Qué es la ideología de género

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•En la primera conferencia nos gustaría que esté dirigida a qué es la ideología de género y cómo se
reconoce/manifiesta, principalmente en los medios de comunicación (como una especie de
diagnóstico). 31845420
Que es la ideología de género:
El concepto de género surge de una
a. . Ideólogos de la "revolución sexual": En la llamada “escuela de Frankfurt”, fue elaborada
la llamada “teoría crítica de la sociedad” que, en el período entre las dos guerras
mundiales, criticó tanto a la sociedad burguesa, cuanto al marxismo-leninismo
dogmático. Su propuesta fue la de un comunismo abierto, más apto que el soviético para
propagarse en Occidente –Europa y América-. La integraron pensadores de diversas
disciplinas –filosofía, sociología, historia, economía, psicología, etc.-, cuyo punto en
común fue, precisamente, el intento de difundir el marxismo en países refractarios a su
versión leninista. Entre ellos, Wilhem Reich (9) y Herbert Marcuse (10) , pretendieron
fusionar algunas ideas de Kart Marx -y más específicamente de Federico Engels(11) -, con
las de Sigmund Freud. Remplazar la "lucha de clases" por una supuesta "lucha de sexos",
donde la mujer sería la clase oprimida, y el varón la opresora. La síntesis superadora se
lograría con la "liberación sexual", es decir, ejercer la genitalidad sin ningún tipo de freno
o límite.
b. Constructivistas sociales: De Jacques Derrida(12) toman la deconstrucción de la
realidad, que tanto él, como más intensamente aún, Michel Foucault aplican a la
sexualidad. Para ambos, no existen los objetos (la realidad) ni los sujetos (el hombre que
descubre la realidad), sino sólo el lenguaje que va produciendo los objetos, a medida que
les asigna un nombre, los clasifica, caracteriza, etc. Dicho lenguaje es construido por la
sociedad, que le va otorgando un valor semántico -obviamente cambiante, según las
circunstancias de tiempo y lugar-; para lo cual se debe deconstruir el modelo cultural
anterior. Foucault es “pansexualista”, de modo que el modelo que propone, implica que
la sexualidad debería configurar todos los aspectos de la cultura (13) .
c. Existencialistas ateos: Simone de Beauvoir aporta una idea clave: no se nace mujer,
sino que te haces mujer; no se nace varón, sino que te haces varón. El género sería
entonces una construcción socio-cultural, llevado a cabo mediante la experiencia; y la
experiencia femenina sería la de haber sido dominada, a lo largo de toda la historia. Por
tanto, se deberían eliminar las jerarquías, en todos los órdenes de la vida privada y
pública, imponiéndose relaciones igualitarias, entre los seres humanos diferentes.
d. Feminismo de género: En una suerte de sincretismo de todos estos antecedentes, a
comienzos de los años 70 del siglo pasado, nace en EE.UU. una nueva corriente del
feminismo, superador del primero -el de la igualdad con los varones-: el denominado
"feminismo de género". Una frase de Firestone lo caracteriza muy bien: "Para organizar la
eliminación de las clases sexuales es necesario que la clase oprimida se rebele y tome el
control de la función reproductiva… por lo que el objetivo final del movimiento feminista
debe ser diverso del que tuvo el primer movimiento feminista; es decir, no
exclusivamente la eliminación de los privilegios masculinos, sino de la misma distinción
entre sexos; así las diferencias genitales entre los seres humanos no tendrían nunca más
ninguna importancia"(14) . El género es -precisamente-, el cuerpo conceptual que
permitiría borrar la distinción entre los sexos. Esta idea se completa con la expresada por
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Betty Friedan, Nancy Chorodow, Christine Riddiough y Alison Jagger, las que sostuvieron
que la raíz de la opresión a la mujer, está en su papel de madre y educadora de los hijos.
Por ello, debe ser liberada de ambas tareas, a través de la promoción de la contracepción
y el aborto, y de transferir al Estado la responsabilidad de la educación de los hijos.
Por otra parte, la idea de eliminar la distinción entre los sexos, fue acogida de muy buen
grado, por los intelectuales y activistas homosexuales. A partir de los años 80, la alianza
entre las feministas de género y el lobby homosexual, es cada vez más profunda. Estos
pactos los obligan a replantear -por razones estratégicas-, su discurso radicalmente
contrario al matrimonio y la familia. Ya no denostarán más ambas instituciones de modo
frontal; sino que lo harán sibilinamente: el matrimonio y la familia tradicionales por un
lado; y por el otro, las nuevas formas de unión entre los sexos -tan válidas como el
matrimonio-, que darían origen a los nuevos tipos de familia -concubinato, matrimonios
gay, parejas de swingers, “familia monoparental”, etc.-; obviamente tan válidos como la
familia basada en el matrimonio, y para los cuales reivindican el mismo status legal.
