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Economía Política Marxista:
Una aproximación
Jutta Schmitt
VENEZUELA 2009
Economía Política Marxista: Una aproximación.
Jutta Schmitt
© Imprenta de Mérida, C.A.
Primera Edición
HECHO EL DEPÓSITO DE LEY
Depósito Legal: LF96520093201237
Concepto gráfico
Yolfred Graterol
Portada y Diagramación
Yolfred Graterol
Corrección
Jutta Schmitt
Imprenta de Mérida, C.A.
(IMMECA - Marzo 2009)
Hecho en la República Bolivariana de Venezuela
Impresión: Imprenta de Mérida, C.A. (IMMECA) Editorial: IMMECA
Índice
5
7
7
9
10
11
12
13
14
18
19
19
21
23
25
27
28
29
Observación Preliminar
I: Premisas y conceptos básicos
Cosmovisión idealista vs. cosmovisión
materialista-histórica
Trabajo
Producción
Medios de Producción
Fuerzas Productivas
Relaciones de Producción
Modo de Producción
Revolución Social
II: De la producción simple
de mercancías al capitalismo
Fuerzas motrices del desarrollo humano
La productividad del trabajo
El plus-producto o excedente social
La división del trabajo
Producción de valores de uso y producción
de valores de cambio
Producción simple de mercancías
La ley del valor
3
33
III: Origen y funcionamiento
del capitalismo
33
34
36
38
41
43
47
Génesis del capital
Capital y capitalismo
¿Qué es la plusvalía?
Características específicas
de la economía capitalista
Explotación: Plusvalía absoluta,
plusvalía relativa
Los Salarios en el capitalismo
Leyes de desarrollo del capitalismo
Crisis periódicas de sobreproducción
49
Notas
51
Bibliografía
40
4
Observación preliminar
‘El Capital’ es uno de los libros
que cambian la vida de los seres humanos
si tan sólo se lograría motivarlos a leerlo.
George Bernard Shaw
Esto es una síntesis del taller ‘Introducción a la
economía política marxista y su significado para la
práxis y teoría revolucionaria’, dictado por Jutta
Schmitt y Franz Lee en el marco de las actividades
desarrolladas por la Universidad Socialista del Pueblo,
Mérida, en colaboración con la dirección estadal de
Moral y Luces bajo dirección de Gilberto Perdomo. El
curso se llevó a cabo en cuatro sesiones entre el 14 de
Febrero y el 06 de Marzo de 2008. En esta síntesis se
resume exclusivamente lo referente a la economía
política marxista; el curso está además documentado en
grabaciones de audio digitalizadas, disponibles en la
sede de Moral y Luces, Mérida. En la preparación del
curso y en la redacción posterior de este texto han servido
de guía, tres escritos claves de Carlos Marx como lo son el
primer tomo de El Capital, el primer tomo de Teorías sobre
la plusvalía, y La Ideología Alemana; así como la
Introducción al Marxismo, de Ernest Mandel.
5
¿Por qué los boli var ianos, revolucionarios y
socialistas que estamos comprometidos con el proceso de
transformación en Venezuela, América Latina y el
mundo, debemos ocuparnos de la economía política
marxista? Estamos convencidos de que hoy más que
nunca habrá que volver la mirada sobre esta, ya que si de
construir el socialismo se trata, hay que conocer qué es y
cómo funciona el capitalismo para poder negarlo y
superarlo en todos sus aspectos, sobre todo en lo que
concierne a su base económica, esto es, la explotación del
hombre por el hombre y de la naturaleza por la
sociedad. No nos cansamos en reiterar que el odio hacia
Marx, expresado por los miembros de las decadentes
clases burguesas dominantes a escala mundial, no se
debe tanto a que Marx sea ‘el teórico del socialismo’,
sino y en primer lugar al hecho de que Marx fue el
historiador y teórico economista por excelencia, del
capitalismo. Con ello, nos ha dejado los instrumentos
teóricos fundamentales para comprender el capitalismo no
sólo correspondiente a la época en la que Marx lo
analizara, esto es, como capitalismo industrial, liberalcompetitivo, sino también el capitalismo monopolista, el
imperialismo, el capitalismo tardío y la globalización.
No estamos negando la necesidad imperante de
actualizar constantemente el pensamiento marxista en
función de mantenerlo vivo como aquél lo que es en
esencia: Un instrumento dialéctico, teórico-práxico no
sólo para interpretar el mundo de maneras diferentes,
sino para cambiarlo.
6
I. Premisas y conceptos básicos
Cosmovisión idealista vs. cosmovisión
materialista-histórica
Lo que pensamos y lo que hacemos en nuestras vidas lo
pensamos y lo hacemos por lo general con base en unas
premisas previas que nos han sido inculcadas por nuestro
entorno social en forma de una determinada visión del
mundo o cosmovisión, a menudos sin que tengamos
conciencia de ello. Esta cosmovisión la asumimos
como una especie de ‘razonamiento natural’ y muchos
de nosotros nunca llegamos a cuestionarla o por lo
menos, dudar de ella. Tanto es así que la vasta
mayoría de los pueblos del mundo, incluyendo a
nuestros compatriotas venezolanos, revolucionarios,
bolivarianos y socialistas, manejan en el fondo de su
razonamiento esta cosmovisión de corte idealista, en la
que un ‘gran dios’, un ‘gran hombre’, una ‘gran idea’ o
una ‘gran raza’ hacen la historia, más no el ‘pequeño’
hombre ni mucho menos la ‘pequeña’ mujer, ni
tampoco el trabajador ni el productor del campo, quiere
decir, la gente común y corriente. Esta concepción de la
historia contribuye, sin duda, a fomentar el pasivismo, el
fatalismo, la aceptación ciega del estatus quo y la
resignación ante aquellos factores históricos que sí
7
están determinando el destino de la humanidad y que
requieren de una actuación consciente y decidida de los
verdaderos protagonistas de la historia, si la especie
humana quiere sobrevivir a este nuevo siglo XXI.
La economía política marxista parte, no de una
premisa idealista de la historia en la que una ‘fuerza
superior’ determina el destino de la humanidad, sino
de un simple hecho histórico-concreto, comprobable a lo
largo y ancho de la historia humana: El ser humano
mismo hace la historia en cuanto que es él mismo
quien produce su vida material. En esta producción y
reproducción material-natural de la vida humana no
existe interferencia de ‘fuerza superior’ alguna que no
sea la de la misma materia cósmica que se contempla a
sí misma por medio del ojo y cerebro humano, como dijo
Federico Engels en su Dialéctica de la Naturaleza. Es así
como la economía política marxista es una ciencia con base
en la cosmovisión del materialismo dialéctico- histórico que
explica la historia de la humanidad a partir de sus propias
fuerzas materiales contradictorias que la mueven, y no con
base en una fuerza ‘sobrenatural’ que predetermina su
curso y enlace.
La economía política marxista, partiendo del hecho
que los seres humanos mismos producen su vida
material y con ello su historia, tiene como objeto de
estudio las relaciones entre personas y entre clases
sociales que son unas relaciones sociales atadas a
cosas, unas relaciones sociales que aparecen como
cosas. Por ser su objeto de investigación las relaciones
entre personas y clases sociales, la economía política
marxista es una ciencia social.
8
Trabajo
El que el ser humano produzca su vida material él
mismo para satisfacer sus necesidades vitales como
alimento, vestimenta y vivie nda, es considerado
‘el primer hecho histórico’ por Carlos Marx. Para
el ser humano la producción material de su vida
es la condición sine qua non de su vida misma. La
producción material de su vida no es otra cosa que la
articulación o expresión de su vida como tal. Es, pues, su
vida activa o actividad vital que tiene como finalidad la
auto-conservación. La economía política marxista nos
enseña que esta actividad vital con finalidad de autoconservación, no es otra cosa que el trabajo.
