Llamamiento por la Seguridad Mundial

Anuncio
Llamamiento por la Seguridad Mundial
— Antecedentes —
El Llamamiento por la Seguridad Mundial contiene siete propuestas que,
en conjunto, podrían transformar la capacidad de la ONU de contribuir a
la solución de los problemas mundiales. A continuación entregamos una
breve expicación de cada una de las propuestas.
1. DIPLOMACIA PREVENTIVA DE LAS NACIONES UNIDAS
El momento adecuado para impedir un conflicto armado es antes de que
éste se inicie. Una vez que ha habido derramamiento de sangre, se
agudizan las pasiones y resulta extremadamente difícil detener los
combates. Sin embargo con demasiada frecuencia, la comunidad
internacional se permite ignorar peligrosos conflictos hasta que éstos
estallan con violencia.
Es necesario despachar autómaticamente a negociadores de las Naciones
Unidas altamente entrenados cuando quiera que surja un conflicto
peligroso, sin esperar la autorización de los gobiernos nacionales ni de
las partes en el conflicto, para contribuir a buscar soluciones negociadas
antes de que brote la violencia.
2. UNA BRIGADA DE DESPLIEGUE RÁPIDO DE NACIONES
UNIDAS
Sin embargo en algunos casos, hasta la mejor diplomacia preventiva
puede fracasar. La ONU necesita una fuerza permanente de voluntarios,
reclutados individualmente, preparada para desplazarse de inmediato
hacia las áreas en conflicto a fin de impedir las matanzas y proteger a los
inocentes. Para que sea efectiva, dicha fuerza debe estar entrenada,
armada y poseer la autoridad de detener a quienes participen en
agresiones o asesinatos. El envío de tal fuerza podría estar en manos del
Secretario General, la Asamblea General o el Consejo de Seguridad,
pero no debiera estar sujeto al veto de las grandes potencias sobre el
Consejo de Seguridad ni de las partes en conflicto.
Una Brigada de Despliegue Rápido de la ONU podría, en algunas
situaciones, ser capaz de actuar sin armas. También podría ser de
inestimable ayuda en caso de desastres naturales.
Muchas de las personas que han participado en los esfuerzos por detener
la violencia en Bosnia o Ruanda piensan que, si se hubieran desplegado
rápidamente fuerzas de la ONU al inicio de las matanzas, con un fuerte
mandato para detener a quien quiera que participara en asesinatos, habría
sido posible evitar las catástrofes ocurridas en esos países.
3. UN TRIBUNAL PENAL INTERNACIONAL
El mejor disuasivo contra el genocidio y otros crímenes contra la
humanidad es hacer responsables de sus acciones a los culpables de tales
crímenes en forma individual.
En la actualidad, muchos de los principales asesinos del mundo ostentan
el poder en sus propios países, o bien viven un lujoso exilio. Mientras los
líderes políticos y militares puedan salir impunes de los asesinatos
masivos como los que se han registrado en Ruanda, Bosnia, Irak,
Camboya y tantos otros lugares, tales crímenes continuarán ocurriendo.
Un Tribunal Penal Internacional necesita contar con un fiscal
independiente que pueda investigar y, en caso que corresponda, entablar
juicio contra cualquier individuo, -incluidos los jefes de gobierno-,
sospechoso de genocidio, agresión internacional, crímenes de guerra u
otros crímenes contra la humanidad. Como lo ha demostrado la
experiencia de los actuales tribunales ad hoc para Ruanda y la ex
Yugoslavia, para que el Tribunal sea plenamente efectivo se requiere una
mayor capacidad de la comunidad internacional para llevar a juicio a las
personas acusadas de crímenes contra la humanidad.
4. DESMILITARIZACIÓN
Para construir un mundo pacífico, necesitamos una organización de las
Naciones Unidas que pueda mantener la paz de un modo más confiable,
y debemos también reducir constantemente los niveles de armamento.
En la actualidad, la humanidad continúa derrochando más de US$800
mil millones al año en ejércitos y armas; este monto es comparable a los
ingresos de todos los habitantes de América Latina en su conjunto.
Las armas nucleares y otras de destrucción masiva debieran ser
completamente eliminadas. De otro modo, es demasiado probable que
sean utilizadas algún día ya sea por accidente, locura, terrorismo o por la
escalada de una crisis. Las armas convencionales debieran disminuir a
través de porcentajes de reducción generales a nivel mundial en todas las
principales categorías de armamentos.
Para que los países sientan la confianza de desmilitarizarse, deben tener
garantías de que sus vecinos y adversarios están haciendo lo propio. La
ONU debería verificar y garantizar el cumplimiento de cualquier acuerdo
de desarme.
5. UN CONSEJO AMBIENTAL
El actual sistema de toma de decisiones relativas a la protección del
medio ambiente mundial, conocido como toma de decisiones por
“consenso”, significa que es necesario esperar hasta que casi 200
gobiernos nacionales hayan dado su acuerdo antes de poder tomar alguna
medida a nivel mundial. No resulta entonces sorprendente que las
amenazas contra el planeta superen la capacidad de respuesta
internacional. Imagine lo que sería intentar tomar decisiones en su país si
todos y cada uno los miembros del congreso nacional tuviera que dar su
acuerdo antes de poder hacer cualquier cosa.
El Consejo de Seguridad de Naciones Unidas existente, encargado de
mantener la paz, posee dos atribuciones que se requieren con urgencia
para proteger el medio ambiente mundial. En primer lugar, las decisiones
se toman por un voto de mayoría de aproximadamente dos tercios entre
sus quince miembros. En segundo término, sus decisiones son
vinculantes para todos los estados miembros.
Necesitamos un Consejo Ambiental mundialmente representativo,
dotado de poderes comparables a los del Consejo de Seguridad (pero sin
el derecho a veto de las potencias, que tan a menudo lo socava.) Esto se
podría lograr mediante la creación de un nuevo organismo, o
transformando alguna institución ya existente dentro de la ONU, como la
Comisión para el Desarrollo Sustentable, el Consejo Fiduciario o el
Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente. Su mandato
podría estar limitado a la protección del patrimonio común mundial, que
está fuera de la jurisdicción nacional, como la atmósfera y los océanos, o
bien a la protección del medio ambiente mundial de un modo más
general. Las decisiones del Consejo Ambiental podrían estar sujetas a la
aprobación de la Asamblea General de Naciones Unidas, y a una
Asamblea Popular en caso que fuera establecida.
Para garantizar el cumplimiento de sus decisiones, es necesario combinar
la creación del Consejo Ambiental con la ampliación del rol de la Corte
Mundial en los temas ambientales, y con la posibilidad de penalizar a
aquellos gobiernos que ignoren las normas ambientales internacionales.
6. UNA ASAMBLEA POPULAR ELECTA POR VOTACIÓN
DIRECTA EN EL SENO DE NACIONES UNIDAS
Por primera vez en la historia, la mayoría de los pueblos del mundo goza
hoy de la libertad de expresar sus opiniones y de votar en elecciones
multipartidistas. Sin embargo, nuestro sistema de gobierno mundial está
lejos de ser un modelo democrático. Para que Naciones Unidas pueda
realizar su potencial, la democracia debe extenderse también hacia las
instituciones mundiales.
Se podría avanzar en este aspecto mediante la creación de una cámara
democrática dentro del sistema de Naciones Unidas. Una Asamblea
Popular podría, junto a la Asamblea General existente, compuesta por
delegados de los gobiernos, jugar un importante rol en la toma de
decisiones sobre el medio ambiente, el desarrollo sustentable, la paz y
los derechos humanos. Una Asamblea Popular podría también ejercer
una vigilancia democrática sobre los desembolsos de fondos de Naciones
Unidas, incluyendo potenciales nuevos ingresos mundiales.
Tal organismo estaría compuesto de preferencia por representantes
electos directamente. O como en los inicios del Parlamento Europeo (que
en la actualidad se elige directamente), podría comenzar formado por
miembros de los parlamentos de cada país. Se podría idear un sistema de
representación que garantizara que los países pequeños no fueran
arrollados por un puñado de países mayores.
Una Asamblea Popular en el seno de Naciones Unidas reportaría tres
grandes beneficios:

