GAEBELEI 1992

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Resumen de la obra
El modelo de la verdad de Dios:
Problemas de integración en la educación cristiana,
de Frank E. Gaebelein
Copyright © 1992
INSTITUTO DE EDUCACIÓN CRISTIANA
DEPARTAMENTO DE EDUCACIÓN
ASOCIACIÓN GENERAL DE LA IGLESIA ADVENTISTA DEL SÉPTIMO DÍA
12501 Old Columbia Pike
Silver Springs, MD 20904-6600, EE.UU. de N.A.
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Esquema de contenido
PREFACIO
CAPÍTULO UNO: LA INTEGRACIÓN Y LA VERDAD
1. A modo de introducción
2. Relevancia del tema
3. El problema de la integración
4. El riesgo en la autocrítica
5. La verdad de Dios y sus implicaciones
CAPÍTULO DOS: EL DOCENTE Y LA VERDAD
1. La determinación de la verdad
2. No hay educación cristiana sin docentes cristianos
3. Los cristianos no están inmunes al secularismo
4. El docente como medio de integración
5. Los docentes de Biblia en departamentos "seculares"
CAPÍTULO TRES: LA ASIGNATURA Y LA VERDAD
1. Del docente a la asignatura
2. La asignatura más difícil de integrar: Matemáticas
3. La integración cristiana de la literatura
4. Las bellas artes: la música
CAPÍTULO CUATRO: LA VERDAD MÁS ALLÁ DEL AULA
1. Más allá del aula
2. El programa extracurricular
3. Disciplina: la prueba ácida
4. La integración también se aplica a los cultos
5. La promoción de la educación cristiana
6. El público cristiano
7. Un llamado a la erudición cristiana
8. El desafío de la educación cristiana
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PREFACIO
No es un concepto nuevo que toda verdad viene de Dios.
Sus raíces son bíblicas. Pero durante los últimos tiempos las
implicaciones trascendentes de la unidad de toda verdad en
Dios ha sido a menudo pasada por alto. Una de las necesidades
de nuestro tiempo es la reafirmación de que toda verdad
proviene de Dios, de que Cristo es la Palabra de Dios hecha
carne, de que el Espíritu Santo es el Espíritu de Verdad y de
que las Escrituras son la Palabra escrita de Dios. Juntamente
con esta reafirmación, se debería tener en cuenta que tanto la
creación natural como los esfuerzos creativos del hombre en
todos las áreas están relacionados con la verdad de Dios. Por
lo tanto, la dicotomía entre lo sagrado y lo secular no tiene
lugar en una filosofía de la educación cristiana consistente.
En el corazón mismo de todo pensamiento sobre educación,
ya sea cristiana o secular, está el problema de la
integración. En este asunto gran parte de la educación tanto
cristiana como secular es inadecuada. La educación cristiana
falla en la práctica de aplicar esta relación viviente con la
verdad. Los principios pueden ser excepcionalmente ortodoxos,
pero la práctica está muy lejos de ellos.
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CAPITULO 1
LA INTEGRACIÓN Y LA VERDAD
Santifícalos en tu verdad: tu palabra es verdad." Juan 17:17
1. A modo de introducción
Una mañana de abril Pilato preguntó: "¿Qué es la verdad?"
Filósofos, artistas, poetas, científicos y maestros han estado
formulando esta pregunta por siglos. Este libro intenta responderla
en relación con una de las responsabilidades principales encomendadas
a la iglesia cristiana: la educación y el entrenamiento de la
juventud en la verdad y en el temor de Dios, que es el principio de
la sabiduría.
2. Relevancia del tema
El modelo de la verdad de Dios: Problemas de integración en la
educación cristiana. Tal vez el lector se pregunte qué tiene que ver
este tema con la educación cristiana o aun más, ¿deben todos los
cristianos interesarse en la educación cristiana? La Biblia dice que
sí. El apóstol Pablo, en Efesios 4:11 al enumerar los dones del
Espíritu, menciona a los "pastores y maestros". Es evidente en el
original griego que los dos oficios corresponde a la misma persona.
No hay nada arbitrario en esto. Los pastores siempre están
involucrados de alguna manera con la juventud. En el trabajo
misionero la enseñanza va de la mano con la evangelización. Y
todavía más, entre los maestros más efectivos están los padres,
madres, hermanos, hermanas y amigos. En síntesis, de una manera u
otra, la enseñanza es tan ineludible como la vida misma.
