Libros,para leer, asombrarse, disfrutar y aprender

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Libros,
para leer, asombrarse, disfrutar y aprender.

____________________________________________
L
a lectura de libros de autores místicos cobra cada
vez más actualidad, ciertamente, y si no no se
editarían, ni habría tantos autores deseosos de
hacernos un poco más conscentes de nuestra bondad
innata. Pues los libros no se escriben para mostrar la
sabiduría del sabio, sino para animar al indocto a ser
mejor.
Hace ya cierto tiempo, María José Oriol, en la
sección Cartas/Poemas/Poesía de la revista cultural de
El País (8 de abril de 2000), hacía una hermosa
presentación del libro de una gran mujer:
HADEWIJCH DE AMBERES, El lenguaje del
deseo, Edición y traducción de María Tabuyo,
Ediciones Trotta, (C/ Sagasta 33, Tel 91 593 90
40, Fax 91 593 91 11, Correo-e:
[email protected]), Madrid 1999, 155 págs.
1500 Pts.
Para muchos el calificativo Abeguinas@ resuena
a novedoso. Beguinas y begardos son conocidos en la
tradición espiritual cristiana de Occidente, pero, como
decíamos antes, las publicaciones sobre estos grupos, y
sobre las mujeres que aparecerán en los estudios que
citemos, no dejaban de ser una página -a veces muy
breve- en las publicaciones científicas, en los grandes
manuales de espiritualidad y en los vocabularios y
diccionarios especializados. La importancia de estos
movimientos y la influencia de las personas que los
protagonizaron, es cierto, no siempre han sido reflejados
como se merece en los manuales de Historia de la
Iglesia y en las publicaciones sobre espiritualidad.
Y decía al final de su comentario: AY yo leo,
me asombro, disfruto y aprendo@. Quizá para esto sean
los libros que ahora presentamos y que, ojalá, cumplan
las mismas funciones en los lectores que los adquieran.
De Hadewijch existe otra obra en español,
difícil ya de adquirir en librerías:
Dios, amor y amante. Las cartas, Ed. Paulinas,
Madrid 1985.
Sobre las ABeguinas@ ha aparecido
recientemente un breve y sustancioso estudio, que
recoge buena bibliografía y pone al día lo que se conoce
sobre estas mujeres, Aun movimiento insólito de
mujeres del que su noticia más lejana surge en
Bravante y que es María de Oignies (1177-1213) la
más antigua de aquellas mujeres religiosas... Las
beguinas eligieron llevar una vida cuyo destino no
fuera el matrimonio o el convento. Mujeres solas y
mujeres que se agrupan y que van tejiendo el mapa de
Europa de un estar en el mundo pródigo en oraciones,
cuidado a los enfermos y enseñanza a los niños. Que
escriben bellos textos, narrados en lengua vernácula,
Últimamente se están publicando gran cantidad
de excelentes libros sobre mujeres espirituales y
escritoras, místicas y poetisas, casi todas ellas de los
siglos XII a XIV y que tienen en su personalidad
literaria y espiritual unas características comunes,
siendo la primera de ellas el que son en gran parte
desconocidas para el gran público; en segundo lugar, se
trata de ediciones en las que aparecen sus obras
traducidas por primera vez al castellano, y, finalmente,
que han recibido una enorme acogida entre los lectores
(algunas de estas obras han visto agotadas las primeras
ediciones en poco tiempo).
1
sobre el amor y la razón de por qué este amor
ennoblece...@ (M0 José Obiol):
Hay algunas referencias de interés en un amplio
estudio de un autor español, donde se encuentran ya
ecos y referencias a las místicas medievales que nos
ocupan (pág. 215):
Estos movimientos ni surgen de la nada ni están
al margen de los aconteceres de la evolución espiritual
de la iglesia medieval. Buscan caminos y soluciones
nuevas, ciertamente, y también están movidos por un
afán de autenticidad, y por eso no obedecen a los
mismos motivos fundamentalmente literarios que
movieron a los hombres de la época.