Marx denomina el trabajo el ‘metabolismo’ del
ser humano con la naturaleza y lo señala como la
condición primordial, eterna y natural del ser
humano. Entendido de esta manera, el trabajo es el
factor común de todas las formaciones sociales en la
historia humana. En términos concretos, Marx
considera el trabajo como un hecho fisiológico, como
una función del organismo humano que se expresa en
el movimiento de las fuerzas naturales del hombre.
Resuelto en sus elementos más rudimentarios, el
trabajo, en palabras de Marx, es “gasto productivo de
cerebro, músculo, nervio, mano, etc.” (1) Un simple
proceso de trabajo, concebido en términos igualmente
concretos, contiene los siguientes elementos: La
intención y anticipación de hacer algo, la actividad
como tal, el instrumento del trabajo y el objeto. Marx
observa en el primer tomo de El Capital que:
9
Lo que distingue de antemano al peor de los maestros
de construcción de la mejor de las abejas, es que haya
construido la celdilla en su cabeza antes de construirla
en cera. Al final del proceso de trabajo sale un
resultado que ya ha sido presente desde un principio
en la imaginación del productor, a manera de idea. (2)
De esta manera, querer transformar un objeto natural
para adecuarlo al uso con fines de satisfacer una
necesidad humana, involucra al cerebro humano por
medio de la anticipación e intención de hacer algo. La
propia actividad de transformación del objeto involucra,
además del cerebro, los nervios, músculos, manos, etc. en
cuanto que se incide en el objeto de manera directa con
la mano y/o de manera indirecta mediante un
instrumento de trabajo. El resultado de esta actividad es
el objeto transformado, apto para el uso humano; es el
producto del trabajo, el trabajo objetivado en el
producto, el trabajo enajenado. La apropiación o
‘reapropiación’ del trabajo enajenado, objetivado en el
producto, consiste simplemente en el uso y disfrute del
objeto transformado, esto es, en la satisfacción de una
necesidad humana.
Producción
El término producción es básicamente un sinónimo de
‘trabajo’, con la precisión de que el término producción
en economía política marxista enfatiza el carácter
social del trabajo, de este “metabolismo del hombre
con la naturaleza” como lo llamó Marx. Producción
10
es, entonces, el metabolismo del hombre con la
naturaleza, socialmente organizado. Es importante que
tengamos en cuenta que toda producción es siempre
producción social y que por tanto, para la economía
política marxista, el individuo o el productor individual es
siempre entendido como individuo o productor
individual que produce en sociedad. La producción
del individuo o producción individual es, por tanto,
siempre producción socialmente determinada del
individuo. Esto quiere decir que el productor individual no
opera en el vacío sino en el marco de un conjunto de
productores inexorablemente relacionados entre sí.
Además y en la economía política marxista, la
producción o metabolismo del hombre con la naturaleza
socialmente organizado, tampoco opera en un vacío
sino siempre en el marco de un determinado escalón
del proceso del desarrollo humano, quiere decir, de
una determinada época histórica o de un determinado
modo de producción.
Medios de producción
No existe producción sin instrumentos o medios
de producción entre los que figura todo lo que sea
instrumento o medio de trabajo, inclusive medios
auxiliares con fines de incidir de alguna manera en el
objeto de trabajo. Entre los medios de producción
cuentan máquinas, materias primas (que son objetos
de producción primarios que se encuentran en la
naturaleza), sustancias auxiliares, edificios, tierra,
medios de transporte y energía en cualquier forma
(calor —fuego-, vapor, electricidad, agua, etc.).
11
La economía política marxista destaca que los
medios de producción más importantes son los propios
instrumentos de producción, ya que estos experimentan
un mejoramiento constante a lo largo del desarrollo
humano y constituyen nada menos que la tecnología
de una determinada época histórica o escalón del
desarrollo humano. Y es precisamente la tecnología que
expresa al mismo tiempo la relación entre sociedad y
naturaleza o más preciso, el grado de dominación de la
naturaleza por parte de la sociedad con el que se suele
medir el llamado ‘desarrollo’ o también denominado
‘progreso’ humano; concepción que ciertamente tendrá
que ser revisada ante los irreversibles daños ecológicos
causados a la naturaleza sobre todo por el modo de
producción capitalista, y que amenazan con acabar con la
propia especie humana.
Fuerzas productivas (=medios de producción +
fuerza de trabajo humana)
Los medios de producción, en combinación con la
fuerza de trabajo humana que utiliza y emplea estos
medios de producción, son denominados fuerzas
productivas. Las fuerzas productivas constituyen el
elemento más dinámico de la producción dado que la
interacción entre el mejoramiento constante de los
medios e instrumentos de producción por un lado y el
aprendizaje y conocimiento humano por otro lado, lleva a
un perfeccionamiento continuo de ambos y eleva la
eficiencia, el crecimiento y la expansión o ampliación de
la producción.
12
Relaciones de producción
(=relaciones de propiedad)
Como toda producción es siempre producción social,
en el proceso de producción - que comprende la
producción, el intercambio, la distribución y finalmente el
uso o consumo del producto - se establ ecen
inevitablemente relaciones entre productores y entre
clases sociales. Existen nada más que dos tipos
fundamentales de relaciones de producción, que son:
a) la cooperación amistosa y ayuda mutua,
b) la explotación del hombre por el hombre o explotación
económica.
El tipo de relaciones de producción en una determinada
formación social depende de quién o quiénes son los
propietarios de los medios de producción sociales. Se
distinguen nada más que dos tipos fundamentales de
propiedad, que son:
a) la propiedad colectiva de los medios sociales de
producción, que va de la mano con la cooperación y
asociación libre de los productores en una sociedad sin
clases.
b) la propiedad privada de los medios sociales de
producción, que va de la mano con la explotación
de los productores por parte de la clase dominante
en una sociedad de clases.
13
Por ende, las relaciones de producción no son otra
cosa que relaciones de propiedad (siendo este término,
como dice Marx, solo la expresión jurídica para el
mismo término ‘relaciones de producción’).
Modo de producción (=relaciones de producción +
fuerzas productivas)
Ahora bien, las relaciones de producción en permanente acción recíproca con las fuerzas productivas, son
los dos aspectos de lo que se denomina en economía
política marxista, un modo de producción. Se distinguen
los siguientes modos de producción, de los cuales se han
dado en la historia, hasta ahora, los primeros cinco:
1. La sociedad originaria, también llamada ‘comunismo
primitivo’, no es otra cosa sino una referencia muy
general a aquél período de la historia humana que
ha sido denominado ‘prehistoria’ y que abarca la
edad de piedra (paleolítico) con sus diferentes subperíodos. Se trata de la formación económico-social
más antigua y con más duración en la historia humana
que comprende desde el paleolítico antiguo hace
unos aproximadamente 2,5 millones de años, hasta el
neolítico hace unos aproximadamente 10 mil años. Se
caracteriza por ser una forma de organización social
sin clases, basada en la propiedad colectiva de los
medios sociales de producción (instrumentos de trabajo
rudimentarios) y en la asociación necesaria de los
productores frente a la precariedad de los recursos y
dado el escaso desarrollo de las fuerzas productivas.
14
2. El modo de producción asiático: Es uno de los modos
de producción que ha emanado de la sociedad
originaria, y es probablemente la primera forma de
una sociedad de clases que se conozca en la historia
humana. Su fundamento económico es la comunidad
rural con su propiedad colectiva de la tierra. Sin
embargo, varias comunidades rurales autónomas
son agrupadas por un poder central cuya función
social es la aglutinación de las múltiples comunas
fragmentadas, para así garantizar y organizar las
tareas vitales concernientes a todos. Luego, este
poder central se vuelve autónomo y degenera en
despotismo, convirtiéndose sus representantes o
funcionarios en una cl ase explotadora. Lo que
caracteriza a este modo de producción es la
coexistencia de elementos del comunismo primitivo, de
la esclavitud doméstica y del feudalismo; estos
últimos sin embargo, no dominantes.
