trabajo de panorama internacional economico final

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INTRODUCCIÓN
En esta entrega, relacionada con la economía en el Panorama Extracontinental,
se considerará la recopilación de una serie de informaciones relacionadas con el
tema, por lo tanto se analizará el desafío económico actual, es decir, se intenta
responder la pregunta ¿cuál es la importancia de la economía actual?, y lo que
implica para el Estado satisfacer las exigencias de una de sus funciones
primarias y "de qué manera" influye lo mundial en nuestro País. En un país como
Venezuela, con características geográficas muy singulares y de desarrollo
cultural, económico y social peculiar, así como con una concepción políticoestratégica que concibe la defensa en un conjunto coherente con las demás
funciones y actividades del Estado, no es posible hacer generalizaciones ni
utilizar herramientas analíticas desarrolladas por otros países o regiones con
realidades geopolíticas, económicas, sociales y culturales diferentes, pero se
debe conocer como se encuentra el ámbito mundial en lo que a economía se
refiere, para poder aprovechar nuestras ventajas comparativas y competitivas en
otros mercaos, mas aun cuando el fenómeno de la globalización, de lo cual no
escapamos, se disgrega en el mundo como una epidemia que aunque induce a
un desarrollo aparente, puede generar grandes males, si no se controla a través
de políticas económicas eficientes.
De igual forma en esta entrega, se considera la situación de una Institución con
características de integración económica cuyo crecimiento influye en el ámbito
mundial como lo es la Comunidad Europea de Naciones antigua Comunidad
Económica Europea, así como de la situación de los países asiáticos, la Bolsa
de valores y la influencia de estos los aspectos económicos de carácter mundial
que afectan la economía de Venezuela.
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1. DESARROLLO HISTÓRICO DE LA ECONOMÍA MUNDIAL.
Las cuestiones económicas han preocupado a muchos intelectuales a lo largo de
los siglos. En la antigua Grecia, Aristóteles y Platón disertaron sobre los problemas
relativos a la riqueza, la propiedad y el comercio. Durante la edad media
predominaron las ideas de la Iglesia católica apostólica romana, se impuso el
Derecho canónico, que condenaba la usura (el cobro de intereses abusivos a
cambio de efectivo) y consideraba que el comercio era una actividad inferior a la
agricultura.
La economía, como ciencia moderna independiente de la filosofía y de la política,
data de la publicación de la obra Investigación sobre la naturaleza y causas de la
riqueza de las naciones (1776), del filósofo y economista escocés Adam Smith. El
mercantilismo y las especulaciones de los fisiócratas precedieron a la economía
clásica de Smith y sus seguidores del siglo XIX.
El Mercantilismo.
El desarrollo de los modernos nacionalismos a lo largo del siglo XVI desvió la
atención de los pensadores de la época hacia cómo incrementar la riqueza y el
poder de las naciones Estado. La política económica que imperaba en aquella
época, el mercantilismo, fomentaba el autoabastecimiento de las naciones. Esta
doctrina económica imperó en Inglaterra y en el resto de Europa occidental desde el
siglo XVI hasta el siglo XVIII.
Los mercantilistas consideraban que la riqueza de una nación dependía de la
cantidad de oro y plata que tuviese. Aparte de las minas de oro y plata descubiertas
por España en el Nuevo Mundo, una nación sólo podía aumentar sus reservas de
estos metales preciosos vendiendo más productos a otros países de los que
compraba de ellos. El conseguir una balanza de pagos con saldo positivo implicaba
que los demás países tenían que pagar la diferencia con oro y plata.
Los mercantilistas daban por sentado que su país estaría siempre en guerra con
otros, o preparándose para la próxima contienda. Si tenían oro y plata, los dirigentes
podrían pagar a mercenarios para combatir, como hizo el rey Jorge III de Inglaterra
durante la guerra de la Independencia estadounidense. En caso de necesidad, el
monarca también podría comprar armas, uniformes y comida para los soldados.
Esta preocupación mercantilista por acumular metales preciosos también afectaba a
la política interna. Era imprescindible que los salarios fueran bajos y que la
población creciese. Una población numerosa y mal pagada produciría muchos
bienes a un precio lo suficiente bajo como para poder venderlos en el exterior. Se
obligaba a la gente a trabajar jornadas largas, y se consideraba un despilfarro el
consumo de té, ginebra, lazos, volantes o tejidos de seda. De esta filosofía también
se deducía que, cuanto antes empezaran a trabajar los niños, mejor para el país. Un
autor mercantilista tenía un plan para los niños de los pobres: “cuando estos niños
tienen cuatro años, hay que llevarlos al asilo para pobres de la región, donde se les
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enseñará a leer durante dos horas al día, y se les tendrá trabajando el resto del día
en las tareas que mejor se ajusten a su edad, fuerza y capacidad”.
Fisiocracia
Esta doctrina económica estuvo en boga en Francia durante la segunda mitad del
siglo XVIII y surgió como una reacción ante las políticas restrictivas del
mercantilismo. El fundador de la escuela, François Quesnay, era médico de
cabecera en la corte del rey Luis XV. Su libro más conocido, Tableau Économique
(Cuadro económico, 1758), intentaba establecer los flujos de ingresos en una
economía, anticipándose a la contabilidad nacional, creada en el siglo XX. Según
los fisiócratas, toda la riqueza era generada por la agricultura; gracias al comercio,
esta riqueza pasaba de los agricultores al resto de la sociedad. Los fisiócratas eran
partidarios del libre comercio y del laissez-faire (doctrina que defiende que los
gobiernos no deben intervenir en la economía). También sostenían que los ingresos
del Estado tenían que provenir de un único impuesto que debía gravar a los
propietarios de la tierra, que eran considerados como la clase estéril. Adam Smith
conoció a los principales fisiócratas y escribió sobre sus doctrinas, casi siempre de
forma positiva.
La escuela clásica
Como cuerpo de teoría económica coherente, la economía clásica parte de los
escritos de Smith y continúa con la obra de los economistas británicos Thomas
Robert Malthus y David Ricardo; y culmina con la síntesis de John Stuart Mill,
discípulo de Ricardo. Aunque eran frecuentes las divergencias entre los
economistas clásicos que hubo en los 75 años que van desde la publicación de
Investigación sobre la naturaleza y causas de la riqueza de las naciones de Smith
(1776), hasta los Principios de economía política de Mill (1848), los economistas
pertenecientes a esta escuela coincidían en los conceptos principales. Todos
defendían la propiedad privada, los mercados y creían, como decía Mill, que “sólo a
través del principio de la competencia tiene la economía política una pretensión de
ser ciencia”. Compartían la desconfianza de Smith hacia los gobiernos, y su fe ciega
en el poder del egoísmo y su famosa “mano invisible”, que hacía posible que el
bienestar social se alcanzara mediante la búsqueda individual del interés personal.
Los clásicos obtuvieron de Ricardo el concepto de rendimientos decrecientes, que
afirma que a medida que se aumenta la fuerza de trabajo y el capital que se utiliza
para labrar la tierra, disminuyen los rendimientos o, como decía Ricardo, “superada
cierta etapa, no muy avanzada, el progreso de la agricultura disminuye de una
forma paulatina”.
El alcance de la ciencia económica se amplió de manera considerable cuando Smith
subrayó el papel del consumo sobre el de la producción. Smith confiaba en que era
posible aumentar el nivel general de vida del conjunto de la comunidad. Defendía
que era esencial permitir que los individuos intentaran alcanzar su propio bienestar
como medio para aumentar la prosperidad de toda la sociedad.
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En el lado opuesto, Malthus, en su conocido e influyente Ensayo sobre el principio
de la población (1798), planteaba la nota pesimista a la escuela clásica, al afirmar
que las esperanzas de mayor prosperidad se escollarían contra la roca de un
excesivo crecimiento de la población. Según Malthus, los alimentos sólo
aumentaban adecuándose a una progresión aritmética (2-4-6-8-10, etc.), mientras
que la población se duplicaba cada generación (2-4-8-16-32, etc.), salvo que esta
tendencia se controlara, o por la naturaleza o por la propia prudencia de la especie.
Malthus sostenía que el control natural era ‘positivo’: “El poder de la población es
tan superior al poder de la tierra para permitir la subsistencia del hombre, que la
muerte prematura tiene que, frenar hasta cierto punto el crecimiento del ser
humano”. Este procedimiento de frenar el crecimiento eran las guerras, las
epidemias, la peste, las plagas, los vicios humanos y las hambrunas, que se
combinaban para controlar el volumen de la población mundial y limitarlo a la oferta
de alimentos.
La única forma de escapar a este imperativo de la humanidad y de los horrores de
un control positivo de la naturaleza, era la limitación voluntaria del crecimiento de la
población, no mediante un control de natalidad, contrario a las convicciones
religiosas de Malthus, sino retrasando la edad para casarse, reduciendo así el
volumen de las familias. Las doctrinas pesimistas de este autor clásico dieron a la
economía el sobrenombre de ‘ciencia lúgubre’.
Los Principios de economía política de Mill constituyeron el centro de esta ciencia
hasta finales del siglo XIX. Aunque Mill aceptaba las teorías de sus predecesores
clásicos, confiaba más en la posibilidad de educar a la clase obrera para que
limitase su reproducción de lo que lo hacían Ricardo y Malthus. Además, Mill era un
reformista que quería gravar con fuerza las herencias, e incluso permitir que el
gobierno asumiera un mayor protagonismo a la hora de proteger a los niños y a los
trabajadores. Fue muy crítico con las prácticas que desarrollaban las empresas y
favorecía la gestión cooperativa de las fábricas, por parte de los trabajadores. Mill
representa un puente entre la economía clásica del laissez-faire y el Estado de
bienestar.
Los economistas clásicos aceptaban la Ley de Say sobre los mercados, fundada por
el economista francés Jean Baptiste Say. Esta ley sostiene que el riesgo de un
desempleo masivo en una economía competitiva es despreciable, porque la oferta
crea su propia demanda, limitada por la cantidad de mano de obra y los recursos
naturales disponibles para producir. Cada aumento de la producción aumenta los
salarios y los demás ingresos que se necesitan para poder comprar esa cantidad
adicional producida.
El Marxismo
La oposición a la escuela de pensamiento clásico vino de la mano de los primeros
autores socialistas, como el filósofo social francés, Claude Henri de Rouvroy conde
de Saint-Simon, y del utópico británico Robert Owen. Sin embargo, fue Karl Marx el
autor de las teorías económicas socialistas más importantes.
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Para la perspectiva clásica del capitalismo, el marxismo representó una seria
recusación, aunque no dejaba de ser, en algunos aspectos, una variante de la
temática clásica. Por ejemplo, Marx adoptó la teoría del valor trabajo de Ricardo.
Con algunas matizaciones, Ricardo explicó que los precios eran la consecuencia de
la cantidad de trabajo que se necesitaba para producir un bien. Ricardo formuló esta
teoría del valor para facilitar el análisis, de forma que se pudiera entender la
diversidad de precios. Para Marx, la teoría del valor trabajo representaba la clave
del modo de proceder del capitalismo, la causa de todos los abusos y de toda la
explotación generada por un sistema injusto.
Exiliado de Alemania, Marx pasó muchos años en Londres, donde vivió gracias a la
ayuda de su amigo y colaborador Friedrich Engels, y a los ingresos derivados de
sus ocasionales contribuciones en la prensa. Desarrolló su extensa teoría en la
biblioteca del Museo Británico. Los estudios históricos y los análisis económicos de
Marx convencieron a Engels de que los beneficios y los demás ingresos
procedentes de una explotación sin escrúpulos de las propiedades y las rentas son
el resultado del fraude y el poder que ejercen los fuertes sobre los débiles. Sobre
esta crítica se alza la crítica económica que desemboca en la certificación histórica
de la lucha de clases.
La ‘acumulación primitiva’ en la historia económica de Inglaterra fue posible gracias
a la delimitación y al cercamiento de las tierras. Durante los siglos XVII y XVIII los
terratenientes utilizaron su poder en el Parlamento para quitar a los agricultores los
derechos que por tradición tenían sobre las tierras comunales. Al privatizar estas
tierras, empujaron a sus víctimas a las ciudades y a las fábricas.
Sin tierras ni herramientas, los hombres, las mujeres y los niños tenían que trabajar
para conseguir un salario. Así, el principal conflicto, según Marx, se producía entre
la denominada clase capitalista, que detentaba la propiedad de los medios de
producción (fábricas y máquinas) y la clase trabajadora o proletariado, que no tenía
nada, salvo sus propias manos. La explotación, eje de la doctrina de Karl Marx, se
mide por la capacidad de los capitalistas para pagar sólo salarios de subsistencia a
sus empleados, obteniendo de su trabajo un beneficio (o plusvalía), que era la
diferencia entre los salarios pagados y los precios de venta de los bienes en los
mercados.
Aunque en el Manifiesto Comunista (1848) Marx y Engels pagaban un pequeño
tributo a los logros materiales del capitalismo, estaban convencidos que estos logros
eran transitorios y que las contradicciones inherentes al capitalismo y al proceso de
lucha de clases terminarían por destruirlo, al igual que en el pasado había ocurrido
con el extinto feudalismo medieval.
A este respecto, los escritos de Marx se alejan de la tradición de la economía
clásica inglesa, siguiendo la metafísica del filósofo alemán George Wilhelm Friedrich
Hegel, el cual consideraba que la historia de la humanidad y de la filosofía era una
progresión dialéctica: tesis, antítesis y síntesis. Por ejemplo, una tesis puede ser un
conjunto de acuerdos económicos, como el feudalismo o el capitalismo. Su
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contrapuesto, o antítesis, sería, por ejemplo, el socialismo, como sistema contrario
al capitalismo. La confrontación de la tesis y la antítesis daría paso a una evolución,
que sería la síntesis, en este caso, el comunismo que permite combinar la
tecnología capitalista con la propiedad pública de las fábricas y las granjas.
A largo plazo, Marx creía que el sistema capitalista desaparecería debido a que su
tendencia a acumular la riqueza en unas pocas manos provocaría crecientes crisis
debidas al exceso de oferta y a un progresivo aumento del desempleo. Para Marx,
la contradicción entre los adelantos tecnológicos, y el consiguiente aumento de la
eficacia productiva, y la reducción del poder adquisitivo que impediría adquirir las
cantidades adicionales de productos, sería la causa del hundimiento del capitalismo.
Según Marx, las crisis del capitalismo se reflejarían en un desplome de los
beneficios, una mayor conflictividad entre trabajadores y empresarios e importantes
depresiones económicas. El resultado de esta lucha de clases culminaría en la
revolución y en el avance hacia, en primer lugar, el socialismo, para al fin avanzar
hacia la implantación gradual del comunismo. En una primera etapa todavía sería
necesario tener un Estado que eliminara la resistencia de los capitalistas. Cada
trabajador sería remunerado en función de su aportación a la sociedad. Cuando se
implantara el comunismo, el Estado, cuyo objetivo principal consiste en oprimir a las
clases sociales, desaparecería, y cada individuo percibiría, en ese porvenir utópico,
en razón de sus necesidades.
Los neoclásicos
La economía clásica partía del supuesto de escasez, como lo muestra la ley de
rendimientos decrecientes y la doctrina malthusiana sobre la población. A partir de
la década de 1870, los economistas neoclásicos como William Stanley Jevons en
Gran Bretaña, Léon Walras en Francia, y Karl Menger en Austria, imprimieron un
giro a la economía, abandonaron las limitaciones de la oferta para centrarse en la
interpretación de las preferencias de los consumidores en términos psicológicos. Al
fijarse en el estudio de la utilidad o satisfacción obtenida con la última unidad, o
unidad marginal, consumida, los neoclásicos explicaban la formación de los precios,
no en función de la cantidad de trabajo necesaria para producir los bienes, como en
las teorías de Ricardo y de Marx, sino en función de la intensidad de la preferencia
de los consumidores en obtener una unidad adicional de un determinado producto.
El economista británico Alfred Marshall, en su obra maestra, Principios de Economía
(1890), explicaba la demanda a partir del principio de utilidad marginal, y la oferta a
partir del coste marginal (coste de producir la última unidad). En los mercados
competitivos, las preferencias de los consumidores hacia los bienes más baratos y
la de los productores hacia los más caros, se ajustarían para alcanzar un nivel de
equilibrio. Ese precio de equilibrio sería aquel que hiciera coincidir la cantidad que
los compradores quieren comprar con la que los productores desean vender.
Este equilibrio también se alcanzaría en los mercados de dinero y de trabajo. En los
mercados financieros, los tipos de interés equilibrarían la cantidad de dinero que
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desean prestar los ahorradores y la cantidad de dinero que desean pedir prestado
los inversores. Los prestatarios quieren utilizar los préstamos que reciben para
invertir en actividades que les permitan obtener beneficios superiores a los tipos de
interés que tienen que pagar por los préstamos. Por su parte, los ahorradores
cobran un precio a cambio de ceder su dinero y posponer la percepción de la
utilidad que obtendrán al gastarlo. En el mercado de trabajo se alcanza asimismo un
equilibrio. En los mercados de trabajo competitivos, los salarios pagados
representan, por lo menos, el valor que el empresario otorga a la producción
obtenida durante las horas trabajadas, que tiene que ser igual a la compensación
que desea recibir el trabajador a cambio del cansancio y el tedio laboral.
La doctrina neoclásica es, de forma implícita, conservadora. Los defensores de esta
doctrina prefieren que operen los mercados competitivos a que haya una
intervención pública. Al menos hasta la Gran Depresión de la década de 1930, se
defendía que la mejor política era la que reflejaba el pensamiento de Adam Smith:
bajos impuestos, ahorro en el gasto público y presupuestos equilibrados. A los
neoclásicos no les preocupa la causa de la riqueza, explican que la desigual
distribución de ésta y de los ingresos, se debe en gran medida a los distintos grados
de inteligencia, talento, energía y ambición de las personas. Por lo tanto, el éxito de
cada individuo depende de sus características individuales, y no de que se
beneficien de ventajas excepcionales o sean víctimas de una incapacidad especial.
En las sociedades capitalistas, la economía clásica es la doctrina predominante a la
hora de explicar la formación de los precios y el origen de los ingresos.
Economía keynesiana
John Maynard Keynes fue alumno de Alfred Marshall y defensor de la economía
neoclásica hasta la década de 1930. La Gran Depresión sorprendió a economistas y
políticos por igual. Los economistas siguieron defendiendo, a pesar de la
experiencia contraria, que el tiempo y la naturaleza restaurarían el crecimiento
económico si los gobiernos se abstenían de intervenir en el proceso económico. Por
desgracia, los antiguos remedios no funcionaron. En Estados Unidos, la victoria en
las elecciones presidenciales de Franklin D. Roosevelt (1932) sobre Herbert Hoover
marcó el final político de las doctrinas del laissez-faire.
Se necesitaban nuevas políticas y nuevas explicaciones, que fue lo que en ese
momento proporcionó Keynes. En su imperecedera Teoría general sobre el empleo,
el interés y el dinero (1936), aparecía un axioma central que puede resumirse en
dos grandes afirmaciones: (1) las teorías existentes sobre el desempleo no tenían
ningún sentido; ni un nivel de precios elevado ni unos salarios altos podían explicar
la persistente depresión económica y el desempleo generalizado. (2) Por el
contrario, se proponía una explicación alternativa a estos fenómenos que giraba en
torno a lo que se denominaba demanda agregada, es decir, el gasto total de los
consumidores, los inversores y las instituciones públicas. Cuando la demanda
agregada es insuficiente, decía Keynes, las ventas disminuyen y se pierden puestos
de trabajo; cuando la demanda agregada es alta y crece, la economía prospera.
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A partir de estas dos afirmaciones genéricas, surgió una poderosa teoría que
permitía explicar el comportamiento económico. Esta interpretación constituye la
base de la macroeconomía contemporánea. Puesto que la cantidad de bienes que
puede adquirir un consumidor está limitada por los ingresos que éste percibe, los
consumidores no pueden ser responsables de los altibajos del ciclo económico. Por
lo tanto, las fuerzas motoras de la economía son los inversores (los empresarios) y
los gobiernos. Durante una recesión, y también durante una depresión económica,
hay que fomentar la inversión privada o, en su defecto, aumentar el gasto público. Si
lo que se produce es una ligera contracción, hay que facilitar la concesión de
créditos y reducir los tipos de interés (sustrato fundamental de la política monetaria),
para estimular la inversión privada y restablecer la demanda agregada,
aumentándola de forma que se pueda alcanzar el pleno empleo. Si la contracción
de la economía es grande, habrá que incurrir en déficits presupuestarios, invirtiendo
en obras públicas o concediendo subvenciones a fondo perdido a los colectivos más
perjudicados.
Economía analítica
Tanto la teoría neoclásica de los precios como la teoría keynesiana de los ingresos
han sido desarrolladas de forma analítica por matemáticos, utilizando técnicas de
cálculo, álgebra lineal y otras sofisticadas técnicas de análisis cuantitativo. En la
especialidad denominada econometría se une la ciencia económica con la
matemática y la estadística. Los económetras crean modelos que vinculan cientos,
a veces miles de ecuaciones, para intentar explicar el comportamiento agregado de
una economía. Los modelos econométricos son utilizados por empresas y gobiernos
como herramientas de predicción, aunque su grado de precisión no es ni mayor ni
menor que cualquier otra técnica de previsión del futuro.
El análisis operativo y el análisis input-output son dos especialidades en las que
cooperan los expertos en análisis económico y los matemáticos. El análisis
operativo subraya la necesidad de plantear los problemas de una manera
sistemática. Por lo general, se trata de coordinar los distintos departamentos y las
diferentes operaciones que tienen lugar en el seno de una corporación que dirige
varias fábricas, produciendo muchos bienes, por lo que hay que utilizar las
instalaciones de forma que se puedan minimizar los costes y maximizar la
eficiencia. Para ello se acude a ingenieros, economistas, psicólogos laboralistas,
estadísticos y matemáticos.
Según su propio inventor, el economista estadounidense, de origen ruso, Wassily
Leontief, las tablas input-output “describen el flujo de bienes y servicios entre todos
los sectores industriales de una economía durante determinado periodo”. Aunque la
construcción de esta tabla es muy compleja, este método ha revolucionado el
pensamiento económico. Hoy está muy extendido como método de análisis, tanto
en los países socialistas como en los capitalistas.
Sistemas económicos
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En toda comunidad organizada se mezclan, en mayor o menor medida, los
mercados y la actividad de los gobiernos. Es más, el grado de competencia de los
mercados varía, desde aquellos en los que sólo opera una empresa, ejerciendo un
