INTRODUCCION

Anuncio
INTRODUCCION
El derecho a la vida y a la muerte, son temas actuales. Por una parte se reclama el derecho de todo ser humano
a desarrollarse a partir de que ha sido concebido, desde el momento mismo en que el óvulo materno ha sido
fecundado por uno de los gametos del padre, hasta que la muerte por causas naturales sobrevenga, sin que ser
gestado hasta el nacimiento dependa de arbitrio o circunstancias ajenas al proceso vital. Por otra, se depende
que el decir cuando y como morir (mientras esto sea posible) sea un derecho ejercitable sin interferencias
morales, éticas, políticas religiosas, ni legales. Aborto, Eutanasia y Suicidio Asistido se debaten con pasión en
muchos países.
En México, el derecho a la vida, a la integridad física y moral desde el momento de la concepción es garantía
constitucional que Código Civil recoge y el Derecho Penal protege otorgándole el primero al nuevo ser
derechos básicos desde que es concebido, y sancionando el segundo su muerte deliberada en cualquier etapa
de la vida, desde su estado embrionario hasta la adultez. En consecuencia, el aborto, salvo casos de excepción
especificados por la ley los cuales quedan asentados en el Art. 333 del Código Civil No es punible el aborto
causado solamente por imprudencia de la mujer embarazada o cuando el embarazo sea el resultado de una
violación, la eutanasia en cualquiera de sus modalidades, la instigación y auxilio a un suicida con actos
punibles. El consentimiento de la víctima no exime el dolo.
¿DERECHO A LA MUERTE?
La muerte no es un derecho, es consecuencia natural de la vida; somos mortales. Lo que se pretende es la
despenalización de ciertas formas de ponerle fin arbitrariamente a la existencia humana: aborto, suicidio y
eutanasia.
Agrupaciones que actúan en pro o en contra de una y otra pretensión se multiplican por toda la geografía del
planeta, sobre todo en aquellos países de alto desarrollo cultural donde la autonomía del individuo que incluye
la libre disposición del cuerpo se reclama como derecho inherente a la privacidad que debe estar libre de
intromisiones del Estado. Como consecuencia, el ser en gestación en el vientre de la mujer, cualquiera que
fuera la etapa de su desarrollo, se tiene por parte del cuerpo de la madre, la que libremente puede determinar
su destino. Quien desee poner fin a su existencia por razones personales debe poder hacerlo, aun con auxilio
de un profesional, sin sanción ni contratiempo alguno para las partes.
En este trabajo trataremos la Eutanasia y el Suicidio Asistido.
CAPITULO I
ANTECEDENTES
La Eutanasia, que proviene de las raíces griegas eu que significa bueno y thanatos que traducido es muerte.
Por lo tanto su termino en español es "buena muerte". En la práctica, es el acto que pone fin a la vida de un
enfermo terminal a su solicitud, de quienes él depende o por decisión del médico que lo atiende; es también
definida como la muerte intencional del paciente producida por acto u omisión de quienes lo tienen a su
cuidado. Los que critican y se oponen a la eutanasia la definen como el "homicidio por enfermedad".
A continuación se nombran los diferentes tipos de Eutanasia:
Eutanasia pasiva: Este es un término mal utilizado por los medios de comunicación y a lo único que se
refiere es a la muerte natural, así se suspende el uso de los instrumentos de apoyo de vida o el suministro de
medicamentos para que se dé una muerte completamente natural que no contraria en nada la ley natural.
1
Eutanasia activa: Este término se refiere a la muerte que se ocasiona de una manera directa para poner fin al
sufrimiento del paciente. Se ponen los medios para privar de la vida al paciente.
Eutanasia Voluntaria: Cuando el enfermo toma la decisión de ser privado de la vida.
Eutanasia No Voluntaria: Cuando se aplica a un paciente incapacitado para tomar la decisión.
Eutanasia Involuntaria: La que se aplica a una persona capacitada sin su consentimiento.
El suicidio asistido se relaciona vagamente con la eutanasia, este se produce cuando alguien le da información
y los medios necesarios a un paciente para que pueda terminar fácilmente con su propia vida.
Del Vechio, idealiza la eutanasia y la considera una "actitud inspirada en la piedad de los hombres por los
moribundos". "El hombre de hoy, dice el jurista italiano, huye del dolor como ciertamente huía del dolor el
hombre de ayer. Conmovidos en lo profundo de su ser por la desgracia, algunos infligen a otros lo que se
considera la "muerte benéfica", "la muerte buena", "la muerte piadosa" como suelen llamar a esa forma de
asistir al prójimo en momentos de sufrimiento y dolor, si bien hoy, reconoce, la causa del dolor ha sido
prácticamente vencida por la ciencia".
Sin embargo, ni aun con los recursos científicos disponibles se puede estar seguro de tener una "muerte
buena" o placentera si cabe, sin traumas ni dolor; la experiencia demuestra que aun el más rico y poderoso de
los hombres carece de control sobre su destino final; la vida más próspera y exitosa suele concluir con visos
de debilidad, dependencia y desgracia. La posibilidad de morir en la paz del hogar, rodeado de seres queridos,
asistido con amor, consideración y dignidad es cada vez más remota en la sociedad actual. El coma, la
senilidad extrema, parálisis generalizada, incontrolable dolor, aislamiento necesario, etc., requieren tecnología
y tratamientos que solamente ofrecen instituciones especializadas donde la atención es por necesidad
impersonal y la dignidad del paciente no es lo más importante. Por eso decía el griego Solón: "Espera a que un
hombre muera para juzgar si tuvo una vida feliz."
Abundan en la historia los casos célebres de la eutanasia. La Biblia relata cuando Saúl, alcanzado por lo
flecheros filisteos, reclama la muerte a su escudero, un amalecita: "roma tu espada y pásame por ella, le
ordena, no dejes que esos incircuncisos me encarnezcan". Saúl no imploró misericordia para evitar el
sufrimiento de su cuerpo sino en defensa de su dignidad, de mayor rango moral. Aquí la eutanasia consistió en
oponer la muerte a la perspectiva de una vida futura deshonrosa e indigna.
En una de sus obras Dante relata el cuadro del "sublime sacrificio del amor filial" cuando el personaje pide a
su mejor amigo que trunque su agonía y éste "amorosamente" lo estrangula. Como puede verse, la eutanasia,
como el suicidio, es recurso de desesperados.
En 1986 periódicos estadounidenses revelaron que el Rey Jorge V enfermo terminal, había muerto en el año
de 1936 a consecuencia de una dosis fatal de morfina y cocaína que el doctor Lord Dawson, médico de
cabecera de la familia real inglesa, le aplicó a solicitud de la reina y su hijo primogénito. Al parecer el rey no
fue consultado acerca de la aplicación de la eutanasia.
En los tiempos actuales algunos casos han sido ampliamente discutidos en las cortes judiciales y sus
resultados dados a conocer mundialmente. En Inglaterra, donde la eutanasia no está permitida, el doctor
Arthur X dejó morir a un niño de tres años que padecía el síndrome de Dawn a petición de sus padres, que no
deseaban que viviera con las limitaciones propias de la incapacidad. El niño falleció por inanición al serle
suspendido el alimento y los líquidos.
El médico doctor Nigel Cox, también en Inglaterra, envenenó a su paciente suministrándole una dosis letal de
cloruro de potasio para librarla del dolor que le producía la artritis reumatoide que padecía, cuando el
2
tratamiento de morfina que por trece años le suministró dejó de surtir efecto.
En Holanda, antes de que la eutanasia hubiese sido de hecho despenalizada, un doctor exterminó a su madre,
"para que no siguiera sufriendo" administrándole dosis letales de morfina. La eutanasia en Holanda ha sido
aprobada por el Parlamento en el 2002.
En Canadá el suicidio es legal, pero nunca un médico puede ayudar en él. Una ley para permitir la eutanasia
podría crearse en el nivel federal y se aplicaría a lo largo del país. Hay un alto número de casos que involucran
enfermos terminales que han buscado asistencia técnica para el suicidio. El Gobierno parece estar evitando
discutir este punto.
