Eutanasia en la actualidad

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Definición y realidad de la eutanasia en la actualidad.
El término eutanasia se emplea para definir la muerte sin sufrimientos en casos de pacientes aquejados de una
enfermedad dolorosa y sin esperanzas de curación.
El debate sobre la licitud moral de la eutanasia ha llegado a exacerbarse tanto en el siglo XX, que incluso se
han creado muchas asociaciones que claman por el reconocimiento de un legítimo derecho a morir con
dignidad. El movimiento para la legalización de estas prácticas comenzó en Inglaterra en 1935, con la
creación de la Asociación por la Legislación de la eutanasia voluntaria.
El progreso registrado en las últimas décadas en la tecnología médica, ha venido a introducir nuevos
presupuestos en el tratamiento del problema de la eutanasia. De hecho, el avance de los medios terapéuticos
ha permitido mediante recursos electrónicos que las constantes vitales en enfermos de fase terminal puedan,
en muchos casos, mantenerse artificialmente por tiempo indefinido. Ello supone la necesidad de que en el
ámbito de la profesión médica, y más concretamente en el de su deontología o código moral, haya de tomarse
una decisión, en uno u otro sentido, sobre la práctica de la eutanasia individualizada en cada caso.
Las discusiones entre los que apoyan y no apoyan la eutanasia, se ha venido dando desde comienzos de este
siglo y ha ido aumentando al pasar los años y al ir aumentando los casos de eutanasia.
Los que defienden la eutanasia se basan en el principio de la muerte digna sin sufrimientos y del derecho de
disponer cada persona de su propia vida. También reclaman que no es justo sufrir innecesariamente ya que
como el enfermo no tiene oportunidad de vivir es mejor evitarle el sufrimiento.
En cambio los que se declaran en contra ven la situación desde una perspectiva moral y religiosa dando como
la principal razón el que sólo Dios decide sobre la vida humana y que por ninguna razón el hombre podrá
poner fin a ésta.
Opinión de la Iglesia Católica sobre la eutanasia.
La eutanasia es una consecuencia de una mentalidad materialista y utilitarista sobre la existencia humana.
Existe una pérdida del sentido de la existencia humana debido a una crisis moral y religiosa.
El respeto de la vida humana presupone admitir la existencia de Dios, de un Dios amoroso autor de la vida.
Nadie puede atentar contra la vida de un ser humano sin apoyarse al amor de Dios hacia él, sin violar un
derecho fundamental y sin cometer un crimen.
La eutanasia es una grave ofensa a Dios, autor de la vida, en cuanto viola su ley. No es lícito matar a un
paciente para no verle sufrir o no hacerle sufrir, aunque aquél lo pida. Ni el paciente, ni los médicos, ni los
familiares tienen la facultad de decidir o provocar la muerte de una persona. No tiene derecho a la elección
del lugar y del momento de la muerte, porque el hombre no tiene el poder absoluto sobre su persona y su
vivir, con mayor razón, sobre su muerte.
Es necesario reafirmar que nadie ni nada puede autorizar la muerte de un ser humano, sea feto o embrión,
niño o adulto, anciano, enfermo incurable o agonizante. Ninguna autoridad puede legítimamente imponerlo o
permitirlo.
No se puede decir que una vida es mas o menos plena dependiendo del estado de la salud o si es útil o no.
Toda vida merece ser vivida.
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Etimológicamente, eutanasia, viene del griego y significa principalmente buena muerte, muerte apacible, sin
sufrimiento. Según la tradición cristiana, a la buena muerte se llega cuando se prepara espiritualmente al
encuentro con Dios. Sólo dentro de la perspectiva cristiana de la redención, el sufrimiento alcanza su valor
pleno. El dolor puede ser un instrumento de salvación , cuando es vivido cristianamente e iluminado por la
Palabra de Dios.
Todo hombre tiene el deber de vivir su vida conforme al designio de Dios. Esta le ha sido dada para dar
frutos en la tierra, y no para ser destruida a su antojo.
