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Robo
Bleiberg, E.; Atkinson, S.
A. El robo es un problema de comportamiento relativamente común reportado por los
padres, maestros y/o las autoridades. Porque de la cobertura de su naturaleza, la
verdadera presencia del robo desfigura su identificación. Los argumentos acerca
„sí, que lo hiciste"…”no, yo no lo hice", aparecen a lo largo en la presentación
clínica. Una definición operacional del robo de este modo no puede ser basado
ciertamente acerca de qué niños de manera inapropiada toman algo que pertenece
a otro. En esta instancia, el robo puede ser prácticamente definido como los niños
posen algo que el origen de éste no pueden referirlo (Seymour y Epston, 1989) o
que poseen algo de otro del cual específicamente no es de ellos.(Patterson, 1982).
Esta definición por supuesto, falla para determinar lo robado que son pasadas por
alto por explicaciones “plausibles", tales como “encontrado", ”prestado" o “recibido
como regalo'", son aceptadas. Una revisión de las encuestas de robo en niños
revela una marcada diferencia de sexo. Los padres reportan el robo como un
problema en aproximadamente 10% de todos los niños y 2.5 a 5 % en todas las
niñas.
B. El robo, al lado de otra característica de comportamiento antisocial como el mentir
o prender fuego, son antecedentes de delincuencia. El robo no confrontado,
definido como robado sin contacto directo con la víctima, es un preeditor sensitivo
de fracasos académicos subsecuentes, delincuencia y psicopatología seria
(Farrington, 1973; Paterson,1982, 1986; Robins, 1978), un trastorno desafiante
particularmente oposicional y trastorno de la conducta antisocial, trastorno de la
personalidad boderline y trastorno de la conducta. El robo en adolescentes
frecuentemente es asociado con otra problemática de comportamiento y/o
síntomas tales como promiscuidad, trastornos de alimentación y abuso de
substancias. La valoración de lo significativo y severo del robo son escondidos por
la falta de normas en el desarrollo (Miller y Klungness,1989), Los incidentes
aislados de robo no son necesariamente indicativos de psicopatología o falta de
adaptación. Los adolescentes frecuentemente reportan una historia de pequeños
robos durante la infancia (Belson, 1976). Los pequeños robos en niños
preescolares generalmente son tolerados y en y de ellos mismos, de una pequeña
relevancia clínica, como el concepto de propiedad, concerniente a otros, y la
autorización de usar propiedad personal de otros no son bien establecidos (Hartup,
1974, Renshaw, 1979). En otra manera, semejantes y adultos son menos
tolerantes del robo después de que los niños entran a la escuela o cuando cambian
de un modelo persistente.
B. Los niños quienes roban de sus semejantes y extraños casi invariablemente el
robo de sus familiares y son en su mayor riesgo en ambos casos de lograr una
amenazas de la sociedad y desarrollar psicopatología seria de aquellos quienes
roban solamente de los miembros de la familia (Stumphauzer, 1976). Los factores
severos en el ambiente de los niños impacta la probabilidad de robar. Los niños
quienes son parte de una sociedad y contexto de una familia que condena, valora o
ignora el robo aprenden que este comportamiento es aceptable y así mismo
deseada como la identificación con sus semejantes y adultos quienes roban. Existe
una fuerte asociación entre el registro criminal de los padres y los amigos cercanos
y el comportamiento criminal de los niños (Patterson, 1982). La participación en las
actividades de robo con una banda o un grupo semejante puede lograr la
concurrencia con aquellos niños que adquieren aceptación, estatus y afiliación. Una
vez que los niños adquieren reputación según lo robado, adultos no delincuentes y
semejantes tienden a rechazarles o retirarse de ellos, aumentando esta dependencia
de los más jóvenes en la delincuencia de grupo y además reduce el refuerzo para el
comportamiento prosocial. De este modo, es importante la valoración del ambiente
social y la extensión del cual el robo es confinado a las actividades de grupo. La
respuesta de los cuidadores al robo de los niños es una variable crucial en el
mantenimiento y reforzamiento o eliminación de este comportamiento. Los padres de
los rateros de manera característica son separados, rígidos o inconscientes en
disciplina y pobres en la dirección de sus niños Estos padres generalmente fallan en
el rumbo y aplicación de las consecuencias del comportamiento de sus niños, uno u
otro prosocial o antisocial y provee apoyo mínimo del apropiado comportamiento
social.