En los Estados Unidos los ciudadanos en el estado de Oregon aprobaron la medida el 16 de noviembre de
1994 que legalizaba la eutanasia bajo condiciones limitadas. El "National Right to Life Committee" (Comité
por el derecho nacional a la vida) obtuvo un interdicto de la Corte para demorar la implementación de la
medida.
El 7 de marzo de 1996 la Novena Corte de Circuito de Apelaciones declaró anticonstitucional una ley de
Washington que criminalizó al médico que ayudara a pacientes terminales. La corte mandada por una mayoría
de 8 a 3 dijo que la ley infringía el derecho a la libertad y a la protección igual garantizada por el artículo 14
de la Constitución de Estados Unidos.
"No state shall make or enforce any law which shall abridge the privileges or immunities of citizens"
Ningún estado hará o impondrá leyes que abrevien los privilegios o inmunidades de los ciudadanos
Los 30 Estados tienen sus leyes específicas que criminalizan el suicidio asistido. Este artículo sólo es acatado
por los territorios occidentales: Alaska, Arizona, California, Guam, Hawaii, Idaho, Montana, Nevada, N.
Mariana Islas, Oregon y Washington.
La Corte dijo "cuando los pacientes ya no pueden perseguir la libertad o la felicidad y no desea tener la vida,
el rigor del Estado en vigor para mantenerlos vivos es menos obligatorio.Un competente mental, el adulto
enfermo terminal, habiendo vivido aproximadamente toda su vida, tiene un interés fuerte en la libertad de
elegir una muerte humana y dignificada en vez de ser reducido al estado de un niño − estado de impotencia,
pañal, sosego, incompetente−". La decisión fue condenada por la Asociación Médica de Estadounidenses, la
Iglesia Católica Romana. Los activistas del SIDA la recibieron con entusiasmo.
El 3 de abril de 1996 la Segunda Corte del Circuito de Apelaciones declaró anticonstitucional un estado de ley
de Nueva York que criminalizaba al médico que ayudaba al suicidio a pacientes terminales. Un jurado de 3
jueces encontró que la ley infringe la protección igual garantizada en el artículo 14 de la Constitución de
Estados Unidos. Este reglamento únicamente afecta 3 estados: Connecticut, Nueva York y Vermont.
El 18 de abril de 1996 la Fiscalía General de la República del estado de Nueva York pidió que el reglamento
se suspendiera por un tiempo corto, mientras el Estado apela la decisión a la Corte Suprema, esta ha decidido
oír argumentos en enero de 1997 y dar su decisión probablemente a mediados de 1997.
En Australia el territorio norteño pasó una ley el 25 de mayo de 1995 que se asintió el 16 de junio de 1995.
Permitir la eutanasia activa, bajo cuidadosos controles, en 1999 cuando ciertos requisitos previos se hagan.
Este territorio consiste en 1/6 de la masa terrestre de Australia pero sólo tiene una población de 168.000
habitantes. La ley comenzó como una cuenta de miembro privado Rights of the Terminally Ill Bill 1995
(Derechos de el proyecto de ley de los enfermos terminales 1995), patrocinado por Marshall Perron. Era
rechazado por la Asociación Médica Australiana y una variedad de grupos de "Derecho a la vida". Un voto de
consciencia permitió que los miembros fueran libres para votar independientemente de la disciplina del
3
partido. El nombre original se conservó. La ley se llama los Derechos del Acto del Enfermo Terminal. Fue
puesta en marcha el 1 de julio de 1996, otros proyectos de ley están siendo introducidos en otros estados
Australianos.
Una encuesta conducida por Newpoll en julio de 1995 encontró que el 81% de los adultos australianos apoyan
voluntariamente la eutanasia. Esta encuesta presenta un aumento frente al resultado de julio de 1994 donde se
apoyaba con un 79%. Una votación por el Roy Morgan el Centro de investigación en junio de 1995 mostró
resultados similares: 78% a favor. Este presenta un aumento desde 66% en 1986. Una votación separada
mostró que el 60% de los doctores y el 78% de las enfermeras en Victoria favorecieron la eutanasia. Una
votación adicional se tomó entre 6.500 congregaciones cristianas, representando 19 denominaciones. Ellos
encontraron que 40% se mostró de acuerdo con el suicidio asistido para enfermos terminales, 30% se opuso,
30% no sabe, no responde. Entre creyentes más viejos el apoyo era más alto 50% de los sesenta para delante.
Bob Dent, 66 años, fue la primera persona en aprovechar la nueva ley. Se había trasladado al norte como
misionero de una Iglesia de Inglaterra (Episcopal, Anglicana). Se llegó a desilusionar con la política dentro de
la Iglesia y dejó su llamado para llegar a ser una construcción de estimación. Le diagnosticaron cáncer el 1991
y luego se convirtió al budismo. Escribió una carta diciendo "Si usted difiere con la eutanasia voluntaria,
entonces no la use, pero por favor no me niegue el derecho." Dijo que ningún grupo religioso debería exigir
que se comportara con sus reglas y aguantaría sin dolor intratable innecesario hasta que algún doctor en su
omnisciencia decidiera que ya había tenido suficiente y aumentara la morfina hasta morir. En presencia de su
esposa y el doctor, inició el proceso con una inyección mortal de droga.
El reverendo Harry Goodhew, arzobispo anglicano de Sidney denunció el caso el 7 de octubre de 1996, dijo
"La forma moral de nuestra nación está bajo amenaza con la primera eutanasia legalmente sancionada en el
norte, y así es la relación entre doctores y pacientes. Ahora doctores son los que salvan vidas, pero bajo la ley
norteña ellos también son quienes matan. Nosotros debemos sentir una congoja profunda de la esposa de
quien murió, y también comprender el dolor humano que trajo esta conclusión en la vida de un hombre. Pero
por estos hechos no se puede permitir que nos persuadan de que esta acción tuvo razón. El agravio es moral.
Yo no puedo aprobarlo desde ningún punto de vista."
Un segundo enfermo terminal tuvo asistencia médica para morir el 7 de enero de 1997. Era Janet Mills, 52
años, que sufrió de una forma rara de cáncer de piel que ocasiona su desintegración. El decano alglicano de
Sydney, Boak Jobbins, dijo que esta muerte era otro día de vergüenza para Australia. Dijo "Claramente somo
una nación que ha llegado al final de sus recursos....no tenemos más cosas para ofrecer al enfermo terminal, al
anciano o al incapacitado fuera de una salida rápida con una aguja."
El 25 de marzo de 1997 el senado australiano rechazó la ley de la provincia norteña. El voto fue 38 a 33. Esto
convirtió al proyecto en ley, había sido ya aprobada por las condiciones más bajas. Esta acción viola la
opinión pública. Además de los resultados encontrados arriba, una votación por toda la nación de enfermeras
mostró que el 70% estaban a favor.
Cambodia: Un individuo al que se le negaba el perdón por matar presentó una demanda con la inteción de
borrar todas las referencias de la eutanasia en la ley de Colombia. La demanda petardeó. El 20 de mayo de
1997, la Corte Constitucional legalizó la eutanasia para enfermos terminales que han dado claramente su
aquiescencia. Con una votación 6 a 3. Los jueces ahora tendrán que escribir una reglamentación y considerar
cada caso separadamente.
En Japón el 28 de marzo de 1995 la Corte del Distrito en Yakahoma encontró culpable a un doctor de asesinar
un paciente de cáncer terminal que esperaba morir en unos pocos días. Recibió una condena de dos años de
prisión, que se suspendió. La Corte entonces enunció cuatro condiciones bajo las que se permitiría la eutanasia
en Japón:
4
− El paciente sufre un dolor físico inaguantable.
− La muerte es inevitable e inminente
− Se han tomado todas las medidas posibles para eliminar el dolor
− El paciente ha expresado claramente su consentimiento.
