CAPITULO III DIMENSIONES DE LA PERSONA pp.35-73 3.1.- ANTROPOLOGIA CORPORAL pp. 35-50 3.1.1.- La existencia corpórea del hombre y diversas interpretaciones de la sexualidad En el dualismo platónico el alma es conciencia, interioridad, parte noble y valiosa. En occidente por influjo de Descartes (1650) el cuerpo es instrumento que arrincona la sexualidad en un cuerpo desvalorizado, opuesto. La sexualidad ratifica la dimensión corpórea de la persona, hoy vista como unidad sicosomática. No tiene cuerpo como quien tiene/usa pantalones; ES CUERPO. “Yo corporizado”, materia penetrada de subjetividad; el sexo, el trabajo, el hambre, la sed... todo queda personalizado, fusionado, participa de la dignidad del yo personal. El cuerpo objetivo, estudia la ciencia como cosa. El cuerpo real es “mi cuerpo”, el que “yo vivo”, sitúa en el mundo material y humano. Nos revela exteriores y diferentes a los demás y al mundo infrahumano; la diferencia sexual es biológicamente la más radical. Considerar al cuerpo como realidad física que sirve a un alma es enfoque dual biologista. El cuerpo somete al espacio y al tiempo- aquí y ahora- a sus leyes físicas, lo sentimos como límite, traba, carga o resistencia del espíritu. El ALMA anima la materia; llega a la autoconciencia fusionada con la materia. Estructura metafísica del cuerpo humano vivo. Para existir se corporaliza-materializa en el espaciotiempo. El cuerpo, emergencia sensible del alma. Lenguaje, interioridad manifiesta en comunicación con los demás, con el cosmos; semáforo polisémico, lugar de expresión y de contacto. Diversas interpretaciones de la sexualidad A.- Dentista, materialista y agnóstica.Estudio científico positivo de los mecanismos anatómico-fisiológicos del sexo y su uso higiénico. Sin significado los aspectos humanos: psicológicos, afectivos, sociales y espirituales. B.- Hedonista.El placer sexual sin inhibiciones de normas sociales, morales o religiosas. La persona en función disfrute de las sensaciones fisiológicas e instintivas del sexo. C.- Antropológica-cultural.Normas, costumbres y conductas relativas, mudables y no naturales, originadas por la sociedad y la cultura. D.- Personalista.Factor esencial de la persona; no valor absoluto y por integrar y desarrollar en el conjunto de factores. Sirve a las interrelaciones. Concepción inserta en la convicción cristiana de la persona y su destino. 3.1.2.- SIGNIFICADOS HUMANOS DE LA SEXUALIDAD 3.1.2.1.- Intersubjetividad y amor La cultura sexual contemporánea desafía descubrir los significados “humanos” del fenómeno a la luz de la integridad de la persona. El fundamento de la existencia, la intersubjetividad: Ser para el encuentro. Reconoce la presencia, promoción del “otro” y la búsqueda de su felicidad. Cada persona, conciencia encarnada; condición existencial que resalta la distinción estructural del varón–mujer y su modo de realizarse en interrelación y en su atracción. La sexualidad condiciona y matiza la psicología, las relaciones; la autopercepción y la visión social. Informa, impregna y configura la personalidad según su género. La palabra “Amor”, equívoca; exige aclaración: “Te amo” puede significar: necesidad unilateral. Deseo, ganas, apetencia; control, dependencia, anarquía. Gratificaciones genitales; admiración parcial, gusto. Uso, aprovechamiento, explotación, prestigio, beneficio. Alteridad, amistad, honestidad. También se dice “amor al arte”, “a la patria”, “a Dios”. AMOR auténtico, encuentro de dos o más personas abiertas a una unidad afectiva; convocación utópica. Exige: capacidad de apertura, acogida, tolerancia, alegría, renuncia (sacrificio). Pasa por los valores. Dimensiones, realidad básica de la existencia humana: “indigente” y oferente”. A.- AMOR-DESEO “EROS” (amor posesivo - indigente) Tendencia anhelante empapada de sentimiento; busca al otro por sus atractivos para poseerlo. Ama la sensación agradable que el otro produce. “Eros” deseo egocéntrico. Búsqueda de sí mismo a través del otro. Provoca el enamoramiento. Ni único ni principal aspecto que lleva a la madurez. Degenera en dominación alienante que anula -cosifica al otro. B.- AMOR-DON, “AGAPE” (oferente) Amor desinteresado. Busca al otro por el otro, lo enriquece comunicándole el propio bien, sirve a su realización. Descubre sus valores. El “ágape” respeta la persona, su libertad, su proyecto de vida. Supera y sublimiza al “Eros”, fortaleciéndolo y clarificándolo. La donación explota el Ser para la plenitud, la madurez. 3.1.3.