Objetivación clínica del “espectrum autista” durante la pubertad y la adolescencia Cornellà, J.; Llusent, A. La adolescencia supone una etapa considerada “difícil” en la vida humana, planteando cuestiones insospechadas a padres y educadores. El profesional de la salud mental puede verse, a menudo, urgido a etiquetar un adolescente que no sigue el ritmo de la mayoría de sus compañeros. La tentación para emitir un diagnóstico puede ser atractiva, pero no es menos peligrosa. Unos mismos síntomas pueden ser expresión de un cuadro adaptativo, completamente normal y pasajero, o pueden esconder una alteración de la salud mental mucho más grave que va a requerir un tratamiento largo. El adolescente introvertido, con pocos amigos, que consume muchas horas en casa sin hacer nada, suele ser motivo de preocupación por parte de los padres. Asimismo lo va a ser la situación de conflicto en la escuela o en el instituto. Entre los distintos cuadros en que debemos pensar al encontrarnos ante n adolescente con dificultades en su interacción social (y con un rendimiento académico normal o flojo) existen los trastornos vinculados al llamado “espectrum autista”, nombre con que Wing (1), en 1989, agrupa un conjunto de entidades clínicas, cuyo síntoma central es una deficiente relación social, que se relacionan entre ellas y forman un “continuo”. Los niños y adolescentes con esta deficiencia social se caracterizan por una tríada de déficit en reconocimiento social, comunicación social y comprensión social. En cada uno de estos campos se reconoce un amplio espectro de la gravedad de la deficiencia. Las distintas formas del espectro autista aparecen durante los primeros años de vida. De hecho, los comportamientos y características más importantes (las que nos van a permitir establecer una aproximación diagnóstica) se manifiestan, habitualmente, antes de los 30 meses (2). Pero en algunas ocasiones y en algunas entidades clínicas el diagnóstico en niños muy pequeños es muy complejo (2). Trastornos que podemos considerar en la adolescencia: Para Etchepareborda (3) se presentan tres cuadros o etapas clínicas en el espectrum autista: - El autismo de Kanner. Ya que el criterio diagnóstico incluye la aparición de síntomas antes de los 5 años, no lo consideraremos en esta revisión. - El síndrome de Asperger - El trastorno semántico pragmático. Atendiendo a otras publicaciones, habría que añadir: - Autismo de alto rendimiento - Problemas de relación social - Hiperlexia - Trastornos del aprendizaje no verbal - Trastorno pervasivo del desarrollo - Síndrome del Cromosoma X frágil 1 - Síndrome de Rett, también de diagnóstico en la edad infantil. EVALUACIONES ESPECÍFICAS PARA EL DIAGNÓSTICO El esquema básico de la evaluación diagnóstica debe incluir, como en cualquier acto de aproximación al enfermo, los siguientes puntos (2): - Anamnesis familiar y personal. - Historia del desarrollo. - Análisis de la organización afectiva - Estudio de las capacidades intelectuales: simbolización, análisis de los objetos, capacidad de comprensión. - Análisis de la organización del lenguaje: mutismo, ecolalias, neologismos. - Exploración de la percepción auditivo-verbal. - Exploración neurológica: potenciales evocados, EEG, maduración psicomotora, sincinesias, tono muscular, organización práxica, técnicas de neuroimagen. Pero en el caso concreto de los trastornos del espectro autista, se deben realizar unas evaluaciones que nos permitan determinar el perfil evolutivo (3). Se trata de: Evaluación del habla, el lenguaje y la comunicación. Es importante valorar la comprensión de diferentes tipos de frases simples y complejas (negativas, interrogativas,...), de la secuencia discursiva (comprender una historia o una secuencia de sucesos), y el lenguaje no modal (ironías, modismos,...). no bastará con determinar la comprensión de palabras: hay que prestar atención a los papeles funcionales de las emisiones y de las funciones gramaticales. Evaluación cognitiva. Existe un déficit cognitivo que afecta su percepción del mundo, una capacidad deteriorada para ver cosas desde el punto de vista de otra persona, y poca conciencia de los estados mentales de los demás. Es importante la evaluación intelectual para la planificación educativa. Es muy útil el test de Wechsler, en sus formas WISC y WAIS. Pero conviene evaluar también las funciones ejecutivas: planificación, flexibilidad, memoria de trabajo o memoria operativa, monitorización, inhibición. Asimismo, hay que considerar la función ejecutiva mediante tareas neuropsicológicas formales (Wisconsin Card Sorting Test), una medición de la inhibición y la flexibilidad, o un test de planificación. No suelen observarse déficits en la memoria temporoespacial ni en la memoria de trabajo. Evaluación de las relaciones interpersonales: con que personas y en que contextos se establecen, con que frecuencia y grado de iniciativa, finalidades, valencia y consecuencias. Evaluación de los aspectos emocionales y de la personalidad. Evaluación de los aspectos curriculares. Evaluación de la conducta adaptativa. 