SEGUIR A JESÚS HOY: EL ESTILO DE LAS BIENAVENTURANZAS1 Las bienaventuranzas son el mejor retrato de lo que fue Jesús y han sido consideradas como la norma suprema de la conducta del cristiano, pues son la forma de vida de aquellos que pretenden seguir a Jesús. Muchos cristianos han tratado de vivir su fe en Jesús siguiendo el estilo de las bienaventuranzas. A continuación tienes: - el texto de las bienaventuranzas, tal como aparece en el evangelio y una breve explicación del mismo, - varios testimonios de personas que viven según el estilo de las bienaventuranzas y por eso son felices, dichosas. 1. LAS BIENAVENTURANZAS TEXTO DEL EVANGELIO El texto de las bienaventuranzas aparece en dos evangelios, en el de Mateo y en el de Lucas, aquí los tienes: Al ver a la multitud, subió al monte. Se sentó y se le acercaron los discípulos. Tomó la palabra y los instruyó en estos términos: Dichosos los pobres de corazón, porque el reinado de Dios les pertenece. Dichosos los afligidos, porque serán consolados. Dichosos los desposeídos, porque heredarán la tierra. Dichosos los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados. Dichosos los misericordiosos, porque serán tratados con misericordia. Dichosos los limpios de corazón, porque verán a Dios. Dichosos los que trabajan por la paz, porque se llamarán hijos de Dios. Dichosos los perseguidos por causa del bien, porque el reinado de Dios les pertenece. Dichosos vosotros cuando os injurien, os persigan y os calumnien de todo por mi causa. Estad alegres y contentos pues vuestra paga en el cielo es abundante. De igual modo persiguieron a los profetas que os precedieron. (Mt 5, 1 -12) 1 Cf. Religión 3º ESO. Nuevo Emaús. SM – PPC, 92 - 93 Dirigiendo la mirada a los discípulos, les decía: Dichosos los pobres, porque el reinado de Dios les pertenece. Dichosos los que ahora pasáis hambre, porque seréis saciados. Dichosos los que ahora lloráis, porque reiréis. Dichosos cuando os odien los hombres y os destierren, os insulten y denigren vuestro nombre a causa de este Hombre. Saltad entonces de alegría que vuestro premio en el cielo es abundante. Del mismo modo trataron sus padres a los profetas. (Lc 6, 20 – 23) BREVE EXPLICACIÓN Dichosos los pobres de espíritu, los que no guardan para sí la riqueza, acumulando, acaparando… sino que utilizan sus bienes para ayudar a los demás. Practican la generosidad que enriquece. Dichosos los misericordiosos, los que saben perdonar y pedir perdón y los que no se quedan parados ante el sufrimiento ajeno. Practican la misericordia que hace hermanos. Dichosos los limpios de corazón, los que miran al mundo con los ojos de Dios, contemplando la bondad y la belleza de todas las criaturas. Practican la transparencia y la contemplación. Dichosos los que construyen la paz, los que han vaciado sus bolsillos de odios y rencores y son capaces de construir la paz en su casa y en su corazón. Practican la denuncia de todas las guerras y violencias. Dichosos los hambrientos de justicia, los que denuncian la injusticia y buscan que se implante en el mundo el orden querido por Dios. Practican el compromiso por la justicia. 2. TESTIMONIOS Wangari Maathai La profesora Wangari Maathai, conocida como la “madre de los árboles”, recibió el Premio Nobel de la Paz 2004 por su “contribución al desarrollo sostenible, a la democracia y a la paz”. Maathai lidera la lucha para promover en África un desarrollo que sea viable tanto en lo ecológico como en lo social, económico y cultural. Su enfoque del desarrollo sostenible comprende también la democracia, los derechos humanos, en particular los de las mujeres. Gracias a sus iniciativas se han plantado unos treinta millones de árboles y se ha protegido el medio ambiente. Aunque ha sufrido el encarcelamiento, la tortura y la humillación, Maathai siempre ha mantenido la esperanza, que, según ella, es la que debe dar nuevas fuerzas. Eugenio Sanz Sánchez Castellano-manchego, de Talavera, licenciado en Ciencias Químicas y en