Sistemas de información y vigilancia Nuevas tecnologías de la comunicación y control social Francisco SIERRA * mailto:[email protected]:[email protected] La miniaturización de los equipamientos electrónicos y los avances en la producción de armamentos y equipos informáticos merced a los avances tecnológicos de los sistemas de información y conocimiento han llevado a algunos teóricos a definir la guerra de la era de la información como una guerra digital. El factor tecnocomunicativo es hoy una referencia permanente tanto en las crecientes necesidades de movilidad y actuación rápida de las fuerzas aéreas y terrestres, como en la gestión de los datos de estrategia e intervención, la ramificación descentralizada de las fuerzas de contingencia, la coordinación operativa de las diferentes divisiones del ejército y, por supuesto, el control de los sistemas de información y decisión, concentrando en el mando militar las acciones políticas, diplomáticas y civiles por mediación de las diversas formas de control de la opinión pública y de manipulación de la información de actualidad. Como marco doctrinario de pensamiento y estrategia militar, la noción de guerra digital comprende la reelaboración global de la doctrina y los programas de investigación y desarrollo del ejército, en la consecución de los objetivos y la aplicación de los medios tecnológicos de organización y actuación militar de la fuerza del siglo XXI. La concepción cibernética, la logística y la ingeniería armamentista basada en la computación, los sistemas de información en línea y la inteligencia artificial participan de una teoría y una práctica castrense dirigida e integrada por un modelo de análisis globalizado de la fuerza y la acción bélica del siglo XXI. La doctrina política es asimismo asimilada en el marco de una doctrina de seguridad internacional en la que el cuestionamiento del concepto de soberanía, de los límites y fronteras regionales, de los límites entre la guerra y la paz o el frente y la retaguardia orienta la acción del nuevo pensamiento estratégico del Pentágono : "El concepto de guerra se está expandiendo, como mínimo, hacia dos direcciones. En primer lugar, ya no podemos ver la guerra simplemente como los ejércitos de una naciónestado o grupo de naciones estado combatiendo entre sí (...) La segunda manera en que se está ampliando el concepto de guerra se relaciona con el combate convencional" (1). La noción de "desarrollo progresivo" sintetiza clarificadoramente esta concepción cualitativa más que gradual de la escalada bélica en nuestro tiempo, legitimada en los medios como nueva ideología en la conciencia bélica de la opinión pública internacional. Se trata, en fin , de un significativo cambio de una estrategia de despliegue (concepción distributiva de la guerra) a una visión proyectiva de los ejércitos y la táctica militar, siendo lógicamente la información (el espacio de los medios y tecnologías comunicacionales) el principal instrumento de intervención, y la guerra una estrategia de vencimiento por el convencimiento, esto es, una guerra informativa, una guerra mediática y de propaganda, que, desde el conflicto del Golfo Pérsico, viene legitimando la actuación de un discurso y una política informativa regida, como se puede observar en los documentos oficiales estadounidenses, por el principio absoluto de la seguridad pública . En las nuevas formas de guerra, basada intensivamente en las fuentes y recursos informáticos, la victoria se dirime en la capacidad de destrucción y dominio de los sistemas de información. Las nuevas tecnologías constituyen un aporte a la esfera militar integradas en las diversas instituciones de seguridad pública, asumida por principio la intencionada confusión entre estrategias de televigilancia y operaciones bélicas. Así, por ejemplo, el espacio es definido, en la doctrina estadounidense, como un área estratégico de interés nacional en la concepción comunicativa del ejército, imbricando en la responsabilidad del control de las redes satelitales al sector privado (2). La política de uso del espacio radioeléctrico y las tecnologías de telecomunicaciones al servicio de la doctrina de seguridad nacional no es nueva. Constituye, de hecho, históricamente uno de los ejes centrales de expansión del poder internacional de los Estados Unidos en el mundo, mediante la coordinación de las redes telemáticas militares con el sector civil y comercial (Teledesic, Global Star, Orbicom, . . . ) en función de las actividades de inteligencia. Hoy, sin embargo, a diferencia de la clásica doctrina de seguridad nacional, la extensión de la filosofía de la guerra total y permanente presupone la realización hasta sus últimas consecuencias de una cultura mediática de videovigilancia global, en la que la seguridad es consagrada en principio rector de la vida pública, en nueva disciplina de regulación y acomodamiento social de la conciencia cívica a las necesidades de orden y control político-militar por razones preventivas (3). La pedagogía militar de la guerra de la información consiste precisamente en la calculada y ambigua extensión de la lógica bélica a la vida civil y política. La política de seguridad nacional, y supranacional, se extiende hoy a todas las formas de comunicación electrónica (4). Si la construcción de sistemas de inteligencia artificial, espionaje, rastreo y teledetección satelital han venido reforzando los tradicionales sistemas de inteligencia del Estado y un estricto control de las comunicaciones electrónicas , hoy el FBI ha extendido a la red Internet y los sistemas de telefonía móvil la política de supervisión y control para responder al reto de los nuevos medios y tecnologías de la comunicación, reformulando incluso las bases del pensamiento político-militar sobre la seguridad pública y hasta la propia cultura informativa y la propia doctrina del derecho a la información que hoy circula entre los profesionales de los medios y los ciudadanos, a partir de una agresiva política de intervención en el ámbito de la comunicación pública. Programas como INFOSEC OUTREACH, creado para el diseño y evaluación de los sistemas de seguridad informativa, o la MISSI NETWORK SECURITY INITIATIVE, para el desarrollo y la coordinación de las redes modulares de seguridad en las redes de información para la Defensa de la Infraestructura Nacional de Información (NII), son algunos de los proyectos sectoriales que la National Security Agency ha puesto en marcha en Estados Unidos para la planeación de la guerra digital, bajo la supervisión de la Secretaría de Defensa para el Comando, Control, Comunicaciones e Inteligencia, dependiente del Departamento de Defensa, según un modelo panóptico de observación y control informativo. De acuerdo con Virilio : "Desde el momento en que el mercado sólo es mundial en tiempo real y que el espacio real de la geopolítica económica declina de día en día, se hace indispensable la sobreexposición óptica para el comercio global con una puesta en marcha de la competencia de las diversas fuentes de información visuales y audiovisuales" (5). El dispositivo mediático de televigilancia instituye así, simbólica y prácticamente, un complejo aparato de control despersonalizado, automático, invisible y totalizador en el que el sujeto es reducido a un apéndice archivado por los medios de visibilidad y transparencia del Estado. La omnivisión, como apunta Virilio, crea un sistema de vigilancia doméstica bajo la observación de la óptica global, cuya mercantilización de la mirada transforma el espacio-tiempo y la experiencia de lo público del espectador desde modelos de representación reactivos de televigilancia mundial : "Hacer ver lo que se produce en el instante presente (telepresente) en el mundo, he aquí un mercado, un mercado de la mirada cuyo carácter panóptico de vigilancia doméstica rebasa con mucho la puesta en escena de emisiones televisadas para el gran público, tal como las conocemos desde hace más de medio siglo. Hasta el carácter transitorio de la emisión y de la recepción programadas se ve puesto en tela de juicio a favor de la posibilidad inaudita de una permanencia del directo que revoluciona el estatuto de la recepción, a una hora fija, de un mensaje de información, tal como la CNN lo hacía hace veinte años, con el éxito que se sabe" (6). La banalización de la guerra , la redundancia terrorífica de las máquinas de muerte difundida por el sistema mediático-comercial establece de este modo las bases de un nuevo sistema de dominio, bajo la lógica militar que atraviesa y determina el conjunto de las actividades sociales en coherencia con la cultura de consumo. Así, la sofisticación tecnológica y la pregnancia de una retórica de esceneficiación militar espectacularizada, característica de los sistemas imperiales, envuelve hoy los discursos económicos, informacionales y bélicos de la aldea global en el manto seductor de la guerra de las galaxias. Si la guerra y la paz no son hoy situaciones diferenciables u opuestas, sino componentes de un mismo proceso a escala de gestión de un orden mundial precario y acechado por nuevos conflictos internacionales, las turbulencias y desórdenes globales de una "geopolítica del caos" legitimaría como necesaria una estrategia de guerra total permanente en la que se relacione adecuadamente la aplicación de la fuerza con los resultados políticos deseados, de manera combinada, recurriendo a los medios y las técnicas de desinformación y propaganda como soportes indispensables de los ejércitos. Desde la experiencia traumática de la fracasada intervención militar en