2 Evaluación del funcionamiento y recursos familiares. A.- EL SÍNDROME DE ASPERGER Nos encontramos ante una entidad que puede ver retrasado su diagnostico debido a sus características clínicas, y que es paradigma de los trastornos del espectro autista que puede diagnosticarse en la pubertad, la adolescencia, o, incluso, en la juventud. Relativamente nuevo, la utilización de este término se ha ido generalizando en los últimos 15 años., apareciendo como entidad clínica diferenciada por primera vez en la cuarta edición del DSM (1994) La importancia de conocer este cuadro clínico es que puede ser observado en estudiantes de secundaria e, incluso, universitarios, que habían recibido diagnósticos erróneos. El Síndrome de Asperger es el término utilizado para describir el tipo más moderado y con mayor grado de funcionamiento dentro del espectro autista. Representa un trastorno del desarrollo con base neurológica, de causa desconocida en la mayoría de los casos, en el cual existen desviaciones o anormalidades en tres amplios aspectos del desarrollo: - conexiones y habilidades sociales uso del lenguaje con fines comunicativos y ciertas características de comportamiento y de estilo relacionadas con rasgos repetitivos o perseverantes, así como una limitada pero intensa gama de intereses. La presencia de estos tres tipos de disfunciones, cuyo grado puede variar desde relativamente moderado a severo, es la que define clínicamente todos los trastornos vinculados al espectro autista, desde el Síndrome de Asperger hasta el autismo clásico. Aunque la idea de que exista un espectro continuo y unidimensional de los trastornos generalizados del desarrollo es de gran ayuda para entender las similitudes clínicas que se presentan a lo largo de dicho espectro, no está completamente aceptado que el Síndrome de Asperger sea simplemente una forma de autismo moderado ni que las distintas modalidades presentes a lo largo del espectro estén relacionadas entre sí por algo más que no sea su semejanza clínica en un sentido muy amplio. El Síndrome de Asperger representa la parte del espectro autista que se caracteriza por mejores habilidades cognitivas (CI por lo menos normales, e incluso en los niveles más altos) y por un nivel de lenguaje más cercano a la normalidad, en comparación con otros trastornos del espectro. De hecho, la presencia de habilidades de lenguaje básicas normales se considera hoy en día uno de los criterios para el diagnóstico del Síndrome de Asperger, aunque existan casi siempre algunas dificultades más sutiles en lo que se refiere al lenguaje pragmático-social. La relativa normalidad en estas dos áreas es lo que distingue el Síndrome de Asperger de otras formas de autismo, y permiten establecer un mejor pronóstico en el mismo. Ya que en el Síndrome de Asperger existe un espectro muy amplio de la severidad sintomática, nos podemos encontrar con púberes y adolescentes que no han sido diagnosticados, o que se han considerado “especiales” o "simplemente diferentes", o que se han diagnosticado erróneamente de Trastorno por Déficit de Atención, problemas emocionales, etc. No resulta fácil establecer un límite claro entre los niños con Síndrome de Asperger y los niños "normales pero diferentes". La inclusión del Síndrome de 3 Asperger como una categoría separada dentro del nuevo DSM-IV, con criterios de diagnóstico bastante claros, debería facilitar en el futuro una mayor consistencia del diagnóstico. Objetivación clínica Para la correcta objetivación del cuadro clínico, el DSM-IV propone: 1.- Deficiencias cualitativas en la interacción social, que incluyen algunos o todos los siguientes criterios: - uso deficiente de comportamientos no verbales para regular la interacción social, fracaso en el desarrollo de relaciones apropiadas con personas de su edad, falta de interés espontáneo en compartir experiencias con los demás. falta de reciprocidad social o emocional. 