monopolio, hasta la competencia perfecta de un mercado en el que operan cientos
de minoristas. Lo mismo ocurre en cuanto a la intervención pública, que abarca
desde la intervención mínima al regular impuestos, crédito, contratos y subsidios,
hasta el control de los salarios y los precios de los sistemas de economía
planificada que imperan en los países comunistas.
Incluso en las sociedades en las que se defiende a ultranza la planificación de la
economía se ha tenido que modificar la postura oficial y se hacen concesiones a la
empresa privada. Por ejemplo, la Unión Soviética permitía a sus agricultores,
aunque fuese a través de empresas colectivas, vender las cosechas de sus
parcelas privadas. Durante la dominación comunista en Polonia, casi todas las
granjas estaban en manos privadas. En Yugoslavia se permitió la gestión de las
fábricas por los trabajadores bajo el mandato del mariscal Tito, que al mismo tiempo
asentaba la evolución de su régimen hacia sistemas de economía mixta, alejados
de las premisas dominantes en la Unión Soviética.
En las economías de mercado también se producen este tipo de divergencias. En
casi todas existe monopolio estatal sobre las líneas aéreas y los ferrocarriles.
Incluso en los países en los que el Estado no tiene empresas públicas, como en
Japón, su influencia sobre la actividad económica es enorme. En Estados Unidos, el
más firme defensor de la economía de mercado, el gobierno ha tenido que intervenir
para evitar la quiebra de empresas en crisis, como Lockheed y Chrysler; de hecho,
ha convertido a los principales fabricantes de armamento en empresas públicas de
facto. Muchos economistas estadounidenses han tenido que aceptar la existencia
de una economía mixta: combinación de iniciativa privada e intervención del
gobierno.
Sistema de libre empresa
Las principales diferencias entre la organización económica planificada y la
capitalista radican en quién es el propietario de las fábricas, granjas y el resto de las
empresas, así como en sus diferentes puntos de vista sobre la distribución de la
renta o la forma de establecer los precios. En casi todos los países capitalistas, una
parte importante del producto nacional bruto (PNB) la producen las empresas
privadas, los agricultores e instituciones no gubernamentales como universidades y
hospitales privados, cooperativas y fundaciones.
Aunque existe una fuerte oposición en los países industrializados al control de
precios y a la planificación de la economía, los gobiernos han tenido que recurrir a
este tipo de medidas en casos de emergencia, como durante la II Guerra Mundial.
Sin embargo, en las economías de libre mercado se considera que la propiedad
pública de medios de producción y la intervención pública en la fijación de precios
son excepciones, que se deben evitar, a las reglas de la propiedad privada y de la
fijación de precios a través de mercados competitivos.
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Planificación central
La visión totalmente opuesta a la anterior es la que prevalece en China y en otros
países comunistas, donde predomina la tendencia hacia la planificación centralizada
de la economía. Aunque cada vez se tolera más la existencia de empresas
privadas, y a pesar de que ninguna economía planificada ha podido funcionar sin
cierto grado de privatización de la agricultura, la ideología dominante favorece la
planificación estatal, al menos en teoría, para fijar los precios, la propiedad pública
de las fábricas, las granjas y las grandes redes de distribución, públicas.
En teoría no existe ninguna razón que impida a una sociedad democrática optar por
una planificación centralizada de la producción, los precios y la distribución de la
renta. Sin embargo, la experiencia demuestra que la planificación central de las
economías ha ido en general acompañada del control del partido. No obstante,
existen importantes diferencias en el grado de control entre los distintos países
comunistas, e incluso en un mismo país a lo largo del tiempo. Y también se puede
constatar que el capitalismo a veces ha ido acompañado de regímenes políticos
totalitaristas, como por ejemplo en Chile y en Brasil.
Los principales problemas a los que se enfrenta el capitalismo son el desempleo, la
inflación y las injustas desigualdades económicas. Los problemas más graves de las
economías planificadas son el subempleo o el masivo empleo encubierto, el
racionamiento, la burocracia y la escasez de bienes de consumo.
Economías mixtas
En una situación intermedia entre la economía planificada y la economía de libre
mercado se encuentran los países socialdemócratas o liberal socialistas. Entre ellos
destacan las democracias de los países escandinavos, sobre todo Suecia. En este
país la actividad económica recae en su mayor parte sobre el sector privado, pero el
sector público regula esta actividad, interviniendo para proteger a los trabajadores y
redistribuir la renta entre los de mayores y los de menores ingresos.
Por otra parte, la antigua Yugoslavia constituyó otro ejemplo importante de
economía mixta entre la década de 1950 y la de 1980. Aunque el partido comunista
institucional seguía ejerciendo un férreo control, la censura fue escasa, la
emigración no estaba prohibida, existía libertad de cultos y una mezcla de propiedad
pública, cooperativismo y propiedad privada, que crearon una economía bastante
próspera.
Problemas económicos actuales
Entre 1945 y 1973 las economías de los países industrializados de Europa
occidental, Japón y Estados Unidos crecieron lo suficiente para aumentar el nivel de
vida de sus ciudadanos. En algunos países menos industrializados también se
produjo un crecimiento similar, sobre todo en los del Sureste asiático como Taiwan,
Hong Kong, Singapur y Corea del Sur. Este crecimiento se debió a una serie de
circunstancias. Tras la destrucción del tejido económico ocurrida durante la
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II Guerra Mundial, se produjo una expansión económica sin precedentes, gracias,
entre otras, a la ayuda financiera que Estados Unidos concedió a los países de
Europa occidental y a Japón. Las multinacionales estadounidenses realizaron
fuertes inversiones en todo el mundo. Es probable que los factores que más
contribuyeron a su desarrollo fueran los bajos precios y la abundancia de los
productos energéticos (sobre todo petróleo).
2. EL FENÓMENO DE LA GLOBALIZACIÓN.
Definir el “fenómeno” – la globalización -, que no es nuevo ni desconocido. Después
de argumentarse que este proceso es un hecho – es histórico -, es una realidad - el
“Mac Mundo” en pleno desarrollo - y es una ideología - la desigualdad y exclusión de
los más como elemento implícito -, se pasa luego a “desnudar” este proceso a partir
de cinco paradojas.
La primera, mientras el mundo se hace más pequeño por efecto del triunfo de la
ciencia y la tecnología, se hace a su vez, más sensible al despertar del sentimiento
religioso, étnico y nacionalista.
La segunda, mientras el pensamiento único se levanta como bandera de avanzada y
progreso, las particularidades territoriales exigen mayor autonomía y más aire.
La tercera, mientras el mundo crece económicamente, la tecnología se desarrolla en
la búsqueda de mayor eficiencia productiva, de menores costos y de mayor mercado,
olvida con frecuencia las grandes capas de desempleados que, lejos de resolverse,
son un dolor de cabeza de ardua solución.
La cuarta, las reglas de juego iguales para todos parecen más del virtualismo que de
la realidad, en tanto los competidores no son del mismo peso o no juegan en la misma
liga. Hay unos, los menos, que juegan en las grandes ligas, y otros, los más, que
juegan en ligas menores.
La quinta, la otra cara de la globalización. Mientras de un lado se expresa un proceso
fusionador, paradójicamente, del otro lado se estimula la fisión, esto es, reafirmación
de identidades, redescubrimiento de las diferencias que se cristalizan en conflictos.
“Cada día, los grandes centros financieros imponen sus leyes a naciones y grupos de
naciones en todo el mundo. Reordenan y reacomodan a sus habitantes. Y, al terminar
la operación, se encuentran con que sobran personas. Se dispara, por tanto, el
volumen de población excedente, que no sólo está sometida al azote de la pobreza
más aguda, sino que no cuenta para nada, que está desestructurada y atomizada, y
cuya única finalidad es deambular por las calles sin rumbo fijo, sin vivienda ni trabajo,
sin familia ni relaciones sociales – al menos mínimamente estables -, con la única
compañía de sus cartones o bolsas de plásticos” (Fernández Durán: “Contra la
Europa del capital y la globalización económica”. Talasa, Madrid, 1996)
¿Por qué la Globalización es un hecho?.
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La globalización es un hecho por cuanto prácticamente desde 1648, con la paz de
Wesfalia que puso fin a la fase alemana de la guerra de los treinta años, se aceptó,
por primera vez, el principio de la soberanía territorial en los asuntos interestatales
(Held 1997, 104).
La globalización ha sido de hecho “una tendencia recurrente del capitalismo mundial
desde el inicio de los tiempos modernos” (Arrighi 1998,). Todo dentro de lo que
Fernand Braudel llamaría los “ciclos sistémicos de acumulación” donde un líder –
país, potencia – ha dominado en el proceso de acumulación y posteriormente es
desplazado gradualmente de las alturas del mando del capitalismo mundial por un
emergente nuevo liderazgo. Así pasó con Gran Bretaña entre el final del siglo
diecinueve y comienzo del veinte; de Holanda en el siglo dieciocho; de la diáspora
capitalista genovesa en la segunda mitad del siglo dieciséis y para muchos pareciera
ser la experiencia de los Estados Unidos en los finales del siglo XX y principios del
XXI. (Ibid, 3) Saber cuándo se inició este proceso es aún hoy en día objeto de disputa.
Por ejemplo, para Marx se inició en el siglo XV con el nombre de capitalismo
moderno. Wallerstein lo ubica también en el siglo XV con la conformación del sistema
mundial capitalista. Robertson dice que nació entre 1870-1920 y lo denomina
multidimensional. Giddens considera que arrancó en el siglo XVIII con la
modernización y Perlmutter sostiene que comenzó con el final del conflicto este-oeste
y lo denomina civilización global. (Beck, 1998 ).
Pero como se pregunta Beck: ¿no se puede encontrar un denominador común para
las distintas dimensiones y controversias sobre la globalización?. Hay que responder
sin duda que sí.
¿Por qué la Globalización es una realidad? Es una realidad por cuanto como se
responde el mismo Beck se ha venido abajo una premisa esencial de la primera
modernización, a saber, la idea de vivir y actuar en los espacios cerrados y
recíprocamente delimitados de los Estados nacionales y de sus respectivas
sociedades nacionales.
Globalización significa integración del comercio, las finanzas y la información, una de
cuya más conspicua manifestación lo constituye la red de la autopista, esto es, el
internet.
Globalización significa creación de una cultura y un mercado global únicos. Nos
encontramos en lo que algunos llamaría “un tren sin frenos”.
Como diría Peter Druker: “Los movimientos internacionales de capitales más que los
movimientos internacionales de bienes se han convertido en el motor de la economía
mundial” (Druker s/f, 4). O en palabras de Richard Sennett sería el capitalismo volátil,
esto es, la autonomía alcanzada por el sistema financiero mundial respecto a
instancias nacionales y estatales. (Mires, 1999).
En el fondo, la globalización, sobre todo la económica, “pretende convertir al mundo
en un gran centro comercial donde todos terminemos usando blue jeans, comiendo
13
McDonalds y tomando Coca Cola”. Para ratificar estos veamos lo dicho por varios
directivos de empresas transnacionales: “Propugnamos un mundo donde impere un
consumo homogéneo. Vislumbro un día donde los árabes, los norteamericanos, los
latioamericanos, y los escandinavos, estarán todos saboreando las galletas Ritz con
el mismo entuasiasmo con que tomen Coca Cola o se cepillen los dientes con
Colgate”. El presidente de Nabisco Brands.
¿Por qué la Globalización es una ideología? Este proceso es una ideología porque
aunque se vende como único para todas las naciones del mundo, no obstante, en su
desarrollo lleva implícito la desigualdad. Los países más industrializados asumen este
proceso como algo natural e inevitable para el resto del concierto de países, exigen
apertura total, pero a la hora de defender sus intereses nacionales, en cualquier
terreno, acuden a prácticas que dejan mucho que desear.
La globalización produce efectos negativos en muchos campos de la vida societal, por
ejemplo en los recursos naturales, en el medio ambiente, en la distribución de los
ingresos entre los países más industrializados y el resto del mundo, en el acceso de
estas últimas naciones a la tecnología de punta y en la concentración de la población,
todo lo cual son expresiones de que la igualdad en el campo internacional sigue
siendo una utopía.
En este sentido citaremos a Mahatir Mohamad, Primer Ministro de Malasia, quien
afirmó: “Si algunos países en vías de desarrollo exitosos abren sus economías a
diestra y siniestra, las enormes corporaciones de los países desarrollados se comerán
a sus compañías locales. Un mundo globalizado no será un mundo muy democrático.
Un mundo globalizado pertenecerá a los países dominantes. Ellos impondrán su
poder a los demás. Y los demás no estarán en mejores condiciones que cuando eran
colonias de los ricos... Así como el fin de la Guerra Fría ha traído guerra y destrucción
a mucha gente, la globalización podría hacer lo mismo, o quizás peor”.(Ibid, 68)
Paradojas de la Globalización Aquí plantearemos las dos caras de una mismas
moneda.
Primera paradoja. Hay una diseminación evidente de valores que se hacen cada vez
más planetarios y que para los panegiristas de la globalización significa que los
valores de los más pequeños carecen de sentido e importancia.
El mundo se hace cada vez más pequeños como resultado del triunfo de la ciencia y
la tecnología, aparentemente más mecánico, impersonal, frío, calculador, pragmático,
desalmado, pero lo que ocurre a diario es un despertar del sentimiento religioso y de
la vida espiritual.
Segunda paradoja. El planeta tiende a uniformar sus lenguajes y a mimar al caballo
del pensamiento único del cual nos habló Ignacio Ramonet en abierto desafío de la
democracia en términos del respeto de “las libertades y la diversidad” (Touraine
1998). Pero cada día las particularidades territoriales, exigen mayor autonomía y más
14
aire. Los acontecimientos ocurridos recientemente el Kosovo ponen en evidencia tal
situación.
Tercera paradoja. La tecnología y el proceso de globalización en la búsqueda de
mayor eficiencia productiva, de menores costos y de mayor mercado, olvidan con
frecuencia las grandes capas de desempleados que, lejos de resolverse, son un dolor
de cabeza de ardua solución. Se calcula que el nivel de desempleados o excluido se
encuentra por encima de los 40 millones en los países más
industrializados.(http://www.geocities.com/Athens/Olympus/5124/marcos1.html)
El
mundo crece económicamente y junto a ese crecimiento muchos van quedando
definitivamente fuera del proceso.
Cuarta paradoja. La globalización se fundamenta en el espíritu de la libertad
económica y parece cierto de que además lo hace con mayor mayor propiedad en las
sociedades democráticas. Pero las democracias no son iguales en todos los países.
No es lo mismo una democracia europea, robustecida durante décadas por sistema
de seguridad social eficientes, que las democracias nuestras, que padecen de una
debilidad institucional crónica en los términos planteados por Douglas North en su
texto Instituciones, cambio institucional y desempeño económico.
De modo que las reglas de juego iguales para todos, que propone la globalización,
dejan en mala posición para arrancar a muchos, que son los más. Los competidores
definitivamente no son del mismo peso o no juegan en la misma liga. Hay unos, los
menos, que juegan en las grandes ligas, con buenos y espaciosos estadios, que no
tienen empacho ni lo piensan dos veces a la hora de proteger su agricultura, la
subsidian, pero que ven con malos ojos a los otros, lo que constituyen la mayoría, que
juegan en liga menores, con estadios de menor calidad, que muchas veces actúan
ingenuamente, y que cuando realizan prácticas parecidas a los primeros se les acusa
de atentar contra la libertad del comercio.
La quinta y última paradoja, la otra cara de la globalización, la analizaremos más en
profundidad.
Mientras de un lado se expresa un proceso fusionador, paradójicamente, del otro lado
se estimula la fisión, esto es, reafirmación de identidades, redescubrimiento de las
diferencias que se cristalizan en conflictos.
Uno de los efectos de la globalización es el desdibujamiento de las fronteras, la que
en términos simbólicos permite definir claramente los que están adentro y separa los
que están afuera. Es decir, crea dos identidades, la propia y la ajena. Este proceso ha
roto las fronteras al fomentar las relaciones entre los “ausentes” localizados a
distancia de cualquier situación de interacción cara a cara. El lugar o locus, es decir,
el espacio propio y cercano se ha convertido en un fantasma, los aspectos locales son
penetrados y configurados por influencias sociales que se generan a distancia de
ellos. Esto tiene un efecto paradójico: lo propio, lo cercano, es lo que se nos hace
extraño, incluso ajeno, lo externo nos es más familiar, se hace más cercano (por
ejemplo, respecto al conflicto acaecido en kosovo y la invasión de las Fuerzas de la
15
OTAN, en nuestros países se conoció mucho más de esta situación que de sucesos
ocurridos al interno de estos últimos).
Por otro lado, el sujeto no se limita a lo propio, se proyecta, se alarga a lo exterior y se
convierte en un sujeto “cuasiuniversal”, el cual según los autores Costa, Pérez y
Tropea, pierde el sentido cultural del espacio - lugar y es sustituido por un espacio
abstracto, neutral, homogéneo, que no le ofrece referentes de identidad. A este
fenómeno se le denomina “vaciamiento cultural de lugar”(Costa y otros 1997, 29).
Señalan estos autores que este vaciamiento tiene un efecto importante en la
constitución de la identidad: pierde fuerza la dicotomía interior/exterior, los individuos
son cada vez menos de un lugar o un espacio específico. Se han globalizado como la
economía y la cultura.
Pero con la pérdida de unos de los elementos tradicionales de la constitución de la
identidad, el espacio, y a consecuencia de su debilitamiento, se produce un
movimiento de reacción, de vuelta atrás, cuyas expresiones lo constituye la
tribilización, el racismo, la xenofobia, los mecanismos de marginación y los
radicalismos étnicos de determinados grupos sociales que en la mayoría de los casos
se manifiestan con violencia.
Esta última se expresa como resistencia de la identidad amenazada o en curso de
destrucción. El mundo contemporáneo se caracteriza por una violencia que sólo
puede entenderse dentro de los cambios planetarios: la globalización económica,
política y cultural, con su complejidad y sus múltiples manifestaciones.
Una visión simplista de la globalización nos remitiría a sus efectos homogeneizadores
culturales, no obstante y paradógicamente, debemos afirmar que ésta también ha
contribuido a estimular los procesos identitarios, a la defensa de lo nacional, contra la
cultura cosmopolita o transnacional.
De otro lado, la globalización de la economía ha profundizado las desigualdades y la
exclusión, reforzada por el mercado generalizado, por la libertad absoluta, el avance
tecnológico, por el individualismo y el consumismo. El progreso económico, una de las
banderas del proceso globalizador, lleva como sustrato esta exclusión y con ello
igualmente la violencia, ambas surgen de la crisis y de la dificultad de ascender
socialmente, pero básicamente del sentimiento de injusticia, del no reconocimiento y
de la discriminación, lo cual provoca la fragmentación cultural y social que contribuye
a la globalización de la violencia.
La globalización no sólo ha contribuido a la pérdida del sentido cultural del espacio o
la creación de otros más neutros, más globales. También ha contribuido a la
exacerbación del individualismo, favoreciendo con ello el aislamiento progresivo del
individuo y su grupo familiar. Una ciudad caótica, hostil e irracional donde predomina
el ruido, el caos, con pocos espacios para compartir, para conversar, con unas
comunicaciones masivas que nos dominan, lo cual contribuye al individualismo, al
aislamiento que ya no sólo es físico sino también mental.
16
Este individualismo contemporáneo presenta dos caras opuestas y complementarias.
Por un lado, un individuo que participa de la modernidad, de sus reglas de juego, de
todo lo que ella ofrece a través de los medios, del consumo como ley motiv, que se
estandariza, convirtiéndose de esta manera en una especie de gran centro comercial,
desapareciendo prácticamente como sujeto.
Por otro lado, el individuo reclama ser reconocido como sujeto, que construye su
propia existencia, con sus deberes, derechos, obligaciones e identidades. Desea
diferenciarse, ser distinto, de allí surgen, como expresiones las tribus urbanas al estilo
de los Cyberpunkeis, Technos, Rastafarians, Skins, las bandas juveniles armadas y
otros.
Esta globalización cultural a través del consumo generalizado, del lenguaje universal
de los deportes o de la música, de los noticieros internacionales, de los símbolos, de
los espectáculos, difundidos y entendidos por millones de personas de diferente
nacionalidad, religión y lenguaje, presenta otra cara, que es el fomento de la
diversificación cultural, del aprecio de la nacional, lo distinto.
Hoy la diversidad no sólo se da entre sujetos y ámbitos distintos, entre pueblos, entre
mujeres y hombres, sino que esta diversidad cultural se da en una misma persona, en
una misma familia o en una misma comunidad como consecuencia de los cambios
acelerados, instantáneos del mundo contemporáneo.(Ugalde 1998,p 103) Para
finalizar quisiéramos con Alain Touraine decir que se ha producido una
desarticulación entre el Estado, la sociedad y la cultura, que formaban un sistema
relativamente integrado de instituciones, que aseguraban la igualdad individual, la
solidaridad colectiva, las sociedades nacionales. Hoy día, por el contrario, se
desestructuran por los efectos de la globalización. (Costa y otros 1997, 29),
generando una manifestación que casi siempre se expresa a través de la violencia y
que busca encarar aquellos responsables de la desintegración sociopolítica y cultural
de la sociedad nacional.
3. LOS RETOS DE LA GLOBALIZACIÓN FINANCIERA PARA
AMÉRICA LATINA.
El fenómeno de la globalización financiera ha traído consigo un aumento sin
precedentes en la magnitud y movilidad de los flujos internacionales de capitales. En
buena medida, se han desmantelado las barreras a las entradas y salidas de
capitales, y las trabas que se oponían a la expansión internacional del negocio
bancario.
Los mercados financieros internacionales se han vuelto mucho más sensibles a la
calidad de los programas económicos y el desempeño de los países. Súbitas salidas
masivas de capitales y ataques cambiarios, tanto en países desarrollados como en
mercados emergentes, han demostrado que nadie está a salvo de sufrir las
consecuencias de malas políticas públicas y que la volatilidad de los mercados de
capitales es una realidad que los gobiernos no deben despreciar.
17
La estabilidad financiera se ha convertido en un objetivo de primera línea, que no
puede alcanzarse sin un claro compromiso a la disciplina fiscal, el fortalecimiento del
ahorro interno, la solidez y competitividad del sistema financiero, y perseverancia en
la aplicación de políticas que refuercen el papel de los mercados. Una y otra vez han
quedado demostrados los graves riesgos que comporta el depender excesivamente
de los flujos de capital a corto plazo o de ingresos extraordinarios (por privatización o
por aumentos en los precios de exportación). Episodios como los vividos por México y
Venezuela en años recientes demostraron lo que ocurre cuando las soluciones de
fondo se postergan, ante la falsa creencia de que son poco importantes las
