Hechos 1:8 Paradigma para la obra misionera David D. Ruiz - COMIBAM Durante muchos años, este ha sido uno de los versículos más repetido en las conferencias misioneras. Hechos 1:8 ha llegado a ser, el canto de batalla de los movilizadores de misiones. Lo interesante de considerar es que este ha sido uno de los pasajes más controvertidos, hablando en la versión en español, en cuanto a la urgencia de la obra misionera. Una historia de traducciones: la versión Reina Valera 1960 (RV60), la más popularmente usada en iberoamerica, tradujo así el pasaje: “pero recibiréis poder, cuando haya venido el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria y hasta lo último de la tierra” la idea que la iglesia ha tomado de esta traducción es la de una secuencia. Ves tras vez escuchamos excusa para hacer misiones basada en decir que aún hay mucho por alcanzar en Jerusalén y que en tanto no se alcancen, no hay que salir. Cuando en COMIBAM nos enteramos del trabajo de las SBU en la traducción Reina Valera 1995 (RV95), iniciamos una comunicación con sus representantes en Latino América para lograr que la traducción reprodujera el sentido de simultaneidad que, tanto el texto como el libro de Hechos adjudicaban al verso. Enviamos estudios de lingüistas y teólogos latinoamericanos que sustentaban nuestra petición La tarea fue infructuosa porque la traducción presentó este verso “exactamente igual” que en la versión 1960. No fue sino hasta la publicación de la Nueva Versión Internacional (NVI) en 1999 que este texto adquirió su verdadero sentido, tal como lo presenta el lenguaje original cuando fue traducido de la siguiente forma “pero cuando venga el Espíritu Santo sobre ustedes, recibirán poder y serán mis testigos tanto en Jerusalén, como en toda Judea y Samaria, y hasta los confines de la tierra” este pasaje, representa un alcance más simultáneo y sistemático, como dice un comentarista: “La creciente esfera de su testimonio, cuando el Espíritu Santo venga sobre ellos es “hasta lo último de la tierra”1 Cuando vemos este verso en perspectiva, podemos reconocer que, como se ha dicho en otras oportunidades, el libro de los hechos es el mejor comentario de Hechos 1:8 o, dicho de otra manera, este solo verso representa el bosquejo del libro. Cito a F. B. Meyer: “A menudo se ha señalado que los términos geográficos del v. 8 proveen una suerte de “Índice temático” de Hechos. “ustedes serán mis testigos” puede considerarse un anuncio del tema del libro; “en Jerusalén” cubre los primeros siete capítulos, “en toda Judea y Samaria” cubre 8:1 a 11:18, y lo que resta del libro rastrea el progreso del evangelio fuera de las fronteras de la Tierra Santa hasta que por fin llega a Roma “2 En el taller sobre: “El pueblo de Dios en el cumplimiento de su visión” hago un recorrido de los pasajes claves de este desarrollo geográfico del libro de los hechos. Por favor, refiéranse al material para un pequeño resumen: 1 2 Robinson, Arthur T, Imágenes verbales en el nuevo testamento, Tomo 3 pp. 26, Clie 1989 Bruce, F. F., Hechos de los Apóstoles, pp. 51, Ed. Nueva Creación 1998 Pedro utilizó estas llaves para abrir las puertas de la iglesia a cada uno de los grupos a los que Jesucristo se refirió en el capítulo 1:8. Pedro abrió las puertas de la iglesia a los judíos, en Hechos capítulo 2, cuando proclama aquel tremendo y poderoso mensaje que proclama, precisamente, a Jesús como el Cristo el Hijo del Dios Viviente; en el cual como conclusión, les da a sus oyentes, la respuesta de la esencia de la iglesia cuando les responde a su angustiosa pregunta de: “varones hermanos, ¿qué haremos?, diciendo: arrepiéntanse y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de pecados; y recibiréis el don del espíritu Santo". En el capítulo 8 del libro de los Hechos, podemos ver con detenimiento cómo las puertas de la cristiandad fueron abiertas para los samaritanos cuando, como leemos en el verso 14 los apóstoles que estaban en Jerusalén oyeron lo que sucedía en Samaria y enviaron a Pedro y a Juan. En los versículos subsiguientes vemos la manera cómo estos discípulos se interesan por este grupo de conversos y ello reside en el Espíritu Santo. Si continuamos adelante leyendo el relato de los Hechos en el capítulo 10: 44 y 45, encontraremos también la forma como de una manera sobrenatural y muy directa Dios