1 “Los jóvenes de Hoy” “Quisiera recordarles que Dios cuenta con los jóvenes de Chile para cambiar este mundo, El futuro de vuestra patria depende de ustedes. Ustedes mismos son el futuro, el cual se configurará como presente según se configuren ahora sus vidas. No permanezcan pasivos, asuman sus responsabilidades en todos los campos abiertos a ustedes en este mundo. Una mirada atenta al mundo y a las realidades sociales, así como un genuino sentido crítico que les ha de llevar a analizar y valorar juiciosamente las condiciones actuales de su país, no puede agotarse en la simple crítica de los males existentes. Es sus mentes jóvenes han de nacer, y también ir tomando forma, propuestas de solución, incluso audaces, no sólo compatibles con nuestra fe, sino también exigida por ella. Un sano optimismo cristiano robará de este modo el terreno al pesimismo estéril y les dará confianza en el Señor”. (Mensaje Juan Pablo II a los jóvenes. Estadio Nacional. 1987) Conceptos de juventud ¿De que hablamos cuando hablamos de los jóvenes? Diversas son las teorías que nos hablan acerca de los procesos experimentados entre los 15 y los 29 años. Se definen como adolescencia, como juventud, como joven tardío, etc. Aquí les presentamos algunas conceptualizaciones: Adolescencia y juventud. - - A medida que crecemos vamos cambiando. Entre los 15 y los 24 años pasamos por dos etapas de vida diferentes: la adolescencia y la juventud propiamente tal. Una etapa de vida es un período de nuestra vida que se caracteriza por tener una tarea especial. Las dos formas más utilizadas desde las perspectivas Psicológicas para mirar estas etapas son: Desde las etapas de desarrollo, acuñada por Erick Ericksson y las del Psicoanálisis de Sigmund Freud. 2 Desde el Desarrollo en etapas (Erick Ericksson) En la adolescencia, la tarea consiste en lograr una identidad personal. Es el período en que nos hacemos una imagen personal, por nosotros mismos, no tanto por lo que nos dicen nuestros padres y educadores. Se da una tensión entre el logro de una identidad positiva y un sentido de vida asumido como propio, o por el contrario, una identidad negativa, como defensa contra el sentimiento de falta de sentido de vida. Tareas de la construcción de la identidad. Vamos intentando caminos propios. Etapa conflictiva, pues la búsqueda de la propia identidad se hace mas por ensayo y error, y para encontrar respuestas es más importante lo que dicen los amigos de la misma edad que los adultos. Los que superan bien esta etapa, adquieren una imagen positiva de sí mismos y una integración de la personalidad que les permite proyectarse al futuro con fidelidad a los valores que han descubierto de en sí mismos. Los adolescentes que no logran superar esta etapa, adquieren una imagen negativa de sí mismos, acompañada de un sentimiento de fragmentación de la personalidad que los desorienta. En la juventud, la tarea principal es lograr establecer relaciones sólidas con los demás. Las principales tareas para desarrollar aptitudes vocacionales, tiene que ver con trabajar o estudiar, intensificar las relaciones de pareja (en vista al matrimonio y la constitución de su propia familia) y asumir una inserción clara en el mundo social con pleno ejercicio de derechos y deberes sociales-legales y la posesión autónoma de sí mismo. Podemos afirmar que el éxito en alcanzar las tareas de la juventud consiste en desarrollar la capacidad de amar y de trabajar. La capacidad de amar significa expandir la generosidad y solidaridad con los demás, los cercanos y los lejanos. Realizar relaciones de cooperación e intereses comunes. Percepción de los otros como una oportunidad de crecer y ampliar la propia vida. La capacidad de trabajar significa desarrollar una actividad fecunda como expresión de la creatividad personal y las propias aptitudes y capacidades. Ser y sentirse útil ante sí mismo y ser reconocido por los demás del mismo modo. 3 Desde la teorías psicoanalíticas(Sigmund Freud) Esta sería un periodo largo de ajuste de la personalidad, a partir de cambios que surgirían de la emergencia de la sexualidad y la ruptura de componentes infantiles del individuo. Estudios psicoanalíticos identifican la juventud gatillada por lo sexual.1 Los jóvenes que se incorporan a la P.J. en general son adolescentes, y ser adolescentes en nuestra cultura supone una serie de acontecimientos que no siempre se verbalizan y reflexionan, de hecho no existe ningún rito social que dé comienzo a esta etapa. Es por ello que resulta necesario detenerse y pensar un momento en las implicancias de ser adolescente: - El ser adolescente supone ciertos “duelos” que se deben