El juez Matsuura dijo que la acción del Dr. Tokunag no reunió todas las condiciones, discutieron que el
paciente no había hecho expresiones claras sobre su dolor físico ni había dado su consentimiento. La acción
del doctor no se puede considerar eutanasia y representa una terminación ilegal de la vida del paciente.
En cuanto a las creencias cristianas, fueron bien documentadas por Tomás de Aquino, él condenó el suicidio
porque:
* Infringe el deseo natural de vivir
* Daña a otra gente
* La vida es un regalo de Dios y así mismo sólo él puede quitarla
La Iglesia Católica Romana, la Luterana y la Episcopal han emitido declaraciones formales opuestas a la
eutanasia y al suicidio asistido. Los grupos de fe Evangélica y Fundamentalista se cree que están también en
desacuerdo con estas prácticas. La Asociación Unitaria − Universalista, un grupo liberal, emitió una
declaración en 1988 a favor de la eutanasia y, si hay condiciones adecuadas, del suicidio asistido.
Declaraciones similares han sido hechas por la Iglesia Unida de Cristo y la Iglesia Metodista. Las otras
Iglesias parecen divididas en este punto. La mayoría de cuerpos religiosos no se oponen a la eutanasia pasiva
que no es más que dejar que la muerte se produzca de una manera natural sin aplazarla ni acelerarla.
Los casos de muerte por suspensión del tratamiento médico y la alimentación a dos comatosos: Tony Bland y
Nancy Cruzan, uno en Inglaterra y el otro de los Estados Unidos merecieron amplia difusión. Nancy Cruzan
sufrió un accidente automovilístico que le provocó la "muerte cerebral", lo cual le impediría recobrar la
conciencia y volver a llevar una vida normal. En estado de coma profundo comenzó a ser alimentada por vía
intravenosa, auxiliada con un respirador mecánico para mantenerla con vida, situación que se prolongo por
varios años. Sus padres convencidos de la inutilidad del tratamiento y temiendo el sufrimiento de la paciente
aunque no lo manifestara, solicitaron y obtuvieron de una Corte menor la autorización para suspenderlo.
Organizaciones pro−vida se opusieron vehementemente. Al fin una Corte Superior, después de librar una
batalla legal, autorizó que el respirador fuera desconectado y la alimentación suspendida por considerar que la
medida beneficiaría los intereses de la paciente. Su muerte no fue inmediata, retirados los elementos que la
mantenían con vida, recuperó por unos días la función respiratoria; el deceso sobrevino lentamente por
inanición a los doce días de serle suspendido el alimento y los líquidos. Murió de hambre y deshidratación.
El caso de Tony Bland en Inglaterra fue semejante. Bland fue una de las víctimas del vandalismo populachero
en un estadio de fútbol en Liverpool, que provocó el desplome de bardas y gradas que vinieron abajo hiriendo
y matando a varios aficionados. Como en el caso anterior su cerebro sufrió daños irreversibles y entró en
estado de coma (SVP) susceptible de prolongarse por tiempo indefinido. Después de que las Cortes ordinarias
y de apelación negaron la autorización para que el retiro del equipo médico fuera permitido, su petición fue
aprobada por la Cámara de los Lores para que Tony terminara de morir.
Por otra parte, si bien la tecnología médica es capaz de resucitar a una persona declarada clínicamente muerta,
la calidad de vida resultante es imprevisible; el paciente podría quedar reducido a vida vegetativa o a una
sobrevivencia precaria de sus funciones vitales. Es entonces cuando la idea de eutanasia surge en torno a esa
5
vida, y la valoración susceptible de ser influenciada por factores diversos, puede resultar ajena a los propósitos
de misericordia y de piedad que justifiquen.
Los casos de eutanasia con o sin justificación son innumerables, y los que han sido planteados ante las Cortes
se han resuelto en condenas simbólicas tomando en consideración la intención de quienes intervinieron y la
razón que tuvieron para aplicarla.
CAPITULO II
¿VIDA INDESEABLE?
Pero, ¿Cuándo una vida puede considerarse indeseable? ¿Qué es una buena muerte? ¿Cuándo es realmente
aceptada como solución a los problemas personales? Son estos algunos temas que han ocupado el quehacer de
médicos, juristas, religiosos, filósofos, moralistas y simples laicos dotados de razón interesados en los
problemas humanos, sobre todo si está de por medio la vida.
Vida indeseable, se sugiere, podría ser la que implica tener que soportar sufrimiento físico o moral
incontrolable, la que limita la autonomía y afecta la independencia del individuo haciéndolo devenir en carga
familiar o social. Buena Muerte, algunos piensan, sería la que llega silenciosa, furtiva, inesperada, sin permitir
percatarse de su presencia, la que nos sorprendiera en el sueño al margen de la realidad, sin dolor ni agonía,
sin experimentar sufrimiento físico ni moral.
Sin embargo, todo apunta a que estos juicios son subjetivos, que varían de persona a persona; no todos los que
confrontan penas morales o sufren padecimientos físicos están dispuestos a librarse de ellos pagando como
precio la vida; el deseo de vivir, el gozo d cualquier aliento vital supera muchas veces los inconvenientes del
cuerpo o de la mente; no pocos consideran el don de la vida como inestimable, digna de ser vivida cualquiera
que fueran las circunstancias que la rodeara, no dependiendo su valor del estado de salud ni de la utilidad de
su existencia. Otras veces el sentido de la vida obedece a concepciones religiosas, más allá del valor
económico o la utilidad práctica de una presencia terrenal. En otras palabras la vida tiene el valor que cada
quien dé a la propia.
No pocos temen a esa buena muerte repentina idealizada por muchos, preferirían disponer de tiempo para
cumplir deberes religiosos, sociales y familiares antes de abandonar este mundo, lo demuestra la subjetividad
en el juicio y la responsabilidad de tomar decisiones por otros cuando llega el momento crucial de optar por la
vida o por la muerte de un paciente.
También se ha demostrado que frecuentemente la solicitud de ser privado de la existencia no es siempre un
acto racional. Los padecimientos físicos y morales invariablemente trastornan al individuo y afecta su razón.
En numerosos casos la información oportuna y el cuidado apropiado de un presunto suicida los lleva a desistir
de su empeño. Existen testimonios que lo confirman. De acuerdo con un manual editado por la Asociación
Médica de Washington, actualmente es posible controlar del 90 al 99 por ciento de los casos de dolor en los
pacientes; lo que sucede, afirman, es que el personal médico o no está suficientemente informado o bien usa
métodos anticuados en el tratamiento del dolor.
Por su parte, la doctora Katleen Foley, Jefa de Servicios de Dolor del Memorial Sloan−Kettering Cancer
Center de Nueva York, explica que la adecuada atención del paciente la hace desistir de su solicitud de
muerte. Frecuentemente recibimos pacientes, que desean asistencia para quitarse la vida por el incontrolado
dolor que padecen. Cuando lo controlamos, los informamos adecuadamente acerca de la enfermedad que
padecen y sus problemas y les infundimos confianza mediante cierto tratamiento psicológico, el paciente
desiste de su deseo de renunciar a la vida.
Decisiones acerca de los tratamientos médicos y el final de la vida son más complicados hoy de lo que antes
6
fueron, más frecuentes y más ampliamente debatidos que en el pasado. Se teme a la posibilidad de sobrellevar
una agonía larga, una existencia precaria, de venir en carga familiar o social. Paradójicamente ese temor lo
han generado en cierta forma los recientes avances de la medicina y la tecnología médica capaces de
prolongar la vida de un enfermo terminal o lo que es lo mismo, alargar el proceso de muerte de pacientes que
en las mismas circunstancias hubiesen muerto en el pasado desde las primeras etapas de su enfermedad o a
raíz de accidentes de hecho mortales y que hoy continúan viviendo al precio de soportar la vida resultante;
para algunos la sola perspectiva de vivir más tiempo es bienvenida, para otros la calidad de vida que pudiera
resultar de un tratamiento de esa naturaleza los induce a dudar si se trata de un beneficio o de una calamidad.