Vietnam, el alto mando del Pentágono ha enfatizado el carácter político de toda acción bélica para favorecer un enfoque centrado en las causas fundamentales de conflicto más allá de las dimensiones militares. De hecho, la concepción de guerra prolongada en los medios procede, básicamente, de la experiencia bélica contrainsurgente. El conocimiento adquirido en este tipo de operaciones especiales ha favorecido en las últimas décadas un rol político fundamental en la doctrina estadounidense de seguridad internacional. Las formas irregulares de guerra informal y el incremento del rol desempeñado por las operaciones encubiertas han convertido incluso la estrategia de baja intensidad en un referente doctrinal básico de la actual política del Pentágono (7) que incluye desde niveles de disuasión y agresión directa, políticas y estrategias pacificadoras, hasta acciones de guerrra masiva como en el bombardeo de Yugoeslavia, a partir de una nueva correlación y equilibrio entre las accciones de fuerza y la negociación política que ya en los años cincuenta los teóricos de la comunicación estadounidenses denominaron "nueva diplomacia pública". PERSUASIÓN Y DISUASIÓN "La guerra es un acto de fuerza para imponer nuestra voluntad al adversario" Karl Von Clausewitz Para lograr la unidad de esfuerzos y el plegamiento de los objetivos políticos de la administración pública (Departamento de Estado) a los objetivos militares (Departamento de Defensa) a través de la coordinación del Consejo Nacional de Seguridad, el Alto Mando del Ejército norteamericano propone en primera instancia como acción militar prioritaria la estrategia de manipulación informativa a partir de la comunicación y la acción disuasora, las filtraciones administradas, la guerra psicológica y la centralización de fuentes por los medios, agencias y servicios especiales de los Estados Unidos. La doctrina de la guerra informacional tiene como referente, en este punto, la experiencia del Golfo Pérsico, donde la experiencia tecnomediática y comercial ha servido para relanzar proyectos herederos de la filosofía de la guerra de la galaxias para alcanzar la preeminencia absoluta de Estados Unidos en el próximo milenio tanto en el potencial de recursos materiales como en la distribución informativa y las redes de telecomunicaciones : "Para Estados Unidos, el objetivo central de una política exterior en la era de la información ha de ser el de ganar la batalla de los flujos de la información mundial, dominando las comunicaciones, al igual que Gran Bretaña dominó una vez los mares" (8). Tradicionalmente, Estados Unidos ha privilegiado el control de las comunicaciones internacionales como principal estrategia de propaganda en la confrontación bélica regional. Así , por ejemplo, continuando con esta estrategia de control y dominio de los sistemas de comunicaciones, en Oriente Próximo el poder informativo de la BBC y la Voz de América ha sido complementado por diversas alianzas político-mediáticas con países amigos como Arabia Saudí a través de empresas multimedia como NBC, ORBIT Communications y la Arab Network Agency, en la particular cruzada occidental contra el avance islámico y los movimientos políticos nacionales antiimperialistas que afectan a los intereses estratégicos de Estados Unidos en la zona (9). Ahora, si bien la política informativa de manipulación y ocultación de los hechos considerados sensibles ha sido en el siglo XX un elemento estratégico en la planeación y desarrollo de los conflictos bélicos por los estados mayores de los ejércitos, el diseño actual de la política de información sobre la guerra administrado por el "grifo de imágenes" es planteado de manera flexible y multifuncional según el caudal de noticias y las necesidades de mayor o menor saturación mediática por los actores protagonistas del conflicto, al fin de convertir los acontecimientos mediáticos en un hecho banalizado y asimilable para los profesionales de los medios, desde una filosofía y estrategia global de la sociedad de la información, como ha sucedido en el último bombardeo de Irak y la novelada crisis Lewinsky, siguiendo la experiencia de la guerra del Golfo (10). Esta nueva estrategia asume como propios los principios de la Guerra de Baja Intensidad manejando en función de la situación y características del conflicto formas distintas de intervención, de la persuasión a la disuasión, pasando por el uso de la violencia política y militar masiva y coordinada. Así, por ejemplo, en el conflicto de Kosovo, la cadena CNN ha pasado de ser, en palabras de Madeleine Albright, el decimosexto miembro del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, para convertirse en medio de difusión de la doctrina estadounidense de la OTAN, mientras en conflictos como el bombardeo de Irak se ajustaba punto por punto en la línea editorial a las tesis y deliberaciones de la ONU, según las exigencias de la diplomacia estadounidense. Tal política militar, y su integración definitiva en el sistema mediático y las redes e infraestructuras de información, es, en cualquier caso, planificada en función de lo que Chomsky denomina la producción del consentimiento. En palabras del profesor Steven Metz : "Debemos fomentar un consenso general para apoyar el empleo de la fuerza y sólo se puede lograr lo anterior usando objetivos imprecisos y simbólicos, que constituyen una base estratégica muy débil. Cuando existen reales objetivos, normalmente son secretos" (11). Los medios tienen, por ello, como función crear las condiciones adecuadas para mantener los verdaderos objetivos de la intervención oculta a la opinión pública y difundir, en su lugar , un objetivo de tipo simbólico, imaginario, que refuerce el apoyo de la población, como en el conflicto de Granada y Panamá, así como el respaldo de la opinión pública internacional, trabajando con los aliados en el terreno de la guerra psicológica de percepciones y creencias administradas por el sistema institucional de los medios de comunicación periodística (12). Una función que sin duda ha incidido indirectamente en la falta de credibilidad de los medios (13). Las operaciones psicológicas (PSYOP) de las fuerzas especiales comprenden el recurso a estrategias de información, propaganda y desinformación a todos los niveles. La instrumentación mediática admite grados y escalas diferentes de manipulación, control, censura y desinformación, conforme a la intensidad del conflicto y la escalada militar en el continuum de gradación de la guerra a la situación de paz, mediante la propagación de los intereses militares en la prensa, los medios audiovisuales, los líderes de opinión e incluso la comunicación interpersonal cara a cara, al fin de influir en el conjunto de las audiencias y lograr : 1º ) El desarrollo a largo plazo de los objetivos estadounidenses, influyendo en las actitudes de la población de forma determinante. 2º) El control militar de las instituciones y los poderes políticos nacionales y las agencias civiles bajo la supervisión del ejército y la Agencia de Información de los Estados Unidos a través del establecimiento de la Junta de Jefes de Estado (JCS). 3º) La efectividad de las campañas de planeación informativa desarrolladas por los técnicos de la división de las PSYOP en diferentes segmentos específicos de audiencia. 4º ) La penetración de las técnicas audiovisuales entre diferentes grupos de población (target) y la difusión de los mensajes planeados para promover el respaldo o la neutralidad amistosa de las audiencias durante la misión militar, al fin de evitar las resistencias y oposiciones al cumplimiento de los objetivos tácticos y estratégicos de la guerra psicológica. Haití es un caso representativo de esta nueva estrategia de contención y manipulación informativa basada en operaciones psicológicas (14). La política de guerra psicológica permanente descansó en el conflicto haitiano sobre dos áreas de intervención : la defensa de restablecimiento de la democracia y la contención antimigratoria de la población huída de la isla. Las operaciones psicológicas fueron integradas directamente en los programas de información del gobierno coordinando la actividad del Consejo de Seguridad Nacional, la CIA, el Departamento de Defensa, el Departamento de Justicia, el Departamento de Estado, la USIA, la USACOM y, por último, el gobierno de Aristide en el exilio. Por supuesto, los canales de información del gobierno haitiano en el exilio estuvieron controlados por Estados Unidos desde el primer momento a través del Equipo de Apoyo de Información Militar (MIST) con sede en Washington, D.C. Las operaciones de apoyo a la política diplomática estadounidense contemplaron la emisión de programas radiofónicos en el Caribe y las campañas de persuasión y convencimiento público de las representaciones diplomáticas comprometidas en el conflicto. Además de las transmisiones de la Estación Nacional Roosevelt en Puerto Rico, la 193 división del Grupo de Operaciones Especiales en Pennsylvania difundió numerosos programas en el interior de Haití a través de la señal Radio Democracia, en las que se prometería la reconciliación entre los haitianos y el restablecimiento de la democracia. Las emisiones de Radio Democracia incluyeron la difusión de los planes de la administración Aristide en educación, trabajo, servicios sociales y desarrollo económico, con apoyo de la comunidad internacional. A la vez que a través de Radio AM940, diversos mensajes de guerra psicológica diseñados por expertos norteamericanos en propaganda disuadían a la población haitiana para detener la oleada migratoria