debilidades - transitoriamente enmascaradas -- de las cuentas fiscales o las de la
banca. Tarde o temprano toda crisis se destapa, y la bonanza circunstancial se
desvanece rápidamente. Una manifestación más del "pan para hoy, hambre para
mañana".
Nos referiremos hoy a una de las múltiples aristas de la estabilidad financiera que hay
que vigilar y proteger ante la globalización: la solidez del sistema bancario. Se trata de
un tema de gran relevancia para Venezuela y para Latinoamérica en general. Las
debilidades de la banca han sido un elemento recurrente en todas las crisis
financieras sufridas en nuestra región en las últimas décadas y, hay que tener
presente que la globalización aumenta las probabilidades de fracasos bancarios si no
se dispone de un sistema efectivo de regulación y supervisión que induzca a las
instituciones financieras a administrar los riesgos en forma prudente. A estas alturas
del proceso, afortunadamente los gobiernos, los bancos y las autoridades
supervisoras reconocen cada vez más la conveniencia de tener una mejor
supervisión, mayor transparencia en la información y buena gerencia bancaria, y
atacar las causas que llevaron a los colapsos sufridos hasta ahora.
Pero el mundo no se detiene. Mientras atacamos las debilidades de ayer y de hoy,
también tenemos que enfrentar una competencia nueva y más fuerte.
Una de ellas, tiene que ver con el cambio de morfología del negocio financiero en sí.
Los bancos comerciales, que tradicionalmente han sido el corazón de nuestro sistema
financiero y también del sistema de pagos, deben competir con una creciente
diversidad de instituciones financieras. La especialización de las instituciones
financieras se desdibuja, y el campo de acción tradicional de la banca (prestar el
dinero captado de los depositantes) pierde importancia ante la proliferación de
productos y servicios de muy variada índole. La banca universal y los llamados grupos
financieros no son sino una manifestación de ese proceso de diversificación.
La otra, es la dimensión internacional del negocio. La globalización de los mercados
financieros en América Latina está tomando tres vías. Las instituciones financieras
internacionales están entrando a competir en nuestros mercados. Los instituciones
latinoamericanas se están expandiendo dentro de América Latina (en banca
comercial, banca de inversión, fondos de pensiones, seguros) y, además, también
buscan posicionarse en los mercados de los países industriales.
18
Este complejo proceso crea nuevos riesgos y nuevas oportunidades. Un problema
potencial es el de que la volatilidad de los países más inestables de la región se
transmita a los más estables, a través de la banca. En otras palabras, que se
produzcan turbulencias como consecuencia de problemas que afecten a la casa
matriz de bancos latinoamericanos, particularmente si hay una presencia importante
de bancos del país más inestable o con bancos más débiles.
Por otra parte, se sabe que las fuerzas de la globalización están empujando a la
banca latinoamericana a hacerse más competitiva. Los márgenes se están
reduciendo, e impulsan a la banca a rentabilizarse a través de nuevos negocios que
implican nuevos riesgos. Si esos nuevos riesgos no se manejan con prudencia, se
estará cebando la bomba de una crisis.
Para minimizar los riesgos, sin entorpecer la expansión del negocio financiero
latinoamericano, hay que avanzar en varias direcciones:
a. Asegurar que los accionistas verdaderamente corran el riesgo de sus bancos.
Esto es especialmente importante cuando la propiedad de la banca está
concentrada en pocas manos y la banca está vinculada a empresas industriales
y/o comerciales a través de una propiedad accionaría común.
b. Asegurar que los bancos estén bien capitalizados.
c. Informar de manera transparente quienes poseen, en última instancia, el control
accionario de las instituciones financieras.
d. Promover la existencia de inversionistas, distintos a los accionistas, que pongan
capital a riesgo en el banco, tengan un genuino interés en el éxito de la institución
y, por ende, contribuyan a monitorear a la gerencia. Esto se logra a través de la
colocación de obligaciones subordinadas, convertibles o no.
e. Suministrar información oportuna y veraz a los supervisores y al mercado.
f.
Propiciar la actuación de agencias privadas de calificación de riesgo bancario, y
asegurar que estén libres de conflictos de intereses.
g. Asegurar que el marco regulatorio promueve efectivamente la prudencia en el
manejo bancario.
h. Armonizar las regulaciones bancarias en el ámbito regional, en línea con las
normas de Basilea. Uno de los aspectos más importantes a estos efectos es el de
la supervisión consolidada, requisito primordial del éxito.
i.
Hacer muy transparentes todas las reglas y procesos administrativos de
autorización de nuevas instituciones financieras, aprobación de cambios en el
control accionario, e intervención de instituciones insolventes.
19
j.
Fortalecer las agencias de supervisión bancaria dándoles los recursos, la
jerarquía y el apoyo político necesario para el cabal ejercicio de sus funciones, e
independizándolas de las presiones políticas indebidas. Sin ello, la supervisión
bancaria será simplemente un ritual carente de significación.
k. De la globalización no se puede huir, y son muchos los beneficios que de ella
pueden derivarse. Sin embargo, también está claro que aumenta los riesgos de
inestabilidad. La fortaleza de la banca no es la solución única para protegerse de
ese riesgo, pero sin duda es un importante escudo protector. La política monetaria
tendrá un mayor margen de maniobra para desarrollar una acción estabilizadora, y
los esfuerzos dirigidos a mejorar los niveles de ahorro interno podrán capitalizar el
beneficio de contar con una política económica y una industria financiera que le
inspiran confianza al ahorrista.
4. EL FMI ANTE EL FENÓMENO DE LA GLOBALIZACIÓN.
El director-gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Michel Camdessus,
llamó a un 'revigorizado multilateralismo' como la mejor manera de asegurar que los
beneficios de la globalización lleguen a la mayor cantidad de la población mundial,
según DPA.
En la Conferencia de la ONU sobre Comercio y
Desarrollo (Unctad), que se lleva a cabo en Bangkok, la
capital de Tailandia, Camdessus planteó la posibilidad
de que las reuniones del G-7 y G-8 (grupo de los siete
países más industrializados, en el primer caso, sumada
Rusia en el segundo) sean reemplazadas una vez cada
dos años por reuniones de los líderes de treinta países.
'Como contaría con la asistencia del secretario general
de las Naciones Unidas y de los líderes de relevantes
organizaciones multilaterales, ofrecería un modo para
establecer una relación más clara y fuerte entre las
instituciones multilaterales y un grupo de líderes mundiales representativo con
legitimidad incuestionable', explicó.
En su discurso, el director del FMI agregó que un verdadero compromiso con el
multilateralismo podría permitir 'transformar la esperanza y las buenas intenciones en
realidad' en lo que respecta a extender los beneficios de la globalización.
Asimismo, remarcó la necesidad de retomar las negociaciones sobre comercio
mundial, tras el fracaso de la tercera reunión ministerial de la Organización Mundial
de Comercio (OMC), a fines del año pasado en Seattle.
En su última aparición pública como titular del FMI, Camdessus subrayó la necesidad
de que los países en desarrollo liberalicen sus sistemas financieros con un adecuado
marco regulatorio.
20
5. LA TERCERA VÍA UNA ALTERNATIVA
FENÓMENO DE LA GLOBALIZACIÓN.
ANTE
EL
La Tercera Vía es un camino de renovación y éxito para la moderna democracia
social. No se trata únicamente de un compromiso entre la izquierda y la derecha.
Persigue adoptar los valores esenciales del centro y de centro-izquierda y aplicarlos a
un mundo de cambios económicos y sociales, libre del peso de una ideología
obsoleta.
El reto al que ha de hacer frente es formidable: la globalidad de los mercados, la
persistencia de la pobreza y de la marginación social, una delincuencia en aumento,
el desmoronamiento de la familia, el papel cambiante de la mujer, la revolución
tecnológica y del mundo del trabajo, la hostilidad de la sociedad hacia la política y las
demandas de una reforma democrática más profunda, y un amplio abanico de
asuntos medioambientales y de seguridad que reclaman una acción internacional.
Los ciudadanos buscan un rumbo. Quieren saber cómo adaptarse y prosperar, cómo
generar estabilidad y seguridad en este mundo de cambios. Abrazan los tradicionales
valores de centro-izquierda, de solidaridad, justicia social, responsabilidad y
oportunidades. Pero son conscientes de que debemos ir, de forma decidida, más allá
de los modos de pensamiento superados. Más allá de una izquierda tradicional,
preocupada por el control del Estado, las elevadas cargas impositivas y los intereses
de los productores; y de una nueva derecha librecambista, que postula que un
individualismo de miras estrechas y la fe en la libertad de los mercados son la
respuesta a todos los problemas.
La Tercera Vía supone una nueva línea dentro del centro-izquierda. La izquierda del
siglo XX ha estado dominada por dos corrientes: una izquierda fundamentalista, que
veía el control del Estado como un fin en sí mismo, y una izquierda más moderada,
que aceptaba esa dirección básica, pero estaba a favor del compromiso. La Tercera
Vía es una reevaluación seria, que extrae su vitalidad de unir las dos grandes
corrientes de pensamiento del centro-izquierda -el socialismo democrático y el
liberalismo-, cuyo divorcio durante este siglo contribuyó tan claramente a debilitar la
política de signo progresista a lo largo y ancho de Occidente.
La antigua izquierda y la renovada derecha han adoptado, y continúan adoptando,
distintas formas en Europa. No existe un modelo único de Tercera Vía, pero los
partidos progresistas europeos comparten valores comunes y todos nos estamos
adaptando para responder a los retos.
Durante sus muchos años en la oposición, el Partido Laborista británico fue percibido
-si bien injustamente- como el partido del gran gobierno, de las nacionalizaciones,
contrario al espíritu de empresa, suave con la delincuencia, despreocupado de las
cuestiones que rodean la vida de las familias, estrangulado por los grupos de presión
y favorable a una fiscalidad más gravosa y a un mayor gasto en todos los ámbitos.
21
También se nos consideraban malos gestores de los servicios públicos, sometidos
como estábamos a los intereses de los sindicatos y de los productores y escasamente
preocupados por la variedad y la calidad. La derecha fue capaz de hacer de la
privatización y de la libertad de mercados panaceas universales.
Se creó una falsa oposición entre derechos y responsabilidades, entre compasión y
ambición, entre los sectores público y privado, entre una economía de empresa y la
lucha contra la pobreza y la marginación.
El nuevo Partido Laborista ha buscado avanzar y aplicar sus valores de un modo
diferente.
Nuestra tarea se encuentra en una fase inicial y vamos aprendiendo a medida que
avanzamos. Pero el neolaborismo, en el Gobierno, está poniendo en práctica la
Tercera Vía.
En el terreno económico, nuestro enfoque no encaja ni en el laisser-faire ni en la
intromisión estatal. La función del Gobierno es favorecer la estabilidad
macroeconómica, desarrollar políticas fiscales y de bienestar que fomenten la
independencia -no la dependencia-, dotar a los ciudadanos de los elementos
necesarios para poder trabajar, merced a una mejora de la educación y de las
infraestructuras, y apoyar a la empresa, especialmente a las industrias del futuro,
basadas en el conocimiento. Y nos enorgullece el sabernos respaldados por los
empresarios y también por los sindicatos.
La educación es una prioridad absoluta. Una mejora de la calidad educativa
representa la clave para aumentar la competitividad internacional y conseguir una
sociedad no excluyente en el futuro. Se está efectuando una inversión sustancial para
impulsar una radical reforma en los centros de enseñanza, encuadrada por la fijación
de objetivos y la intervención decidida en aquellas escuelas marcadas por el fracaso
escolar. Con ello se aspira a que todos los ciudadanos del futuro posean las
capacidades y conocimientos básicos que necesitan para obtener un empleo, y para
que la gran mayoría alcance mayores y mejores niveles de formación.
En lo que respecta a las políticas de protección social y de empleo, la Tercera Vía
supone la reforma de la seguridad social, para transformarla en un camino hacia el
empleo siempre que sea posible. Y fomenta unas condiciones justas en el mundo
laboral, al tiempo que hace que trabajar compense el reducir la fiscalidad y las
penalizaciones que desincentivan el trabajo y la creación de empleo.
La Tercera Vía persigue la consolidación de un nuevo equilibrio entre derechos y
deberes, no sólo en la esfera del sistema de protección social, sino también desde un
tratamiento más riguroso de la delincuencia juvenil, y un énfasis mucho mayor en los
deberes de los padres. Y se está fraguando un nuevo enfoque de las ayudas a la
familia, que permita responder a las necesidades de los hijos y ayudar a las familias en particular a las más vulnerables- a compaginar el trabajo y la vida familiar de
manera más adecuada.
22
La Tercera Vía se traduce en una renovación democrática y una restitución de la fe en
la política. El neolaborismo ha emprendido un proceso de transferencia de autonomía
dentro del Reino Unido. Irlanda del Norte ya cuenta con una asamblea electa, el año
próximo se celebrarán las primeras elecciones al nuevo Parlamento escocés y a la
asamblea de Gales; junto con la elección del nuevo alcalde de Londres, éstos son
sólo algunos de los muchos pasos que se están dando para renovar el gobierno local.
Para esta nueva era hemos de reinventar, igualmente, el concepto mismo de
Gobierno. Los gobiernos, en el discurrir de esta centuria, han contado con los
instrumentos adecuados para regular el flujo monetario, conceder ayudas sociales,
construir viviendas o, incluso, embarcarse en guerras y llevar al hombre hasta la
Luna. Ahora, han de adquirir nuevas capacidades, a saber: la capacidad de trabajar
en conjunción con el sector privado y con el voluntario, de compartir la
responsabilidad, de responder a una sociedad mucho más exigente, y de cooperar de
nuevos modos a escala internacional.
En el ámbito internacional, la sustitución de las viejas certidumbres de la guerra fría
por las más desazonadoras amenazas de la delincuencia organizada, el terrorismo,
los estupefacientes y la degradación del medio ambiente, exige formas flexibles de
colaboración internacional.
Abogamos por la cooperación sin denigrar del patriotismo. El neolaborismo está a
favor de una Europa descentralizada y fuerte, ampliada hacia el este y capaz de dar
respuesta a los problemas transfronterizos de manera eficaz, pero recurriendo a la
integración únicamente en aquellos casos en que sea preciso.
Esto es la Tercera Vía. Una nueva alianza entre el progreso y la justicia, un nuevo
fundamento de sustentación que alcanza a aquellos que compartían nuestros valores,
pero dudaban de nuestra capacidad para materializarlos.
Con valor, podemos admirar nuestra historia sin vivir anclados en ella, y construir
dinámicas sociedades de democracia social para el siglo XXI.
6. LA COMUNIDAD ECONÓMICA EUROPEA.
a. Creación:
La Comunidad Económica Europea (CEE)
surgió en 1957, como un proyecto de
integración económica entre sus países
fundadores, firmantes del Tratado de Roma
(Francia, Alemania, Bélgica, Luxemburgo, Italia
y Países Bajos). Hasta entonces no existía una
preocupación generalizada con relación a la política cambiaria, por lo que
estos países no fijaron como objetivo la construcción de una unión
monetaria.
23
En realidad se trataba de una unión aduanera de productos industriales
entre los países fundadores, que, además, fijaron un arancel exterior
común.
Los factores claves del éxito del Mercado Común fueron la proximidad
geográfica de sus Estados miembros, así como su alineamiento económico.
Con ello se consiguió ir tejiendo poco a poco una red comercial que
después ha seguido desarrollándose en materia de comercio industrial,
tanto en el ámbito interior en la Comunidad como exterior con los países no
miembros.
El Mercado Común para la industria y los servicios pretende alcanzar la
configuración de un gran mercado interior en el que sea posible no sólo un
libre movimiento de la producción, sino además una libre circulación de
capitales y personas. Estos dos mercados junto al agrario constituyeron la
parte real de la llamada Unión Económica, que se completa a finales de los
90 con la Unión Económica y Monetaria.
En materia cambiaria se creó en 1972 la llamada "Serpiente Monetaria en
el Túnel" con el fin de restringir entre sí la fluctuación de las monedas de los
países participantes. La primera crisis del petróleo disparó las tasas de
inflación y creó una gran confusión en cuanto a las medidas económicas a
seguir. Finalmente, los países decidieron resolver el problema en solitario
dando al traste con esa pretendida estabilidad que se buscaba en 1972.
Precisamente, la creación del Sistema Monetario Europeo surgió a partir de
esa primera idea de estabilidad cambiaria.
b. El Sistema Monetario Europeo.
En marzo de 1979 el Consejo Europeo autorizó la puesta en marcha del
Sistema Monetario Europeo (SME). Había que solventar los problemas
derivados de la "Serpiente Monetaria": el Mercado Común no podía
funcionar si los tipos de cambio, y por tanto los precios, fluctuaban de una
manera considerable.
Se estableció por tanto un Mecanismo de Tipos de Cambio e Intervención
(MCI), con libertad de acción por parte de los bancos centrales de los
Estados de la UE. También se ideó una única divisa europea, el ECU,
constituida por una cesta de todas las monedas comunitarias. Así, el
cambio de cada moneda nacional fluctuaría respecto al ECU, y respecto de
cada una de las restantes.
Tras la pérdida de sus objetivos iniciales (estabilidad monetaria), y ante las
sucesivas tormentas monetarias surgidas con posterioridad a su creación,
el Consejo Europeo celebrado en Hannover en 1988 encargó al Comité
Delors la creación de la moneda única. Este cometido perseguía, entre
otras cosas, lograr dicha estabilidad monetaria.
24
Además de conseguir el mantenimiento de una cierta estabilidad cambiaria,
supuso un mayor grado de coordinación entre las políticas económicas y
monetarias. Afianzó al mismo tiempo la cooperación entre Bancos
Centrales, consiguiéndose así un mayor nivel de convergencia en términos
de tipos de interés y de inflación.
c. El tratado de Maastricht
El tratado de Maastricht se firmó el 9 de febrero de 1992 por los jefes de
Estado y Gobierno de los doce países que en ese momento formaban la
Unión Europea, quedando ratificado en el Tratado de la Unión Europea
(TUE) en octubre de 1993.
En este tratado se establecen los criterios de convergencia que aseguren
que los Estados que participarán en la UEM cumplen con una "solidez
mínima" de sus economías:
1) Estabilidad de los precios
Durante 1997, la tasa de inflación, medida por el índice de precios al
consumo, no deberá superar en más de 1,5 puntos la media de los tres
Estados miembros con una menor tasa de inflación.
2) Finanzas públicas sostenibles
Las finanzas públicas deben presentar un carácter sostenido, que se determina
cuantitativamente en un protocolo anexo al TUE y que hace referencia tanto a
la deuda pública como al déficit público de los Estados miembros:
El déficit presupuestario no debe sobrepasar el 3% del PIB, excepto en el caso
de que dicha proporción haya disminuido substancial y continuamente y se
acerque al nivel de referencia; o de que este valor se supere sólo excepcional y
temporalmente, sin que se aleje demasiado del valor de referencia.
La deuda pública no debe superar el 60% del PIB y, de sobrepasarse la
proporción mencionada, ésta deberá ir disminuyendo suficientemente,
aproximándose al valor de referencia a un ritmo satisfactorio.
3) Participación en el mecanismo de tipos de cambio del Sistema Monetario
Europeo
La moneda del Estado miembro deberá haberse mantenido dentro de los
márgenes normales previstos por el mecanismo de tipos de cambio del SME al
menos durante dos años, sin tensiones graves ni devaluaciones.
4) Tipo de interés
25
El tipo medio de interés nominal no deberá exceder en más de 2 puntos la
media de los índices a largo plazo de los tres Estados miembros que presenten
una menor tasa de inflación durante el año 1997.
El 1 de enero de 1994, inicio de la segunda fase de la UEM, se crea el Instituto
Monetario Europeo, (IME) asumiendo las funciones del Fondo Europeo de
Cooperación Monetaria, que a su vez se disuelve.
El IME está encargado de la supervisión del Sistema Monetario Europeo, y de
reforzar la cooperación entre los bancos centrales nacionales y las políticas
monetarias de los Estados miembros. También supervisa la utilización del Ecu
hasta su desaparición, velando por el correcto comportamiento del Ecu en los
mercados cambiarios. Todo ello con el fin de garantizar una estabilidad de los
precios.
Ya en la segunda fase de la UEM, el Instituto Monetario Europeo será el
encargado de especificar el marco normativo para que el Sistema Europeo de
Bancos Centrales y el Banco Central Europeo comiencen a desempeñar sus
funciones.
La Cumbre de Madrid, celebrada el 15 de diciembre de 1995, congregó a los
líderes de los quince Estados miembros de la Unión Europea. En esos
momentos se cerraba la presidencia española del Consejo de Europa.
En la Cumbre de Madrid se aprobó la agenda para la moneda común y se
acordó por unanimidad la denominación de la moneda única bajo el nombre de
"Euro". Se fijó la fecha clave de principios de 1998, en la que el Consejo
evaluaría qué países miembros accedían a la tercera fase de la UEM;
decidiéndose como definitiva la fecha del primer fin de semana de mayo de
1998, en el Ecofin del 14 de septiembre de 1997 (Luxemburgo). Los criterios de
convergencia acordados en Maastricht fijan la posibilidad de ingreso en la
UEM.
El debate de Madrid supuso también el inicio de una política laboral más activa
en el marco comunitario. Los Estados miembros centraron a partir de entonces
su esfuerzo en el fomento del empleo y en la consecución del Euro.
Los líderes de los Estados miembros firmaron el Pacto de Estabilidad y
Crecimiento en diciembre de 1996. Su objetivo era garantizar la disciplina
presupuestaria de los países que accedan a la tercera etapa de la UEM.
El criterio de convergencia que fijaba el 3% de límite al déficit, debe entenderse
como un valor de referencia únicamente franqueable en circunstancias
excepcionales. Será considerado como excepcional cuando sea resultado de
un acontecimiento inhabitual que se escape al control del Estado miembro del
que se trate o cuando sea consecuencia de una recesión económica grave.
26
La vigilancia de este criterio de convergencia radica en que la estabilidad del
Euro depende en gran medida del grado de saneamiento de las finanzas
públicas. Esto ayudará también al logro del objetivo de estabilidad de precios
por parte del BCE.
Con esta finalidad, los países integrados en el área del Euro deberán presentar
programas de estabilidad que incluirán los objetivos tanto de deuda como de
déficit público a medio plazo, y las correspondientes medidas destinadas a
alcanzarlos.
En el Pacto, se establecieron también las sanciones a las que estarán sujetos
los países que no actúen de manera efectiva contra los déficit públicos
excesivos. Será el Consejo de la Unión Europea el encargado de declarar la
existencia de esta situación irregular y de enviar las recomendaciones
pertinentes al Estado miembro en cuestión. Un depósito inicial acabará
convirtiéndose en multa en caso de que el desequilibrio no se corrija.
El Tratado de Amsterdam, firmado en junio de 1997, daba como finalizada la
Conferencia Intergubernamental que desde enero de 1996 llevaba tratando
distintos problemas que afectaban al funcionamiento de la Unión Europea. La
medida más importante que se adoptó fue la aprobación del Reglamento del
Euro.
En este Reglamento se establecen disposiciones de derecho monetario para
los países miembros de la Unión Europea que han adoptado el Euro como
moneda única, como son:

La continuidad de los contratos, disposiciones sobre el redondeo y el tipo
de conversión irrevocablemente fijado, sustitución de referencias al Ecu
por referencias al Euro, homogeneidad para los países miembros en la
denominación de las unidades fraccionarias de la nueva moneda, medidas
para la rápida introducción del Euro como moneda única, la utilización del
Euro como unidad de cuenta del BCE y de los Bancos Centrales de los
estados miembros, el desarrollo de las operaciones de política monetaria
en Euros a cargo del SEBC, las características del periodo transitorio,
consideraciones sobre los pagos (también los transfronterizos),
redenominación de deuda pública viva a Euros, medidas de protección
contra la falsificación de billetes y monedas, expiración del periodo
transitorio, etc

Determinadas disposiciones relativas al Reino Unido, Irlanda del Norte y
Dinamarca en referencia a su participación en la tercera fase de la UEM.

Condiciones de aplicabilidad del Reglamento en cuestión.
27
7. LAS BOLSAS DE VALORES
a. ¿Qué es la Bolsa?
La Bolsa es considerada por muchos como una institución que refleja la marcha
real de la economía. Es un indicador inmejorable de todo lo que ocurre. La subida
o bajada en el precio de las acciones no es una casualidad. Aunque algunos la
consideran un mero instrumento de especulación para ganar dinero, el mercado de
valores cumple una labor fundamental dentro del sistema financiero.
La Bolsa es el mercado financiero más conocido. Pero, ¿qué es un mercado
financiero? Se entiende por tal el mecanismo o lugar a través del cual se produce
un intercambio de activos financieros y se determinan sus precios.
Las funciones principales que cumplen los mercados financieros son:

Poner en contacto a los agentes que intervienen en los mismos.

Ser un mecanismo apropiado para la fijación del precio de los activos (Oferta y
Demanda)

Proporcionar liquidez a los activos (bienes que se negocian), ya que en la
medida en que se amplíe y desarrolle el mercado de un activo, se logrará una
mayor facilidad para convertirlo en dinero sin pérdidas.

Reducir los plazos y los costes de intermediación, al ser el cauce adecuado
para el rápido contacto entre los agentes que participan en dicho mercado.
Los mercados primarios son aquellos en los que los activos financieros
intercambiados son de nueva creación. En los mercados secundarios se comercia
con los activos financieros ya existentes, cambiando la titularidad de los mismos.
Obviamente, el mercado secundario no supone la existencia de nueva financiación,
pero ello no significa que carezcan de importancia, ya que permite la circulación de
activos entre los agentes y la diversificación de su cartera, contribuyendo por ello al
fomento del ahorro de la colectividad.
La Bolsa es un tipo de mercado secundario, pudiéndolo definir como un mercado
organizado donde se reúnen profesionales de forma periódica para la negociación
de valores públicos y privados.
Participan en ella tres tipos de agentes: Los demandantes de capital (ej.: las
empresas), los oferentes de capital (ej.: economías domésticas e instituciones
financieras) y los mediadores (ej.:Sociedades y agencias de valores)
A las empresas les facilita la obtención de financiación a un bajo coste, al tiempo
que le otorga prestigio y publicidad. Pero no sólo son ventajas para las empresas,
ya que tienen la obligación de dar una información exhaustiva sobre la marcha de
28
sus actividades. De esta forma, la situación de las empresas se ve reflejada en la
bolsa, a la luz de analistas y periodistas.
Por otro lado, los que compran acciones de una sociedad esperan que, a través de
una buena gestión, sus acciones se vean revalorizadas y obtener unos buenos
dividendos. Además, el funcionamiento de la Bolsa permite que estos activos sean
de una máxima liquidez, es decir, que pueden ser vendidos en cualquier día
laborable convirtiendo, de forma inmediata, sus acciones en dinero o viceversa.
Por último, están los mediadores, que son un conjunto de instituciones
especializadas en la mediación entre los demandantes y oferentes de capital,
conectando los intereses de unos y otros.
b. ¿Cómo funciona la Bolsa?
Recordando lo comentado en el primer tema de nuestro manual, la Bolsa es un
mercado organizado en el que se producen diversas operaciones de compra y
venta de valores. Todos pueden comprar y vender en igualdad de oportunidades
con unos precios conocidos y en tiempo real, lo que la convierte en un mercado
muy transparente y fácil para negociar.
En definitiva, podemos decir que la Bolsa es un mercado que se rige por las leyes
de la oferta y la demanda. Pero, ¿qué factores influyen en la cotización de los
diferentes valores? ¿En qué medida?
Las que a continuación vamos a comentar son algunas de las variables que, según
un gran número de economistas, tienen una mayor repercusión sobre las
cotizaciones.
a) Flujos de liquidez
b) Expectativas y coyuntura económica
c) Tipos de interés
d) Beneficios empresariales
e) Correlación entre mercados mundiales
a) EL FLUJOS DE LIQUIDEZ
Son unos flujos que vienen determinados por los movimientos de compra/venta
de los accionistas o partícipes, la entrada de nuevas empresas en el mercado
bursátil, la oferta de acciones por parte de los accionistas de control
(principalmente los gobiernos), y la retirada del mercado de otros. En resumen,
los cambios producidos en la composición de las carteras de los accionistas
principales (decisiones de inversión y desinversión).
29
Para entender estos flujos es fundamental conocer a los participantes del
mercado, así como las razones que determinan sus decisiones de inversión.
En el caso Venezolano, éstos son los 7 actores principales de la Bolsa:

Inversión extranjera

Familias españolas

Bancos y Cajas

Sector Público

Empresas no Financieras

Fondos de Inversión

Compañías de Seguros
b) EXPECTATIVAS Y COYUNTURA ECONÓMICA
La decisión de inversión requiere un proceso de formación de expectativas sobre
los riesgos y rentabilidades asociados a la disposición de un capital. De hecho, la
rentabilidad esperada será el sustento de nuestra decisión.
El proceso de formación de expectativas es sencillo. Con toda la información
disponible en el mercado, los participantes realizan sus propias estimaciones de lo
que va a suceder en el futuro. Los precios de los activos simplemente se adaptarán
a lo que opinen los partícipes del mercado.
La estabilidad económica y política de un país también constituye un factor
decisivo en la cotización de los activos.
Los expertos en temas bursátiles no se ponen de acuerdo en la importancia que
tiene la situación económica del país en los movimientos bursátiles. Aunque
coinciden en afirmar que es un factor importante, algunos piensan que existen
otros factores más determinantes. Ponen como ejemplo el crash de 1987. La
economía estadounidense en ese año no era, ni mucho menos, para echarse a
llorar (salvo por el déficit presupuestario).
Aspectos políticos y sociales influyen también en el comportamiento de la Bolsa.
Por ejemplo, el Índice Dow Jones de la Bolsa americana ha tenido en los últimos
años una tendencia alcista, salpicada por una serie de mini crisis. Y éstas han
tenido lugar en momentos históricos muy importantes: la caída del Muro de Berlín,
la Guerra del Golfo Pérsico, la desintegración de la antigua URSS,..
c) LOS TIPOS DE INTERÉS
30
El precio del dinero juega un destacado papel a la hora de resolver el dilema
existente en toda decisión de inversión entre seguridad, rentabilidad y liquidez.
Todo parte de que, en principio, el inversor en mercados financieros debe tomar
una decisión entre dos alternativas: la renta fija y la renta variable. Por esto, la
Bolsa y los tipos de interés guardan una estrecha relación. La renta fija no tiene
riesgo, pero ofrece, en general, una menor rentabilidad; mientras, la Bolsa puede
ofrecer una rentabilidad más alta, aunque invertir en ella tiene un mayor riesgo.
Por tanto, la existencia de unos tipos de interés altos compiten con la inversión
bursátil, y la hacen menos atractiva. El dinero se trasvasará de esta forma desde
las acciones hacia activos de renta fija, y los precios de la Bolsa caerán.
Por el contrario, si los tipos de interés existentes ofrecen un rendimiento escaso, la
gente asumirá más riesgo para obtener una rentabilidad más atractiva. A su vez,
los tipos de interés bajos abaratan la financiación de las empresas y, por tanto,
reducen sus gastos financieros, lo que propicia unos mayores beneficios. Pues, los
tipos de interés bajos favorecen a la Bolsa, alentando a que el dinero entre y suban
las acciones.
c) BENEFICIOS EMPRESARIALES
Hasta ahora, los factores que hemos comentados son macroeconómicos, es decir,
se centran en la economía global, y no en las acciones particulares de cada
empresa. Todos esos factores afectarían de manera muy similar al valor de todas
las acciones. Pero como observamos a diario, todas las acciones no siguen el
mismo rumbo.
Es evidente que la valoración que hagamos de una empresa depende del volumen
de recursos que sea capaz de generar. Los resultados empresariales son
instrumentos básicos en la creación de valor del accionista y reflejan la capacidad
de la empresa para cumplir con el fin para el que fue creada.
Pero más importantes que los propios resultados son sus expectativas. El mercado
descuenta rápido la información pública y va evolucionando en función de las
expectativas. Por lo tanto, a la hora de determinar el comportamiento bursátil la
clave será tratar de adelantarse a la evolución de los resultados.
Para analizar los resultados empresariales, los agentes del mercado pueden
obtener información de las empresas a través de, por ejemplo, memorias,
documentos y entrevistas. Y los inversores pueden obtener información a través de
la prensa y de las sociedades y agencias de valores con las que tienen un contrato,
si es el caso. Pero existen mecanismos más seguros para que la información
llegue a todos los inversores.
Para el estudio de los beneficios, se suelen utilizar varios ratios o indicadores, de
los cuáles el más conocido es el PER (Price Earnings Ratio), que consiste en las
veces en las que el beneficio por acción está comprendido en el precio del título.
31
Es decir, en cuántos años se recupera la inversión que se ha realizado con las
ganancias que obtiene la empresa. El precio de la acción será más atractivo cuanto
menor sea el valor de este ratio. El PER de una empresa debe ser comparado con
otras del mismo sector, ya que cada grupo tiene diferentes características.
La valoración de los beneficios, pese a ser algo aparentemente tangible, acaba
reflejándose en el precio de las acciones.
d) CORRELACIÓN ENTRE MERCADOS MUNDIALES
¿Se mueven las distintas bolsas en paralelo o hay alguna que domina y marca las
pautas a las demás? ¿Siguen todas a Wall Street? ¿A quién siguen los mercados
españoles?
La correlación diaria entre las Bolsas ha ido aumentando en los últimos años,
debido fundamentalmente a las crisis bursátiles. Parece ser que los mercados han
captado el mensaje de que hay que fijarse en lo que pasa en el exterior.
Basándonos en unos estudios realizados por el profesor del IESE Eduardo
Martines-Abascal, podemos destacar los siguientes aspectos:
-
La correlación ha aumentado con el paso de los años, especialmente en el
caso de las Bolsa Europeas. Antes del crash de Octubre de 1987, la
correlación entre las Bolsas era casi inexistente, salvo en mercados muy
desarrollados.
-
Las diferentes crisis bursátiles han contribuido enormemente a que los
mercados vayan al unísono, aumentando, por tanto, su correlación.
-
Las Bolsas Europeas son las que mayor correlación presentan entre sí, y no
tanto con USA y Japón. La proximidad del Euro hace que los mercados
bursátiles europeos tiendan a converger y se muevan muy al unísono.
-
La inversión en Bolsas de nuestro entorno no aportará mucha diversificación a
nuestra cartera de valores, al estar tan correlacionadas las Bolsas. Para tal
objetivo habrá que acudir, por tanto, a mercados que tengan poca correlación
con los europeos, como los asiáticos o los sudamericanos.
En resumen, vemos como el proceso de globalización de la economía mundial ha
dejado sentir sus efectos en los mercados bursátiles, y ya no deberemos fijarnos
exclusivamente en lo que ocurre en nuestro país, sino que deberemos estar muy
atentos a la evolución de otros mercados.
e) ¿Cuál es la rentabilidad de invertir en Bolsa?
Hasta ahora hemos hablado de qué es la Bolsa y cuál es su funcionamiento, pero
alguien puede pensar qué tendría de beneficio invertir su dinero en Bolsa. La
respuesta es los beneficios derivados de su inversión menos los gastos
32
necesarios para la inversión. En este apartado nombraremos las diferentes
rentabilidades existentes. En la siguiente pregunta, trataremos de los costes y
riesgos derivados de la inversión.
La rentabilidad en Bolsa proviene de tres elementos diferentes: La Plusvalía, El
Dividendo. El Derecho a la suscripción preferente.
a) LA PLUSVALÍA
Cuando una persona invierte en Bolsa busca que, a la hora de vender las
acciones, el precio sea superior al que pagó cuando las compró. Es decir, los
ahorradores van a Bolsa buscando la plusvalía. Por ello, es fundamental elegir
el momento en el que hay que invertir. Hay que comprar barato y vender caro.
Es otras palabras, es recomendable comprar en períodos de corrección (caída)
y vender en rachas alcistas.
b) EL DIVIDENDO
Es la cantidad de dinero que al distribuir los beneficios de la empresa
corresponde a cada acción. No todo el beneficio se lo entregan los gestores de
la empresa a los accionistas, porque una parte se queda en la propia compañía
para sus proyectos en el concepto de reservas.
El inversor que acude a la Bolsa no suele invertir pensando en el dividendo,
pero es un complemento muy apetecible, además de totalmente previsible en
algunas sociedades, como ocurre en las eléctricas, autopistas o bancos. Estas
compañías-conocidas como tarifarias- tienen múltiples posibilidades de hacer
negocio, lo que les lleva a obtener unos beneficios muy constantes que dan
como resultado unos dividendos que se repiten o crecen año tras año. En las
acciones de estos grupos se alcanzan rentabilidades por dividendo que pueden
rondar entre el 4 o el 5% por acción.
La importancia de los dividendos va en consonancia con las rentabilidades
obtenidas a través de la plusvalía. Cuando las rentabilidades en el mercado
son muy altas (cada vez menos) la importancia de los dividendos para los
inversores es menor. Pero al bajar las plusvalías, la importancia de los
dividendos crece enormemente.
Además del atractivo de la liquidez, los dividendos tienen otra ventaja adicional:
su mejor trato fiscal frente a otros rendimientos que se pueden obtener en el
plazo de un año. Para más información respecto a esta cuestión, consultar la
siguiente pregunta de nuestro manual.
c) EL DERECHO DE SUSCRIPCIÓN PREFERENTE
La Bolsa permite a las compañías que en ella cotizan ampliar su capital a través de
la emisión de nuevas acciones. Cuando esto sucede, quienes ya son socios tienen
prioridad a la hora de adquirir los nuevos títulos, frente a futuros inversores. De
33
este modo, el accionista que ha utilizado su derecho puede vender las nuevas
acciones en el mercado y beneficiarse, así, de la venta de esos títulos.
Cuando un accionista hace uso de su preferencia de suscripción, debe pagar los
derechos, el valor nominal de la acción nueva y, a veces, una prima de emisión.
Sin embargo, en ocasiones la ampliación se realiza de forma liberada. En estos
casos es la misma compañía quien abona el valor nominal, por lo que el inversor
no desembolsa ninguna cantidad y además obtiene títulos nuevos que podrá
vender cuando guste.
Los Costes y riesgos
En la pregunta anterior hemos apreciado los ingresos y beneficios que puede
conllevar la inversión en Bolsa. Pero existen costes y riesgos asociados a la
inversión. El más notable de todos es la pérdida de valor de nuestras acciones, lo
que provocaría un decremento de nuestro patrimonio (aunque podemos paliar en
cierto modo estas pérdidas mediante la compensación con otras ganancias a
efectos fiscales). Además, cada inversor debe afrontar dos tipos de gastos
asociados a la inversión, que examinaremos más abajo: los gastos de
intermediación y los costes fiscales. Por otro lado, no debemos olvidar que en el
mercado de valores se negocia y "fabrica" dinero, un bien muy apetecible que
puede llevar a transgredir la normativa vigente. Estudiaremos la Institución que en
España se encarga de, entre otras cuestiones, defender los derechos de los
inversores: la Comisión Nacional del Mercado de Valores.
1) LOS COSTES DE INTERMEDIACIÓN
El acceso a los mercados bursátiles, o lo que es lo mismo, la compra pura y
dura de acciones en la Bolsa, española o extranjera, es relativamente asequible
a cualquier bolsillo. Sin embargo, aquellos inversores que acaban de hacer sus
primeros pinitos en la adquisición de valores, no están acostumbrados a
observar y comparar los precios que cobran los intermediarios financieros por
cada una de las compras y ventas que realizamos en los parqués.
Los agentes que tradicionalmente intermedian en las Bolsas, bien sean
nacionales o bien en el resto de bolsas del mundo, son las entidades bancarias,
las Sociedades de Valores y Bolsa y las Agencias de Valores. La diferencia
entre las Sociedades de Valores y las Agencias se basa, además de que en
estas últimas se requiere un mayor capital social, en que las primeras pueden
tomar posiciones por cuenta propia, en contra de lo que se les permite a las
Agencias.
Cómo decíamos, aparte de los gastos de intermediación, el inversor debe hacer
frente a una serie de cánones, que son de tres tipos: de contratación, de gestión
y de liquidación. Los dos primeros los cobra la Sociedad Rectora de Bolsas y el
tercero, el Servicio de Liquidación y Compensación de Valores (SLCV). Estos
cánones se fijan según unas tablas en función del volumen de la operación, de
34
forma que, a mayor cantidad, menor canon porcentual se cobra. Además, la
sociedad en la que tenemos depositadas nuestras acciones, sea del tipo que
sea, cobra por la custodia y por el depósito.
Estos cánones no dependen del intermediario que seleccionemos para nuestra
inversión, pero los gastos de intermediación, como decíamos al principio de este
apartado, pueden variar considerablemente de un intermediario a otro. Por
tanto, ¿a quién debemos elegir? ¿A un banco? ¿A una Sociedad de Valores?
¿A una Agencia de Valores?
Hasta hace poco tiempo, los bancos únicamente podían ejercitar operaciones
mediante una Sociedad o Agencia de Valores. De hecho, un buen número de
entidades bancarias siguen operando de esta manera, por lo que el inversor
deberá, en este caso, pagar por la "doble" intermediación: Banco y Sociedad o
Agencia de Valores.
La primera comisión que paga el cliente es de un 0,25% del importe que se
invierte. Junto a esta comisión, el banco añade además la comisión de la oficina
bancaria concreta desde donde realiza la operación. Este segundo arancel
oscila entre el 0,25 y el 0,75% de la inversión, dependiendo de la entidad. La
suma total del coste es, en definitiva, en torno al 0,7%. Por último, el inversor
deberá pagar los cánones anteriormente citados
Por el contrario, las Sociedades y Agencias de valores cuentan con una ventaja
respecto a las entidades bancarias, ya que, por ser propiamente intermediarios
directos, no cuentan con comisiones de una oficina concreta. De este modo, el
coste de la operación en su conjunto se encuentra en torno al 0,3% del efectivo
de la inversión, con cánones incluidos, menos de la mitad que un banco.
Observando esta desventaja, las entidades bancarias comenzaron a desarrollar
los servicios on line de Bolsa, en los cuales las comisiones son más baratas.
Estos servicios han sido emulados por muchas Sociedades y Agencias de
Valores.
Para finalizar el asunto de los costes de intermediación, te presentamos en el
siguiente cuadro cuáles son las ventajas e inconvenientes que presenta la
inversión a través de una entidad bancaria:
VENTAJAS
INCONVENIENTES
GARANTÍA. Aunque es absurdo
pensar que una entidad bancaria
tiene mayores garantías que una
Sociedad de Valores, a ciertos
clientes les ofrece más seguridad
AGILIDAD. La compra y venta de
acciones,
con
muy
contadas
excepciones, resulta más ágil a través
de una Sociedad de Valores que de una
entidad bancaria.
35
LIQUIDACIÓN DE VALORES. La
gran ventaja de operar con una
entidad bancaria es que la
liquidación de compras o ventas es
inmediata en la cuenta.
RED DE OFICINAS. Un banco tiene
más número de oficinas que una
Sociedad de Valores, por lo que hay
más puntos a través de los que
poder operar.
ESPECIALIZACIÓN. La información que
facilita una sociedad respecto al
mercado suele ser mucho más completa
y más especializada.
COSTE. El coste de cada operación de
compra o venta de acciones puede
resultar menos de la mitad a través de
una sociedad que con un banco.
2) COSTES FISCALES
El inversor debe conocer cuanto debe pagar a Hacienda por sus
rendimientos en Bolsa. Pero aquí no pretendemos darles un curso de
fiscalidad en este apartado, sino mostrarle los conceptos principales por los
que debe abonar su dinero a Hacienda. Las cantidades a pagar dependen
de muchos factores (tiempo de la inversión, otras rentabilidades obtenidas,..)
que para cada inversor son diferentes.
Un primer concepto a pagar será cuando el inversor obtenga plusvalías, es
decir, cuando venda sus acciones a un precio de venta mayor que el precio
de adquisición. En este caso, el inversor deberá pagar en la declaración de
la renta del año en que tiene lugar la operación por su incremento de
patrimonio.
En caso de que cómo consecuencia de la venta de acciones florezca una
minusvalía (el precio de venta de las acciones sea menor que el que tenía
cuando las adquirió) el inversor deberá estar muy atento, porque
probablemente podrá compensar estas pérdidas con otras ganancias
obtenidas en el ejercicio o en otros posteriores, haciendo que la plusvalía
sea menor y que tenga que pagar menos impuestos.
Otras rentabilidades de la inversión son los dividendos, pagos que las
empresas pueden realizar anualmente a sus accionistas como reparto de los
beneficios obtenidos en el ejercicio. Fiscalmente constituyen rendimientos
del capital mobiliario y, como tales, deben integrarse en la base imponible
del perceptor. Están sujetos a una retención del 25%. El accionista recibe el
dividendo con esa retención, es decir, la cifra neta.
Otro concepto a tener en cuenta son los derechos preferentes de suscripción
de las acciones cotizadas en Bolsa. Éstos surgen cuando se produce una
ampliación de capital, con el objetivo de que los antiguos accionistas puedan
mantener su porcentaje de participación. Se les otorga el derecho a comprar
una parte proporcional de las nuevas acciones emitidas por la Sociedad.
36
Pero estos derechos pueden venderse, y su valor viene dado por la
diferencia entre la cotización de las acciones antes de la ampliación y el
precio de suscripción de las nuevas acciones. Fiscalmente, el vendedor de
los derechos no tiene que tributar por el importe percibido hasta que no
venda las acciones. Cuando las venda, el importe de la venta de los
derechos se descontará del valor de adquisición de las acciones de que
procedan. Por otro lado, si el importe obtenido es superior al valor de
adquisición de las acciones de las que procedan, la diferencia sería un
incremento de patrimonio para el vendedor.
Otro asunto por el que el inversor deberá tributar es cuando recibe acciones
liberadas. La recepción de acciones liberadas no produce ninguna obligación
a efectos fiscales. No obstante, la transmisión de dichas acciones convierten
al accionista objeto de la recepción de las mismas en sujeto pasivo, teniendo
dicha operación repercusión en el IRPF del individuo.
Para explicar que son las acciones liberadas, diremos los dos tipos que
existen, cada uno con unas consecuencias fiscales diferentes. Aquí
tendremos que diferenciar entre acciones parcialmente liberadas y acciones
totalmente liberadas. Éstas últimas son aquellas que se entregan al
accionista sin contraprestación alguna por parte de éste; las primeras son
aquéllas que se entregan al inversor y cuyo importe es inferior al nominal de
la acción.
En el caso de las acciones parcialmente liberadas, se considerará como
valor de adquisición para el cálculo de la base imponible el importe
realmente satisfecho por el sujeto pasivo.
En las acciones totalmente liberadas, el valor de adquisición será el importe
que resulte de repartir el coste total de las acciones liberadas (en este caso
el coste es igual a 0) y las acciones antiguas entre el número de acciones.
También le convendrá tener en cuenta lo que debe hacer si ha recibido
bonus de fidelidad. Son esas acciones que recibe gratis por mantener los
títulos que ha comprado en una OPV. Hacienda entiende que esas acciones
son incremento de patrimonio, por lo que se debe pagar al fisco. Para
valorarlas se tiene en cuenta el precio de las acciones en Bolsa el día de la
entrega. Lo habitual es que ese regalo al accionista fiel se produzca
transcurrido más de un año desde la OPV y menos de dos años, por lo que
el bonus tributa al tipo medio.
Además de los conceptos vistos hasta ahora, debemos recordar por último
que la tenencia de acciones está sujeta al Impuesto sobre el Patrimonio y
para calcular el valor de una cartera de acciones se tiene en cuenta el precio
medio del último trimestre del año.
37
3) LA COMISIÓN NACIONAL DEL MERCADO DE VALORES
Muchas veces hemos escuchado las quejas y reclamaciones de inversores
de la Bolsa, molestos por algún engaño o trampa de su banco, sociedad o
agencia de valores. Pero, en muchos casos, el usuario se encuentra falto de
información acerca de cuál es el camino por el que un inversor debe ponerse
en contacto con alguien para que defienda sus intereses.
El primer paso, sin duda, ante cualquier situación irregular que pueda
producirse por parte de una entidad relacionada con los mercados
financieros, es acudir al Defensor del Inversor, figura jurídica que se encarga
de asesorar y tratar de dilucidar si una actuación es correcta o no.
Pero para el seguimiento de las posibles actuaciones anormales que se
producen en la operativa de la Bolsa española, existe una figura que para
las entidades participantes impone todo su respeto. Esta organización es la
Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV). La Comisión tiene,
entre otras, las responsabilidades de proteger al inversor mediante la lucha
contra aquellas entidades que no están registradas, de garantizar el buen
asesoramiento de los intermediarios financieros, de mejorar las redes de
representación de las entidades, de evitar las prácticas desleales, y de
establecer un sistema de comisiones más flexible.Todas estas premisas
garantizan al inversor que existe un vigilante para que las cosas se hagan
correctamente.
La principal preocupación de la CNMV en los últimos años ha sido atajar la
proliferación de chiringuitos financieros, que son organismos que ofrecen
servicios financieros sin estar registrados en la CNMV y, por tanto, sin su
control. Muchos de estas sociedades, con el atractivo de ofrecer altas
rentabilidades, consiguen enormes cantidades de dinero, garantizando a sus
clientes la rentabilidad acordada. Estas sociedades, a través de filiales u
otras empresas vinculadas a ella y situadas en paraísos fiscales, utiliza esos
títulos para endeudarse en los mercados internacionales. Cuando se plantea
una situación de falta de liquidez, se produce una suspensión de pagos en
cadena, en todos los asociados implicados en el entramado. Los acreedores
(inversores) entran en un proceso en el que es prácticamente imposible
recuperar su inversión, agravado además por la localización fuera de
España de las sociedades que intervienen en el proceso.
A pesar de las ventajas que ofrece la CNMV no debemos olvidar que
presenta el problema, en muchos casos, de la lentitud de los trámites en las
reclamaciones, acrecentado por la proliferación de reclamaciones que son
desestimadas, unas por la falta de conocimientos de muchos inversores a la
hora de operar en Bolsa, y otras por producirse de mala fe.
¿Dónde invertir?
38
Ya conocemos que es la Bolsa, cómo funciona, y los beneficios y costes que ocasiona
al inversor poner su dinero en ella. Pero, y aquí llega la pregunta del millón, ¿dónde
invertir?.
Lógicamente, no es lo mismo invertir en una sociedad que en otra. No pretendemos
decirte las acciones de qué compañía debes comprar, sino hacer una clasificación de
las opciones de inversión de acuerdo a tu nivel de riesgo. Dividiremos los valores
cotizables en 4 conjuntos: valores sólidos, conservadores, con riesgo y con
expectativas. Para finalizar este pregunta hablaremos un poco de que es el Análisis
Técnico. Valores Sólidos Valores Conservadores Valores con riesgo Valores con
expectativas Análisis Técnico

VALORES SÓLIDOS (BLUE CHIPS).
Si lo que buscas para tu inversión es solidez, los Blue Chips deben ser tu elección.
Son considerados las estrellas de la Bolsa, al conjugar confianza y liquidez con
potencial de revalorización. Su nombre deriva del juego del póquer -las fichas
azules son las de más valor- y constituyen el verdadero motor de la Bolsa.
Estos valores reúnen unas ventajas que las convierten en imprescindibles en una
cartera de valores (inversión en diferentes acciones de la Bolsa) que pretenda
conjugar la rentabilidad con la seguridad de la inversión. Éstas son algunas:

SOLIDEZ. Los blue chips son valores difícilmente manipulables dada su
alta ponderación-representación en el Ibez y capitalización bursátil(número
de acciones por su precio unitario.

LIQUIDEZ. Estos valores se pueden comprar y vender de forma inmediata,
es decir, podemos recuperar el dinero en el acto. Evitamos así quedarnos
colgados y no poder vender las acciones. Con otro tipo de acciones
podemos tener algún problema más.

INVERSORES INSTITUCIONALES. Las características anteriores hacen
de estos valores los más demandados por los grandes inversores,
nacionales y extranjeros.
Una serie de consejos prácticos para aquellos que deseen invertir en estos valores
son:

Los blue chips son valores muy sólidos, pero en absoluto significa que
sean ajenos a las convulsiones del mercado.

En momentos de crisis bursátiles, son los primeros en sufrir las
consecuencias. Esto es porque están presentes en las carteras de
inversores extranjeros, que suelen ser los primeros que abandonan el
barco cuando las cosas se ponen un poco feas.
39


Al tener muchas de estas empresas inversiones en países poco
desarrollados son muy vulnerables a las crisis financieras internacionales.

Esta de moda entre estos valores que prevalezca el aumento de valor en
Bolsa sobre el reparto de dividendos, lo que aleja a muchos inversores.
VALORES CONSERVADORES.
Estos valores conservadores son imprescindibles en una cartera diversificada.
Aúnan el rendimiento con la seguridad de la inversión y ofrecen una muy
interesante rentabilidad por dividendo. Todo ello, sumado a su revalorización
en Bolsa, convierte a estos títulos en una opción muy apetecible.
Su comportamiento en Bolsa suele caracterizarse por la discreción. Es una
inversión segura, pero no renta fija. No debemos olvidar esto. Los principales
aspectos a tener en cuenta de cara a invertir en estos valores son:
RENTABILIDAD POR DIVIDENDO. En los valores conservadores suelen darse
grandes rentabilidades por dividendo. Sólo por ese motivo puede ser
aconsejable invertir en estas acciones.
CARTERA REFUGIO. Los valores conservadores son menos vulnerables a las
crisis bursátiles. Se denominan "cartera refugio" porque es donde se protegen
los inversores, que acuden a la rentabilidad por dividendo en momentos de
caída de las bolsas.
TIPO DE INTERÉS. Estos títulos son muy sensibles a la evolución de los tipos
de interés. Las empresas necesitan importantes flujos de financiación para
desarrollar su actividad y cuánto más bajos estén los tipos, menor será su
carga financiera.

VALORES CON RIESGO
Una máxima en el mundo bursátil es que cuanto mayor sea el riesgo asumido en
nuestra inversión, mayores son las posibilidades de obtener una alta rentabilidad.
Pero la inversión directa en estos valores solo será aconsejable para aquellos
inversores amantes de las emociones fuertes.
No obstante, los valores de riesgo no deben faltar en una cartera bursátil ideal.
Pero debemos tener presente lo que estamos comprando: títulos pequeños,
pertenecientes a empresas de escasa solidez. Se conocen como chicharros,
aunque algunos prefieren denominarlos como valores de alto riesgo o small caps.
Sus características son:
ESCASA SOLIDEZ. Representan a empresas de escasa solidez y, por tanto, con
un elevado potencial de riesgo.
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VALORES ESTRECHOS. El free float (capital de la compañía que fluctúa en
Bolsa) es muy pequeño. Son valores muy poco líquidos: se mueven poco, por lo
que puedes quedar atrapado en la inversión.
MANIPULACIÓN. Estas dos características permiten manejar el valor con extrema
facilidad por parte de un broker o de la misma compañía. Son frecuentes grandes
variaciones al alza o a la baja en una misma sesión.
Por todos estos motivos, debemos tener mucho cuidado a la hora de invertir en
estos valores, y ser conscientes de los riesgos que asumimos. La inversión
conlleva riesgos, pero en ocasiones puede llevarnos a resultados interesantes.
Pero no olvides que el potencial de subida no es suficiente para justificar el riesgo.

VALORES CON EXPECTATIVAS
Hablar de expectativas es hablar de valores representativos de sectores con alto
potencial de crecimientos, cómo son las Telecomunicaciones, Internet, Telefonía
Movil,.. En España se están dando los primeros pasos, al existir un escaso número
de empresas de estos sectores. Todos recordamos el alboroto con la entrada de
Terra en Bolsa. En otros países, como en Estados Unidos, estas empresas tienen
tal importancia que incluso existen índices para medir su rentabilidad separándolas
del resto de compañías (es el caso de Estados Unidos, con el Standars & Poors).
Estas son sus principales características:
MÁS DURA SERÁ LA CAÍDA. A estos valores se les supone buenas expectativas
que pueden no cumplirse. En estos casos, los traspiés suelen más grandes.
CADA EMPRESA ES UN MUNDO. Es frecuente que un valor perteneciente a un
sector con un fuerte potencial de crecimiento vaya en contra de la tendencia. Las
buenas perspectivas de un mercado no tienen porque justificar una previsión de
resultados positivos.
CÍCLICOS. Un importante número de valores con expectativas pertenecen a
sectores cíclicos, y el ciclo puede variar a gran velocidad. Hay que estar muy
atentos.

ANÁLISIS TÉCNICO
Para finalizar con esta pregunta, hablaremos un poco del análisis técnico. Tiene
como objeto evaluar y prever el comportamiento futuro del mercado, o de un valor,
en función de su evolución, plasmada en un gráfico. Para ello se tiene en cuenta
un conjunto de teorías analíticas. Las herramientas más importantes son los
gráficos (charts) y los indicadores estadísticos.
Este tipo de análisis es la alternativa al denominado análisis fundamental, que
trata de predecir el comportamiento de un valor en Bolsa basándose en
magnitudes económicas y estudios de los ratios de la empresa en cuestión.
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Los chartistas (analistas técnicos) examinan el gráfico y trazan líneas de
tendencia para determinar su comportamiento futuro, según unas variables
(tiempo y precio, principalmente) y teorías. Aceptan el principio de que los precios
se mueven siguiendo determinadas tendencias.
Hablamos de este tipo de análisis porque muchos inversores suelen basarse en él
a la hora de elegir dónde invertir. De todas formas, no recomendamos que alguien
que no conozca este análisis profundamente decida invertir en Bolsa con su
ayuda. Pero, reiteramos, algunos expertos dicen que es la mejor forma de saber
dónde invertir.
Los conceptos básicos de este análisis son:
LÍNEA DE TENDENCIA. Dirección del mercado o del valor dibujada en el gráfico.
Puede ser alcista, bajista o lateral. Y se subdivide en principal, intermedia y de
corto plazo, según el período analizado.
SOPORTE. Nivel de precio por debajo del mercado dónde el interés de compra es
suficientemente fuerte como para superar la presión de venta. Si el gráfico del
valor presenta una tendencia alcista, cada soporte es más alto que el anterior.
RESISTENCIA. Es, al contrario, el nivel de precio donde la presión de venta
supera la de compra. En este caso, cada máximo será más alto que su
predecesor.
Unas últimas advertencias respecto a este análisis. En el análisis técnico, el
gráfico es tan importante como el volumen de negocio del valor. Si no se mueve
dinero en torno al valor, las posibilidades de que el análisis fracase son muy
elevadas. Además, los gráficos no están en posesión de la verdad absoluta. En
torno al valor influyen otros factores que pueden alterar la previsión de su
comportamiento. Por este motivo, esta herramienta tiene mayores garantías
cuando se utiliza para invertir a corto plazo. A menudo, la previsión queda
anticuada y, por tanto, la inversión fallida.