enfrentar, y que en la realidad no se enfrentan conscientemente, prueba de ellos es la confusión de este período y la inestabilidad emocional que conlleva. En todo caso, cabe señalar que el enfrentar esta etapa con ayuda profesional por ejemplo, no es señal de que no exista ningún inconveniente durante la adolescencia, puesto que este tiempo es en sí mismo un tiempo de cambios psicológicos y físicos. En Nuestro País existen pocos estudios que atiendan las características propias de la realidad juvenil chilena. Uno de los exponentes más destacados en esta área es Claudio Duarte, Sociólogo de la Universidad de Chile. Dentro de sus aportes más importante podemos destacar: El ser joven hoy implica una perspectiva histórica, uno vive su juventud en un espacio histórico determinado. Uno pertenece a una generación, la de los 60s, la de los 80s, la de los 90s. Por lo tanto no es lo mismo ser líder hoy que hace 15 años atrás. Perspectiva de Clase social. La clase social en la que los jóvenes crecen condiciona y marca su experiencia juvenil. Por ejemplo, nuestra casa, ser de una población, o de un barrio, o de una villa o de un condominio, o vivir en un ambiente represivo o prohibitivo. Parece obvio pero la pertenencia a una clase social marca diferencia de comportamientos, lenguajes, expectativas, nivel educacional, etc. Tironi habla de “fronteras internas”2 existentes que generan segregación espacial. De allí se deriva al concepto de población, por ejemplo los jóvenes de La Caro viven su vida en las esquinas, en la calle, ese es su lugar. Aquí aparece la variable pobreza, lo que hace que muchas veces se asocie la droga y la delincuencia a los/as jóvenes y especialmente a los/as jóvenes pobres. 1 2 OVALLE, Adriana y Muñoz, Gloria “Desarrollo sicológico del adolescente normal: un enfoque psicoanalítico” en Bobadilla, E. TIRONI, EUGENIO. Pobladores. 1988 4 La diversidad. No todos los jóvenes son iguales. De hecho la situación socioeconómica te ubica en un determinado lugar en la sociedad. No es lo mismo vivir antes o después de la Plaza Italia, o ser de Cerrillos que ser de Cerro Navia. No es lo mismo vivir en la Villa San Luis que vivir en la Dehesa. Perspectiva adultocéntrica. Nuestro país está organizado desde una perspectiva adultocéntrica que discrimina a niños y jóvenes por su condición de edad. Esto genera un prejuicio respecto a los jóvenes, ya que los adultos los tienden a mirar desde sus parámetros y sus referentes generacionales, en cuanto a participación socio política, liderazgos, realización cultural, etc. Entonces se le pide al joven que sea revolucionario como en los ´60, creativo como en los 70, contestatario como en los 80, etc. Los niños y los jóvenes son potenciales adultos. En el futuro serán “algo”. Muchas veces se produce un apuro por ser “adulto”. En la vejez, se viene saliendo. Todo lo que se hace por los jóvenes parte de la noción de que ellos son un “problema” que hay que atender. Existe también la noción del joven como algo incompleto y muchas veces como un peligro social (que adolece). Tradicionalmente se ha entendido la juventud es una transición de etapas sucesivas, marcada por cambios fisiobiológicos y roles. Así: El joven estaría en un tiempo de preparación para el ingreso al mercado. Que sea capaz de consumir con opulencia; producir con eficiencia; tecnológicamente moderno. Lamentablemente, los jóvenes de sectores populares no están integrados al mercado. Pero también queremos plantear una óptica distinta. Es necesario comprender a la juventud como un sector social heterogéneo y diverso. Si un quiere trabajar con jóvenes debe conocerlos bien. Desde la demografía, habitualmente la población juvenil de 15 a 29 años se disgrega en 3 quinquenios de edad: los adolescentes en el grupo de 15 a 19 años; los jóvenes propiamente, de 20 a 24 años; y aquellos que pertenecen al rango de 25 a 29 años, que pueden ser denominados como jóvenes adultos3". 3 INJ; Primer Informe de la Juventud;1994 5 Tendencias actuales en la juventud chilena4. Los jóvenes y su orientación vital. En primer lugar hay que decir que distintos estudios encuentran en los jóvenes de hoy un fuerte acento en el proyecto de vida individual, una orientación vital más bien individualista y pragmática, con una alta valoración del esfuerzo personal y el logro, dejando más atrás lo que pudiera ser intereses sociales. Cuando se les encuesta sobre sus aspiraciones, suele aparecer como primera prioridad el éxito profesional-laboral, seguido de la realización afectiva y personal. Una buena profesión, un buen trabajo, crecer como persona y formar una familia, parecen ser los mayores anhelos de