hacia los Estados Unidos. La estrategia de guerra psicológica fue planeada gradualmente conforme la evolución diplomática del conflicto. Conforme fueron evaluadas las respuestas politicas y sociales a los mensajes de las autoridades y fuerzas de oposición en el interior de la isla, la unidad de operaciones especiales fue ampliando su campo de acción a nuevos sectores de la audiencia a fin de intensificar la penetración informativa y el respaldo a la política norteamericana en Haití. El Grupo de Trabajo Interagencias de Información (IIWG) aprobaría incluso el envío de aproximadamente 10.000 receptores de radio, introducidos en Puerto Príncipe por aire para incrementar el número de receptores de los mensajes transmitidos por el gobierno Aristide en el exilio bajo la supervisión del Pentágono. Un mes más tarde, se establecía además el programa "Television Democracy" con el objetivo de preparar al pueblo haitiano en la restauración democrática y la llegada de las fuerzas militares estadounidenses. A través de los programas de radio y televisión, Bill Clinton, el Secretario de Defensa y algunos oficiales del ejército norteamericano fueron consecutivamente informando a la población de los programas de ayuda económica a Haití y los apoyos internacionales a la democracia previstos con el desembarco en la isla. Las contradictorias informaciones y cruces de rumores en esta última fase de la crisis hizo de las operaciones psicológicas un factor esencial a nivel táctico y operativo (15). En la operación militar, helicópteros y unidades de Fort Bragg volaron sobre Puerto Príncipe anunciando el apoyo de las tropas estadounidenses al restablecimiento democrático y pacífico en el país con el objeto de facilitar la actitud favorable al proyecto y la estrategia de planeación diseñado por la coordinación de las PSYOP. Los objetivos entonces de la guerra psicológica con la invasión de la isla por Estados Unidos fueron dirigidos a : a. Informar a la población acerca de las razones de la presencia del ejército estadounidense. b. Minimizar las críticas a la acción militar estadounidense. c. Ocultar las hostilidades públicas a las fuerzas estadounidenses. Los mensajes de las fuerzas de operaciones psicológicas fueron encaminadas a justificar la presencia de los ejércitos extranjeros en territorio haitiano basado en la noción de no interferencia y en la contrapropaganda que minimizara las imágenes sobre inicidentes protagonizados por soldados extranjeros en la isla. En este punto, las campañas informativas procuraron : Convencer a la población civil para dispersar posibles oposiciones. Disuadir a la población de penetrar en las zonas de seguridad bajo control estadounidense. Convencer al pueblo de no obstaculizar las operaciones de los marines. En una fase posterior, la estrategia de las PSYOP buscó reducir los efectos del enfrentamiento y la violencia entre grupos políticos y la sociedad civil haitiana mediante una campaña orquestada con temas centrales como los siguientes : Stop a la violencia y la venganza. La violencia produce más violencia. Democracia significa paz. La violencia no es una respuesta en el largo camino hacia la paz y la democracia. La campaña procuraba convencer a los sectores políticos y militares de Haití lo inconveniente de una guerra civil, persuadiendo a su vez a la población de respetar los principios constitucionales en la restauración de la democracia. En esta etapa de la intervención estadounidense, los mensajes de tolerancia y no violencia emitidos por radio por el propio Aristide procuraron en toro momento movilizar a la población con el fin de evitar actitudes violentas y de venganza, en favor de la reconciliación y la justicia nacional. La campaña comprendía la composición y multidifusión de la canción "Long Live Peace" compuesta por encargo de los servicios de guerra psicológica ("All Haitians must be the messengers of peace"). Estas actividades de acompañadas por : guerra psicológica planeadas fueron además Numerosas ruedas de prensa internacionales. Entrevistas con autoridades y mandos del ejército seleccionados por la Junta de Información en radio, prensa y televisión. Análisis de audiencia sobre los efectos de las campañas de propaganda. La planeación publicitaria en soporte video de mensajes en apoyo a las campañas de información como variable determinante de las operaciones logísticas del Ejército. En la nueva doctrina militar, las operaciones psicológicas concentran la mayoría de los esfuerzos de planeación estratégica militar ante la complejidad y simultaneidad de las situaciones de conflicto. En el Manual de Operaciones 100-5 (FM), el Ejército estadounidense renovó sus principios de estrategia y táctica militar en razón de los cambios posteriores al fin de la Guerra Fría, posteriormente revisados en el Documento FM 100-23. La tesis central defendida en ambos documentos es la legitimidad e importancia de las operaciones psicológicas en una lógica bélica sustentada en la aceptación y respaldo de la opinión pública y en la implementación de las políticas nacionales según los objetivos definidos militarmente. En el mencionado documento, se establece explícitamente que los programas de información pueden facilitar la vía de legitimación y apoyo a los programas militares entre las audiencias nacionales y la opinión pública internacional. Las PSYOP son pues el factor de construcción de la legitimidad, las creencias y el impacto público de los intereses militares en un contexto atravesado por continuas tensiones sociopolíticas y actividades desestabilizadoras contrarios a los planes del alto mando. La constelación mediática y el entorno cultural inflacionista de noticias sesgadas por las fuentes oficiales favorecería así, en nuestros días, un marco comunicativo dirigido por los intereses del complejo militar-industrial del Pentágono y el medio de gestión de la incertidumbre en el teatro de operaciones de la comunicación-mundo. GUERRA VIRTUAL Un concepto funcional estratégico en esta visión de las nuevas formas de guerra psicológica es la noción de guerra virtual. La guerra informacional es teorizada por el Pentágono como una "no guerra" en la medida que la legitimidad de la intervención armada entre la opinión pública y las instituciones políticas nacionales e internacionales es inversamente proporcional al número de muertos. En efecto, "en esta época de transmisiones en vivo mediante la CNN, el público estadounidense manifiesta muy poca tolerancia a las bajas. Ante el relativamente poco apoyo popular que inicialmente recibió la liberación armada de Kuwait, es difícil creer que el pueblo estadounidense acepte la pérdida de muchas bajas en cualquier conflicto futuro" (16). La "guerra quirúrgica" es pues una condición de la nueva conciencia bélica que, en coherencia con el discurso científico, cibernético y racionalista de Occidente, es respaldado por una vaga e interesada noción instrumental de progreso común a la filosofía de la comunicación que instituye la acción de los medios. Tanto la estética de los videojuegos como la escenografía tecnologizada del campo de conflicto coinciden no en vano con una "cultura afirmativa" funcional a la maquinaria de guerra del capitalismo articulada en el discurso periodístico a partir de la dependencia de los medios respecto a las fuentes gubernamentales en la nueva visión del periodismo global (Global Journalism) de la CNN y su agenda tematizada por el star system : "Una guerra sin muertos, bajo los ojos de las cámaras es las proeza técnica a la que llegó Occidente y que demuestra que la prensa, a pesar de que criticó ampliamente a la censura del ejército, había incorporado la lección de Vietnam : no desmoralizar al ejército ni la opinión, ya que nadie podría imaginar que la guerra fuera tan breve. Nadie vio la guerra sucia, ya que se suponía que las tecnologías sofisticadas permitán en cierta manera ahorrársela. Y ni siquiera la alfombra de bombas que recibieron a diario los iraquíes durante más de un mes cobró víctimas" (17). Hoy además la aplicación de los nuevos sistemas de simulación y las formas de guerra virtual se extienden a las actividades paramilitares del Ejército antes y después del conflicto. En Estados Unidos, por ejemplo, se han diseñado programas de terapia y tratamiento psicológico con técnicas informáticas para curar el síndrome de Vietnam. Algunos combatientes afectados por la barbarie de la guerra han experimentado sistemas de ayuda como "Virtual Vietnam" en la que los pacientes reviven sus incursiones por las selvas vietnamitas y los ataques de francotiradores y helicópteros para superar los fantasmas y fobias que angustian a los soldados tras conflictos como la Guerra del Golfo Pérsico. Ahora bien, la simulación informativa hace tiempo que ya fue performada por la simulación multimedia del videojuego. Hoy el telespectador navega por los puntos de la red de imágenes, textos y escenarios virtuales, digitalizados y manipuladores del relato noticioso, de similar manera que pilota helicópteros AH-64 D Apache para sobrevolar Cuba, Laos y Tailandia, como si de una intervención de la OTAN en Kosovo se tratara. Juegos multimedia como "Apache Havoc" son sólo la versión lúdica de un universo belicista omnipresente en los medios como tributo a la muerte. El uso extendido de los juegos de simulación de vuelo hacen así en buena medida algo más que familiares las imágenes filtradas por la OTAN en conflictos como el de Kosovo (18). La espectacularidad, la tendencia al sensacionalismo, la explotación de los hitos de interés humano, que protagonizan