3. El modo de producción esclavista: Es una sociedad
de clases igualmente emanada de la sociedad
originaria decadente. Su fundamento econó mico lo
constituye la propiedad privada de los amos de
esclavos sobre los medios sociales de producción y
sobre los propios productores, los esclavos, quienes
son considerados como ‘medios de producción
parlantes’ (Aristóteles los llamó ‘herramientas
parlantes’). Con el modo de producción esclavista
emerge una especie de organización y administración
‘estada!’ como instrumento de control y opresión de
los productores-esclavos.
15
4. El modo de producción feudal: Sociedad de clases
basada en la propiedad privada de los medios
sociales de producción, que emana de la sociedad
esclavista, o también de la sociedad originaria. Su
fundamento económico lo constituye la propiedad
privada de los señores feudales (clero & nobleza)
sobre el medio social de producción principal, la
tierra, y la propiedad parcial sobre los productores
mismos (siervos).
5. El modo de producción capitalista: Sociedad de
clases emanada del feudalismo y basada en la
propiedad privada de los medios sociales de
producción en manos de la burguesía o clase
capitalista, y la subsiguiente explotación de la clase
trabajadora, forzada a vender su fuerza de trabajo
ya que no dispone de ningún otro sustento de
vida. El capitalismo se caracteriza por múltiples
contradicciones como por ejemplo el desarrollo
vertiginoso de sus fuerzas productivas bajo unas
posibilidades de consumo principalmente limitadas; el
carácter eminentemente social de la producción bajo
la apropiación privada de la inmensa riqueza
generada; y la anarquía de la producción en general
mientras que existe una minuciosa planificación de la
producción dentro de las empresas particulares.
6. El modo de producción socialista: Se concibe como el
producto de la revolución socialista que se supone debe
acabar con el capitalismo como modo de
producción dominante a escala mundial. El socialismo
es entendido como la primera fase del comunismo
16
y en este sentido constituiría una sociedad de
transición hacia una sociedad radicalmente nueva, sin
clases ni rasgos algunos de lo que caracteriza, en lo
económico, político, social y cultural, a la sociedad
capitalista. Basado en la propiedad colectiva de los
medios sociales de producción y bajo la ‘dictadura’
de la mayoría (proletariado) sobre la minoría (clase
capitalista destituida), el socialismo prepararía la
superación de la división del trabajo en trabajo
manual-físico-industrial y trabajo intelectual, y con
ello, de la alienación humana. La vida social ista se
regiría según los principios de una consciente
planificación social de la producción, de la mano con la
asociación libre, cooperación solidaria y ayuda mutua
entre los productores. Se caracterizaría por el cese
de la producción de mercancías destinadas a la
venta en el mercado, y en su lugar reaparecería la
producción de ‘valores de uso’ destinados al uso
o consumo inmediato y directo, y no para el
mercado. El socialismo sentaría las bases y crearía
las condiciones objetivas y subjetivas para el
comunismo.
7. El comunismo: Concebido como una sociedad
sin clases basada en la propiedad colectiva de los
medios sociales de producción, como en la libre
asociación de los productores bajo pleno desarrollo de
las fuerzas productivas y abundancia de recursos. Esto,
a la vez, son las precondiciones para el pleno
desarrollo de las potencialidades humanas, su
plena realización como verdadero ser humano en y
mediante la humanización de la naturaleza y la
naturalización del ser humano.
17
Revolución social
Si las relaciones de producción (recordemos que
se trata de relaciones de propiedad) de un modo
de producción dado, empiezan a convertirse en
trabas para el desarrollo más amplio de las fuerzas
productivas, comienza una época de revolución social. Si
esta fracasa en su tarea de sustituir el orden social dado
con otro orden social nuevo, más desarrollado, las
fuerzas productivas terminarán de convertirse en fuerzas
destructivas lo que conduce a que la sociedad entera
perezca con todas sus clases sociales. Al concebir lo
económico como relaciones entre personas y clases
sociales y al vincular lo económico con lo social revolucionario, la economía política marxista resulta
ser una ciencia social con un punto de partida clasista,
revolucionario y progresista.
18
II. Producción simple
de mercancías y capitalismo
Fuerzas motrices del desarrollo humano
El capitalismo es el resultado de un largo proceso de
desarrollo—igual, desigual y combinado- de la producción
humana, de aquél ‘metabolismo del ser humano con la
naturaleza, socialmente organizado’ que hemos
mencionado anteriormente y que se ha manifestado en
forma de diferentes modos de producción a lo largo
de la historia. Para poder comprender el capitalismo
como tal, quiere decir como resultado de este proceso,
hay que estudiar entonces su génesis, su historia, su
desenvolvimiento histórico. Este enfoque ‘genético’ es
un enfoque inherente al propio método marxista según el
cual siempre se identifica a una cosa mediante la
explicación de su historia, del proceso histórico que la
engendró.
Entre la sociedad originaria o ‘comunismo primitivo’
basado en la producción de valores de uso para satisfacer
de manera directa las necesidades humanas básicas e
inmediatas, y el modo de producción capitalista basado en
la producción de valores de cambio para el mercado con
fines de obtener ganancias, se extiende un largísimo período
histórico que comprende las más variadas
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formas de producción y organización social. Estas
diferentes formas de civilización o formaciones sociales
son comprendidas por la economía política marxista
como escalones progresivas del desarrollo humano,
denominados modos de producción. No obstante las
diferencias que existen entre un modo de producción y
el otro, en todos ellos operan unas fuerzas motrices que
son comunes a todos los modos de producción en la
historia humana. Estas fuerzas motrices son las
siguientes:
1. El aumento de la productividad del trabajo.
2. El incremento del plus-producto o excedente social. 3.
La constante refinación de la división del trabajo.
La productividad del trabajo, el plus -producto o
excedente social y la división del trabajo se determinan
recíprocamente y propulsan permanentemente cambios
en el proceso social de producción, lo que conduce a
su diferenciación cada vez más acelerada. Al final de
este proceso nos encontramos con tres resultados
fundamentales, económicos y sociales que constituyen
las precondiciones para la aparición del capitalismo
moderno. Se trata de:
1. La separación de los productores de sus medios de
producción, de sus productos y, por ende, de su
sustento de vida o base de existencia.
2. La formación de una clase social que tiene el
monopolio de la propiedad privada de los medios
20
sociales de producción, esto es, la burguesía
moderna.
3. La transformación de la fuerza de trabajo humana
en una mercancía.
La productividad del trabajo
La productividad del trabajo está determinada por
distintas circunstancias, entre otras por:
a) El grado promedio de la habilidad del trabajador en la
que influyen su método y técnica de trabajo.
b) El modo, la extensión y la eficiencia de los medios de
producción.
c) La combinación social del proceso de trabajo.
d) El grado de desarrollo de la ciencia y su aplicabilidad
tecnológica.
