SOTERIOLOGÍA

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SOTERIOLOGÍA
Doctrina de la Obra de Cristo
El término soteriología se deriva de la voz griega "soter" que quiere decir
salvador. Es pues, la Soteriología aquella división de la Teología General que
trata de la obra principal de Cristo o sea la redención obrada por Su
sacrificio.
I. La Muerte de Cristo fue un Sacrificio.
La muerte de Cristo no fue un accidente inesperado, pues, estaba ordenado
así desde la eternidad. (Apoc. 13:8) Si bien es cierto que fueron los hombres
quienes lo mataron, también debemos hacer claro que fue "por determinado
consejo y providencia de Dios". (Hech. 2:23) La muerte de Cristo fue un
sacrificio con las mismas características de los sacrificios del Antiguo
Testamento. ¿Cuáles eran los elementos esénciales del sacrificio antiguo
testamentario? A los menos tres: el tabernáculo, el sacerdote y la víctima.
Los dos últimos elementos coinciden en la persona de Cristo. El es el
sacerdote y la víctima al mismo tiempo. (Juan 1:29; Heb. 7:27, 9:6-14) Con
respecto al tabernáculo dice la Escritura que "Cristo no entró en el
Santuario hecho de mano sino en el mismo cielo". (Heb. 9:24)
Por otra parte, el lenguaje usado en el Nuevo Testamento para hablar de los
efectos de la muerte de Cristo, no pueden entenderse a menos que dicha
muerte no fuera un sacrificio. (Rom. 3:25, Ef. 1:7, I Juan 1:7) El mismo
Señor en la última cena dice: "Esta es mi sangre derramada para la
remisión de los pecados". Por lo antes dicho llegamos a la conclusión de que
la muerte de Cristo fue un sacrificio completo y perfecto.
II, La Naturaleza del Sacrificio
A. Aspecto General.
En términos generales queremos decir que el sacrificio de Cristo fue
substitucional o vicario: esto es, no fue por El sino por otros, a favor de
otros, en beneficio de otros. Ese carácter tienen todos los sacrificios de
animales hechos en el Antiguo Testamento. Cristo es llamado el Cordero de
Dios y se explica su muerte diciendo que sufrió el Justo por los injustos (I
Ped. 3:18)
B. En relación a Dios el sacrificio de Cristo es propiciación y expiación.
1. Propiciación.
"Es la ofrenda que apacigüa la ira de aquel contra quien se ha cometido una
ofensa."(Dicc. Bíblico).
A la luz de esta definición tan sencilla y tan clara podemos entender como
Cristo es la ofrenda que apacigüa la justa ira de Dios motivada por el
pecado del hombre. (Rom. 3:25, I Juan 2:2, 4:10) El pecado del hombre
había violado la Justicia Divina y esa Justicia demandaba el castigo para el
hombre. Cristo nos sustituye en la cruz. Dios nos castiga en Cristo, y así,
habiendo satisfecho Su justicia puede ser propicia a nosotros.
2. Expiación.
"Un acto por el cual se da satisfacción contraída por su comisión." (Dicc.
Bíblico). Nuestro crimen era el pecado. El pecado es ofensa contra Dios. Las
dos formas mediante las cuales podíamos satisfacer la justicia divina eran
sufrir la pena de nuestro pecado o mediante un substituto. En el primer caso
sería expiación personal en el segundo expiación vicaria. El resultado de la
primera es condenación: el de la segunda es salvación, pues en este caso se
efectúa un gran cambio: la culpa del pecador le es imputada a Cristo y la
justicia de Cristo le es imputada al pecador, por cuya razón Cristo es
crucificado y el pecador justificado. Nótese que en este caso la expiación es
hecha por la parte ofendida (Dios) en lugar de ser por el ofensor. En ésto se
manifiesta la gracia de Dios.
C. En relación al hombre el sacrificio de Cristo es redención. El objeto de la
propiciación y expiación es Dios pero el objeto de la redención, es el hombre.
¿Qué entendemos por redención? Dice el Dr. Scofield: "La idea
fundamental en los dos Testamentos es de compra mediante el pago de un
precio y de liberación poderosa: ese precio es la sangre preciosa de Cristo y
el pecador redimido por Su sangre es libertado del poder del pecado por el
gran poder del Espíritu Santo."
En el Antiguo Testamento el redentor tenía que ser pariente cercano. (Lev.
25:47-49) Cristo es el pariente de los judíos por cuanto es hijo de Abraham y
de David. (Mat. 1:1) El es pariente cercano de todos los hombres por cuanto
es hijo de Adán. (Luc. 3:23 y 38) En el libro de Éxodo encontramos
tipificada nuestra redención. Allí aprendemos que:
1. La redención es obra de Dios. Israel no podía hacer nada para salvarse
del poder de Faraón en Egipto. Egipto es un tipo del mundo con su pecado y
Faraón representa a Satanás como "el príncipe de este mundo".
