TRIBUNA DE OPINIÓN Luis Miguel Palma de la Garma (*)

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TRIBUNA DE OPINIÓN Luis Miguel Palma de la Garma (*)
Lunes 18 de noviembre de 2013
La Afip ocasiona serios problemas a los exportadores en las
aduanas de Misiones y Corrientes.
Estas líneas pretenden hacer una somera descripción de las dificultades que
hoy enfrentan los exportadores argentinos en la frontera con Brasil,
especialmente en las provincias de Misiones y Corrientes. Es así que de un
tiempo a esta parte la mayoría de las exportaciones argentinas al vecino país
están siendo sometidas a un inusitado control impositivo en el preciso momento
del embarque hacia el exterior. Esto significa que una vez realizado todo el
trámite de exportación ante las aduanas de frontera (Iguazú, Irigoyen) y
estando los camiones con sus respectivas cargas prestas a liberarse en lo que
se denomina la zona primaria aduanera, la Afip les solicita la justificación de la
compra en el mercado interno de las mercaderías a exportar.
Hasta aquí, con una interpretación fiscalista, y forzando las interpretación de
las normas que rigen las facultades de la Afip, estas intervenciones son
aceptadas. Pero como veremos enseguida, en lo que respecta a sistemas de
control físico de mercaderías no es lo convenido por la República Argentina en
materia aduanera (Gatt y Mercosur) en los acuerdos internacionales que tiene
suscriptos.
El verdadero problema es que en la actual situación la mayoría, cuando no la
totalidad de las exportaciones, son detenidas sin ningún tipo de explicación ni
de plazo. Es más, muchas veces las cargas están paradas por semanas,
sujetas a la buena voluntad de la fiscalización en el lugar de compra de las
mercaderías, con el agravante de que la mayor parte de ellas son commodities
de tipo perecedero. Con el paso de los días, la intervención de la Afip puede
terminar sin ninguna observación -con la consiguiente liberación de las cargas-;
o, por el contrario, con la imputación a exportadores de infracciones tributarias
relacionadas con la validez de las facturas o a la capacidad de venta y
producción de los vendedores en el mercado interno, trámite que termina en la
mayoría de los casos con la sanción, el decomiso de la mercadería en
cuestión.
Lo cierto es que la Afip, más allá de su indiscutido poder fiscal, ha invertido el
sistema de control en el tráfico internacional de mercaderías, que es una regla
en todos los países que forman parte del Gatt y la Organización Mundial de
Aduanas. En general, el sistema aplicado en el mundo tiende a darle fluidez al
comercio exterior. Por eso el control físico de la fiscalidad en el mercado
interno debe hacerse antes del embarque. Luego el fisco puede hacer controles
complementarios, pero efectuar estas detenciones arbitrarias en frontera y en
muchos casos sin siquiera estar amparadas por un acta, es un exceso.
El problema de fondo es que la excepción se ha convertido en la regla, y en la
mayoría de los casos es sumamente perjudicial para los exportadores. Los
efectos dañosos son variados: caída de contratos, incremento de los costos de
estadía y de flete de las operaciones, vencimiento de los permisos de
embarque, aumento de los costos de despachantes y agentes de transporte en
frontera y, lo que es peor, pérdida de mercaderías por descomposición.
Ante este desolador e irregular panorama, los exportadores se ven en la
necesidad de accionar judicialmente por vía cautelar, lo que hoy por hoy es
casi un caso perdido. En otras circunstancias, deben defenderse en el marco
de la ley de procedimientos fiscales, con procesos que duran más de la cuenta
y tornan ilusorias las garantías constitucionales que amparan el derecho de
propiedad y el de trabajar. La consecuencia es que muchos exportadores
analizan el uso de la vía judicial para buscar la reparación de los daños y
perjuicios ocasionados.
En este cuadro de situación, hay funcionarios de la propia Afip que
desaprueban esta modalidad, aunque deben cumplir con las disposiciones
emanadas de la administracion central, desgastada por este tipo de medidas.
En suma, el resultado es que en el segmento exportador terminan pagando
justos por pecadores, con significativas mermas de trabajo en los flujos de
importación y exportación canalizados a través de las aduanas fronterizas de la
provincia de Misiones, la que a esta altura es notable y preocupante. Alguien
debería tomar nota y dar respuesta..
(* )Abogado espacialista en Derecho Aduanero y Tributario
Universidad Nacional de la Matanza
Los efectos dañosos son variados: caída de contratos, incremento de los
costos de estadía y de flete, vencimiento de los permisos de embarque,
aumento de los costos de despachantes y agentes de transporte y, lo que es
peor, pérdida de mercaderías.
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