Podemos recomendar, pues, otro buen libro
(aunque ha habido quien le ha puesto algunos reparos).
En este estudio el lector podrá hacerse buena idea de
cómo fueron creciendo las ideas y las vivencias de
mujeres místicas, escritoras y creadoras que lucharon aunque esta no fuera su intencionalidad primera- por
tener su propio espacio en la manifestación escrita de
sus vivencias más íntimas:
AHubo un tiempo en que la Iglesia señaló a
estas mujeres como herejes. Fue en 1312, en el concilio
de Vienne cuando Clemente V las condenó... Dos años
antes del decreto papal, MARGUERITE PORÈTE murió al
ser abrazada por las llamas y antes su libro Espejo de
las almas simples y anonadadas1 había sufrido condena,
pues fue arrojado al fuego para escarnio de su autora@
(M0 José Obiols).
A este respecto cabe recomendar la lectura del
libro
PETER DRONKE, Las escritoras de la Edad
Media, Col. Drakontos, Ed. Cítica (Grijalbo
Mondadori, SA, C/ Aragó 385, 08013
Barcelona), Barcelona 1995, 438 págs.
GEORGETTE EPINEY-BUGARD Y EMILE ZUM
BRUNN, Mujeres trovadoras de Dios. Una
tradición silenciada de la Europa medieval,
traducción de María Tabuyo y Agustín López,
Ed. Paidós Ibérica, SA (C/ Mariano Cubí, 92,
08021 Barcelona, y Editoral Paidó, SAICF,
Defensa 599, Buenos Aires), Barcelona 1998,
238 págs.
El subtítulo del libro en su edición inglesa reza
así: Estudio crítico de Textos desde Perpetua (+203)
hasta Marguerite Porete (+1310). Desde Perpetua mártir en el circo de Cartago en el año 201, hasta
Margarita Porete, ejecutada en París en 1310- las
mujeres que revelan las páginas del libro responden a
una situación humana singularmente grave y
apremiante, en general reflejada con extraordinaria
inmediatez. El libro de Peter Dronke es una detallada
historia, admirablemente escrita, de los textos y las
figuras que conforman el legado femenino de la Edad
Media. Minuciosa atención se dedica, desde luego, a las
grandes autoras tradicionalmente bien conocidas:
Roswitha,
cuyo
artificioso
teatro
ofrece,
paradójicamente, un minucioso retablo realista de la
situación de la mujer; Eloísa, contemplada en el espejo
original y apasionado de sus propias obras (no las de
Abelardo); Hildegarda de Bingen, con su mundo
poblado de visiones e imágenes estremecedoras; las
trovadoras provenzales... Pero Dronke examina y valora
con igual cuidado la producción de las mujeres
olvidadas y marginales, cuya voz rescata de fuentes tan
varias como los repertorios epigráficos o los procesos
inquisitoriales contra los cátaros2.
Este trabajo tiene grandes valores, y merece la
pena leer detenidamente las páginas 24-35, Mística del
amor y mística del ser. Siguen a estas páginas
exposiciones muy documentadas sobre la vida y obra
de: Hildegarda de Bingen, Matilde de Magdeburgo,
Beatriz de Nazaret, Hadewijch de Amberes y Margarita
Porete. Se puede disfrutar de una amplia selección de
textos de estas mujeres religiosas, textos de belleza
impresionante en algunos casos y de gran profundidad
espiritual en todos. Esta amplia antología deja muy claro
el contexto místico en que se movían las autoras.
1
El espejo de las almas simples / Hermana Katrei /
Margarita Porete, Anónimo (s. XIII), ISBN 84-7426-2422, 280 págs., 2650 pts, publicado por Icaria-Editorial (C/
Ausias March, 16 31 20, 08010 Barcelona, Tel 93 301 17
23 / Correo-e: [email protected] /
www.icariaeditorial.com).
