carrio presento la impugnacion a gils carbó

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Buenos Aires,
de junio de 2012.-
Dirección de Despacho, Mesa de Entradas e Información al Público
Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación
Sr. Ministro, Dr. Julio César Alak
S
/
D
Ref. : Proceso de Selección del Procurador General de la Nación
Elisa Carrió, argentina, divorciada, diputada nacional de este H. Congreso
de la Nación, con domicilio en mi público despacho sito en Riobamba 25, oficinas N° 708,
me dirijo a Ud. en oportunidad de lo establecido por el Decreto 588/03, que remitiendo al
Decreto N° 222/03, regula el procedimiento para el nombramiento de las autoridades del
Ministerio Público; a fin de realizar observaciones respecto de la candidata a ocupar
el cargo de Procuradora General de la Nación, Alejandra Magdalena Gils Carbó.
Tal como lo establece el artículo 2° del Decreto 222/03, de aplicación para
la designación del Procurador General de la Nación y del Defensor General de la Nación,
de acuerdo a lo prescripto por el Decreto 588/03, deben valorarse las circunstancias de
interés que seguidamente se destacan respecto de la Dra. Gils Carbó, a fin de realizar la
correcta valoración de sus aptitudes morales, su idoneidad técnica y jurídica, su
trayectoria y su compromiso con la defensa de los derechos humanos y los valores
democráticos que lo hagan merecedor de tan importante función.
Ello, sin que las mismas se funden en discriminación alguna y expresando
como declaración jurada la veracidad de los datos aportados y que no existen motivos
que pongan en duda la objetividad de la suscripta con respecto a la candidata.
En efecto, las consideraciones que vengo a realizar están motivadas en la
preocupación que generara en la suscripta, la interpretación del art. 623 del Código Civil
en relación a los casos en que se encuentra permitido el anatocismo, que entiendo
podría estar reñida con valores democráticos en tanto se contrapone con la defensa de la
ley vigente y de los derechos constitucionales. Tal como será expuesto.
1
Por otro lado, en cuanto a la idoneidad técnica y jurídica requerida,
entiendo que la candidata ha observado comportamientos contrapuestos con el decoro y
la ética exigidos para el ejercicio de su cargo; los que resultan indispensables para quien
se encuentre al frente de la jefatura de la Procuración de la Nación. También será
explicada esta circunstancia.
Asimismo, como se verá, la candidata a ocupar el más alto cargo del
Ministerio Público, en oportunidad del ejercicio del cargo que actualmente ostenta, se
atribuye la representación del interés general pero termina por pronunciarse a favor de un
determinado sector o parte de los expedientes.
I.- Las implicancias de la intervención de la Dra. Gils Carbó en la
aplicación del anatocismo.
•
Antecedentes: Convocatoria a revisión del Plenario Uzal
A instancias del entonces Fiscal General ante la Cámara Nacional de
Apelaciones en lo Comercial, Doctor Raúl Calle Guevara, conforme a la facultad que le
confiere el art. 37, inc. e) de la ley 24.946, se dispuso la convocatoria a Acuerdo Plenario
con el propósito de rever la doctrina fijada en la causa "Uzal S.A. c/ Moreno, Enrique" del
2.10.1991.
Ello en tanto, como lo señala la Excma. Cámara: “…en el transcurso de los
diez años de aplicación de ese plenario, su incidencia en las causas que debieron ser
resueltas en este Fuero condujo con frecuencia a situaciones francamente
disvaliosas, como sostuvo el Fiscal General en su requerimiento y lo pone de
manifiesto el cuadro comparativo de evolución de las tasas de interés -con y sin
capitalización- que adjuntó a su presentación. Esa circunstancia dio origen a sucesivas
intervenciones de la Corte Suprema de Justicia de la Nación tendientes a descalificar las
decisiones basadas en dicho plenario, las cuales pueden ser agrupadas en dos vertientes,
a saber:
(a) Por un lado, son numerosos los pronunciamientos en los que la Corte dejó sin efecto
las soluciones concretas que habían adoptado los jueces de la causa con base en la
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doctrina plenaria. Uno de los primeros recayó en la causa "García Vázquez, Héctor y otro
v. Sud Atlántica Cía. de Seguros", sentencia del 22.12.1992, donde expresó que "la
aplicación de la sentencia de la alzada que por remisión al fallo plenario del fuero
dictado en la causa ‘Uzal S.A. v. Moreno, Enrique’, convalida la capitalización
permanente y en breves lapsos, lleva a una consecuencia patrimonial equivalente a
un despojo del deudor, cuya obligación no puede exceder el crédito actualizado con
un interés que no trascienda los límites de la moral y las buenas costumbres (arg.
