La sociedad Orwelliana

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La sociedad Orwelliana de 1984 está más
cerca que nunca
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junio 25, 2013 Por Eduardo Archanco Deja
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En la novela de ficción 1984, George
Orwell nos dejó la visión que él tenía de
una sociedad Orwelliana. En esta obra,
Orwell asimila las ideas que muchos
ideólogos adoptaron en su época y las lleva hasta sus últimas consecuencias. En un
tiempo en el que el fascismo había provocado una nueva guerra mundial y el
comunismo amenazaba con continuar el conflicto bélico, parecía que el totalitarismo
era la continuación lógica de las sociedades democráticas occidentales.
Tras un primer análisis de qué era el programa PRISM, en este post vamos a
analizar las características de una sociedad Orwelliana así como los paralelismos que
podemos encontrar en la actualidad.
Qué es una sociedad Orwelliana
La sociedad Orwelliana hunde sus raíces en el totalitarismo más extremo. Las
características que definen a una sociedad Orwelliana son:

Los intereses colectivos prevalecen sobre los individuales. Cualquier decisión
será tomada en función del impacto en el colectivo.

Los individuos pasan a formar parte de la propiedad del Estado. Se les niega
cualquier derecho individual, especialmente la libertad de pensamiento y
expresión.

La privacidad no existe. Todo lo que suceda en el ámbito personal o familiar es
de interés del estado.

Para evitar la organización de resistencia civil, las agrupaciones de
personas con intereses comunes están prohibidas.

La familia es una de las mayores amenazas para el Estado. Se fomenta que los
niños delaten conductas de sus propios padres no aprobadas por el Estado.

Se establece un culto a la personalidad del dirigente de turno. Puede que
incluso ese dirigente no sea más que un producto de la propaganda estatal, una
imagen ficticia.