encamina los pasos de Pedro hacia una comunidad de gentiles, quienes encabezados por Cornelio han encontrado ese camino y toca la puerta angustiosamente para entrar a formar parte de la cristiandad. En el versículo 43 Pedro de nuevo trae a colación la necesidad de cobijarse debajo de la declaración gloriosa y que se anticipa que aún siendo gentiles podrán recibir el perdón de pecados por su nombre. En medio de este primer mensaje a los gentiles las puertas de la iglesia se abren también para ellos y para todo el resto del mundo. Tanto para Jesús como para sus discípulos, la secuencia era “una expansión natural” desde los centros de influencia del evangelio que constituían Jerusalén y Antioquia, hasta lo “ultimo de la tierra” que bien podría ser Roma, como lo sostiene F. F. Bruce o bien se puede referir a “Finisterre” una península que se estableció en Gallaecia3 donde había un importante puerto que era conocido como el extremo del mundo conocido. Cualquiera que sea su significado, para la iglesia el día de hoy, este se ha ampliado al presentar el reto de movernos en forma sistemática y secuencial desde nuestra propia Jerusalén hasta nuestro propio “ultimo de la tierra” que constituyen aquellos pueblos y grupos étnicos donde el evangelio no está disponible. Presentándolo en forma practica, encontramos que Hechos 1:8, presenta a la iglesia un nuevo paradigma para la obra misionera. Una manera bíblica de reconocer que cada cristiano ha sido llamado a ser testigo, no que escoge serlo. Que cada uno de los discípulos (mou martures) de la iglesia, están llamados a hacer su parte en poner el evangelio entre los no alcanzados. La Iglesia, llamada a producir discípulos: Tal como lo presentamos en el taller mencionado, la medida de éxito de la iglesia no es, ni el tamaño de su templo, ni el número de sus asistentes, ni siquiera, el número de ceros que tiene su presupuesto. La fortaleza de la iglesia se muestra por la cantidad de Discípulos obedientes a la palabra de Dios que el 3 Pfeiffer, Charles F. Baker’s Bible Atlas, mapas 22 y 23, Baker Book House. Señor encuentre que la iglesia está haciendo, tanto en Jerusalén, Judea, Samaria y hasta lo último de la tierra… en este momento. La iglesia se constituye, desde Hechos 1:8, un organismo vivo que trabaja con todos los recursos que Jesucristo le legó para hacer de cada uno de los hombres, discípulos obedientes a la palabra de Dios, dispuestos a “ser lo que el Señor quiere que sean” a “hacer lo que el Señor quiere que haga” y a “ir a donde el Señor los envía’4 (Mateo 16:24) Como iglesia, nos haría bien hacer cuentas. La Iglesia prepara a los discípulos para el llamado: Cuando pensamos en la iglesia como productora de Discípulos, nos preguntas ¿qué llegará a ser este discípulo en el futuro? Y encontramos que solo hay tres opciones, de acuerdo a la interpretación de Hechos 1:8. Primero, pueden llegar a ser pastores, es decir que pareciera que el fin o el llamado “natural” de los que son más aventajados “espiritualmente hablando” es ser pastores. Esto viene de la herencia estructural de la iglesia que desde el siglo tercero que dividió a los cristianos en Clérigos y laicos, de donde se saca que los clérigos, los aventajados espiritualmente hablando, representan una llamado superior. Sin embargo, es solo uno de los tres llamados de aquellos que invierten lo mejor de su vida y esfuerzo a ser pastores. En segundo lugar, pueden llegar a ser Misioneros. En el momento que estamos viviendo en Iberoamérica, no es extraño que se escuche este como un llamado de aquellos que han sido llamados a invertir todo o una parte considerable de su tiempo a servir al Señor, particularmente en el establecimiento de la iglesia, cruzando una barrera cultural, lingüística, etnológica o la combinación de ambas. Este es el otro llamado. Sin embargo, olvidamos que hay un tercer llamado importante y que es, precisamente en este que están incluidos la mayoría de los miembros de la iglesia: “ciudadanos responsable” aquellos discípulos incondicionales que Dios ha llamado a servirle con una profesión secular, siendo testigo a los de las diferentes redes de contacto natural que su familia, nivel social y profesión le abren. Este es el llamado que de manera más negligente, la iglesia ha dejado en una segunda categoría. Quien ostenta este llamado, a la