Documento 3156039

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BOLETÍN ADORO TE DEVOTE
Año 3 – nº 37
37
julio 2009
Boletín Electrónico de Viva Jesús Sacramentado www.jesuswww.jesus-sacramentado.org
-
Desde la
Perspectiva
de Dios…
Un año para no solo reflexionar sino sobre
todo intensificar nuestra oración por la
santidad del clero de Dios, sobre todo para
que se mantenga fiel al llamado, al
compromiso pero sobre todo fiel a la tarea
encomendada. Sin embargo los frutos de
es este año solo serán posibles
cosecharlos y recogerlos si nuestra
meditación está centrada en Cristo, Pastor
de las almas, como lo llamaba en la
hermosa mañana de la fiesta de San
Pedro y San Pablo, donde junto a la tumba
del apóstol celebraba la tradicional misa
de imposición de palios a los arzobispos y
metropolitas del mundo. Cristo es mostrado por el Papa como, el guardián, el pastor
y mas sencillamente como el episcopos (Obispo) de las almas que son reunidas por
dios en un solo rebaño que es la iglesia.
Releamos las palabras del Papa Benedicto XVI para comprenderlas mejor: “Ante
todo, él (San Pedro) comprende el ministerio sacerdotal totalmente a partir de
Cristo. Llama a Cristo el “pastor y guardián de vuestras almas”… ¿Qué quiere decir
con esto? En la palabra griega “episcopos” está contenido el verbo “ver”; por esto ha
sido traducida como “guardián”, es decir, “vigilante”. Pero ciertamente no se
entiende como una vigilancia externa, como refiriéndose quizás a un guardián
carcelero. Se entiende más bien como un ver desde lo alto, un ver a partir de la
altura de Dios. Un ver en la perspectiva de Dios es una visión del amor que quiere
servir al otro, quiere ayudarlo a llegar a ser plenamente él mismo. Cristo es el
“obispo de las almas”, nos dice Pedro. Esto significa: Él nos ve desde la perspectiva
de Dios. Mirando a partir de Dios, se tiene una visión de conjunto, se ven los peligros
y también las esperanzas y las posibilidades. En la perspectiva de Dios se ve la
esencia, se ve al hombre interior. (Cfr. Homilía del 29 de Junio 2009, Basílica
Vaticana, Altar de la Confesión).
realizado por el equipo webmaster de VIVA JESUS SACRAMENTADO
mail: [email protected] _ raymundo portillo - rixio portillo. © Copyright 2009
Edición julio 2009
BOLETÍN ADORO TE DEVOTE
I
niciamos este mes de julio, acogiendo la
invitación que nos hizo el Papa
Benedicto XVI de dedicar un año a la
reflexión y meditación del sacerdocio
ministerial; la iniciativa de “Un año
Sacerdotal” ha sido bien recibida por
todas las comunidades creyentes, que
desde hace algún tiempo ven con
preocupación las noticias surgidas a
cercas de la conducta de algunos
sacerdotes dentro de la Iglesia.
Cuando hablamos de “perspectiva” en términos de dibujo o desde el punto de vista
artístico debemos considerar el eje del referencia de la misma, el punto focal en
donde se centra toda la composición pictórica; el punto donde surgen o convergen
todas las líneas según el ángulo de visión; dicho “axis” es llamado “Punto de Fuga” y
no es más que la proyección de las líneas paralelas unidas en un punto en el infinito.
Teniendo como base este concepto podemos entrever con mayor profundidad el
mensaje del Papa; el habla de la “perspectiva de Dios” aquella desde la cual Jesús
nos mira, aquella en la que convergen todas las líneas de nuestra vida y nuestra
historia, aquella que a pesar del pecado y el mal de los hombres solo encuentra el
amor como punto de convergencia en el infinito de nuestra vida.
Por eso mirar desde la Perspectiva de Dios, significa mirar nuestro mundo, nuestro
alrededor, nuestra propia vida desde la mirada de Dios, desde la visión de conjunto
en donde se ven los males y los peligros pero que sobre todo se observan las
esperanzas y las posibilidades de creer que el mundo puede cambiar.