arts. 953 y 1071 del Código Civil)". Por tales razones consideró que la sentencia
vulneraba garantías constitucionales y debía ser descalificada como acto jurisdiccional
(Fallos: 315:2980). El criterio se reiteró en ulteriores decisiones (ver Fallos: 316:3131;
317:53 y sus citas; 318:1345; 319:973; entre otros).
(b) De otro lado, varios fallos del Alto Tribunal fueron más allá, en tanto implicaron una
descalificación categórica de la propia tesis central del plenario. En tal sentido, consideró
la Corte que la capitalización de intereses allí prevista importaba autorizar "la
violación de una norma expresa de orden público (art. 623 Código Civil) sin que
concurran los supuestos legales de excepción, de modo que la resolución adoptada
por el a quo aparece desprovista de fundamento (conf. Fallos 316-3131)", y concluyó
que la decisión dictada en virtud de la mencionada doctrina plenaria "se encuentra
privada de apoyo legal suficiente y justifica su descalificación como acto
jurisdiccional, pues implica un menoscabo de las garantías contempladas en los
arts. 17 y 18 CN" (in re: "Okretich, Raúl A. v. Editorial Atlántida S.A." , pub. en JA,1999IV, p. 602). En iguales términos se ha expedido en fecha muy reciente in re "Asociación
de Propietarios de Farmacias v. Farmacia Central Merlo", sentencia del 21.5.2002, consid.
3°,A. 991, XXXVI)” 1–las negritas me pertenecen-.
En aquel plenario cuya revisión impulsara el Dr. Calle Guevara, la Cámara
Nacional Comercial había votado por una apretada mayoría, en forma afirmativa respecto
al interrogante si "Además de los supuestos establecidos explícitamente en el texto legal
1
3
“Calle Guevara, Raúl (Fiscal de Cámara) s/ revisión de plenario, CNCom. (en pleno), 25/08/2003.
positivo, ¿existen otros en los que quepa la capitalización del interés devengado por un
crédito cuyo obligado se encuentre en mora?".
Señalando respecto de lo dispuesto por la norma del art. 623 del Código
Civil, que “…esas prescripciones literales no agotan el elenco o catálogo de supuestos de
capitalización viables en derecho; sino que aquéllas simplemente enuncian el modo
negocial en que los sujetos pueden concertarla”.
Para seguidamente justificar dicha postura al afirmar que: “Múltiples
conflictos de derecho patrimonial han venido a proponer una situación, cuando menos,
en la cual parece económicamente justo que el interés sea capitalizado, para devengar
nuevo interés. Corresponde examinar si ello es procedente en derecho.
Nos referimos a la consecuencia que suscita la aplicación del art. 565 del
Cód. de Com., que constituye la base positiva de la fijación por los jueces del tipo o
tasa del interés que deben abonar los deudores después de incurrir en mora…”.-cons.
3°-.
En tal sentido, la mayoría del Tribunal en pleno sostiene: “La situación
material descripta origina en derecho -a nuestro juicio- que la imposición al deudor
moroso de un interés establecido mediante la remisión a la alícuota que perciben los
bancos de la manera descripta en el apartado anterior, ha de autorizar correlativamente
la liquidación de la accesoria del mismo modo en que lo haga la entidad financiera
cuyas operaciones fueran empleadas como pauta referencial de la tasa (…)
De modo que pensamos, conclusivamente, que la remisión en las
decisiones judiciales al "interés cobrado por los bancos públicos" (locución corriente en
el foro) importa habilitar al acreedor para capitalizar el resultado de tal tasa o tipo del
mismo modo o en la misma medida en que lo acumulara la banca tomada como
referencia de ese precio usual del mutuo”- cons. 4°-.
