7600131100012008-00504-01

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CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
SALA DE CASACIÓN CIVIL
Magistrado Ponente
JESÚS VALL DE RUTÉN RUIZ
Bogotá, D.C., veintinueve (29) de noviembre de dos mil doce (2012)
Discutido y aprobado en Sala de tres (03) de julio de dos mil doce (2012)
Ref.: 76001-3110-001-2008-00504-01
Decide la Corte el recurso de casación interpuesto por
Germán Alonso Ospina Cardona contra la sentencia de 8 de
junio de 2011 proferida por el Tribunal Superior del Distrito
Judicial de Cali, Sala de Familia, en el proceso ordinario de
declaración
de
existencia
y
disolución
de
sociedad
patrimonial entre compañeros permanentes instaurado por
Janeth Omaira Morales López contra el recurrente.
ANTECEDENTES
1.
En la demanda, repartida al Juzgado Primero de
Familia de Cali, se solicitó declarar “la existencia y (…)
disolución de la sociedad patrimonial formada entre [Germán
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Alonso Ospina Cardona] y [Janeth Omaira Morales López,
desde el 15 de febrero de 1983 hasta el 25 de junio de 2007]”
y condenar en costas al extremo pasivo (fls. 10 a 13, cdno.
1).
2.
La causa petendi, en síntesis, se sustentó en los
siguientes hechos:
a.)
Entre la convocante y el convocado existió una
unión marital de hecho, continua e ininterrumpida, desde el
15 de febrero de 1983 hasta el 25 de junio de 2007.
b)
Los
compañeros
permanentes
no
tenían
impedimento legal para contraer matrimonio ni pactaron
capitulaciones.
c)
Como consecuencia de la unión marital de hecho
se formó una sociedad patrimonial, integrada por dos
inmuebles y un establecimiento de comercio.
3.
El libelo en cuestión fue presentado el 23 de junio
de 2008 (fl. 13, cdno.1), admitido por auto del 16 de julio
siguiente y notificado en el estado del día 18 del mismo mes
(fl. 16).
4.
admisión
Una vez enterado, el 02 de abril de 2009, de la
de
la
demanda,
el
demandado
se
opuso
expresamente a las pretensiones; aceptó algunos hechos en
su
totalidad
y
otros
parcialmente,
J.V.R. - Exp. No. 76001-3110-001-2008-00504-01
y
propuso
como
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excepciones las de prescripción y caducidad de la acción (fls.
31 a 34).
5.
El a quo, mediante sentencia de 8 de noviembre
de 2010, despachó desfavorablemente lo deprecado por la
actora, acogiendo la excepción de prescripción de la acción
(fls. 95 a 108).
6.
El ad quem revocó la sentencia de primera
instancia, para en su lugar declarar que entre las partes
“existió
una
sociedad
patrimonial
entre
compañeros
permanentes entre el 31 de diciembre de 1991 y el 30 de
junio de 2007” (fls. 16 a 27, cdno. de 2ª inst.).
LA SENTENCIA DEL TRIBUNAL
1.
Previa referencia a los antecedentes procesales,
petitum, causa petendi, réplica y excepción del demandado,
sentencia de primera instancia y fundamentos de la alzada,
afirmó que el núcleo de la litis resultaba ser de carácter
eminentemente
probatorio,
toda
vez
que
las
partes
reconocieron haber estado “vinculadas por una unión marital
con las características y durante el tiempo suficiente para
estructurar la presunción de sociedad patrimonial entre
compañeros permanentes a que se refiere el art. 2° de la Ley
54 de 1990 con las modificaciones introducidas por la Ley
979 de 2005”, pero difieren sobre la época de terminación de
la relación, originada en su separación física y definitiva.
J.V.R. - Exp. No. 76001-3110-001-2008-00504-01
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2.
Procedió a memorar la aseveración de la actora
según la cual el ligamen existió hasta finales de junio de 2007
–caso en el cual no se habría consolidado la prescripción
alegada por el convocado y declarada por el a quo en la
decisión que reprocha la apelante-, mientras que Germán
Alonso Ospina alega que la unión terminó en junio de 2004.