Uno de los errores más comunes consiste en limitar la educación a
las cuatro murallas del aula. En realidad la educación es un proceso
continuo, tan amplio como la experiencia misma.
3. El problema de la integración
Al comenzar el análisis parece que hay dos cosas separadas: "La
verdad de Dios" y "la integración". En realidad ambas están
íntimamente unidas. La verdad de Dios tiene un alcance universal y
cada aspecto de la educación se relaciona con ella. De modo que el
problema de la integración se origina, tal como lo dice la palabra
misma, al juntar las partes en un todo.
Nuestro objetivo es mostrar cómo la educación cristiana de modo
particular puede llevar a cabo la integración en la totalidad de la
verdad de Dios.
La educación cristiana tiene un sentido "externo" y uno "interno".
El término "externo" no significa superficial, sino algo que va más
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allá de nosotros. El significado externo de la educación cristiana
tiene que ver con la verdad de Dios, que es objetivamente cierta,
independientemente de que la creamos, entendamos o enseñemos. El
significado interno se relaciona con los cursos y las políticas
educativas.
Por un lado la verdad de Dios es externa a la educación cristiana,
en el sentido de que no depende de lo que la educación es o hace.
Por otro lado existe un proceso de integración, de unión entre lo
interno y lo externo. En la educación cristiana se produce una unión
viviente entre el contenido de la asignatura, la administración o el
personal, y el modelo infinito y eterno de la verdad de Dios.
El problema de la integración, que no es exclusivo de la educación
cristiana, es cómo concretar esta unidad.
La educación secular no tiene la posibilidad de hacer la integración
interna porque le ha dado la espalda a Dios y a su Palabra, dejando
de lado el significado externo.
La educación cristiana es diferente. A pesar de sus fallas y
dificultades tiene algo a qué estar ligada; tiene la Biblia, la
Palabra inspirada de Dios, que es el factor integrador. Quien toma
seriamente las verdades que ella contiene tiene las repuestas a las
búsquedas vanas de los secularistas.
El problema de la educación cristiana es de aplicación, no de
descubrimiento.
4. El riesgo de la autocrítica
¿Quiere decir que nosotros tenemos todas las respuestas? De ninguna
manera. Aunque tenemos el principio unificador verdadero, está ante
nosotros el amplio dominio de la aplicación. Nuestros problemas se
multiplican: hay nudos que atar, necesidades que satisfacer, errores
que corregir y objetivos que alcanzar.
La autocrítica es necesaria. Después de décadas de crecimiento en
la educación cristiana, ha llegado el momento de echar una mirada
introspectiva, de medirnos con los criterios de verdad presentados en
la Palabra de Dios, y una vez visto algunos de nuestros problemas,
trabajar ardua y honestamente en las soluciones.
Tenemos mucho que decir sobre la educación Cristocéntrica, orientada
hacia Dios, basada en la Biblia, centrada en Dios, pero en la
práctica actual no estamos haciendo lo suficiente. No es que no
estemos haciendo nada en la práctica de la educación cristiana. Eso
sería un apreciación extremista. Pero en la integración total de
Cristo y la Biblia en la institución como un todo (los departamentos
de estudio, las actividades de los estudiantes y las distintas faces
de la administración) hay todavía mucho terreno por conquistar.
El problema es que muchas instituciones se están engañando a sí
mismas.
El profesor Gordon Clark dice que en algunos colegios
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cristianos "el programa es educación pagana con un revoque de
chocolate de cristianismo". El Dr. Edwin H. Rian dijo que "la
tendencia actual en educación es añadir religión a los cursos de
estudio, del mismo modo que uno agrega un garage a una casa. Lo que
el edificio del conocimiento necesita no es un garage nuevo sino una
nueva fundación".
5. La verdad de Dios y sus implicaciones
Decir que mantenemos a Cristo y la Biblia como centro de la
educación requiere que pensemos en la verdad de Dios, que es el
centro de nuestro tema.
Por un lado tenemos que considerar la verdad y su naturaleza. Nadie
niega que Cristo es la identificación personal de la verdad.
Identificar a Cristo con la verdad no depende sólo de su afirmación
"Yo soy la verdad y la vida" sino de cada palabra y acción suya. Si
Cristo es la verdad encarnada, no olvidemos que Él también identificó
la verdad con las Escrituras cuando oró "Santifícalos en tu verdad,
tu Palabra es verdad".