Pero antes de que se reuniera en pleno el Tribunal para pronunciarse
nuevamente sobre dicha problemática, se produjo la renuncia del Dr. Raúl Calle Guevara
y quien dictaminó fue la Dra. Gils Carbó (en fecha 22/04/2001), como fiscal subrogante.
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Aunque lo hizo en contra del planteo de su antecesor, al proponer mantener la doctrina
del plenario Uzal.
•
El sentido del dictamen de la Dra. Gils Carbó favorable a la aplicación del
anatocismo más allá de los supuestos permitidos por la ley
La entonces Fiscal General Subrogante y actual candidata a Procuradora
General de la Nación, pese a reconocer al inicio de su Dictamen que resultaba necesario
revisar la doctrina plenaria dictada en el caso Uzal, “…habida cuenta de los resultados
desproporcionados con relación a la realidad económica que ha arrojado la aplicación de
tasas de interés capitalizables mensualmente, autorizadas por el mencionado
pronunciamiento”; terminó señalando que no le parecía “conveniente” modificar la doctrina
plenaria. Sosteniendo que la misma era “correcta” cuando “…sólo se trata de atender
disfunciones que se suscitan en situaciones de excepción porque el período de la mora ha
sido excesivamente extenso”.
No debe soslayarse que, como fuera citado, la Corte Suprema de Justicia
de la Nación había habilitado la vía del recurso extraordinario y se había pronunciado ya
en numeroso litigios en los cuáles se había aplicado la capitalización de intereses
dispuesta por la doctrina fijada por “Uzal”, con fundamento en la doctrina de sentencias
arbirarias. Advirtiendo que la misma conducía a resultados claramente exorbitantes,
dejando sin efecto las sentencias recurridas. En tal sentido, el Máximo Tribunal señaló
que esa modalidad llevaba a una consecuencia patrimonial equivalente a un despojo
del deudor, cuya obligación no podría exceder el crédito actualizado, con un interés
que no trascendiera los límites de la moral y las buenas costumbres. Incluso, llegó a
pronunciarse en el sentido referido ut supra, declarando que la doctrina fijada en el
plenario defendida por la Dra. Gils Carbó era contraria al art. 623 del Código Civil2.
Asimismo, resolvió que era nula la decisión recurrida que “…no ponderó la
posibilidad de que la aplicación del anatocismo condujera (…) a un resultado irrazonable
2
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Fallos: 318:912, 15/07/97, “Okretich, Raúl c/Editorial Atlántida S.A.”, entre otros.
y prescindente de la realidad económica… (Fallos 317:53)”. Como también destacó
que “…al concluir la liquidación –por capitalización de intereses en breves lapsos- en un
resultado que quiebra toda norma de razonabilidad, violenta los principios
establecidos en los arts. 953 y 1071 del Cód. Civil y desnaturaliza la finalidad de la
pretensión entablada… (Fallos 317:56). Además de resolver que correspondía
“…invalidar lo resuelto cuando con menoscabo de los derechos de propiedad y de
defensa en juicio, la alzada se ha apartado de la realidad económica del caso y se ha
desentendido de las consecuencias patrimoniales del su fallo” (Fallos 318:913)”. 3
Y todos éstos antecedente fueron reconocidos e incluso citados por la Dra.
Gils Carbó al inicio de su dictamen. Sin embargo, como se verá, no fueron considerados
ni muchos menos seguidos por la actual candidata a Procuradora, pese a su
importancia en la interpretación de cláusulas constitucionales en juego (arts. 14, 18,
19, 28 C.N.).
Al respecto, aseguró en sus conclusiones, que no hallaba “…contradicción
o incompatibilidad entre la doctrina citada de la Corte Suprema y el plenario “Uzal”,
porque los principios básicos allí desarrollados por la Cámara no obstan a que deba
corregirse el desfasaje que pueda producirse…”. Utilizando para ello, argumentos de
preocupante contenido, especialmente para quienes como la suscripta, han sido
testigos de las desastrosas consecuencias que el anatocismo provocó en la
economía argentina, en general, y en particular, en la economía de muchos
argentinos.
