La Lógica de los Hechos Consumados

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La Lógica de los Hechos Consumados.
Muchas veces pensé que el peor enemigo en el acoso era el perverso moral, con todas
sus sutiles herramientas...Sin quitarle sus meritos.
Otras veces pensé que la necesidad misma de la defensa nos confrontaba con una
realidad corrupta, discriminatoria; que terminaba siendo el último empujón a la
devastación de la personalidad. Y aun lo sigo pensando... pero eso no era todo,
lamentablemente hay más.
Tiempo después, descubrí que hay algo mucho más peligroso, más dañino aun, que
todos los efectos secundarios del fenómeno del acoso moral en todas sus
manifestaciones. Es el hecho que en la lucha de salir de la pesadilla... sin querer...y con
el deseo de terminar con lento y doloroso proceso, corremos el riesgo de quedarnos
dormidos en los brazos de los hechos consumados.
Quiero tomar un ejemplo sobre el cual trabajar, pero no es el único.
A estas alturas, los agentes generadores de situaciones denigratorias han avanzado en su
técnica, ideando otras formas de dar el golpe final. “El contrato de desvinculación
laboral”.
Para los que no estén familiarizados con el tema, voy a explicar brevemente de que se
trata. Espero no llegar tarde, pero los efectos de la globalización podrían bien
generalizar este recurso.
Dicho contrato de desvinculación laboral , es una herramienta perpetrada por ciertos
representantes de Recursos (in) Humanos, quienes sin previo aviso llaman al sujeto que,
aun bajo relación de dependencia será sorprendido por una extraña negociación , la de
acordar una desvinculación a pura perdida .
Considerados “problemáticos” por reclamar sus derechos. Se les ofrece la posibilidad de
“retirarse” con una suma de dinero, siempre inferior a la que les correspondería por ley,
cuya aceptación implica la renuncia a todo reclamo posterior por vía legal. Tarde o
temprano serán despedidos de todas maneras.
Entrando en el escenario del dilema, las opciones son seguir sosteniendo a costas de su
propia destrucción, un puesto que de rechazar el pacto, se redoblara el trato degradante
o perder su antigüedad, su puesto y su medio de vida.
En el dilema, no hay decisión posible, ninguna de las variables dadas serian una opción
valida para el sujeto en cuestión. Cualquiera de las dos opciones son a pura perdida.
A diferencia de la elección, que en si misma conlleva una pérdida: si bien al elegir se
descarta una posibilidad, la opción elegida es una apuesta valida para el sujeto.
En cambio, el dilema no contempla la posibilidad de elección y la resultante no es
tampoco efecto de una decisión producto de la resolución de algo dudoso.
Sin más el sujeto es obligado a elegir.
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La desesperación de muchos ha hecho que hartos de maltrato psicológico permanente y
sometidos a la presión de ser “el próximo” en la lista de los desafectados “por
reestructuración del área donde trabajan”…Y toda esa larga lista de cuestiones mas que
conocidas por quienes se interesen en este texto.
Firman y se retiran con el dinero pactado pensando en sostenerse hasta conseguir un
nuevo empleo.
Poco tiempo después, caen en la cuenta que están por fuera del mercado laboral, por
múltiples razones:
Tener 40 años, o cercana a esa edad.
Ser Mujer cabeza de familia.
Haber tenido licencias (bajas) por depresión, ataque de pánico o cualquier afección
psíquica, desencadenada y producida durante su trabajo anterior.
Estar sin actividad laboral por mas de un año….. la lista continua.
Solo les queda tomar trabajos temporales, bajo el régimen del monotributo donde serán
ellos quienes paguen sus cargas sociales, sin derecho a ausentarse por enfermedad, ni a
tener periodos de vacaciones. A menos que “sus propios ahorros las prorrateen”
La lógica de los hechos consumados, se vale del factor sorpresa, que en estado de
indefensión es un arma letal a la que cualquiera se acoge.