las informaciones sobre esta y otras guerras, son de hecho coherentes y plenamente funcionales a la estrategia bélica de guerra quirúrgica La concepción de limpieza bélica es, paradójicamente, coincidente con la redundante noción de limpieza étnica de los relatos periodísticos ficcionalizados como parte de la cultura del espectáculo que gobierna la puesta en escena audiovisual. El reinado de la televisión favorece, en este sentido, la representación de la guerra como un simulacro. El futuro de la guerra electrónica es la intervención en tiempo real y la supresión de las transmisiones televisivas de las fuerzas enemigas modificando imágenes, situaciones y escenarios audiovisuales, incluso con proyecciones holográficas. Complementariamente, por otro lado, como en la mejor literatura ciberpunk, "en el horizonte estratégico del 2025, en el Pentágono se imagina un mundo en el que la guerra se hará por medio de hormigas y avispas exterminadoras, de nanorrobots ultraminiaturizados, minúsculos captores (algunos móviles y accionados por micromotores) capaces de introducirse en todos los edificios, las instalaciones de mando, los nudos de comunicaciones informática, etc., o de sobrevolar con el objetivo de paralizarlos o nublarlos" (19) : "La era de la información les dará a los comandantes un conjunto de opciones más resistente y sofisticado: operaciones reales y simulaciones construidas, al igual que ejercicios simulados interactivos y de realidad virtual. Este tipo de simulacros no reemplazan las operaciones reales, sino que por el contrario, nos permitirán realizar más de las mismas" (20). Como ha dejado entrever la guerra de Yugoeslavia, la ciberguerra y el espionaje electrónico constituyen un factor estratégico con importancia creciente. La realidad virtual constituye un elemento de formación y adiestramiento individual y colectivo, así como de instrucción para el liderazgo y puesta en escena de la guerra. La idea de ejército inteligente descansa precisamente en este concepto proyectivo de las nuevas tecnologías de la información : "Esta inmersión proporcionará adiestramiento preventivo, correctivo y de refuerzo, todos incrementos excelentes del tipo de adiestramiento en campaña práctico esencial para producir un ejército capaz y listo. Cuando se incorpora con las tecnologías que permiten una mayor distribución de participación, una estrategia de adiestramiento de este tipo podría mejorar no solamente la listeza y desempeño de la fuerza activa, sino también la de las fuerzas de la Guardia Nacional y de la reserva" (21). La simulación tridimensional del teatro de operaciones y la unificación del mando del ejército como sistema de información y acción tecnológica anticipa así una concepción tecnocomunicacional y una morfología del cuerpo militar completamente distinta. EJERCITO-RED "Las fuerzas revolucionarias del futuro puede que estén compuestas cada vez más por extensas redes multiorganizacionales que no tengan una identidad nacional particular, reclamen surgir de la sociedad civil e incluyan grupos e individuos agresivos, expertos en el uso de tecnología avanzada para las comunicaciones" RAND CORPORATION El concepto rector de la sociedad informacional popularizado por Manuel Castells es, en la actualidad, la metacategoría directriz con la que se piensa y organiza el ejército de la comunicación-mundo. En la política de redefinición de la doctrina militar por el Departamento de Estado norteamericano, la seguridad de los sistemas de información y las redes telemáticas es la base de articulación de las estrategias militares. " Las fuerzas conjuntas; las coaliciones, a veces ad hoc; las operaciones entre agencias; las reglas precisas de combate, ejecutadas bajo la mirilla de los medios de comunicación mundial casi instantáneas; tal vez percepciones erróneas respecto a las bajas; la reducción de tiempo entre la crisis observada y el desplazamiento de las tropas, al igual que entre el momento de llegada al país y el cumplimiento de la misión, todo lo que contribuye a que el uso de la fuerza militar sea único" son indicativas de las nuevas y diversas formas de intervención militar que justifican una estrategia flexible en la ambigua definición del enemigo (22). La noción "red" se asocia, en este punto, informacionalmente, a la concepción del sistema mundial como un espacio caótico, amenazado por múltiples desestabilizaciones, conflictos locales, fisuras, desórdenes y terrorismos varios. Los tanques del pensamiento norteamericano identifican como amenazas de la comunicación-mundo : La pobreza y el subdesarrollo económico en el Tercer Mundo. Los desastres ecológicos. El nacionalismo. El fundamentalismo religioso. Las agresiones contra fronteras internacionales de "Estados reaccionarios" (Irak, Irán o Corea del Norte, por ejemplo). La proliferación de armas de destrucción masiva y sistemas balísticos avanzados. Guerras y conflictos civiles por razones étnicas, religiosas o territoriales. La infosfera mediada por los sistemas de información periodística, y los circuitos de producción y almacenamiento electrónicos, es descrita por la nueva doctrina militar del Pentágono como un escenario paradójico y complejo, un espacio azaroso e incierto, amenazado por múltiples conflictos locales y diversos e imprevisibles factores en el campo de la economía, la sociedad civil y la cultura. Así, frente a una cultura militar distributiva, operativamente mecanizada y de intervención masiva, la organización bélica de la sociedad-red establece un modelo de organización descentralizado, fluído, dinámico y virtual. La reestructuración de los ejércitos en función de un modelo organizativo reticular, glocal y desterritorializado se erige en premisa ideal de la política de desarrollo militar en el nuevo milenio. Y, paralelamente, la centralización de fuentes y el monopolio del poder informativo. Las Naciones Unidas, la OTAN, el Comando Norteamericano de Defensa Aeroespacial (Canadá y EE.UU.), el Sistema Interamericano de Defensa son coodinadas en la unidad administrativa de gestión de la seguridad en la red por instancias como la NSA INFOSEC SERVICE CENTER (NISC), a través de los cuales Estados Unidos programa y supervisa los productos y servicios de clasificación y desclasificación de documentos de seguridad nacional en la explotación e interceptación de las redes y sistemas de inteligencia. Como señala Schiller, "en ese campo se ha constituido una coalición informal y operacional a la vez, en la que convergen intereses gubernamentales, militares y comerciales que abarcan las industrias de la información de los media y de la informática. La percepción del mundo que tienen estos actores es resueltamente electrónica. Lo mismo que los geoestrategas, su campo de visión es un planeta bajo control norteamericano. El medio de alcanzar ese objetivo, proclama insistentemente esta coalición, es el complejo información/media, porque confiere el poder cultural y el poder simplemente" (23). Una voz tan autorizada como la de Zbigniew Brzezinski deja claramente definida la importancia atribuida por Estados Unidos a los factores tecnocomunicacionales como eje de organización del potencial estadounidense en su empeño por prolongar el liderazgo en el escenario de los nuevos compromisos globales y las complejas relaciones de poder con otras potencias antagónicas como Europa. El dominio estadounidense sobre las comunicaciones y la cultura de masas junto con el liderazgo tecnológico en el ámbito de las telecomunicaciones y la industria militar es hoy el núcleo de concentración de los ámbitos de poder global (el económico, el político y el militar) : "Los Estados Unidos han mantenido e incluso ampliado su liderazgo en la explotación de los últimos adelantos científicos para fines militares, creando por tanto un establishment militar sin par desde el punto de vista tecnológico, el único con un alcance global efectivo. Además, siempre mantuvieron una importante ventaja comparativa dentro de las tecnologías de la información, un sector clave desde el punto de vista económico. La superioridad estadounidense en los sectores punta de la economía del mañana permite suponer que no es probable que la primacía tecnológica estadounidense desaparezca a corto plazo, particularmente porque en los terrenos clave desde el punto de vista económico los estadounidenses están manteniendo o incluso ampliando sus ventajas en términos de productividad sobre sus rivales europeo-occidentales y japonesees"(24). En la sociedad-red, la prevalencia y proyección informativa de un contexto incierto y azaroso, característico de las sociedades de riesgo, refuerza así la ideología de la realpolitik en las relaciones internacionales bajo el liderazgo ideológico y mediático de los Estados Unidos. La doctrina político-militar de la sociedad red planetaria participa de una concepción caótica y amenazadora del sistema internacional que favorece la centralización del poder (de una estructura bipolar a un modelo de concentración monolítico) como años antes los halcones del Pentágono proyectaran su popular idea del desorden mundial en el Tercer Mundo. Las megatendencias mundiales indicarían, en consecuencia, un futuro afectado por movimientos de desintegración, caos y conflictos : "En su forma más extrema, esta situación producirá Estados fracasados, marcados por el colapso completo del orden e incapacidad del gobierno central para seguir funcionando. Gran parte del Africa subsahariana y la periferia de la antigua Unión Soviética, quizás se unan con Bosnia, Afganistán, Liberia, Mozambique y Somalia en