Teología. Es hermano Marista. Como químico, es profesor de Ciencias en la Ecole des Sciences de Byimana, regentada por los religiosos Maristas en Rwanda. Además es catequista, amigo y casi padre y madre de mucho de los más de 800 niños y niñas del colegio. Tras los graves conflictos entre humus y tutsis, marchó para Rwanda con idea de ayudar a los maristas a rehacer las comunidades que habían quedado seriamente perjudicadas y reorganizar las labores. Lleva casi treinta años en África. Vive y afirma que la motivación de un misionero es humanitaria, solidaria y anclada fuertemente en la fe religiosa, en las bienaventuranzas de las que habla el evangelio. (http://www.sanz.biz/opinion/_opinion/00000052.htm ) Narrado en primera persona: Felisa2 Me llamo Felisa, nací en un pequeño centro minero de la provincia de Huelva, tengo 58 años y soy viuda desde hace casi 4 años. La primera etapa de mi vida fue estupenda, fui una niña y luego una joven feliz. A los 19 años conocí al que después sería mi marido y mi vida junto a él transcurrió feliz, con los problemas propios de una familia. Cuando ya habían nacido los dos chicos decidimos venir a Barcelona, y aquí he vivido desde finales de 1962 hasta hoy. De los tres hijos que tengo con el mayor y la chica no he tenido que lamentar nada grave, pero con el segundo chico he tenido problemas de todos los colores. Este segundo hijo fue el más travieso de los tres. Al ir llegando la adolescencia fuimos notando que su actitud hacia nosotros, los estudios, las amistades, etc., cambiaba, y ahí empezaron las preocupaciones. Nuestra sorpresa sería al comprobar que había caído en el mundo de las drogas y deambulamos por hospitales, comisarías, centros oficiales, etc. Tras una estancia en un centro, volvió rehabilitado y acompañado por la que ha sido su mujer. La pareja, a los dos años de casados, tuvieron dos hijos gemelos. Uno de ellos, Víctor, a los 14 días, sufrió una meningitis grave de la que ha quedado ciego y con parálisis cerebral. Pocos meses antes de nacer los gemelos supimos que mi marido tenía cáncer de pulmón y al año murió, a los meses de su muerte, la madre de los gemelos abandonó el hogar familiar y se quedó mi hijo con los dos niños de 14 meses y con 2 AAVV, Creer desde la noche oscura. Barcelona, Cristianisme i Justícia el problema de Víctor. Yo, al estar viuda y vivir cerca de mi hijo, me hice cargo de la casa y sus quehaceres, y así sigo tres años después. A pesar de todo lo expuesto, soy feliz. Me siento bien interiormente. Cuando llega la noche noto el cansancio, pero al día siguiente comienzo con nueva ilusión. Creo firmemente que cuento con la ayuda de Alguien superior a mí; yo sola no podría llevarlo todo a cabo. Por eso, al repasar mi vida, veo que mi fe, en lugar de venírseme abajo, ha ido madurando. Siempre he sido creyente, pues en mi juventud asistía a catequesis, frecuentaba la Eucaristía... pero no valoraba mi fe como ahora. Mi vida diaria se centra en ofrecer a Dios todo aquello que hago, trabajos de la casa, sufrimientos, alegría, plegarias... y cuando pido auxilio a mi Dios lo hago con la completa confianza de que, como Padre, me concederá todo aquello que más convenga para, algún día, gozar de Él. Además, esta fe necesita un alimento. Lo encuentro en los evangelios, el grupo de formación de adultos, la catequesis (soy catequista de la parroquia), la Eucaristía y en la entrega a los demás, pues todo aquello que yo pueda ofrecer a mis hermanos es un don que he recibido de mi Padre, de manera gratuita; debo ponerlo al servicio de quien lo necesita. Hay quien me pregunta cómo puedo sentirme tan bien con todo lo que me ha tocado vivir. Yo lo tengo claro: mi fuerza la encuentro en esa fe alimentada, cuyo centro es la Eucaristía, el motor de mi vida. Creo que un cristiano de verdad nunca está solo y si confía en que el servicio a los demás es lo más agradable a Dios, ha de sentir la felicidad que yo siento. Siempre pienso: tienes una ayuda inmejorable.