3.
particular
Emprendió el análisis de las probanzas, en
las
testimoniales,
encontrando
que
aquéllas
recibidas a instancia de la demandante “son sin duda más
concretas y claras”, y concluyendo de su apreciación integral
“que la excepción de prescripción no tiene un sólido respaldo
probatorio[;] (…) que los compañeros siguieron compartiendo
cuanto menos su vida laboral hasta mediados de 2007,
cuando la actora decidió buscar otros horizontes, y ante el
vacío de una igualmente certera prueba de que para
entonces los compañeros ya habían decidido hacer dejación
de su proyecto de vida, es inevitable concluir que la
terminación de la unión marital ocurrió en junio de ese año”, y
que “ya que el término de un año para iniciar la declaratoria
de disolución de la sociedad patrimonial entre compañeros
permanentes se empieza a contar tan pronto se dé la
‘separación física y definitiva de los compañeros’, evento que
ocurrió apenas en el mes de junio del año 2007, al
presentarse la demanda, el 23 de junio de 2008, todavía no
había prescrito la acción correspondiente”, por haberse
cumplido la exigencia contemplada en el artículo 90 del
Código de Procedimiento Civil (fl. 24).
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LA DEMANDA DE CASACIÓN
Al amparo del artículo 368 ídem, dos cargos fueron
propuestos, uno de ellos inadmitido por esta Sala en
providencia de 27 de febrero del presente año, por lo que
pasa a resolverse el restante.
CARGO SEGUNDO
Por la causal segunda de casación denuncia la
sentencia por falta de consonancia con las pretensiones de la
demanda, por las razones que pasan a compendiarse:
a)
El poder otorgado por la actora estaba dirigido a la
iniciación y trámite de un “proceso de constitución y
liquidación de sociedad marital de hecho”, sin embargo, el ad
quem declaró la existencia de una “sociedad patrimonial entre
compañeros permanentes”.
b)
En el fallo se evidenció la presencia de la
sociedad referida sin que mediara un pronunciamiento previo
acerca de la conformación de la unión marital, perdiendo de
vista que la Ley 979 de 2005 supedita la conformación de
aquélla a la de ésta.
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c)
La providencia atacada, en el numeral tercero de
su parte resolutiva, fijó el 30 de junio de 2007 como fecha de
terminación de la sociedad patrimonial, sin advertir que el
escrito introductor del proceso refiere a que tal suceso
acaeció el 25 de junio del mismo año.
CONSIDERACIONES
1.
En el ordenamiento jurídico patrio, la labor del
juzgador se encuentra delimitada de manera clara y precisa
por el principio de congruencia establecido en los artículos
304 y 305 del Código de Procedimiento Civil, normas que
disciplinan el contenido de la providencia definitoria de la litis
y obligan a que esté en plena consonancia “con los hechos y
las pretensiones aducidos en la demanda y en las demás
oportunidades [contempladas en la legislación procedimental]
(…), y con las excepciones que aparezcan probadas y
hubieren sido alegadas si así lo exige la ley”; por tanto, “en el
ejercicio de su función con sujeción a la directriz ne aet judex
ultra, extra o citra petita partium, y en cuanto omita o
disminuya el tema a decidir (citra petita), decida lo no pedido
(extra petita) o conceda más de lo pretendido (ultra petita), el
fallo deviene incongruente incurriendo en un yerro in
procedendo denunciable por la causal segunda de casación
según dispone el numeral 2º del artículo 368 del Código de
Procedimiento Civil” (Sent. Cas. Civ. 076 de 30 de julio de
2008, exp. 01458; reiterada en Sent. Cas. Civ. de 7 de julio
de 2011, exp. 00121).
J.V.R. - Exp. No. 76001-3110-001-2008-00504-01
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En
tal
sentido,
según
inalterada
y
pacífica
jurisprudencia de la Corte, la causal en cita “se halla instituida
para enmendar el vicio de procedimiento que se presenta
cuando el sentenciador, por exceso o por defecto, se aparta
del cuadro de instancia que traza la demanda y las
excepciones propuestas por el demandado o que el juez
deba declarar de oficio” (Sent. Cas. Civ. 046 de 8 de abril de
2003, exp. 7844; reiterada en Sent. Cas. Civ. de 30 de julio
de 2008, exp. 00363, inter alia); o lo que es igual, “cuando el
Juez, al proferir su sentencia, se pronuncia sobre objeto
distinto del pretendido (extra petita), o desborda las fronteras
cuantitativas de lo que fue suplicado (ultra petita), o deja de
resolver aspectos que le fueron demandados (citra petita),
siendo claro que la congruencia no sólo exige simetría entre
el fallo y los pedimentos de las partes: pretensiones y
excepciones, sino también con los hechos en que unas y
otras se soportan, ‘por ser la causa petendi uno de los límites
que se establecen en la litis contestación’ (XXVI, pág. 93. Vid:
cas. civ. de 19 de febrero de 1999, Exp. 5099), por manera
que, ‘en el ejercicio de su función, el juez, al decidir el
proceso, no puede desbordar los hechos en que éste,
conforme a lo expuesto por las partes se apoya’, porque ‘la
‘razón de dar’ expresada en la sentencia ha de guardar
correspondencia con la causa petendi’ (cas. civ. de 4 de
septiembre de 2000, Exp. 5602, reiterada en cas. civ. de 13
de diciembre de 2002, Exp. 6893 y en cas. civ. de 12 de
agosto de 2003, Exp. 7325)” (Sent. Cas. Civ. 147 de 1º de
octubre de 2004, exp. 7560).