la lista de Estados fracasados. Muchos otros estados tercermundistas experimentarán el subir y bajar de su gobernabilidad, con partes de su territorio nacional permanentemente fuera del control del gobierno. El resultado será, en las palabras de Robert D. Kapan, un patrón de estadosnaciones poco definido y estados-fabelas, regionalismos nebulosos y anárquicos. Los gobiernos centrales podrán controlar unas cuantas regiones y ciudades importantes, pero la mayor parte del poder se difundirá entre señores de guerra y regiones autónomas, definidas según la etnia, tribu, clan, raza o religión de sus habitantes. Algunos entes políticos tendrán su propia fuerza de seguridad, en tanto que otros dependerán de estados poderosos, para su protección" (25). En este contexto prefigurado, la nueva estrategia estadounidense de seguridad nacional comprende el desarrollo de un proceso de apertura (free flow information) y de control continuado y flexible (televigilancia) frente a la habitual doctrina de contención de la época de la Guerra Fría. El objetivo político-militar del Pentágono es el dominio de las redes de información para el gobierno del mundo y, en consecuencia, la implantación de un sistema de vigilancia total y permanente. La arquitectura del sistema mundial de poder en torno al complejo tecnocomunicacional de los medios descansa en una concepción estratégica y operativa electrónica. La multiplicación y flexibilidad de las redes informáticas como parte de la estructura básica de organización militar ha multiplicado los sistemas de seguridad y las técnicas de registro criptográfico para el control centralizado de la información considerada sensible. Como señala Herbert Schiller, citando fuentes oficiales, si la supremacía nuclear era la condición sine qua non para dirigir las condiciones de antaño, hoy el sistema de distribución de poder se concentra en los sistemas de información : "Para Estados Unidos, el objetivo central de una política exterior en la era de la información ha de ser el de ganar la batalla de los flujos de la información mundial, dominando las ondas, al igual que Gran Bretaña dominó una vez en los mares (...) A Estados Unidos le interesa económica y políticamente velar por que, si el mundo adopta una lengua común, ésta sea el inglés; que, si ese mundo se orienta hacia normas comunes en materia de telecomunicaciones, de seguridad y de calidad, estas normas sean armoniosas; que, si sus diferentes partes están interrelacionadas por la televisión, la radio y la música, los programas sean americanos; y que, si se elaboran valores comunes, se trata de valores en los cuales se reconozcan los norteamericanos" (26). La noción de red y los procesos sociales articulados en torno a los flujos de información son la base del pensamiento administrativo que propone la organización de nuevas formas de producción, consumo, socialización, expresión cultural y, por supuesto, de organización de la guerra, bajo la filosofía y el liderazgo de los Estados Unidos. "A corto plazo, el poder económico del capital transnacional y la receptividad de la gente al marco comercial multimedia sobre el que está basada la economía nortemaericana no pueden más que estimular el sueño acariciado por Washington de dominar el mundo durante el próximo siglo gracias al control de la electrónica" (27). Por otra parte, la coordinación de las fuerzas militares exige, en nuestro tiempo, según los principios de la guerra informacional, una articulación, en consecuencia, de la estructura y mando de poder centralizado y un sistema de organización jerárquica del poder militar con los modos reticulares de las redes de información e inteligencia, con o sin la mediación de sistemas computerizados de datos y otras tecnologías informativas. La concepción estratégico-militar basada en el uso de las nuevas tecnologías de la comunicación y la filosofía informacionista se define por la operacionalidad de la diversidad de fuentes, flujos y procesos informativos, ya sean militares o civiles (28). La descentralización en la toma de decisiones, la flexibilidad organizativa, el desarrollo de sistemas de información y organización reflexivas e inteligentes capaces de aprender, autoorganizarse y operar, adaptativamente, según las transformaciones del complejo entorno configurado por las sociedades de alto riesgo son referencias dominantes en la nueva doctrina militar del Pentágono. Hoy la retórica de la guerra se apoya en una lectura sistémica de la globalización, inspirada en el principio de incertidumbre, en las nociones básicas de las teorías del caos y de las catástrofes como un marco legitimador de la política bélica mundial. Ahora bien, esta complejidad e incertidumbre referidas encubre, en la doctrina bélica oficial del Pentágono, lo que Ramonet identifica como crisis global de la información y la comunicación, en nuestro tiempo, ante el déficit democrático que gobierna la expansión de las redes mundiales de información según los intereses estratégicos y políticomilitares del sistema-mundo descrito y analizado por Wallerstein, en la que Internet es el nuevo centro emergente de las políticas de propaganda e intoxicación informativa que promueven la cultura pública belicista (29). La ideología de la National Defense University, en la que se piensa la doctrina de la guerra digital, participa de un informacionismo tecnocrático en la relación hombre-máquina como parte de un discurso paranoico, cuya lectura legitimadora en los medios se presenta en forma de identificación de la intervención militar como una guerra de cero muertos. La explotación de este factor señalado en su modelo de propaganda por Chomsky y Herman, es un elemento de movilización y dominio efectivo, que mantiene a la población permanentemente aterrorizada sobre los efectos, peligros e incertidumbres creados con conflictos reales o imprevisibles, ya sea por el peligroso potencial del enemigo, como se difundiera en el último bombardeo sobre Irak, o por la extensión del conflicto a otros países, como en la guerra de Yugoeslavia (teoría del efecto dominó). Como resultado, uno de los efectos de la política global de guerra psicológica difundida planetariamente explotando esta tendencia paranoica en la opinión pública internacional es la acentuación de una guerra civilizatoria sin precedentes que amplía, las diferencias y fracturas culturales entre el mundo occidental y las culturas oprimidas y subyugadas del Sur, paralelamente a la extensión de una conciencia paranoica en la propia teoría social con los planteamientos dominantes sobre la amenaza de desórdenes y peligros virales. Así, por ejemplo, se apunta en las preocupaciones de los diseñadores y responsables de los sistemas de seguridad el problema de la ciberguerra no sólo como un aspecto de control único de las redes de comando y organización militar continuamente amenazado por los hackers y enemigos virtuales que intentan introducirse en los sistemas de seguridad nacionales, poniendo en peligro la estabilidad mundial, sino sobre todo un problema vital de imprevisibles efectos desestabilizadores en los flujos financieros mundiales ante los intentos de sabotaje económico. Por ello, el propio discurso periodístico de los medios de información ha popularizado el objetivo de la seguridad nacional como prioritario por encima de otros aspectos reguladores como el control de los monopolios o el libre acceso y democratización de las redes de comunicación, en el acceso y gestión pública. No en vano, la cultura paranoica de seguridad nacional tan común a las políticas editoriales de los medios impresos y audiovisuales norteamericanos coincide con la extensión de la ideología del control social en la agenda política occidental : "De hecho, el papel eminente que incumbe a las think tanks neoconservadores en la constitución y después en la internacionalización de la nueva doxá punitiva pone de relieve las relaciones orgánicas, tanto ideológicas como prácticas, entre el deterioro del sector social del Estado y el despliegue de su brazo penal (...) De ahí toda una serie de balances que se dan para un análisis, al ritmo de los cuales, Estados Unidos es utilizado no como elemento de una comparación metódica que mostrara a continuación que la pretendida subida inexorable de las violencias urbanas es ante todo una temática político-mediática que busca facilitar la redefinición de los problemas sociales en términos de seguridad, sino por turnos, como un espantajo y como un modelo a imitar, aunque sea con precaución" (30). Hoy, señala Loïc Wacquant, es difícil para una autoridad europea expresarse sobre la seguridad continental sin que salga de su boca alguna consigna made in USA, por ridícula que esta sea. La obsesión paranoica de una cultura represiva difundida por los medios de información norteamericanos insistentemente se convierte así, por la hegemonía de Estados Unidos en la geopolítica mundial de las industrias culturales, en un elemento legitimador de las estrategias sociopolíticas de vigilancia total y permanente a través de los nuevos sistemas de información y procesamiento de datos, más allá de cualquier proyecto de Estado o regional, para hacer públicamente aceptable las premisas de la doctrina de seguridad nacional del Pentágono, en la sanción y control coercitivo de aquellas conductas consideradas desviadas o simplemente diferentes en virtud del principio de seguridad total que hoy es universalmente asumido y validado en la construcción de la sociedad global de la información, para tiempos de paz y de guerra, indistintamente. EJERCITO INTELIGENTE