- DIMENSIÓN PERSONALIZANTE La razón y fin del diálogo sexual es la personalización: descubrir e integrar los valores del otro (comunión). A.- Descubrimiento del Otro La propia realización, apertura y promoción del otro, alteridad que acepta su novedad y originalidad. Igualdad de naturaleza pero diferencia estructurada por el sexo. La sexualidad tiene fuerza centrífuga; donativa no individualista. La originalidad sexual para el varón es la mujer y viceversa; necesidad, incluso biológica, que atrae; se hace encuentro; puede culminar en un proyecto de vida en común. En lo corporal, la sexualidad es mediación intersubjetiva. Durante la adolescencia el “eros” permite la alteridad efusiva; edifica un “nosotros social”; descubre, desde el otro, el propio ser. Al afirmar lo propio, valioso frente al otro, desarrolla la personalidad. B.- Descubrimiento e Integración de los Valores del Otro b.1.- Descubrimiento de los valores del otro Descubre las características originales de ser hombre o mujer y su propia manera de serlo. - lo masculino, (está) Postura centrífuga, voluntarista, de iniciativa y conquista. Hace realidad las virtualidades y dinamismos del universo a través del dominio tecnológico. Su ley la del trabajo. - Lo femenino, (está) Atención activa de ternura, comprensión, cuidado protector y aliento. Postura centrípeta, pasiva, sensitiva y conservadora de la vida. b.2.- Integración de valores La realización personal, apertura a lo diferente, desinstalarse; riesgo sin restringirse a lo doméstico. El varón se enriquece con los valores femeninos, incorporados en la cortesía, acogida, comprensión y manifestaciones de ternura; proceso inverso en la mujer; ambos corporifican los valores del otro; estos, como las hormonas, no son exclusivos. En todo ser humano se da lo femenino y lo masculino cuyas diferencias están dadas por la estructura corporal y la cultura. “El varón estimula a la mujer a descubrir y realizar, a partir de dentro, su dimensión masculina, enriquecida por el mutuo contacto y vivencia”(p.42). El diálogo y la convivencia dicen que el uno está hecho para el otro y se responsabilizan en su liberación y en la construcción de una sociedad humana. “Los valores de cada sexo, complementarios, enriquecedores y socialmente integrables” (p.43). La falta de valores femeninos sumerge al mundo en la economía y la técnica, volviéndose frío, cerebral e inhumano; por otra parte, su desproporcionado acento impondría lo irracional, lo pasional. La fecundidad desborda la maternidad. La usurpación de lo masculino por el varón lo hizo considerarse detector de la racionalidad, del mando /poder y de la presencia activa; vuelve racionalista, objetivista, relegando a lo privado y a la dependencia a la mujer: apéndice, ornamentación y objeto de satisfacción. La vida como realización personal es cuestión de equilibrio. Lo masculino y femenino, dos formas de realizar la “humanitas”; facetas del misterio no comunicadas por lo genital. La reciprocidad: intercambio de riquezas, supera la complementariedad. En la convivencia cada uno realiza sus propios valores y no por el acto matrimonial. La síntesis potencia la armonía, incorporando las fuerzas benéficas del otro sexo. C.- Experiencia de comunión interpersonal Freud (explica que el placer sexual, vivido sin alteridad, posee carácter anárquico, bestial y asocial) y el “carácter personalista” de la sexualidad, interpretan la experiencia sexual como comunión interpersonal. Realidad dinámica que crece y evoluciona a lo largo de la vida. Sus signos expresivos: caricias, besos, miradas, etc. -lo mismo que en las relaciones heterosexuales- son lenguaje que revela el mensaje íntimo que el espíritu deposita para el otro; amor oblativo y aceptación, teñido de carne y espíritu, de sensualidad y razón; expresión personal y personalizante: madurez de la persona. El abrazo sexual en el matrimonio, gesto de comunión unitiva, diálogo hacia la plenitud; no dinamismo orgánico. Necesidad fundamental: amar y ser amado más allá del orgasmo sexual. La represión del amor y su expresión sexual provoca neurosis y trastornos individuales y sociales. El tránsito del amor–deseo hacia el amor–del–otro–por-él-mismo, más allá de los placeres que pudiera provocar, evita el fracaso de las relaciones. No lo convierte en instrumento de autosatisfacción erótica que bloquea su evolución. D.- Tres niveles en el diálogo del amor 1.