los jóvenes de hoy. En igual sentido, entre las cualidades más valoradas por los jóvenes destaca la responsabilidad, el esfuerzo personal y la confianza en sí mismo. estos datos pueden parecer contradictorios con la impresión de los adultos que encuentran a los jóvenes más bien regalones y flojos, con dificultades en la disciplina personal y el cumplimiento de horarios. Lo llamativo es que los mismos jóvenes, junto con admirar a personas emprendedoras, que surgen con esfuerzo, se reconocen muchas veces relajados y flojos. Es interesante, también, constatar que muchos de los programas de capacitación para jóvenes se están dando cuenta de que la enseñanza de un oficio es insuficiente, y le están dedicando cada vez más tiempo al desarrollo de hábitos, del control de impulsos y de la tolerancia a la frustración. Es cierto que muchos de estos programas se enfocan a jóvenes con un cierto nivel de marginalidad social, pero igual es un dato que debe hacer pensar. La impresión es que culturalmente se registran dos mandatos que son contradictorios: hay que ser exitoso y para eso es necesario luchar; y al mismo tiempo tratar de tener una satisfacción lo más inmediata posible, resistir todo límite, toda frustración. Esto último se agudizaría para el caso de los jóvenes porque ellos fueron criados por padres muchas veces asustados, con pánico de “traumar” a los hijos, o de simplemente “hacerlo mal”. Dicho sea de paso no es difícil constatar que entre los jóvenes existe una percepción generalizada de que los adultos les temen. Los jóvenes y el compromiso político y social. En segundo lugar, se aprecia una tendencia creciente a rehuir los compromisos cuando estos se formalizan. Diversos estudios muestran que en los jóvenes ha habido un descenso en la participación sistemática, en especial, la política. Menos de la mitad de los jóvenes participa en grupos con algún tipo de organización y de preferencia en grupos deportivos y religiosos. En 4 MIRANDA HIRIART, GONZALO. En Revista Mensaje, octubre 1998. 6 organizaciones estudiantiles participa una cifra por debajo del 10%. Digamos que por otro lado, la televisión y la música suscitan gran interés, lo que parece estar indicando una preferencia por el consumo de bienes culturales masivos. En general, el tiempo libre sobretodo durante el fin de semana, es considerado como un espacio de desahogo, de liberación y oxigenación, quedando en evidencia la brecha cada vez mayor entre “lo formal” y “lo informal. Actualmente, a diferencia de lo que ocurría hace algunos años, las grandes ideologías no constituyen elementos de identificación para la mayoría de los jóvenes. En cambio, muchos configuran su identidad con referentes de connotación más afectiva y, menos exigente, como clubes deportivos, conjuntos musicales; o bien, con elementos portadores de rechazo o denuncia a la sociedad, como pequeños grupos trashers, metaleros, etc. En su interior, estos grupos adhieren a normas y valores, pero no se inscriben en una ideología o filosofía más amplia, que los trascienda. Son visiones de mundo más locales, parciales, con fragmentos de marcos valóricos y sistemas de creencias de diferentes orígenes. Generalmente, los jóvenes no conocen de donde provienen sus orientaciones o qué marco filosófico o ideológico pertenecen. En el plano social, los jóvenes manifiestan sensibilidad y preocupación por algunos problemas como la pobreza, la falta de oportunidades o las deficientes condiciones de trabajo. Sin embargo, la participación activa para resolver estos problemas es baja. Aun así, adhieren con entusiasmo a iniciativas circunstanciales y directas de ayuda al prójimo. En un amplio estudio sobre las orientaciones políticas y sociales en estudiantes de Santiago realizado por el ISPAJ, aparece que, en su mayoría, los jóvenes manifiestan baja orientación al cambio social y una tendencia a la estabilidad, junto con un rechazo a alternativas de cambio más revolucionario. Es decir, para la mayoría de los jóvenes encuestados, la sociedad “debiera modificarse solo en algunos aspectos”. Es interesante hacer notar que para un 20% de los mismos encuestados la superación de la pobreza depende sólo del crecimiento económico del país, y casi un 40% piensa que depende más del esfuerzo de los mismos pobres. El restante 40% cree que, paralela al crecimiento, se n4ecesita una acción directa para enfrentar la pobreza. Entre los jóvenes existe una baja identificación con los partidos y no los consideran útiles; más aun, desconfían parcial o totalmente de las instituciones y actores sociales tradicionales. Suelen ser escépticos ante sindicatos, empresarios, fuerzas armadas y medios de comunicación. La Iglesia es un caso especial, ya que aproximadamente un 40% desconfía absolutamente de ella, un cifra similar señala que confía mucho en ella, y la perciben como una institución de mayor cercanía. Es decir, se trata de una de las entidades que genera menos indiferencia. 