias serias de una gran cantidad de hombres. La Constitución busca proteger al hombre, a sus instituciones y sus creencias pues estos son los elementos centrales de la convivencia y la pertenencia de los seres humanos a un mundo pluralista. Pluralismo no es enlodar y destruir las creencias de otros…”. b. Por su parte la Comisión Interamericana argumentó ante la Corte, que el Estado Chileno violentó los derechos a la libertad de expresión y de conciencia establecidos en los artículos 12 y 13 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos (en adelante “la Convención”), así como la obligación de respetar los derechos humanos y el deber de adoptar disposiciones de derecho interno establecidos en los numerales 1.1 y 2 de la misma Convención. c. El argumento central de la Corte Interamericana, estriba en que se viola el derecho a la libertad de expresión establecido en el artículo 13 de la Convención Americana: 1. Toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento y de expresión. Este derecho comprende la libertad de buscar, recibir y difundir informaciones e ideas de toda índole, sin consideración de fronteras, ya sea oralmente, por escrito o en forma impresa o artística, o por cualquier otro procedimiento de su elección. 2. El ejercicio del derecho previsto en el inciso precedente no puede estar sujeto a previa censura sino a responsabilidades ulteriores, las que deben estar expresamente fijadas por la ley y ser necesarias para asegurar: a. el respeto a los derechos o a la reputación de los demás, o b. la protección de la seguridad nacional, el orden público o la salud o la moral públicas. d. Esta Corte entiende que la responsabilidad internacional del Estado puede generarse por actos u omisiones de cualquier poder u órgano de éste, independientemente de su jerarquía, que violen la Convención Americana. Es decir, todo acto u omisión, imputable al Estado, en violación de las normas del Derecho Internacional de los Derechos Humanos, compromete la responsabilidad internacional del Estado. En el presente caso ésta se generó en virtud de que el artículo 19 número 12 de la Constitución establece la censura previa en la producción cinematográfica y, por lo tanto, determina los actos de los Poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial. e. La Corte ha señalado que el deber general del Estado, establecido en el artículo 2 de la Convención, incluye la adopción de medidas para suprimir las normas y prácticas de cualquier naturaleza que impliquen una violación a las garantías previstas en la Convención, así como la expedición de normas y el desarrollo de prácticas conducentes a la observancia efectiva de dichas garantías. f. En el presente caso, al mantener la censura cinematográfica en el ordenamiento jurídico chileno (artículo 19 número 12 de la Constitución Política y Decreto Ley número 679) el Estado está incumpliendo con el deber de adecuar su derecho interno a la Convención de modo a hacer efectivos los derechos consagrados en la misma, como lo establecen los artículos 2 y 1.1 de la Convención. g. Respecto del artículo 13 de la Convención, la Corte considera que el Estado debe modificar su ordenamiento jurídico con el fin de suprimir la censura previa, para permitir la exhibición cinematográfica y la publicidad de la película “La Última Tentación de Cristo”, ya que está obligado a respetar el derecho a la libertad de expresión y a garantizar su libre y pleno ejercicio a toda persona sujeta a su jurisdicción. CASO 2. Caso Sergio Hernán Witz Rodríguez. Expediente: Amparo en Revisión: 2676/2003. Autoridad de Amparo: Primera Sala de la SCJN. Autoridad Responsable y Actos Reclamados: Congreso de la Unión por el artículo 191 del Código Penal Federal que regula el delito de Ultrajes a las Insignias Nacionales. Tribunal Unitario del Décimo Cuarto Circuito en Mérida, Yucatán. La sentencia dictada en el toca penal número 522/2002-B, por medio de la cual se confirma el auto de término constitucional que decreta la sujeción a proceso del C. Sergio Hernán Witz Rodríguez, como probable responsable en la comisión del delito de Ultrajes a las Insignias Nacionales. Acto central Reclamado: El delito de Ultrajes a las Insignias Nacionales es contrario a los artículos 6 y 7 de la Constitución. Los artículos en mención establecen el derecho a la libertad de expresión, la prohibición de la censura previa y los únicos límites que establecen a este derecho es el respeto a la moral, los derechos de terceros o perturbe el orden público. Hechos motivo del amparo: Sergio Hernán Witz Rodríquez es poeta de oficio y profesión y publicó el siguiente poema: INVITACIÓN (La Patria entre mierda) Sergio Witz Yo me seco el orín de la bandera de mi país, ese trapo sobre el que se acuestan los perros y que nada representa, salvo tres colores y un águila que me producen un vómito nacionalista o tal vez un verso lopezvelardiano de cuya influencia estoy lejos, yo natural