IGNACIO DE POSADAS

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IGNACIO DE POSADAS. Muchas gracias señor Secretario General, señores
Representantes, señoras y señores.
Antes de comenzar quiero agradecer la invitación del señor Secretario General, a
pesar de que me pone en el brete de tener que hablar de un tema que no es el mío,
con la dificultad y presión que eso significa. Aún así, para mí es particularmente grato
volver a esta Casa: yo soy “ex alumno” de esta Institución, de unos cuantos años
atrás. En aquella época me sentaba un poco más al medio, sobre todo cuando las
periódicas escaramuzas que había entre el Comité de Representantes y el Secretario
General, que supongo seguirán existiendo y dándole un poco de pimienta a la vida de
la Institución.
Tengo muchos recuerdos de mis años aquí, al comienzo de la ALADI y también
quiero aprovechar para referirme ya más específicamente a quien dio nombre a esta
Sala, a don Fernán Cisneros, que también tuve oportunidad de conocer, gran amigo mi
padre. Así que por esos motivos me es particularmente grato estar acá y estoy
reconocido por ello.
Como decía yo no soy experto en estos temas por lo tanto no puedo pretender y no
voy a encarar una suerte de contradictorio, de discusión o de crítica a las exposiciones
anteriores No me siento capacitado para ello. A lo sumo tratar de compartir con
ustedes algunas reflexiones. A veces la óptica de quien está más de afuera puede ser
útil en el sentido de que puede ver detalles que quienes están en el día a día de los
problemas puedan pasar desapercibidos o no darle la magnitud suficiente y voy a
hacer pie en una de las afirmaciones de mi amigo y compañero de peripecias en algún
momento dado, Eduardo Aninat, cuando él decía que estamos en un momento desde
el punto de vista económico y comercial mundial muy especial, muy favorable, tanto en
materia de precios como en materia de tasas de interés, como en materia de flujos. Es
sin duda en ese sentido una oportunidad que no hay que desaprovechar.
Muchas veces estas coyunturas producen efectos anestésicos y se dejan pasar las
oportunidades. Yo coincido con el Ministro Aninat en esa apreciación, pero creo que si
bien eso es cierto en un contexto mundial, hay un contexto regional que tiene una
característica desgraciadamente distinta u opuesta.
Si bien es cierto que también regionalmente los vientos soplan mejor desde el punto
de vista económico y comercial, en la región está instalado desde hace un tiempo un
grado de desconfianza en el cumplimiento de compromisos muy grande y eso pega
directamente bajo la línea de flotación al comercio internacional. Como decía el
colega brasileño, hoy más temprano, el término crédito viene de creer y por distintos
motivos (no es el caso de apuntar con el dedo a nadie, ni de buscar culpas), es parte
de nuestra realidad que la credibilidad en muchos casos está seriamente afectada y
eso conspira directamente contra el crédito y contra el comercio.
Y siguiendo un poco el hilo a partir de ese pie: mientras escuchaba esta mañana a los
distintos expositores, recordaba(eso es señal de vejez probablemente), que cuando yo
arranqué acá era el punto ya de desaparición de una experiencia fracasada como
había sido la ALALC. Prácticamente el clima era de que virtualmente nada había
funcionado de esa experiencia, nada, menos una cosa: q el Tratado de Santo
Domingo, el CCR, eso era lo único rescatable en aquel momento de aquella
experiencia de la ALALC y, bueno, hoy nos encontramos con que eso no funciona.
Eso que era lo más rescatable, aquello de lo cual se podía hablar en tren de entonar el
espíritu para la etapa nueva que se iniciaba desde la ALADI y demás, eso se nos ha
quedado por el camino y se nos ha quedado por el camino porque ha tenido un
quiebre muy profundo en su credibilidad.
Me parece que esa es una de las reflexiones que vale la pena hacer, en el sentido de
que ahí hay una Institución que funcionó, que funcionó bien aún en tiempos difíciles,
aún cuando el resto del contexto integrador no funcionaba y que, creo personalmente,
(no es más que una opinión personal), vale la pena hacer el esfuerzo de tratar de
recomponerlo en esa herida, en eso que tiene resquebrajado que es su credibilidad, lo
cual no es fácil.
Son mucho más difíciles este tipo de cosas que los aspectos puramente matemáticos
de la economía, de las finanzas o del comercio. Estos imponderables que hacen a la
credibilidad son mucho más difíciles de recomponer y pienso, sin tener ninguna
fórmula concreta para ello, que valdría la pena explorar la experiencia que ante
problemas similares se hizo en materia de ingeniería financiera internacional, de lo
cual Eduardo Aninat y yo alguna experiencia tuvimos que hacer.