Hay poco involucramiento entre los padres y los niños excepto de una carga
emocional fuerte y cambios físicos llevados sobre el mal comportamiento de los
niños. Así el robo, al lado de otros comportamientos antisociales puede obtener
vehículo para disminuir la separación de los padres y asegura algún grado de
atención. En todas las valoraciones del robo de los niños es esencial evaluar las
habilidades de dirección-del niño de los padres, un punto significativamente
deficiente en el entrenamiento de los padres y dirección del comportamiento como
componentes críticos del tratamiento.
D. La inhabilidad de los niños para demostrar interés de sus semejantes sirve para
diferenciar esos jóvenes en el camino del desarrollo del narcisismo o trastorno de
personalidad antisocial. Estos niños fracasan para mantener amistades,
comunicarse ellos mismos con otros o demostrar mucha lealtad de la misma manera
a sus cómplices en actividades antisociales. Cuando ellos roban intentan encubrirlo y
se preocupan de ser atrapados, burlados o castigados, pero no de estar
equivocados. Antes bien, de sostenerse sus propias responsabilidades por las
consecuencias de su comportamiento, ellos tienden a burlar las circunstancias y a
otras personas. Ellos presentan un estrecho rango de afecto y son típicamente
concretos, egocéntricos, rígidos y limitados en sus capacidades de experimentar
más alegría o pena, remordimiento (regret)
E. El robo restringido a la psicopatología seria prefigurada en el hogar en
términos sobre todo de adaptación pero apuntando a específicos modelos
trasnacionales sin el sistema familiar y/o psicológico, qué significado el
comportamiento de robo puede tener para los niños. Los padres pueden siempre inconscientemente- incitar la delincuencia de sus niños. (Johson y
Szurek, 1952). Los niños roban de los cuidadores o hermanos para probar sus
relaciones. (Winnicott, 1953), intentan de remediar sus sentimientos de
carencia y abandono, o expresiones de hostilidad, envidia y rivalidad. El robo
de los niños puede ser asociado con la ausencia de una supervisión apropiada
de su desarrollo. Los niños con retraso en el desarrollo pueden requerir niveles
de supervisión que agobia los recursos de los padres o cuidadores. Una
valoración de una inadecuada supervisión determina la educación maternal y
paternal y la afiliación de amigos, aumento de la familia y agencias sociales. Es
importante, la valoración de la familia en los modos de interacción y el
resultado de una psicodinámica individual, de manera particular en las
instancias de robo que aparece circunscrito y unido a un grupo específico o
personal. El robo circunscrito puede determinar la terapia familiar y la terapia
individual en adición al entrenamiento y dirección de comportamiento para los
padres.
F. Los niños con trastorno de déficit de atención-hiperactividad pueden robar de
manea impulsiva. Su comportamiento delincuencial inicial aparece de una
propensión de inmediata traslación de afectos, deseos o necesidad de acción.
La característica central de sus vida subjetiva es una distorsión de la
experiencia de intención. Sus acciones„suceden" al momento del resultar su
elección”. El mundo aparece como un juego desconectado de tentaciones y
frustraciones, posibilidades de ganar inmediatamente y satisfacción u
obstáculos para gratificación. Como un resultado de tales experiencias, su vida
interna es estéril e indiferente y ellos frecuentemente confunden pensamientos,
sentimiento y acción. Su determinación y egocentrismo interfiere con la
planeación y abstracción y forma la base para sus dificultades en el aprendizaje
a través de experiencias. En la valoración del diagnóstico ellos presentan una
historia de sobreactividad persuasiva, inatención e impulsabilidad. Un
significado particular es la asociación del trastorno del déficit desatenciónhiperactividad con un trastorno en el desarrollo de la lectura y/o otros trastornos
de aprendizaje, los cuales componen a estos niños a dificultarles la
generalización y abstracción, incrementando sus frustraciones con labores
escolares y agrega su impulso a actividades antisociales. Una cuidadosa
valoración en las calificaciones escolares, la historia académica y las
evaluaciones psicoeducacionales son críticas para determinar la necesidad de
una educación especial, aproximarse a la dirección en sus problemas de
aprendizaje y cognitivo específico de los niños. Un diagnóstico del trastorno del
déficit de atención-hiperactividad complicado con problemas serios de
conducta, tales como el robo, requiere un multimodal tratamiento que incluya
farmacoterapia, consejo familiar en la dirección del comportamiento y afectivad
paternal y maternal, información acerca de la naturaleza de la fuerza de los
niños y debilidades y una terapia individual frecuentemente combinada con