FORMAS DE INVERTIR EN BOLSA
Una vez que hemos seleccionado los valores dónde deseamos invertir, tenemos
que elegir la forma a través de la cuál vamos a hacer efectiva nuestra adquisición.
Veremos en primer lugar la forma habitual de hacerlo, a través de diferentes
intermediarios. Luego, hablaremos de otras formas de inversión en Bolsa que
están creciendo y que pueden ser muy común en el futuro: a través de Internet y
Televisión. Hablaremos también de las ventajas e inconvenientes de invertir en
valores bursátiles a través de fondos de inversión. Por último, veremos los tipos
de órdenes de compra y venta más comunes. A través de intermediarios; A través
de Internet/Televisión; A través de Fondos de Inversión; Las órdenes
A TRAVÉS DE INTERMEDIARIOS
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Esta es, como decíamos, la forma más común de inversión. Como ya hablamos
de quienes eran los intermediarios y los tipos que habían cuando hablábamos de
los gastos de intermediación, en esta pregunta sólo nos dedicaremos a dar una
serie de consejos.
En primer lugar, tenemos que elegir quién va a ser nuestro intermediario. Después
de decidir si va a ser una entidad bancaria o una sociedad o agencia de valores,
debemos elegir la entidad concreta que nos asesorará. Recordemos que debemos
tener especial cuidado a la hora de tratar con una sociedad o agencia de valores,
ya que existen muchas entidades que se presentan como tal, sin estar
debidamente registradas en la CNMV. Para asegurarnos, sólo debemos contactar
con ésta.
Una vez firmado el contrato con la sociedad intermediaria, debemos asegurarnos
que nos ofrecen lo pactado. Una serie de consejos para tratar con el intermediario
son los siguientes:

Vigilar el cobro de comisiones y sus cambios.

Exigir información puntual sobre variaciones en las inversiones.

Recibir los informes generales de opinión sobre los distintos intereses.

Exigir una valoración mensual o trimestral del estado de la cartera.

Conocer los efectos fiscales de cada una de las inversiones.

Exigir comisiones mínimas en la compra de activos financieros.
En resumen, debemos exigir al intermediario que cumpla todas las estipulaciones
del contrato y que nos mantenga al día de la evolución de nuestras inversiones.
De igual forma, debemos comprobar que nuestras órdenes, de las que
hablaremos más tarde, se cumplan fielmente.
A TRAVÉS DE INTERNET/TELEVISIÓN
El inversor dispone en Internet de una nueva herramienta para comprar y vender
en Bolsa. No obstante, algunos inversores confunden en qué consiste esta forma
de inversión. En realidad, el inversor no introduce directamente las órdenes en el
mercado continuo de la Bolsa. Internet sustituye al teléfono si se quiere comprar o
vender, pero al final es el intermediario el que aprieta el botón para introducir esa
orden en el mercado. Pero este hecho no significa un retraso muy significativo en
la introducción de nuestras órdenes, ya que el tiempo que media entre que el
cliente da su orden desde el ordenador hasta que la ve en el mercado no supera
los tres segundos, aunque no opere directamente.
Pero vayamos por parte. ¿Qué debe hacer un inversor particular para comprar o
vender acciones a través de la Red? Lo primero que debe hacer, si le interesa la
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opción, es abrir una cuenta en la sociedad o agencia de valores que ofrezca este
servicio. Luego ha de rellenar el correspondiente formulario que está disponible en
la página web. Al cabo de pocos días la entidad le remitirá el contrato a su
domicilio. El coste mínimo de este contrato incluye acceso a información de
empresas, noticias y comentarios diarios. A partir de ese momento, puede sentirse
como un auténtico broker ante su ordenador, con la limitación casi imperceptible
del tiempo de espera entre que ejecuta la orden y la recibe el mercado. Incluso en
algunos países las operaciones las ejecutan directamente los inversores
particulares.
Indudablemente, invertir en Bolsa a través de Internet presenta una serie de
ventajas para los inversores. Una primera ventaja es la rapidez. Es evidente que
no es lo mismo llamar por teléfono que introducir una orden de compra o venta a
través de la red casi al instante. Asimismo, en la transmisión de un correo
electrónico queda constancia, al igual que la confirmación de un fax, de haber
llegado a la entidad donde se envía. Otra enorme ventaja que presenta es la
comodidad de invertir desde el propio ordenador de tu casa.
Pero no todo iban a ser facilidades. Para muchos, la inversión a través de Internet
presenta todavía grandes inconvenientes. Un primer elemento negativo es la poca
seguridad que según algunos ofrece esta forma de invertir. No obstante no debe
presentar muchos problemas en nuestra opinión, ya que el envío de un correo
electrónico no requiere la entrega de claves o códigos. En otras ocasiones, la
saturación o los fallos de nuestro servidor puede causar retrasos en el envío de
órdenes, lo que puede afectar al precio.
Otra posibilidad para invertir en bolsa que está apareciendo en los últimos tiempos
es a través de la pequeña pantalla. La televisión interactiva permite comprar y
vender acciones de una forma cómoda y fácil.
El televisor es un medio mucho más fácil de manejar para el inversor inexperto
que el ordenador. No tiene tantas opciones, lo que confunde menos al
consumidor. Además, el acceso en casi instantáneo, aunque se necesita una
llamada telefónica para conectarse con el intermediario financiero. Una vez
efectuada la orden, la orden puede tardar en ejecutarse unos 15 segundos.
Normalmente, el telespectador puede comprobar si la operación se ha realizado
consultándolo en alguna de las opciones que ofrecen los canales de televisión.
Otro aspecto importante es que el riesgo asumido no es mayor que el que
sufrimos al invertir a través de Internet. Todo el sistema está cifrado. Al
telespectador-inversor se le asignan distintos códigos y claves, con sus
correspondientes procesos de encriptación, que identifican a cada inversor y su
cuenta de valores.
A TRAVÉS DE FONDOS DE INVERSIÓN
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Los Fondos de Inversión son instituciones de inversión colectiva cuyo objeto es
agrupar el ahorro de los inversores particulares, con la única idea de constituir una
sola cartera de valores lo suficientemente grande para que pueda ser gestionada
por profesionales, proporcionar liquidez a los partícipes que en ella intervengan y
comprar y vender activos en distintos mercados financieros mundiales, con la
ventaja de poder realizar esas operaciones con unos costes que no serían
alcanzables para un inversor particular.
Existen multitud de tipos de fondos de inversión, pero no es nuestro objetivo
explicar en qué consisten cada uno de ellos. Solo nos interesa comentar que
podemos invertir en diferentes valores o acciones a través de fondos de inversión
mobiliarios.
¿Qué ventajas tendría esto para el inversor? En primer lugar, los fondos son
medios de inversión en donde los partícipes pueden diversificar al máximo sus
ahorros, participando en muchas compañías. La finalidad es en la mayoría de los
casos controlar el riesgo de nuestra inversión. También estos productos suelen
contar con condiciones fiscales inmejorables, lo que aumenta su atractivo de cara
a los clientes. Otra ventaja que podemos comentar es que los fondos tienen
absoluta liquidez, de manera que el partícipe puede invertir en estos productos
prácticamente igual que en una cuenta corriente. Por último, el inversor deja su
inversión en manos de profesionales cuyo prestigio depende de la rentabilidad
que otorguen sus operaciones a los partícipes.
En todo caso, estas inversiones restan independencia a la hora de tomar
decisiones. Además, debemos recordar que los gestores de los fondos cargan a
los inversores con una serie de comisiones de suscripción, reembolso y gestión.
Hemos repasado las tres principales formas de inversión el Bolsa. Existen algunas
otras, diferentes o relacionadas con las analizadas, como los clubes de inversión o
las opciones sobre acciones, pero su estudio sobrepasa el objetivo de nuestro
trabajo.
LAS ÓRDENES
Podemos contratar a una sociedad o agencia de valores para que gestione
nuestra cartera, pero aún así la última palabra sobre las operaciones la tienen los
inversores. ellos pueden dejarlo todo en manos de sus asesores, o bien decidir
cuándo comprar, a partir de que precio vender, etc. En definitiva, ellos son los
encargados de dar las órdenes de compra o venta al intermediario. El dinero es
del inversor y éste decidirá finalmente el destino de sus operaciones. Para ello
debe dar las oportunas instrucciones u órdenes a sus intermediarios.
El inversor puede introducir los siguientes tipos de órdenes:

LIMITADA. Se formula a un precio máximo para la compra y mínimo para la
venta. La orden se ejecutará inmediatamente si hay contrapartida en el
mercado a ese precio o mejor.
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
POR LO MEJOR. Asume el mejor precio que asuma el mercado en el
momento de su edición.

MANTENIDA. Es aquella que no sólo se ejecuta en el día de su introducción.

ON STOP. Es aquella que condiciona su entrada al sistema a que se ejecute
su operación al precio propuesto por la misma, o por encima de un
determinado nivel si es de compra, o por debajo de un determinado nivel si es
de venta.

TODO O NADA. La orden se ejecuta si en el momento de introducirse hay
contrapartida para la totalidad de su importe.

EJECUCIÓN MÍNIMA. La orden lleva implícita la condición de que al menos se
negocie el volumen mínimo indicado al introducir la orden.

EJECUTAR O ANULAR. La orden se ejecuta por la cantidad que exista como
contrapartida en el momento de la introducción, rechazando el resto.

CON VOLUMEN OCULTO. Es aquella que muestra al sistema sólo una parte
de su volumen a negociar.
Ya conocemos los tipos de órdenes que existen. Pero, ¿cómo debemos dárselas
a nuestros intermediarios?
En primer lugar, siempre debe quedar constancia, por lo que aconsejamos
hacerlas por escrito. Aunque inicialmente indique telefónicamente la operación de
compra o venta, no debe olvidar dejar constancia de ella por escrito, bien sea a
través de fax, bien acercándose a la oficina del corredor de Bolsa o a la sucursal
de su banco o caja de ahorros. De esta forma, ante cualquier queja, usted tendrá
una prueba del mandato exacto.
Las agencias de valores graban todas las conversaciones mantenidas con sus
operadores. Ante cualquier discrepancia, usted podrá solicitar escuchar dicha
grabación. Lo mismo sucede si lo ha hecho mediante el servicio telefónico de
alguna entidad financiera.
En la orden, sea del tipo que sea, que usted le entrega a su intermediario deberá
figurar lo siguiente:

Tipo de operación (compra o venta) y de orden.

Fecha: habitualmente, si es a través de un banco o caja de ahorros, se
realizará el día en que se curse, aunque usted puede indicar que se efectúe
otro día.

Número de títulos.
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
Datos variables en función de la orden. Por ejemplo, el valor nominal a que
quiere comprar o vender, o el plazo de validez, indicando hasta que fecha
desea que la orden se lleve a cabo.

Otros datos. Nombre y apellidos, datos de la cuenta corriente donde cargarán
o abonarán la operación y su firma.