En el primer tomo de El Capital, en lo que se refiere al
aumento de la productividad del trabajo, Marx nos lo
explica de la manera siguiente:
Principalmente entendemos aquí como aumento de
la productividad del trabajo un cambio dentro del
proceso de trabajo mediante el cual el tiempo
socialmente necesario para producir una mercancía es
reducido, por lo tanto, una cantidad más pequeña de
trabajo obtiene el poder de producir una cantidad más
grande de valor de uso. (3)
21
En seguida, nos da un ejemplo concreto:
Con determinados medios, un zapatero puede, por
ejemplo, fabricar un par de botas en una jornada de 12
horas. Si debe fabricar dos pares de botas durante la
misma jornada, la fuerza productiva de su trabajo tendrá
que duplicarse, y no podrá duplicarse sin que ocurra un
cambio en sus medios de producción o su método de
producción o en ambos al mismo tiempo. Por ende,
habrá que ocurrir una revolución en las condiciones
productivas de su trabajo, quiere decir, en su manera
de producir y por lo tanto, en el proceso de producción
mismo. (4)
Ahora bien y visto desde una retrospectiva histórica,
del aumento de la productividad del trabajo depende la
aparición de un excedente social al igual como su
estabilización y incremento permanente. Por ejemplo, el
descubrimiento del fuego, la invención de flecha y arco,
la aparición de la agricultura y de la domesticación de
animales, constituyen cada uno un aumento en la
productividad social del trabajo que posibilita a su vez
la generación de un plus-producto social. Este plusproducto o excedente social es, en primer lugar, un
excedente de alimentos que permite la creación de
reservas de alimentos con el que se logra liberar a una
parte de la sociedad de la obligación de producir y
proveer por sus propios alimentos. Liberada de la
necesidad inmediata de producir alimentos, esta parte de
la sociedad puede, con el tiempo adicional disponible,
dedicarse a otras tareas en el marco de la producción
social, por ejemplo, al mejoramiento sistemático de los
instrumentos de trabajo y al aprendizaje de técnicas
22
de producción más complejas, con lo cual se marca el
comienzo de la división social del trabajo. Marx observa al
respecto:
Si la productividad de trabajo estaría desarrollada
tan sólo en un grado tal que el tiempo de trabajo de
un solo hombre alcanzaría apenas para subsistir él
mismo, o sea para producir y reproducir sus
propios medios de vida, no existiría el plus trabajo ni la
plusvalía. ... La posibilidad del plus trabajo y de la
plusvalía depende, por ende, de un determinado grado
de productividad de trabajo; productividad que le
confiere a la capacidad laboral el poder de producir más
que la equivalencia de su propio valor, más de lo
necesario que él requiere y que está determinado por su
propio proceso de vida. (5)
El plus-producto o excedente social
Como ya indicado anteriormente, la aparición de un
plus-producto, también llamado producto adicional o
excedente social, tiene como consecuencia la liberación de
algunos miembros del colectivo, de la obligación de
tener que producir sus propios alimentos. Están, por
ende, en condiciones que les permiten poder
dedicarse a otras actividades necesarias y útiles para el
sustento de la comunidad entera. Estas, a su vez,
inciden favorablemente en la productividad del trabajo
del colectivo como tal, ya que elevan la eficiencia de la
producción social en su totalidad, es decir, traen
consigo un aumento de la productividad del trabajo de la
comunidad entera.
23
Si el excedente ali menticio empieza a crecer
c o n s i d e r a b l e m e n t e gr aci a s al a u ment o d e l a
productividad del trabajo, se dan las condiciones
para la división social del trabajo y con ello -más sin
embargo no necesariamente (6) para la desigualdad
social, para la explotación económica del hombre por el
hombre, en otras palabras, para la sociedad de clases.
Por ejemplo, a partir de la existencia de un excedente
alimenticio de mayores proporciones, aunado a la
aparición de técnicas de conservación de los alimentos, los
prisioneros de guerra apresados durante conflictos entre
grupos humanos, tribus, comunidades o pueblos, a los
que antes se solían matar, pueden ser alimentados y ser
obligados a trabajar para la partida vencedora,
incorporándolos de esta manera a la masa de los
productores existentes; proceso que marca el comienzo
de la esclavitud. De igual manera pueden surgir
unas castas o clases sociales dominantes, compuesto
de sacerdotes, soldados, funcionarios, señores
feudales, reyes, etc., quienes ejercen una especie de
tareas administrativas y organizativas del proceso de
producción y quienes se alimentan del excedente social.
Es así como con el aumento de la productividad del
trabajo y la división social del trabajo, la producción
social ya no tiene una única función, es decir, la de
alimentar a los productores. Dado que ya no todos son
productores inmediatos, la producción social adquiere
una función adicional y se divide en dos partes:
24
1. La parte necesaria o el producto necesario para
alimentar a los productores. Si esta parte estaría
ausente, colapsaría la sociedad entera.
2. La parte adicional o el plus-producto social para
alimentar a las castas o clases dominantes. El plusproducto o excedente social es producido por los
productores y apropiado por las clases dominantes.
Existen varias formas en las que las clases dominantes se
apropian del excedente social: En forma de especies o
‘valor en especie’, en forma de mercancías, en forma de
trabajo físico no remunerado o servidumbre, y en forma
de dinero. Si la clase dominante se apropia del excedente
social exclusivamente en forma de dinero, se habla
entonces de plusvalía y ya no de ‘plus- producto’ .
En todas las formaciones sociales o modos de
producción de la historia humana, el origen del
excedente social o plus-producto, es uno sólo: el trabajo
gratuito o no remunerado, el trabajo sin contrapartida.
La división del trabajo
La economía política marxista nos enseña que la
historia de la división del trabajo y la historia del
desarrollo humano es una y la misma historia. La
división del trabajo, la diferenciación y la especialización
progresiva de la producción social y con ella el auge de
los más diversos ámbitos de producción, es la que ha
propulsado el desarrollo humano. A su vez, esta
25
‘diversificación’ de la producción social gracias a la
división del trabajo, resulta en una productividad del
trabajo cada vez más eficiente. Así es como la división del
trabajo se encuentra en una permanente relación
recíproca tanto con el aumento de la productividad del
trabajo, como con el incremento del excedente social.
Desde la sociedad primitiva, pasando por la sociedad
esclavista y feudal hasta el comienzo del propio modo de
producción capitalista, se dejan distinguir las siguientes
grandes divisiones del trabajo:
a) La división natural del trabajo, según género y edad.
(7)
b) La primera división social del trabajo: la separación
de la domesticación y cría de animales domésticos,
de la agricultura. Con ello se da la división de
pueblos o comunidades en pueblos ganaderos y
pueblos agricultores con el subsiguiente aumento
de la productividad del trabajo y la aparición de un
excedente social constante. Surge el intercambio de
productos entre pueblos ganaderos y agricultores y la
formación gradual de la artesanía casera.
c) La segunda división social del trabajo: El oficio / la
artesanía se separa de la agricultura.
d) La tercera división social del trabajo: El comercio se
separa del oficio/artesanía y de la agricultura. Con
ello, se da la separación de la ciudad en la que se
concentran el oficio y el comercio, del campo.
26
En relación a la división del trabajo, Marx observa
que en cada etapa del desarrollo humano, a la división
técnica del trabajo siempre le corresponde una
determinada forma de las relaciones de propiedad de
los medios de producción:
Los diferentes escalones del desarrollo de la división
del trabajo constituyen, al mismo tiempo, diferentes
formas de propiedad, quiere decir, cada escalón de la
división del trabajo determina, a su vez, las relaciones de
los individuos referente al material, al instrumento y al
producto del trabajo. (8)
Producción de valores de uso y producción
de valores de cambio
La producción en el marco de las sociedades o
comunidades originarias es siempre producción de
valores de uso, quiere decir, lo que se produce está
destinado a satisfacer las necesidades inmediatas de la
comunidad. Este tipo de producción no tiene como
objetivo final ni el intercambio, ni el enriquecimiento,
sino el uso y disfrute directo del producto por parte del
colectivo.