aproximaciones cognitivas del comportamiento con apoyo de intervenciones
psicodinámicas designadas para mejorar las habilidades de los niños a la
comunicación con palabras sentimientos de ira, frustración y tristeza para
acrecentar su autoestima y para adquirir una vista real de sus capacidades y
oportunidades. La terapia en grupo y la terapia familiar también pueden lograr
una valiosa ayuda al tratamiento de éstos niños
7) El hurto del dinero o el robo de objetos con el fin de venderlos anticipa una
seria desadaptación. Tal comportamiento aumenta el recelo de envolverse
con grupos delincuenciales y/o abuso de substancias. Parejas
delincuenciales y la inversión en la vida permeada por el abuso de drogas
conduce la transición de impulso o robo bajo presión de sus semejantes
(peer-presure) a un trastorno de personalidad. Los niños fríos y crueles
quienes son explosivos, intimidantes, manipulativos y violentos son un gran
riesgo de cristalizar un trastorno de personalidad antisocial. Ellos
frecuentemente opinan de otros con desprecio o perciben de ellos como
confianza ineptos de debilidad- herramientas para ser manipuladas u
objetos para ser utilizados, el abuso y negligencia dentro de ambientes
caóticos, violentos, abusos de drogas figura predominantemente en ese
desarrollo de los niños. La valoración de la presencia de abuso físico y -o
sexual requiere la presencia de los servicios de protección al niño. Un
modelo antisocial sugiere la necesidad de un problema de tratamiento
multimodal que incluya un día de tratamiento o cuidado residencial a largo
plazo.
Los niños en vías a desarrollar un trastorno de personalidad límite son
caprichosos, irritables y explosivos también como necesitando agarrarse.
Para mantener un sentido de bienestar e identidad ellos requieren un
constante flujo de provisiones: atención de otra gente, sexo, drogas, o comida.
Cuando tales provisiones no están en un futuro próximo ellos se consternan,
llegando a enfurecerse o transitoriamente psicotizarse. Su comportamiento
delictivo está frecuente asociado no sólo con esfuerzos desesperados para
asegurar sus provisiones (supplies) y contar sus sentimientos inutilidad
(emptiness) pero también con dificultades para proveerse en el consumo de
drogas y su dependencia sobre otros delincuentes. Los jóvenes de boderline
con una amplia vulnerabilidad genética y trastornos del estado del ánimo,
problemas de control de impulsos y /o trastornos del aprendizaje interactúan
con un amplio conjunto de problemas del desarrollo, incluyendo la pérdida
parental temprana, abuso sexual y físico, un desaliento parental de separación
y autonomía. La presencia de signo y síntomas de un trastorno del estado del
ánimo particularmente cuando se unió con una historia familiar positiva, señala
la indicación para la medicación de la esterilización del estado del ánimo. La
sintomatología del boderline, sin embargo, requiere un tratamiento multimodal
que con frecuencia involucra tratamiento residencial.
Números estudios (Kovacs et al; 1984; Puig Antich 1982) tienen documentada
la coexistencia de trastornos de la conducta y depresión. Aún cuando ellos se
sienten agotados y deprimidos con conductas disruptivas depresivas
típicamente rechazan o sabotean las ofertas de ayuda o apoyo. Estudios
genéticos (Weisman et al; 1987) dejan apoyo calificado para manejar la
transmisión genética en la etiología de trastornos depresivos en niños.
Biológicamente basados en la propensión a la irritabilidad, agresión y
depresión probablemente está unida con factores psicológicos y psicosociales
estableciendo la unión entre la depresión y el trastorno de la conducta. Freud
(1916-1963) describió gente incluyendo niños quiénes se vinculan en
comportamiento criminal para mitigar su sentido de culpabilidad y confirmar su
maldad. Algunos niños, dijo Freud, cometen robo o incendios premeditados y
llegan a estar quietos y contentos sólo después de estar castigados, evocando
el castigo con el robo y otros comportamientos delictivos también garantiza una
respuesta de otra manera indiferente o cansada de los que los cuidan .
Entonces el robo y otros problemas de conducta pueden estar relacionados tan
poco como mucho lo que representan una protesta en contra de la negligencia
o esfuerzo en un auto (nurturance), o una búsqueda para el castigo, o una
expresión de una predisposición biológica basada en predisposición a la
depresión o al daño. Signos y síntomas de depresión, tales como sueño y
alteraciones del apetito, comportamiento deprimido o irritable, fatiga o pérdida
de energía, e ideación suicida señalan la posible indicación para medicación
antidepresiva como un elemento en un plan de tratamiento comprensivo. La
hospitalización es indicada, de hecho cuando el riesgo suicida es substancial o
no puede ser excluido.
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