La concepción del ejército en términos de soporte logístico más que de aplicación de la fuerza ilustra un escenario diferente en el que la estrategia militar reorienta sus esfuerzos hacia el desarrollo y control de los sistemas de información y telecomunicaciones aeroespaciales, con el objetivo de evitar en principio futuribles desórdenes, movimientos de subversión y acciones puntuales de grupos minoritarios, sectas, organizaciones guerrilleras o fundamentalismos étnicos, religiosos y políticos que puedan resurgir dentro y fuera de las fronteras nacionales (31). Los sistemas de vitgilancia y control planetario con sede en Fort Meade tejen mundialmente un dispositivo de espionaje y gestión informativa al servicio de los intereses geoestratégicos estadounidenses según una nueva doctrina de seguridad nacional que el servicio de información americano , integrado por un amplio cuerpo de funcionarios (linguistas, informáticos, relaciones públicas, analistas de sistemas, expertos en flujos de datos, etc . . . ), coordina cubriendo todo el área y formas de contraespionaje. La National Security Agency (NSA) es la agencia responsable de protección, desarrollo y control de las comunicaciones militares administrativas, el desarrollo de las tecnologías de la información, seguridad de las redes informáticas, el espionaje vía satélite y hasta coordinación de la guerra en el espacio : la y la la "La agencia es el mascarón de proa de un pacto de recogida de información entre los Estados Unidos y los servicios de información de Reino Unido, Canadá, Australia y Nueva Zelanda (...) Sus atribuciones han ido aumentando en poder a partir de las décadas 70 y 80 cuando se puso en marcha la red Echelon. En todo el mundo, todas las comunicaciones por correo electrónico, teléfono y fax son regularmente interceptadas por Echelon, cuyos ordenadores extraen de la masa de informaciones los mensajes que contienen palabras-clave sensibles" (32). Esta red de espionaje y los servicios de información para interceptar las señales de comunicaciones importantes para la seguridad nacional amplían así el poder de influencia de los sistemas de seguridad al control a las comunicaciones telefónicas, ciberespaciales y personales. La unidad de mando e integración, bajo la coordinación de los servicios de inteligencia e información de Estados Unidos, de los poderes públicos del Estado ha llevado incluso a situaciones recientes como la supeditación del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas a las directrices político-militares de la OTAN, concentrando las prerrogativas de intervención en manos del Pentágono. El cambio de la doctrina militar no significa, sin embargo, una modificación sustancial de sus presupuestos ideológicos de partida. La estrategia de seguridad nacional de EE.UU. define, en los documentos doctrinales del Pentágono, la diplomacia internacional del gobierno norteamericano como una política orientada al logro de " un ambiente internacional de paz, libertad y progreso dentro del cual nuestra democracia – y otras naciones libres – puedan prosperar" combatiendo "la agresión , la coerción y las insurrecciones que amenazan las instituciones democráticas", en ayuda a las naciones aliadas y sus intereses (33). La argumentación política y la retórica oficial del stablishment norteamericano no ha variado, en lo sustancial, el discurso esgrimido durante los años setenta. Hoy como ayer, los ataques a instalaciones civiles en Afganistán, a fábricas farmacéuticas sudanesas o a supuestos "campos de entrenamiento para terroristas" son justificados en virtud del principio de legítima defensa, invocando la necesaria protección de los servicios y el modo de vida americano, anclados en la tradicional filosofía de concepción derechista que la sociedad estadounidense ha sancionado incluso en algunas de sus versiones más racistas. Así por ejemplo los manuales de formación de las Fuerzas Especiales de la Escuela de Operaciones Especiales de la Fuerza Aérea de la base Hurlburt empiezan por considerar despectivamente a negros, hispanos o asiáticos, tal y como revelara en 1997 la cadena CBS en su espacio dedicado a los noticieros. La guerra de Kosovo y otros conflictos liderados por la acción directa o encubierta de los Estados Unidos siguen por otra parte reeditando mundialmente una doctrina de la seguridad nacional en la que junto a un militarismo exacerbado y el más ferviente anticomunismo se desarrolla la nueva concepción regional de los conflictos bélicos basada en el dominio de los factores de infraestructura, producción y circulación de la información por las redes tecnocomunicativas cuyo principio es la extensión total de la fuerza y la doctrina de seguridad espacial y temporalmente. VELOCIDAD, ADAPTABILIDAD, PRECISIÓN El valor de lo novedoso, de la simultaneidad y la abolición del tiempo de la modernidad tardía, tan caro a los medios y al pensamiento débil, es hoy un factor esencial de la estrategia militar. La guerra en tiempo real, basada en la gestión de los procesos de explotación informativa a través de las redes telemáticas, no sólo ha promovido el desarrollo de Internet y mucho antes las plataformas espaciales de satélites de teledetección y vigilancia global de los escenarios geoestratégicos, sino, más allá aún, incluso la asimilación de una cultura bélica de la comunicación totalitaria y omnipresente. La guerra en tiempo real se ha extendido a la concepción de los sistemas informativos como medios de vigilancia permanente en la interceptación, transmisión y control de las comunicaciones civiles. "Esto explica la urgencia de superar la antigua perspectiva del espacio real desde el punto de vista de la fuga, en beneficio de la puesta en marcha a escala global de una perspectiva en tiempo real, de la fuga instantánea de todos los puntos , los pixels de la imaginería digitalizada" (34). Si en la empresa postfordista el valor del stock es reducido a la mínima expresión, los ejércitos de la sociedad informacional plantean una estrategia de máxima compresión del tiempo, por lo demás plenamente funcional a la lógica de producción noticiosa. Aunque la cultura bélica de intervención en tiempo real no sólo coincide con la administración de los acontecimientos por los medios informativos. El sistema de seguridad estadounidense se rige por una orientación de sus actividades a corto plazo : "Según señalara Andrew Krapinevich, la mayor parte de los funcionarios de mayor jerarquía del Departamento de Defensa, sólo ocupan sus posiciones por un período relativamente corto, de ahí su propensión a anticiparse a los problemas inmediatos en lugar de resolver los de más largo plazo. En un sentido aún más amplio, la cultura estratégica estadounidense y de hecho toda nuestra perspectiva en relación con el tiempo, destaca más el presente que el futuro" (35). Durante la guerra del Golfo, la preocupación por la duración del conflicto hacía manifiesto, como en la guerra de Kosovo, el principio de la nueva doctrina militar del Pentágono, según el cual el éxito de la guerra depende de la capacidad de control de la opinión pública y de dominio en la intensidad y orientación temática de las noticias a cargo de la cobertura informativa por los medios, en la que se privilegiaba el objetivo de mostrar el acontecimiento inmediatamente, ocultando el proceso de hipermediatización para movilizar internacionalmente a la ciudadanía en favor de la estrategia de agresión y la solución bélica a los conflictos : "La capacidad para controlar la velocidad, especialmente en la informática y los espacios inmateriales, se ha hecho primordial. El considerable desarrollo de medios nacionales de información y su orientación hacia nuevos riesgos, confiere a Estados Unidos una forma de liderazgo de los países industrializados. Estas opciones diseñan una estrategia que no permite evitar sistemáticamente los enfrentamientos violentos y la gestión del combate, pero que favorece la selección de empresas, la economía en vidas humanas y una gestión más flexible de los conflictos que hay que justificar ante una opinión pública y unos responsables políticos cada vez más informados" (36). Las cámaras digitales incorporadas en los cascos de los marines norteamericanos que cubrieron en directo la guerra de Haití o la ocupación de Somalia son, en este sentido, un pálido reflejo del "grifo de imágenes administradas" según la lógica bélica de la nueva guerra informacional. Especialmente desde la guerra del Golfo Pérsico, la guerra televisiva es una guerra ficcionalizada, una guerra high tech, de información-espectáculo en directo. En Irak, "incluso después del comienzo de los bombardeos, se nos presentó una guerra con escenario indefinido, donde el frente de combate aparece como una trama de fondo apenas perceptible, diluida entre las continuas oposiciones, en directo de corresponsales y voceros gubernamentales" (37). Mientras las cámaras administraban imágenes amplificadas de los haces de luz, resultado de las explosiones por las bombas teledirigidas. La idea de la guerra en tiempo real es en este punto complementaria y plenamente funcional a la narrativa audiovisual, mostrando la historia mientras se hace, bajo el manto y la retórica populista del infoentretenimiento, remedo del mercado y el discurso del pensamiento único. Como apunta Norman Birnbaum, "no hay debate nacional sobre el papel de Estados Unidos en el mundo. Aunque tampoco lo hay sobre los contornos de la sociedad estadounidense. Estas carencias generales tienen un denominador común, la despolitización generalizada de una nación