J.V.R. - Exp. No. 76001-3110-001-2008-00504-01
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2.
Sentadas las anteriores premisas y sin más
preámbulo, en lo que concierne al reproche que aquí se
desata, observa la Sala que el colegiado de segunda
instancia incurrió en un vicio procedimental al haber fallado
más allá de lo suplicado en el libelo; es decir, del contraste
objetivo entre las pretensiones de la demanda y lo resuelto en
la sentencia se concluye con facilidad que se desbordaron
“las fronteras cuantitativas” del petitum y de los hechos en
que éste se soporta.
En efecto, las pretensiones giraron en torno a que se
declarara “la existencia y (…) disolución de la sociedad
patrimonial formada entre Germán Alonso Ospina Cardona y
Janeth Omaira Morales López, desde el 15 de febrero de
1983 hasta el 25 de junio de 2007”, (fl. 10, cdno. 1; subrayas
fuera de texto) sustentándose en que entre la pareja subsistió
una unión marital “hasta el momento de su disolución
ocurrida el 25 de junio de 2007” (hecho 1), mientras que el
fallador concluyó que los referidos compañeros hicieron
dejación de su proyecto de vida el 30 de junio de 2007 (fl. 26,
cdno de 2ª inst.), fecha que estableció como la de disolución
de aquella sociedad, extendiendo, injustificadamente, el límite
temporal establecido en la demanda.
En consecuencia, y con relación a la data de
finalización de la sociedad patrimonial, se procederá a casar
el proveído impugnado para dotarlo de la simetría que el
ordenamiento jurídico exige; no sólo por la comprobación
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objetiva del yerro denunciado, sino por las posibles
consecuencias que dicho dislate apareja al prolongar en el
tiempo una relación jurídica sustancial que a todas luces
produce efectos personales y patrimoniales para las partes.
3.
No obstante lo anterior, la incongruencia hallada
no cobija la totalidad de los razonamientos de la censura,
esto es, sus restantes argumentos no son de recibo en el
ámbito de aplicación del numeral 2º del artículo 368 del
Código de Procedimiento Civil, toda vez que no denotan una
desviación en el proceder del sentenciador en lo atañedero a
la consonancia del fallo.
En tal sentido, el casacionista fustiga al ad quem
por declarar la existencia de la plurimencionada sociedad
desconociendo que la Ley 979 de 2005 exige para el efecto
que se reconozca previamente la unión marital de hecho.
Al punto, es preciso recordar que, aun cuando “el
escrito introductor del proceso no da pie para entender
formulada la ‘existencia de la unión marital de hecho’, no era
necesario que expresamente se planteara en el petitum, dado
que la declaración de la sociedad patrimonial, subsistiría por
sí sola, considerando que aquello simplemente constituye un
elemento para presumir ésta.
“Lo trascendente, entonces, es la prueba de los
elementos constitutivos de la unión marital de hecho, sin que
sea indispensable declarar en la parte dispositiva del fallo, la
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existencia de cada uno de ellos o el concepto jurídico que los
agrupa. Como tiene precisado la Corte, ‘suele suceder en
algunas ocasiones, que los interesados en las resultas de la
contienda procesal encaminan sus súplicas a que se declare
la existencia de los requisitos sustanciales de ciertas
pretensiones, sin parar mientes que en definitiva, lo que debe
figurar en la parte resolutiva de la sentencia, incluso para
efectos de precisar su congruencia, no es el reconocimiento
de esos requisitos, sino el pronunciamiento en torno a los
efectos vinculantes que deben desplegarse cuando la prueba
de ellos está en el proceso’1” (Sent. Cas. Civ. de 22 de marzo
de 2011, exp. 00091).