Con el tiempo y debido a la dinámica: aumento de la
productividad del trabajo — incremento del excedente
social — refinación de la división del trabajo, emerge,
de esta misma sociedad primitiva u originaria, un
nuevo tipo de organización del trabajo que ya no se
caracteriza por la producción planificada y el uso y
disfrute directo por parte del conjunto de productores,
27
sino por la existencia de una diversidad de productores
cuyas relaciones entre sí están determinadas por el
intercambio de sus productos. En este nuevo tipo
de producción y organización social, la masa de los
productos está destinada al intercambio en un mercado,
por lo que se habla de una producción de valores de
cambio. Productos que son producidos con fines de
ser intercambiados en el mercado se denominan en
economía política marxista, mercancías.
Producción simple de mercancías
En la historia humana, la producción de mercancías
aparece por primera vez entre hace diez y doce mil años
aproximadamente, en el marco de la segunda división
social del trabajo en la que el oficio se separó de la
agricultura. Su expansión más significante la alcanzó
entre los siglos XIV y XVI en el centro y norte de Italia, en
el norte y sur de los países bajos, y en menor grado en
Inglaterra, Francia y Alemania occidental.
La producción simple de mercancías se caracteriza
por los siguientes factores:
a) Los productores de las mercancías permanecen
dueños de sus medios de producción y del producto
final de su trabajo, la mercancía. Quiere decir, todavía
son los productores mismos quienes determinan y
controlan a sus condiciones de trabajo.
b) La planificación consciente en la producción de
valores de uso y la distribución equilibrada de la
28
fuerza de trabajo según las diferentes áreas de
trabajo de la sociedad originaria, es reemplazada
por un intercambio irregular de sus productos y un
mercado anárquico.
La ley del valor
El factor de cohesión en las relaciones económicas
bajo las condiciones de la producción simple de
mercancías, es la ley del valor: Las mercancías son
intercambiadas según la cantidad de trabajo que
contienen. ¿Cómo se mide esta ‘cantidad’ de trabajo?
La cantidad de trabajo que cada mercancía contien e se
mide en términos de tiempo. Lo que se intercambia en
realidad bajo apariencia de mercancías, son unas
determinadas cantidades de trabajo, que se miden en
términos de tiempo. Así es como en la producción simple
de mercancías se intercambian, por ejemplo, los
productos elaborados durante una jornada por un
agricultor, con los productos elaborados durante una
jornada por un artesano. La medida que establece la
equivalencia es el tiempo de trabajo, en este caso la
jornada: lo que el agricultor produzca durante un día
laboral es equivalente a lo que el artesano produzca en el
mismo lapso de tiempo.
Ahora bien, Marx explica en El Capital que la
medida con la que se mide el valor de cambio de una
mercancía, esto es, el tiempo necesario para elaborarla, no
es una medida ‘absoluta’ que expresa el tiempo
efectivamente gastado por algún productor individual
29
para elaborarla, sino que se trata de una medida
socialmente determinada:
Podría dar la impresión que... cuánto más flojo u
torpe un hombre, tanto más valiosa su mercancía, ya
que necesita tanto más tiempo en fabricarla. Sin
embargo, el trabajo que forma la sustancia de los
valores, es trabajo humano por igual. ... La fuerza
de trabajo entera de la sociedad... vale aquí como
una y la misma fuerza de trabajo humana, aun
cuando consiste de innumerables fuerzas de trabajo
individuales. Cada una de estas fuerzas de trabajo
individuales es la misma fuerza de trabajo humana,
siempre y cuando posee el carácter de una fuerza de
trabajo social promedia, y actúa como tal, quiere decir,
siempre y cuando necesita para la fabricación de una
mercancía tan sólo el tiempo promedio necesario o
tiempo de trabajo socialmente necesario. (9)
Por ende, es solo el tiempo de trabajo socialmente
necesario para elaborar un valor de uso, el que
determina su valor de cambio (10).[ ...] Mercancías
que contienen cantidades de trabajo equivalentes o
que pueden ser producidas en el mismo tiempo de
trabajo, tienen, por ende, el mismo valor de cambio.
(11)
El cambio, intercambio o trueque está entonces
fundamentado en la equivalencia. La propia esencia
del intercambio es la equivalencia o contraprestación
exacta. La medida objetiva que rige el intercambio
en cualquiera de sus formas es la cantidad de trabajo
gastado en la elaboración de un producto; cantidad que
30
se mide en términos de tiempo de trabajo socialmente
necesario. Un artesano quien, en comparación con un
colega, necesita el doble del tiempo para fabricar un
producto, no produce una doble cantidad de valor. La
lentitud o ineficacia de este artesano no podrá ser
recompensada con un crecimiento de valor.
Una sociedad basada en este principio obviamente no
duraría mucho tiempo. Es por eso que el valor (de
cambio) de una mercancía no es determinado por la
cantidad de trabajo efectivamente gastada por un
productor individual, sino por el tiempo promedio,
socialmente necesario para la fabricación de esta
mercancía.
Y es por esta misma definición que el valor de cambio
de una mercancía no permanece estable o constante en
el tiempo, ya que el tiempo promedio, socialmente
necesario para su fabricación se reduce en la medida en
que crece la productividad del trabajo en general.
En palabras de Marx:
El valor de cambio de una mercancía permanecería,
por ende, constante si el tiempo de trabajo necesario
para fabricarla sería constante. Este último, sin
embargo, cambia con cada cambio en la fuerza
productiva del trabajo. (12)
De manera general: Tanto mayor la fuerza productiva
del trabajo, tanto menor el tiempo de trabajo necesario
para fabricar un artículo, tanto menor la masa de
trabajo cristalizado en él, tanto menor su valor. (13)
31
III. Origen y funcionamiento
del capitalismo
Génesis del capital
En la producción simple de mercancías los
campesinos y artesanos acuden al mercado para
obtener mediante el trueque una mercancía que ellos
mismos no pueden producir pero la que necesitan
para satisfacer una necesidad inmediata. O sea,
venden un producto para obtener otro en cambio. Es
así como su actividad en el mercado se deja resumir
en la siguiente fórmula: vender para comprar. Tanto al
inicio como al final de su operación en el mercado se
encuentra una mercancía, siendo el dinero el facilitador
de la operación: mercancía — dinero — mercancía (M-DM).
El dinero, en un principio, no es nada más que un
medio de canje socialmente reconocido para facilitar el
comercio de trueque. También se le llama ‘equivalente
general de mercancías’. En su esencia, el dinero no es
otra cosa sino una mercancía especial con la que todas
las demás mercancías podrán ser intercambiadas.
Sin embargo, con la aparición del dinero aparece
también el propietario del dinero, el usurero o mercader,
33
quien se diferencia del simple productor-propietario de
mercancías. El mercader ejerce otro tipo de actividad
en el mercado que el campesino o artesano común
y corriente. El mercader compra para vender, para
disponer al final de su transacción de un valor superior
que aquél con el que comenzó su transacción. La
actividad del mercader en el mercado se deja, por ende,
resumir en la siguiente fórmula: comprar para vender:
dinero- mercancía — dinero + (D-M-D + ). La actividad
del mercader consiste entonces en incrementar la
cantidad de dinero que tiene, por un plus-valor, por una
plusvalía. El objetivo de su actividad en el mercado no
es la satisfacción de una necesidad, sino la acumulación
de riqueza.
El capital en su forma más elemental es capital
monetario: Se trata de un valor (monetario) que es
ampliado por un plus-valor, el que, a su vez, tiene el
fin de obtener otro plus-valor, y así sucesivamente. Sin
embargo, hay que recordar aquí que el capital, lejos de
dejarse reducir a un ‘montón de monedas’ acumulado,
siempre tiene que ser comprendido en su contexto
socio-histórico como un conjunto de relaciones sociales
entre seres humanos las que permiten en primer lugar
que unos pocos propietarios de capital se apropien
efectivamente de la plusvalía producida por los demás.