7 Los jóvenes, religión y creencias. En relación con la religión, cabe recordar que según el censo de 1992, un 73,6% de los jóvenes se declara católico; el 14, 2% evangélico; y el 7,2% indiferente o ateo. Ahora, más allá de las cifras se observa en la mayoría una valoración positiva de la religión, aunque con una orientación más bien subjetiva, es decir, de una relación directa y personal con Dios. UN estudio realizado por CISOC con alumnos de enseñanza media, constató por ejemplo, que casi un 75% de los escolares de colegios no católicos reza más de una vez por semana. Hay que decir también que los jóvenes de hoy valoran altamente la libertad que representa una sociedad plural y la posibilidad de optar según sus propios criterios. Al encuestar a más de mil jóvenes de Santiago, el ISPAJ encontró que predominan las posturas pluralistas y espontaneistas. Se entiende pluralismo el privilegiar el discernimiento y la opción personal. El pragmatismo y relativismo valórico, siempre que no determine la vida de los demás; y por espontaneismo, al hecho de vivir y decidir según cada momento más que regirse por valores. Quienes creen en valores universales representan una minoría aproximadamente un cuarto de la muestra -. Los grupos espontaneistas tienden a aumentar en los niveles socioeconómicos más bajos, mientras los universalistas crecen proporcionalmente en los sectores altos. Por otra parte, en un estudio realizado por CISOC en colegios de todo Chile, la cualidad más valorada por los alumnos en un profesor de religión es , de lejos, la capacidad para aceptar a los que piensan distinto. Y en otro estudio anterior también con escolares, la apertura y el respeto aparecen entre las cualidades más valoradas por los jóvenes respecto de los sacerdotes. El convencimiento personal como sustento ético es algo muy claro entre los jóvenes y no debiera sorprendernos. En una cultura crecientemente plural, el sentido de la vida y la identidad pasan a ser cada vez más asuntos personales. Recordemos que la edad juvenil se caracteriza dentro del desarrollo por la tarea de configurar la propia identidad. En eso, los jóvenes de hoy están más solos; las verdades que provenían de la tradición pierden peso, más aun, la tradición comienza a ser percibida como un lastre. Frente a la creciente incertidumbre producida por la velocidad que adquieren los cambios, las verdades hay que producirlas, por lo menos comprobarlas personalmente, o, mejor dicho experimentarlas, “sentirlas”. Por ello tampoco es raro que “la piel” y la intuición empiecen a cobrar más fuerza que la racionalidad en la valoración de las cosas y en la producción de verdades. En eso, lo jóvenes encarnan claramente una tendencia propia de los nuevos tiempos, y nos ayudan en ese sentido a redescubrir la corporalidad y la sensibilidad. Ello toca también la relación con Dios y la fe: en el ya citado estudio del ISPAJ cuando se le pregunta a los jóvenes 8 sus motivos para crecer en Dios, la mayoría - relativa - dice creer por “su experiencia”. Síntesis: hacia una definición de los jóvenes Para nuestro sentido común aparece como una concepto y una realidad evidente, sin embargo, no es tan así, constatando las diferentes miradas que existen sobre ella. La juventud puede incluir definiciones, grupos y problemas sumamente distintos. Se han enfatizado aspectos parciales de un fenómeno que, en si mismo, conllevaría elementos de carácter psicológicos, culturales y económico sociales absolutamente interdependientes en la realidad. Veamos... No es aceptable la idea de que la juventud se identifique en sus conductas, actividades y responsabilidades con determinadas pautas de un grupo social concreto. Una visión amplia de la juventud debería admitir, la existencia de subgrupos en su interior que realizan de manera distinta las principales funciones asignadas socialmente a ellos. La existencia de ciertos rasgos psicológicos y valóricos no son exclusivamente patrimonio de la edad juvenil, más bien es posible encontrarlos como aspectos culturalmente deseables para la existencia humana en general, independientes de su edad. Así mismo, la vinculación con la institución educacional y su separación con las principales responsabilidades implicadas en la formación de una familia y en la adopción de un rol laboral, parece bastante estrecha, ya que existen amplios sectores en donde la juventud se vive en diferente forma. En nuestro país muchos jóvenes no se centran en la institución escolar, sino que desertan en sus fases iniciales, ocupándose tempranamente en alguna actividad laboral. En la misma experiencia familiar, los jóvenes en su proceso de formar pareja y establecer una familia nuclear en una residencia neolocal (independiente de los padres de ambos) encontrarían profundas distorsiones, pues muchas veces se ven obligados a mantener intensas lealtades de cooperación, vivir como allegados en la casa de sus padres, y prolongar en consecuencia su status de dependencia filial. 