Nos encontramos en el Colegio Mayor Azarbe para desarrollar una de las actividades programadas por la Comisión 8 de marzo y ACSUR Las Segovias con motivo del Día de la Mujer de 2006. Cuando hablamos entre nosotras y de nosotras, en la Comisión 8 de marzo nos gusta hacerlo en plural. Por ejemplo, preferimos decir el Día de las Mujeres en vez de el Día de la Mujer, para dejar claro algo muy obvio pero que aún hoy no ha terminado de aceptarse: que hay muchas maneras de ser mujer. El principal problema de vivir como mujer en muchos lugares del mundo es la falta de libertad para desarrollar un proyecto propio de vida personal. Socialmente se instrumentaliza a las mujeres al considerarlas destinadas a las tareas de reproducción y cuidado, es decir, a la maternidad/crianza y a las labores domésticas. Se mete en un grupo a todas las mujeres (a la Mujer), que constituyen la mitad de cualquier sociedad, y se les asigna prácticamente en exclusiva una función común: servir a la reproducción del grupo humano y a su mantenimiento. Todo el esfuerzo y el tiempo de las mujeres se debe volcar al servicio de esa finalidad. Sin embargo, la necesidad de reproducción no afecta sólo a las mujeres, sino al grupo entero, que necesita jóvenes que tomen el relevo de los mayores. La necesidad de mantenimiento también afecta a todos por igual: hombres y mujeres necesitamos comer, asearnos, descansar, reparar nuestro cuerpo a diario para poder funcionar. Ambas tareas se hacen recaer sobre la mitad femenina del grupo, que es puesta al servicio de la mitad masculina, la que se considera verdaderamente importante y con capacidad de decisión. Para justificar esa asignación descompensada se recurre a la naturalización. Se declara que “la mujer” (así, en singular genérico) está naturalmente hecha e inclinada a la realización de esas funciones. Por eso se educa y controla a las mujeres restrictivamente, para que cumplan con su “función natural”. Por ejemplo, se les hurtan posibilidades de formación, se les prohíbe hacer cosas inapropiadas, acceder a ciertas funciones o tomar decisiones por su cuenta. También se monta un imaginario ideológico y religioso para justificar esas restricciones. En consecuencia, un niño viene al mundo y es una promesa abierta de posibilidades de realización humana (aunque si su familia es muy pobre, el abanico de sus posibilidades estará casi cerrado). Pero viene al mundo una niña y llega definida “por naturaleza”. Su futuro se cierra a la función del servicio reproductivo, sexual y de cuidados. Las mujeres feministas decimos: Casarse y tener hijos es una de las muchas cosas que pueden hacer las mujeres, pero no la única. Desde esta postura, la reivindicación feminista es una reclamación de libertad positiva para las mujeres, es la reclamación de la posibilidad de trazar nosotras mismas la dirección de nuestras vidas. En este camino estamos las mujeres del mundo, demostrando por doquier nuestra capacidad para ejercer las más diversas funciones. Yo quiero pensar que llegará el día en que, en cualquier lugar, cuando una niña nazca, su madre y su padre la mirarán con la misma alegría y asombro que a su hermano, sintiendo la incógnita y la promesa que nos trae cada nueva vida humana. Desde esta valoración de la pluralidad del mujerío, nos dedicamos en la celebración de nuestro 8 de marzo a contarnos diversas maneras que tenemos de ser mujer. Mujeres de Bolivia, de Francia, mujeres españolas, mujeres inmigrantes han utilizado la fuerza narrativa de una cámara para contar lo que son. El espacio público otorga presencia y reconocimiento social. Las mujeres necesitamos estar en él para trenzar y enriquecer nuestras vidas. La mirada de una cámara multiplica por mil un espacio abierto de comunicación. De todo esto saben mucho Amal Ramsis y Silvia Chocarro. Amal hace cine con su cámara de mujer, moviéndose en un ámbito hasta hace poco cerrado para nosotras. Silvia lleva el área de comunicación de ACSUR. Creo que tenemos mucho que contarnos. PREGUNTAS a AMAL RAMSIS: 1. ¿Cómo nació tu inclinación hacia la realización cinematográfica? ¿Encontraste dificultades? ¿Cómo las has podido superar? 2. ¿Qué te gusta más mirar con tu cámara? ¿Cómo es la relación que estableces con lo que filmas? 3. ¿Cómo valoras el cine que están haciendo las mujeres en España? PREGUNTAS A SILVIA CHOCARRO: 1. ¿Cómo nació tu compromiso solidario con los valores ciudadanos y democráticos? ¿Qué encuentras en ACSUR? 2. ¿Qué valor le das al cine respecto a la comunicación, especialmente para las mujeres? 3. ¿Nos puedes hablar de alguna actividad con mujeres en la que hayas participado y te haya resultado especialmente interesante? Amal Ramsis Labib nació en El Cairo, Egipto, en 1972. Es miembro del Comité de Solidaridad con la causa Árabe (CSCA) y columnnista ocasional de la página web de este colectivo (cscaweb). Inició su formación en cine estudiando Dirección y Fotografía de vídeo para la realización de documentales en la Asociación de Cineastas Egipcias. En el año 2002 recibió una beca del Ministerio de Asuntos Exteriores español para cursar Dirección Cinematográfica en la Escuela de Cine y Televisión "Séptima Ars" de Madrid. Realizó varios documentales en su etapa de estudiante, tanto en Egipto como en Madrid. Amal Ramsis es la directora, cámara y montadora de Su documental Bass Ahlam, titulado en español 'Sólo Sueños', estos 50 minutos en los que cinco mujeres cairotas relatan sus sueños, y en los que tiene lugar la liberación onírica de la mujer egipcia, sometida a las convenciones sociales, morales y familiares que la reprimen en la estricta sociedad en la que vive. Comprometida desde el ámbito artístico, político y social con esta situación, Amal Ramsis rompe las cadenas que tratan de inmovilizar a la mujer con algo más que sólo sueños.