El mundo en 2012: Balance anual de la “primavera árabe” Escrito por Monitoreo Informativo el 27 diciembre 2012 a las 10:37 am en Monitoreo Informativo, Sociedad Tomado de la Página web: http://homozapping.com.mx/2012/12/el-mundo-en-2012-balance-anual-de-la-primavera-arabe/ De 18 países de la región del Medio Oriente y Norte de África sólo 4 han experimentado cambios de dirigencia de alguna índole. Tres de éstos ocurrieron en 2011. Sólo uno en 2012. Por contraparte, este año representó la plena transformación del movimiento social sirio en un conflicto de dimensiones internacionales, la consolidación de la primavera traicionada en Egipto, la resiliencia plena del resto de las monarquías y presidencias, y el olvido o idealización del resto del mundo que ha preferido quedarse con el cuento de las “dictaduras derrocadas en 18 días”, ignorando que los cambios fueron más la excepción que la regla y que aún en esos casos, las libertades y los derechos por los que muchos lucharon no son necesariamente un escenario consumado. El 2012 nos enseña que a la historia hay que tratarla con un poco más de paciencia. Hoy en el blog, algunos detalles. 2012 y “primavera”: resiliencia y recuperación Michel Foucault decía que a veces la historia no la hacen las grandes continuidades sino las fallas del sistema. No las reglas, sino las excepciones, los puntos de quiebre. En el 2012 quedó claro, al menos desde la perspectiva narrativa, que el de la “primavera árabe” es uno de los mejores ejemplos de esa enseñanza. Para muchos, este episodio histórico representó el “cambio” en la región, la serie de “revoluciones”, de dictaduras derrocadas una tras otra. Y sí, quizás suena más encantador ese relato que otro más parecido a la realidad, pero acá preferimos plantearlo de manera poco más cruda: Ese fenómeno histórico conocido como la Primavera Árabe consistió en una serie de protestas, manifestaciones y revueltas en diversos países de la región del Medio Oriente y Norte de África, la mayor parte de las cuales no consiguieron transformarse en movimientos sociales de masas y fueron sofocados de manera relativamente sencilla por los gobiernos de la región salvo en unas pocas excepciones. En casi todos los países, se ejerció una combinación de dádivas como reparto de dinero en efectivo o incremento en salarios de funcionarios públicos, ofertas políticas limitadas como renuncia de gabinete o elecciones parlamentarias sin alterar el statu quo, y represión brutal para quienes no se conformaron con las gracias de los gobiernos. Esta regla quedó en el 2012 suficientemente consumada como para sugerir que las pocas transformaciones han sido meramente excepcionales. Podríamos hablar de cinco excepciones. De ellas, 3 se llevan a cabo en 2011, una en 2012 (aunque fue planeada en 2011) y la quinta está en curso. Por lo tanto, 2012 no es el año de las excepciones sino el año de la consolidación de la regla. Esta regla es la resiliencia, la recuperación de la normalidad de los regímenes existentes. Las excepciones 1. Túnez. Aunque con problemas de diversa índole, quizás podríamos decir que el caso tunecino es el que más se parece al relato primaveral. Fin de una dictadura, elecciones democráticas, parlamento, presidencia y sí, también, ascenso de los islamistas. A pesar de que las condiciones estructurales en la economía permanecen en estado de crisis, este país puede ser quizás por ahora el primero y acaso el único en vivir algo que se asemejaría más a una revolución, habrá que irlo siguiendo. Este, además, fue el modelo a partir del cuál se construye la narrativa de la “primavera”. El problema es que nos quedamos pensando que como sucedió en Túnez, debe igualmente haber sucedido en todos lados, sin entender las diferencias de cada caso. 2. Egipto. En este blog hemos dado puntual seguimiento a este caso ya que representa en buena medida la traición del relato. Egipto se caracteriza más por lo que no es, o no ha alcanzado a ser, habiendo sin embargo sido eficaz en transmitir al mundo una narrativa revolucionaria. Si 2011 fue marcado en este país por el golpe de Estado disfrazado de “derrocamiento de la dictadura”, y acentuado con cambios cosméticos como las elecciones parlamentarias, el 2012 fue el año del desenmascaramiento de las menos agradables realidades: . a) La consolidación de la lucha entre dos mega-fuerzas: el antiguo régimen representado por los militares y los jueces en contra de los ascendentes islamistas. Así, en 2012 los militares disuelven el parlamento dominado por islamistas, pero éstos se consiguen hacer de la presidencia, y a manos de Morsi, un muy hábil político, consiguen negociar el regreso del ejército a sus cuarteles. 