En el caso que ocupa la atención de la Corporación, es
patente el respeto al debido proceso y con él al derecho de
defensa del impugnante, para quien no fue sorpresa la
declaración de existencia de la sociedad patrimonial, pues del
análisis del expediente se observa que sus defensas jamás
se enfilaron a negar la existencia de la unión marital de hecho
o de sus elementos constitutivos, por el contrario, se centró
en la prescripción de la acción, luego no es sorpresivo el
acogimiento de las pretensiones. En otras palabras, en el
libelo se solicitó la declaratoria de la sociedad patrimonial
fincada en la existencia de una unión marital de hecho; las
defensas del convocado rebatieron la duración de este
vínculo –señalando que se disolvió en el 2004- como soporte
de la excepción de prescripción de la acción, y el juzgador
1
Sentencia 099 de 25 de mayo de 2005, expediente 5032, reiterando doctrina
anterior.
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procedió a pronunciarse sobre aquello en lo que las partes
fijaron el litigio, la sociedad patrimonial.
A mayor abundancia, si se insistiere en atribuirle algún
error al Tribunal con base en la argumentación aquí
desatada, el escenario no sería la causal segunda de
casación sino la primera, pues lo que en realidad se está
poniendo en tela de juicio es el entendimiento del derecho por
parte
del
juzgador,
habida
cuenta
de
que
lo
que
verdaderamente le endilga el quejoso es el supuesto
desconocimiento de un paso legal previo a la declaratoria de
la sociedad patrimonial.
Finalmente, en cuanto a las alegaciones sobre el
contenido del poder otorgado por la convocante, usadas por
el inconforme como soporte de la inconsonancia que
denuncia, el contenido de las mismas es ajeno al numeral 2º
del artículo 368 del Código de Procedimiento Civil, en tanto
atacan la indebida apreciación de un documento obrante en
el proceso y no un evento de incongruencia objetiva.
SENTENCIA SUSTITUTIVA
De conformidad con el análisis que condujo a la
prosperidad del cargo, debe agregarse que la incongruencia
avizorada se originó en un pronunciamiento ultra petita, por
tanto, se eliminará el exceso del Tribunal en lo que a las
fronteras cuantitativas de la litis respecta y, en consecuencia,
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se adecuará el ordinal tercero de la parte resolutiva de su
sentencia indicando que la fecha de disolución de la sociedad
patrimonial reconocida fue el 25 de junio de 2007.
DECISIÓN
Por lo expuesto, la Corte Suprema de Justicia, Sala de
Casación Civil, administrando Justicia en nombre de la
República y por autoridad de la ley, CASA la sentencia de 8
de junio de 2011 proferida por el Tribunal Superior del Distrito
Judicial de Cali, Sala de Familia, en el proceso ordinario
precitado, y en su remplazo, en sede de instancia, conforme
a los efectos del resultado de la casación indicados en la
parte motiva, resuelve:
“PRIMERO. REVÓCASE la sentencia recurrida.
SEGUNDO. SE DECLARA no probada la excepción de
prescripción invocada por el demandado.
TERCERO.
SE
DECLARA
que
entre
JANETH
OMAIRA
MORALES LÓPEZ y GERMÁN ALONSO OSPINA CARDONA
existió una sociedad patrimonial entre compañeros permanentes
entre el 31 de diciembre de 1991 y el” 25 de junio de 2007,
“cuando ella se disolvió por separación física y definitiva.
CUARTO. SE ORDENA el registro de esta sentencia en la oficina
de registro de esta ciudad [Santiago de Cali] y la cancelación de
los
registros
de
actos
de
transferencias,
limitaciones
y
gravámenes efectuados a partir de la inscripción respecto de los
bienes distinguidos con matrículas inmobiliarias 370-431030 y
370-25251. Se oficiará igualmente a la Cámara de Comercio de
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Cali para que igualmente se cancele cualquier transferencia o
limitación
de[l]
establecimiento
de
comercio
denominado
ESTACIÓN DE SERVICIO TEXACO No. 24.
QUINTO. Sin costas en esta instancia. Costas de primera a cargo
de la parte demandada.”
Sin costas en casación por la prosperidad del recurso.
Cópiese, notifíquese y devuélvase el expediente al
Tribunal de origen para lo pertinente.
FERNANDO GIRALDO GUTIÉRREZ
MARGARITA CABELLO BLANCO
RUTH MARINA DÍAZ RUEDA
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ARIEL SALAZAR RAMÍREZ
ARTURO SOLARTE RODRÍGUEZ
Ausencia Justificada
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SALVAMENTO DE VOTO
Referencia: C-7600131100012008-00504-01
Con el respeto que profeso por las decisiones de la mayoría,
debo expresar que en el asunto de la referencia no comparto
las razones que llevaron a la Sala a declarar fundado, en lo
pertinente, el cargo de incongruencia, único admitido a
trámite, como paso a explicarlo.