2
Y dentro de este gran intento de rescatar del
olvido a mujeres y escritoras medievales insignes hay
que colocar otra joya:
VICTORIA CIRLOT / BLANCA GARÍ, La mirada
interior: Escritoras místicas y visionarias en la
Edad Media, Ediciones Martínez Roca (C/
Enric Granados, 84, 08008 Bacelona), Col. El
árbol del saber, 317 págs.
La experiencia contenida en las palabras de las
autoras estudiadas -algunos de cuyos textos son inéditos
y han sido traducidos por primera vez al castellano- es
uno de los grandes tesoros de la espiritualidad del
occidente europeo. Ocho mujeres visionarias, poetisas,
teólogas, que se adelantaron a su tiempo y dieron un
fruto insólito para una cultura reservada casi
exclusivamente al hombre y a la guerra: una escritura
íntima y privada en la que trataron de comprenderse a sí
mismas y de encontrar su lugar en la vida, como ya
hemos dicho, y recuerdan las autoras del estudio que
comentamos: Aarticularon sus voces en sus cuerpos,
convertidos en signos de Dios, mostrando visiblemente
su santidad. Y de este modo se lanzaron a la aventura de
poner sus almas a la intemperie y sufrir las
transformaciones, los trabajos de la espera. A la espera
de Dios: toda la pasividad del mundo se concentra en la
celda interior. Pues, a la espera de su nada, esperaron
ser vencidas, anonadadas en la Divinidad@ (pág. 12).
De nuevo en estas páginas nos encontramos con la vida
y textos de Hildegarda de Bingen, Hadewijch de
Amberes, Beatriz de Nazaret, Matilde de Magdeburgo,
Maragarita de Oingt, Ángela de Foligno, Margarita
Porete, Juliana de Norwich. La perspicacia y la
delicadeza de los estudios de V. Cirlot y Blanca Garí,
junto con el fino análisis de los textos, dan a este libro
una tónica especial dentro de los trabajos de este
género.
Pero muchas de estas mujeres no estuvieron solas en su
tarea de escribir. Entre ellas, algunas, mantuvieron una
profunda amistad, y se influyeron mutuamente. Casi
todas ellas contaron con Amaestras@ muy cercanas, y
hubo también varones sabios y santos que las apoyaron
y difundieron sus escritos, aunque en algún caso, como
el de Beatriz de Nazaret, tales varones no brillaron por
sus capacidades literarias; pero ahí están, y entre unos y
otras, contribuyeron a que hoy podamos leer y disfrutar
de textos tan admirables.
Convendría Adarse un paseo@ por algunos
libros bastante asequibles y que nos acercan a la
realidad de la mujer medieval:
Ferruccio Bertini (ed.), La mujer medieval,
Alianza Editorial (C/ Milán 38, 28043 Madrid,
Tel 91 200 00 45), Madrid 1989, 226 págs.
2
Anne Brenon, Los Cátaros, hacia una pureza absoluta,
Biblioteca de bolsillo, Col. Claves. N1 11, Ediciones
B.S.A (C/ Bailén 84, 08009 Barcelona), Barcelona 1998.
Aunque las mujeres estudiadas en este volumen
también lo son en alguno de los citados anteriormente,
3
se encuentran aquí excelentes semblanzas de Egeria, la
peregrina; Baudovinia, la biógrafa; Dhuoda, la madre;
Rosvita, la poetisa; Trótula, la médico; Eloísa, la
intelectual; Hildegarda, la profetisa; Catalina, la
mística... Una delicia para leer, y a la altura y seriedad
intelectuales y literarias de los distintos autores (F.