que, sorprendentemente, todavía se considera un modelo de democracia" : "La destrucción de las alternativas políticas es también una consecuencia de la mala educación sistemática propagada por los medios de comunicación. El frenético mosaico de imágenes que nos avasallan últimamente denota el nacimiento de una nueva formación histórica : el Estado nacional del espectáculo. Las fronteras entre el conocimiento y la ignorancia, las ideas serias y la ficción ridícula se han desvanecido" (38). Como también se borran y vuelven imprecisos los límites de la guerra y la paz, de la fuerza militar y de seguridad pública o la táctica y la estrategia militar, entre el momento de la planeación y el momento de la intervención. "Al utilizar más información, con mayor rapidez; al acelerar el proceso de toma de decisiones; al tomar acciones en lugares más distantes, en menos tiempo y bajo condiciones más diversas, orquestando los sistemas de maniobra y fuego de todos los servicios; y creando y manteniendo la cohesión entre unidades más dispersas – todo bajo la cuidadosa supervisión de la cobertura por parte de medios de comunicación casi instantánea – los líderes del Ejército de Estados Unidos de la era de la información pensarán de una manera diferente a los de la era industrial" : "Los ejércitos de la era de la información conocerán la ubicación de sus propias fuerzas con mayor precisión que antes, a la vez que podrán impedir que el enemigo tenga acceso a esta información. Por último, esta información amiga y enemiga se distribuirá entre las fuerzas terrestres, marítimas, aéreas y espaciales con el fin de crear una percepción común del campo de batalla entre las comandantes y estados mayores de los ejércitos de la era de la información. Este conocimiento compartido de la situación, complementado con la agilidad para conducir operaciones continuas diurnas y nocturnas, es lo que les permitirá a los ejércitos en la era de la información observar, decidir y actuar con mayor rapidez, más precisión y mayor decisión que sus enemigos. La velocidad y la precisión se están tornando en los requisitos predominantes en el campo de batalla" (39). Optimizar la velocidad y calidad del procesamiento de información, así como los sistemas de inteligencia y toma de decisiones constituyen en este punto principios de consolidación de la nueva estrategia de operatividad y táctica bélica, siendo la tecnología inteligente ( y sus modalidades de vínculo social y político, de liga y estructuración organizativa a ella asociadas ) el eje articulador de la guerra informacional cuya estrategia globalizadora incluso comprende la conversión de los derechos humanos en arma de guerra y las actividades de cooperación en medio disuasorio y eficazmente persuasivo de la nueva guerra psicológica. LOS NUEVOS CUERPOS DE PAZ La asistencia e intervención por motivos humanitarios constituye un nuevo eje revitalizado en la doctrina de la guerra informacional, como argumento legitimador en la retórica propagandística de este final de milenio. La guerra humanitaria de Kosovo, bajo la coartada de combatir el genocidio, o en otros casos la asistencia frente a catástrofes provocadas por hambrunas y desastres naturales teje en el discurso mediático una inversión paradójica de las misiones de paz bajo liderazgo de los marines estadounidenses, por la que subsumir el poder y la iniciativa civil bajo el control del mando militar como un instrumento más de propaganda en la guerra psicológica. En las nuevas formas de intervención, el Pentágono contempla el recurso a los cuerpos paz, tan conocidos en las estrategias de información y contrainsurgencia aplicados en Latinoamérica desde la década de los sesenta, ante situaciones de violencia masiva contra poblaciones, actos de terrorismo o subversión. De hecho, durante por ejemplo la administración Clinton se han venido impulsando agresivas operaciones de "pacificación" en lo que se ha dado en llamar la "segunda generación de operaciones de la paz". En palabras del profesor Steven Metz : "Una misión ofensiva será de tipo humanitario o ecológico, variando desde actividades cooperativas con autoridades locales en misiones de socorro, hasta la intervención abierta. Tales operaciones siempre implicarán la participación de diversas agencias y múltiples naciones. En acciones realizadas en conjunto con las autoridades locales con el fin de evitar conflictos futuros, la participación del Ejército estadounidense será limitada y provisional" (40). No en vano en las nuevas formas de guerra, las estrategias de intervención no convencional y de acción directa comprenden la integración de las Unidades de Asuntos Civiles con las divisiones de Operaciones Psicológicas, las Fuerzas Especiales y las actividades de Inteligencia Militar en la ejecución de acciones defensivas, el control de la inmigración, el contraterrorismo, las misiones humanitarias o las acciones ecológicas. Las actividades de las ONG´s, de organismos internacionales como la Cruz Roja, y por supuestos de organismos como los cuerpos de paz de las Naciones Unidas son así utilizadas como soporte de la guerra psicológica, la inteligencia militar y la difusión de la propaganda legitimadora de las guerras humanitarias en nuestro tiempo. Ahora bien, el humanitarismo militar tiene su contraparte. Como antaño, el control de las telecomunicaciones y las fuentes de información es coordinado junto con los esfuerzos de propaganda de la nueva diplomacia bélica. Las fuerzas de intervención y guerra digital comprende las divisiones dedicadas, en tiempo de guerra o paz, al control, bloqueo y sabotaje de los sistemas informáticos y las infraestructuras estratégicas telemáticas. En Haití, por ejemplo, la intervención de las fuerzas especiales ayudaría a controlar los recursos tecnológicos en el desarrollo de la guerra psicológica para persuadir a los líderes espirituales de la cultura vudú por medio de la grabación digitalizada de la voz del dictador Papá Doc como si de un discurso de ultratumba se tratara, al fin de facilitar la acogida favorable a las tropas invasoras estadounidenses por parte de la población civil. El Pentágono aplicó indistintamente las tres modalidades de operaciones de paz identificadas en la nueva doctrina militar : el apoyo diplomático, la política preventiva y las acciones de negociación. En una primera fase de reinstitucionalización de la democracia, la campaña de promoción mediática enfatizaría la perspectiva de progreso económico y el apoyo internacional al gobierno democrático; posteriormente, el intercambio de información y las campañas de propaganda fueron instrumentadas para apoyar las actividades de asistencia en apoyo a las acciones cívicas y de coordinación de las tropas estadounidenses, para concluir, finalmente, en la fase de desarme, con la campaña de posters, cartelería, cine, radio y prensa reforzando el objetivo de los cuerpos de paz estadounidenses. Cumplida la misión, el ejército-red estadounidense repliega sus efectivos a la espera de nuevas intervenciones : Somalia, Indonesia, Irak, Yugoeslavia . . . El sentido de la intervención poco importa, no es discutible el fin, sólo los medios, pues en el marco de legitimación construido informativamente el consenso es absoluto y las unanimidades estables, al menos en sus presupuestos. Ahora bien, el problema de la estrategia de la guerra digital es su propio talón de Aquiles, el callejón sin salida de la propia paranoia mediática que alimenta y consolida la inercia y lógica de la maquinaria de muerte en la que se viene instaurando una "espiral del disimulo", cuyo poder termina por debilitarse conforme se multiplica y centraliza la red de comunicación por efectos de las turbulencias y perturbaciones, los ruidos y desórdenes crecientes que, acumulados en la geopolítica del caos de la comunicación-mundo, corre el peligro incluso de colapsar el Nuevo Orden Mundial surgido de la guerra del Golfo Pérsico. . . Situaciones como la crisis de Indonesia, la desestabilización de los Balcanes o, mucho antes, el levantamiento de Chiapas pueden terminar haciendo realidad la pesadilla tantas veces descrita por la literatura ciberpunk : el derrumbamiento del sistema por efectos virales o desajustes que rompan el equilibrio funcional por acción de algunos de los puntos en los que se extiende el complejo político-militar del Pentágono y sus intereses a través de la red de inteligencia e información . Esta quizás es la principal contradicción de la nueva doctrina de seguridad pública en la sociedad televigilada emergente, donde como escribiera Orwell : la guerra es la paz y la esclavitud la libertad. NOTAS 1.- Gordon R. Sullivan y James M. Dubik, "Cómo se librará la guerra en la Era de la Información", en Military Review, Marzo-Junio, 1995, p.35. 2.- Cfr. "Space as an Area of Vital National Interest", MLCOM 97, Hyatt Regency Hotel, Monterrey, CA, 3 de Noviembre de 1997. 3.- Como ejemplo de esta nueva filosofía de la seguridad internacional, cfr. BoutrosGhali, An Agenda for Peace : Preventive Diplomacy. Peacemaking and Peacekeeping, Informe del Secretario General, ONU, Nueva York, 1992; Donald M. Snow, Peacekeeping. Peacemaking and Peace-Enforcement: The US Role in the New International Order, Carlisle Barracks, Pennsylvania, 1993. 4.- En Europa, por ejemplo, Enfopol establece la interceptación de las telecomunicaciones privadas en virtud de las políticas de vigilancia, control y prevención de las amenazas que las autoridades públicas identifican entre los grupos desestabilizadores, subversivos o simplemente disidentes. Echelon constituye, en este sentido, el precedente de creación de un nuevo estado global de vigilancia planetaria bajo control de los servicios de inteligencia militar estadounidense. 