Origen “científico” del término género: "En el desarrollo y aceptación del feminismo de
género jugó un papel importante un médico, el doctor John Money de la John Hopkins
University de Baltimore (USA). Fue él quien comenzó a usar la palabra ´género´ con un
sentido distinto al exclusivamente gramatical. Sostenía que lo que llamó identidad de
género de una persona dependía exclusivamente de la educación recibida y podía ser
distinta al sexo biológico de esa persona.
Origen “científico” del término género: "En el desarrollo y aceptación del feminismo de
género jugó un papel importante un médico, el doctor John Money de la John Hopkins
University de Baltimore (USA). Fue él quien comenzó a usar la palabra ´género´ con un
sentido distinto al exclusivamente gramatical. Sostenía que lo que llamó identidad de
género de una persona dependía exclusivamente de la educación recibida y podía ser
distinta al sexo biológico de esa persona.
"Fue una especie de lavado de cerebro… Daría cualquier cosa porque un hipnotizador lograra
borrar todos los recuerdos de mi pasado. Es una tortura que no soporto. Lo que me hicieron en el
cuerpo no es tan grave como lo que aquello provocó en mi mente"…
Llegada la adolescencia de Brenda, Money que ya había usufructuado su experimento, se alejó de
la familia Reimer(17) . En 1.980, su padre le contó toda la verdad; a las pocas semanas de ello,
Brenda optó por un largo proceso quirúrgico -faloplastía-, que luego de cinco años le devolvió la
perdida apariencia masculina, y adoptó el nombre de pila de David. A los 23 años conoció a Jane,
una madre soltera con tres hijos, con la que se casó más adelante. En el año 2.000, su historia se
hizo pública a través del libro ya citado del Dr. John Colapinto. Poco después de su publicación,
David y Jane se divorciaron. El año 2.002, su hermano gemelo Brian Reimer se suicidó. David se
sintió responsable de su muerte, por lo que visitaba su tumba a diario. Dos años después, el
propio David -o Bruce- Reimer también se suicidó, concluyendo así definitivamente el trágico
experimento del Dr. Money. El género nunca tuvo ninguna comprobación empírica.
f. Las diversas variantes del género: Al abrevar en fuentes tan diferentes, la ideología de género
tiene vertientes diversas. En algunos casos se trata de matices teóricos en la percepción de
algunos temas no fundamentales. En otros, la diferencia es tan sustancial como la del objetivo
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final; por ejemplo, las corrientes que buscan la paridad con el varón en el ejercicio del poder
real, y las que se proponen hacerlos desaparecer de la vida pública (18) . O también, las que se
producen entre las feministas dedicadas exclusivamente a los “estudios de género”, que no
traspasan la vida académica; y las que trabajan sobre el terreno, acompañando a las mujeres
víctimas de la violencia “machista”, etc.
f.1. En otras ocasiones las divergencias obedecen a cuestiones puramente pragmáticas: luchas de
poder al interior de los grupos feministas. Están las que han “pactado con el patriarcado”, y
ostentan altos cargos burocráticos en la ONU, la Unión Europea, los Parlamentos, Ministerios de la
Igualdad, de la Mujer o de la Familia, etc.; y aquellas otras refractarias a cualquier colaboración
–aunque sea indirecta-, con los varones. Las primeras aducen que, gracias a ellas, las mujeres en
general y el feminismo en particular, han avanzado mucho; también reconocen que no han
logrado todas las reivindicaciones que desean, pero se encaminan hacia ellas. Las feministas
“duras” les responden así: “…en el momento en el cual nosotras hablamos de tecnocracia de
género es a partir de haber puesto su saber al servicio de la institucionalidad patriarcal
internacional y nacional, sea a nivel gubernamental, estatal como también en algunos casos
empresarial y transnacional, y no nutrir y alimentar al movimiento feminista y para el colmo
quieren constituirse en nuestras ‘voces expertas’ que validan y legitiman a las feministas ... Se
han dado a la tarea de conjugar, de encajar, de incorporar, al discurso dominante la perspectiva
de género, esfuerzo que tiene hoy sus frutos: la muerte del género como categoría develadora y
la necesidad de superarla. Este hecho ha convertido esta categoría en una especie de
condimento, complemento o adjetivo del modelo de ‘desarrollo’, del desarrollismo, haciendo
viable y pensable un neocolonialismo, un neoliberalismo con perspectiva de género y sin siquiera
la más tenue impugnación de su carácter patriarcal, que es su característica esencial”(19) .