Para la educación cristiana la adopción del principio unificador de
Cristo y la Biblia significa el reconocimiento de que toda verdad es
verdad de Dios. Pablo escribió a los filipenses: "Finalmente
hermanos, todo lo que es verdadero... en esto pensad". Él sabía que
la verdad cristiana abarca toda verdad, y nada verdadero está fuera
del alcance del cristianismo.
El próximo paso es ver cómo esta verdad destituye la idea de la
división entre el conocimiento religioso y secular. Nosotros hemos
hecho una falsa distinción entre lo sagrado y lo secular, olvidando,
como lo dijera Cervantes en uno de los arrebatos de sabiduría que
marcaban las extrañas acciones de Don Quijote: "Donde está la verdad,
en tanto sea verdad, allí está Dios".
Por supuesto, damos prioridad a la verdad espiritual revelada en la
Biblia y encarnada en Cristo. De todos modos, esto no significa que
los aspectos de la verdad descubiertos por el hombre en el campo de
las matemáticas, la química o la geografía son menos verdaderos que
la verdad de Dios en Cristo. La diferencia está en la materia: en el
último caso, la verdad de Cristo está relacionada con la salvación, y
la verdad de física no lo está.
Necesitamos docentes que vean sus materias, ya sea ciencias,
historia, matemáticas, literatura o arte, incluidas en el modelo de
la verdad de Dios. Una cosa es entender que toda verdad es verdad de
Dios y otra es construir, basados en esta premisa, una práctica
educacional efectiva que muestre a los alumnos la unidad de la
verdad, que despierte sus corazones y mentes al concepto de Cristo,
"quien es la imagen del Dios invisible", "por quien todas las cosas
fueron creadas".
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La educación cristiana tiene la obligación de defender y honrar la
verdad dondequiera se encuentre.
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CAPÍTULO 2
EL DOCENTE Y LA VERDAD
"No os conforméis a este siglo, sino transformaos por la renovación de
vuestro entendimiento"
Romanos 12:2
1. La determinación de la verdad
Discutidas las premisas de que toda verdad es verdad de Dios y de
que la Biblia es el factor unificador de la educación cristiana,
debemos discutir cómo distinguir lo verdadero de lo falso.
Hay tres maneras de abordar el problema:
1. Desde la revelación solamente
2. Desde la revelación y la razón
3. Desde la razón solamente.
Nosotros hemos elegido desde la revelación y la razón. Si tomamos
la revelación solamente podemos caer en el irracionalismo y en el
peligro de desmerecer la facultad de la razón. Confiar solamente en
la razón terminaría en el racionalismo y en el humanismo, que toma la
mente del hombre como la medida de todas las cosas.
Para el cristiano, la verdad es la revelación de Dios contenida en
su Palabra inspirada, pero manifestada también en la creación. Esta
verdad en su más alto nivel es recibida por fe, pero puede ser
conocida por la razón al ser iluminada por el Espíritu Santo.
Cualquier base adecuada para la educación cristiana debe incluir la
revelación de Dios en la creación y en la Palabra de Dios. Pero
nuestra comprensión del libro de la naturaleza no debe ser la norma
para la aceptación de la Biblia. Al contrario, la educación
cristiana debe reconocer el estado fragmentario de nuestro
conocimiento del vasto libro del universo creado.
2. No hay educación cristiana sin docentes cristianos
Desde el momento en que una persona asume la posición de que toda
verdad es verdad de Dios, tiene el cometido de hacer algo. Este
principio no significa sólo palabras, sino hechos.
¿Cómo una escuela cristiana puede expresar sus convicciones básicas?
Integrando la Palabra de Dios con la revelación de Jesucristo.
En una conversación, el profesor Karl Barth enfáticamente opinó que
la manera más efectiva de integrar cada materia de estudio con el
Cristianismo es a través de docentes que tengan cosmovisión
genuinamente cristiana.
Se requiere que los docentes sean eruditos cristianos sinceros para
neutralizar el humanismo.
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3. Los cristianos no están inmunes al secularismo
Ya que el docente cristiano es tan importante, pensemos por un
momento en la clase de cosmovisión que tienen la mayoría de los
docentes de nuestros colegios cristianos.