2.- Patrones de comportamiento, intereses y actividades restringidos, repetitivos y estereotipados, entre los que se incluyen: - preocupación por uno o más patrones de interés estereotipados y restrictivos, adherencia inflexible a rutinas o rituales específicos y no funcionales, movimientos motores estereotipados o repetitivos, o preocupación con partes de objetos. Estos comportamientos han de ser de suficiente intensidad como para interferir de modo significativo con áreas de funcionamiento sociales u otras áreas. Además, no debe existir un retraso asociado significativo en cualquier función cognitiva general, habilidades de autonomía y adaptativas, interés por el medio o desarrollo global del lenguaje. Sin embargo, el DSM IV ofrece unos criterios muy amplios y que pueden inducir a confusión. Es por ello que se han propuesto criterios más clínicos, de mayor claridad y mejor utilidad en clínica. Los seis criterios diagnósticos que propone Christopher Gillberg (4) captan mejor el estilo especial de estos adolescentes: 1.- Deficiencias sociales con un egocentrismo extremado, que pueden incluir: - incapacidad para interactuar con sus iguales falta de deseo de interacción con sus iguales pobre apreciación de claves sociales respuestas sociales y emocionales poco apropiadas 2.- Intereses y preocupaciones limitadas, que incluyen: - con más "mecánica" que significado relativa exclusión de otros intereses adherencia repetitiva 4 3.- Rutinas o rituales repetitivos, que pueden ser: - impuestos a sí mismo o impuestos a los demás 4.- Peculiaridades de habla y de lenguaje, tales como: - posible retraso en el desarrollo temprano, pero no observado de forma regular lenguaje expresivo superficialmente perfecto prosodia extraña, características peculiares de voz comprensión deficiente, incluyendo mala interpretación de significados literales e implícitos 5.- Problemas de comunicación no verbal, tales como: - uso limitado de los gestos lenguaje corporal torpe expresión facial limitada o inapropiada mirada "rígida" peculiar dificultad en adaptarse a la proximidad física 6.- Torpeza motora, aunque puede faltar. Rasgos clínicos 1. La marca distintiva más obvia del síndrome de Asperger y la característica que hace a estos niños tan únicos y fascinantes, son sus áreas de "especial interés", peculiares e idiosincrásicas. En contraste con el autismo más típico, donde los intereses se centran con mayor probabilidad en objetos o partes de objetos, en el Síndrome de Asperger los intereses se centran más a menudo en áreas intelectuales específicas. Con frecuencia muestran un interés obsesivo en áreas tales como las matemáticas, los aspectos científicos, la lectura (algunos tienen una historia de hiperlexia - lectura mecánica a una edad precoz), o algunos aspectos de historia y geografía, queriendo aprender todo lo posible sobre el tema en cuestión y sacarlo a colación en conversaciones o actividades de juego libre. Pueden focalizar su interés en los mapas, el tiempo, la astronomía, varios tipos de maquinaria o aspectos de los coches, trenes, aviones o cohetes. En su descripción clínica original, Asperger describió a niños que habían memorizado las líneas de los tranvías en Viena hasta la última parada. Estas áreas de interés preferente pueden cambiar con el tiempo o permanecer hasta la edad adulta, constituyendo, a veces, la base para una carrera adulta, incluyendo aquí a un buen número de profesores universitarios. 2. Otras de las principales características del Síndrome de Asperger es la falta de socialización y este aspecto también tiende a diferir bastante de lo que ocurre en el autismo típico. Aunque los profesores y los padres sienten que los niños con Síndrome de Asperger están frecuentemente "en su propio mundo" y preocupados por su propia agenda, no están prácticamente nunca tan aislados como los niños con autismo. De hecho, la mayoría de los niños con Síndrome de Asperger expresan un deseo de 5 adaptarse socialmente y tener amigos. A menudo se sienten profundamente frustrados y desilusionados por sus dificultades sociales. Su problema no es tanto una falta de interacción como una falta de efectividad para establecer interacciones. Parecen tener dificultades para saber cómo "conectar" socialmente. Gillberg ha descrito esto como un "trastorno de empatía" (5), es decir la falta de habilidad para "leer" de modo efectivo las necesidades y perspectivas de los demás y responder a éstas de un modo apropiado. A consecuencia de esto, los niños con Síndrome de Asperger tienden a malinterpretar las situaciones sociales y los demás consideran frecuentemente sus interacciones y respuestas como "extrañas". 