De allí la frecuencia de la renuncia voluntaria a esos procesos no curativos sino dilatorios del desenlace
inevitable.
Si bien, merced a esos adelantos en la actualidad el promedio de vida es mayor y se han logrado controlar
eficientemente muchas de las enfermedades que antes amenazaban la existencia, los procesos degenerativos
de la vejez y la senilidad son hasta ahora inevitables y han proporcionado la aparición de nuevos
padecimientos y formas de vida precarias cuyo cuidado requiere recursos no siempre disponibles para hacerles
frente, provocando situaciones que desembocan en los pensamientos de eutanasia o suicidio asistido.
CAPITULO III
¿EL TIEMPO LLEGADO?
El destino de quienes han devenido en improductivos en una sociedad por razones de edad o de salud, los
ancianos, minusválidos, incapaces, etc., es problema sociológico y moral que ha preocupado al género
humano desde los más remotos tiempos, y se han ensayado soluciones muy diversas, de acuerdo con la cultura
y tradiciones de los pueblos que confrontan el problema. La ciencia ficción, uno de cuyos efectos es preparar a
las nuevas generaciones sobre el advenimiento de cambios que se contrapondrían a los valores tradicionales
sobre los que se finca la vida social, ha vaticinado con frecuencia que vida y muerte del hombre quedaran
algún día al arbitrio del Estado cuando al familia, soporte moral de la sociedad, desaparezca; la idea de
eutanizar a los que devienen en problema para el grupo tiene sus adeptos, aún entre aquellos cuyo deber es
protegerlos y darles seguridad.
En 1984el gobernador del Estado de Colorado, E.U.A. Richard Lamn, declaró al New York Times que los
ancianos terminalmente enfermos tenían el deber de morir y dejar libre el paso, a los jóvenes y sanos se
entiende; a nadie cabe duda que a los primeros a quienes se les exigiría este deber moral serían aquellos cuyas
libertades individuales están ya limitadas por los hechos, como los pobres sin acceso a la seguridad social o
cuidados médicos capaces de restituir la salud, los ancianos que han gastados sus energías vitales
contribuyendo al bien común y hoy disfrutan de una justa pensión que pesa sobre el Estado, las etnias
estigmatizadas, etc. Lo que resulta insólito es que la sugerencia provenga de un político cuyo deber es asumir
la defensa y conservación de la vida de sus ciudadanos.
Legislar para el futuro en esta materia es riesgoso. Anthony Trollope, autor británico de ciencia ficción (1881)
se ocupó del tema de la carga senil en la novela The Fixed Period (El Tiempo Llegado).
La trama se desarrolla en una isla poblada por ingleses disidentes de la metrópoli llamada Britanula, ubicada
en un lugar de Nueva Zelanda, en la que su primer parlamento votó la ley de eutanasia obligatoria para
quienes llegaran a los 67 años de edad, con la finalidad de relevar los ancianos de sufrir las miserias e
indignidades de la vejez, y al mismo tiempo aliviar a las familias y a la república del costo de mantenerlos
vivos.
La ley, explica la novela, fue aprobada cuando ninguno de los ciudadanos de la flamante república estaba
próximo a al edad de límite fijada por ellos, pues apenas rebasaban la tercera década de vida.
7
Años más tarde, algunos antiguos legisladores se encontraban entre quienes debían prepararse para morir en
razón de haber llegado a la edad limite, que ellos mismos fijaron, sintiéndose ágiles, lúcidos, fuertes y
deseosos de disfrutar la vida y la experiencia acumulada durante ella. Pero la norma estaba en plena vigencia
y por lo tanto era su deber social cumplirla; debían ingresar al Colegio, sitio donde serían preparados para la
muerte, después de un periodo de tratamiento psicológico para aceptarla con resignación y hasta con agrado.
Los presuntos candidatos a morir, hicieron notar al presidente en turno Mr. Neverbend (Don Flexible) la
injusticia de la norma, pero aquél se mantuvo firme: La ley es la ley y debe cumplirse como fue votada.
Finalmente los inconformes tuvieron la fortuna de salvarse de lo que juzgaban una muerte injusta y prematura,
merced a que el gobierno británico envió un barco de guerra a someter a los disidentes, retomar el control
político de la isla, abolir la eutanasia obligatoria y destituir a Mr. Neverbend mandándolo al éxito a redactar
sus memorias, mientras el comandante de la nave sentenciaba: Dejad las cuestiones de vida y muerte en
manos del Todo Poderoso.
Don Flexible asentó más tarde en sus memorias: No ha llegado aún el momento para que estas ideas sean
aceptadas por todos, pero llegara.
Ciento trece años después, en 1993, se aprobó en los países bajos la primera ley que autoriza la eutanasia
voluntaria que amenaza con volverse obligatoria. Hace quince años que Mr. Lamn, el moderno Mr.
Neverbend norteamericano (1984) hizo público su desprecio hacia la ancianidad y propuso que se optara por
su muerte, pero, ¿continuará hoy, quince años después, tan seguro de la justicia de su propuesta?
CAPITULO IV
SENTIDO ESPIRITUAL
Ciertamente, la calidad de vida resulta hoy factor determinante para las nuevas generaciones; se ha operado un
cambio de mentalidad sobre su sentido y finalidad. Se tiende a juzgar la vida con criterios hedonistas,
utilitaristas y económicos; el estoicismo ante el infortunio es hoy impensable y el sufrimiento y el dolor, parte
natural de la secuela vital, han dejado de ser factores que templaza y redención como antes fueron concebidos
bajo el influjo de las enseñanzas religiosas; su sola idea es rechazada en un mundo que deviene en
secularizado.
Varios factores han influido para propiciar ese cambio, aun en aquellas culturas como la nuestra, en la que la
religión mantiene aún su influencia y el vínculo familiar se mantiene relativamente fuerte; el culto al sexo, a la
juventud y a la belleza difundido por todos los medios de comunicación por quienes lo explotan
mercantilmente, el incremento en el promedio de vida, la posibilidad de alargarla y retardar el proceso de
muerte sin garantía de la calidad resultante; la difusión de los detalles de ciertas enfermedades de la
ancianidad que afectan la personalidad y postran por años al individuo, y por último la tendencia a la
autodeterminación absoluta, han creado una nueva actitud hacia la existencia humana.
La Iglesia Católica Romana resume así cambios: una cultura que no valora la experiencia y la sabiduría de los
ancianos, que teme y se siente intimidada por la enfermedad, será menos probable que se oponga a su
exterminio (de los ancianos); una cultura vacía de visión de valores que trascienden al tiempo y a la voluntas
del individuo, es probable que opte por soluciones inmediatas a lo que teme. Y por último, una cultura de
juventud e inmediación placentera se mostrará egoísta y a disgusto con el empleo de recursos para atender a
los marginados y enfermos.
CAPITULO V
SUICIDIO ASISTIDO
8
RECURSO DE DESESPERADOS
El doctor Jack Kevorkian conocido mundialmente con el mote de Doctor Muerte, médico egresado de la
Universidad de Michigan en los Estados Unidos, cobró fama y celebridad por haber inventado una máquina
de suicidio; según sus propias declaraciones, ha asistido a más de 130 personas en su uso; la justicia
norteamericana había intentado infructuosamente condenarlo e impedirle su participación en esos actos de
muerte; fue declarado inocente en varios de los juicios que por cargos de homicidio y otros menores se les
habían instaurado, entre otras causas porque muchos norteamericanos, entre ellos los jurados, simpatizan con
su causa.
No he matado a nadie−aclara Kevorkian−, solamente he ayudado a las personas que me han solicitado auxilio,
a librarse del sufrimiento.