Siendo directamente responsable ante el público,
posibilitaría a los ciudadanos comunes participar mucho
más que en la actualidad en las decisiones que afectan el
destino de nuestro planeta. A medida que más y más
decisiones importantes se toman a nivel internacional,
resulta crucial fortalecer a nivel mundial la responsabilidad
democrática que tanto valoramos a nivel nacional y local.

Aumentaría la legitimidad democrática de las Naciones
Unidas, lo que resulta esencial si la ONU asume nuevos
roles en la protección del planeta. Muy pocas personas
estarían dispuestas a investir de mayores poderes en la
toma de decisiones a un organismo de naturaleza
altamente burocrática y sólo indirectamente responsable
ante el público.

Introduciría en Naciones Unidas a representantes cuya
primera responsabilidad sería proteger al planeta entero,
mientras que la mayoría de los representantes nacionales
son funcionarios empleados por los gobiernos para
representar intereses exclusivamente nacionales.
7. DINERO MUNDIAL PARA SATISFACER NECESIDADES
MUNDIALES
La virtual bancarrota de Naciones Unidas, los menguantes fondos
destinados a asistir a los ciudadanos más pobres del mundo, y la escasez
de recursos para atender cuestiones prioritarias tales como las energías
renovables y la protección de los bosques, demuestran claramente que es
poco probable que los recursos de la escala requerida para satisfacer las
necesidades mundiales puedan provenir únicamente de los presupuestos
nacionales.
Esto no resulta sorprendente, ya que la mayoría de los gobiernos
nacionales en realidad no otorga una prioridad muy alta a la solución de
problemas mundiales relativos a la guerra, la pobreza y la degradación
ambiental.
Algunos gobiernos han formulado un urgente llamado a exigir derechos
por el uso del patrimonio común (la atmósfera, los océanos y el espacio
exterior), a fin de generar recursos para atender cuestiones prioritarias a
nivel mundial. Exigir derechos sobre la polución mundial, estableciendo
por ejemplo un “impuesto mundial al carbono” sobre las emisiones de
anhídrido carbónico que contribuyen al calentamiento global, serviría
tanto para recaudar fondos como para desalentar actividades dañinas
para el ambiente.
Otra fuente de ingresos propuesta por algunos gobiernos sería aplicar un
pequeño impuesto a las transferencias internacionales de divisas. Por
ejemplo, un impuesto de sólo 0.05 por ciento sobre estas transferencias
generaría aproximadamente US$150 mil millones anuales, ayudando a la
vez a calmar los volátiles mercados de divisas.
Los derechos serían recaudados por los gobiernos de cada país, pero el
importe se destinaría a atender los problemas prioritarios a nivel mundial
a través del sistema de Naciones Unidas.
En un mundo más interdependiente que nunca, se hace necesaria una
Organización de Naciones Unidas más efectiva y democrática para
proteger los intereses de largo plazo de la humanidad entera. Entre esos
intereses de largo plazo compartidos están un planeta proveedor de vida,
el fin de la guerra y el hambre, y la protección de los derechos humanos
básicos. Las siete propuestas contenidas en el Llamamiento por la
Seguridad Mundial , una vez implementadas, serían un gran avance en
esa dirección.
Descargar