Bertini, F. Cardini, M.T. Fumagalli Beonio Brocchieri,
C. Leonardi).
tornó necesario prevenirlas contra las seducciones de las
sectas... entonces los sacerdotes empezaron a hablar más
a menudo de ellas; algunos les hablaron directamente, y
a veces las escucharon... Lo que algunos hombres
escribieron sobre las mujeres y acerca de su existencia
cotidiana no revela la franca verdad. Los que se
expresan son hombres, constreñidos en sus prejuicios de
tales, forzados por la disciplina de su orden a
mantenerse lejos de las mujeres, a temerlas. También
hubo sus excepciones, la de grandes hombres al lado de
grandes mujeres, unidos por un amor común: el amor a
Dios y a la Verdad, y juntos en mismo camino, el de la
mística y la profunda experiencia espiritual.
EILEEN POWER, Mujeres Medievales, Ediciones
Encuentro (C/ Cedaceros, 3, 21, 28014 Madrid, Tel 91
532 26 06), Madrid 1999, 40 reimpresión, 129 págs.
Edición de bolsillo.
Es un breve, pero sustancioso, estudio de la
conocida historiadora medieval, que se ha distinguido
por sus acertados estudios sobre las mujeres. Cinco
capítulos: ideas medievales acerca de las mujeres, la
Dama, la mujer trabajadora en la ciudad y en el campo,
la educación de las mujeres, los conventos. Y ahora
cabe recordar a otro clásico y gran autoridad en todas
las materias de la vida medieval: Georges Duby.
Citamos entre otros:
JOSÉ ENRÍQUEZ RUIZ-DOMÈNEC, El despertar
de las mujeres: la mirada femenina en la Edad
Media, Ed. Península SA (Peu de la Creu 4,
08001 Barcelona), Barcelona 1999, Correo-e:
[email protected]
http://www.peninsulaedi.com
Este libro es en cierta manera la continuación de otros
dos, aparecidos uno en 1986 y otro en 19893. Eran los
tiempos en que las primeras aproximaciones al mundo
de las mujeres habían empezado a afectar al
conocimiento histórico. En este libro el autor trata de
buscar testimonios de mujeres allí donde las encontrase,
y se pregunta: A)Qué hay detrás del gesto de la mujer
que mira las acciones de los hombres? La poetisa
Soledad García evocó esa pregunta como punto de
partida de una actitud (de madera y miel) que en su
vuelo consigue recuperar la palabra. Esa era la cuestión
pendiente... comprender el significado histórico de ese
vuelo de la mujer en busca de su palabra@ (pág. 10).
GEORGES DUBY, Damas del siglo XII: 1.
Eloisa, Leonor, Iseo y algunas otras (20 ed.) /
2. El recuerdo de las abuelas / 3. Eva y los
sacerdotes, Alianza Editorial (C/ L.I. Luca de
Tena, 15, 28027 Madrid, Tel 91 393 88 88),
Madrid 1998, 198 págs.
En los últimos años de su vida, Georges Duby
dedicó sus esfuerzos a la historia de la mujer, un aspecto
tradicionalmente despreciado del pasado y que este
prestigioso medievalista, como hemos dicho, contribuyó
a divulgar. Las ADamas del siglo XII@ son mujeres que
no pueden hablarnos con su propia voz. En el primer
tomo citado, AEloísa, Leonor, Iseo y algunas otras@ se
ofrecen los retratos de algunas de las mujeres más
conocidas de entonces; en el segundo, AEl recuerdo de
las abuelas@, se recrea su imagen a través de los
testimonios de sus descendientes másculinos, a quienes
les complacía imaginárselas dóciles y sumisas,
encubriendo así el temor que sentían por ellas. En el
tercer volumen, AEva y los sacerdotes@, se describe
cómo éstos influyeron sobre aquéllas, constituyéndose
en sus jueces más severos.
Durante el siglo XIII la Iglesia de Occidente
consideró por fin seriamente las expectativas de las
mujeres, que se sentían abandonadas y reclamaban que
se las ayudara mejor en el camino de la santidad.
Decepcionadas de la asistencia de los prelados y de la
institución eclesiástica, muchas mujeres escucharon a
los heresiarcas que les tendían la mano. Muy pronto se
3
J.E. Ruiz-Domènec, La mujer que mira. Crónicas de la
cultura cortés, Barcelona 1986 (20 ed. 1989); Set dones
per a Tirant, Barcelona 1989 (reed. Siete mujeres para
Titant, Valencia 1998).
