4. La primavera de esperanza de Hugo Chávez amenazada por el invierno fascista global Lo que nos ha sucedido durante los cinco siglos pasados y lo que hoy está en el orden del día en América Latina en general y en Venezuela en particular, lo ha descrito elocuentemente Percy B. Shelley en el siguiente poema: Levántense como leones después del descanso En cantidades inconmensurables Arrojen sus cadenas al piso como el rocío Que en sueños ha caído sobre ustedes Vosotros sois muchos - ellos son pocos. (1) Y fue Charles Dickens, el famoso autor británico, en su Cuento de dos ciudades en el que retrató a París y Londres, a la Revolución Francesa y la Revolución Industrial, quien nos ha indicado qué es lo que realmente sucede en épocas turbulentas durante tiempos de revoluciones sociales, intra-sistémicas. „Era la mejor de las épocas, era la peor de las épocas; era la edad de la sabiduría, era la edad de la insensatez; era la época de la creencia, era la época de la incredulidad; era la temporada de la luz, era la temporada de la oscuridad“. (2) __________________________________________ (1) http://www.spartacus.schooinet.co.uk/PRshelley.htm, revisado 22/03/07. (2) http://en.wikipedia.org/wiki/A Tale of Two Cities, revisado 22/03/07. 43 Así comienza la historia de París en su época revolucionaria burguesa, en contraste con la contaminada Londres, metrópoli industrial-capitalista. En Europa, lo que seguiría era una época de revoluciones sociales en la que el sacrificio personal de hombres valientes como Simón Bolívar, Francisco de Miranda, Graccus Babeuf, Auguste Blanqui, Michail Bakunin y Carlos Marx fue una cuestión de honor y de lealtad humana a una causa noble, revolucionaria. Era una época en la que un capitalista estaba orgulloso de ser un explotador ateo y en la que un revolucionario declaraba abiertamente ser socialdemócrata, comunista. No era todavía la edad de la traición inescrupulosa, de los engaños, rumores, mentiras y corrupción, en la que merodeaban los ‘Chavistas sin Chávez’ sembrando confusión ideológica y en la que marxistas o socialistas marchaban detrás de la santa cruz de Jesucristo, o en la que unos cristianos radicales se escondían en las catacumbas del comunismo primitivo, estudiando la Biblia Secreta y El Capital. No era todavía la edad de los cardenales lobos, de los ‘adecos en sotanas’, que suelen aparecer en ropaje de oveja santa llevando el diablo por debajo, ni de ex-combatientes guerrilleros haciendo la paz con el verdugo. Se estaba lejos todavía de la era en la que nadie realmente sabe quién es quién ni qué es qué. Eran los finales del siglo XVIII, la época de la conciencia de clase y de la justicia burguesa europea, del ‘reino del terror’ burgués en el que imperaba la ley de la guillotina capitalista. Hoy, en nuestra propia época, en la que se perfila el venidero fascismo mundial yanqui, en el mejor de los casos las palabras dialécticas de Dickens retratan nuestra actual situación revolucionaria: ... Era la primavera de la esperanza, era el invierno de la desesperación, teníamos todo ante nosotros, no teníamos nada ante nosotros, todos íbamos directo al cielo, todos íbamos directamente en dirección contraria“. (3) ______________ (3) ibid. 44 Sin embargo, con nuestros propios conceptos, pongamos a Dickens al día: Hic et nunc, aquí y ahora, tenemos el amanecer, el ALBA, la emancipación transhistórica ante nosotros; es la aurora de la naturaleza humanizada y de la humanidad naturalizada, es la aurora del éxodo, del cruce del Rubicón. Creativamente estamos superando, sobrepasando este modo de destrucción universal capitalista, cuyas autoridades más ruidosas lo llaman ‘globalización’. iAlea jacta est! - ¡La suerte está echada! En el 2007 estaremos pasando el Rubicón y tendremos que escoger entre la caída estrepitosa al abismo del ‘más-de-lo-mismo’, o profundizar nuestra revolución construyendo una vanguardia socialista. Esta última implicaría la unión de todos los trabajadores en Venezuela e incluso América Latina en autodefensa de la Revolución Bolivariana en camino al socialismo. Implicaría defender a capa y espada a Hugo Chávez Frías, quien no es ni santo ni tampoco diablo, ni mucho menos un Mesías, sino simplemente la máxima expresión del anhelo de las masas oprimidas por salir de su miseria. En este momento histórico las contradicciones se agudizan y no nos dejan, por ahora, ninguna otra opción: Es el propio capitalismo, el mismo fascismo, el que nos dice: ‘O bien usted está con el Hermano Mayor o con Hugo Chávez’. ‘O bien está con nosotros, o bien contra nosotros’. A nuestro modo de ver, la ‘solución definitiva’ (o Endlösung como la llamara Hitler) para el imperialismo mundial del siglo XXI en función de mantener a raya a pueblos insubordinados y para apoderarse de los recursos más importantes del planeta, está contenido en la siguiente ‘fórmula’ la que hemos escuchado, entre