de esta tierra, me limpio el culo con la bandera y los invito a hacer lo mismo: verán a la patria entre la mierda de un poeta’. Después de ser publicado dicho poema, se le instruyó proceso penal con base en el artículo 191 del Código Penal Federal que establece: ‘Al que ultraje el escudo de la república o el pabellón nacional, ya sea de palabra o de obra, se le aplicará de seis meses a cuatro años de prisión o multa de cincuenta a tres mil pesos o ambas sanciones, a juicio del juez’. Argumentos de Fondo: La mayoría de Ministros de la SCJN estableció que el artículo 191 del Código Penal Federal no era inconstitucional debido a que de acuerdo a los artículos 3º, 73 fracción XXIX-B y 130, de la propia Constitución se produce la elevación a rango constitucional de los símbolos patrios y por lo tanto es cómo surge la preeminencia del bien jurídico tutelado que es la “dignidad de la nación”. Los ministros tenían claro que era imposible limitar un derecho humano fundamental mediante una norma secundaria como lo es la Ley sobre el Escudo, la Bandera y el Himno Nacional y el propio Código Penal Federal y por lo tanto se dieron a la tarea de producir interpretativamente el principio que reconoce a los símbolos patrios como objeto de tutela constitucional frente a usos irrespetuosos (Sentencia, p. 119). En base a la protección de la “dignidad de la nación y los símbolos patrios como objeto de tutela constitucional” el amparo y protección fue negado considerando que el derecho a la libre manifestación de las ideas no fue vulnerado. Los ministros Cossío Díaz y Silva Meza, emitieron voto de minoría en el que señalan que si bien la libertad de expresión y todos los derechos de libertad no son libertades ilimitadas es “La Constitución Federal la que realiza una enumeración explícita de cuáles son aquellos límites. Al respecto, es digno de ser destacado que la redacción del texto constitucional obliga ciertamente a hacer una interpretación estricta de tales restricciones…” (Voto de Minoría, p. 04), es decir, la libertad de expresión y todos los derechos deben estar sometidos a límites tasados y directamente especificados en la Constitución, pues de lo contrario se pondría en riesgo el carácter supralegal de los derechos fundamentales y se otorgarían atribuciones extraordinarias al legislador ordinario…” (Voto de Minoría, p. 06). Justo por ello, es que podemos afirmar que la legislación secundaria puede ampliar el alcance y contenido de los derechos, pero en ningún momento restringir más allá de los límites constitucionales establecidos, siendo esto lo que llevó a los ministros Cossío y Silva a concluir la inconstitucionalidad del artículo 191 del Código Penal Federal, pues a su juicio es preciso “…considerar constitucionalmente ilegítimas aquellas determinaciones legislativas que afectan el ejercicio de derecho a la libre expresión de un modo que demuestre claramente que el legislador se ha apartado de su obligación…de resguardar los bienes y derechos mencionados.... en los artículos 6º y 7º de la Constitución, cuyo alcance, hay que subrayarlo también, debe limitarse a la luz de la totalidad de las disposiciones constitucionales..” (Voto de Minoría, pp. 06-07). El amparo fue negado por la mayoría de 3 Ministros en tanto dos de ellos emitieron Voto de Minoría. Estamos frente a un caso del año 2003, la pregunta es si después de la reforma constitucional del año 2011 en materia de derechos humanos el amparo hubiese sido resuelto de la misma forma. CASO 3. CASO MININUMA (DERECHO A LA SALUD) Expediente: Juicio de amparo indirecto 1157/2007-II. Autoridad de amparo: Juez Séptimo de Distrito en el Estado de Guerreo. Autoridades responsables: Secretario de Salud del Estado de Guerrero (ordenadora). Gobernador Constitucional de Guerrer (ejeturora). Subsecretario de Coordinación sectorial de la Secretaria de Salud del Estado (ordenadora) Jefe de la Jurisdicción Sanitaria, Región Montaña, con sede en Tlapa, Guerrero. Actos reclamados: Resolución de 16 de octubre de 2007, en la que la responsable ordenadora al resolver el Recurso de Inconformidad niega el derecho al acceso a la salud. Argumentación de procedencia y fondo El 7 de mayo de 2007, solicitaron al Gobernador del estado de Guerrero, en su calidad de autoridad sanitaria, el servicio de una unidad médica con personal capacitado para atender a la comunidad de Mini Numa, Municipio de Metlatónoc y sus alrededores y se les proporcionara el cuadro básico de medicamentos (servicios básicos de salud); en respuesta a su solicitud, el Secretario de Salud del estado de Guerrero, emitió el oficio número 4083, de diecinueve de julio de dos mil siete, en que les negó tal petición, argumentando la citada autoridad que acorde a los lineamientos establecidos en el modelo integrador de atención a la salud (MIDAS), para la construcción de un centro de Salud, la localidad debía contar con una población de dos mil quinientos a tres mil habitantes