Documento 314628

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JURISPRUDENCIA
Contrato de trabajo. Extinción por despido por causa de embarazo. Maternidad. Falta de
notificación. Embarazo notorio. Excesivo rigorismo formal. Espina Marisa Beatriz
c/Navarro Elena Beatriz s/despido, C.N.A.T., Sala VI, 16/2/07.
I. Contra la sentencia de primera instancia que hizo lugar al reclamo, recurre la parte demandada
según los términos de fs. 155/159. Asimismo, apela el perito contador por considerar reducida la
regulación de sus honorarios.
II. La apelante principal cuestiona que el Sr. juez “a quo” haya establecido que las partes
estuvieron vinculadas por una relación laboral sin solución de continuidad entre el 20/7/02 y
16/6/05, pero adelanto que la queja no puede prosperar. Digo esto porque el sentenciante de
grado llegó a la conclusión señalada, después de analizar y evaluar la prueba incorporada al
proceso, en especial la testimonial (fs.108/109, 110, 123/124, 125, 126). En cambio, la
demandada se limita a disentir dicha conclusión mediante argumentos generales, sin considerar ni
criticar como correspondería (cf. art. 116, Ley 18.345) los diversos elementos probatorios que
sirvieron de fundamento para determinar que, en el caso, la actora continuó trabajando para la
demandada no obstante haber formalizado una renuncia, y que después de su licencia por
maternidad, continuó en actividad cuando efectuó las intimaciones que derivaron en el despido.
Así lo considero tras el examen riguroso que impone, en el caso, la declaración de Cordano (f.
110), por el hecho de ser el único testigo que aportó datos relevantes sobre la controversia. En
orden a ello, advierto que dicha declaración, no impugnada por la demandada, contiene un
conocimiento directo y revela datos precisos que resultan convincentes. En lo sustancial que
interesa destacar, la mencionada testigo afirma haberse atendido con la actora en octubre o
noviembre del 2002 en el local de la demandada, que la actora trabajaba casi todos los días
miércoles, jueves, viernes y sábado, que la actora la atendía, que recibía órdenes de la
demandada, afirma que dejó de atenderla en noviembre del 2004, que fue cuando tuvo el bebé, y
que después volvió a trabajar en abril del 2005, aclarando que no vio más la testigo a la actora
porque la declarante dejó de hacerse masajes.
Este testimonio, coincide con el de Salomón (fs. 108/109) –quien sabe en forma referencial que la
actora en enero del 2005 estaba embarazada– en afirmar que a partir de fines de marzo del 2005
fue atendida por la actora hasta mayo o junio del mismo año, en el establecimiento y bajo las
órdenes de la demandada. Por todo ello, entiendo razonable inferir que entre las partes existió una
relación laboral, desde la fecha ingreso denunciada y sin interrupciones –salvo el período de
licencia por maternidad– y que la renuncia efectuada por la actora, al continuar realizando la
misma tarea carece de efecto.
No se advierte que el Sr. juez “a quo” haya analizado el testimonio de Arduini (fs. 123/124) en
forma arbitraria. Por el contrario coincido con el sentenciante de grado en el sentido de que cabe
descartar sus dichos ya que este afirmó haber formado con la accionada una sociedad de hecho de
julio a diciembre del 2004. Además, esta testigo insiste en que el período en que trabajó con la
demandada había personas que no recuerda, insiste en que dicho período no fue extenso como
para conocer a las personas y en que realizaba su trabajo y se iba.
Con respecto a los restantes testigos Graiño (f. 125) y Falcon (f. 126), nada relevante dicen
respecto de los hechos que interesan, más allá de que el hecho de manifestar que no vieron a la
actora embarazada no implica que no lo haya estado (ver documental f. 38 y 39).
Además, observo que en la contestación de demanda, la demandada reconoce (ver f. 33 vta) no
sólo que existió un vínculo laboral entre el 1/4/04 al 25/6/04, sino que relata también que en abril
del 2005 aceptó la propuesta de que la actora atendiera en su negocio a clientes propios a cambio
de un canon locativo fijado en el veinte por ciento (20%) de las sumas que la actora percibiera a
sus clientes.