Capital y capitalismo
Es importante señalar que ‘capital’ y ‘capitalismo’ (o
modo de producción capitalista), no son lo mismo. El
capital en forma de capital monetario y comercial ha
34
existido mucho antes del nacimiento del propio modo
de producción capitalista en Europa occidental de los
siglos XV y XVI. Antes de la aparición del capitalismo
mismo, en el que el capital opera directamente en el
ámbito de la producción de mercancías, este ha existido
en forma de capital monetario y comercial ‘fuera’
de la propia esfera de producción, quiere decir, en
el ámbito del comercio o distribución. En el largo
período histórico que constituye la acumulación
originaria del capital monetario y comercial, el
propietario del capital es usurero o comerciante
quien presta o compra con el objetivo explícito de
obtener una ganancia. Este tipo de propietario de
capital monetario o comercial posee riqueza en forma
de dinero y mercancías, más todavía no posee ni
monopoliza los medios sociales de producción.
Históricamente, la ganancia del capital monetario y
comercial está basada en el robo, el fraude, la
piratería y el comercio de esclavos. La acumulación del
capital comercial se efectúa básicamente mediante la
compra de mercancías en regiones distantes a un
precio por debajo de su valor, y la posterior venta de las
mismas por un precio por encima de su valor. Lo que es
importante notar aquí es que este tipo de acumulación
equivale a una transferencia de valor, esto es, a una
apropiación de los ingresos de una parte de la
sociedad, por otra. Una plusvalía que proviene de una
transferencia de valor no incrementa la riqueza total
de la sociedad: Simplemente, unos pierden lo que
otros ganan.
Sin embargo, con la penetración del capital al ámbito
35
de la producción misma, se efectúa un cambio radical
en el proceso de la acumulación: el propietario del
capital (como clase social), se convierte en propietario
de los medios sociales de producción y su plusvalía o
ganancia ya no se basa en una transferencia de valor,
sino, está siendo producida o generada directamente
en el proceso de producción mediante la explotación
de la fuerza de trabajo del trabajador.
Finalmente y aunado a la penetración del capital
al ámbito de la producción, queremos recordar que
existen tres factores que constituyen las precondiciones
para la aparición del capitalismo moderno. Primero,
la separación de los productores de sus medios de
producción y de sus productos de trabajo, con lo que se
les quita el control sobre su sustento de vida y base de
existencia misma. Segundo, la formación de una clase
social de propietarios de capital o capitalistas que tiene
el monopolio de la propiedad privada sobre los medios
sociales de producción; y, tercero, la transformación de
la fuerza de trabajo humana en una mercancía que se
compra y se vende en el mercado.
¿Qué es la plusvalía?
Ahora bien, ¿qué es y cómo exactamente se genera
la plusvalía en el capitalismo? Recordemos que a
partir de la aparición de un excedente social estable
en las sociedades precapitalistas como resultado
de un aumento en la productividad del trabajo en
combinación con un determinado grado de la división
del trabajo, la producción social se divide en el producto
36
necesario por un lado (el que sustenta a los propios
productores), y en el excedente o plus-producto social
por otro lado (del que se apropia y el que sustenta a la
clase dominante). La fuente del excedente social es el
plus trabajo o trabajo adicional, que no es otra cosa que
trabajo sin contraprestación o trabajo no remunerado.
Este mismo principio sigue operando en el capitalismo:
La fuente de la plusvalía es el plus trabajo, escondido
detrás de unas relaciones de mercado aparentemente
‘libres’ e ‘iguales’, en las que reina la compra-venta
generalizada de mercancías, inclusive del trabajo
mismo, más preciso, de la fuerza de trabajo, convertida
en mercancía.
El punto decisivo aquí es precisamente que en el
capitalismo, la fuerza de trabajo ha sido convertida en
mercancía. Como toda mercancía, la fuerza de trabajo
tiene un valor de uso y un valor de cambio. El valor
de uso de la mercancía: ‘fuerza de trabajo’ es el de
generar plusvalía. El valor de cambio de la mercancía:
‘fuerza de trabajo’ corresponde a la cantidad de trabajo
socialmente necesario para reproducirla, expresado
en la cantidad de mercancías que el trabajador tiene
que consumir para mantenerse vivo y poder seguir
vendiendo su fuerza de trabajo. El salario que devenga
el trabajador corresponde esencialmente a esto, nada
más: la reproducción de la fuerza de trabajo. Es así
como el capitalista compra la fuerza de trabajo por un
salario cuyo valor es inferior al nuevo valor generado
por esta fuerza de trabajo. El trabajador genera nuevos
valores en la medida en que emplea su fuerza de
trabajo para la producción de mercancías en la fábrica
37
de su patrón. Sin embargo, el trabajador tiene que
trabajar por más tiempo que el tiempo socialmente
necesario para reproducir su propia fuerza de trabajo,
o, lo que es lo mismo, para generar el equivalente de su
salario ( =valor de cambio de todas las mercancías que
él necesita comprar para restituir su fuerza de trabajo
física). De esta manera, mediante un trabajo
adicional o plus-trabajo, el trabajador genera la
plusvalía, que no es otra cosa que la diferencia del
valor efectivamente generado por su fuerza de trabajo y
el valor (de cambio) de esta misma fuerza de trabajo.
La gran diferencia entre todas las sociedades
precapitalistas y el propio capitalismo consiste en que
la acumulación de riqueza en las manos de las clases
dominantes precapitalistas es principalmente limitada,
mientras que en el capitalismo, la acumulación es
prácticamente ilimitada. El fin último de la acumulación
precapitalista era el consumo y la acumulación de
tesoros con miras a un consumo futuro por parte de
las clases dominantes. El fin último de la acumulación
capitalista es la capitalización de la plusvalía o
acumulación del capital, valga la redundancia, y se crean
así las condiciones para un crecimiento principalmente
ilimitado de las fuerzas productivas. El consumo
limitado de las clases dominantes precapitalistas cede
el lugar a la voracidad ilimitada de la acumulación del
capital.
Características específicas de la economía
capitalista
Entre las características específicas más importantes
38
que determinan el funcionamiento de la economía capitalista figuran, primero, el hecho de que toda producción esté orientada y destinada a la venta en el
mercado. El capitalismo no es otra cosa que producción
generalizada de mercancías, lo que implica
automáticamente que toda mercancía producida tiene
que ser vendida ya que de lo contrario, los capitalistas no
podrán obtener la plusvalía producida por los
trabajadores y ‘encerrada’ en las mercancías. La
segunda característica específica es que toda
producción se efectúa bajo unas relaciones de
producción determinadas por la propiedad privada de
los medios sociales de producción. No es la sociedad
en su conjunto la que dispone de los medios de
producción sino los intereses particulares de
capitalistas o grupos de capitalistas, cuyas decisiones en
el ámbito económico afectan a la sociedad entera sin
que esta tenga control alguno. En tercer lugar destaca
el hecho de que la producción en el capitalismo opera
de manera como si el mercado fuese ilimitado y está
sujeta además a la dinámica coercitiva de la
competencia, ya que cada capitalista individual trata
de obtener la ganancia máxima y de apropiarse de la
mayor parte del mercado, sin considerar las decisiones
que otros capitalistas podrían tomar en el mismo
área de inversión y lo que puede incidir
negativamente en la coyuntura (sobreproducción).
Cuarto, lejos de ser una producción destinada a
satisfacer necesidades humanas, el único objetivo de
la producción capitalista es el de obtener la ganancia
máxima. El capitalista no consume la totalidad de su
ganancia de manera improductiva, sino sólo una parte.