9 Los destinatarios de nuestra acción pastoral. Los jóvenes de nuestro tiempo (PPEJ. pág. Nº14) Ante esta realidad, nos sentimos invitados a mirar con cariño, tanto a los jóvenes que se acercan corriendo a Jesús, como a aquellos que no lo hacen, o bien, que están a la espera de nuestra presencia e invitación. Jóvenes diferentes, ciudadanos de una Arquidiócesis heterogénea, con grandes diferencias socioculturales y económicas. «Llama la atención el contraste entre los barrios de alto desarrollo y los de marginación y subdesarrollo. La modernización e integración cultural no llega a todos con la misma fuerza y no han logrado los efectos de plenitud de desarrollo que prometían y todos esperaban»( Conclusiones del IX Sínodo de Santiago, Nº 26) También los jóvenes viven distintos momentos de maduración vital y distintas experiencias formativas, de interés y participación, por lo que queremos fijar la mirada en ellos como personas concretas; antes que como «juventud» en términos genéricos, ente abstracto y calificación más bien adjetiva. Más importante que una definición necesariamente reduccionista y cosificadora, es cómo queremos que sea nuestra mirada hacia ellos. Queremos reconocer todas aquellas cosas de las que nos hablan con su vida y que los caracterizan; su diversidad como riqueza, su fuerza de presión social como capacidad dinamizadora, de hecho, «los jóvenes ejercen en la sociedad actual una fuerza de extraordinaria importancia» (Apostolicam Actuositatem, Nº 12.), su fragilidad ante el mal y la violencia como sensibilidad abierta a la propuesta del Reino de Dios. Destacar como rasgos positivos sus sueños, su sed de trascendencia y sus proyectos para su vida y para la sociedad, su inconformismo que lo cuestiona todo y su mirada crítica sobre las dinámicas sociales; su espíritu de riesgo que los lleva a compromisos y situaciones radicales; su inmensa capacidad creativa , siendo la libertad su aspiración más espontánea y fuerte; su apertura radical a la solidaridad con los que más sufren y su actitud crítica frente a las debilidades de nuestra sociedad, a sus hipocresías y anti-valores. Jóvenes que se acercan con distintas preguntas, buscando el verdadero sentido para sus vidas según la diversidad de sus caminos y de las oportunidades que se les han ofrecido. Nuestra meta: el joven que queremos formar (PPEJ. pág. Nº16) Definir el joven que queremos formar, partiendo de esta diversidad y respetándola, es preguntarnos por nuestra concepción de ser humano desde la fe. «Pido a todos que fijen su atención en el hombre, que Cristo salvó en el misterio de su amor y en su permanente búsqueda de verdad y sentido (...) Sólo la opción de insertarse en la verdad, al amparo de la Sabiduría y en coherencia 10 con ella, será determinante para su realización. Solamente en este horizonte de la verdad comprenderá la realización plena de su libertad y su llamada al amor y al conocimiento de Dios como realización suprema de sí mismo.»( Fides et Ratio, 107) La Iglesia nos enseña que muchas pueden ser las visiones acerca del ser humano, sin embargo, la verdad última es que él ha sido creado «a imagen de Dios, con capacidad para conocer y amar a su Creador»(Gaudium et Spes, 12). Esto implica, fundamentalmente, una visión integral del ser humano, donde lo que cuenta es toda la persona y toda persona, por su dignidad de hijo de Dios, abierto a la trascendencia, radicalmente libre, profundamente relacional y, aunque herido por el pecado, abierto a la gracia y llamado, con su auxilio, a la plenitud (Cfr. Gaudium et Spes, 14 al 17) La Pastoral Juvenil es teocéntrica, conduce a la Trinidad y la manifiesta. Es cierto que el Joven se siente atraído por todo maestro bueno que lo acoge y lo mira con cariño. Pero más profundamente busca al «Maestro Bueno»; toda pastoral refleja a Dios, cultiva la nostalgia de Dios y conduce a su conocimiento. Se deja animar para ir en el Espíritu Santo y, por Cristo, llegar en definitiva, al corazón de Dios Padre que nos ama. La Pastoral