- Nivel genital. Organos y actos. Atracción sexual biológica. “Signa” la comunión interpersonal y entrega. Su instrumentalización defrauda su significatividad, reducido al dominio de lo biológico-hormonal-endocrinológico. 2.- Nivel afectivo: “eros” Atracción sicológica, moviliza los valores emocionales (del espíritu) a través del cuerpo: tonalidad, gesto, peinado, vestido, olores, figura, etc.. Orientación, proyección afectiva no para engendrar (pulsión genesiaca) sino, experimentar el placer. La dinámica empuja hacia lo amado. Es más que acción instintiva. Para Spranger es valor estético. 3.- Nivel espiritual: “ágape” Comunión profunda, desea que el otro sea él mismo a plenitud. Descubre la originalidad. Incluye respeto, libertad, comprensión, estima y promoción del proyecto del otro. Crea vínculos duraderos que sobrepasan lo instintivo y sentimental. Valores presentes en la vida matrimonial en donde habría que - armonizarlos; lo genital no descuida afectivo, espiritual, cultural, social. Aspira a la plenitud de ambos; -jerarquizarlos, atracción convertida en don, significado expresado y acrecentado por la sexualidad. La actividad sexual en la pareja se orienta hacia la procreación; expresa el amor conyugal, realización personal; de otra manera viola el orden objetivo y su sentido. E.- Función del placer 1.Resonancia afectiva/sensitiva agradable, satisface tendencias. Carácter festivo; escape de las limitaciones espacio-temporales para vivir un instante de plenitud inigualable. Al gozar ambos -sintonía erótica-, experimentan fusión; éxtasis: salir de sí, perdiéndose en el otro, felicidad. La evolución de la cultura sexual reconoce su intención positiva, antes instintiva, indigna y opuesta a la excelencia de la razón. Quedó atrás la tolerancia por la procreación. Realidad positiva con límites y satisfacciones sin provocar vergüenza o desprecio, vivido sin culpa. Asegura la estabilidad y calidad de vida de la pareja; profundiza la relación, optimiza; alivia las tensiones, favorece la fidelidad; facilita la actitud del perdón y olvido. Adquiere sentido en el amor que lo sostiene con una fuerza trascendental. La Biblia orienta en esta dirección en el “Cantar de los Cantares”. 2.Ambigüedades: la persona puede hacer mal uso: violación, prostitución. Sin amor, asume caracteres de violencia, egoísmo, culpabilidad morbosa, etc. Gozo narcisista no procurar el placer del otro. Si se lo busca como fin en sí mismo llevará a repeticiones insaciables -tratando de evitar frustraciones-, al final lo destruye o malogra. Para salir no hay técnica. Idolatrarlo es hedonismo, posesión del otro como objeto. Frena el desarrollo personal, coloca en la sombra la dimensión comunicativa. Pretensiones imperialistas: asegurar la felicidad como si la persona fuera un absoluto. No responde al problema de la existencia. El acento en lo genital, lleva al egoísmo y al desorden moral. F.- Fecundidad e Intersubjetividad En el matrimonio el amor es creador, se proyecta a los otros. 1.- Antes la creatividad de la pareja, la procreación, justificada por la mortalidad infantil y general; hoy visión relativa. Responde a un deseo de la pareja, inconsciente a veces y no siempre compartido en el mismo grado. La infertilidad, prueba/trauma, a pesar de la adopción. 2.- En el personalismo, la sexualidad fomenta el diálogo en la pareja, construye un “nosotros” vital y eufórico; con los hijos hacen un “super nosotros”. Lo unitivo provoca la “paternidad responsable” libre de caprichos. En el Génesis, constituida la pareja Dios manda “sed fecundos, multiplicaos, llenad la tierra y sometedla”(Gen. 1,21). Los Evangelios no mencionan la procreación. El hijo es fruto del amor más que de la biología. La procreación, sexualidad personalizada. Horizonte psicológico de dos personas; encarnación y prolongación del amor profesado. Fuente de alegría y expresión de la creatividad. Posibilidad del reencuentro de la pareja. Realidad compartida, miran en la misma dirección, inversión de tiempo y recursos en pro del crecimiento bio-sico-social, pese a posibles frustraciones. Transmitirles verdades y valores: razón de ser, tarea educativa de los padres; ayuda a su madurez afectiva. El interés por el otro: interés por los demás, la sociedad y la historia. El que, por ganarse, se encierra en su soledad, se pierde. “Los victorianos que hablaban mucho del amor, sabían poco del sexo. Quizás ha llegado el tiempo en que los modernos, que saben del sexo, comiencen a hablar del amor” (Revista TIMES, 24 enero/1964). “Insertados en el mundo con los tentáculos de nuestro cuerpo” (G.Marcel).