por núcleo básico a una distancia de quince kilómetros y un tiempo de treinta minutos de recorrido al Centro de Salud más cercano y que la comunidad respectiva, no cumplía con tales requisitos.” El juzgador inicia indicando que el derecho a la salud es una norma programática que contiene un derecho subjetivo al declarar que: “toda persona tiene derecho a la protección de la salud”. Esta establece una garantía de igualdad que se trata de un derecho del que sin distinciones de ninguna especie goza toda persona que se encuentren en el territorio nacional. Del supuesto anterior, identifica las obligaciones internacionales contraídas por el Estado mexicano en diversos preceptos contenidos en el Derechos Internacional de los Derechos Humanos tales como: Artículo 7 y 25 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Artículo 10 y 12 del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales. Inciso iv) del apartado e) del artículo 5 de la Convención Internacional sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación Racial, de 1965. El apartado f) del párrafo 1 del artículo 11 y el artículo 12 de la Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer, de 1979; Artículo 24 y 25 de la Convención sobre los Derechos del Niño, de 1989. La Carta Social Europea de 1961 en su forma revisada (art. 11). La Carta Africana de Derechos Humanos y de los Pueblos, de 1981 (art. 16). El Protocolo adicional a la Convención Americana sobre Derechos Humanos en Materia de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, de 1988 (art. 10), también reconocen el derecho a la salud. Análogamente, el derecho a la salud ha sido proclamado por la Comisión de Derechos Humanos), así como en la Declaración y Programa de Acción de Viena de 1993. Artículo 24 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos. Asimismo, cita diversas Observaciones Generales del Comité de Derechos Económicos y Sociales de la ONU como la 3, 5 y 6, que aunque no vinculan al Estado, si fijan el contenido y desarrollo de un derecho, es el caso concreto, a la salud. Con base en lo anterior visibiliza la obligación, contenido y desarrollo del derecho la salud y la violación al mismo por parte del Estado para conceder el amparo a favor de los quejosos con la finalidad que las autoridades responsables cumplan con su obligación de garantizar y proteger, sin pasar inadvertido que la violación a ese derecho conlleva a la violación a otros v.gr. a la vida, igualdad, no discriminación, etc.; el cual además debe cumplir tres características: Universalidad, equidad y calidad. CASO 4. CASO INCONVENCIONALIDAD DEL ARRAIGO. Expediente: Juicio de amparo indirecto 74/2012 Autoridad de amparo: Juez Tercero de Distrito del Estado de San Luís Potosí Autoridades responsables: Juez Primero del Ramo Penal de San Luis Potosí (ordenadora) Procurador General de Justicia del Estado de San Luis Potosí (ejecutora). Director de la Policía del Ministerial del Estado de San Luis Potosí. Actos reclamados: La ilegalidad de la orden de arraigo y otras. Argumentación de procedencia y fondo El Juez de Distrito refirió que en el presente caso pudiera estimarse que se actualiza la causa de improcedencia por cambio de situación jurídica prevista por la fracción X del artículo 73 de la Ley de Amparo —vigente en ese momento—; sin embargo, en aplicación del principio pro persona contenido en el artículo 1°, párrafo segundo, de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, procedió a examinar si de acuerdo con las disposiciones contenidas en la Ley Fundamental y en la Convención Americana sobre Derechos Humanos, era dable interpretar el aludido numeral de la Ley de Amparo, de una manera favorable al peticionario de garantías, permitiendo librar el citado obstáculo jurídico que pudiera hacer nugatorio el goce y ejercicio del derecho humano a una tutela judicial efectiva, para así analizar el fondo del asunto. Agregó que para que el juicio de amparo sea considerado como un recurso judicial efectivo contra violaciones a los derechos fundamentales, particularmente en su aspecto de reparación, era necesaria una interpretación integradora del citado precepto del artículo 73, fracción X, de la Ley de Amparo, en correlación de los numerales 1° y 17 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, y el 25.1 del Pacto de San José de Costa Rica, para concluir que en el caso en que se reclame una orden de arraigo, el eventual dictado del auto de formal prisión, no actualiza la causa de improcedencia relativa al cambio de situación jurídica, dado que ello contravendría el derecho humano a una tutela judicial efectiva, pues se privaría al inculpado de la posibilidad de poder recurrir a través del instrumento constitucional las posibles violaciones en el dictado de tal medida cautelar, que evidentemente podrían verse proyectadas sobre todo lo actuado con posterioridad en el procedimiento respectivo, viciándolo desde su