Ante situaciones similares en lo que es el campo diría yo de la ingeniería financiera
internacional se trabajaron y se consiguieron fórmulas que devolvieron credibilidad a
situaciones nacionales o inclusive supranacionales que la habían perdido, que la
habían perdido totalmente. Yo creo que ahí hay mecanismos como las mecánicas en
torno a los Brady bonds y demás, que valdría la pena explorar para tratar de reflotar
esa Institución que cumplió o puede cumplir un rol fundamental.
Quizás apuntando a dos aspectos dentro de ese concepto mayor de credibilidad, uno
es el aspecto garantías. Garantías de cumplimiento. Otra vez tratando de ver si no se
pueden imitar fórmulas que sean no supranacionales, esas tampoco funcionaron, sino
extranacionales y en el otro caso muy vinculado, ver la posibilidad de trabajar
mecanismos de arbitraje que sean efectivos. Otra vez, no pensando en soluciones
supranacionales que son las que no funcionaron, las que de alguna manera se
resquebrajaron en su credibilidad, sino otro tipo de fórmulas extra nacionales, incluso
más propias del derecho privado.
Y esto engancha a su vez con la otra reflexión que quería compartir con ustedes y es
por un momento cambiarle el enfoque al tema de la financiación del comercio exterior
en el siguiente sentido.
Nuestras preocupaciones son lógicas, suelen centrarse mucho en como conseguir los
fondos para poder financiar el comercio exterior y como estructurar los distintos modos
de financiamiento del comercio exterior y está bien y eso es necesario y es parte
importante del problema, pero quizás valga la pena detenerse en otro enfoque por lo
menos por un instante: el tema de la financiación del comercio, que es preguntarse
cómo se pueden mejorar las garantías y cómo se pueden mejorar los mecanismos de
cobro, de recupero, que son creo yo también aspectos con su problemática en la
financiación del comercio.
Me parece que también acá hay campo para trabajar desde una óptica que sea
distinta a la de las Instituciones supranacionales o hasta de los acuerdos entre países,
creo que acá de nuevo hay un terreno a explorar, por un lado con experiencias de las
que se hicieron en materia financiera, pero por otro también en el campo del derecho y
del derecho privado internacional. Quizás sea un poco una deformación profesional,
pero me parece que por un lado es posible explorar fórmulas de garantías al
financiamiento del comercio exterior; de garantías que los Americanos llaman
crossborder, que sean efectivas, que sean jurídicamente pero también prácticamente
efectivas entre jurisdicciones, no con el compromiso entre países sino para permitir la
acción de los agentes privados más allá de la fronteras jurisdiccionales de su propio
país y me parece que en ese campo los instrumentos nuevos, (ya no tan nuevos), más
de moda, el caso del factoring, por ejemplo o el caso de la utilización de fideicomisos,
son instituciones jurídicas muy fértiles, muy imaginativas, muy dúctiles, con las cuales
se puede trabajar para obtener garantías de financiamiento para los agentes privados
que sean efectivas de un país a otro. Y muy vinculado con esto también creo que vale
la pena explorar mecanismos de cobranza de los créditos de país a país, de
jurisdicción a jurisdicción, que también sean efectivos.
Hay toda una serie de problemas que nacen de las situaciones económicas y a veces
políticas de los países y hay una larga experiencia en Instituciones como la ALADI, la
ALALC y otras tantas, el MERCOSUR, de que aquéllas son muchas veces difíciles de
solucionar por mejores intenciones que haya y que además son un poco como el
carnaval, que va por barrios. Le toca hoy a un país, mañana a otro y eso va gestando
precedentes sobre precedentes y va facilitando a los gobiernos el acomodar el cuerpo
cuando a ellos no les conviene, a pesar de las normas internacionales.
Eso a nivel de los agentes privados se puede acotar mucho más. La realidad
jurisdiccional suele ser más cumplidora que la realidad política y me parece que hay
ahí mecanismos que se pueden explorar y perfeccionar, de acuerdos entre los países,
entre las legislaciones de los países, para que los procedimientos de ejecución de una
deuda internacional se puedan iniciar en el país del acreedor, puedan funcionar con
agilidad y sean aplicables, sean ejecutables, después de una manera efectiva y
práctica y creo que este tipo de temas, tanto en materia de garantías, tanto en materia
de CCR por supuesto, como en materia de mecanismos de garantía transfronterizos,
como mecanismos jurídicos para el recupero efectivo de los créditos emergentes del
comercio internacional, son temas muy afines a la ALADI. Lejos está de mí querer
darle instrucciones a la Institución, pero creo que estos son campos en los cuales la
ALADI tiene la posibilidad, tiene el potencial, tiene la vocación y hasta el mandato, de
poderlos trabajar y desarrollar y creo que serían unos interesantes desafíos para la
Institución.
Esas eran un poco las reflexiones que yo quería compartir con ustedes. Muchas
gracias.
-Aplausos.
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