3. Aunque las habilidades de lenguaje "normales" son un rasgo que diferencia el Síndrome de Asperger de otras formas de autismo, existen en estos pacientes diferencias en la manera de usar el lenguaje. Son en las habilidades de tipo más mecánico en las que son más fuertes. Su prosodia (aspectos del lenguaje hablado tales como el volumen del habla, la entonación, la inflexión, el ritmo, etc.) es con frecuencia bastante extraña. Algunas veces, su lenguaje suena demasiado formal y pedante, no suelen usar (o usan mal) los modismos y el argot e interpretan las cosas con demasiada literalidad. La comprensión del lenguaje tiende hacia lo concreto, apareciendo problemas crecientes a medida que el lenguaje adquiere mayores niveles de abstracción. Las habilidades de lenguaje pragmáticas o conversacionales son a menudo flojas, debido a problemas con el turno de palabra, su tendencia a referirse a sus áreas de especial interés o las dificultades en sostener el ritmo de "dar y tomar" de una conversación. 4. Algunos adolescentes con Síndrome de Asperger presentan dificultades con el sentido del humor: no suelen entender los chistes o se ríen a destiempo. Pero algunos pueden mostrar interés en el humor y los chistes, especialmente cuando se trata de juegos de palabras. 5. Al revisar los antecedentes personales por lo que al desarrollo se refiere, se pueden encontrar pautas de desarrollo normal o incluso precoz, si bien, en algunos casos, encontramos retrasos evidentes en su desarrollo temprano del lenguaje, retraso que se recupera rápidamente hacia un lenguaje normal cuando empiezan a ir a la escuela. 6. Existen evidencias de un Riesgo amentado de bajo peso y comportamiento alimentario anómalo (6) El Síndrome de Asperger en la adolescencia (7) Asperger escribió que "a lo largo del desarrollo, algunos rasgos predominan o disminuyen, de modo que los problemas que se presentan cambian considerablemente. Sin embargo, los aspectos esenciales del problema permanecen inalterados. En la infancia temprana, existen dificultades para aprender patrones de comportamiento social simples y para adaptarse socialmente. Este mismo desorden básico causa dificultades de aprendizaje y conducta en la edad escolar, problemas de trabajo y de rendimiento en la adolescencia y conflictos sociales y conyugales en la edad adulta." 6 Al llegar a la pubertad, las áreas más difíciles continúan siendo las relacionadas con la adaptación social y la conducta. Paradójicamente, debido a que los niños con Síndrome de Asperger acuden frecuentemente a centros escolares normalizados, donde sus problemas específicos pueden pasar más fácilmente desapercibidos (especialmente si son brillantes y no actúan de un modo demasiado "extraño"), estos niños pueden no ser correctamente entendidos por sus profesores y compañeros de clase. En la enseñanza secundaria, los profesores no suelen tener la oportunidad de conocer bien a un niño, y sus problemas de conducta o de hábitos de estudio / trabajo pueden ser erróneamente atribuidos a problemas emocionales o de motivación. En algunos entornos, en especial en los menos familiares y estructurados tales como el comedor, las clases de gimnasia o el recreo, el niño puede entrar en una dinámica conflictiva creciente, o bien en luchas de poder con profesores o estudiantes que desconozcan su estilo de interacción. Este hecho puede a veces implicar estallidos de conducta más serios. El niño se desorienta y se siente presionado, hasta que llega un momento en el que reacciona de un modo dramáticamente inapropiado. En el Instituto, los niños con Síndrome de Asperger pueden ser dejados de lado, malinterpretados, o sometidos a burlas y perseguidos. Estos niños, que quieren hacer amigos y adaptarse, pero no son capaces de ello, pueden aislarse cada vez más, o su conducta puede hacerse cada vez más problemática, mediante estallidos o falta de cooperación. Con cierta frecuencia, aparece algún grado de depresión, hecho que complica las cosas. Si no existen dificultades significativas de aprendizaje, sus resultados académicos pueden seguir siendo altos, en especial en sus áreas de