Juan Pablo II ha hecho grandes labores para evitar que se siga permitiendo la eutanasia y se proclama sobre el
tema en la encíclica Evangelium Vitae ( Carta sobre el valor y el carácter inviolable de la vida humana). En
esta carta declara también la opinión de la Iglesia Católica sobre el tema de la eutanasia:
Amenazas no menos graves afectan también a los enfermos incurables y a los terminales, en un contexto
social y cultural que, haciendo mas difícil afrontar y soportar el sufrimiento, agudiza la tentación de resolver
el problema del sufrimiento eliminándolo en su raíz, anticipando la muerte al momento considerado mas
oportuno.
En una decisión así, confluyen con frecuencia elementos diversos, lamentablemente convergentes en este
terrible final. Pude ser decisivo, en el enfermo, el sentimiento de angustia, de exasperación e incluso
desesperación, provocado por una experiencia de dolor extenso y prolongado. Esto supone una dura prueba
para el equilibrio a veces ya inestable de la vida familiar y personal, de modo que, por una parte el enfermo −
no obstante la ayuda cada vez mas eficaz de la asistencia médica y social − corre el riesgo de sentirse abatido
por la propia fragilidad; por otra, en las personas vinculadas afectivamente con el enfermo, puede surgir un
sentimiento de comprensible aunque equivocada piedad. Todo este se ve agravado por un ambiente cultural
que no ve en el sufrimiento ningún significado o valor, es más, lo considera el mal por excelencia que se debe
eliminar a toda costa. Esto acontece especialmente cuando no se tiene una visión religiosa que ayude a
comprender positivamente el misterio del dolor. Cap. 15.
Opinión Personal sobre la Eutanasia.
Es indudable, a mi manera de ver que el primordial derecho que asiste a todo ser humano el día de hoy es el
de la vida.
Yo como católico me opongo terminantemente a la eutanasia, porque me lo prohibe mi religión, pero además
existen las siguientes razones que me hacen dudar de esta práctica.
1.− La vida como derecho intransable, al optar por la eutanasia, estoy entregando mi derecho y libertad y
acabando con ellos, cosa que no se como explicarlo.
2.− Como se aplica la eutanasia a los enfermos mentales, que no tienen noción de lo que están haciendo?
3.− Como se hace con aquella persona que autorizó en vida la eutanasia y se arrepintió en el último momento?
4.− Podría aumentar el número de eliminaciones a débiles y personas anormales, en algunos casos aumentaría
la presión a los médicos por parte de los familiares.
5.− Podría aumentar el número de homicidios con máscara de eutanasia a fin de cobrar herencias.
6.− Se podría usar la eutanasia para el negocio del tráfico de órganos.
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7.− Podría disminuir los recursos destinados a la cura de una enfermedad, ya que podría salir mas barato dejar
morir a las personas y con ello se disminuye el esfuerzo investigador de la medicina.
Además de estos puntos que acabo de mostrar, creo que la eutanasia es, como el aborto, un asesinato en el
cuál deciden los propios seres humanos sobre la vida, lo cuál, creo yo, es una falta de respeto a nuestro Dios
ya que es sólo El quién puede decidir eso ya que si El nos dio la vida sólo El nos la puede quitar.
Creo, también, que los que aprueban la eutanasia ven el dolor como algo terrible y no como una entrega al
Señor y una manera de Salvación ya que Jesús dice: Bienaventurados los que sufren
Jesús vino al mundo, sufrió, murió y luego resucitó por nosotros y El quiere que hagamos lo mismo para
llegar al cielo.
Finalmente quiero decir que yo respeto e incluso apruebo los casos en que cuando el enfermo no puede vivir
sin maquinarias artificiales sea desconectado, pero lo que no permito es cuando se hace un acto concreto para
terminar con la la vida del paciente, a causa de su gravedad y estado de dolor.
Bibliografía.
− Enciclopedia Hispánica
− Enciclopedia Encarta 98
− Church Forum
− Evangelium Vitae ( Juan Pablo II)
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