En efecto, aún luego de advertir que la capitalización de intereses “…ha
conducido a consumar situaciones injustas que deben ser reparadas…”, y de sostener
que a lo largo del período que se extendía desde el año 1991 hasta el momento de emitir
su Dictamen (2001) se había planteado una situación de excepción, sostuvo que ello no
conducía a la derogación del plenario en cuestión. En tanto, dijo, los desfasajes aludidos
“…se originaron, pues, en una disfunción coyuntural en la liquidación de la tasa activa
3
Citas del propio Dictamen de la Fiscal Gral. Subrogante, Dra. Gils Carbó, ante revisión del
plenario Uzal.
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(…); o también podría sostenerse, desde otro ángulo, que lo disfuncional es que una
deuda se pague más de una década después de la mora o de la sentencia” –las
negritas me pertenecen-.
Y ahí es cuando comienza a resultar preocupante para la suscripta, el
criterio adoptado por la actual candidata, en tanto al avanzar en sus argumentaciones se
advierte que la inquietud mayor de la representante del Ministerio Público, parece estar
puesta antes que en el resguardo del interés general cuya custodia le fuera encomendada
en virtud del art. 120 de la Constitución Nacional, en los de determinados sectores de la
economía.
En este sentido, la Dra. Gils Carbó se manifestó especialmente preocupada
porque el margen entre las tasas de interés pagadas por los bancos a los depósitos que
toman del público y las cobradas por los préstamos otorgados, “…debe cubrir
suficientemente los costos operativos del banco y dejar utilidades”, dijo.
Y continuó: “…la prohibición de anatocismo del art. 623 del Cód. Civil
no puede invocarse con ligereza cuando nos referimos a tasas bancarias (…) la
capitalización en materia de tasas bancarias es, más bien, la regla que sostiene el
sistema de circulación del crédito bancario, antes que un procedimiento abusivo violatorio
de nuestros derechos constitucionales.
Es decir, quien debía promover la actuación de la justicia en defensa
de la legalidad de los intereses generales de la sociedad, conforme el mandato
constitucional (art. 120 C.N.), actuó con sesgado criterio y clara parcialidad, al
convertirse virtualmente, en la voz representante de un sector determinado de la
sociedad: el financiero. En tanto su preocupación reiteradamente expresada a lo
largo de su dictamen, residió en advertir al Tribunal que mediante el temperamento
a adoptar, debía asegurarse el lucro de las entidades bancarias.
Pretendiendo reducir al máximo, el “alea” del negocio financiero, incluso
creando presunciones y disponiendo la inversión de la carga probatoria, como se verá
más adelante.
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Con dicho fin sostuvo la continuidad de la doctrina del plenario “Uzal”, que
interpretó entonces que: “Además de los supuestos establecidos en el texto legal
positivo, existen otros en los que cabe la capitalización del interés devengado por
un crédito cuyo obligado se encuentra en mora y así, cuando la decisión judicial
remita al “interés cobrado por los bancos públicos” –o concepto equivalente- y ello se
refiera a una tasa de corto plazo –menor que el lapso de la mora-, el acreedor está
habilitado para liquidar el interés del modo en que lo haría la banca tomada como
referencia de esa tasa” –todas las negritas fueron agregadas-.
Pero lo cierto es que más allá de las “motivaciones” que aquí se destacaran
a fin de llevar a consideración de este proceso de selección, mis inquietudes al respecto;
como luego se advirtiera en el plenario “Calle Guevara”, esa interpretación que la
Dra. Gils Carbó defendió, se contrapone abiertamente con la ley vigente: el artículo
623 del Código Civil.