interés especial; no obstante, seguirán apareciendo a menudo tendencias sutiles a malinterpretar la información, en particular el lenguaje abstracto o figurativo / idiomático. Las dificultades de aprendizaje, de atención y de organización son frecuentes. Existe muy escasa información sobre las salidas que tienen los chicos con Síndrome de Asperger. Hay que considerar que, en este tema, el Síndrome de Asperger se ha distinguido muy recientemente del autismo más típico y que los casos más leves pasaban generalmente desapercibidos. Sin embargo, los datos más recientes muestran que, cuando se comparan con jóvenes con otras formas de autismo, los jóvenes con Síndrome de Asperger podrán con mayor probabilidad convertirse en adultos independientes en cuanto a empleo, matrimonio y familia, etc. A través de la información obtenida de los padres y familiares de jóvenes con Síndrome de Asperger, que padecen ellos mismos Síndrome de Asperger, se sabe que existe la posibilidad potencial de una vida adulta más "normal". Con frecuencia, estos adultos tendrán un trabajo o profesión relacionados con sus áreas de especial interés, pudiendo ser a veces muy competentes. Un número considerable de los estudiantes más brillantes con Síndrome de Asperger pueden graduarse en escuelas universitarias, e incluso en universidades superiores. Sin embargo, en la mayor parte de los casos, continuarán mostrando sutiles diferencias en las relaciones sociales, por lo menos hasta cierto punto. Pueden sentirse inseguros frente a las demandas sociales y emocionales de la vida en pareja, aunque sabemos que muchos de ellos se casan. Su estilo rígido y su perspectiva idiosincrásica del mundo pueden dificultar sus relaciones, tanto dentro como fuera de la familia. Existe también el riesgo de que aparezcan problemas de estados de ánimos, tales como depresión o ansiedad, y es bastante probable que muchos de ellos acudan a consultas de psiquiatras o de otros profesionales de la salud mental donde el 7 desconocimiento de la verdadera naturaleza de sus problemas de desarrollo impide un correcto diagnóstico. Gillberg considera que posiblemente el 30-50% de todos los adultos con Síndrome de Asperger no han sido nunca evaluados ni diagnosticados correctamente. Estos "Asperger normales" están considerados por los demás como "simplemente distintos" o excéntricos, o quizás reciben otros diagnósticos psiquiátricos. En la evolución de estos pacientes suele observarse un deterioro en razonamiento lógico (8) Diagnóstico: El diagnóstico se basa en criterios clínicos y evolutivos. Se han propuesto algunos modelos de entrevista estructurada, como el ASDI de Gillberg (9). Siempre hay que valorar los aspectos relacionados con la comorbilidad, muy frecuente entre los trastornos del espectro autista (10) B.- AUTISMO DE ALTO RENDIMIENTO Los especialistas en Desarrollo no han alcanzado todavía un consenso sobre la existencia de diferencias entre el Síndrome de Asperger y lo que se denomina autismo de alto rendimiento (HFA). Algunos investigadores han sugerido la hipótesis de que el déficit neurológico subyacente es distinto en estos dos tipos de trastorno, pero otros están convencidos de que no existen diferencias significativas entre ambos. Es probable que puedan existir múltiples subtipos y mecanismos subyacentes detrás de la amplia descripción clínica del Síndrome de Asperger. Esto acarrea una cierta confusión en términos de diagnóstico, y probablemente niños muy similares hayan sido diagnosticados con Síndrome de Asperger, Autismo de alto rendimiento o Trastorno generalizado del desarrollo, dependiendo de la persona que los evaluó y de las circunstancias en que se efectuó dicha evaluación. Para ayudar a su objetivación diagnóstica, Gillberg (11) propone un modelo de entrevista estructurada: el “High-functioning autismo spectrum screening questionnaire” (ASSQ). Como datos característicos destacan mayores dificultades en la interacción personal que en el Síndrome de Asperger (12), así como un mayor Déficit en CI verbal, más que en el Síndrome de Asperger. No existen diferencias en el CI global. Diferencias entre el Síndrome de Asperger y el Autismo de Alto Rendimiento (13): Déficits que predominan en el Síndrome de Asperger: - Habilidades motoras finas Habilidades motoras gruesas Integración visomotora Percepción viso-espacial Memoria visual Formación de conceptos no-verbales 8 Déficits que predominan en el Autismo de Alto Rendimiento: - Percepción auditiva Memoria verbal Vocabulario Expresión verbal. Articulación fonética Predictores de Síndrome de Asperger (en orden decreciente): - Habilidades motoras finas Integración visomotora Percepción visoespacial Formación de conceptos no verbales Habilidades motoras gruesas Memoria visual Predictores de trastornos del autismo de alto rendimiento: - Articulación fonética Percepción auditiva Vocabulario Memoria verbal. C.