5.- Paul Virilio, "La proliferación televisual", en Le Monde Diplomatique, Marzo, 1998, p.23. 6.- Ibíd. , p.23. 7.- Cfr. "Manual de Operaciones Militares en el Conflicto de Baja Intensidad", Manual de Campaña del Ejército FM 100-20. 8.- David Rothkopf, "In Fraise of Cultural 167,Washington, 1997, citado por Schiller, p.18. Imperialism", Foreign Policy, nº 9.- Cfr. René Naba, Guerre des ondes . . . guerre des religions : la bataille herzianne dans le ciel méditerranéen, L´Harmattan, Pais, 1998. 10.- Como advierte Eduardo Subirats, "el efecto hipnótico del espectáculo políticopornográfico sobre la masa electrónica tardomoderna no es nuevo. Lo hemos visto en dos de las grandes crisis políticas del final de siglo : el Desert Storm bajo la forma de un video-game a gran escala, y la muerte de la princesa Diana bajo la versión de un melodrama lacrimoso. Lo nuevo en el affaire de Clinton es la escala mundial de los conflictos militares, la corrupción política y el masivo deterioro social y ecológico que abraza" . Cfr. Eduardo Subirats, "Sex Pol en la aldea global", en El Viejo Topo, Abril, Barcelona, 1999, p.49. 11.- Steven Metz, "Victoria y compromiso en la contrainsurrección", en Military Review, Noviembre-Diciembre, 1992, p.34. Así, el Ejército Federal Mexicano y las Fuerzas Especiales del Ejército Estadounidense en la zona serán presentados en los relatos periodísticos y en los comunicados oficiales como cuerpos de paz en misión de protección y salvaguardia del cumplimiento de los acuerdos de San Andrés Larrainzar en el Estado de Chiapas; el bombardeo de Yugoeslavia, una guerra humanitaria en defensa de los derechos humanos; la guerra contra Irak, la defensa de la soberanía nacional kuwaití y el derecho internacional ; y, por poner otro ejemplo, la invasión de Panamá, una operación en contra del narcotráfico. 12.- Como en la última entrega del ataque norteamericano a Irak, la cobertura mediática de la guerra de Kosovo nos ha sido narrada por las imágenes censuradas de los medios occidentales, las declaraciones reiterativas y de vocación intoxicadora de los portavoces oficiales, los escenarios de la propaganda y contrapropaganda de los ejércitos y las espectaculares fotos fijas digitalizadas por la OTAN. En otras palabras, la versión bélica del pensamiento único con participación de todo tipo de actores, ONG´s incluidas, con la ayuda y solidaridad corporativa de las transnacionales de la telecomunicación. 13.- En diferentes sondeos de opinión, aproximadamente el 70 % de los ciudadanos estadounidenses manifiesta una clara desconfianza sobre la veracidad de las informaciones suministradas por los medios, ante los reiterados casos de manipulación, tratamiento sesgado y falsificación de las noticias, reportajes y comentarios de prensa. 14.- Cfr. Andrew Downie, "United States Begins Psychological Warfare To Oust de-facto Haitian Regime by Dropping Millions of Leaflets", The Nassau Guardian, Septiembre, 1994. 15.- Cfr. US ARMY Field Manual (FM) 100-5 Operations; FM 100-23, Peace Operations. Misión de las Naciones Unidas en Haití, Marzo 1995. 16.- S.teven Metz, "Previendo el futuro : el Ejército y los conflictos en países anárquicos", wn Military Review, Sept.-Oct., 1994, p.78. 17.- Dominique Wolton, WAR GAME. La información y la guerra, Siglo XXI, Madrid, 1992, p.34. 18.- En las conflagraciones bélicas contemporáneas, conviene sin embargo matizar la idea de no guerra – esto es, la guerra de cero muertos - así como la misma noción de "conflicto de baja intensidad" implícita, y explícita, en el discurso periodístico de los mass media. El principal reto de la educación crítica para la comunicación consiste, a este respecto, en la revelación de las contradicciones teórico-prácticas de un discurso como éste y la representación negada de la muerte como dispositivo de enunciación y dominio de la opinión pública mundial a través de la investigación y contrastación de datos y la contextualización totalizadora de la realpolitik posmoderna en nuestro tiempo, una labor de responsabilidad de las ONG´s que, en la guerra de Kosovo, ha sido prácticamente inexistente, al limitarse en muchos casos a reproducir la versión oficial de la limpieza étnica y la legitimidad de la "guerra humanitaria", convertidas en portavoces de los halcones del Pentágono. 19.- Maurice Najman, "Estados Unidos prepara las armas del Siglo XXI", en Le Monde Diplomatique, febrero, 1998, p.4. 20.- Dubik/Sullivan, op.cit., p.41. 21.- Ibíd., p.41. 22.-Ibíd., p.36. 23.- H.I. Schiller, "El dominio de las redes electrónicas mundiales", en Le Monde Diplomatique, Agosto/Septiembre, 1998, p.18. 24.- Zbigniew Brzezinski, El gran tablero mundial. La supremacía estadounidense y sus imperativos geoestratégicos, Paidós, Barcelona, 1998, p.31. 25.- Steven Metz, "Previendo el futuro : el Ejército y los conflictos en países anárquicos", en Military Review, Sept.-Oct., 1994, pp.72 y 73. 26.- H.I.Schiller, op.cit., p.18. 27.- Ibíd., p.18. 28.- Dubik y Sullivan distinguen cuatro tipos de información en la actividad nuclear de organización y operatividad del ejército estadounidense : Información sobre contenido tipo inventario sobre la cantidad, ubicación y clases de artículos que disponen las tropas (aliadas o enemigas). Información descriptiva sobre la forma y composición de los objetos. Información sobre conducta en forma de simulación tridimensional que pronostica la conducta de objetos físicos a partir de ensayos de juegos de guerra respecto a los cursos de acción posibles. Información evaluativa sobre acciones en el teatro de operación. Ello plantea como retos : La digitalización del campo de batalla. La mejora de las plataformas y sistemas de inteligencia (el recurso a las telecomunicaciones en la guerra). La disposición de medios adecuados para la recopilación, clasificación y distribución de información. El "Manual de Campaña (FM) 100-5 Operaciones" y el "Manual de Campaña (FM) 101-5 Organización y Operaciones de Estado Mayor" sienta las bases del proceso de toma de decisiones y de organización del Estado Mayor como una fuerza bélica de organización digitalizada. 29.- Cfr. Ignacio Ramonet, La tiranía de la comunicación, Editorial Debate, Madrid, 1998. 30.- Loïc Wacquant, "La ideología de la inseguridad. Una tormenta represiva que llega de Estados Unidos", en Le Monde Diplomatique, Abril, 1999, p.12 y 13. 31.- Un ejemplo de este tipo de proyectos revitalizado en los últimos años es el programa North American Air and Space Defense (NORAD-2010), un sistema de información global para el subcontinente norteamericano, del que está excluido México, creado para la detección, monitoreo, catalogación e identificación de objetivos y actividades político-militares, tanto de las comunicaciones civiles como las telecomunicaciones comerciales, en virtud de tres objetivos estratégicos para Estados Unidos: a. La recopilación eficaz de información y la coordinación integrada de las fuerzas de defensa. b. El desarrollo de un sistema logístico mejos focalizado. c. El fomento de la superioridad informativa ante potenciales enemigos en el sistema internacional. Cfr. Commander Air Force Space Command, "Speech for the Air Force Association Annual Symposium", Beverly Hills Hilton, Los Angeles, CA, 18 de Octubre de 1996. 32.- Philipe Riviére, "Tendencias policiales en el ciberespacio. Todos los europeos bajo escuchas", en Le Monde Diplomatique, marzo, 1999, p.28. 33.- National Security Strategy of the United States, Casa Blanca, Washington D.C., 1990. 34.- P. Virilio, "La proliferación televisual", en Le Monde Diplomatique, Marzo, 1998, p.24. 35.- Steven METZ, "Previendo el futuro : el Ejército y los conflictos en países anárquicos", en Military review, Sept.-Oct., 1994, p.71. 36.- Ministerio de Defensa, "Livre blanc sur la défense", Servicio de Información y Relaciones Públicas de los Ejércitos, París, 1994, citado por Maurice Najman, "Estados Unidos prepara las armas del siglo XXI", Le Monde Diplomatique, Febrero, 1998, p.4. 37.- Eduardo Giordano, "CNN y las noticias del Golfo. El control de las fuentes audiovisuales en la propaganda bélica", en VV.AA., Las mentiras de una guerra. Desinformación y censura en el conflicto del Golfo, Deriva Editorial, Barcelona, 1992, pp. 40 y 41. 38.- Norman Birnbaum, "¿ Superpotencia o manicomio ?", El País, sábado 19 de diciembre de 1998, p.15. 39.- Sullivan/Dubik, op.cit., p.37. 40.- S. Metz, "Previendo el futuro : el Ejército y los conflictos en países anárquicos", en Military Review, Sept.-Oct., 1994, p.81. BIBLIOGRAFIA .- BROWN, Fredric J. : The U.S. Army in transition II, Brassey´s Inc. , Nueva York, 1993. .- CRAIG, Gordon A. y GEORGE, Alexander L. : Force and Statedraft : Diplomatic Problems of Our Time, Oxford University Press, Nueva York, 1990. .- KEEGAN, John : A History if Warfare, Afred A. Knopf, Nueva York, 1993. .- LUTTWAK, Edward N. : Strategy. The Logic of War and Peace, Masschussets Balknap, Cambridge, 1987. .- O´NEILL, Bard : Insurgency and Terrorism. 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Autor, entre otras publicaciones, de "Elementos de Teoría de la Información" (MAD, Sevilla, 1999) y "Comunicación e Insurgencia. La información y la propaganda en la guerra de Chiapas" (Hiru Argitaletxe, Gipuzkoa, 1997). En la actualidad, imparte en el Programa Hispalense de Doctorado en Periodismo el seminario "Información y Propaganda de Guerra" (1998-2000). Volver al índice