NOGUEZ ESPINOZA FERNANDA_105_7NOV_METODOS

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ESCUELA PREPARATORIA OFICIAL
NUMERO *258*
NOGUEZ ESPINOZA FERNANDA
GRADO: 1º
GRUPO: 105
PROFESORA: MAYUMY HERNÁNDEZ
MUSEO DE MEMORIA Y TOLERANCIA
MÉTODOS Y PENSAMIENTO CRÍTICO
TOLERANCIA
Así como la intolerancia ha provocado tan amargas consecuencias para los
seres humanos, la tolerancia, por el contrario, ha sido un valor esencial para la
sana convivencia y para impulsar avances en la libertad y la justicia.
La tolerancia, consiste en el respeto, la aceptación y el aprecio de la diversidad;
la sustentan el conocimiento, la actitud de apertura, la comunicación y la
libertad de pensamiento, de conciencia y de religión.
Tolerar es comprender que no poseemos la verdad absoluta.
Practicar la tolerancia no significa tolerar las injusticias sociales ni renunciar a
las convicciones personales.
La tolerancia es la virtud que hace posible la paz, contribuye a sustituir la
cultura de guerra por la cultura de paz.
El otro y yo.
Al igual que yo, el otro es una persona que piensa, se siente y experimenta el
mundo de una manera única e irrepetible. Sus características genéticas, su
historia personal y su propio ser lo constituyen como un individuo excepcional
entre los demás seres humanos.
Debemos ser capaces de reconocer que lo que nos hace iguales es que todos
somos diferentes, esta variedad enriquece nuestros conocimientos y nuestra
sensibilidad.
Los estereotipos son ideas o imágenes mentales que los individuos
construimos acerca de los otros. Son, una vez, una versión muy sencilla de la
compleja realidad, se transmiten socialmente por generaciones y nos lleven a
hacer afirmaciones generales, ya sean positivas, negativas o incluso neutras.
Un estereotipo no siempre es totalmente falso, pero siempre es incompleto y
limitado. Los estereotipos suelen generar prejuicios, ya que inducen a
prejuzgar, es decir, a emitir un juicio sin tener la suficiente información que lo
sustente. Los estereotipos y prejuicios pueden estar relacionados con
diferentes aspectos como: sexo, religión, política, raza, moda, ocupaciones,
niveles socioeconómicos, rasgos físicos, etc.
Los estereotipos bloquean la capacidad crítica y conllevan a tener actitudes
prejuiciosas que pueden desencadenar en prácticas de discriminación e
intolerancia.
La discriminación es la raíz misma de la intolerancia. Implica un trato desigual e
injusto que niega los derechos humanos de las personas.
La discriminación consiste en marginar a un individuo o a un grupo por causa
de su género, raza, religión, clase social, ideas políticas o preferencias
sexuales, entre otras. Producto de la ignorancia, del miedo y de la intolerancia,
la discriminación arrasa con los derechos fundamentales, niega oportunidades,
trata con desigualdad e injusticia.
Todos tenemos prejuicios, pero no todos discriminamos. Los prejuicios son
opiniones o creencias, mientras que la discriminación deriva en una acción de
rechazo.
Por supuesto que hoy en día también hay discriminación por condición
ideológica, económica e incluso por condición intelectual; es decir, los que
piensan diferente, los pobres y aquellos que no han tenido acceso a una
educación de más alto nivel, también sufren segregación; es decir, hay muchas
formas de hacer sentir inferior al otro simplemente porque es distinto en alguna
forma. Finalmente habría que señalar que poco a poco, la posibilidad de
“diseñar” humanos más y mejor desarrollados a través de la genética, abre la
puerta, en un futuro, a una discriminación aún más dura.
En
cuanto
a Responsabilidad
Social, la discriminación debería
ser
absolutamente borrada de las empresas, pues es una práctica despreciable
que orada los cimientos de la sociedad misma. Ningún colaborador debe ser
considerado mejor que otro por razones económicas, de sexo, raza, religión o
ideología.
En la imagen que hoy presentamos, se presenta claramente la idea errónea
detrás de la discriminación: “Creer que lo que pensamos diferente, ES
realmente diferente”… allí está el error.
El derecho (sistema judicial) ha sido utilizado como elemento de control por
parte de los grupos predominantes, con objeto de mantener el statu quo. La
discriminación ha sido una de las principales fuentes de desigualdad, debido a
que, como ciertos grupos están marginados de las decisiones, se les priva de
ciertos derechos fundamentales, tales como la salud, la seguridad social y
la educación, entre otros muchos.
GENOCIDIOS Y CRÍMENES CONTRA LA HUMANIDAD
A lo largo de la historia, la humanidad ha sido testigo y participe de la
destrucción de millones de vidas. La violencia, las masacres y las atrocidades
que ha cometido el ser humano han hecho que los representantes de la
comunidad internacional tomen conciencia y se den cuenta de la necesidad de
proteger a los seres humanos. Fue así como en 1948 se aprobó la convención
para la prevención de los delitos de genocidio y para evitar que vuelva a ocurrir
un genocidio como el ataque que cometió el régimen nazi.