39
La otra parte la tiene que reinvertir para poder ampliar
su producción si quiere seguir vendiendo
mercancías y generando ganancia. La competencia
lo obliga a aumentar sus inversiones constantemente
para obtener la maximización de la ganancia, es decir,
para poder vender más económico, bajar los costos de
producción y emplear más máquinas para ahorrar
mano de obra y, con ello, gastos en salarios. La
producción capitalista es tanto producción de
ganancias como acumulación de capital al mismo
tiempo. La lógica inherente al capitalismo dicta que
la mayor parte de la plusvalía sea invertida o
acumulada como capital adicional en forma de
máquinas, edificios, materia prima y fuerzas de
trabajo adicionales, o sea, conduce a una constante e
inexorable ampliación de la producción.
Explotación: plusvalía absoluta,
plusvalía relativa
En el proceso de acumul aci ón del capital se
distinguen dos partes que lo componen: Por un lado,
están los medios y el material de trabajo que son
los medios de producción en manos del capitalista,
parte denominada ‘capital constante’ ya que su valor
permanece constante. Por otro lado, está la fuerza de
trabajo, la que el capitalista compra para aprovecharse
de su capacidad de producir más valor que el de su
propio costo, parte denominada ‘capital variable’ ya
que su valor es variable. La única parte pues que
produce plusvalía es el capital variable, la fuerza de
trabajo viva, humana. Es por eso que el capitalista,
bajo el látigo de la competencia y en su afán de
obtener ganancias máximas, trata de reducir los costos
de producción a un
40
mínimo y gastar lo menos posible en salarios.
La economía política marxista señala dos métodos
principales por medio de los cuales el capitalista logra
bajar sus costos de producción. Estos son:
a) El incremento de la plusvalía absoluta, que
significa la prolongación de la jornada laboral
manteniendo el mismo salario; o la reducción de
los salarios manteniendo la misma j ornada
laboral; o la intensificación del trabajo
manteniendo la misma jornada y el mismo salario.
b) El incremento de la plusvalía relativa, que presupone
un aumento generalizado de la productividad del
trabajo en el ámbito de la producción de víveres,
de modo que el trabajador promedio industrial logre
reproducir el valor de estos bienes en, por
ejemplo, 3 horas en lugar de 5. Con ello y durante
la misma jornada laboral de 8 horas, la plusvalía se
incrementa por dos horas, de 3 horas de plus
trabajo a 5 horas de plus trabajo.
Los Salarios en el capitalismo
Recordemos que unos de los puntos claves en el
capitalismo es que la fuerza de trabajo haya sido
convertida en mercancía, con lo que su valor de cambio
está determinado por la cantidad de trabajo socialmente
necesario para producirla (o reproducirla en este caso),
expresada en mercancías. El valor de cambio de la
fuerza de trabajo equivale entonces al valor de todas las
mercancías que el trabajador necesite consumir para
restituir su fuerza de trabajo y poder seguir vendiéndola
41
en el mercado.
Ahora bien, hay algo que distingue el valor de cambio
de la mercancía: ‘fuerza de trabajo’ del valor de
cambio de todas las demás mercancías. Lo específico
del valor de cambio de la mercancía: ‘fuerza de
trabajo’ es que consiste de dos elementos, uno fijo y uno
variable. Por un lado, el elemento fijo es aquél
componente que se refiere al valor del conjunto de las
mercancías absolutamente necesarias para mantener
vivo la fuerza física del trabajo; a este componente se le
denomina ‘mínimo físico’. Por otro lado, el elemento
variable, también denominado ‘histórico-ético’ es
aquél componente que se refiere al valor de aquellas
mercancías que, dentro del estándar de vida normal en
una determinada época histórica, se ubican ‘por encima’
del mínimo físico, es decir, son de alguna manera
‘prescindibles’. Este componente está siendo
determinado por el desarrollo histórico de la
constelación de fuerzas entre capital y trabajo, en otras
palabras, por la lucha de clases.
El salario es el precio de mercado de la fuerza de
trabajo. Como todo precio de mercado, oscila alrededor
del valor de cambio de las mercancías. A su vez, las
oscilaciones de los salarios son determinados por las
fluctuaciones que se dan en lo que Marx llama el
‘ejercito de reserva industrial’. Por ejemplo, en tiempos
de crisis prolongada, cuando hay un desempleo
constante y masivo, los salarios suelen permanecer
por debajo del nivel del valor de cambio de la fuerza
de trabajo, acercándose al mínimo físico. Sin
embargo y al final de un período largo de desempleo
generalizado, bien sea por razones de un proceso de
industrialización o
42
debido a una emigración de una parte de la población
hacia otros países, los salarios pueden subir y ubicarse
por encima del valor de la fuerza de trabajo. Esto
sucede también como resultado de intensas luchas
laborales con fines de subir el nivel de vida socialmente
reconocido. En su totalidad, las fluctuaciones del
‘ejercito de reserva industrial’ dependen de la propia
lógica de la acumulación del capital, esto es, de los
ciclos económicos y de la sustitución progresiva del
trabajo físico, vivo, por máquinas o ‘trabajo muerto’.
Dado que el crecimiento de los salarios nunca
corresponde al crecimiento de la productividad del
trabajo y de la capacidad productiva en general, se abre
una brecha cada vez más grande entre las necesidades
inmensamente ampliadas (‘artificiales’)
g e n e r a d a s p o r la creciente productividad del
trabajo, y la posibilidad de que los trabajadores
puedan satisfacerlas con los salarios que devengan.
Es en este contexto que la economía política
marxista habla de la pauperización relativa de la clase
trabajadora. Sin embargo, existe una parte de la
población en la sociedad capitalista que ha sido
expulsada del proceso de producción por la misma
lógica capitalista y que sufre, en su condición de
desempleados permanentes, ancianos, veteranos de
guerra, minusválidos, enfermos, etc., una pauperización
absoluta.
Leyes de desarrollo del capitalismo
La economía política marxista nos señala que
debido a las peculiaridades del funcionamiento de la
economía
43
capitalista, esta se desenvuelve en su dinámica según
determinadas ‘leyes’ de movimiento o desarrollo.
Estas leyes de movimiento son la concentración y
centralización del capital, la progresiva proletarización
de la población trabajadora, el crecimiento de la
composición orgánica del capital, la caída tendencial de
la tasa promedia de ganancia y la socialización objetiva
de la producción.
En cuanto a la concentración y centralización
del capital, destaca que la competencia
conduce a que solamente las más grandes de las
empresas competidoras sobrevivan, esto es, las que
dispongan de la mayor cantidad de capital, de
tecnología de punta, etc. Las grandes empresas
devoran a las pequeñas y el tamaño promedio de las
grandes empresas crece continuamente, lo que equivale
a la concentración del capital. Aquellas empresas que
han sido destruidas por sus competidores a menudos
desaparecen en la fusión hostil con estos, lo que
corresponde con la centralización del capital. La
concentración y centralización del capital significa, al
mismo tiempo, la reducción, en cantidad, de las
empresas de la pequeña y mediana industria o la
desaparición
progresiva
de
los
‘pequeños’
propietarios de capital. Esto significa a su vez que
aquella parte de la población que está obligada de
vender su fuerza de trabajo para poder sobrevivir,
crece constantemente. Independientemente de que
los salarios sean magros o abundantes, nunca dejan
de tener la sola función de satisfacer las
necesidades diarias y a lo mejor cubrir algunos
bienes de consumo duraderos de los asalariados. Los
salarios nunca permitirán al trabajador
44
acumular una fortuna, ni mucho menos fundar una
empresa que sea competitiva en el mercado capitalista
global. En este contexto la economía política marxista
habla de la proletarización progresiva de la población
trabajadora.
En cuanto a la tercera ley de movi miento, el
crecimiento de la composición orgánica del capital,
cabe recordar que el capital está compuesto de dos
partes, el capital constante (invertido en forma de
máquinas, edificios, materias primas, etc.) cuyo valor
permanece constante dentro del proceso de producción
y está siendo conservado por la fuerza de trabajo, que
transfiere una parte del mismo al valor del producto
final. La otra parte es el capital variable o la fuerza de
trabajo viva, humana.