juvenil incluye todas las implicancias de la propia dignidad y la del prójimo. Y enseña la obediencia filial ante quién nos confió los mandamientos como camino que conduce a la vida, expresada en docilidad al Espíritu de Dios y a los pastores a quienes él ha confiado su pueblo, según la medida de su corazón. Queremos formar jóvenes que sigan la invitación de Jesús, que puedan asumir en su vida el proyecto de Dios, su palabra expresada desde los mandamientos hasta las bienaventuranzas, que puedan vivir en plenitud su ser hijos de Dios. Esto implica: JÓVENES INTEGRADOS, • Maduros, que sean capaces de tomar las riendas de su vida con amor y responsabilidad. Varones que asumen plenamente su masculinidad desafiados a ser hombres constructores del nuevo milenio, mujeres que viven en plenitud su femineidad para llegar a ser las mujeres constructoras de la Civilización del Amor. • Que se valoren en la verdad de lo que son, que se reconozcan hijos de Dios y conozcan su propia dignidad. 11 JÓVENES QUE SE ENCUENTREN CON JESUCRISTO VIVO, • Abiertos a la trascendencia, capaces de asumir una vida de diálogo con el Padre que los ama, sencillos, con la conciencia de ser «relativos» y vivir en la confianza en el Dios que les cuida cada día. • Libres, por fuera y por dentro, capaces de asumir opciones radicales y las renuncias que conllevan, capaces de desprenderse de las ataduras que les impiden ser amigos y colaboradores de Dios. • Que se saben necesitados de reconciliación y de apoyo, que saben que no están ajenos a la acción del pecado, y que son capaces de pedir tanto el perdón como la gracia para crecer en una vida más santa, más plena. JÓVENES QUE AMAN A LA IGLESIA, • Llamados a vivir en comunión, en una alianza de paz, de amistad y de vida, que viven su eclesialidad con conciencia de «ser» Pueblo de Dios. Abiertos a la participación en la comunidad local y responsables de las necesidades, materiales y espirituales, de su Iglesia. • Que valoran la presencia del Señor Jesús en los sacramentos, alegres, celebrativos y con constante vida litúrgica y que reconocen en la vida de los santos un modelo para su propia vida. JÓVENES CON UN ESTILO DE VIDA CRISTIANA, • Testigos del Reino, con conciencia de la dignidad del hermano, solidarios, comprometidos con los más pobres y con la promoción de la justicia, responsables del mundo que van a construir y capaces de cuestionar la sociedad desde los valores del Evangelio. • Abiertos a la relación y configurados desde la relación, responsables, respetuosos y acogedores con sus hermanos; capaces de abrir su vida ante las vicisitudes de nuestra historia común. Queremos trabajar en la dirección de una pastoral de encuentro con Jesús; abierta, para que todos los jóvenes puedan encontrarlo; solidaria, vivida desde el lugar de los pobres y capaz de formar jóvenes que vivan con esa libertad del Espíritu, para vivir en solidaridad y cimentar una sociedad solidaria. Una pastoral comprometida con la historia que le toca vivir, cuya formación ofrezca a los jóvenes los elementos que necesitan para vivir su proceso de toma de decisiones desde el seguimiento de Jesús; una pastoral diversa, abierta al Espíritu, que valora y favorece los carismas que Dios da. Capaz de correr valientemente los riesgos de la fe, que sea vocacional, desde la que surgen pastores y opciones de vida por la profesión de los consejos evangélicos, así como opciones maduras por el matrimonio y la constitución de nuevas familias. Profundamente eclesial y comunitaria, capaz de ser fermento dentro de la Iglesia que se encamina a la santidad. 12 Por eso, en la Vicaría de la Esperanza Joven, queremos dirigirnos a todos los jóvenes de la arquidiócesis, trabajando desde la base parroquial y el mundo estudiantil, en concordancia con las estructuras arquidiocesanas existentes, y en una dinámica pastoral que la abra permanentemente a todos aquellos jóvenes que aún no han podido encontrarse con Jesús. Misión de la pastoral juvenil: la formación de personas (PPEJ pág. Nº18) Es mucho el camino ya recorrido por los jóvenes en la Pastoral Juvenil de la Arquidiócesis. Hemos optado por la formación de animadores, con pequeños y constantes esfuerzos; la pastoral sacramental de la Arquidiócesis es una de las más desarrolladas; les hemos ofrecido encuentros masivos que les permitan acercarse a Jesús y donde les hemos propuesto «que cumplan sus mandamientos»... un largo y fructífero camino. Sin embargo, aún estamos llegando a un número reducido de jóvenes. La Pastoral Juvenil es una pastoral que profundiza el encuentro de los jóvenes con el Maestro, con aquél a quién se le llevan las preguntas de