No olvide pedir algo que le será imprescindible si desea reclamar: el
resguardo.
EL SEGUIMIENTO DE LA INVERSIÓN
Ya lo hemos hecho. Tenemos acciones en la Bolsa. Pero ahí no acaba nuestra
labor. Ser accionista entraña una serie de derechos y obligaciones que debemos
conocer. Además, debemos seguir la evolución de nuestras inversiones para
saber si nos conviene venderlas en algún momento concreto o si debemos invertir
en otras sociedades. O, por lo menos, para observar la marcha de nuestra
inversión.
Al invertir dinero en una compañía, el accionista es recompensado con algunos
derechos. Algunos de ellos son: el cobro del dividendo (si la empresa los reparte),
el derecho de suscripción preferente en el caso de ampliación de capital y el
derecho a voto en las juntas generales de accionistas. esto último implica valorar
la gestión que está haciendo el Consejo de Administración y oponerse o apoyar
los acuerdos que se decidan en la Junta.
Pero existe un derecho más que, por su especial relevancia, merece una especial
atención: el derecho a la información.
Las compañías que cotizan están obligadas a remitir a las autoridades bursátiles
(las sociedades rectoras de las Bolsas y la CNMV) información trimestral sobre la
marcha de su negocio. Además, tienen que avisar de aquellas iniciativas que
vayan a tomar a corto plazo y que puedan influir en la cotización de los títulos.
Esta documentación es de acceso público y resulta de gran importancia para
conocer el futuro de nuestros ahorros.
Pero esta información no es, en muchos casos, lo relevante que debiera ser para
conocer la marcha de nuestra inversión. En el caso de invertir en Bolsa a través
de una sociedad o agencia de valores, la mayoría de éstas proporcionan
información periódica a sus clientes sobre la marcha de sus carteras, así como
otras informaciones relevantes para maximizar el rendimiento de la inversión.
Pero si no tenemos esta información o consideramos que no es suficiente para
seguir la evolución de nuestra inversión, podemos buscar información por nuestra
cuenta. Sobre todo, analizando la información que nos proporcionan diversos
medios de comunicación, entre los que destacaríamos la prensa e Internet.
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En cuanto a la prensa, decir ante todo que no existe unanimidad en cuanto a la
información que nos proporcionan ni en cuanto a la forma de calcular algunas
variables. Aquí te expondremos algunos detallas respecto a la información
aparecida con relación al mercado continuo, aunque deberías estar atento a
cualquier noticia macroeconómica o relativa a la empresa done hayas invertido.
En primer lugar, decir que casi todos los periódicos recogen cierta información
bursátil. Si nos basta con seguir la evolución del valor de nuestras acciones nos
sobrará con la información aparecida en algún periódico general. Si queremos
saber un poco más, tendremos que echar un vistazo a los periódicos
especializados en economía.
Aquí te damos una serie de conceptos que son los más repetidos a la hora de
aparecer en prensa.
NOMINAL.
Es el valor de las acciones que resulta de dividir el capital social de la compañía
entre el número de acciones que ha emitido.
NÚMERO DE ACCIONES (O DE TÍTULOS).
Es la cantidad de acciones que conforman el capital social de la sociedad. Pueden
estar o no todas en circulación, es decir, disponibles a la copra o a la venta.
DIVIDENDOS.
Son los pagos que anualmente realizan los gestores de muchas entidades a los
accionistas con cargo a los beneficios de la empresa. Pueden ser
complementarios de un pago ya realizado con anterioridad (Co), o "a cuenta" (Ac),
que suponen un adelanto del pago a los accionistas, aunque el ejercicio no haya
terminado. Existen otros tipos de dividendos, como los extraordinarios (Ex) y
aquellos con cargo a reservas (Cr).
RENTABILIDAD POR DIVIDENDO.
Es la ganancia que obtiene el inversor por el cobro del dividendo con relación al
precio de mercado de la acción. Varía diariamente porque el precio de la acción
también lo hace.
RENTABILIDAD POR PLUSVALÍA.
Es la ganancia que acumula la acción a lo largo del año por la diferencia entre el
precio de cierre del anterior ejercicio y el día que se trate.
ÚLTIMA AMPLIACIÓN.
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En este apartado aparece la última ampliación de capital realizada en la sociedad
y que supone una captación de recursos, es decir, de financiación. También se
recoge las condiciones de la misma.
CIERRE.
Corresponde al precio de cierre de la acción en un día determinado. Se puede
expresar también la diferencia (positiva o negativa) en pesetas respecto al día
anterior, así como la diferencia en porcentaje que es, realmente, la que interesa.
También suele aparecer el precio de cierre de la sesión del día anterior.
Comparando estos dos valores aparece la evolución diaria del valor, que es lo
mínimo que aparece en cualquier periódico.
EVOLUCIÓN ANUAL.
Recoge el precio más alto y el más bajo que ha alcanzado esa acción en lo que
llevamos de ejercicio.
MÁXIMO/MÍNIMO Y VOLUMEN.
Bajo estos tres conceptos se resume lo ocurrido durante una sesión en Bolsa. El
precio máximo que se ha obtenido en ese día, el mínimo y el número de títulos
que se han cruzado (comprado y vendido). Es útil para conocer a qué precio se ha
comprado o vendido ese día en Bolsa, que no tiene por qué coincidir con el precio
de cierre.
RATIOS.
Es muy normal que aparezcan una serie de ratios (comparaciones entre dos
variables, normalmente como la división de uno entre otro). Estos son algunos
ejemplos: BPA (Beneficio por acción);Pay-Out: porcentaje del beneficio neto
dedicado al pago de dividendos. PER (Es el precio de la acción en relación con
los beneficios de la compañía).
PRECIO OBJETIVO.
En función de la marcha de cada compañía cotizada, y las perspectivas de
crecimiento de ventas y beneficios, los analistas suelen marcar un precio objetivo.
Es decir, dan su opinión sobre el precio justo de las acciones.
POTENCIAL DE REVALORIZACIÓN.
Es el resultado de comparar la cotización actual del valor con el precio objetivo
marcado por los analistas, normalmente en porcentajes. En otras palabras, es el
potencial de revalorización de la inversión.
RECOMENDACIÓN.
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Muchas veces los analistas de los diferentes periódicos dan sus recomendaciones
sobre que hacer con un valor. Por ejemplo, comprar, vender, neutral o
infraponderar (tener el valor en cartera, pero con un peso menor).
Otra forma de seguir la evolución de tu inversión en Bolsa es a través de Internet,
en la que existen muchas direcciones útiles para controlar la Bolsa. Esta
información proviene de cuatro tipos de entidades: los organismos oficiales (Ej.:
CNMV), las entidades intermediarias (Bancos y sociedades y agencias de
valores), los medios de comunicación con servicios en Internet (ej.: Cinco Días) y
páginas particulares (personas a quien les interesa la Bolsa y crean páginas
donde recogen y recopilan información útil para el inversor). Puedes consultar
nuestra sesión de links útiles para conocer algunas de estas direcciones.
En cuanto a la información que se puede encontrar en la red, decir que es similar
en cuanto al tipo con la que se puede encontrar en otros medios. Pero la cantidad
es más abundante, ya que tenemos disponible la información de diferentes
entidades, y además, la tenemos con mayor rapidez, factor éste que es muy
importante ahora pero que será fundamental en el caso de que el horario de
cotizaciones de las Bolsas se amplíe o sea continuo durante las 24 horas, como
se está estudiando en la actualidad.
Sin embargo, el accionista, como socio que es, no solo tiene derechos, como el de
la información.También tiene una serie de obligaciones. Una de ellas es la de
responder de la compañía, en caso de que tenga problemas; aunque sólo sea con
el capital que tiene invertido en ella, ya que todas las empresas que cotizan tienen
estatuto de sociedad anónimas. Por ejemplo, en caso de quiebra de la compañía,
el accionista siempre es el último en cobrar, después de los acreedores
(obligacionistas o bonistas). Es decir, tiene más difícil recuperar su dinero.
CONSEJOS ÚTILES
A continuación ofreceremos una serie de consejos y recomendaciones de
diversos expertos para maximizar la rentabilidad de tus inversiones en bolsa, y
que puede servir como resumen a este curso sobre la Bolsa. Según Andrés S.
Suárez, existen innumerables estrategias para invertir y desinvertir en bolsa.
Muchas de ellas tienen un fundamento lógico; otras muchas rayan la magia o el
esoterismo; algunas siguen simplemente el dictado de refranes populares, fruto de
la experiencia, que suelen dar buenos resultados.
Antes de tomar cualquier decisión, se debe reunir la MÁXIMA INFORMACIÓN
POSIBLE SOBRE EL MERCADO Y SOBRE EL VALOR concreto en el que
vayamos a invertir (asesores, prensa,..) También debemos recabar
INFORMACIÓN SOBRE LA INSTITUCIÓN BURSÁTIL Y LOS SISTEMAS DE
CONTRATACIÓN.
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NO DEBE TOMARSE DECISIONES DE COMPRA O VENTA DE TÍTULOS
BASÁNDOSE EN RUMORES. Debemos recordar que es ilegal el uso de
información privilegiada para beneficio propio.
UNA PRIMERA APROXIMACIÓN A LA RENTA VARIABLE SIEMPRE HAY QUE
HACERLA A TRAVÉS DE UN FONDO DE INVERSIÓN DE RENTA VARIABLE,
O MIXTO. Con esto conseguirá acostumbrarse a la variabilidad de los precios y,
consecuentemente, se dará cuenta de que una inversión en bolsa conlleva
cambios en la situación patrimonial mucho más ostensibles que cualquier otra
inversión realizada hasta el momento.
NO DEJARSE LLEVAR POR LA CORRIENTE. En general, es aconsejable
comprar cuando la Bolsa está en una época de crisis y vender cuando el mercado
está eufórico.
ELEGIR UN NÚMERO REDUCIDO DE VALORES, previamente estudiados.
DIVERSIFICAR, es decir, no invertir todo nuestro dinero en un único valor.
"NUNCA PONER TODOS LOS HUEVOS EN LA MISMA CESTA".
SEGUIR ATENTAMENTE LA MARCHA DE LA ECONOMÍA; en especial, los
tipos de interés y los movimientos del sector al que pertenece la sociedad en la
que se ha invertido. Sin embargo, algunos analistas consideran que la bajada e
los tipos de interés este dejando de ser una motivación para los pequeños
inversores a la hora de entrar en Bolsa, y aseguran que los particulares ya no se
fían tanto de esa variable.
LAS DECISIONES TOMADAS HAY QUE EJECUTARLAS CON RAPIDEZ. Si ya
se ha tomado una decisión, ésta no debe demorarse, ya que en el caso de que
hubiera sido acertada, probablemente tendrá un precio mayor ahora.
NO SER PEREZOSO A LA HORA DE VENDER. Si en la compra es importante la
rapidez de ejecución de la decisión, en la venta lo es aún más.
SI LA VENTA VA A SUPONER MATERIALIZAR PÉRDIDAS, NO HAY QUE
TENER MIEDO A DESHACER LA POSICIÓN Y ASUMIR LA PÉRDIDA. Puede
ser peor esperar a que el precio de compra se recupere, ya que puede no hacerlo.
ESTAR ATENTO A LOS PAGOS DE DIVIDENDOS Y AMPLIACIONES DE
CAPITAL. Existen sectores de actividad que suelen remunerar a sus accionistas
con un dividendo muy interesante, cómo las autopistas y las eléctricas.
CONOCER LAS NOVEDADES FISCALES DEL EJERCICIO respecto a las
inversiones en bolsa. Cuanto menores sean los rendimientos obtenidos a través
de las plusvalías, mejor deberemos conocer el tratamiento fiscal de la inversión en
valores de la bolsa, ya que su importancia crece.
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CONOCER DE ANTEMANO EL RIESGO ASUMIDO. Es posible limitar el riesgo
de nuestra inversión con diversos instrumentos, como las opciones sobre
acciones.
COMPRAR SIEMPRE SOCIEDADES SÓLIDAS (BLUE CHIPS), ya que aunque
tengan pérdidas, siempre será más sencilla su recuperación, cosa que no ocurre
con las compañías más inestables (CHICHARROS).
VIGILAR A LOS PESOS PESADOS, tanto a los valores líderes del mercado
como a los intermediarios de más renombre.
EL DINERO QUE VAYA A DESTINARSE A INVERTIR EN BOLSA NO DEBE
NECESITARSE A CORTO PLAZO. El inversor debe tener capacidad de espera y
no verse obligado a vender a destiempo al poco de invertir.
Se debe ESTUDIAR A LOS DISTINTOS INTERMEDIARIOS FINANCIEROS a
través de los cuales se puede canalizar una orden bursátil. Es muy importante
comprobar que el intermediario elegido aparezca como tal en la Comisión
Nacional del Mercado de Valores.
Si no se va a realizar un seguimiento exhaustivo de la evolución de la Bolsa, lo
mejor es DEJARSE ASESORAR POR PROFESIONALES O COLOCAR EL
DINERO EN UN FONDO DE GESTIÓN.
NO CONTAGIARSE POR EL PÁNICO. En situaciones difíciles, existe una
tendencia a vender; esto, además de poder ser la causa de una crisis bursátil,
provoca grandes pérdidas.
LOS TÉRMINOS CARO O BARATO SON RELATIVOS. Cuando el precio de una
acción es alto se debe, normalmente, a que la empresa es rentable, y la mayoría
de los inversores están dispuestos a pagar ese precio por ella. Sin embargo,
cuando el valor de la acción es muy bajo, suele ser porque la empresa atraviese
dificultades financieras; o en otras palabras, porque son valores con un alto
riesgo.
LOS MERCADOS SIEMPRE EXAGERAN. Están obligados a anticipar
tendencias, y las exageraciones están a la orden del día, tanto al alza como a la
baja.
DÍA DEL MES. Los precios de los títulos suelen subir los primeros días de cada
mes. De ahí que si se compra en la última semana del mes anterior y se vende en
la primera del siguiente, el inversor tiene muchas posibilidades de sacar beneficios
de su inversión en un período de tiempo muy corto.
DÍAS DE LA SEMANA. Se catalogan de la siguiente forma. Los martes, miércoles
y jueves son, por lo general, estables, sin grandes oscilaciones, mientras que los
lunes tienen un perfil claramente bajista y los viernes, alcista.
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ENERO. Para muchos analistas, enero es un reflejo de lo que va a suceder todo
el año. De hecho, consideran que la tendencia de los mercados en los primeros
cinco días de este mes se puede extrapolar al final del ejercicio.
DIVIDENDOS. El precio de las acciones sube conforme se va acercando la fecha
de reparto de dividendos y desciende una vez se ha realizado éste. Una táctica
habitual entre los inversores consiste en comprar los títulos a un precio alto, justo
antes de que la compañía entregue dividendos, cobrar éstos e, inmediatamente
después, vender las acciones ya a un precio más bajo. Así, se obtiene la
rentabilidad del dividendo y, a su vez, minusvalías (pérdidas patrimoniales), lo que
a efectos fiscales puede ser muy ventajoso.
VACACIONES. Si se analizan los períodos vacacionales que tengan una duración
mínima de una semana, se podrá comprobar como, por lo general, la última
sesión bursátil previa a dichas vacaciones sigue un comportamiento alcista.
RALLY DE FINAL DE AÑO. En los últimos meses del año, especialmente en
diciembre, los mercados corren y obtienen importantes revalorizaciones. A ello
contribuyen dos factores. El primero es que, el 30 de Diciembre, los gestores
presentan los balances de sus fondos de inversión y, para esa fecha, siempre
intentan que todo el patrimonio del fondo esté invertido en renta variable y que no
haya hueco de liquidez alguno. El otro factor es que muchos partícipes a finales
de año, por motivos fiscales, realicen aportaciones a sus planes de pensiones.
Estos planes, por lo general, tienen un alto porcentaje de su patrimonio invertido
en renta variable, por lo que, al llegar dinero fresco al parqué, la bolsa se va a las
alturas.
8. LA CRISIS ECONÓMICA ASIÁTICA.
Antecedentes de la crisis
La crisis asiática se desató en julio del año pasado, cuando Tailandia decide no seguir
defendiendo el Bath y lo deja flotar. Luego, la crisis se expandió rápidamente a
Indonesia, Malasia y Filipinas, para finalmente afectar en distinto grado a Corea,
Taiwan y Hong Kong. En octubre de 1997, la inestabilidad asiática produjo
turbulencias a nivel global, en especial en los países emergentes, que se
manifestaron en depreciaciones cambiarias, caídas en el precio de las acciones y
significativos aumentos en las tasas de interés.
La primera pregunta que surge es si existen elementos comunes presentes, en mayor
o menor grado, en los países más seriamente afectados por la crisis. Visualizamos al
menos tres. Primero, sus déficits en cuenta corriente se habían ampliado, alcanzando
en algunos casos (Tailandia) niveles del 8% del PIB, y, lo que es crucial, eran
crecientemente financiados con endeudamiento de corto plazo. Segundo, los
sistemas financieros eran frágiles, ineficientes en la intermediación del crédito y no
sujetos a requisitos de transparencia. Por último, existieron factores de orden político
que contribuyeron a incrementar la incertidumbre asociada a este tipo de crisis. Estos
53
factores son fácilmente reconocibles en países como Tailandia e Indonesia y en
menor grado en Malasia, Filipinas y Corea. Estos son los mismos elementos que, expost, la literatura académica reconoció que estaban presentes en México antes del
llamado tequilazo. Los factores de crisis son ilustrativos para subrayar la
preocupación que deben tener las autoridades por conservar los equilibrios
macroeconómicos y la solvencia del sistema financiero.
Situación actual.
Se ha avanzado en realizar ajustes en el marco de programas del FMI, que se han
aplicado con distinto grado de intensidad. Estos han significado implementar políticas
dirigidas a disminuir el exceso de gasto y a sanear los sistemas financieros, las que
han permitido en algunos casos ir recuperando la confianza de los inversionistas
internacionales, y de esta forma ir sorteando la crisis. Así, hoy día podemos ver que
los mercados bursátiles y cambiarios se están estabilizando en la mayor parte de los
países involucrados.
Sin embargo, todavía el proceso no está concluido, y hay focos de preocupación. Es
necesario esperar que los programas de ajuste se generalicen y que las políticas
implementadas muestren efectos positivos en términos de tendencia. Además,
todavía el proceso está supeditado a que se mantenga la voluntad política de seguir
con las reformas y las medidas aplicadas hasta recuperar los equilibrios
macroeconómicos y así, gradualmente, la confianza de los inversionistas a lo largo de
1998. De no seguir implementándose las medidas correctivas, es probable que
nuevamente se vuelva a sentir el nerviosismo en los mercados financiero, cambiario y
bursátil, con la consecuente extensión y profundización de los efectos reales de la
crisis.
En el actual escenario internacional, uno de los mayores focos de preocupación se
encuentra en la economía japonesa, que sin duda es uno de los pilares para el resto
de las economías de la región. Los indicadores económicos actualmente muestran
que este país se encuentra en recesión, y aunque las autoridades económicas se han
esmerado en definir con rapidez algunas reformas, estas no parecen haber rendido
frutos y muchos las evalúan como insuficientes. En diciembre pasado se anunciaron
cambios importantes en el ámbito financiero, tendientes a recuperar la confianza y
resolver los problemas de solvencia de los bancos de tal modo de asegurar su
viabilidad en el mediano y largo plazo. Se ha anunciado un significativo programa
fiscal, basado en aumentos del gasto público con el fin de recuperar la demanda
agregada. Lamentablemente las políticas de recuperación de la demanda van a tomar
algún tiempo en mostrar sus efectos, y se ven limitadas por las condiciones
estructurales de la economía Japonesa. Por una parte, la débil posición fiscal de
mediano plazo no estimula el uso de políticas más agresivas de recorte de impuestos.
Por otra, la adecuación del sistema financiero está creando en los hechos condiciones
para una contracción del crédito. Es opinión generalizada en medios especializados
que la economía japonesa requiere de ajustes estructurales de fondo, que eliminen
restricciones al libre movimiento de bienes y a la reasignación de recursos. El éxito de
54
la economía japonesa generaría efectos extraordinariamente favorables para las
economías del área y también para la economía global.
Un segundo foco de preocupación es la situación en Indonesia. Si bien algo de la
incertidumbre política ha sido superada con la prolongación del mandato del actual
gobierno por un nuevo período, las demoras en llegar a un acuerdo amplio con el FMI,
y las noticias que surgen de tiempo en tiempo respecto de modificaciones radicales
en política cambiaria, van ampliando la incertidumbre, la que a su vez se refleja en
sus mercados financieros.
En el resto de los países, la confianza se ha ido recuperando, en particular en Corea y
Tailandia, donde las autoridades han implementado en forma rápida una serie de
reformas que han permitido restaurar en parte la confianza perdida, especialmente en
el sector financiero que es el que presentaba mayor debilidad. Ello se ha ido
reflejando en una mayor estabilidad de sus monedas y del precio de los activos, lo
que ha permitido una reducción gradual de las tasas de interés que habían registrado
importantes aumentos a los comienzos de la crisis.
Cabe destacar que en el caso de Malasia el FMI decidió adelantar parte de los
desembolsos en respuesta al buen avance de las reformas. También, es importante
destacar que hoy día el efecto contagio ya no es tan significativo como al inicio de la
crisis. A estas alturas, los inversionistas internacionales están diferenciando más
claramente un país de otro.
A su vez, en Singapur ya se ha recuperado la confianza de los capitales
internacionales y los mercados financieros se estabilizaron rápidamente. Con ello ha
quedado claro que las inestabilidades vividas hacia fines del año pasado tienen su
explicación fundamentalmente en el "efecto contagio", debido a la estrecha relación
comercial con los países en crisis. De hecho, Singapur presenta sólidos equilibrios
macroeconómicos, positivos indicadores de solvencia externa y un sistema financiero
sano, todo lo que, luego del pánico inicial, ha permitido diferenciarlo de sus socios
comerciales en crisis.
Hong-Kong, que aún en los peores momentos hizo pública su decisión de mantener
su sistema de tipo cambio fijo, también ha logrado restablecer en gran medida la
estabilidad de sus mercados. Ello debido fundamentalmente a que Hong-Kong no
presenta ninguna de las debilidades internas de los países en crisis, posee un sistema
financiero muy desarrollado, cuenta con una sólida posición externa y con una
situación macroeconómica en equilibrio. Efectivamente, Hong-Kong posee fuertes
reservas, y China le ha ofrecido el respaldo de las suyas; los bancos locales se
encuentran dentro de los más capitalizados y con mayor liquidez del mundo, tiene un
déficit en cuenta corriente de poco más de un 1% del PIB y presenta superávit fiscales
del orden de 2% del PIB.
China, por su parte, merece especial atención por su tamaño, ya que representa un
12% del PIB mundial y un 37% del de la región. China ha sido relativamente inmune
al contagio financiero de esta crisis, y ha podido resistir el nerviosismo que ha
55
afectado a sus vecinos. Ello se explica porque China posee una cuenta de capitales
relativamente cerrada y los capitales ingresados son fundamentalmente inversión
extranjera; y también porque, si bien la competitividad se ha socavado algo por las
devaluaciones de las monedas de la región, no ha significado un gran cambio pues
China había experimentado en 1995 una mejoría significativa en su competitividad por
la depreciación del Yuan, su moneda. Todo lo anterior, más el gran volumen de
reservas internacionales que posee, le han permitido no utilizar la política cambiaria
como variable de ajuste y de este modo tranquilizar a los mercados. Sería muy grave
que China se viera arrastrada a la guerra de devaluaciones; ello ampliaría
significativamente la extensión y profundidad de la crisis. Pero confiamos en la solidez
de la economía China y la responsabilidad de sus autoridades.
Consecuencias sobre la Economía Mundial
Las consecuencias de la crisis de Asia sobre la economía mundial han sido globales,
afectando el crecimiento económico, los precios absolutos y relativos, esto es la
inflación, los términos de intercambio y los tipos de cambio reales, y las variables
financieras, las tasas de interés y los flujos de capital.
El crecimiento mundial durante 1998 tenderá a ser menor al esperado anteriormente.
Las proyecciones del FMI a fines del año pasado indicaban que la economía
internacional crecería alrededor de 3,5% durante 1998, representando una caída de
0,6 puntos porcentuales respecto de 1997 y de 0,8 puntos porcentuales respecto del
nivel de actividad esperado antes del agravamiento de la crisis. Es probable que en
las próximas semanas se dé a conocer una nueva disminución de esta cifra, pero
menor que las ya registradas. En este punto es importante mencionar que, aunque la
crisis provocará una desaceleración del nivel de actividad, la economía mundial se
encuentra actualmente con tasas de crecimiento muy superiores a las observadas a
principios de los noventa. Las economías del G-7, a excepción de Japón, están ya
sea comenzando un ciclo expansivo de su demanda interna (Alemania, Francia, Italia)
o en una fase avanzada de un ciclo de expansión que ha mostrado tasas de
crecimiento muy superiores a las históricas y altas tasas de productividad (Estados
Unidos, Canadá, Inglaterra). Como es de esperarse, los mayores impactos negativos
en términos de crecimiento se producirán en las economías de Asia que se han visto
directamente involucradas en la crisis y, en segundo lugar, en las economías de
países emergentes, incluyendo algunos de América Latina.
Por otra parte, la inflación ha estado declinando en forma importante en el mundo
entero desde hace unos tres años, y las perspectivas previas a la crisis eran que esta
tendencia se mantuviese. En el escenario actual es probable que se acentúe la caída
de la inflación internacional en dólares, debido a las devaluaciones en Asia, la
probable caída en la actividad económica global y los menores precios de las
materias primas que se han estado observando recientemente. Esta no es una crisis
inflacionaria y puede ser una crisis deflacionaria.
A su vez las menores perspectivas de crecimiento mundial tenderán a provocar una
menor demanda por cobre y otras materias primas de exportación. Esta situación ya
56
se ha reflejado en una disminución del precio del metal, que se ubica actualmente
bajo los 80 centavos de dólar la libra, alrededor de 20 centavos por debajo de su nivel
de pre-crisis. Las estimaciones de diversas fuentes indican un precio promedio de
alrededor de 80 centavos para este año. El precio de otros productos básicos, como
la celulosa, también ha sentido el efecto de la crisis, mostrando una significativa caída
entre octubre y marzo; sin embargo, el precio de la celulosa en las últimas semanas
ha comenzado una recuperación. Respecto del petróleo, una serie de factores han