2. La redención se efectúa por medio de una persona, Moisés, el libertador
de Israel es tipo de nuestro Gran Libertador: Cristo.
3. La redención es por derramamiento de sangre. La sangre del cordero
pascual representada la sangre de Cristo. (I Ped. 1:18-19, I Cor. 5:7).
4. La redención necesitaba una manifestación especial de poder. En Éxodo la
sangre pagó el precio pero fue el brazo fuerte de Jehová el que libertó. En
Rom siete, se presenta el creyente redimido por la sangre pero luchando con
el pecado. En el capítulo ocho se presenta el poder de Dios en el Espíritu
Santo para librar al creyente de la "ley del pecado y de muerte". Hay que
vivir en el capítulo ocho y no en el siete.
En el Nuevo Testamento el verbo redimir lleva la idea de comprar un
esclavo para ponerlo en libertad. Los hombres aparecen como esclavos
"vendidos a sujeción de pecado", (Rom. 7:14) "andando conforme a la
condición de este mundo y conforme al príncipe de la potestad del aire". (Ef.
2:2), "bajo maldición" (Gál. 3:10), "sentencia de muerte". (I Cor. 1:10)
Cristo es nuestro Redentor, habiéndonos comprado por el precio de Su
preciosa sangre. (Mat. 20:28, I Tim. 2:6, I Ped. 1:18-19).
Recordemos que esta salvación es gratuita pero no barata, pues, costó el
precio indecible de la sangre de Nuestro Señor. A los ya redimidos se nos
dice: "Porque comprados sois por precio, glorificad, pues, a Dios en vuestro
cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios." ( I Cor. 6:20)
D. En relación a Dios y el hombre el sacrificio de Cristo es reconciliación. La
reconciliación de acuerdo con el teólogo J. S. Banks es: "La deposición
mutua de la enemistad". Esa enemistad de parte del hombre era personal y
consistía en su actitud pecaminosa contra las leyes y carácter de Dios'; de
parte de Dios era enemistad judicial. Con el sacrificio de Cristo el hombre
recibe el perdón de sus pecados y la libertad del poder del pecado: y su
enemistad para con Dios es depuesta haciendo en cambio un verdadero
amor para El. Dios, por Su parte, habiendo sido satisfecha Su justicia por el
sacrificio de Cristo, perdona al pecador, olvida su pecado, y le restablece a la
posición de hijo. (II Cor. 5:18-20, Col. 1:21, Ef. 2:16) Cuando eso sucede, el
hombre y Dios han sido reconciliados.
III. El Valos del Sacrificio
El Dr. Pendleton presenta tres ideas que ayudan a comprender el valor del
sacrificio de Cristo y a ellas nos vamos a referir aquí.
A. El sacrificio de Cristo fue la consumación de los sacrificios antiguotestamentarios. De manera que los sacrificios del Antiguo Testamento eran
representaciones o tipos del verdadero sacrificio, el de Cristo; y éste, a su
vez, es el antitipo o la consumación de aquellos. (Heb. 9:9-12) El judío
inteligente al ofrecer sus víctimas no miraba a ellas miraba al futuro, al gran
sacrificio que Dios había prometido (Isa. 53) Por eso decimos que el valor de
aquellos sacrificios era relativo mientras que el valor del sacrificio de Cristo
es intrínseco, absoluto, real. Habiéndose ofrecido el verdadero sacrificio ya
no hay que ofrecer más sacrificios por el pecado.
B. El Nombramiento de Dios.
Aquí mencionamos dos textos: "He aquí el Cordero de Dios" y "A éste
señaló (selló) el Padre". (Juan 1:29, 6:27) En el primer verso citado, Cristo
es identificado como el Cordero de Dios, la víctima para el gran sacrificio
que había sido ordenado por Dios desde la Eternidad; en el segundo se nos
da la idea del cordero sellado con el sello del Templo - que en este caso es
Dios quien lo señala (sella) y destina para el sacrificio, lo cual naturalmente
ayuda a comprender el valor del sacrificio.
C. La Dignidad de la Persona.
Este es el argumento principal que hay que tomar en cuenta al evaluar el
sacrificio de Cristo. Los sacrificios del Antiguo Testamento, según el
argumento de la Epístola a los hebreos, carecían del valor para limpiar el
pecado porque eran sacrificios de animales (Heb. 10:4), y por lo tanto
carecían de la dignidad necesaria. En el caso de Cristo, Su divinidad añade
una inigualable a Su persona y por tanto a Su sacrificio. De ahí que Su
sacrificio pueda ser eficaz para el pecador, por cuanto Cristo tenía una
naturaleza humana completa y perfecta y suficiente para salvar a todos los
pecadores, pues, Su naturaleza divina le hace tener méritos infinitos e
inagotables. (Juan 3:16, Heb. 2:9-14, I Tim. 4:10, Mat. 28:18-20).
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