En este marco, carece de relevancia la dilucidación de otras circunstancias específicas invocadas
por la demandada, así como –teniendo en cuenta el contexto probatorio– la inscripción de aquélla
como autónoma.
La parte también se agravia en relación con la indemnización prevista en el art. 178 de la L.C.T.,
pero a mi criterio sin razón. En efecto, estimo que sería en el caso de autos un excesivo rigorismo
formal supeditar la procedencia de la indemnización especial (como pretende el recurrente) a la
notificación de dicha situación, si ha quedado acreditado que la actora trabajó hasta noviembre del
2004 (es decir; estando la actora en los últimos meses de embarazo),y retomó sus tareas con
posterioridad al parto. Por ello, corresponde confirmar también en este aspecto la sentencia
apelada.
Tal como surge del oficio al correo Argentino (fs. 101/104) el telegrama a la AFIP fue entregado el
14/6/05 y cumpliendo todos los requisitos exigidos en la normativa laboral. Por lo que la
pretensión de rechazar las indemnizaciones de la Ley 24.013 carece de fundamento. Con respecto
a la indemnización del art. 80 de la L.C.T. surge claramente del telegrama acompañado a f. 40
que la actora esperó el plazo establecido en el art. 3 del Dto. 146/01. Cabe aclarar que de las
certificaciones de servicios que acompaña la demandada al contestar demanda (ver fs. 27/28) no
surgen los datos reales de la relación laboral que unió a las partes.
La parte también plantea su disconformidad en relación con el monto del salario tomado como
base de los rubros admitidos en autos, en términos que no constituyen una crítica razonada y
concreta de los fundamentos del fallo (art. 116, Ley, 18345).
Finalmente, la demandada apela la totalidad de los honorarios regulados en autos por
considerarlos elevados. Teniendo en cuenta el mérito y la importancia de los trabajos realizados,
el valor económico del litigio, y pautas arancelarias de aplicación, las regulaciones de honorarios
cuestionadas son razonables por lo que deben ser mantenidas (art. 6 y 7 Ley 21.839; art. 3 Dto.Ley 16.638/57; art. 38, Ley 18.345 y normar arancelarias concordantes).
En conclusión, considero que corresponde confirmar la sentencia recurrida en cuanto a sido objeto
de agravios, con costas en esta instancia a la recurrente (cf. art. 68, C.P.C.C.N.), a cuyo efecto
propongo regular los honorarios de los letrados intervinientes en el veinticinco por ciento (25%)
de lo que les corresponda por su labor en la instancia anterior.
El doctor Juan Carlos Fernández Madrid dijo:
Que adhiere al voto que antecede.
En atención al resultado del presente acuerdo, de conformidad con lo dispuesto en el art. 125,
2do. párrafo, Ley 18.345,
EL TRIBUNAL
RESUELVE:
I. Confirmar la sentencia apelada en todo lo que ha sido materia de agravios.
II. Imponer las costas en la Alzada a la demandada.
III. Regular los honorarios de los letrados intervinientes en el veinticinco por ciento (25%) de lo
que les corresponda por su labor en la instancia anterior.
IV. Se hace saber al obligado al pago de los honorarios de abogados y procuradores –excluido el
trabajador– que, en caso de corresponder, deberá adicionar al monto de la regulación el de la
contribución prevista en el inc. 2 del art. 62 de la Ley 1.181 de la Ciudad Autónoma de Buenos
Aires (art. 79 Ley 1.181 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y pto. V de la Acordada 6/05 de
la C.S.J.N.), todo bajo apercibimiento de comunicar la situación a CA.S.S.A.B.A. (art. 80, Ley
1.181 de la ciudad de Buenos Aires y pto. II de la Acordada C.S.J.N. 6/05).
Regístrese, notifíquese y vuelvan.
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