La mayoría de los docentes de las instituciones evangélicas han sido
entrenados en instituciones cuya filosofía es la de esta tierra. No
digo que todos los que han ido a un colegio secular tienen una
cosmovisión secular. Es posible que los cristianos sinceros
mantengan una cosmovisión cristiana en una atmósfera hostil. Sin
embargo la realidad muestra que muy pocos estudiantes cristianos que
asisten a colegios seculares están alertas y disciplinados, y sólo
algunos escapan de los caminos del pensamiento secular.
Por otro lado, un buen número de docentes que trabajan en
instituciones cristianas han asistido a colegios cristianos. Incluso
en los colegios cristianos ha habido muy poca correlación entre
cristianismo y las así llamadas asignaturas seculares. Sumado al
hecho que la gran mayoría de textos están escritos desde una
perspectiva que no considera la verdad de Dios, podemos ver que
incluso los docentes cristianos reflejan en alguna medida el
secularismo de nuestra época. El hecho es que la filosofía
mundana y humanista es más penetrante de lo que podríamos pensar.
Los docentes cristianos necesitan investigar en qué medida el
clima de opinión se ha infiltrado en sus propias mentes y está
tiñendo su propia enseñanza.
Tratándose de filosofía cristiana no hay medias tintas; es todo o
nada.
4. El docente como medio de integración
No sólo es posible sino también razonable esperar de los
docentes cristianos una cosmovisión inteligentemente
comprendida y sostenida con convicción. Para estos docentes
primero de todo está la revelación escrita de Dios, aunque
también su revelación en la naturaleza. Esta cosmovisión se
puede construir a partir del estudio personal de la Palabra de
Dios y de los grandes pensadores cristianos, y a través de la
discusión con otros colegas docentes de un marco de referencia
cristiano.
Se debe admitir con honestidad que ningún docente o ministro
que no tenga a la Biblia como el centro de su vida puede
desarrollar un marco de referencia cristiano.
He aquí un ejemplo de lo que sucede a menudo. Muchas escuelas
secundarias cristianas tienen la libertad de organizar su curriculum.
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Generalmente tienen su clase de religión. El problema es que, en la
mayoría de los casos, estas clases de religión están aisladas de los
otros estudios. Son como pequeñas islas de verdad espiritual en
medio de un curriculum secular. En lugar de estar orgánicamente
unidas con matemáticas, literatura, ciencias o historia, están
aisladas. Se erigen como fortalezas en nuestra educación moderna,
hermosas y venerables, pero rodeadas de un foso, ajenas a la vida
cotidiana.
El problema es llenar el foso y sacar al cristianismo de su castillo
venerable. A continuación sugiero un plan para que el cristianismo y
la Biblia sean el centro vivo del curriculum.
5. Los docentes de Biblia en departamentos "seculares"
La escuela cristiana que cree que toda verdad es verdad de
Dios y que desea integrar a Cristo y la Biblia en su curriculum
debe abandonar la idea de tener un departamento de Biblia
separado del resto. En su lugar debe buscar docentes
cristianos devotos, quienes junto con su competencia en
ciencias, matemáticas, lenguaje o estudios sociales puedan dar
instrucciones en Biblia. Estos docentes, especialmente a nivel
secundario, no necesariamente tienen que ser eruditos de la
Biblia. El que enseña historia o ciencias y que también enseña
Biblia está preocupado con la presentación de la verdad de Dios como
autoridad última. La correlación con la enseñanza regular será
natural e intuitiva, no forzada ni calculada.
Existen algunas objeciones al plan. Algunos dicen que Biblia es una
asignatura muy difícil para aquellos que no son expertos en la
materia. Siempre habrá un lugar para los especialistas en Biblia.
Con este plan cada escuela necesita al menos un docente técnicamente
entrenado en Biblia como centro de referencia.
Otra objeción se levanta en el terreno práctico. Algunos creen que
aunque el plan parece bueno es una utopía.
La clave para el éxito reside en la visión de la importancia
de la tarea en la captación d la obligación de llevarla a
cabo. El desafío es grande, y es sólo para el docente
cristiano que busca primero la gloria de Dios. Tenemos la
certeza de que el Señor a quien servimos nunca falla y que con
la ayuda del Espíritu Santo tendremos la medida de sabiduría y
fortaleza que necesitamos para hacer su voluntad.