líneas, una y otra vez por parte de los voceros de la administración Bush: Si usted está contra nosotros, le invadiremos, destruiremos todo lo que usted tenga, le contaminaremos sus suelos, su aire y sus aguas por milenios por venir con radioactividad, le destruiremos su genoma y su pueblo no podrá reproducirse más nunca, desaparecerá del mapa; le torturaremos y le asesinaremos. Recuerde, que históricamente somos nosotros, las clases dominantes, los capitalistas y nuestros lacayos en todas partes, quienes tenemos la más grande experiencia 45 y experticia en asuntos de conquista, militarización, genocidio y lavado de cerebro. Somos expertos en exterminio físico y mental. Lo que Hitler hizo con los judíos, con los comunistas, con los negros y los gitanos en los campos de concentración será poco en comparación con lo que hemos empezado a hacer en Afganistán e Irak, y lo que tenemos previsto hacer en Irán y Venezuela. Se sorprenderá cuán rápido y eficiente le eliminaremos con una nueva generación de armas de destrucción masiva de cuya existencia usted no tiene ni la más remota idea. Ante este sombrío panorama global, parece que las palabras del Jesucristo bíblico recobran vigencia para la Revolución Bolivariana: Muchos revolucionarios son llamados, pocos son los elegidos. No todos los que gritan ‘¡Chávez, Chávez!’, entrarán al reino del socialismo científico, filosófico y emancipador del tercer milenio. De hecho, muchos ‘ex -revolucionarios’ vueltos nuevos ricos han engrosado las filas de quienes han saltado del barco y están nadando desesperadamente hacia la ‘tierra prometida’, hacia el asilo dorado en ‘Miamilandia’ o hasta en el Vaticano... Nunca en la historia ha ocurrido jamás una revolución pacífica; nunca ninguna clase dominante ha bajado de su trono pacíficamente para darle las riendas a su adversario de clase. Es por eso que hay que tomar conciencia que la lucha será violenta, y no precisamente por que a los revolucionarios les guste la violencia. Frantz Fanon, en su libro Los Condenados de la Tierra, nos ha explicado con claridad de qué se trata en cuanto a la contra-violencia emancipadora, la autodefensa popular revolucionaria y emancipatoria se refiere. Lo que pasa en Venezuela es que la verdadera revolución, aun cuando ciertamente ya ha empezado, todavía está por ser llevada a término. Estamos en plena revolución porque los trabajadores, los empleados, los campesinos, los buhoneros, las amas de casa, los jóvenes, los estudiantes, los funcionarios del Estado, todos y todas, en todos lugares y en cualquier momento, hablan y se preocupan por la política, son politizados, han adquirido una conciencia política. Sin embargo y para llevar a `feliz término’ la revolución, tendremos que adquirir una conciencia de clase, tendremos que organizarnos políticamente en función de la lucha de clases. Sólo entonces podremos decir que, 46 ahora sí, estamos bien encaminados hacia la revolución socialista-marxista del siglo XXI propulsada por una vanguardia popular-socialista a través de la lucha de clases y la conciencia de clase. Pero entonces, la guerra contra los intereses establecidos dentro del país, viejos y nuevos, y luego la guerra global contra el fascismo mundial será la más violenta, la más sangrienta guerra de clase que el mundo haya experimentado jamás. ¿Por qué? Porque el adversario de clase es brutal, cínico, violentísimo, recorre al chantaje y luego y si no le funciona, al exterminio abierto. Cuba, México, Bolivia, Ecuador, Colombia y Venezuela; Afganistán, Irak, Irán, Palestina, Líbano y Siria vienen a la mente como ejemplos para países sometidos al chantaje o candidatos para el exterminio. Por eso, sería altamente irresponsable por no decir mortal si no comenzáramos cuanto antes a planificar y organizar nuestra auto-defensa popular revolucionaria. De hecho, ya casi es demasiado tarde. Sin embargo, las revoluciones no son moscas de un día, sólo pasatiempos en tiempos de paz. Son permanentes, ellas flamean en períodos de guerra y de paz, por lo tanto un revolucionario no va de vacaciones mientras que una invasión militar yanqui se está fraguando ante nuestras mismas puertas. Confrontado con el peligro de la guerra, un revolucionario no traiciona a su comandante y lo sustituye por cualquier otro. 27 millones de nosotros no podemos emigrar hacia los países que conforman el grupo de `Amigos de Venezuela’, es aquí en Venezuela donde tendremos que combatir la violencia imperialista, la tortura y el asesinato de nuestros seres queridos. Así pues, mejor estemos bien preparados, psicológica, práxica y teóricamente; sólo estudien el comportamiento de Israel en el Medio Oriente, o el de los norteamericanos en Afganistán e Irak, o inclusive el de Pedro Carmona Estanga y sus compinches golpistas durante su breve toma del poder, y tendrán una idea clara de qué es lo que viene. Es pertinente