Un estado de guerra permanente contra un enemigo exterior fomenta la
proyección de las frustraciones y disidencias hacia un enemigo común.
Mediante la aplicación de estas medidas, todo atisbo de resistencia en una sociedad
Orwellianaqueda anulado. El resultado es una sociedad en la que todo gira en torno al
espionaje de unos ciudadanos sobre otros, las libertades no existen y la privacidad
tampoco.
¿Para qué tanto esfuerzo por crear una sociedad Orwelliana?
La respuesta que darían los dirigentes de una sociedad así sería: “Para garantizar la
paz y la prosperidad de nuestra gran nación”. La traducción al lenguaje común es en
realidad esta otra:
Que nada cambie para que todo siga igual. Nosotros chupamos del bote y vosotros
cargáis con todo el peso. ¡Y calladitos!
Los dirigentes de una sociedad Orwelliana buscan la perpetuidad de su régimen.
Mantener el poder requiere muchísimo esfuerzo por parte de la casta dirigente. El
mayor miedo que tienen las personas con poder es llegar a perderlo. Por eso, llegarán
hasta donde sea para garantizar que el estatus quo se mantenga el mayor tiempo
posible.
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Una sociedad Orwelliana es una sociedad estática, en la que el cambio es el enemigo
número uno. La innovación no existe, ya que nace del desafío a las creencias comunes
y al estatus quo.
El miedo al cambio empuja hacia una rigidez total de la estructura social. Aquí nacen
tres castas bien diferenciadas: la casta dirigente o núcleo político duro, la casta que
garantiza la seguridad y burocracia y por último tenemos a la casta baja, la más
numerosa y sobre la que se induce un estado de desesperación permanente.
La importancia de 1984 en la sociedad digital
Esta gran novela de George Orwell nos enseña qué pasaría si la tecnología se pusiera
en manos del colectivismo puro. Una sociedad Orwelliana se caracteriza porque sus
ciudadanos son sistemáticamente vigilados por sus propios gobernantes. El espionaje
indiscriminado y sin ningún pudor está a la orden del día.
Hasta hace unas semanas, vivíamos en un mundo en el que nos encaminábamos con
paso seguro hacia la sociedad digital. Una sociedad en la que el acceso al
conocimiento
que
proporciona
internet
estaba
erosionando
lenta
pero
constantemente a los núcleos de poder.
Fue entonces cuando Edward Snowden decidió destapar el caso más escandaloso de
espionaje indiscriminado a ciudadanos inocentes: el programa PRISM.
El gobierno de EEUU estaba monitorizando las actividades en la red de cualquier
persona que tuviera una cuenta de usuario de una de las empresas tecnológicas
involucradas. Apple, Google, Yahoo o Microsoft son sólo unas cuantas de esas
compañías que, bajo una orden judicial secreta, tuvieron que proporcionar datos de
sus usuarios e incluso un acceso permanente a los mismos.
Lo que Snowden ha destapado es la mayor conspiración no sólo contra el
contribuyente americano sino también del mundo. Con la excusa de que la seguridad
nacional lo necesitaba, se han compartido datos personales y se ha roto la privacidad
de no se sabe cuántos miles de personas.
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No tener nada que ocultar no es la actitud correcta. Winston Smith, el protagonista de
1984, lo sabía. Cualquier excusa es buena para etiquetar a alguien como enemigo
público y ser arrestado, juzgado y condenado en consecuencia.
La verdadera cara de la administración Obama
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El hecho de que un empleado de la NSA fuera el autor de la filtración a la prensa
ha empeorado las condiciones del resto de trabajadores de la agencia de inteligencia.
En The Verge, nos cuentan cómo se anima a los trabajadores a vigilarse unos a otros.
Una fuente anónima del Pentágono se quejaba:
Se fijan en el perfil de las personas, su forma de trabajar, cómo interactúan con sus
superiores. ¿Están contentos? ¿Están visitando alguna página web como Salon.com o
The Onion durante sus comidas? Esto es como la película Las Mujeres Perfectas.
Estas medidas podrían hacer mella en la moral del personal que trabaja en agencias de
inteligencia. Aunque los propios empleados saben que su vida personal puede estar
siendo monitorizada en busca de posibles rupturas de seguridad (problemas
financieros o maritales que puedan ser explotados por potencias extranjeras), esto es
algo completamente distinto. Tiene cierto tufillo al control del pensamiento que
ocurre en 1984 y provoca que todo el mundo sospeche de sus compañeros.
Además, en el mismo artículo nos cuentan cómo la administración Obama pretende
considerar la revelación de secretos basados en principios morales (algo en lo que se
escuda Wikileaks)como traición. Estas dos medidas junto con muchas otras pretenden
evitar que sean los propios empleados gubernamentales quienes filtren secretos de
estado.
El efecto del programa PRISM en la sociedad digital
De no ser por la filtración del programa PRISM que protagonizó Edward Snowden,
seguiríamos viviendo inconscientes de que el Gran Hermano norteamericano nos
vigilaba. Este programa de vigilancia ha manchado la confianza que los usuarios
depositaban en las compañías tecnológicas. Va a ser muy difícil de borrar y volver a
confiar en ellas.
Pero más preocupante que la pérdida de la confianza es el hecho de que un gobierno
que se dice democrático, que representa al país de las supuestas libertades, haya sido
el autor de semejante traición a las libertades de sus ciudadanos.
La sociedad Orwelliana en la que los políticos quieren que vivamos es asfixiante para
cualquiera que no pertenezca a su casta. Poco a poco, habían ido construyendo una
jaula de oro por nuestra seguridad. Por mucho oro con que la construyas, no deja de
ser una cárcel para todos nosotros.
Sin embargo, soy optimista y creo que la tecnología al final siempre va a tender a ser
utilizada para el bien. De todas formas, me están entrando muchas ganas de volver a
leerme 1984 de George Orwell. ¿No os parece que ahora es un libro que está más
vigente que nunca?
Ilustración: Ander Coma
Fuente:
http://elespectadordigital.com/sociedad-orwelliana-de-1984-mas-cerca-que-nunca/
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