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CAPITULO 3
LA ASIGNATURA Y LA VERDAD
"Por lo demás hermanos, todo lo que es verdadero... en esto pensad"
Filipenses 4:8
1. Del docente a la asignatura
Una vez que los docentes de las diferentes asignaturas enseñen
Biblia, comienza la integración con el curriculum. En toda la
escuela la verdad bíblica pronto cruzará las barreras departamentales
introduciéndose en las "materias seculares", y pasará del docente a
la asignatura.
Al pasar del docente a la asignatura, nos enfrentamos con la
necesidad de elegir unas pocas áreas de discusión. En lugar de tomar
las mayores áreas comenzaremos con la asignatura más difícil de
integrar.
2. La asignatura más difícil de integrar: Matemáticas
La base común para el marco de referencia cristiano y las
matemáticas está en el nivel epistemológico.
Pascal vio que la geometría, a pesar de sus definiciones precisas de
verdades "evidentes por sí mismas," nunca pueden verificarse por la
simple razón de que están basadas en cosas que fundamentalmente son
no verificables. Reconoció la aplicación de este principio tan
fundamental en conceptos como tiempo, espacio, movimiento, número e
igualdad. Estos axiomas "evidentes por sí mismos" que son la materia
prima del pensamiento geométrico, son esencialmente imposibles de
probar.
La vasta estructura de las matemáticas, con sus miríadas de
aplicaciones en todas las áreas de las ciencias están construidas
sobre estos principios.
Lo mismo ocurre con el cristianismo. Sus postulados básicos son
imposibles de probar desde la lógica humana, a no ser por la
experiencia del corazón. Una vez que nos sometemos a ellos por fe,
pueden ser definidos y usados para llevar fruto en el campo ilimitado
de la vida cristiana y el carácter.
Por supuesto hay otras áreas de concordancia entre las matemáticas
y la visión cristiana además de la epistemológica. Por ejemplo, la
existencia del número y del orden, no sólo en el mundo sino en todo
el universo.
Las matemáticas se asemejan a la forma cómo Dios obra. El
docente de matemáticas debe conocer el terreno imposible de
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probar compartido por las matemáticas y el cristianismo, la
presencia del número y del orden en la naturaleza y el arte, la
perfecta congruencia de las estrellas con los cálculos
matemáticos. Además de esos hechos, puede mostrar a sus
alumnos la generalización. Los jóvenes pueden maravillarse
ante la sabiduría del Dios de la verdad matemática, tanto como
se maravillan ante las grandes montañas, los océanos o los
cielos.
3. La integración cristiana de la literatura
Este es un campo con numerosas y obvias posibilidades de
integración. Hay tantas maneras en que un profesor de lenguaje puede
establecer relaciones con el cristianismo que el problema está en la
selección. Esto es porque los libros, particularmente los creativos,
son un espejo de la vida, y tan variados como la vida misma. Y el
cristianismo da al ser humano nada menos que una vida más abundante.
El terreno común entre el cristianismo y la literatura es tan
abarcante como la vida misma.
La Biblia misma es literatura. La diferencia entre la Biblia y los
escritos de los hombres es la misma que entre la persona de Cristo y
la persona del hombre. La Biblia es humana, pero con la completitud
y la solidez que no tiene ningún otro libro. Al mismo tiempo es
divina. A través de los años los cristianos la han reconocido como
inspirada por el Espíritu Santo.
Para cada docente de literatura cuya mente y corazón están afirmados
en la Palabra de Dios, el secreto de la integración está develado.
Si es capaz de comunicar el conocimiento y conducir a sus alumnos a
descubrir por sí mismos relaciones, difícilmente pueda evadir un alto
nivel de integración. La integración vendrá cuando vea los libros
bajo consideración --ya sea Cervantes, Lope, Manrique o Rubén Darío a
través de la luz penetrante de la Biblia.
4. Las Bellas Artes: Música
Hay una transición natural de la literatura a las bellas artes. Las
bellas artes son un elemento esencial de la educación: sin algún
conocimiento en la materia, la educación cristiana no está completa.
La música es por excelencia un arte cristiana. Muchos de los
grandes compositores, aun siendo seculares, tienen una naturaleza
espiritual. La himnología ha extraído de los clásicos algunas de las
más bellas melodías.
Considerando el estado de la música en nuestras iglesias e
instituciones educativas hoy, vemos la necesidad de escalar en busca
de excelencia. ¿Debemos continuar con una mediocridad estética,
simplemente porque esta clase de música parece atraer a la multitud?