El día 17 de septiembre de 1998 el Doctor Muerte aplicó a Thomas Youk, un residente de Waterford,
Michigan; que padecía la enfermedad conocida como mal de Lou Ghering, una inyección letal que le produjo
la muerte. Tuvo el atrevimiento de filmar un video que mostraba el momento de la ejecución que fue exhibido
mundialmente en un programa de televisión, siendo presenciado por millonaria audiencia.
El procurador del condado de Oaklan, lo acusó de homicidio en primer grado y en juicio que tuvo lugar en los
primeros meses de 1999 ante la evidencia de su intervención para asesinar a un paciente, fue condenado a
prisión de 10 a 25 años. Fue el primero en prosperar mediante la evidencia, que el mismo proporcionó, de su
intervención personal y directa en la muerte de Youk. Abría que ver si cumple el doctor Kevorkian con la
amenaza que hizo cuando supo que sería juzgado por homicidio en primer grado: someterse a huelga de
hambre, negarse a recibir alimentos hasta su muerte para devenir en mártir, amenaza que por otra parte
resultaría infructuosa, pues de conformidad con los reglamentos de la prisión donde ha sido confinado, se le
obligaría por la fuerza a la ingestión de nutrientes.
Muchos piensan que la actitud del doctor armenio no tiene nada que ver con la misericordia ni la piedad.
Después de 130 ejecuciones se presume que ayudar a producir la muerte o producirla él, se a convertido en un
estímulo para su personalidad enfermiza. Para el suscrito no cabe duda de que el Doctor Muerte es un caso
clínico.
Aunque la máquina de muerte inventada por Kevorkian no es del todo complicado, la experiencia a
demostrado que no todos los presuntos suicidas son capaces de activarla por si mismos para que cumpla su
función, por padecer impedimentos físicos o de cualquier otra índole, por lo tanto, es indispensable que en la
legislación pretendida abarque la asistencia de terceros, preferentemente médicos, capaces de poner en marcha
el artefacto mortal y regular su funcionamiento.
Por otra parte, la eficacia del aparato a sido cuestionada, al parecer algunos presuntos suicidas no han logrado
el objetivo de obtener una Buena Muerte desprovista de traumas o sufrimientos como esperaban, y sus
asistentes han tenido que recurrir a medios realmente violentos para matarlos, como son almohadas o bolsas
de plástico para asfixiarlos después de haber entrado en estado de somnolencia. El único medio seguro es la
inyección letal, cuya eficacia demostró el doctor Kevorkian a través del video, pero que no ha sido autorizado
ni aun en aquellos estados donde sean pasado leyes aprobando, con ciertas limitaciones, el suicidio asistido.
Por último, el famoso médico define su posición: Lo que yo defiendo, dice, no es la creación de un derecho a
la muerte, ni tampoco el derecho a cometer suicidio, lo que está a discusión es un adulto capaz y libre tiene el
derecho a decidir por sí mismo, cuánto sufrimiento quiere soportar, y si su médico puede auxiliarlo a lograr
una muerte sin traumas ni dolores. Es decir, tener derecho a optar por la eutanasia sin sanción legal ni
interferencia por parte de nadie.
La campaña de Kevorkian se ha extendido a varios estados de la unión americana, y cautivado a muchos
9
espíritus débiles y mal informados. Recientemente una ley que autoriza el suicidio asistido fue pasada en el
congreso del estado de Oregon y su aplicación se ha pospuesto por la existencia de un proceso judicial que la
mantiene en suspenso. La ley aprobada el 8 de noviembre de 1986 concede a cualquier adulto residente en
Oregon, cuya enfermedad ha sido diagnosticada por el médico que lo atiende y confirmada por otro médico
consultante como enfermedad terminal, que voluntariamente hubiese expresado su deseo de ser privado de la
vida, puede requerir por escrito la prescripción de medicamentos con este propósito y morir dignamente en los
términos de esta ley. También establece que ninguna persona será sujeta a juicio civil o penal ni a
restricciones profesionales por participar de buena fe en el acto suicida, pudiendo estar presente cuando el
paciente ingiera la medicación mortal hasta que la muerte se consuma.
CAPITULO VI
PERO, ¿QUE ES LA MUERTE?
Como el concepto de persona o de vida, el de muerte tampoco está uniformemente establecido y aceptado.
Hubo un tiempo en que la muerte era fácilmente definida como no vivir o estar sin vida, carencia del latidos
del corazón y ausencia de respiración eran el criterio básico para determinar cuando una persona estaba
muerta; tradicionalmente la ausencia de aliento y ritmo cardíaco han sido los factores a los que se han
recurrido para determinar la ausencia de vida. El pulso, la pluma y el espejo han sido de antaño instrumentos
sencillos, eficaces y populares para hacerlo. Cuando el concepto de coma, muerte cerebral, etc., que tienen la
particularidad de inhibir al máximo las funciones vitales hasta hacerlas directamente imperceptibles eran
desconocidas, no pocas personas fueron sepultadas vivas creyéndolas muertas, comprobándose el hecho al ser
exhumados los cadáveres. Pacientes bajo los efectos de barbitúricos o anestésicos o drogas paralizantes
pueden mostrar los signos clásicos de muerte estando vivos.
La ciencia médica ha proporcionado los medios para constatar la muerte y evitar tragedias como la
mencionada. Los procesos de resucitación se han popularizado y aún en las escuelas se enseña cómo aplicar
los primeros auxilios a las víctimas de ahogo, hipotermia, ataques cardiacos, etc., pendientes a restituir
actividad cardiaca y pulmonar, en tanto que la víctima es trasladada a un hospital que cuente con la tecnología
apropiada que decidirá, sin lugar a dudas, si aquel ser sigue con vida o no.
Sin embargo, los signos vitales no suponen la existencia plena.
La inactividad cerebral es de hecho la muerte, y aunque algunos sean perceptibles después de ser
diagnosticada, la vida como tal ya no existe ni existirá más como de ordinario la conceptuamos. La muerte
cerebral es generalmente irreversible; aunque una parte del cerebro que permite los reflejos involuntarios
pudiera estar activa y dar la impresión de vida por el movimiento de las pestañas, la tos, el bostezo, ciertos
ruidos emitidos por el paciente, etc., la que controla la voluntad, los sentidos y la conciencia, que hacen de una
ser una persona puede estar permanente e irreversiblemente dañado, y por lo tanto, lo que existe es un cuerpo
inerte sostenido por la tecnología. Actualmente se hace una clara distinción entre estar con vida y existir. Lo
primero es la vida vegetativa, lo segundo es existencia plena.
La comunidad médica internacional ha establecido algunos criterios para determinar el estado de muerte de
los seres humanos, y
no pocas asociaciones profesionales se valen de ellos para declarado.
La inconciencia de lo externo, irreceptibilidad y nula respuesta a estímulos vigorosos, inactividad pulmonar,
ausencia de reflejos, encefalograma liso y llano, son algunos de los síntomas principales, a los que la
comunidad médica se acoge en el ejercicio de su profesión.
Algunas religiones, las cristianas y el judaísmo entre ellas, consideran que la muerte se produce cuando el
10
alma abandona el cuerpo, pero no aportan criterios prácticos para determinar ese momento. Aun entre ellos
hay quienes están por no impedir el éxodo del alma y dejar que la muerte cumpla su cometido. Entre los
judíos es popular la siguiente anécdota:
La muerte de Abraham...
Abraham, devoto judío ortodoxo, yacía en su lecho de muerte rodeado de sus familiares, amigos y el rabino.
Todos oraban ininterrumpidamente, impidiendo con su actitud que el alma del moribundo abandonara el
cuerpo. Así habían transcurrido tres días con sus noches. Abraham continuaba vivo, la agonía lo acechaba; su
fiel criada les pedía que las plegarias cesaran y le permitieran morir en paz, pues por el poder de los rezos el
alma no podía partir y la muerte no se consumaba. Ante la inutilidad de sus nlegos, la inteligente doncella
ideó la forma de ayudar a morir a su amo: subió al segundo piso de la vivienda, llenó una jarra de porcelana
con agua y elMndoln por encima de su cabeza la dejó caer al sucIo con gran estrépito. Alarmados por el ruido
los deudos y acompañantes dirigieron la mirada y su atención al punto del que provenía el ruido; cuando
reanudaron sus plegarias, se percataron de que Abraham había muerto; el alma había aprovechado el momento
de confusión para abandonar el cuerpo. Sin saberlo, la doncella había aplicado a su señor la eutanasia pasiva.