El factor sorpresa:
Se trata de encontrar al sujeto sin preparación alguna para responder a la situación, si
bien en los casos de fenómeno del AMT, ya el sujeto viene sostenido en un estado de
hipervigilancia, con sensación de apronte angustiado, hay ciertas cuestiones que es
preciso aclarar. Ya que este estado de angustia indiferenciada no implica una
preparación para la estocada final.
Justamente este estado de hipervigilancia, multiplica las magnitudes de excitación, en
un comienzo externas, desencadenadas por situaciones nimias, que van
desestructurando la visión del sujeto de si y con su realidad laboral.
Posteriormente la insistencia de dichos factores sumado a la sobre-exigencia del sujeto
en sostenerse en el lugar de trabajo, generan una tensión interna multiplicando la
magnitud de displacer.
El malestar pasa a ser indiferenciado para el que lo padece, dando lugar a una
perturbación que pondrá en acción todos los mecanismos defensivos tendientes a
dominar psíquicamente los volúmenes de estímulos displacenteros. El fracaso de los
mecanismos defensivos, sostienen el estado de hipervigilancia. Reactivando así el
circuito de padecimiento.
Es en este punto donde por mas que el sujeto se esfuerce, su atención estará disminuida,
desplazada y repartida a atender los múltiples estímulos exteriores que no cesan .
Debilitando su capacidad de reacción.
El Fenómeno de ATM, produce sin duda por acumulación de situaciones frustrantes, el
monto indiferenciado de angustia, resulta ineficaz para responder y se produce una
ruptura en el aparato psíquico al modo de la formación de las neurosis traumáticas,
dando lugar a síntomas tales como pesadillas, insomnio y sonambulismo.
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Es en este punto donde la lógica de los hechos consumados dejan al sujeto si posibilidad
de reacción. Bien conocida es la estrategia en la milicia, allí donde no valen los
argumentos, la estocada final será tratarlo con hechos consumados e irreversibles.
Los hechos consumados, simplemente son impuestos, son arbitrarios. El aferrarnos a
mirar las pérdidas que nos ocasionaron tampoco sirven contra esta lógica. Frente a los
hechos consumados, nadie puede. O si? Veamos si es posible alterar una estrategia tan
contundente.
Porque por definición son parte del pasado, están hechos para obligarnos a
inclinarnos... el sujeto sorprendido se enfrenta con restricciones externas que ya están
dadas y como si fuera poco, deberá responder desde un desgaste interno que lo ha
llevado al limite de lo insoportable. Como dije en otros escritos el daño ya esta hecho.
El as en la manga!
Si hemos de tomar ventajas, será desde nuestro estudio de las estrategias y desarticular
lo irreversible de los hechos.
Frente al dilema, sea lo que sea que se decida, las consecuencias de esta decisión no
cambian si los que plantean la propuesta saben lo que va a decidir. Las partes de la
propuesta están del lado acosador y el factor sorpresa junto al requerimiento de la
inmediata definición.
Pero en una situación estratégica, existe una interdependencia entre las decisiones de las
partes. Alertados del objetivo, es posible “derivar la estrategia” si sabemos a donde
apunta el contrario, nuestra mejor elección, dependerá de incluir una variable que
modifique lo impuesto.
La variable temporal, juega un papel importante. Es por eso que se utilizara el factor
sorpresa, para que el sujeto piense que no hay otra alternativa.
Si por el contrario, se modifica la imposición del tiempo, uno puede incluir el momento
en el que tomara su decisión. Incluir la variable de tener la posibilidad de encontrar el
momento óptimo para decidir. Así, ni se cae en el apresurado desenlace ni se niega a las
opciones. Se abre un tiempo para la decisión y en ese punto a la negociación.
De esta manera se deriva el nivel del dilema a la constitución de un conflicto, cambian
las reglas.
Nos asiste el derecho de elegir, hay que hacerlo valer.
Viviana Fanés
Psicóloga Clínica.
Docente de UBA. Facultad de Psicología
[email protected]
Las Barricadas http://www.lasbarricadas.net
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