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Las escuelas deben repensar su estética a la luz del hecho que Dios
merece lo mejor. Los docentes de música deben buscar que todos los
alumnos escuchen tanta música bella como sea posible, y que
participen en el gozo de crear buena música.
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CAPITULO 4
LA VERDAD MÁS ALLÁ DEL AULA
"Y todo lo que hacéis, sea de palabra o de hecho, hacedlo todo en el nombre
del Señor Jesús,
dando gracias a Dios Padre por medio de él"
Colosenses 3:17
1. Más allá del aula
La educación, aunque amplia en su alcance, nunca es más que una
parte de la verdad. Cuando tomamos la verdad como materia, tenemos
un tema tan vasto que su exposición completa puede revelar sólo una
fracción de su grandeza. La verdad de Dios no sólo abarca el
mundo y todo lo que está en él, incluyendo la historia pasada,
presente y futura, sino el universo entero desde sus comienzos
en la distancia inconcebible hasta su conclusión en el futuro
desconocido.
La educación es más que docentes y asignaturas. La escuela
tiene su ubicación, su ambiente, sus normas y prácticas más
allá del aula. Estas otras dimensiones de la educación forman
parte de la verdad como las asignaturas.
2. El programa extracurricular.
El amplio expectro de las actividades extracurriculares comprende
clubes,"hobbies", sociedades literarias, publicaciones, actividades
dramáticas, orquestas, bandas, coros y actividades atléticas, que
también son parte de la experiencia educativa y tiene su lugar en la
verdad de Dios, no menos que las matemáticas o las ciencias, la
historia o la literatura.
El primer problema es el de la selección. Es claro que ciertas
actividades que son buenas en escuelas seculares no tienen lugar en
la educación cristiana por la sencilla razón de que son incompatibles
con la verdad cristiana.
El Nuevo Testamento nos da el principio que puede servir como
criterio para elegir los programas que son apropiados: "Y todo lo que
hacéis, sea de palabra o de hecho, hacedlo todo en el nombre del
Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él."
Una vez que asumimos que las actividades son compatibles con el
criterio de Pablo, ¿qué relación tienen con la verdad de Dios? La
respuesta está en el simple hecho de que el trabajo bien hecho,
aunque sea un hobby o una recreación, es una actividad que contribuye
a la vida o al servicio efectivo a Dios y al prójimo.
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Por lo que hemos visto, la integración cristiana se relaciona no
sólo con las asignaturas sino que es una cuestión de método.
3. Disciplina: la prueba ácida
Vayamos un paso más allá del aula y entremos a las oficinas de la
administración. Si el manejo de cualquier escuela es esencial, con
seguridad es una obligación sagrada y doblemente importante en la
educación cristiana. Pocas cosas causan más daño a los alumnos y a
los docentes que un abismo entre los principios y las prácticas en la
vida de aquellos que tienen la autoridad.
Abordaremos tres diferentes responsabilidades administrativas: la
disciplina, la planificación de los servicios religiosos y la
promoción o publicidad.
En muchos sentidos la prueba ácida de una escuela cristiana es el
manejo de la disciplina. Aquí el centro de integración se centra en
lo fundamental tal como el amor, la justicia y la responsabilidad.
La motivación primaria no es nada menos que el nuevo mandamiento:
"Que os améis unos a otros como yo os he amado". El problema es más
que racional, es emocional.
Junto con la compasión por el individuo y sus necesidades, a veces
es necesario tratar severamente con los individuos en vista de que la
responsabilidad por el grupo es una carga siempre presente para las
autoridades educativas.
Mucho más importantes que las técnicas disciplinarias es el
espíritu que está detrás de ellas. Las palabras "La letra mata,
mas el espíritu da vida" tienen un sentido muy especial en este
caso.
La comprensión paciente, la voluntad a hablar, y sobre todo el
tiempo dedicado a dialogar, son los elementos esenciales de la
disciplina cristiana. Los resultados algunas veces implicarán
alguna acción drástica, pero aun entonces el amor cristiano
hará su trabajo restaurador y sanador.
4. La integración también se aplica a los cultos
Nuestra atención ahora se dirige a los servicios religiosos.
Lo mejor es que los docentes participen con los alumnos en los
cultos. Esto sólo es posible si la escuela está convencida de
que no hay educación cristiana sin docentes cristianos. En una
escuela como ésta, el cuerpo docente da la impresión de que
Dios nunca será olvidado.