origen. Consideró que el Juez de primera instancia, soslayando lo dispuesto por el artículo 1° de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, omitió ejercer un control de constitucionalidad y convencionalidad, ex officio, en materia de derechos humanos a fin de determinar si el artículo 168 del Código de Procedimientos Penales para el Estado de San Luis Potosí, con base en el cual decretó arraigo domiciliario en contra del quejoso, contraviene o no algún derecho humano contenido en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y en los tratados internacionales de los que el Estado Mexicano sea parte, particularmente, la Convención Americana sobre Derechos Humanos. En ese orden de ideas, el Juez de Distrito procedió a analizar si el artículo 168 del Código de Procedimientos Penales para el Estado de San Luis Potosí, es compatible o no con los postulados de la citada Carta Magna y del aludido Pacto de San José de Costa Rica. En ese tenor, arribó a la conclusión de que el numeral 168 del código adjetivo local se extralimita en cuanto a los supuestos de procedencia del arraigo, pues va más allá de lo que establece la Carta Magna, donde está circunscrita la referida medida cautelar únicamente para delitos de delincuencia organizada y en su caso, delitos graves en términos de lo establecido en el artículo décimo primero transitorio del Decreto publicado en el Diario Oficial de la Federación el 18 de junio de 2008; razón por la cual, es patente la transgresión al precepto 16 constitucional. Además, los términos de la garantía establecida en el artículo 7.5 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, son claros en cuanto a que la persona detenida debe ser llevada sin demora ante un juez o autoridad judicial competente, conforme a los principios de control judicial e inmediatez procesal, pues ello es esencial para la protección del derecho a la libertad personal y para otorgar protección a otros derechos, como la vida y la integridad personal. El simple conocimiento por parte de un juez de que una persona está detenida no satisface esa garantía, ya que el detenido debe comparecer personalmente y rendir su declaración ante el juez o autoridad competente, sin demora. Pues bien, a juicio del Juez de Distrito, el arraigo penal previsto por el artículo 168 del Código de Procedimientos Penales para el Estado de San Luis Potosí, como medida precautoria mientras el Ministerio Público investiga la presunta responsabilidad delictiva del indiciado, en la forma y términos en que lo establece tal disposición, es jurídicamente incompatible con el contenido de los referidos artículos 7.1, 7.5, 8.2 y 22.1 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos. Lo anterior es así, dado que evidentemente al ejecutarse una orden de arraigo decretada con apoyo en lo dispuesto por el invocado numeral 168 del código adjetivo citado, el indiciado no es llevado inmediatamente y sin demora ante un juez para que resuelva su situación jurídica, ya que incluso pueden transcurrir hasta treinta días para que ello suceda, quedando mientras tanto a disposición de la autoridad persecutora del delito y afectando con ello su libertad personal; tampoco se le da al indiciado el tratamiento de inocente, ya que el individuo en situación de arraigo no está vinculado a proceso penal alguno, sino que se le ha privado de la libertad para ponerlo a disposición de la autoridad investigadora para que ésta cuente con mayor tiempo para indagar y recabar más pruebas incriminatorias, esto es, se le ha detenido para investigarlo, en vez de investigar para detenerlo, trastocando las reglas del proceso penal en una situación de normalidad democrática e imponiéndole una pena prejudicial; amén de que con la referida medida precautoria se le impide al indiciado que salga de un determinado domicilio, quedando bajo la custodia y vigilancia de la autoridad investigadora; con lo que evidentemente se contravienen las garantías que en materia de derechos humanos consagran los artículos 7.1, 7.5, 8.2 y 22.1 del Pacto de San José de Costa Rica. Como el artículo 168 del Código de Procedimientos Penales para el Estado de San Luis Potosí, en que se apoya el Juez Primero del Ramo Penal de esta ciudad para decretar la orden de arraigo reclamada, resulta incompatible con los artículos 7.1, 7.5, 8.2 y 22.1 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, lo procedente es conceder al quejoso, el amparo y la protección de la Justicia Federal que solicita, para el efecto de que la citada autoridad judicial responsable, deje insubsistente dicha resolución, así como el auto de formal prisión emitido el quince de junio del dos mil doce, en autos del proceso penal 152/2012/2 únicamente por lo que respecta al aquí agraviado, y emita otro, con plenitud de jurisdicción, pero sin tomar en consideración todas aquellas pruebas recabadas durante el tiempo que se encontró vigente la orden de arraigo aquí analizada.