1.- Solicitada la declaración de existencia de la unión marital
de hecho, la polémica entre el recurrente y el Tribunal, se
redujo a los extremos temporales de la relación, puesto que si
bien en la demanda que originó el proceso se indicó que la
misma había perdurado hasta el 25 de junio de 2007, esto
resultó indiferente para el sentenciador, al extenderla cinco
días más.
La decisión, por supuesto, no fue inopinada, porque el adquem se fundamentó para el efecto en la prueba testimonial
recibida a instancia de la parte demandante, según la cual los
“compañeros siguieron compartiendo cuanto menos su vida
laboral hasta mediados de 2007”, de donde era “inevitable
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concluir que la terminación de la unión
marital ocurrió en
junio de ese año”.
2.- La mayoría de la Sala, sin embargo, encontró que el
Tribunal había incurrido en un vicio de actividad, al haber
fallado más allá de lo suplicado en el libelo, pues había
desbordado las “fronteras cuantitativas” del petitum.
Con todo, la suscrita considera que en ese aspecto el error de
procedimiento no se configura, porque si bien el artículo 305,
inciso 2º del Código de Procedimiento Civil, establece que “si
lo pedido por el demandante excede de lo probado, se le
reconocerá solamente lo último”, también es cierto que la
limitación se excluye cuando el legislador traza líneas para
proceder de otra manera.
Es el caso de los extremos temporales de la unión marital de
hecho, particularmente de la fecha hasta la cual se extiende,
porque de acuerdo con el artículo 8º de la Ley 54 de 1990, se
considera, para ciertos efectos, como los patrimoniales, pero
sin excluir los personales, por su trascendencia, que esa
relación se entiende terminada en la fecha en que ocurre la
“separación física y definitiva de los compañeros”.
En el campo personal, en efecto, es un tema que no está
librado a la voluntad de las partes, sino que se supedita a lo
que en el escenario probatorio realmente se establezca, por
las consecuencias que son inherentes. Por ejemplo, para no
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ir más lejos, respecto de los hijos, porque la ley presume que
tienen por padres a los compañeros permanentes, siempre y
cuando hayan sido concebidos durante la unión marital de
hecho o hayan nacido después de expirados los ciento
ochenta días subsiguientes a la declaración de ésta, según
los términos de los artículos 1º y 2º de la Ley 1660 de 2006.
Y el punto no es de poca entidad, si en la cuenta se tiene que
de
por
medio
se
encuentran
involucrados
intereses
superiores de la comunidad, como es el estado civil de las
personas, cuya asignación es del resorte exclusivo del
legislador, cual así, en relación con la unión marital de hecho,
lo reconoció la Corte en auto de 18 de junio de 2008,
expediente 00205.
Desde luego, si el “estatus” civil de compañeros permanentes
es indisponible, como se previene en el artículo 1º del
Decreto 1260 de 1970, resulta imperativo evitar, supuesta la
existencia de la unión marital de hecho, que los particulares,
motu proprio, puedan fraccionar o recortar el término de su
vigencia, pues lo contario, conllevaría a prohijar o permitir una
forma de disposición, opuesta a la ley.
Lo dicho explica la razón por la cual el artículo 15 del Código
Civil, únicamente autoriza renunciar los derechos que miren
el interés individual de quien los dimite, siempre y cuando ello
no esté prohibido; mientras el artículo 16 del mismo
ordenamiento, en salvaguarda precisamente del interés
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público o superior, establece que “No podrán derogarse por
convenios particulares las leyes en cuya observancia están
interesados el orden y las buenas costumbres”.
3.- En esa medida, si en el caso, con independencia del
acierto, probatoriamente se concluyó, que la unión marital de
hecho perduró hasta el 30 de junio de 2007, así debía
declararse, sin parar mientes en el aspecto temporal fijado
por la parte demandante en la pretensión, en consideración,
se repite, a los intereses superiores involucrados.
Con mayor razón, cuando, en alusión al tema, la Corte tiene
explicado que lo que “debe figurar en la parte resolutiva de la
sentencia, incluso para efectos de precisar su congruencia,
no es el reconocimiento de esos requisitos -los sustanciales
de la unión marital de hecho-, sino el pronunciamiento en
torno a los efectos vinculantes que deban desplegarse
cuando la prueba de ellos está en el proceso” (Sentencia 099
de 25 de mayo de 2005, expediente 50323).
4.- Así las cosas, el cargo, en el aparte en cuestión, no debió,
como se hizo, recibirse.
Fecha ut supra.
MARGARITA CABELLO BLANCO
Magistrada
J.V.R. - Exp. No. 76001-3110-001-2008-00504-01
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