El problema aparece cuando la escuela o el colegio cristiano, no
importa su tamaño, tiene un cuerpo estudiantil de naturaleza diversa.
Del mismo modo que ninguna iglesia puede pretender que todos sus
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miembros estén en Cristo, ninguna escuela puede pretender tener un
estudiantado completamente cristiano. Recordemos que la Biblia nunca
requiere la identidad de la experiencia espiritual de los creyentes.
Por lo tanto, no demandemos más allá que el principio de Jesús,
cuando le dijo a Nicodemo: "El viento sopla de donde quiere, y oyes
su sonido, mas ni sabes de dónde viene, ni adónde va. Así es todo
aquel que es nacido del Espíritu" (Juan 3:8).
5. La promoción de la educación cristiana
Pasar de los asuntos espirituales a la promoción de la educación
cristiana es como salir de la iglesia y entrar al mercado. De todos
modos, existe la responsabilidad de publicitar basados en la verdad,
del mismo modo que la enseñanza debe estar basada en la verdad. La
publicidad de hoy está basada en la astucia, el engaño, la vanidad y
el esnobismo. La educación cristiana no tiene derecho de seguir
estos parámetros.
Publicitar la educación cristiana no es asunto fácil. Cualquiera
que se ha encontrado preparando publicidad educativa sabe cuán
difícil es ser efectivo y al mismo tiempo veraz. Si los encargados
de preparar publicidad valoran la verdad, la publicidad cristiana que
preparen no seguirá los patrones de la publicidad mundana.
6. El público cristiano
El público cristiano debe comprender no sólo la misión de la escuela
o el colegio sino la empresa entera de la educación cristiana. No
debemos olvidar que toda educación es un reflejo del ambiente.
Algunos padres creyentes consideran a la educación cristiana de
nivel primario o secundario como algo adicional o accesorio, debido a
la predominancia de la escuela pública. Si se enseña la verdad,
algunos pueden pensar que es una suerte de misión de rescate para
jóvenes delincuentes y chicos tontos. Para padres como éstos, la
educación cristiana sólo tiene sentido a nivel terciario. Ignoran
que si queremos que nuestros hijos tengan una cosmovisión centrada en
Dios, la fundamentación debe hacerse desde la temprana edad.
Ojalá nunca nuestras escuelas dejen de enviar coros, equipos de
predicación, y cuartetos a diferentes reuniones públicas. Aunque la
participación en tales empresas no es el propósito principal de la
educación cristiana, la educación de la juventud consiste en la
preparación para una vida de servicio haciendo la voluntad de Dios.
7. Un llamado a la erudición cristiana.
Un estudio de las grandes crisis en la historia del cristianismo
revela que en cada caso hubo al menos un intelecto consagrado a la
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causa de Dios. Algunos ejemplos de hombres con educación superior e
intelecto consagrado son Agustín, Lutero, Calvino, Edwards y Wesley.
Es cierto que como creyentes cristianos esperamos la venida del
Señor. Pero sabemos que Él podría dilatar su venida más allá de
nuestro tiempo. En tanto, tenemos la obligación de estar ocupados
hasta que Él venga. Necesitamos liderazgo consagrado e intelectual,
que integre en mente y espíritu la verdad de Dios a la naturaleza, la
ciencia, la literatura, el arte y toda la vida. La enseñanza
cristiana y la erudición van juntas. Son indispensables si la fe
evangélica va a alcanzar a la presente generación.
8. El desafío de la educación cristiana
La educación cristiana es para aquellos que son llamados, para
aquellos quienes tienen amor y simpatía por la juventud como lo
tuvo Cristo. La educación trata el material más precioso e
importante del mundo: las almas en crecimiento.
La recompensa más grande que puede tener un docente es ver a sus
alumnos que alcanzan por la gracia de Dios mucho más de lo que él
imaginaba.
Para aquellos que sienten el llamado de Dios, la educación cristiana
ofrece un campo abierto. Hay un trabajo pionero por hacer,
especialmente a nivel primario y secundario.
Al ver esta oportunidad y su grandeza, seamos humildes. Digamos con
el apóstol Pablo "¿Quién es suficiente para estas cosas?" Los que
tenemos el cometido del servicio de Cristo en la educación debemos
saber que "nuestra suficiencia está en Dios".
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