Escribo este correo a raíz de los hechos sucedidos el día viernes 22 de febrero en nuestra zona, en donde cuatro jóvenes y dos adultos fallecieron por un accidente automovilístico que, como siempre, pudo haberse prevenido. Quería mencionar algo porque he podido recordar todo esto viendo el periódico de la mañana y el suplemento de zona esmeralda que apenas a esta fecha toca el tema de la reunión de seguridad del 6 de febrero. Este sábado al desayuno he podido recibir el suplemento de la zona, de Nuestro Medio, y puedo darme cuenta que en la primera plana se encuentra el inicio del reportaje con respecto a la reunión que se realizó el 6 de febrero por parte de distintas autoridades de seguridad y protección civil, así como de miembros de directivas de nuestra zona, en donde se expusieron los temas de seguridad privada así como de seguridad personal, en donde el primer tema que se tocó fue precisamente todo lo relacionado a accidentes en nuestra zona. Con respecto a éste, se expusieron las cifras y modos de evitar accidentes con los jóvenes de esta zona, tema que por lo visto no crea mucha importancia en nuestra sociedad y siempre con la mentalidad del "a mí no me va a pasar". Y preocupante, el asunto de que el porcentaje más alto de accidentes de esta zona sean menores de edad. Ahora no es momento de apuntar culpables, y si los hay, somos todos. ¿Por qué?, simplemente porque a pesar de que se ponen estos temas en la mesa, ninguno de nosotros nos esforzamos a que las medidas de seguridad se endurezcan. De tal forma que en los siguientes días de dicha reunión la seguridad aún sigue baja. La irresponsabilidad de seguir dándole automóviles a menores de edad, cuando sabemos que aún no tienen licencia sino permiso y, que por ende, deben de estar con un mayor de edad a bordo. Poca seguridad a lo largo de la Av. Jiménez Cantú. De correr en la avenida como si fuera pista de F1 a pesar de las malas condiciones en las que se encuentra y, además, de lo peligrosa que es con tantas curvas. Fue triste ver que en la noche, después del accidente, había un movimiento de seguridad en la avenida que estoy seguro será removido en unos cuantos días. Así como, la seguridad que se instaló posteriormente al evento de seguridad, que hoy día no funciona. ¿De qué sirve tener una patrulla al comienzo de la entrada a Zona Esmeralda y otra pasando el Tecalli de Chiluca, si de todas maneras entre cada retén y el destino que sea se puede volver a correr? Asimismo, en las curvas de la Madín, apenas el mismo día del accidente, adelante de mí venía subiendo un nuevo Nissan Sentra, con un chavo en la parte de atrás con la mitad del cuerpo salido, juqueteando y haciendo señas a otro automóvil que venía detrás de ellos, ¿qué no entienden la magnitud de una tontería de estás? ¿No entienden el problema en el que sus padres se encontrarán cuando les suceda algo tal y como los padres de este joven que venía manejando? ¿No saben que uno como padre de un menor corre un gran problema de responsabilidad civil cuando cometan algún desafortunado accidente? ¿No queda claro que no somos inmortales?... podría hacer miles de cuestionamientos al respecto y aún así me cuesta saber qué me responderían. Es increíble que no entendamos y no hagamos entender a nuestros hijos la responsabilidad que conlleva el estar a bordo de un automóvil. Facilitarles vehículos que compramos con más o menos esfuerzo, y que son característicos de una economía propia, que en su caso significarían vehículos de altas velocidades o de difícil manejo a cierta velocidad. Debemos hacernos y hacer conciencia de lo que estamos haciendo por y para nuestras familias. Debemos de entender que esta avenida es muy peligrosa, y razón de ello, ha sido cada una de las reducciones de velocidad que se le han implementado en más de 15 años, topes y demás. Sí, es verdad que no todo el trabajo corresponde a las autoridades, creo, y después de ver los resultados de la reunión de seguridad, puedo entender que como contribuyentes, ciudadanos y personas, debemos de exigir que se apliquen mejor las leyes que se han creado por nuestro beneficio, aunque en ciertos casos parezca lo contrario. Poner de nuestra parte para poder prevenir estos lamentables hechos. Yo espero que las familias que se encuentran pasando por esta pena, con el tiempo puedan rehacer sus vidas y seguir con ellas, y que sean el ejemplo para nosotros para que no vuelva a suceder algo así. Cómo he comentado anteriormente, espero que si sirve de algo la reunión de seguridad del pasado 6 de febrero, realmente se comiencen a ver resultados. Ya no vivimos en épocas en las que debemos esperar años para comenzar a ver efectos de las preocupaciones de cada vecino, ni que no tengamos que pensar que solamente nos están distrayendo y solapando para quedar callados y así no decir nada. Ojala, nosotros que vivimos en esta zona, podamos pensar en nuestro propio bienestar. Yo, en lo personal, apenas estoy en mi tercer decenio de vida, a punto de casarme y con el deseo de algún día poder traer una nueva generación de mi sangre a este mundo; con sobrinos pequeños, que algún día crecerán y que viven, además, en esta zona y no quiero verlos pasar por algo así; y que, con mi poca juventud y, aún, con experiencia por tomar en la vida, estoy muy preocupado por lo que pasa a mi alrededor, en esta zona, y que me encantaría que realmente fuera la zona más segura del país. Con el deseo de que esto pudiera funcionar de alguna forma. Un vecino muy preocupado. Gustavo A. Zamorano Díaz