Desde la Perspectiva de Dios, el punto de fuga no se convierte en un punto incierto y
oscuro en el infinito, ni tampoco en un hoyo negro en el que convergen las fuerzas
egoístas y hedonistas del hombre y la humanidad; todo lo contrario desde la
Perspectiva de Dios se tiene una visión de altura, una visión como la de Jesús, en
definitiva una visión que surge desde el amor, desde el servicio a los demás, desde
la recta intención de querer reproducir a Cristo con nuestra propia vida, en el mundo
y en la sociedad de hoy, la perspectiva en donde el fin último de nuestras líneas de
acción, este en el amor, “Punto de Fuga” de nuestra vida.
Es esta la manera de ver de Jesús y también el de la Virgen, el de los santos de
todos los tiempos, pero sobre todo el de la Iglesia esparcida por todos los confines
de la tierra; y por ende el modo y la manera en la que nosotros laicos y sacerdotes
debemos mirar el mundo de hoy.
Pidámosle al Señor que en este mes de julio nos regale mirar el mundo desde su
perspectiva, desde la perspectiva del amor, en donde converge toda nuestra
existencia, y así irradiar nosotros desde nuestra experiencia de fe, como creyentes
en la eucaristía la luz que recibimos de Jesús y ser en parte pequeños puntos de
fuga que irradien las líneas del amor de Dios.
Verbum Domini
Pues para esto habéis sido llamados, ya que también Cristo sufrió por vosotros,
dejándoos ejemplo para que sigáis sus huellas.
El que no cometió pecado, “y en cuya boca no se halló engaño”;
el que, al ser insultado, no respondía con insultos; al padecer, no
amenazaba, sino que se ponía en manos de Aquel que juzga con justicia;
el mismo que, sobre el madero, “llevó nuestros pecados” en
su cuerpo, a fin de que, muertos a nuestros pecados, viviéramos para la justicia; =
con cuyas heridas habéis sido curados. Erais “como ovejas descarriadas”, pero ahora
habéis vuelto al pastor y guardián de vuestras almas. (1 P 2, 21-24)
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Edición julio 2009
BOLETÍN ADORO TE DEVOTE
Un punto curioso de la reflexión del Papa, es descifrar la mirada de Cristo sobre la
Iglesia con el término “perspectiva”, ya que ella designa no sólo el “target” de lo
observado, sino también la cualidad visual de quien observa.
Vox Summi Pontifex
que brota del corazón y toca el
corazón. Su centro es —no podía
ser de otra manera— la figura de
Cristo, presentado como Aquel
que sufre y ama, como crucificado
y resucitado: "El que, al ser
insultado, no respondía con
insultos; al padecer, no
amenazaba; (...) con cuyas heridas
habéis sido curados" (1 P 2, 2324).
Partiendo del centro, que es Cristo, la carta constituye también una introducción a los
sacramentos cristianos fundamentales del Bautismo y la Eucaristía, y un discurso
dirigido a los sacerdotes, en el que san Pedro se califica como co-presbítero
juntamente con ellos. Habla a los pastores de todas las generaciones como aquel a
quien el Señor encargó personalmente que apacentara a sus ovejas y así recibió de
modo particular un mandato sacerdotal.
Así pues, ¿qué nos dice san Pedro, precisamente en el Año sacerdotal, acerca de la
misión del sacerdote? Ante todo, comprende el ministerio sacerdotal totalmente a
partir de Cristo. Llama a Cristo el "pastor y guardián de las almas" (1 P 2, 25). En el
texto griego la palabra "guardián" se expresa con el término epíscopos (obispo). Un
poco más adelante a Cristo se le califica como el Pastor supremo, archipoimen (1
P 5, 4). Sorprende que san Pedro llame a Cristo mismo "obispo", "obispo de las
almas". ¿Qué quiere decir con esa expresión? En la raíz de la palabra griega
“episcopos” se encuentra el verbo "ver"; por eso, se suele traducir por "guardián", es
decir, "vigilante". Pero ciertamente no se refiere a una vigilancia externa, como podría
ser la del guardián de una cárcel. Más bien, se entiende como un "ver desde lo alto",
un ver desde la altura de Dios. Ver desde la perspectiva de Dios es ver con un amor
que quiere servir al otro, que quiere ayudarle a llegar a ser lo que debe ser.