VII
¿PROLONGAR LA VIDA? O PROLONGAR LA MUERTE
¿Qué es lo médicamente apropiado? ¿Qué es lo moralmente admisible? ¿Qué es lo socialmente obligatorio?
¿Qué tan lejos puede irse para prolongar una vida o evitar la muerte?
Los cristianos consideran que la vida es sagrada, un don del Creador otorgado al hombre para que la disfrute y
la enaltezca en su gloria, de la que puede disponer para honrar su imagen, pero sin facultades para
exterminarla; esto último es tarea que corresponde exclusivamente a Dios. Por eso el suicidio como el
homicidio son pecados de la mayor gravedad. Aun así, bajo ciertas condiciones la eutanasia pasiva, el retiro
de recursos médicos al paciente desahuciado es aceptado, cuando el proceso de muerte es irreversible y las
consecuencias de prolongar la existencia del enfermo causan a él, a la familia o a la comunidad más daños que
beneficios.
De acuerdo con la tradición judía la sacralidad de la vida toma precedencia sobre los otros valores humanos.
En consecuencia, manda se haga todo lo posible para sostenerla cuando existe la posibilidad de restablecerla.
Pero la medicina moderna ha creado el problema de no saberse si en ciertos casos se está logrando prolongar
la vida o entorpecer el proceso de muerte inevitable; si una terapia es inefectiva para conservar la vida, está
permitido suspenderla aunque sobrevenga la muerte. Como los cristianos, para los judíos el uso de drogas para
controlar el sufrimiento del paciente es permitido, no importa si el tratamiento tiene el efecto de acortar la
vida. La tradición judía se opone al suicidio y a la eutanasia en ciertos casos.
La Religión, el Derecho, la Moral, han considerado desde sus particulares puntos de vista la eutanasia y el
suicidio asistido y emitido su opinión. Por ser la religión Católica Romana de las más explícitas y
representativas del cristianismo, y dada la influencia que la fe cristiana ejerce sobre nuestro pueblo,
sintetizamos su opinión expresada por la Congregación para la Doctrina de la Fe:
Los derechos y valores pertenecientes a la persona humana ocupan un importante lugar entre las cuestiones
discutidas hoy en día. A este respecto, el Segundo Concilio Ecuménico Vaticano solemnemente reafirmó la
divina dignidad de la persona humana y en forma especial su derecho a la vida. En consecuencia, el Concilio
condenó los crímenes contra la vida de cualquier tipo: asesinato, genocidio, aborto, eutanasia o suicidio
voluntario. Para los católicos la vida es sagrada, un don de Dios para el hombre, de la que debe disfrutar en su
existencia terrena, pero que alcanza su plenitud en la vida eterna.
11
Los que no aceptan esta situación, opina el catolicismo, experimentan ansiedad acerca del significado de la
ancianidad y de la muerte, y comienzan a preguntarse si tienen el derecho a procurarse, por sí o por terceras
personas, una "muerte fácil" que redujera el sufrimiento, por parecerles estar más en armonía con la dignidad
humana. Nadie puede atentar contra la vida de un inocente, sea un embrión, un feto, un infante o un adulto,
anciano o quien sufra una enfermedad incurable, sin oponerse con esto al amor de Dios por esa persona, y sin
violar un derecho fundamental y en consecuencia cometer un crimen de la mayor gravedad, y aclara "Causar
intencionalmente nuestra propia muerte, suicidarse, es un error, tan grave como el asesinato, considerado un
desafío a la soberanía de Dios, un acto de desprecio por uno mismo, y una falta a los deberes de justicia y
caridad debidos a nuestros semejantes, a la comunidad ya la sociedad en general".
En un documento emitido por la Congregación para la Doctrina de la Fe, Declaración sobre Eutanasia, 1980,
la Iglesia aclara importantes conceptos. Define la eutanasia COmo la acción o la omisión que por sí misma o
por intención causa la muerte de una persona para eliminar el sufrimiento padecido; considera que no está
permitido a los católicos solicitar estos actos de muerte para sí o para terceros, y explica que generalmente la
petición del enfermo incurable o moribundo no debe ser entendida en su sentido literal, sino más bien como
una súplica por ayuda y amor. Lo que una persona enferma necesita, aclara, además de los cuidados médicos
es amor; el cálido amor que familiares, amigos, médicos y enfermeras deben proporcionarle.
"La muerte, dice la Congregación, nO siempre se presenta en drásticas circunstancias ni en dolores y
sufrimientos insoportables; no hemos de pensar siempre en casos extremos. Numerosos testimonios existen
que confirman que la naturaleza en sí misma ha procurado hacerla aceptable, la prolongada enfermedad, la
avanzada edad, el estado de soledad o abandono proveen las condiciones psicológicas
para esa aceptación. Cierto, la muerte precedida de severo y prolongado sufrimiento es algo que naturalmente
causa angustia a quien lo padece."
"El sufrimiento físico, admite, es un inevitable elemento de la condición humana; a nivel biológico crea en
ocasiones el deseo de removerlo a cualquier costo. La cristiana prudencia sugiere a la mayoría de la gente
enferma el uso de medicinas capaces de aliviar o suprimir el dolor, aun cuando pudiera causar corno efecto
secundario una disminución en la lucidez. Respecto a quienes no están en capacidad de expresarse, debe
razonablemente presumirse que lo desean y administrárselos de acuerdo con el consejo médico."
"El uso intensivo de calmantes, advierte la Iglesia, no está libre de problemas por la tendencia a crear hábitos
que hace necesario aumentar las dosis para mantener su eficacia. A este respecto, recuerda, el Papa Pío XII al
responder a un grupo de médicos que le plantearon la pregunta: ¿Está permitido por la religión y la moral, aun
en la proximidad de la muerte, la supresión del dolor y la conciencia mediante el uso de narcóticos, si el
médico considera que el tratamiento acortará la vida del paciente? el Pontífice respondió: "Si no existen otros
medios y si en dadas circunstancias no afectan la moralidad y los principios religiosos del enfermo, sí." En
este caso, la muerte no es buscada ni deseada aunque implica un riesgo, concluye la Congregación, la
intención es simplemente aliviar el dolor con recursos de la medicina, pero agrega: Los calmantes que causan
inconciencia deben ser objeto de especial consideración, no solamente para que el enfermo pueda cumplir con
sus deberes morales y obligaciones familiares, sino ser capaz de prepararse conscientemente para su encuentro
con Dios. El mismo Pontífice puntualizó: "No es correcto privar a un moribundo de conciencia sin una seria
razón."
"Respecto al uso de recursos tecnológicos tendientes a la prolongación de la vida, la Iglesia Católica Romana
establece que es muy importante al momento de la muerte mantener la dignidad del enfermo y evitar el abuso
de estos recursos. Muchas veces la expresión "derecho a morir" no significa el derecho a procurarse la muerte
por sí mismo o por terceros como lo desean, sino más bien el derecho a morir en paz con humana y cristiana
dignidad. Desde este punto de vista, el uso de medios terapéuticos puede generar problemas."
"En numerosos casos la complejidad de la situación, aclaran, puede causar dudas acerca de la forma en que
12
los principios éticos deben ser aplicados, responsabilidad que cae en el propio enfermo, en sus familiares
cuando no está capacitado y el personal médico a cargo. Se acostumbra decir que existen medios
"proporcionados" y "desproporcionados". Para determinar unos y otros, debe estudiarse el tratamiento a
seguir, su grado de complejidad o riesgo, su costo y las posibilidades de usarlo, comparando estos elementos
con los resultados que puedan esperarse, tomando en consideración el estado del enfermo y sus recursos
físicos y morales. El vocero de la Iglesia facilita la comprensión de lo anterior con las siguientes
recomendaciones:
• Si no existen suficientes remedios disponibles, es permitido que con el consentimiento del enfermo, se
recurra aún con riesgo a medicamentos y tecnologías experimentales.