4
Como se puede ver, según el recorrido que
estamos haciendo, hay muchas coincidencias en el
enfoque que debe darse a la investigación histórica y
literaria sobre las mujeres en la Edad Media; de hecho,
ahí están los testimonios de que el trabajo ha
comenzado y sigue un feliz curso.
Para quien desee gozar visualmente y
enriquecerse con un texto hermoso e imaginativo,
recomendamos
RÉGINE PERNOUD, Visages de femmes au
Moyen Age, Ed. Zodiaque, Coll. AVisages du
Moyen Age@ n1 1, La Pierre-qui-Vire 1999,
261 págs., ilustraciones en color, encuadernado
en tela, 27x21cms.
Las mujeres de la Edad Media escribieron obras
obras, cierto es, realmente valientes, difíciles para su
tiempo, provocadoras, y las escribieron con la certeza de
que su testimonio era igual al de los hombres de su
entorno, sin necesidad de pensar que en un mañana
utópico alguien les daría la razón. Sólo unas pocas se
dejaron seducir por la pasión de convertir el futuro en el
inapelable juez de su postura vital. La inmensa mayoría
lo hicieron por un sentido de responsabilidad ante su
existencia y la existencia de la gente a la que querían.
Continúa diciendo el autor: AEn mi largo viaje a través
de la vivencia de las mujeres de la Edad Media, he
aprendido que la Historia escrita hasta este momento no
es suficiente Historia: todavía no es una construcción
ajustada a la realidad de los textos, más bien parece un
discurso de legitimación de las gestas masculinas. La
otredad del testimonio de las mujeres nos enseña que el
pasado fue diferente a como habíamos creído hasta
ahora@ (pág. 23)... A... la exploración propuesta aquí
consiste en observar la Edad Media desde la mirada
femenina es un riesgo necesario, si queremos dar
sentido al trabajo histórico en los próximos años@.
Un libro hermoso, que hace honor al gran saber
de Régine Pernoud y al buen hacer de los talleres
gráficos de la Abadía benedictina de la Pierre-qui-vire.
Además, se prometen otros títulos muy interesantes en
la misma colección.
Se quiere insistir en el valor de la imagen en el
mundo medieval, ahora que nos creemos que en el
tercer milenio entramos en la Acultura de la imagen@. Y
podríamos decir, además, que las imágenes medievales a diferencia de las imágenes televisivas y de los
Amedios@ de hoy- estaban pensadas para mover a la
reflexión y a la meditación (lo que siglos más tarde se
conseguiría con la letra impresa). La civilización
medieval era una civilización de la imagen. Si hoy día
Esta es la lista de algunas de las mujeres que
contemplamos en el libro de Ruiz-Domènec: Duoda,
Ana Commeno, Eloísa, Cristina de Markyate.
Berenguela de Barcelona, Leonor de Aquitania, Oria de
Pallars, Costanza de Bretaña, María de Francia, Iseo,
Blanca de Castilla, Juette, Leonor de Provenza, Leonor
de Castilla y Leonor de Aragón, Cristina de Pizán,
Margarita Kempe, Leonor López de Córdoba, Juana de
Arco, Isabel de Guimerá, Lucrecia Borja y Lusanna,
Margarita de Navarra, etc.
5
una persona se identifica por su firma, en los tiempos
medievales una persona se identificaba por su Asello@,
una pequeña imagen cargada de sentido y significados.
Las personas, y sus niveles sociales, se representaban
mediante imágenes: el rey en su trono, la dama con su
flor, el caballero con su caballo, los abades con su lema,
los paisanos con sus motivos vegetales... importaba más
la imagen que la escritura.
alcanzado la Unión con Él y han enriquecido ese
enorme y caudaloso río del Amor divino y humano que
fluye entre los hombres.