f.2. Un segundo elemento que influye –y mucho-, en las divergencias a veces notorias, entre los
diversos autores, es la falta de rigor intelectual, lo que los lleva a un subjetivismo absoluto, que
tiene como consecuencia que cada teórico del género tiene “su” propia tesis. Por ejemplo, en los
llamados “estudios de género”, tanto sea de grado o postgrado y siempre en un ámbito
universitario, se tiene predeterminado el resultado final de toda investigación de campo: la
subordinación de la mujer por parte del varón. En consecuencia, toda la investigación se reduce a
dos cosas: a) elegir el tema a investigar y b) elegir un método de investigación estadístico que
“demuestre” que en ese campo y en tales condiciones las mujeres son sometidas por los varones.
No se admite un resultado diferente (ya que ese es el postulado dogmático aceptado
acríticamente), porque si la investigación diera como resultado que no hay subordinación
femenina, se estima que habría fallado el método investigativo en sí o su modo de llevarlo a la
práctica.
“Según la antropóloga Ruth Gruhun, de la Universidad de Alberta, ‘El objetivo explícito de los
Estudios de la Mujer es político: la ideología debe ser propagada de la forma más amplia posible,
con el fin último de lograr el cambio social… Sin embargo, una ideología atrincherada en la
institucionalización formal en la universidad, se puede mantener mucho tiempo después de su
propia época, en tanto pueda ser protegida de la crítica” (20) .
Algo similar ocurre con las “estadísticas desagregadas por género”. En efecto, “si la igualdad se
puede medir, entonces alguien tiene que medir, de modo que las feministas puedan probar las
‘desigualdades’. La existencia de ‘desigualdades’ de participación, logros y recompensas se toma
entonces como prueba de discriminación, no como evidencia de que los hombres y las mujeres
son diferentes. Quienes aceptan las diferencias entre hombres y mujeres esperan tasas de
participación diferentes. No ven la razón por la cual la igualdad de derechos u oportunidades
deberían dar como resultado una participación estadísticamente igual”(21) .
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En pocas palabras, no se puede investigar la verdad, porque ésta ya ha sido predefinida
dogmática e ideológicamente, como el presupuesto mismo de toda investigación…
f.3. Por este doble motivo, el lector que profundiza en el tema, se encontrará –inevitablemente-,
con grandes discrepancias entre los ideólogos del género, al punto que le podría resultar muy
difícil precisar concretamente en qué consiste esta ideología. Este libro pretende dos objetivos:
1°) divulgar el tema para alertar y poner en movimiento al común de la gente; y 2°) introducir en
el tema a quienes pretendan profundizar en él.
Como veremos, todo este cuerpo de ideas se pretende imponerlo, deconstruyendo la cultura
patriarcal –aquella que las ha relegado al hogar-, a través del empoderamiento de la mujer. Es
decir, que se trata de una nueva antropología, que debería originar una nueva cultura. Ahora
bien esa doctrina, por su falta de correspondencia con la realidad, sólo puede imponerse
ideológicamente; es decir, coartando la libertad de la gente, mediante una articulada
manipulación semántica, a través de los medios formales e informales de educación; tal cual
veremos a continuación.
La Ideología de Género. Reflexiones críticas. Varios
Martes, 27 de Octubre de 2009 11:00
de Patricia Martínez y María Lacalle (coordinadoras)
El análisis más profundo, revelador y actual de la Ideología de Género.
Nueva y gran revolución cultural
Nos encontramos, desde hace ya décadas, ante el intento de una nueva
y gran revolución cultural. Una de las más insidiosas y de las más
destructoras que puedan pensarse: la que se trata de promover con la
«ideología de género». Esta revolución cuenta con muchos medios e
instrumentos puestos al servicio de los que la promueven y con alianzas
de poderes muy influyentes. Algunos lobbys muy poderosos están en ello.
La promoción de leyes diversas, en las naciones y en el concierto de las
mismas, es otro de esos instrumentos. Algunos poderes mediáticos y
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ciertos espacios televisivos son muy claros en lo que se intenta. Es
necesario estar muy atentos y con ojo despierto para percatarse y actuar.