• Está igualmente permitido con el consentimiento del enfermo y de sus familiares, y de acuerdo con el
médico a cargo, suspender el uso de estos recursos cuando se advierte la pobreza de sus resultados. Lo
anterior puede juzgarse, dado la inversión en instrumentos y personal, como desproporcionados a los
resultados previstos y obtenidos. También puede tomarse esa determinación cuando el tratamiento
causa al enfermo tensiones y sufrimientos excesivos en proporción a los beneficios recibidos.
• Es también permisible que el enfermo rechace las técnicas y el tratamiento aplicado con los medios
que la medicina ofrece, cuando éstos resultan inciertos y onerosos y desproporcionados a los
beneficios que pueden obtenerse. Esta conducta no debe tenerse como equivalente al suicidio, por el
contrario, debe considerarse como una aceptación de la condición humana del paciente y el deseo de
no imponer cargas económicas a la familia o a la comunidad.
• Cuando la muerte es inevitable e inminente a pesar de los recursos usados, es permitido, en
conciencia, tomar la decisión de rehusar tratamientos que solamente acarrearían una precaria e inútil
prolongación de la vida."
En conclusión, la opinión de la Iglesia Católica Romana en relación con la eutanasia, puede resumirse así:
"Cualesquiera que sean los motivos y los medios, la eutanasia directa (activa) que consiste en poner fin a la
vida de personas disminuidas, enfermas o moribundas, es moralmente inaceptable. Por tanto, una acción o una
omisión que, de suyo o en la intención, provoca la muerte para suprimir el dolor, constituye un homicidio
gravemente contrario a la dignidad de la persona humana. El error de juicio en el que se puede haber caído de
buena fe no cambia la naturaleza de este acto homicida, que se ha de rechazar y excluir siempre."
"La interrupción de tratamientos médicos onerosos, peligrosos extraordinarios o desproporcionados a los
resultados puede ser legítima. Interrumpir estos tratamientos es rechazar el 'encarnizamiento terapéutico'. Con
esto no se pretende provocar la muerte; se acepta no poder impedirla. Las decisiones deben ser tomadas por el
paciente, si para ello tiene competencia y capacidad o si no, por los que tienen los derechos legales,
respetando siempre la voluntad razonable y los intereses legítimos del paciente."
Y concluye: "Aunque la muerte se considere inminente, los cuidados ordinarios debidos a una persona
enferma no pueden ser legítimamente interrumpidos. El uso de analgésicos para aliviar los sufrimientos del
moribundo, incluso con riesgo de abreviar sus días, puede ser moralmente conforme a la dignidad humana si
la muerte no es pretendida, ni como fin ni como medio, sino solamente prevista y tolerable como inevitable.
Los cuidados paliativos constituyen una forma privilegiada de la caridad desinteresada. Por esta razón deben
ser alentados."
Otras congregaciones religiosas han opinado también al respecto, coincidiendo las iglesias cristianas en los
términos de la Católica Romana, la Ortodoxa Griega, la Ortodoxa Rusa y las diversas protestantes que rinden
culto a Jesucristo. Todas ellas coinciden en la
13
sacralidad de la vida y el respeto que el ser humano debe a ese don de Dios.
Los grupos civiles también han opinado acerca del empleo de la eutanasia. "La tesis de que la eutanasia activa
es moralmente justificada si los pacientes encaran incontrolable dolor y sufrimiento y requieren muerte, es
consistente con la petición de que el gobierno no la legalice porque no sería posible controlar los abusos a que
daría lugar", expone Beauchamp T., Childress J. en su libro Principios de Bioética Médica.
VIII
TESTAMENTOS VITALES
Casi todos los Estados de la Unión Americana han legislado acerca de los Living Will o Testamentos Vitales,
que consisten en expresar la voluntad anticipada de una persona respecto a la forma que desea ser
médicamente asistida en caso de no poder hacerlo en el momento oportuno por haber devenido en
incapacitada. Generalmente se trata de instrucciones acerca de suspender cualquier tratamiento diseñado para
prolongarle la vida cuando el proceso de muerte es irreversible.
Como ejemplo tomaremos la ley recientemente votada en el Estado de Oregon con el nombre de Ley de
Muerte con Dignidad la cual establece, también características para los Testamentos Vitales:
Expresa la ley:
Un adulto capas, residente en el Estado de Oregon, cuya enfermedad haya sido determinada terminal por su
médico y un consultante y exprese voluntariamente su deseo de morir, puede hacer un escrito requiriendo
medicación para el propósito de poner fin a su vida conforme a lo que establece la ley.
La legislación es explícita y minuciosa respecto al procedimiento a seguir en la legalidad del testamento; los
presuntos ejecutores de la muerte del paciente deben llenar importantes requisitos como lo son la
comprobación del diagnóstico y pronóstico de la enfermedad terminal, consultando con todo aquel que pueda
dar una opinión responsable; la capacidad del enfermo que hace la solicitud y la comprobación de que es
hecha por su libre voluntad; informará al paciente en forma amplia y completa del diagnóstico y el pronóstico
de su enfermedad y las consecuencias previsibles de la ausencia de medicación, así como de la alternativa de
recibir cuidados apropiados y el control del dolor, etc. de tal manera que si lo desea, el requirente considere su
petición o la reitere después de un tiempo determinado, etc. Como puede verse, la responsabilidad de la
aplicación de la eutanasia recae sobre el personal médico a cargo.
Respecto a la forma, difieren de los testamentos comunes por la ausencia de solemnidad. Basta la presencia de
dos testigos que acrediten el deseo del paciente de ser privado de la vida, que actúa: de propia voluntad y que
a su juicio goza de sus facultades mentales, para que el testamento se considere válido. Los testigos no deben
ser
personas que por su parentesco o situación pudieran dar falso testimonio de los hechos o influir en la decisión
del enfermo.
En otras palabras, si usted es una persona capacitada (mayor de edad y en pleno uso de sus facultades
mentales) puede tomar la decisión de instruir a las personas que pudieran intervenir en un caso de enfermedad
terminal, incluyendo al personal médico, para que o bien no le apliquen o le suspendan tratamientos tendientes
a prolongar la vida, o le acorten ésta prescribiendo fármacos que le provoquen la muerte. Una cosa es
interferir en el proceso de muerte iniciado por la enfermedad, lo cual puede tenerse como eutanasia pasiva y
otra tomar acciones tendientes a matarlo, lo cual es tenido por eutanasia activa. En la ley que comentamos el
paciente puede optar por cualquiera de las dos alternativas.
14
Si desea que sus instrucciones sean respetadas, debe hacer el testamento vital y estar seguro de que una copia
del mismo llegue a manos de su familia, del médico o los médicos a cargo de su enfermedad. En algunos
países existen agrupaciones encargadas de
velar porque las instrucciones del paciente se cumplan puntualmente, para lo cual conviene hacerles llegar una
copia.
Los apoderados para tomar decisiones
En el mismo testamento pueden designarse personas que actuarán como apoderados del paciente autorizados
para tomar decisiones por él en caso de devenir en incapacitado. En los Estados Unidos son llamados Durable
Power of Attorney. Un apoderado es una persona que puede actuar en su nombre, siempre y cuando el
paciente no pudiera tomar sus propias decisiones. De acuerdo con las leyes vigentes en la materia.