2012 es entonces el año de los acomodos, de los arreglos entre las élites, del pacto de la revolución light, una que permite a los viejos políticos, juristas, y los dueños del poder económico permanecer inmunes e intactos, siempre que dejen a los nuevos jerarcas del Islam gobernar en paz e implementar su nueva y conservadora constitución. . b) La marginación del tercero de los actores, los jóvenes liberales seculares, aquellos que iniciaron las protestas de Tahrir. . c) En ese marco, en el 2012 se consolida la lucha de este tercer actor por no quedar completamente relegado. Lo hace desesperadamente tomando las calles, e incluso peleando violentamente contra los islamistas. 3. Yemen. Ya en noviembre del 2011 el presidente Salleh había negociado su salida e inmunidad para que en su sitio quedara su vicepresidente, lo que termina sucediendo en enero del 2012. Yemen es el perfecto ejemplo de la anti-revolución, lo que la narrativa de la “primavera” prefiere omitir. Un país sin Internet ni redes sociales, donde las marchas resultan en violencia, espacios vacíos, negociación de las élites y un perfecto gatopardismo: cambios y movimientos para que al final, las cosas persistan casi tal y como estaban. 4. Libia es también un caso de excepción. Lo es porque se trata del único país de la región que experimentó una incursión aérea internacional, sin la cuál el régimen de Gaddafi no hubiese caído. El problema, como suele suceder, es que Occidente llega, invade y luego se va, dejando el tiradero sin recoger. 2012 es el año de las elecciones, efectivamente, pero también de la consolidación de las milicias armadas, el verdadero sostén del poder. Mientras estas tribus y grupos se encuentran tranquilos con condiciones negociadas, en Libia no parece acontecer nada que llame la atención de nadie. El problema es que se trata de un caos latente, condiciones de guerra en potencia, que a veces, a lo largo del año han tendido a explotar. En circunstancias bajo las que todo mundo tiene armas, se facilita la posibilidad de que los reclamos sean efectuados por vías violentas, situaciones de vacío, negocios de crimen organizado y falta de garantías para aplicar la ley. En se sentido, grupos islámicos han ido tomando posesión de diversas regiones y uno de ellos pudo operar con facilidad el ataque al consulado de EU en Benghazi. Mientras el gobierno no consiga monopolizar el uso de la fuerza, Libia tiene todo el potencial de seguir siendo fuente de conflicto, no de los derechos y libertades que Occidente prometió con su incursión. 5. Siria es la quinta excepción. El paso de las protestas a la abierta y trágica guerra civil. De este caso hemos hablado mucho en el blog por lo que solo señalo brevemente lo que caracteriza al año: la consolidación de la lucha armada, con actores internos en pugna, una desorganizada oposición, un ejército rebelde, y el apoyo de actores externos hacia las partes. Assad persiste en el poder gracias al respaldo financiero, militar y diplomático en mayor o menor grado por parte de Irán, Rusia, China y otros aliados. Los rebeldes se han fortalecido con el soporte militar de Turquía y Arabia Saudita, financiero de Qatar y logístico de la CIA. Esta prolongada guerra civil se ha inclinado en favor de la rebelión y se espera la eventual caída de Assad conformando con ello la quinta transformación de la primavera, el caso más sangriento y trágico de todos. De éste sin duda, seguiremos escribiendo en las próximas semanas. La historia del 2012 es menos atractiva que la del año anterior. Se parece más a lo que se gestó desde el principio, y menos a lo que se dijo que estaba sucediendo. Por eso no siempre jala el foco de los medios. Y cuando lo hace, no es para hablar de liberación o emancipación, sino de conflicto y de sangre. Y no, este relato no ha terminado. Le falta mucho. Mucho más de 18 días.