la vida y, por ello, está atenta a las preguntas e inquietudes de los jóvenes; también de aquellos a los que aún no les llega con todo vigor el anuncio de la Buena Noticia del Señor Jesús. Los últimos años nos han mostrado que un grupo muy importante de jóvenes comprometidos con su fe y con la vida de la Iglesia han dinamizado nuestra pastoral juvenil. El Espíritu suscita en ellos una gran participación y riqueza de vida, pero, muchas veces, no somos capaces de cuidar esas iniciativas de los jóvenes para hacer de ellas un camino que se consolide, permanezca y crezca en el tiempo. Muchos de los jóvenes se van de las parroquias y capillas para insertarse en el mundo laboral e incluso antes, entre los 17 y los 18 años. Para muchos de ellos la Pastoral Juvenil es una etapa importante en sus vidas pero que, llegado cierto momento, pasa a ser un «volón de juventud» y sienten que es hora de ponerse serios y «pensar como adultos». ¿Cómo poder responder entonces a esos jóvenes en sus inquietudes más profundas y acompañarlos?. Pero nuestra capacidad de suscitar interrogantes o de ofrecer respuestas a los jóvenes que no acuden espontáneamente a nosotros es muy limitada. Necesitamos cada vez más una Pastoral Juvenil misionera, con capacidad de salir a buscar a los jóvenes, de encontrarlos con sus búsquedas, concretas y variadas. 13 Por ello hay un proceso, que expresa la gradualidad del compromiso desde el seguimiento inicial, hasta la plenitud de la vida cristiana; entre, «todo esto lo he cumplido» y el cumplimiento pleno de la vocación. Por esto toda pastoral juvenil es una pastoral vocacional, que ayuda a los jóvenes a dar cauce a las respuestas del llamado que el Señor Jesús les hace. Con un modelo de encuentro y seguimiento (PPEJ pág. Nº21) «Ven». No es ésta la primera vez en que Jesús invita a encontrarse con él. «Vengan y vean» les dijo a los primeros discípulos a orillas del Jordán. Toda pastoral es camino de encuentro vivo con Jesús. Pastoral de comunión, porque Jesús va de camino con sus discípulos; quienes en su caminar siguen a aquél que no vino a ser servido, sino a servir. Del mismo modo, así como el encuentro con el Señor abre el sentido de la vida a la plenitud, «El camino, y a la vez el contenido de esta perfección, consiste en la ‘sequela Christi’, en el seguimiento de Jesús» (Cf. Veritatis Splendor, 19-22); porque «a caminar se aprende andando». El encuentro y el seguimiento, nacen desde la mirada amorosa del señor y la libertad a la que él nos invita. La pedagogía pastoral es una pedagogía de libertad, de hecho el joven se alejó triste y no siguió a Jesús, Muchos tipos de terreno ahogan el crecimiento de la semilla, por lo que nuestra pastoral también se ocupa de ese terreno. Todo asesor debe ser un hombre o mujer humilde y paciente, y tener en cuenta que en la pastoral juvenil también hay fracasos. Frente al agobio de cómo evangelizar a tantos jóvenes, corremos el riesgo de establecer mecanismos pastorales que recogen preferentemente a aquellos que manifiestan mayores grados de liderazgo y que han tenido mayores oportunidades. Creemos que es, por ello, fundamental tomar conciencia de cuáles son los jóvenes a quienes queremos dirigir preferentemente nuestra acción pastoral y formativa, bajo el modelo de la acción del propio Jesús. Queremos ser instrumentos eficaces para la invitación que el Santo Padre hiciera a todos los jóvenes en el mensaje que les dirigió en la Vigilia del Encuentro Continental: ser protagonistas del tercer milenio. Toda Pastoral Juvenil es educación a la santidad, pues «El don del Espíritu hace actual y posible para todos el antiguo mandato de Dios a su pueblo: ‘Sean santos, porque yo, el Señor, su Dios, soy santo’ (Lev 19, 2). Llegar a ser santos parece una meta ardua, reservada a personas totalmente excepcionales, o destinada a quien quiera permanecer ajeno a la vida y a la cultura de su tiempo. Sin embargo, llegar a ser santos es don y tarea arraigados en el bautismo y en la confirmación, encomendados a todos en la Iglesia, en todo tiempo.»