Así, al momento de referirse al alcance de la doctrina plenaria y el interés
general comprometido, la candidata dijo: “La materia examinada en el plenario “Uzal” –ya
se advierte- tiene un rol protagónico en materia de la liquidación de deudas en mora, es
decir, deudas cuyo elevado grado de incobrabilidad derivó en la necesidad de promover
un juicio”; advirtiendo que en los casos en que las partes no hayan pactado una tasa de
interés (aclarando que por otro lado, eso no ocurre con los préstamos bancarios) “…los
jueces comerciales se hallarán ante la exigencia de fijar un rédito que cubra los perjuicios
producidos por la mora”.
De lo que resulta que por un lado, utiliza argumentos a fin de justificar su
postura respecto de la capitalización de intereses, basándose en las características de los
negocios bancarios, y por el otro, advierte que en general, en los mismos el anatocismo
está previsto en uno de los supuestos permitidos por el art. 623 del Cód. Civil. Lo que
devela la contradicción de sus fundamentos, dejándolo sin causa y por ende, tornándolo
arbitrario.
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Entonces, vuelve a defender la procedencia de la capitalización de
intereses con el alcance establecido en la doctrina del fallo “Uzal”, al sostener que “esa
modalidad se basa en un criterio financiero que contempla que cuando el banco no pudo
percibir en tiempo el flujo de fondos por parte del deudor, ello le genera un perjuicio
financiero y económico al acreedor”, pero insisto, en dichos casos el anatocismo está
pactado y la Dra. Gils Carbó pretende hacerlo extensible a los casos en que no
fuera así, expresamente prohibidos por el Código Civil.
Más adelante en su dictamen, cita algunos considerandos del voto de la
mayoría del plenario en revisión, a fin de sostener “…que la imposición al deudor moroso
de un interés establecido mediante la remisión a la alícuota que perciben los bancos (…)
ha de autorizar correlativamente la liquidación de la accesoria del mismo modo en que lo
haga la entidad financiera cuyas operaciones fueran empleadas como pauta referencial
de la tasa”.
Así, la candidata que pretende imponer un “criterio financiero” por
sobre la ley y los derechos constitucionales. Encontrándose esa tesitura, muy lejos
de la defensa del interés general.
Sumado a lo cual, señaló: “…desde otro punto de vista: pensemos en la
víctima de un daño extracontractual que no ha percibido oportunamente su indemnización
(…) la capitalización mensual ordenada por un juez sería legítima, porque cabe presumir
que la víctima (en situaciones normales) pudo invertir esa suma en un banco percibiendo
réditos capitalizados cada mes, por todo el período corrido desde la mora hasta el
pago…”. Creando una presunción infundada: “…presumir que la privación del uso de un
elemento integrante del proceso productivo en el patrimonio empresarial, genera in re ipsa
un daño, sin necesidad de su prueba, como en cambio acontece en el orden civil…”.
Sumado a lo cual, sostiene: “…la falta de atención de esta función que
cumplen los intereses en materia comercial, mediante la generalización de una
doctrina que postule la prohibición de capitalizar intereses liquidados por bancos oficiales
o cobrar tasas activas, afectará decisivamente la tutela del crédito, al favorecer a los
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deudores morosos, facilitando el artilugio de obtener crédito barato por la vía de no
cumplir sus compromisos con los acreedores”. Presuponiendo en forma generalizada,
abstracta y por tal infundada, la mala fe y hasta un comportamiento fraudulento de los
deudores, que en ese escenario se hubieran vistos obligados a probar lo contrario en
cada caso.
•
El plenario “Calle Gerava”
El 25 de agosto de 2003, finalmente se reunieron los señores jueces de la
Excma. Cámara para pronunciarse en la causa: "Calle Guevara, Raúl (Fiscal de Cámara)
s/Revisión de Plenario" (Expediente Nº S. 2572/2001), en virtud de dicha convocatoria,
resolviendo modificar la doctrina plenaria sentada en los autos "Uzal SA c/ Moreno,
Enrique s/ ejecutivo".