El genocidio es la matanza, la lesión grave a la integridad física o mental, el
sometimiento intencional a condiciones de existencia que hayan de acarrear la
destrucción física total o parcial, la aplicación de medidas destinadas a impedir
los nacimientos y el traslado por fuerza de niños del grupo, perpetrados con la
intención de destruir, total o parcialmente a un grupo nacional, étnico, racial o
religiosos. Todos los estados tienen la obligación de prevenirlo y en caso de
que no lo hagan tienen que investigar, procesar y castigar a los responsables.
Desgraciadamente, después del holocausto hemos visto repetirse las mismas
escenas de odio y violencia sin límite, pero con diferente rostro. Ruanda,
Yugoslavia, Camboya, Guatemala y Darfur son ejemplos de que el ‘nunca
jamás’ no existe y no se ha cumplido. El sufrimiento y la absurda pérdida de
vidas nos obligan a reflexionar como seres humanos, pero, sobre todo, a
entender que tenemos un compromiso, no nada más como gobiernos, sino
también como seres humanos consientes y sensibles ante hechos que resultan
inadmisibles en pleno siglo XXI.
Lo relevante para sancionar el delito de genocidio no es el número de personas
que pierden la vida, sino también la intención del perpetrador de destruir total o
parcialmente a un grupo humano de carácter nacional, étnico, racial o religioso.
La definición de genocidio no incluye grupos políticos, ya que la pertenencia a
estos grupos por lo general, se da por voluntad y no por nacimiento y ademes,
porque los grupos políticos carecen de estabilidad o permanencia a diferencia
de los grupos nacionales, étnicos, raciales o religiosos.
La destrucción de la identidad cultural, social, lingüística, o religiosa de un
grupo, no se considera un elemento del genocidio. Sin embargo, pueden ser
utilizados como pruebas para demostrar la intención del perpetrador.
Que un crimen no sea catalogado como genocidio, no implica necesariamente
que este quede impune ni disminuye su gravedad o el sufrimiento de las
víctimas. La legislación penal internacional contempla también los crímenes de
guerra y los crímenes contra la humanidad, que regulan otras acciones como
ataque generalizado, o sistematizado contra civiles: asesinato, exterminio,
esclavitud, traslado forzoso, encarcelamiento, tortura, violación, esclavitud
sexual, persecución, desaparición forzada, y otros.
La importancia de reconocer a un crimen como genocidio o potencial genocidio
radica en que, al hacerlo, la comunidad internacional se ve obligada a
intervenir. Es por esto que en muchos casos, se evita nombrar a los crímenes
como genocidio.
El que se destruya o se intente destruir a personas que pertenecen a algún
determinado grupo no es un fenómeno exclusivo del siglo XX, pero la definición
que derivo en su prohibición internacional no se dio sino hasta después de la
segunda guerra mundial.
En 1994, Rafael Lemkin, jurista judío polaco, acuño la palabra genocidio, con el
objeto de distinguir este crimen de los otros, dadas las masacres de la
población armenia y las atrocidades del régimen nazi. Lo llamo el crimen de
crímenes. La palabra genocidio proviene de dos raíces. Genos, que en griego
significa raza o tribu, y cidio, que en el latín significa matar. El termino
genocidio fue utilizado por primera vez formalmente en el tribunal militar
internacional de Núremberg en los juicios a los crímenes nazis.
El 9 de diciembre de de 1948, la asamblea general de las naciones unidas
aprobara convención para la prevención ya la sanción del delito de genocidio.
La misma asamblea señalo que el objetivo de la convención era evitar que
volvieran a ocurrir genocidios como los cometidos por el régimen nazi.
En su origen, la convención era un tratado internacional que obligaba solo a los
estados que la ratificaron, pero desde entonces se ha transformado en
obligatoria para todos los países.
El Acuerdo o Carta de Londres de 8 de agosto de 1945, que estableció el
Estatuto del Tribunal de Núremberg, definió como "crímenes contra la
humanidad" el "asesinato, exterminio, esclavitud, deportación y cualquier otro
acto inhumano contra la población civil, o persecución por motivos religiosos,
raciales o políticos, cuando dichos actos o persecuciones se hacen en
conexión con cualquier crimen contra la paz o en cualquier crimen de guerra".
En 1946, la Asamblea General de las Naciones Unidas confirmó los principios
de Derecho internacional reconocidos por el Estatuto del Tribunal y proclamó la
resolución 96 (I) sobre el crimen de genocidio, que define como "una negación
del derecho de existencia a grupos humanos enteros", entre ellos los "raciales,
religiosos o políticos", instando a tomar las medidas necesarias para la
prevención y sanción de este crimen.
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