La verdad es que nos encontramos ante un libro
breve, pero de hermoso y amplio contenido. Ediciones
Obelisco, en su colección “la aventura interior”, nos
ofrece un nuevo título hecho a medida del apresurado
lector de hoy; pero no por ello el trabajo deja de ofrecer
una admirable selección de docena y media de cuadros
en los que se destacan unas veces y se vislumbran otras,
admirables ejemplos de mujeres entregadas al cultivo de
la vida espiritual desde las perspectivas más diversas.
María, la Madre de Jesús, y María Magdalena
ocupan el lugar destinado a las compañeras de Jesús. En
los seis primeros siglos del cristianismo las mujeres no
dejan huella con sus escritos, pero sí ofrecen una
impronta testimonial que se refleja en una profunda
actividad para que se consoliden las comunidades
cristianas: diaconisas, viudas, madres, maestras, reinas,
ermitañas, etc., constituyen un rico patrimonio
espiritual y místico que la Iglesia no puede olvidar, ya
que le debe santas y figuras excepcionales en el campo
de la mística. Las luces espirituales y místicas de la
Edad Media llegaron posiblemente a alcanzar brillos
espectaculares gracias a muchas mujeres que, muchas
veces en soledad y abandono, perseguidas y anuladas
por los hombres y los eclesiásticos poderosos, incluidos
muchos monjes, hubieron de emprender andaduras
esforzadas hacia las cumbres de la contemplación. Unas
veces, también era la envidia de sus propias
cohermanas, dentro de sus monasterios; otras veces,
ejemplos admirables de santidad e independencia de los
poderes de este mundo, terminaron en la hoguera, como
Margarita Porète (1260-1310).
Es un libro posiblemente sin grandes
aspiraciones eruditas, que no quiere extenderse más allá
de lo estrictamente necesario como para conseguir
ofrecer al lector una serie de textos, y contexto,
admirablemente seleccionados, y que despertarán en el
lector un deseo intenso de penetrar mejor y más
ampliamente en lo que se le ofrece; para ello se da
noticia también de una selecta y amplia bibliografía en
español (prescindiendo de los aburridos e inasequibles
listados que están sólo al alcance de especialistas o
investigadores).
El origen de los primeros capítulos de este libro
fueron tres artículos publicados en la edición española
de la revista SUFI, que han sido notablemente
ampliados con consideraciones adicionales y nuevos
textos, y que se han prolongado hasta el siglo XIV. En
este libro aparecen abundantes referencias a los
paralelismos entre el camino sufí y la experiencia de
otras místicas del camino cristiano, referencias que
Las fachadas de las catedrales, sus puertas, su
disposición interna representan una simbología que
ordena y da significado a la vida y a las celebraciones
litúrgicas; y todos los detalles de las diversas
ornamentaciones se enmarcan en un contexto muy
particular.
La mujer no podía faltar a esta cita de
significados -fundamentados, como toda la cultura
medieval, en la Biblia-. Y si su presencia en el mundo
de las letras fue hasta el siglo XIII más bien pobre, no
sucedió lo mismo en el mundo de la imagen, de las
representaciones en las esculturas y vidrieras, en los
frescos, en los manuscritos miniados: es la
manifestación más palpable del lugar que la mujer
ocupaba en la vida ordinaria.
Así, pues, desde el mundo clásico hasta el
mundo medieval, van desfilando por las páginas del
libro bellísimos testimonios gráficos de mujeres de toda
clase y condición, influyentes y anónimas, religiosa y
sibilas, brujas y angelicales, reinas y vírgenes, monjas y
visionarias: la mujer en la Biblia, la mujer en el
Evangelio, la mujer en la alegoría, la mujer en la vida
religiosa... hasta llegar al extraordinario AHortus
deliciarum@, de la Abadesa de Saint-Odile Herrade de
Landsberg, Ala primera enciclopedia ilustrada@,
manuscrito destruido en 1870 en el incendio de la
biblioteca de Estrasburgo, y del que sólo se han
conservado copias de sus láminas. El original contenía
336 grabados, y sólo se han conservado 232.