Pero, ¿en qué consiste esta ideología nueva y esta revolución cultural? En
lugar de la palabra «sexo» se introduce y se viene utilizando la palabra
«género». El lenguaje no es neutral. Y con este cambio semántico se está
diciendo sencillamente que «las diferencias entre el hombre y la mujer,
más allá de las obvias diferencias anatómicas, no corresponden a una
naturaleza fija, sino que son producto de la cultura de un país o de una
época determinados. Según esta ideología, la diferencia entre los sexos
se considera como algo convencionalmente atribuido por la sociedad y
cada uno puede "inventarse" a sí mismo» (Alzamora Revoredo).
La sexualidad, en esta ideología, no es vista propiamente «constitutiva»
del hombre; el ser humano sería el resultado del deseo de la elección.
Sea cual sea su sexo físico, el hombre podría elegir su género, esto es:
podría decidirse, en cualquier momento -y consiguientemente cambiar en
su decisión cuando quisiera- por la heterosexualidad, por la
homosexualidad, el lesbianismo, el transexualismo... A nadie se le puede
escapar cuanto en todo ello se implica y las cuestiones de fondo que ahí
están encerradas.
Más allá de la ideología feminista radical, o de una nueva versión de la
«lucha de clases» y del marxismo que en su origen y desarrollo está
motivando esta ideología, el cambio social y cultural que conlleva es de
un gran alcance.
En esta ideología y para esta revolución cultural no existe naturaleza. No
existe verdad del hombre, sólo libertad omnímoda. No hay nada
constitutivo, nada que nos preceda, que nos sea dado y de lo que no
podamos disponer. Todo es libertad. No hay un orden moral válido en sí
y por sí; todo depende de lo que se decida. No cabe un único y universal
orden moral. El único orden que deberíamos establecer sería el orden que
da libertad a todos; sería la libertad la que nos hace verdaderos, no la
verdad la que nos hace libres. El nexo individuo-familia-sociedad, en esta
revolución, se pierde, y la persona se reduce a individuo. No hay verdad,
ni naturaleza, ni creación; sólo cultura. En esta disociación entre sexo y
género, o entre naturaleza y cultura, no cuenta, y sin embargo destruye
la dimensión personal del ser humano y lo reduce a una simple
individualidad. La teoría -mejor la ideología por lo que supone visión
global distorsionada de la realidad-, de género lleva consigo el
cuestionamiento radical de la familia y de su verdad -el matrimonio entre
un hombre y una mujer abierto a la vida-, y, por tanto, el cuestionamiento
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reconoce/manifiesta, principalmente en los medios de comunicación (como una especie de
diagnóstico). 31845420
de toda la sociedad. La familla, en verdad, desaparece; quizá es lo que
persiga.
Pero esta ideología también supone el cuestionamiento de todo lo que
significa y conlleva «tradición» e identidad. Tal revolución, además,
excluyendo en su base toda referencia a la dimensión trascendente del
hombre y de la sociedad, excluyendo a Dios, creador del hombre y que
ama a cada hombre por sí mismo, comporta una dimensión laicista de la
vida en la que no caben ni Dios ni verdad objetiva alguna. El relativismo
radical es otro de sus soportes, y el asentamiento en la mentira es un
compañero inevitable.
Estamos, pues, ante una subversión en toda regla, ante una verdadera
revolución cultural de consecuencias destructivas de grandísimo alcance
para el futuro del hombre y de la sociedad. Es preciso ofrecer, ante esta
situación, la fuerza de la verdad. Es lo que pretende este libro y la
aportación espléndida de sus autores.
Prólogo del CardenalD. Antonio Cañizares
Un grupo de profesores e investigadores nos ofrecen en este libro una
aguda visión sobre el fenómeno de la llamada «ideología de género»,
según la cual el ser hombre o mujer depende sólo de la voluntad, para lo
cual se adapta el lenguaje a los deseos, sin tener en cuenta la realidad.
En La ideología de género. Reflexiones críticas se nos ofrece una visión
cristiana del papel del hombre y la mujer en nuestra sociedad, al margen
de ideologías oportunistas.
Sobrelosautores
Patricia Martínez y María Lacalle (coordinadoras)
María Lacalle Noriega y Patricia Martínez Peroni son la coordinadoras de
este libro en el que, como autores, han intervenido -aparte de las ya
mencionadas María y Patricia-: Begoña García Zapata, P. Luis Garza
medina, LC, Juan José Pérez-Soba, Aquilino Polaino-Lorente, Juan Claudio
Sanahuja, José ángel Agejas Esteban, José Luís Giménez Amaya, Inger
Enkvist, Jokin de Irala y Rafael Rubio de Urquía.
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