llevado a que su precio pasara de un promedio de US$ 19 el barril en 1997, a un
promedio acumulado en torno a los US$ 15 el barril en lo que va corrido de 1998. Sin
bien es cierto el precio hoy día es aun más bajo que este promedio, deberíamos
esperar un leve recuperación en los próximos meses: las proyecciones de consenso
indican un precio de casi US$ 17 por barril para fines de 1998.
Las tasas de interés de las "monedas duras" también tenderán a ser menores a las
esperadas inicialmente, producto tanto de un menor crecimiento como de una menor
inflación esperada. El mercado así lo ha indicado inicialmente, al generar una caída
de las tasas en dólares a 10 años desde 6,5% a una tasa en torno a 5,6%. Miradas
desde una perspectiva más amplia, las tasas de interés nominales se encuentran hoy
día en mínimos históricos, fundamentalmente gracias a los bajos niveles de inflación
existentes. Sin embargo las tasa reales soy hoy día altas, debido principalmente a la
alta rentabilidad de los proyectos de inversión en Estados Unidos. En el caso de las
economías emergentes sin embargo, las tasas de interés debieran tender a ser
mayores, especialmente en Asia, dado el mayor riesgo cambiario que estas
presentan.
Finalmente, cabe esperar que los flujos de capital hacia los países emergentes de
Asia probablemente sufran una caída durante este año, lo que forzará a una
reducción en los déficit en la cuenta corriente agregada de la región asiática durante
1998. Debe considerarse que esto implica la necesidad que los déficit se amplíen en
el resto del mundo, y en particular en los países desarrollados. Para el resto de los
países emergentes, y en particular de Latinoamérica, parece que la región sería algo
menos atractiva para los inversionistas debido a que su relación riesgo - retorno no ha
mejorado por el momento y, por tanto, se espera un influjo de capitales algo menor
que en años anteriores.
9. PARTICIPACIÓN
DE
VENEZUELA
PROCESOS ECONÓMICOS DEL ÁREA
EN
LOS
En América Latina y el Caribe el tratamiento de las asimetrías se ha regido por el
principio de un trato especial y preferente para los países de menor desarrollo
relativo.
El Tratado de Montevideo de 1960, constitutivo de la Asociación Latino Americana
de Libre Comercio (ALALC), preveía un trato diferencial de acuerdo al grado de
desarrollo.
57
En 1969, el Acuerdo de Cartagena, constitutivo del Pacto Andino fija como objetivo
"promover el desarrollo equilibrado y armónico de los Países Miembros" (Artículo 1)
el cual "debe conducir a una distribución equitativa de los beneficios derivados de la
integración de modo de reducir las diferencias existentes entre ellos" (Artículo 2),
para lo cual se emplearán entre otros mecanismos "Tratamientos preferenciales".
En la Comunidad del Caribe (CARICOM) también se establece el trato diferenciado
según el grado de desarrollo. Barbados, Guyana, Jamaica, Trinidad y Tobago y
Suriname son considerados formalmente como "países más desarrollados". El resto
de los miembros del mercado común como países "menos desarrollados". Esta
diferenciación se establece debido a que uno de los objetivos explícitos de la
comunidad es compartir equitativamente los beneficios de la integración tomando en
cuenta las necesidades especiales de los países menos desarrollados.
En 1975, el Convenio de Panamá, constitutivo del Sistema Económico Latino
Americano (SELA), señala como uno de los cinco objetivos del Sistema: "Propiciar,
en el contexto de los objetivos de cooperación intrarregional del SELA, los medios
para asegurar un trato preferente para los países de menor desarrollo relativo y
medidas especiales para los países de mercado limitado y para aquellos cuya
condición mediterránea incide en su desarrollo" 1.
El Tratado de Montevideo de 1980, mediante el cual se constituye la Asociación
Latino Americana de Integración (ALADI), reafirma el mismo principio y ratifica la
distinción de tres categorías de países. En su artículo 3 (d) enuncia como uno de sus
principios: "Tratamientos diferenciales, establecidos en la forma que en cada caso se
determine, tanto en los mecanismos de alcance regional como en los de alcance
parcial, sobre la base de tres categorías de países, que se integrarán tomando en
cuenta sus características económico-estructurales. Dichos tratamientos serán
aplicados en una determinada magnitud a los países de desarrollo intermedio y de
manera más favorable a los países menor desarrollo económico relativo".
En el Mercado Común Centroamericano no se contempla formalmente un trato
diferenciado entre sus miembros, de acuerdo al grado de desarrollo. Pero en el
Arancel Externo Común se autoriza un sobrecargo general de 5% a Nicaragua y
Honduras, y uno adicional de 8% a este último país para ciertos rubros.
MERCOSUR no ha incorporado de manera operativa el tratamiento especial y
diferenciado para los países de menor desarrollo relativo, pero el Tratado de
Asunción (1991) que lo constituye está enmarcado dentro del Tratado de
Montevideo. Por otra parte, en los considerandos del Protocolo de Ouro Preto (1994)
se dice lo siguiente: "Reafirmando los principios y objetivos del Tratado de Asunción
y atentos a la necesidad de una consideración especial para los países y regiones
menos desarrollados del Mercosur". Esta consideración especial está presente en el
Acuerdo Bolivia-Mercosur y se está discutiendo en las negociaciones que
actualmente realizan Mercosur y la Comunidad Andina.
58
En el Grupo de los Tres (1995) no se establece formalmente una distinción de sus
miembros de acuerdo al grado de desarrollo, pero de hecho para la entrada en vigor
del acuerdo se tomaron en cuenta las diferencias entre los países participantes.
Mientras México otorgó una preferencia arancelaria promedio de 35% a los
productos de Colombia y Venezuela, estos dos países concedieron preferencias
promedio de 21% a los productos mexicanos.
Por otra parte, Venezuela firmó un acuerdo con los países de CARICOM en el cual
otorga concesiones arancelarias sin exigir reciprocidad, en atención al grado de
desarrollo de los países miembros de ese acuerdo de integración. Colombia
suscribió un acuerdo similar con dichos países, en el cual se exige un cierto grado de
reciprocidad pero se otorga un tratamiento diferencial a los miembros de CARICOM.
Venezuela y Colombia iniciaron en 1993 negociaciones con los países del Mercado
Común Centroamericano con el objeto de crear una Zona de Libre Comercio. En
dichas negociaciones, que concluyeron sin éxito, estuvo planteado el tratamiento
diferencial para los países de centroamericanos.
En América Latina y el Caribe se aplican mecanismos de trato especial y
diferenciado de alcance extra-regional. Tal es el caso de la Iniciativa de Cuenca
del Caribe (ICC), (1990), mediante la cual Estados Unidos otorga preferencias a los
países de Centroamérica y el Caribe, dentro de condiciones preestablecidas. Canadá
mantiene un programa similar con los países del Caribe (CARIBCAN). Además, los
países de la Comunidad Andina obtienen un trato especial, que se inició en el marco
de la cooperación en la lucha contra el tráfico de drogas. Adicionalmente, todos lo
países de la región (excepto Cuba) son beneficiarios del Sistema Generalizado de
Preferencias Comerciales que aplican los Estados Unidos de América.
La Unión Europea también otorga un trato diferenciado a los países de América
Latina a través del SGP y un trato preferente a los países del Caribe por medio de la
Convención de Lomé IV. Además, da un trato especial a los países
centroamericanos y a los miembros de la Comunidad Andina.
A pesar de la vigencia del tratamiento preferencial en la región, su efecto ha
sido muy limitado. Así lo indica la permanencia de las asimetrías y el hecho de que
se hayan mantenido los niveles relativos de grado de desarrollo entre países.
Los escasos resultados del tratamiento preferencial han estado vinculados con las
dificultades del desarrollo en los países de la región y con las debilidades de los
esquemas de integración, más que con las características de los mecanismos
adoptados.
La poca incidencia del comercio intrarregional en el comercio exterior de la mayoría
de los países de la región ha condicionado que estos mecanismos tengan un efecto
marginal sobre su desarrollo. Las dificultades que enfrentaron todos los esquemas
subregionales de integración hasta el comienzo de la presente década les restó
credibilidad y previsibilidad. Los incumplimientos frecuentes de los compromisos
59
adoptados, su postergación o modificación no estimularon un intercambio que
hubiera podido beneficiarse de los tratamientos acordados.
Lo anterior, por su parte, estuvo en buena medida determinado por la crisis
generalizada de las economías de la región durante la década de los ochenta. La
notable disminución del comercio intrarregional durante esos años no permitió poner
a prueba los beneficios que se esperaban de los tratamientos especiales acordados.
Por otra parte, la falta de operatividad de los mecanismos de alcance regional y la
escasa conexión entre los diferentes esquemas subregionales de integración limitó el
alcance de las preferencias comerciales. Los países de mercados más grandes no
participaron en los acuerdos subregionales y éstos últimos tenían de por sí mercados
limitados. Además, los esquemas subregionales estaban compuestos por países de
un nivel de desarrollo relativamente similar y por ello el principio de tratamiento
preferencial muchas veces no era aplicable. Los diferentes grupos se mantuvieron
aislados entre sí, por lo que entre ellos no operaban las preferencias.
En el caso de las preferencias extrarregionales la experiencia es menos clara. El
SGP se ha aplicado a gran parte de las exportaciones y es difícil determinar cual
habría sido el comportamiento en su ausencia. Su eficacia, sobre todo en el caso de
los Estados Unidos, ha estado limitada por su carácter contingente y falta de
previsibilidad. Además, porque paralelamente operaron mecanismos de protección
de parte de los países desarrollados que contrarrestaban sus efectos y porque no
cubre importantes productos de exportación (cereales, textiles, cuero, etc.).
La Iniciativa de la Cuenca del Caribe también es difícil de evaluar. No ha estimulado
las exportaciones de la mayoría de los países insulares pero lo ha hecho en el caso
de los países centroamericanos y la República Dominicana. El cambio radical en las
condiciones políticas y económicas que se produjo en los mismos años en
Centroamérica impide establecer una relación de causalidad entre este mecanismo y
el aumento de las exportaciones de la región.
La entrada en vigor del TLCAN y la ventaja relativa obtenida por México para la
atracción de inversiones dedicadas a la exportación debilitó los efectos. de la ICC.
En todo caso, ésta ha estado vinculada a una condicionalidad que aconsejaría
analizarla en conjunto y no sólo en sus aspectos comerciales.
Por el contrario, el tratamiento preferencial entre los países de América Latina no ha
sido condicionado. En los diferentes esquemas, cuando un país es clasificado en
algunas de las categorías de menor desarrollo relativo los beneficios otorgados son,
en principio, automáticos. Las posible ventajas de este enfoque no han podido
constatarse, por la poca operatividad de los mecanismos en los cuales se ha
aplicado.
Otra causa posible para explicar el poco impacto de los mecanismos preferenciales
es el bajo nivel de desarrollo y las insuficiencias estructurales de los países
60
potencialmente beneficiarios. Esto es especialmente aplicable a las pequeñas
economías del Caribe.
Sin embargo, por reducido que haya sido el efecto de tales preferencias habría que
plantearse cual sería el impacto negativo del retiro de las existentes sobre los países
de la región.
El tratamiento preferencial y diferenciado se ha dado especialmente en las
relaciones comerciales, pero no se agota en ellas. Incluye al financiamiento, las
inversiones y la cooperación para el desarrollo.
En 1965 en las "Proposiciones para la creación de un Mercado Común
Latinoamericano" presentadas por cuatro economistas a los Presidentes del
continente, a instancias del Presidente de Chile, se decía lo siguiente: "El éxito de la
integración exige que todos los países tengan efectivamente igual oportunidad de
beneficiarse con el establecimiento del mercado común. Por ello los países de menor
desarrollo relativo requieren atención preferente y trato especial, particularmente en
tres aspectos fundamentales: política comercial, asistencia técnica y financiera y
política de inversiones regionales"2.
En la "Carta de Derechos y Deberes Económicos de los Estados", aprobada por las
Naciones Unidas en diciembre de 1974, promovida principalmente por los países
latinoamericanos, en particular por México, se consagra el siguiente principio: "
Artículo 19. Con el propósito de acelerar el crecimiento económico de los países en
desarrollo y cerrar la brecha económica entre países desarrollados y países en
desarrollo, los países desarrollados deberán conceder un trato preferencial
generalizado, sin reciprocidad y sin discriminación, a los países en desarrollo en
aquellas esferas de la cooperación internacional en que sea factible"
Una de las esferas en la cual se ha aplicado el principio del trato preferencial, tanto a
nivel internacional como en América Latina, es el área financiera. A través del
Acuerdo de San José, México y Venezuela financian parte de la factura petrolera de
los países centroamericanos y de algunos del Caribe. En la Corporación Andina de
Fomento (CAF) se han establecido programas especiales de financiamiento para
Bolivia y Ecuador, los dos miembros de menor desarrollo relativo de la Comunidad
Andina. En el Fondo de Desarrollo del Plata (FONPLATA) también se otorga un trato
preferencial a Bolivia, Paraguay y Uruguay. 3
A nivel hemisférico, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) otorga créditos
exclusivamente a los países latinoamericanos y del Caribe y divide a los países con
criterios que pudieran considerarse basados en su grado de desarrollo. En la lista A
se incluye a las economías más grandes de la región más Venezuela. En la lista B a
las tradicionalmente consideradas de desarrollo intermedio (Colombia Chile y Perú);
en la lista C a las economías pequeñas de un mayor nivel de ingreso relativo; y en la
lista D a los países de menor desarrollo relativo. Solamente los países de la lista D
tienen actualmente acceso a los créditos concesionales que se otorgan a través de
Fondo de Operaciones Especiales (FOE).
61
A nivel internacional, el Banco Mundial sólo financia a países en desarrollo y otorga
financiamiento concesional, a través de la Asociación Internacional de Fomento
(AIF), únicamente a los países de menores ingresos. El Fondo Monetario
Internacional (FMI), aunque no incluye en sus estatutos el trato preferencial,
solamente ha realizado programas de asistencia a países en desarrollo o economías
en transición desde hace más de veinte años. Ambas instituciones crearon
recientemente una facilidad de apoyo financiero para los países más pobres
altamente endeudados (HIPC).
A lo anterior habría que añadir que la Ayuda Oficial para el Desarrollo (AOD) y la
asistencia técnica se dirigen especialmente a los países de menores ingresos.
El caso de las inversiones, que es igualmente importante, requeriría una
consideración especial que desborda el marco del presente trabajo. Sin embargo,
puede señalarse que en este caso el impacto de las asimetrías tiene una
significación potencial difícil de cuantificar. Las posibilidades que ofrecen para la
inversión los diferentes países (aún si nos limitamos a los en desarrollo) son muy
disímiles. Si a esto se añaden las economías que genera la concentración de
inversiones en una misma localización, se puede explicar y predecir la tendencia a la
concentración de las inversiones en unos pocos países.
10. LA SITUACIÓN ECONÓMICA MUNDIAL.
Al referirnos a este aspecto debemos señalar en primer lugar a la primera potencia
mundial (Estados Unidos) ha logrado la tasa de pago más baja de los últimos 40
años y las bolsas, tanto de un lado como otro del Atlántico, han cerrado 1998 con
beneficios récord. Alguien se preguntaba ¿y la crisis… ?, parece que nunca pasa
nada. Sin embargo, haríamos mal en dejarnos convencer por los anuncios del
Gobierno sobre el crecimiento y la estabilidad que nos espera con la Europa del
euro. Los ciclos de crisis y auge son la forma natural de funcionamiento del
capitalismo. Se trata de analizar su virulencia, su ritmo y las consecuencias para el
conjunto de los trabajadores que las sufren.
La economía norteamericana cerró el año pasado con un crecimiento del 3’9% del
Producto Interior Bruto (PIB), por encima de las previsiones, que a principios de año
contaban con un 2%. En los dos años anteriores la producción se había
incrementado en un 3’4 y un 3’9%, respectivamente.
El consumo privado y la inversión, especialmente en la construcción, han tirado del
PIB norteamericano hacia arriba. Los intereses hipotecarios se encuentran en el nivel
más bajo de los 30 últimos años lo que ha permitido un drástico aumento de la venta
de viviendas, automóviles, muebles y ordenadores, en un momento en que el nivel
de población activa empleada alcanza su nivel más alto en cuatro décadas. Además,
la inversión empresarial ha crecido un 21%. Este crecimiento económico se está
62
basando en un crecimiento de la demanda interna, con un fuerte crecimiento del
endeudamiento.
Sin embargo el comercio mundial va hacia abajo. En 1997, el comercio mundial de
mercancías creció un 10%, mientras en 1998 el incremento que se preveía la
Organización Mundial del Comercio en diciembre es un 4 ó 5%. Es un claro reflejo de
la crisis que afecta al bloque asiático y que ahora se agravará con la entrada en
crisis de Latinoamérica.
Sobreproducción:
Las expectativas de la industria no son buenas, sino que está mostrando claros
síntomas de agotamiento. Un tercio del PIB norteamericano está vinculado a
industrias de exportación que ya están pagando las consecuencias de la crisis del
bloque japonés. El déficit comercial norteamericano crece sin parar, sobre todo con
la zona asiática, y supone el grueso de ese déficit. El superávit comercial con
Latinoamérica, la única área en que EEUU lograba un saldo comercial favorable, es
cada día más pequeño, precisamente por la crítica situación del continente.
Ahora, con la devaluación del real brasileño se encarecerán más las exportaciones
norteamericanas y se abaratan las importaciones.
El crecimiento de empleo en los Estados Unidos está fundamentalmente
concentrado en la construcción y servicios, sobretodo en los grandes almacenes. En
el mes de noviembre de 1998 se perdieron 47.000 empleos en la industria. El mes
anterior los pedidos recibidos por las industrias americanas había caído en un 1,6%.
De hecho, en Asia las cosas aún pueden ir a peor. A principios de año el periódico
China Daily publicaba un análisis a favor de la devaluación del yuan chino. La
situación se agravará si China toma la senda de la devaluación de su moneda y
entra en competencia con los demás países del área para intentar recuperar sus
exportaciones, en retroceso desde hace meses, empujando a mayores
devaluaciones de las monedas y a un abaratamiento aún más grande de las
exportaciones de la zona. Todos tratan de trasladar la crisis a los otros países, pero
al final lo que está ocurriendo es que ésta sigue generalizándose.
El problema de fondo en la economía mundial es la enorme sobrecapacidad
productiva instalada. En el sector del automóvil, que ha vivido en 1998 su año récord
de ventas en Europa y Norteamérica, es un ejemplo muy claro de esa
sobrecapacidad. «Algunos analistas calculan el exceso de capacidad de producción
mundial de automóviles en el 40%». Las fábricas instaladas actualmente permitirían
construir 22 millones de coches, y el año pasado se fabricaron 16 millones. Algunas
previsiones calculan que de los actuales 20 fabricantes principales que hay en el
mundo podrían quedarse reducidos a 6 en los próximos años.
La única solución desde el punto de vista capitalista es destruir parte de la capacidad
productiva instalada; reducir el número de trabajadores y explotar más intensamente
a los que siguen —hoy le llaman ser «más competitivos»—; y por último, tratar de
abrir nuevos mercados.
63
De ahí la constante realización de fusiones de empresas de todos los sectores,
tratando por un lado de ahorrar costes —incluida mano de obra— como de acotar
mercados, todo en pos de incrementar la rentabilidad de las empresas.
En otras épocas del capitalismo lo que caracterizaba las crisis era la acumulación de
mercancías que no tenían salida. En la actualidad, la capacidad de previsión de las
grandes multinacionales les permite prever el potencial de ventas y reducir la
producción. La especulación La crisis del lejano oriente, y ahora la de Latinoamérica,
ha empujado o mantenido gran cantidad de capital internacional a la Unión Europea
y, sobre todo, a Estados Unidos, en búsqueda de unos beneficios que ya no podían
recoger en la zona asiática.
El dinero negociado en Wall Street y en las bolsas europeas no ha cesado de crecer,
lográndose volúmenes de negocio récord en la mayor parte de las plazas. Pero este
proceso especulativo, que a corto plazo se convierte en un factor de gran estímulo
para la economía, pues acrecenta la riqueza nominal, tendrá el efecto opuesto
conforme
retrocedan
la
economía
norteamericana
y
europea.
De ahí la enorme preocupación de bastantes analistas burgueses, como el magnate
Soros, por las consecuencias de una crisis financiera mundial, o el presidente de la
Reserva Federal norteamericana, Alan Greenspan. «Algunos analistas señalaban
que este peligro, el de nuevas caídas en los beneficios empresariales, es una de las
amenazas que pesan sobre la bolsa a corto plazo…».
La especulación en Bolsa —y la actividad especulativa en general— se ha convertido
en parte integrante de las fuentes de ingresos de las empresas, en parte de su
financiación, las inevitables caídas futuras de las bolsas repercutirán directamente en
su situación.
Además, un 20% de la riqueza que poseen las familias norteamericanas corresponde
a acciones bursátiles, con lo cual no es difícil entrever las consecuencias que su
subida o su caída tiene en el consumo interno.
El auge especulativo que vivió Japón en los años 80 fue una de las fuentes de
ingresos y beneficios extraordinarios de las empresas. Cuando la burbuja financiera
pinchó a finales de la década, se convirtió en un lastre del que nunca se ha
recuperado y que está detrás de la crisis de los bancos nipones, que acumularon
deudas incobrables.
El mismo problema se está incubando en las economías europea y, particularmente,
en la norteamericana. Mientras las empresas crecen, suministrando más y más
beneficios, todo va bien, pero cuando la rentabilidad cae, todos se apresuran a
vender sus acciones y desatan la crisis bursátil. Eso es lo que sucedió en los
dragones asiáticos.
Un ejemplo nos lo brinda la multinacional Philips, cuyos resultados de explotación —
ganancias obtenidas por la venta de su producción— cayeron un 60%. Pero sus
resultados netos subían un 132%, algo más de un billón de pesetas, a causa de la
64
venta de dos de sus filiales. ¿Qué pasará el año próximo? La empresa ya prepara
nuevos ajustes de plantilla.
El capitalismo es así, el auge especulativo es consecuencia y síntoma a la vez de la
sobrecapacidad productiva. Los capitalistas buscan el beneficio más rápido en el
menor tiempo posible y huyen cada vez más de la inversión productiva. «En los
principales países industrializados, el mercado bursátil “primario”, dedicado a la
financiación de actividades nuevas, atañe a una proporción menor (del orden del 5 al
10%) del volumen de intercambio de títulos. El mercado especulativo “de ocasión”
representa, pues, el 90 o 95% de esos intercambios», recogía un artículo aparecido
en Le Monde Diplomatique de enero.
La liberalización del flujo mundial de capitales ha llevado las características básicas
del sistema hasta su máxima expresión. Tal y como Marx explicó, el desarrollo del
capitalismo muestra cada vez más a las claras el papel parásito —y superfluo para la
producción— de la burguesía como meros explotadores del trabajo de la clase
obrera, supeditándolo todo de forma cada vez más descarada al porcentaje de
beneficios.
La realidad actual es, en el mismo artículo de Le Monde, que «según el Fondo
Monetario Internacional (FMI), el activo total de los inversores institucionales
representó, en 1980 y 1998, respectivamente, el 20,3% y el 47% en Alemania, el
64’1% y el 165’3% en el Reino Unido; el 59’3% y el 125’6% en Estados Unidos. Se
trata de masas considerables de fondos, muy concentradas, y que confieren a
quienes lo detentan un temible poder de presión, tanto a las empresas como a los
Estados».
Un control de esas masas de capitales por parte de los Estados, es completamente
imposible, puesto que la realidad es que son ellos quienes controlan las decisiones
de los Estados. La mejor prueba nos la ha brindado el FMI que ha prestado su dinero
para garantizar las ganancias de estas inversiones en los países en crisis, no la
continuidad de las industrias ni de los empleos y los ingresos de la población
trabajadora. Simplemente, el capitalismo funciona así, pues se basa en la propiedad
privada de las fuerzas productivas y el beneficio privado.
Sin un cambio en las relaciones de propiedad es imposible resolver el problema. Hoy
sería más fácil que nunca explicar el carácter parásito del capitalismo que no juega
ningún papel necesario en la producción, salvo el de mero parásito que abre y cierra
factorías según la tasa de ganancia que le reportan.
Al final las perspectivas de todos los organismos económicos internacionales
apuntan hacia un empeoramiento de la situación económica de todo el mundo. En
diciembre pasado, el FMI pronosticaba un crecimiento mundial del 2’2%, revisando a
la baja sus anteriores previsiones. La Comisión Europea también prevé crecimientos
menores de los esperados para los próximos años.
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Las crisis, por lo menos hasta ahora, no se dan al mismo tiempo en todo el planeta.
Incluso el crack de 1929, tardó dos años en afectar de lleno a Europa. La Unión
Europea puede actuar como un refugio durante un tiempo, como ya lo está haciendo,
pero ninguna zona del planeta puede escapar a este proceso. Y si en pleno
crecimiento ya claman a favor de flexibilizar más el mercado de trabajo, las grandes
empresas despiden aún teniendo beneficios ¿qué sucederá cuando la economía
entre en crisis? Más le vale a la izquierda comenzar a discutirlo ya.
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CONCLUSIONES
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