Y siguiendo con nuestro recorrido:
MARÍA TOSCANO & GERMÁN ANCOCHEA,
Mujeres en busca del Amado. Catorce siglos de
místicas cristianas, Ediciones Obelisco,
Barcelona 2003 (C/ Pere IV 78 [Edificio Pedro
IV], 4ª planta 5ª purta. 08005 Barcelona,
[email protected]), 142 págs.,
21x13,5 cms.
En las páginas escritas por los ya conocidos
María Toscano y Germán Ancochea, se ocupan de
algunas de las mujeres que, durante los primeros catorce
siglos de la era cristiana, han buscado al Amado, han
6
pueden extrañar a algún lector. Varios motivos, parece
ser, han llevado a los autores a detenerse en estos
paralelismos. Está, en primer lugar, la experiencia
personal de los autores, que hace que algunas de las
citas sufíes surjan de forma automática al ocuparse de
ciertos temas, del mismo modo que, cuando hablamos
sobre el sufismo, surgen de forma natural citas paralelas
del Nuevo Testamento. Por otra parte, como señalarán
ambos autores, si las distintas tradiciones religiosas,
cuando son auténticas, representan otros tantos rostros
de Dios, cada una de ellas puede ayudar a las otras a
comprender mejor, a arrojar nueva luz, sobre su propio
camino. En ocasiones los paralelismos son tan evidentes
que uno podría sentirse tentado a hablar de posibles
influencias mutuas; sin desecharlas por completo lo que
nos parece más evidente es que, por una parte los
corazones enamorados acaban usando el mismo
lenguaje, pero sobre todo que cuando el hombre recorre
el camino hacia la Unión acaba pasando por los mismos
paisajes.
Finaliza el estudio en los escritos de la Hermana
Katrei, mística desconocida de la primera mitad del
siglo XIV, con ella alcanza la mística especulativa
femenina su más elevada expresión, a partir de entonces
el relevo es tomado por el Maestro Eckhart y sus
discípulos.
de su luminosidad primigenia y así a recordar y
actualizar su origen divino. Que así sea, si a Dios
place”.
Y ya, para finalizar, no debe faltar un buen
postre, muy español, muy del pueblo, muy de gente
normal, pero que viene del silencio de los claustros,
apreciados hoy por excelentes dulces de mesa, pastas de
tertulia y yemas de lo más surtido:
AA.VV.: LA VOZ DEL SILENCIO. POESÍA
MONÁSTICA FEMENINA DEL SIGLO XX.
Edición preparada por PILAR MAÍCAS
GARCÍA-ASENJO
(Profesora
de
la
Universidad Católica de Lovaina) Y Mª
ENRIQUETA SORIANO P.-VILLAMIL
(Catedrárica de la Universidad Católica de
París), Biblioteca de Autores Cristiano (BAC),
Estudios y Ensayos de Lírica Religiosa. Madrid
2004, 336 págs.
Como dicen los autores de esta hermosa
selección de vidas y textos: “Nuestro deseo, al compartir
con el lector lo que para nosotros ha sido una
apasionada aventura, es ayudarle a descubrir y
revitalizar esos caminos que le llevan a la recuperación
Es una publicación de la BAC que recoge una
antología de poesía mística de religiosas contemplativas.
Poemas que brotan espontáneos del silencio y el
recogimiento de los claustros y de la oración de mujeres
que, en el encuentro con Dios-Amor, quedan atraídas
por esta belleza fascinante que ilumina sus vidas y las
colma de gozo. Consiguen dar forma poética a vivencias
con frecuencia inefables en las que resuena el aliento
místico del Cantar de los Cantares y de otros muchos
textos, manantiales de inspiración inagotable.