Al respecto, y en sentido contrario al criterio defendido por la Dra. Gils
Carbó, la CNCom. en pleno, resolvió “…que el citado art. 623 in limine, del Cód. Civil,
aplicable por reenvío de la legislación comercial (apartado I del título preliminar del Código
de Comercio), contiene un principio general que veda el "anatocismo", esto es, la
aplicación de intereses sobre intereses (…) Por lo demás, los limitados supuestos que
se han previsto legislativamente denotan que la ley ha seguido en este tema un criterio
restrictivo y estricto, evitando efectuar aplicaciones con sentido genérico. De manera que
resulta necesario proceder con cautela en la adopción de una solución que importaría
prescindir del texto expreso de la norma con invocación de la existencia de una realidad
que contradice el presupuesto de hecho contemplado en ella”.
Derribando
el
argumento
defendido
por
la
entonces
Fiscal
dictaminante, en cuanto a que la capitalización de intereses radicaría en la
operatoria bancaria corriente en plaza; al advertir que “…tal argumento no se
compadece con la circunstancia que en esa modalidad media consentimiento de ambas
partes, que es precisamente una de las excepciones previstas en el ordenamiento positivo
para autorizar el anatocismo…”.
En tal sentido, el voto de la mayoría dijo: “El art. 565 del Cód. Com.
presupone ya una "estipulación de intereses" en la cual las partes omitieron consignar la
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tasa o el período en que se devengarían los réditos, y para suplir esas omisiones remite al
interés "que cobren los bancos públicos" y "sólo por el tiempo que transcurra después de
la mora. (…) No es posible, pues, encontrar en ella una habilitación conferida a los
jueces para generalizar un sistema específico como el que caracteriza la operatoria
bancaria. No sólo porque significaría incorporar en su texto algo que no está escrito en él,
sino porque el régimen de las entidades financieras tiene modalidades propias y se aplica
en un contexto donde, como hemos anticipado, se parte de un consentimiento de los
clientes, además de un estricto contralor del Banco Central” -las negritas y el subrayado
me pertenecen-.
Por otro lado, la propia CNCom. adviertió, como lo señalamos
precedentemente al analizar la postura defendida por la candidata, que “…si bien es cierto
que en situaciones particulares el daño efectivo sufrido por el acreedor pudiera quedar
insatisfecho con la sola reparación dada por los intereses moratorios (conf. J. J. Llambías,
Tratado de Derecho Civil. Obligaciones, 1975, t. II, p. 220, n° 917, nota 89), el mismo
principio que predica su reparación integral indica que el acreedor debería cuanto
menos alegar que la indisponibilidad del dinero le obligó en concreto -y no como
hipótesis teórica- a obtener en plaza el capital equivalente al suyo en las
condiciones que pretende imponer a su deudor. Es decir que el acreedor perjudicado
por el incumplimiento podría aspirar por vía indemnizatoria a una reparación mayor, pero
esto requiere -como cualquier acción resarcitoria- acreditar el daño cierto y actual, toda
vez que el conjetural o hipotético no es suficiente para fundar una condena”-las
negritas me pertenecen-.
II.- Las conductas cuestionables de la candidata en oportunidad del
ejercicio de su cargo.
•
Demora injustificada en dictaminar:
Durante el trámite de los autos “Comisión Nacional de Valores c/Papel
Prensa SACIF s/ apelación directa (N° 35315/10), la Sala C de la Cámara Nacional de
Apelaciones en lo Comercial, le remitió los mismos a la Fiscalía General a cargo de la
Dra. Gils Carbó, a fin de que emitiera dictamen.
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Luego de haber transcurrido un plazo más que razonable para que se
expidiera, no habiéndolo hecho en modo alguno, la Sala fijó un plazo de diez días para
que la Fiscalía emitiera su Dictamen. Contra esa decisión, la Dra. Gils Carbó interpuso
revocatoria, la que fuera rechazada por el Tribunal. Pese a lo cual, la funcionaria hizo
caso omiso, persistiendo en su negativa a dictaminar y devolver el expediente al Tribunal.
La parte recurrente presentó escritos de pronto despacho, que fueron
remitidos a la fiscal por el Tribunal. Los mismos no fueron resueltos por la Dra. Gils Carbó,
frente a esta situación la Sala C de la Cámara Comercial le requirió la devolución del
expediente en cuestión. Este requerimiento también fue incumplido por la fiscal quien hizo
saber al Tribunal que no cumpliría con el plazo fijado y que se expediría únicamente en el
plazo que ella considerara necesario y razonable. Por lo mismo la Excma. Cámara
Comercial solicito la intervención de la Corte Suprema de Justicia de la Nación.