- EL TRASTORNO SEMÁNTICO PRAGMÁTICO Fue descrito por Rapin y Allen (14) en 1983 en referencia a un grupo de niños que presentaban rasgos autistas leves y problemas específicos de lenguaje semántico pragmático. Se trata de niños con mejor capacidad de socialización, pero con problemas en el aprendizaje de las habilidades básicas del lenguaje. Ya que la dificultad de estos niños radica en la forma de procesar la información, se trata de un trastorno de la comunicación y no del lenguaje. Las dificultades están en extraer el significado central o la importancia de un acontecimiento, tendiendo a focalizar su atención en los detalles. Algunas características (3): - Mantienen la invariabilidad del ambiente. Son conscientes de que cuanto más sea estimulante el ambiente, más dificultades tendrán en poder extraer información. Siguen rutinas de forma exagerada Insisten en comer ciertos platos, vestir ciertas ropas o desarrollar intereses obsesivos Suelen ser más sociables con amigos en casa que en un aula escolar con mucha gente. El retraso en el desarrollo social les lleva a no distinguir entre personas: adultos, niños, padres y maestros son tratados de la misma manera. 9 Dificultades en el lenguaje comprensivo: - Les resulta difícil escuchar con atención. Se distraen fácilmente con cualquier ruido. Intervienen bruscamente en conversaciones que nada tienen que ver con ellos. En clase se muestran poco atentos e impulsivos. Los maestros dicen que, a menudo, tienen que pararse delante de ellos y tocarles para que atiendan. Dificultades para entender las bromas y las expresiones que no son literales. Dificultades en el lenguaje expresivo: - Aprenden más memorizando el lenguaje que entendiendo lo que cada palabra significa: suelen memorizar frases de los adultos. Parece que dicen mucho más de lo que realmente entienden. La utilización apropiada del lenguaje ecolálico les hace aparecer más maduros de lo que realmente son. Otras dificultades: - Falta de comprensión del pensamiento del otro. La buena memoria puede compensar los problemas de comunicación. Dificultades en el dibujo representativo. Suele existir hiperactividad, pero la concentración es buena PUNTO Y FINAL Al llegar al final de la revisión, parece claro que nos encontramos con un grupo de trastornos que mantienen un denominador común y que nos permiten hablar de espectro autista. Pero esto se hace complicado al llegar la etapa de la adolescencia. Para algunos autores (15), se trata de trastornos que se hallan más cercanos a los Trastornos de la Personalidad. Sus límites con otros trastornos, como el que afecta al proceso semántico pragmático o al aprendizaje no verbal, están, en ocasiones, difuminados, y su relación de continuidad con la esquizofrenia continua sin estar del todo clara. Posiblemente serán los elementos evolutivos los que nos van a facilitar la clave diagnóstica. Es por ello que resulta sumamente interesante considerar estos trastornos en las edades de la pubertad y adolescencia. Cualquier problema de relación social que presente el adolescente merecerá una atención especial, valorando el diagnóstico diferencial con los trastornos vinculados al espectro autista. 10 BIBLIOGRAFÍA: 1.- Wing L. Autistic adults. Dianosis and treatment of autism. New York: Plenum Press; 1989.p.489-507. 2.- Sabaté N, Sarlé M El autismo: aproximación diagnóstica en Trastornos de conducta social y trastornos psicóticos en la infancia y adolescencia. Josep Tomàs (ed). Laertes SA de Ediciones, 1999. Barcelona. 3.- Etchepareborda MC. Perfiles neurocognitivos del espectro autista. Rev Neurol Clin 2001; 2(1): 175-192 4.- Gillberg C. Asperger syndrome in 23 Swedish children. Dev Med Child Neurol. 1989; 31(4):520-31. 5.- Gillberg CL. Autism and Autistic-like Conditions: Subclasses among Disorders of Empathy. J Child psychol Psychiat Allied Disciplines 1992 ; 33(5) : 813-842 6.- Sobanski E, Marcus A, Hennighausen K, Hebebrand J, Schmidt MH. 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