Los textos de cincuenta y nueve autoras están
compuestos en su mayoría en castellano, pero también
los hay en catalán y gallego. Proceden de las principales
Órdenes contemplativas de la geografía española, de
cuyos monasterios el lector encontrará una breve reseña
histórica.
En anexo se publican poesías inéditas de los
7
siglos XV y XVII: romances, sonetos o endechas de
suma valía.
Es un libro admirable para quienes gustan de
visitar monasterios y disfrutar en ellos de unos días de
descanso espiritual. Sabrán no sólo qué hacen las
mujeres de la contemplación y de la mística callada,
sino también qué sienten y cómo hablan en su interior.
de estar con la persona amada; el disfrute de su
presencia y de su compañía; el arrobo en la
contemplación del ser querido; la entrega mutua en esa
alteridad tan deseada; la pretensión mutua de
exclusividad amorosa entre los que se aman; el dolor, el
sufrimiento como prueba del amor verdadero; el gozo,
la plenitud de vivir para el otro o en el otro hasta
experimentar ese dilema de amor o muerte. Ésa viene a
ser y no otra la trama de sentires en que se teje tanto el
amor sagrado como el profano.
¿Y los decires, las palabras? Tampoco distarán tanto si
han de expresar «a lo humano» o «a lo divino» los
mismos sentimientos. Si Borges se atreve a escribir:
«Estar contigo o no estar contigo es la medida de mi
tiempo», San Juan de la Cruz reclamará la compañía del
Amado con estos versos de singular tersura:
Esta antología enfrenta al lector y ya desde su
título- con la naturaleza paradójica de la vida monástica
y de la experiencia contemplativa, una de las claves
indispensables para poder entenderla. ¿Qué otra cosa
querrá indicar La voz del silencio sino esa apa¬rente
antinomia nacida del Antiguo Testamento y pasada por
el evangelio de Jesucristo según la cual los desiertos
pueden manar leche y miel mientras que los primeros
serán los últimos y los últimos los primeros?
Las vivencias de los místicos, lo mismo que las
páginas de las Sagradas Escrituras, están llenas de
conceptos y de expresiones paradójicos. Resulta que
una zarza puede arder sin consumirse o que una virgen
está encinta o que la muerte se trueca en vida y la cruz
en resurrección. Es la lógica de Dios y suele ser también
la lógica de los místicos, donde la música puede sonar
callada y la soledad, en cambio, puede resultar sonora.
Son esas apreciaciones tan familiares en San Juan de la
Cruz o en Santa Teresa de Jesús como hablar del
«cauterio suave», de la «llaga regalada» o de «la llama
que consume y no da pena». Y sobre todo, esa
sensación definitivamente antinómica que transmiten el
«vivo sin vivir en mí» y el «muero porque no muero».
También estas páginas de femenina y cotidiana
poesía espiritual están sembradas de esas inefables
incoherencias que sólo el amor entiende y sólo el amor
«a lo divino» es capaz de explicar.
Por lo demás, repasando estos poemas que,
como diría Manuel Machado, «brotan de manantial
sereno», se pregunta uno sobre la diferencia que corre
entre estos versos de amor «a lo divino» y los que
cantan el común amor humano. ¿No será un solo
sentimiento? ¿No habrá más proximidad de la que
parece entre los místicos y los poetas, entre los que
cultivan el amor sagrado y el amor profano? ¿O no es
que, de suyo, es ya sagrado todo amor verdadero?
«Descubre tu presencia
y máteme tu visita y hermosura.
Mira que la dolencia
de amor, que no se cura
sino con la presencia y la figura».
Francisco R. de Pascual
No parece teológicamente aventurado afirmar
que todo amor, de por sí, tiene ya un toque «a lo
divino». Ni tampoco asegurar que el amor de Dios
nosotros no lo percibimos sino a través del lenguaje y de
las categorías humanas. De ahí que, en una u otra
versión, el amor genere los mismos sentimientos y se
exprese en idénticas palabras. Los sentimientos, en uno
y otro caso, suelen ser la impaciencia, el anhelo de ver o
8
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