recordar que sólo las revoluciones con carácter verdaderamente proletario están en peligro y han sido severamente atacadas en la historia; recordemos el caso de Rusia, que fue tan ferozmente atacada por el capitalismo, y recordemos los casos de Cuba, Chile, Vietnam, Yugoslavia, Argelia, y también y recientemente, 47 Nepal. El capitalismo, por supuesto, nunca ha permitido que algún esfuerzo por construir una sociedad más humana y más justa, ni mucho menos un auténtico experimento socialista, prospere. Por cierto, la revolución social no es un regalo de navidad que nos viene desde arriba como maná del cielo. Si realmente deseamos hacer la revolución socialista - y esto vale específicamente para la posible transformación de la Revolución Bolivariana en una revolución auténticamente socialista -, entonces tendremos que proveer al pueblo con las armas correspondientes para su defensa masiva. Si fallamos en esto, ¡digámosle adiós entonces para siempre a todos nuestros sueños diurnos juveniles más sagrados! El peligro de una violenta invasión imperialista militar y el asunto de la auto-defensa popular forman las dos partes intrínsecas y dialécticas de la realidad y totalidad transhistórica, es decir, acompaña a todas las revoluciones sociales. Quienes creen poder hacer una revolución socialista pacífica en Venezuela sin tener que enfrentarse al más contundente ataque militar imperialista, mejor que empiecen a pensar, y mejor aún, ¡piénsenlo dos veces! Se han estado difundiendo videos ‘tipo documental’ sobre la Revolución Bolivariana en Norteamérica, cuyos autores, ex periodistas venezolanos en cooperación con la CIA, están pintando lo que está pasando en Venezuela en los colores más oscuros, autoritarios y fascistas, desfigurando totalmente la realidad venezolana y vertiendo un veneno de desinformación concentrada sobre un público norteamericano y mundial altamente manipulado, listo para caer una vez más en la eterna trampa mediática. Son unos mercenarios de la información o más bien desinformación, peligrosos delincuentes al servicio de la guerra mediática contra Venezuela. Aunado a esto, han estado apareciendo en el mercado norteamericano de los videojuegos una serie de juegos anti-venezolanos, para lavar el cerebro a los jóvenes y a la vez prepararlos ya para la venidera agresión militar contra Venezuela. Apoyar esto, es ser partidario del fascismo mundial. Desear la salida de Chávez por ‘lo malo que lo pintan en el exterior’ y por temor a una invasión, es traicionar la revolución, es tener la memoria de una piedra, es cometer alta traición contra millones de trabajadores explotados y humillados, contra todo lo que todavía 48 nos queda de humano, caluroso, tierno y amoroso. Es también alta traición contra todos los seres humanos que estamos participando en la revolución mundial y que deseamos emancipar la humanidad y evitar su extinción por gracia del capitalismo globalizado. Recordamos una vez más, que Hugo Chávez y la Revolución Bolivariana no bajaron como maná del cielo, son expresión de una determinada constelación de fuerzas de clase en la historia venezolana, como también y al mismo tiempo, forman parte de la punta del iceberg de una revolución mundial todavía pendiente. Por lo tanto, hay mucha crítica válida que se le puede hacer a la Revolución Bolivariana y al propio presidente Chávez, siempre y cuando sea constructiva y no destructora, traicionera o saboteadora. Equivocarse, errar, es humano, muy humano, y esto vale en primer lugar para alguien con una responsabilidad histórica tan grande como la que tiene Hugo Chávez. Sin embargo, los errores que pueda cometer un Hugo Chávez no son, para nada, comparables con el comportamiento erróneo crónico de un farsante como Bush, quien ocupa el cargo de `presidente’ de la nación más poderosa del mundo gracias a elecciones fraudulentas. Sin embargo, hay errores que no deben cometerse ni una sola vez. Son los errores catastróficos que se deben evitar a toda costa. Cualquier persona tiene el derecho de criticar un error que otra persona cometa, siempre y cuando no se caiga en ataques y difamaciones ad hominem, sino que se hable en nombre de la verdad, de la ciencia, de la filosofía, del marxismo, del bolivarianismo, del socialismo, de la revolución mundial y de la emancipación humana. Decir la verdad, verificable científica y filosóficamente en cualquier tiempo y cualquier lugar, esto es lo que George Orwell llamó un acto revolucionario. De esta manera y solamente de esta manera, podremos sobrepasar a nuestro propio presidente Chávez, empujándolo a que nos sobrepase nuevamente a nosotros, y así seguidamente. Volver al círculo vicioso de los ataques ad hominem, de las mentiras, del chisme y de los rumores de antaño, sería mortal para la dinámica de la revolución y por ende para la esperanza de todo un continente, de todo un mundo, de toda la humanidad. 49