Cristo es el "obispo de las almas", nos dice san Pedro. Eso significa que nos ve desde
la perspectiva de Dios. Contemplando desde Dios, se tiene una visión de conjunto, se
ven los peligros al igual que las esperanzas y las posibilidades. Desde la perspectiva
de Dios se ve la esencia, se ve al hombre interior. Si Cristo es el obispo de las almas,
el objetivo es evitar que en el hombre el alma se empobrezca; hacer que el hombre
no pierda su esencia, la capacidad para la verdad y para el amor; hacer que el
hombre llegue a conocer a Dios, que no se pierda en callejones sin salida, que no se
pierda en el aislamiento, sino que permanezca abierto al conjunto.
Jesús, el "obispo de las almas", es el prototipo de todo ministerio episcopal y
sacerdotal. Desde esta perspectiva, ser obispo, ser sacerdote, significa asumir la
posición de Cristo. Pensar, ver y obrar desde su posición elevada. A partir de él estar
a disposición de los hombres, para que encuentren la vida.
O Salutaris
Con motivo del año sacerdotal, publicamos la oración realizada por el Benedicto XVI
ante la reliquia
reliquia de San Juan María Vianney en la apertura de 150 aniversario de su
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Esta carta es un texto muy rico,
muerte,
muerte, así como también una galería de fotos de la peregrinación que realizó el
equipo web master de Viva Jesús Sacramentado a Ars Francia, durante el año 2005.
Señor Jesús:
En San Juan María Vianney Tu has querido dar a la Iglesia la imagen viviente y una
personificación de tu caridad pastoral.
Haz que podamos aprender del Santo Cura de Ars delante de tu Eucaristía; aprender
cómo es simple y diaria tu Palabra que nos instruye, cómo es tierno el amor con el
cual acoges a los pecadores arrepentidos, cómo es consolador abandonarse
confidencialmente a tu Madre Inmaculada, cómo es necesario luchar con fuerza
contra el Maligno.
Haz, Señor Jesús, que, del ejemplo del Santo Cura de Ars, nuestros jóvenes sepan
cuánto es necesario, humilde y generoso el ministerio sacerdotal, que quieres
entregar a aquellos que escuchan tu llamada.
Haz también que en nuestras comunidades – como en aquel entonces la de Ars –
sucedan aquellas maravillas de gracia, que tu haces que sobrevengan cuanto un
sacerdote sabe “poner amor en su parroquia”.
Haz que nuestras familias cristianas sepan descubrir en la Iglesia su casa – donde
puedan encontrar siempre a tus ministros – y sepan convertir su casa así de bonita
como una iglesia.
Haz que la caridad de nuestros Pastores anime y encienda la caridad de todos los
fieles, en tal manera que todas las vocaciones y todos los carismas, infundidos por el
Espíritu Santo, puedan ser acogidos y valorizados.
Pero sobre todo, Señor Jesús, concédenos el ardor y la verdad del corazón a fin de
que podamos dirigirnos a tu Padre celestial, haciendo nuestras las mismas palabras,
que usaba San Juan María Vianney:
“Te amo, mi Dios, y mi solo deseo
es amarte hasta el último respiro de mi vida.
Te amo, oh Dios infinitamente amable,
y prefiero morir amándote
antes que vivir un solo instante si amarte.
Te amo, Señor, y la única gracia que te pido
es aquella de amarte eternamente.
Dios mío, si mi lengua
no pudiera decir que te amo en cada instante,
quiero que mi corazón te lo repita
tantas veces cuantas respiro.
Te amo, oh mi Dios Salvador,
porque has sido crucificado por mi,
y me tienes acá crucificado por Ti.
Dios mío, dame la gracia de morir amándote
y sabiendo que te amo”. Amen.
Sitio Oficial: www.annussacerdotalis.org
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Ayúdanos a bien vivir en su compañía, ayudados por su ejemplo en este Año
Sacerdotal.
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GALERÍA DE IMÁGENES DE ARS.
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