( Mensaje de 14 SS Juan Pablo II con ocasión de la XIII Jornada Mundial de la Juventud, nº7)«A todos se les pide que profundicen y asuman la auténtica espiritualidad cristiana. ‘En efecto, espiritualidad es un estilo o forma de vivir según las exigencias cristianas la cual es la vida en Cristo y en el Espíritu’ (...) En este sentido, por espiritualidad, que es la meta a la que conduce la conversión, se entiende no sólo ‘una parte de la vida, sino la vida toda guiada por el Espíritu Santo’»(Ecclesia in America 29-23) En este sentido buscamos formar a la verdadera libertad, que es abierta y dócil al Espíritu Santo. Cuando pensamos en el modelo pastoral de seguimiento, no podemos dejar de reconocer a lo largo de la Historia de la Salvación a tantos testigos que en la Iglesia nos muestran el camino del Señor. Especialmente Santa María, la joven virgen de Nazaret, mujer de esperanza, amor y fe, que con su sí generoso, permitió que la eternidad de Dios entrara en nuestro tiempo en Jesucristo. Aquélla que ha optado por una vida abierta a Dios, orientando lo más profundo de su ser a partir del proyecto del Reino que el Padre le ofrece, la mujer llena del Espíritu Santo, la primera seguidora de Jesús. Tampoco podemos dejar de mirar a quienes nos precedieron y nos llevan de la mano por los caminos del Señor: en especial Santa Teresita de los Andes, el P. Alberto Hurtado y Laura Vicuña. Cada elemento del proceso formativo ha de estar en coherencia con este horizonte y, con conciencia de su interdependencia y con una visión global del proceso y de los medios para implementarlo. Necesitamos, pues, trabajar con un modelo formativo que sea integral, holístico y coherente con el Evangelio. Para ello recogemos todos los aportes de las Ciencias Humanas que nos puedan iluminar en el «cómo hacer», y seleccionaremos de ellas lo que entronca con los valores del Evangelio y con el joven que queremos formar. Tensión entre el hoy y el mañana. Nuestra realidad y nuestro proyecto de futuro5 ¿Por qué y preocupamos de realidad de los discernir el juvenil”?, ¿Acaso reflexionar desde experiencia, poco anquilosada, y proponer las pensamos son las 5 para qué nos saber acerca de la jóvenes, por qué “problema no es más sencillo nuestra propia aunque esté un desde allí soluciones que más adecuadas?. Cf. TONELLI, RICARDO .Seminario de Pastoral Juvenil P. HUGO STRAHSBURGER, sdb El Deber Ser de la Pastoral Juvenil.. 15 Esto implica una postura, porque debemos partir desde algún lugar. Nuestra propuesta implica poner este punto de partida en la vida concreta de los/as jóvenes y de la comunidad. Por eso es necesario conocerla y reflexionarla. Nuestra mirada reflexiva debe estar entonces, en primer lugar, sobre el contexto socio cultural en el que están insertos los/as jóvenes y las comunidades y desde allí realizar una reflexión teológico pastoral . Lo primero que nos encontramos es que la vida de los jóvenes de hoy es muy plural. Por ello desde esta diversidad se debe escuchar qué nos dicen los jóvenes. Allí están las respuestas a las preguntas por el sentido de la vida, quién es Dios, quién soy yo mismo. Esta escucha atenta nos permite proponer la pastoral juvenil como un camino, como un itinerario de educación comunitaria en la fe. Desde lo cotidiano de la vida de cada joven debemos ser capaces de leer la vida desde el Señor Jesús, con sus dos realidades, el evento de Jesús (la persona) y el evento de la encarnación del Cristo (acto de fe de sus discípulos , la comunidad y la vida de la Iglesia desde la convicción que en la historia humana de Jesús Dios ha tomado un rostro concreto y se ha hecho Palabra). Desde Jesús y la Iglesia obtengo criterios que me permiten caminar desde lo diverso y lo heterogéneo. - Un estilo para actuar la salvación: evangelizar el misterio de Dios en los gestos de amor y de vida. - La vida cotidiana de los jóvenes es la gran mediación en la que se reconcilia la tensión entre inmanencia y trascendencia. - Se puede educar la fe. En el plano directo es un don a recibir. En el plano indirecto aparece la importancia de las intervenciones educativas. De todos modos, toda intervención humana está bajo el signo de la potencia de Dios. Nos preguntamos que debemos hacer ante este mundo juvenil para ser fieles a Jesucristo y su Iglesia. Una vez más lo hacemos mirando a los/as jóvenes. Lo que queremos es evangelizarlos. Anunciarles la persona y el evangelio de Jesús, para que evangelizados se reúnan en grupos (primero) y en comunidades (después) que puedan evangelizar a otros/as jóvenes para que siguiendo a Jesucristo en la Iglesia sean testigos del amor de Jesús y entusiasmen a muchos para transformar las situaciones que deshumanizan, paralizan y matan la vida juvenil y de la sociedad en general. Esta tensión entre presente y futuro, realidad y utopía entre el mundo juvenil que existe hoy y el joven que queremos formar nos conduce hacia nuevos proyecto de pastoral juvenil. Allí radica la riqueza del Plan Esperanza Joven .
Puede agregar este documento a su colección de estudio (s)
Iniciar sesión Disponible sólo para usuarios autorizadosPuede agregar este documento a su lista guardada
Iniciar sesión Disponible sólo para usuarios autorizados(Para quejas, use otra forma )