Habiendo tomado intervención el 24 de mayo de 2011, el Máximo Tribunal
dijo que “Los antecedentes considerados aconsejan al tribunal que como lo ha hecho en
situaciones semejantes. En su carácter de órgano supremo del poder judicial adopte
medidas anticipatorias respecto de situaciones análogas que pudieran presentarse con
grave afectación de la garantía de defensa en juicio que asiste a los justiciables
frente a la situación de privación de justicia que de otro modo se produciría (Fallos:
318:2125; Acordada 34/2002 y sus citas)”.
Emitiendo Resolución mediante la cual resolvió: “…2.- Establecer que en la
causas que tramiten ante ese tribunal de alzada, la Fiscalía General ante la Cámara
Nacional de apelaciones en lo Comercial deberá dictaminar y reintegrar el expediente con
sujeción al mismo plazo que las normas procesales fijan para que el órgano judicial dicte
sentencia según la clase de juicio de que se trate.”
Lo que muestra a las claras que la candidata con su accionar lejos de
representar debidamente los intereses cuya custodia le fueran concedidos por la
Constitución Nacional (art. 120) mediante actos de arbitrariedad manifiesta generó
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situaciones de privación de justicia, que no
es posible obviar en este proceso de
selección.
•
Ruptura institucional
Sumado a ello, es posible advertir que la Dra. Gils Carbó ha protagonizado
sucesos que se encuentran lejos del decoro y la ética con la que debe ejercer su digno
cargo en el marco de una situación de alto conflicto con la referida Cámara Comercial. La
que ella misma define como una “ruptura institucional”.
Al respecto los jueces de la Excma. Cámara de Apelaciones en lo
Comercial de la Capital Federal emitieron el acuerdo general N° 21/2010 y el N°11/2011.
En el primero de ellos el Tribunal señaló entre otras cosas que: “La Fiscal General utiliza
las nociones de interés público de manera ambivalente, como si fuesen conceptos
jurídicos intercambiables o peor aún con laxitud, identificando el interés público con la
repercusión mediática o política del caso – aspectos ambos por encima de los cuales
debe estar una correcta administración de justicia- y el orden público, con generalidades
retoricas de toda índole…”.
En el segundo de los acuerdos mencionados la Cámara advierte que: “… a
través de declaraciones que distintos medios de comunicación masiva atribuyen a la Sra.
Fiscal General o a su entorno más próximo se formulan graves manifestaciones e
imputaciones que afectan seriamente la investidura, dignidad, reputación y el buen
nombre y honor de los jueces de esta Cámara, con apreciaciones sobre causas en trámite
que exorbitan el marco que impone el art. 14, 4° párrafo de la ley 24.946 y podría
configurar el supuesto previsto en el art. 16 de la misma ley.”
Advirtiendo que el mandato impuesto a los órganos de la Justicia de brindar
un correcto funcionamiento y mantener un respeto mutuo entre las instituciones “… han
sido puestos en entre dicho por la señora Fiscal General, tanto en los hechos concretos
examinados en el Acuerdo General de fecha 05.10.2010, cuanto con posterioridad, al
poner en duda la debida prestación del servicio de justicia en este fuero.”.
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Todo lo cual fue puesto en conocimiento a la Corte Suprema de Justicia y a
la Procuración General de la Nación por parte de la Cámara Comercial, lo que denota la
gravedad del conflicto y obliga a considerar sus implicancias en esta instancia.
III.- Prueba:
1.- Se libren oficios a la Cámara Nacional Comercial, al Consejo de la
Magistratura de la Nación, a la Procuración General de la Nación y a la Corte Suprema de
Justicia de la Nación, para solicitar todos los antecedentes que den cuenta del conflicto
institucional aquí denunciado.
Sin otro particular, saludamos a usted atentamente,
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