En México no existen leyes que establezcan la validez de los testamentos vitales ni del nombramiento de
apoderados que tomen decisiones por el enfermo en caso de devenir en incapacitados en caso de enfermedad;
la responsabilidad y las facultades la tienen legalmente los que conforme a la ley pueden asumir la patria
potestad
de un incapacitado. Por lo tanto, las instrucciones que se deseen dar para su tratamiento solamente tendrán un
valor moral, dependiendo de los familiares su cumplimiento, sin responsabilidad legal alguna.
No debe olvidarse que en nuestro país está penada la eutanasia
y el auxilio que se preste a un suicida, por lo que entre las decisiones de los familiares a cargo de un enfermo
no debe incluirse la orden o el consentimiento para que sea privado de la vida, ni el médico debe tomar esas
decisiones por su propia iniciativa, pues incurriría en caso de privación ilegal de la vida, donde el
consentimiento del interesado no lo exime del dolo.
Interrupción deliberada del embarazo. El Código Penal lo define como la muerte del producto de la
concepción en cualquier momento de la preñez. (Art.329) CPDF. Es la muerte dolosa del feto (feticidio) o su
violenta expulsión del vientre materno, con la que también se consigue la muerte. La inducción al Aborto y su
participación en el también están penados. (Art.330 cc.)
Por su etimología griega quiere decir buena muerte. Se le conoce como el acto intencional de poner fin a la
vida de una persona que padece sufrimientos incontrolables, a su requerimiento, de quien la representa o a
decisión del médico que la atiende. Existen diferentes tipos de eutanasia, las cuales son: Eutanasia Pasiva,
Activa, No voluntaria, Voluntaria e Involuntaria.
Privarse de la libertad auxiliado por otra persona.
Loa Art. 14 y 4° de la Constitución Federal garantizan el derecho a la vida y a la salud.
Art. 22 del Código Civil (DF) establece que desde el momento en que un individuo es concebido, entra bajo la
protección de la ley y se le tiene por nacido para los efectos declarados en el presente Código
Arts. 9° 312, 313, 330, 331 del Código Penal. La instigación o la inducción, y el auxilio o ayuda al suicidio,
constituyen delitos en sí mismas y no participación en el delito de homicidio o en el de lesiones (Art. 312) La
pena se agrava tratándose de un suicida menor de edad o que padeciera alguna de las formas de enajenación
mental (Art. 313 cc.).
Por lo que respecta al aborto el Movimiento Pro Derechos de la Mujer que surgió hace más de 20 años en los
15
Estados Unidos como consecuencia de las Suprema Corte de Justicia en el caso Rode vs. Wade, que sostuvo
que el derecho constitucional a la privacidad abarca el derecho de la mujer a decidir acerca de su embarazo,
continuarlo o suspenderlo, las legislaciones de los Estados han pasado leyes tendientes a regular ese derecho.
Se oponen con tenacidad y decisión los comités Pro−Vida también surgidos en los Estados Unidos y ahora
diseminados por todo el mundo y la Iglesia Católica.
La primera sociedad a favor de la eutanasia se formó en Inglaterra, antes de la Primera Guerra Mundial. En
los Estados Unidos, la sociedad más antigua que reúne a los partidarios del suicidio asistido existe en Nueva
York desde el año de 1938, más tarde en 1988 cambió de nombre y ahora es conocida como Asociación
Pro−Derecho a Morir, que incluye la eutanasia en todas sus formas; en Australia, Alemania, Japón, China,
Filipinas, Israel, y otros países, existen sociedades semejantes.
Roe vs. Wade.
Enciclopedia Jurídica Omeba
http://www.frasedehoy.com/call.php?file=frases_historial
Samuel 1:1−15
Dante Alligheri, poeta italiano autor de La Divina Comedia.
New York Times y Los Angeles Times, 28 de diciembre de 1986.
Al parecer, la Reina Madre, y el Duque de Windsor, el primogénito que renunció al trono y casó con la
norteamericana Willis Simpson, hoy fallecido, ordenaron la real eutanasia.
Aconteció en Inglaterra en el año de 1981. Durante el juicio el cargo fue reducido a intento de asesinato y la
sentencia suspendida.
Inglaterra año de 1992. Médico reumatólogo de 47 años de edad aplicó a Lillian Boyes la inyección letal
porque los opiatos que le proporcionaba en dosis capaces de causar la muerte no surtieron el efecto de
eliminar el dolor. Fue acusado de cargos menores en virtud de que el cadáver fue cremado antes de que
pudiera ser investigada la causa de la muerte.
La ley penal sigue contemplando la eutanasia como delito, pero solamente aplicable cuando los que la
consintieron o realizaron no cumplieron con los requisitos y condiciones que establece la ley para su
procedencia legal.
Holanda 1971. El caso fue llevado ante la Corte y provocó amplio debate sobre la eutanasia. Fue condenado a
un año de prisión, pena que fue suspendida.
Eutanasia; A Case of Individual Liberty?, en artículo difundido por Ohio Rigth to Life Home (30/06/98) se
relata el caso de una pareja que visitó el director del hospicio donde se encontraba alojada la abuela, enferma
terminal, para solicitarle se aplicara una inyección letal que le produjera la muerte, pues sin la herencia de la
abuela no la hacían. Al negarse fue trasladada a otro hospicio donde falleció una semana después, luego de
recibir la inyección solicitada.
En el Common Law, sistema judicial que rige en todos los países de habla inglesa, el elemento que se toma en
cuenta principalmente para juzgar la conducta criminal es la intención, no el motivo.
Burke J. Balsch J:D: y David Waters Por qué no debe legalizarse el suicidio asistido, Journal of Pain And
16
Symptom Management, julio, 1991.
Elderlys Duty to Die New York Times, 29 de marzo de 1984. Nótese que aquí ya no se habla del derecho a
morir sino al deber de morir.
Hedonismo, doctrina que proclama como fin supremo de la vida la consecución del placer.
Estoicismo, doctrina filosófica fundada por Zenón de Citio en el año 300 a. C., se aplica a quienes son fuertes
o ejercen dominio sobre el infortunio.
Secularizar: No concederle valor a los principios y enseñanzas religiosas.
De origen armenio, se graduó de médico después de una brillante carrera en la Universidad de Michigan, Ann
Arbor, ejerciendo como patólogo; su licencia para ejercer le fue suspendida desde 1991.
En el último juicio que le fue instaurado en Oakland, el doctor fue encontrado por el jurado culpable del delito
de homicidio en primer grado.
Encuestas llevadas a cabo en Estados Unidos y Gran Bretaña indican una creciente aceptación, tanto por parte
de los médicos como del público para que las leyes sean cambiadas favoreciendo al suicidio asistido y la
eutanasia, que en el fondo significaban lo mismo.
Disfunción muscular dolorosa.
Coma es vida sin actividad cerebral. El coma profundo (SPV) es la pérdida total de la conciencia en forma
permanente. Estado vegetativo.
Dícese de los ácidos orgánicos cristalinos cuyos derivados tienen cualidades hipnóticas y sedantes y en
cantidades inapropiadas o mezclados con alcohol pueden ser mortales. Generalmente son utilizados como
calmantes de la ansiedad, para propiciar el sueño y controlar las convulsiones. La anestesia utilizada en
cirugía para evitar la sensibilidad del paciente deprimiendo el sistema nervioso central tienen el efecto de
mantener al individuo es un virtual estado de coma.
En el año de 1968, el comité designado en la Escuela de Medicina de la Universidad de Harvard para
examinar la definición de "muerte cerebral" publicó sus conclusiones que luego de ciertas modificaciones dio
lugar a una determinación unificada de lo que es el estado de muerte, adoptado por la Asociación Médica
Norteamericana y que en resumen explica: a) La irreversible cesación de la circulación sanguínea y las
funciones respiratorias y b) la cesación de las funciones cerebrales, incluyendo las neuronas. Quien reúne esas
condiciones está muerto.
Suspender todo acto tendiente a prolongar la vida, permitiendo que el proceso de muerte continúe.
Vida, regalo de Dios. La vida humana es la base de todos los bienes y es fuente necesaria y condición de toda
actividad humana.
17
Descargar