luz de la palabra, tiene tanta importancia para la evangelización del mundo, como aquel que ha sido llamado a ser pastor o misionero. El paradigma de la evangelización del mundo: Hechos 1:8 nos menciona entonces, el cuadro de alcance sistemático del mundo, de la siguiente forma: Alcanzando nuestra Jerusalén: Llamaremos así al área, país o ciudad donde la iglesia está establecida. Generalmente hablando, la iglesia piensa en esfuerzos evangelísticos para llegar a los que viven en Jerusalén, se organizan campañas, proyectos evangelísticos y diversos eventos que tiene como propósito que “alguien invitado” presente el mensaje del evangelio a los no creyentes en esta área. Hechos 1:8 nos muestra un paradigma diferente, nos muestra que son los “ciudadanos responsables’ los llamados a alcanzar Jerusalén. Ellos son el instrumento más efectivo para alcanzar a los que están allí. La contribución de los ciudadanos responsables en el 4 Ruiz, David, Transformación de la iglesia, Ed. COMIBAM plan de alcanzar el mundo, es su impacto en la comunidad a través de un trabajo secular que se hace bajo la ética bíblica. El resultado de este impacto es que la iglesia crece por el buen testimonio de los ciudadanos responsables y entonces, la iglesia crece por el “venid y ved” que se ilustra en la vida de estos discípulos. Alcanzando Judea: llamaremos así al área, dentro del país, ciudad o lugar donde la iglesia está establecida pero, particularmente, a aquellos a los que la iglesia no puede contactar de manera natural. Que demandan de la iglesia una transformación previa para poder acercarse a ellos. Los sordos, los ciegos, los miembros de pandillas juveniles, lo intelectuales que se declaran “adoradores del conocimiento” etc. Estos son aquellos que no llegarán a la iglesia porque esta no les es amigable. Para alcanzarlo, se necesita de discípulos que han sido llamados a ser pastores y que desarrollan un ministerio en la iglesia. Cuando la iglesia produce discípulos en manera sistemática, entonces, estos tendrán la oportunidad de ampliar los ministerios de la iglesia para hacerse amigable a estos grupos “escondidos” dentro de nuestra propia ciudad. Esta es su contribución y el resultado es que establecen la iglesia en su Judea Alcanzando Samaria: llamaremos así a los que se encuentran en nuestra ciudad, país o países vecinos que comparten algunos valores etnolingüísticas pero que tienen diferencias que demandan de la iglesia una adaptación para hacerse pertinente a ellos, pueden ser representantes de grupos étnicos, tanto del país como inmigrantes, personas de clases sociales extremas (tanto bajas como altas) o áreas donde la iglesia no está disponible para ellos en ninguna de sus formas bíblicas. Los pastores son el instrumento llamado a establecer nuevas iglesia en estas áreas, considerando que su Jerusalén ya está siendo alcanzada por los ciudadanos responsables y su Judea está siendo paulatinamente alcanzada por los ajustes y nuevos ministerios de la iglesia. El resultado son iglesias, culturalmente sensibles que abren oportunidad para aquellos, tradicionalmente no asistirían a la iglesia a frecuentarla. El resultado es que la iglesia crece en forma natural en su Samaria Alcanzando lo último de la tierra: Llamamos así a aquellos lugares que están lejos de la iglesia, tanto en forma geográfica, como étnica o lingüística y que demanda de el envío de aquellos discípulos que fueron llamados por es Señor para invertir la vida y su mejor esfuerzo para establecer la iglesia en ministerios pioneros, en aquellos lugares de “no iglesia” como se llaman o “no alcanzados” o aquellos donde la iglesia es tan pequeña que no tiene capacidad para seguir evangelizando a su Jerusalén. Estos son susceptibles de un envío deliberado, tanto como una capacitación seria en ciencias bíblicas como en asuntos transculturales y que, necesitan del apoyo económico de la iglesia para dedicarse a esa labor. El propósito final de cada uno de estos esfuerzos será el establecimiento de la iglesia entre los no alcanzados. Hechos 1:8, traza para la iglesia, no solo la secuencia, el mapa, sino la explicación clara de la mejor manera de ejercitar el sacerdocio de cada creyente para lograr con éxito su llamado de “ser sus testigos tanto en Jerusalén, como en toda Judea y Samaria, y hasta los confines de la tierra”