La relación entre el capital constante y el capital
variable es de doble carácter: consiste, por un lado,
en una relación técnica en cuanto que las máquinas
necesitan procesar materias primas y tienen que ser
operadas por trabajadores. Por otro lado, tiene carácter
de una relación de valor referente a la cantidad
necesaria de trabajadores para operar una determinada
cantidad de máquinas, etc. Esta relación de doble
carácter se llama la composición orgánica del capital.
Ahora bien, sucede, que con el desarrollo del
capitalismo industrial la composición orgánica del
capital tiende a ‘crecer’, quiere decir, el capital
constante — máquinas, edificios, materia prima — crece
relativo a la parte variable, que es la fuerza de trabajo
viva. Es así como el ‘trabajo muerto’ — la máquina
— sustituye al trabajo vivo, y con
45
ello la única fuente de la plusvalía, ya que solo el capital
variable o la fuerza de trabajo viva, humana, genera.
ganancia mediante el plus trabajo.
El resultado de la creciente composición orgánica
del capital es la caída tendencial de la tasa promedia
de ganancia. La ganancia tiene la tendencia de caer
en relación a la masa total del capital, ya que sólo el
capital variable produce plusvalía, aunque hay que
señalar que existen tendencias contrarias que
reviertan o suavizan temporalmente la caída
tendencial de la tasa promedia de ganancia, como
por ejemplo la explotación intensificada de los
trabajadores por los métodos anteriormente
mencionados.
Finalmente, la economía política marxista considera
como lado potencialmente positivo de la acumulación
del capital, la socialización objetiva de la producción,
lo que quiere decir que por primera vez en la historia
humana existe efectivamente una infraestructura
económica y tecnológica entrelazada a escala mundial,
que puede servir a la humanidad como fundamento
de una posible, futura sociedad socialista basada en
la cooperación, en la solidaridad y la planificación
consciente de la producción a escala mundial.
Las contradicciones internas más resaltantes del modo
de producción capitalista son, primero, la organización
cada vez más planificada y consciente de la producción
dentro de las empresas capitalistas particulares,
frente a la anarquía de la producción capitalista en
general; segundo, la socialización objetiva de la
producción
46
frente a la propiedad privada de los medios sociales
de producción y la apropiación privada de la ganancia
producida; tercero, la constante ampliación de las
fuerzas de producción frente a la limitación salarial y
del consumo de las grandes masas laborales; cuarto, el
potencial liberador del progreso de la ciencia y tecnología
frente a su transformación en fuerzas destructivas en
forma de tecnología bélica al servicio de la acumulación
del capital y quinto, las crisis recurrentes y luchas de
clases inevitables que socavan las condiciones de una
acumulación ‘normal’ o ‘pacífica’ del capital.
Crisis periódicas de sobreproducción
Quizás el fenómeno más perverso que se da de una
manera inevitable en el modo de producción capitalista
es el de las crisis periódicas de sobreproducción. Las
crisis en el pasado, en las sociedades precapitalistas,
solían ser interrupciones de la producción social por
razones de escasez causada por catástrofes
naturales o sociales como cosechas insuficientes,
epidemias, enfermedades, guerras, etc.
En la sociedad capitalista las crisis o interrupciones de
la producción social se dan por razones de abundancia o
sobreproducción cuando las mercancías no encuentran
quienes las compren. Entre las causas de las crisis
periódicas de sobreproducción en el capitalismo
figuran, el desarrollo principalmente ilimitado de
las fuerzas productivas frente a un poder de compra
principalmente limitado de la masa de consumidores;
la caída de la tasa de ganancia y la anarquía de
47
la producción capitalista en general. Las crisis de
sobreproducción conducen a una especie de reacción
en cadena en la que a la caída de precios le sigue la
bancarrota de empresas, la pérdida de valor del
capital y el desempleo. Perversamente, las crisis
económicas en el capitalismo que acarrean
desempleo y miseria y que desvelan de un solo
golpe la inmensa cantidad de trabajo o producción
social desperdiciada, tienen una función de ‘ajuste’
que se efectúa sobre las ruinas y miserias: la misma
depresión en la que el ‘ejército de reserva industrial’
engrosa sus filas por millones de personas que han
perdido su trabajo, es aprovechada por el capital para
explotar al máximo a la fuerza de trabajo, lo que
conduce a un nuevo auge de la tasa de ganancia y de la
acumulación del capital.
El movimiento cíclico de la producción capitalista
con sus etapas consecutivas: recuperación, auge, alta
coyuntura, crisis, depresión, constituye una característica
singular del modo de producción capitalista; ningún
otro modo de producción en la historia humana la
ha conocido. Sin embargo, hay un elemento positivo
en relación a las crisis económicas en el capitalismo:
pueden conducir, y efectivamente conducen, una y otra
vez, a unas crisis sociales y políticas de proporciones
explosivas, ya que demuestran la inviabilidad y lo
absurdo del sistema capitalista y, con ello, la necesidad
imperativa de su pronta superación.
48
Notas
(1) K. Marx, Kapital I, MEW 23, 58, nuestra
traducción.
(2) K. Marx, Kapital I, MEW 23, 193, nuestra
traducción.
(3) K. Marx, Kapital I, MEW 23, 333; nuestra
traducción.
(4) K. Marx, Kapital I, MEW 23, 333., nuestra
traducción
(5) K. Marx, Theorien über den Mehrwert I, MEW
26.1, 19, nuestra traducción.
(6) Ernest Mande], en su Introducción al Marxismo,
hace referencia a la antropóloga Margaret Mead,
quien señala los costumbres del pueblo Arapech en
Papua-Nueva Guinea, según los que el excedente
social es apropiado por todos los miembros de la
comunidad mediante una gran fiesta que dura
hasta que se haya consumido el plus-producto
entero. Con ello se pretende -de una manera muy
simpática por cierto - evitar el acaparamiento de
riquezas en manos de unos pocos y con ello la
aparición de una casta o clase social dominante.
(7) Aquí hay que destacar que la división natural
del trabajo según género y edad ni significa, ni
fundamenta, ni justifica discriminación social
alguna, como lo quieren hacer ver quienes
propagan, por ejemplo, la tesis de la ‘superioridad
biológica’ del hombre ante la mujer
(8) K. Marx, Deutsche Ideologie, MEW 3, 21f., nuestra
traducción.
49
(9) K. Marx, Kapital 1, MEW 23, 53, nuestra
traducción.
(10) En el texto original, Marx opera con el
término ‘cantidad-valor’ (Wertgroesse) para
denominar el valor de cambio de una
mercancía.
(11) K. Marx, Kapital 1, MEW 23, 54, nuestra
traducción.
(12) K. Marx, Kapital 1, MEW 23, 54, nuestra
traducción.
(13) K. Marx, Kapital 1, MEW 23, 55, nuestra
traducción.
50
Bibliografía utilizada
Karl Marx, Das Kapital, Band 1, MEW 23, Dietz
Verlag, Berlin 1972
Karl Marx, Theorien über den Mehrwert I, MEW
26.1, Dietz Verlag, Berlin 1965
Karl Marx, Die Deutsche Ideologíe, MEW 3,
Dietz Verlag, Berlin 1969
Ernest Mandel, Einführung in den Marxismus,
ISP Verlag, Frankfurt am Main 1984.
Bibliografía recomendada
P Nikitin, Economía Política, Gráficas Modernas,
Bogotá 2004.
Ernest Mandel, Tratado de Economía Marxista, 3
Tomos, Serie Popular Era 52, 53 y 54 respectivamente,
México1978.
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